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Tan distintas e iguales por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

Por fin luego de mucho tiempo aparezco... He estado un poco presionada con la escuela pero me di una escapada y estoy de regreso, pronto la actualización de las demás historias.

Comenzaba a anochecer y en todo ese tiempo no había temido ni un pequeño rastro de la más baja. Era sumamente extraño pues, de acuerdo con lo que había notado hasta antes de ese día, la chica pasaba gran parte de su tiempo libre en el parque.


—¿Es que no piensa venir? Debería estar libre, no creo que haya bebido si tenía trabajo por hacer—había perdido la esperanza de encontrarla pero aún permanecía en el lugar como si eso la atrajera—No quiero tener a Carolina aquí preguntando cuando pienso escribir.


Había perdido toda esperanza de que la chica apareciera y, sin embargo, seguía en la banca mirando como el cielo se oscurecía cada vez más y más. Era abrumador seguir así, comenzaba a sentirse nostálgica por alguna extraña razón que no conocía y lo odiaba, pues sabía a la perfección que ese sentimiento siempre la llevaba a elegir las peores decisiones.


Sin poder resistirlo más se levantó de su asiento dispuesta a volver a su departamento, de camino a él compraría otro paquete de cerveza y se sentaría frente al escritorio con el documento en blanco abierto hasta que las palabras dejaran de ser presas de su mente y estuvieran dispuestas a quedarse en el papel.


En momentos como ese extrañaba más que nunca aquellos días en que no necesitaba más que una hoja en blanco y algo con que anotar para perderse por horas en sus pensamientos y mundos ficticios que inventaba para escapar de la realidad que vivía, esa que tanto odiaba y de la que anhelaba salir para descubrir el mágico mundo que existía fuera de las paredes de la escuela y la prisión que representaba la casa de sus padres.


Eso había ocurrido hace tanto tiempo que apenas recordaba el sentimiento que le producía escribir, luego de la publicación de su primer obra y la sorprendentemente buena aceptación que tuvo no había vuelto a sentirse libre mientras las letras fluían de su mente al papel.


Y no, la fama no era culpable de aquello, pues supo afrontarla cuando los medios pedían entrevistas y conferencias de prensa para conocer a la joven promesa de la literatura moderna. Tampoco eran responsables los admiradores, recibía cartas y regalos de varios de ellos pero todo llegaba a la editorial y pocas veces conservaba algo, ni aunque esperaran cosas de ella que quizá no obtendría.


Todo era culpa suya, y lo sabía a la perfección, por dejar que las presiones del trabajo hicieran que su concepción cambiara y dejara de ver a sus escritos como un escape y se volvieran su nueva prisión, esa que le imponía horarios, actitudes, pensamientos e incluso sentimientos.


La mitad del paquete de cervezas se había terminado y llevaba dos terceras partes de la cuarta lata y el cursor seguía parpadeando esperando que al menos una palabra fuera escrita aunque estás se negaran a ser plasmadas. Tenía tantas cosas en las que pensar que simplemente su mente no se concentraba en escribir, sin mencionar que aún no lograba corregir lo escrito y volver al camino inicial.


Era demasiado frustrante su estado y seguir mirando la pantalla con sus nulos avances sólo aumentaba el sentimiento. No entendía en qué punto la relación con su escritura se había fisurado al grado de ser irreparable y comenzaba a arrepentirse del trato que hizo para poder liberarse de la saga que no hacía más que asfixiarla.


Se sentía harta de la situación y prefirió dejar el escrito tal como empezó y tirarse sobre la cama, no sin antes un buen cigarrillo que calmara su ansiedad, para luego poder dormir tranquilamente. Anteriormente en sus sueños llegaban las respuestas que tanto ansiaba y que despierta no encontraba, quizá pudiera repetirse el acontecimiento, además de no tener otras opciones dada la situación.


Al día siguiente volvió al parque, aunque no muy motivada, y volvió a la misma banca del día anterior. Ya ni siquiera tenía intenciones de esperar que la chica apareciera, simplemente quería despejarse y buscar un poco de motivación para continuar con la historia.


Estaba mirando tranquilamente hacia las nubes cuando una cabellera plateada, con las puntas en una tonalidad de rojo un poco oscura, apareció frente a sus ojos. Apenas podía creer que esa misma persona fuera a quien el día anterior había buscado. Se veía muy diferente y no sólo por el tinte que ahora usaba pues, además, el corte ahora estaba realizado en capas y sólo un poco más corto que el anterior.


Miró a la chica unos instantes más antes de acercarse, pues aún dudaba de estar viendo de manera correcta.


—Increíblemente ese corte y ese color lucen realmente bien en ti—estaba siendo sincera, ni siquiera tenía intenciones de molestarla a causa de la impresión.


What the...? ¿Qué quieres? Pensé que me había librado de ti—la mayor hizo una mueca de evidente desagrado mientras la miraba—Déjame tranquila, no estoy de humor para tu sarcasmo.


—No es sarcasmo, en verdad luce genial tanto tu corte como el tinte. Necesito que me recomiendes a tu estilista para mi próximo cambio—sacudió su cabello sin dejar de mirar a la chica—Y también que tinte usaste, el plata no me va pero ese rojo es maravilloso y puedo aprovechar el tono que tengo ahora.


—El corte y el tinte rojo los eligió mi amiga, también fue ella quien se encargó de hacerlo y no creo que tenga intenciones de volverse estilista.


—Deberías reconsiderarlo porque lo que hizo con tu cabello es fantástico. Además, quizá si le pidieras que ayude a una amiga con su corte podría aceptar—sonrió mientras seguía mirando atentamente el cabello de la más baja.


—Nosotras no somos amigas, nunca le diría eso—pese a que estaba más tranquila luego de la "noche de chicas" en compañía de su amiga tener a la escritora cerca comenzaba a desesperarla.


—Pero ella no tiene que saberlo, sólo sería un favor pequeño—rodó los ojos soltando un pequeño bufido.


—¿Qué obsesión tienes conmigo?—la encaró cruzando los brazos sin dejar de mirarla—No hay día que me dejes tranquila, por una u otra razón apareces y empiezas con tu monólogo y me obligas a escucharlo.


—No tendría que ser un monólogo si participaras—la miró desafiante, no esperaba tal afirmación y no iba a dejar las cosas así—Sólo quiero conversar un poco y nada más; es bastante aburrido pasar aquí horas sin hacer nada.


—Quizá si consiguieras un empleo las cosas serían menos aburridas. O al menos un hobby, algo que te distraiga para que dejes de meterte en la vida de otros—suspiró profundo, reflejando su cansancio, mientras estiraba sus extremidades.


—Tengo uno, para tu información; simplemente no tengo ganas de dedicarle tiempo. Estoy mejor fastidiándote un poco—rio de manera burlona esperando la reacción de la menor.


—Pues no sé cómo haces para mantenerlo porque, si me lo preguntas, estar aquí perdiendo el tiempo no es ni de lejos trabajar—rodó los ojos con molestia, no soportaba que la chica fuera tan irritante—Si se supone que eres mayor que yo, deberías ser más responsable.


—Pensé que ya habíamos aclarado ese asunto, fue un error de mi parte pensar que eres menor. Además no es culpa mía que sea yo quien dispone del tiempo que le dedico a mi trabajo—suspiró profundo dejando salir su frustración—Además de que ahora que Carolina está molesta por lo que hice no quiere saber nada de mí a menos de que sea para revisar algo sobre el trabajo.


—¿Ah sí? Ni siquiera recordaba que resultaras ser menor... ¿¡Y cómo es que así te atreves a cuestionarme!?—el volumen de su voz se elevó antes de mirarla con cierto aire de reproche—No sé como he podido soportarte durante tanto tiempo sin siquiera ser amiga tuya o estar obligada a convivir contigo como con los idiotas de la universidad.


—Tampoco tienes porque ponerte tan agresiva, sólo nos vemos unos minutos al día...


—¡Eso lo hace aún peor! Logras fastidiarme en tan poco tiempo y sigo como tonta escuchándote cada vez que nos encontramos—la miró con molestia haciendo un pequeño puchero.


—Eso no te hace ver muy madura que digamos, en realidad luces adorable—una pequeña risa escapó de sus labios mientras la miraba fruncir su ceño aún sin quitar su expresión anterior—Ya... Eres extraña, de verdad. ¿Qué es lo que pasa por tu mente?


—¿Importa...?—suspiró profundo antes de extender sus extremidades y haciendo que su flequillo se desplazara hacia arriba para volver a caer sobre su rostro—¡Por este tipo de cosas le dije a Sandra que debía dejarlo! Es parte esencial de mi ser—volvió a peinarlo en su lugar antes de mirar de nuevo a la chica—Lo que quiero decir es que ni siquiera yo estoy interesada en eso, hay tantas cosas en mi mente en este momento que probablemente no terminaría de decirlas.


—Creo que te entiendo, por mi mente también están pasando tantas cosas que no creo que alguna sea importante. Supongo que alguna debe serla pero no me interesan en absoluto, es como si viviera sólo porque debo hacerlo, no porque tenga una razón—suspiró de manera profunda antes de buscar entre su bolsillo la cajetilla con su último cigarrillo.


—Que intenso. Pensé que quedó claro que no quiero un grupo de autoayuda—miró con atención lo que hacía antes de que una expresión de desagrado se instalara en su rostro—¡Ni se te ocurra! Vengo aquí intentando despejarme y vienes con eso.


—¿Por qué te molesta tanto? Ni siquiera lo he encendido—detuvo el camino del encendedor volviendo a guardarlo en el bolsillo mientras dejaba sobre su regazo el cigarrillo—La primera vez que me viste fumando también armaste un escándalo por ello.


—El humo me irrita la nariz, padezco de rinitis crónica desde la preparatoria y cualquier partícula extraña hace que empiece con flujo nasal excesivo, que esté congestionada todo el día y que no pueda respirar normalmente. Es horrible y lo odio, eso es todo.


—Bueno, al menos no es sólo por el tema ambiental y todo aquello que dijiste la vez pasada—jugó con el cigarrillo entre sus dedos mirándola de reojo—Esto es un asco, cuando me pongo ansiosa necesito fumar, algo para beber y si eso no funciona un buen polvo arregla todo.


—Pues si quieres hacerlo tendrás que elegir entre fastidiarme y tus vicios porque no voy a dejar que fumes cerca de mí, no es legal consumir bebidas alcohólicas en la calle y de ninguna manera conseguirás lo último conmigo...


—¿Te haces la difícil?—giró para poder mirarla de manera desafiante—No tienes idea de la cantidad de mujeres habrían corrido para aprovechar la oportunidad, a muchas ni siquiera tengo que ofrecerles una noche a mi lado porque es lo primero que piensan cuando las abordo—se sentía ofendida por el rechazo, aún si eso no era una invitación, no podía creer que hubiera al menos alguien que se negara a estar con ella.


—Sí, bueno; ese no es mi problema. Que sólo te hayas topado con chicas fáciles de seducir, que se impresionan por tu físico o la forma en que te acercas no significa que todas vayan a caer rendidas ante ti—ni siquiera la miraba, odiaba los prejuicios y el que menos toleraba era justo ese, en el que dan por sentado que su preferencia sexual era sinónimo de ser promiscua y salir con cualquiera que se presente.


—De acuerdo, de acuerdo. Quizá llevé esto un poco lejos—pudo notar la tensión que surgió en el ambiente luego de su comentario y sabía de sobra que en ese ambiente no conseguiría nada de la chica—Sólo hablábamos de tu cabello, no tengo idea de como llegamos a esto.


—Eso es porque eres una viciosa que sólo piensa en tres cosas y no puede conectar su lengua con su cerebro para evitarse decir estupideces—seguía molesta, y ni siquiera iba a ocultarlo, así que se lo dejaría claro a la más alta.


—Ya; disculpa por actuar así ¿De acuerdo? Hagamos como que esto no ocurrió. Sólo quería conversar. Como te dije antes, Carolina no quiere saber nada de mí a menos que sea sobre el trabajo y es de lo más aburrido sentarse horas frente a una pantalla cuando no tienes idea de como comenzar.


—Eres desesperante, ni siquiera debería seguir aquí hablando contigo con el montón de trabajo acumulado que tengo—estiró sus extremidades como si de un gato se tratara antes de volver a recargarse en el respaldo de la banca.


—A todo esto ¿Cuál es tu trabajo? Sólo te he visto dibujando en tu libreta y escuchando música, no creo que exista un empleo en el que tengas remuneración por eso—no sólo buscaba información que le fuera útil para integrar a su historia, en verdad le causaba curiosidad saber a qué se dedicaba.


—Más parece una frase cliché de seducción barata. Pero ya que preguntas, soy ilustradora y diseñadora, FreeLancer en ambos casos. Soy ayudante de Sandra en su cómic y cuando alguien está interesado en algo relacionado con diseño puede llamarme y me encargaré de resolverlo.


—¿Y te gusta hacerlo? No me imagino a alguien viviendo de su sueño—no quería parecer melancólica, pero no podía evitarlo de tan sólo pensar que a ella no le resultó.


—No me quejo, realmente ninguno de los dos es mi sueño. Simplemente me gustan, disfruto dibujar aunque sigo siendo un fracaso en ello y el diseño es algo que terminó gustándome más de lo que pensaba en un principio así que me va bien—suspiró profundo mientras miraba hacia otro lado.


—Bueno, cuando menos te sientes satisfecha o algo así—volvió a tomar el cigarrillo y jugó con él entre sus dedos antes de mirarla—¿De verdad no puedo fumar? Lo necesito, está siendo demasiado estresante. O vamos por algo de beber, no es tan temprano y al menos sé que eso si lo toleras.


—No gracias, apenas fui a beber y ayer que estuve con Sandra tomamos algo. Además estoy quebrada y no quiero deberte nada.


—Te estoy invitando y, antes de que lo pienses, no es una excusa para enredarme contigo. Carolina también lo pensó pero ni eres mi tipo ni me acerqué a ti por eso—rodó los ojos volviendo a guardar el cigarrillo, comenzaba a desesperarse al tenerlo a la vista—Además no pensaba cobrarte ni ahora ni después.


—Gracias pero no. Es cierto que bebo y me gusta hacerlo pero no soy alcohólica ni me gusta hacerlo todos los días o cada fin de semana. Además termino hablando de más pese a que estoy consciente de que no debo hacerlo.


—Sólo un par de cervezas, beber sola es deprimente y eso no me ayudará en nada—no quería parecer desesperada y tampoco tenía dobles intenciones con su invitación, simplemente quería tener con quien charlar mientras bebía.


—El alcohol es un depresor del sistema nervioso así que es normal que te sientas deprimida al beber. Mientras te mantengas hidratada y comas no sucederá. Ya deja de insistir, no tengo ganas de beber—era cierto que le provocaba beber pero, dado que el día anterior lo había hecho y que la situación en su mente y corazón era demasiado inestable, prefería no hacerlo o quizá no podría detenerse y se arrepentiría después.


—El trago que tu elijas, podemos ir a donde quieras y me aseguraré de que llegues bien y sin problemas de vuelta a casa ¿Qué dices? Un par de horas y no más.


—¡Carajo! Deja de insistir, de verdad no tengo ganas—frunció ligeramente el ceño antes de tomar su celular y revisar la hora y si tenía mensajes—Hagamos algo, ya que estás tan desesperada por beber y estás dispuesta a pagar por lo que consuma compremos algo y vayamos a tu casa. Nada de trucos y en cuanto sienta que ha sido suficiente me dejarás partir.


—De acuerdo, justo en la tienda de autoservicio de por aquí tienen cerveza y yo aún tengo vodka ¿Quieres algo más?—se levantó de la banca mientras miraba a la más baja.


—No, no. No quiero mezclar más cosas o terminaré arrepentida—negó mientras se levantaba y empezaban a caminar—Además, tampoco es como que seamos amigas y tenga intenciones de terminar ebria apenas conociéndote.


—Tampoco estás en la mejor posición para decir algo como eso, no te pedí que fuera una fiesta entre amigas ni nada parecido. Las dos tenemos problemas y hablar de ello mientras los ahogas en alcohol es lo mejor.


—Si no es lo que buscas entonces ve a cualquier bar y busca a quien quiera que acepte tus condiciones—rodó los ojos mientras tomaba el celular y comenzaba a escribirle a su amiga y su hermana para informarles de su situación.


—Deja esa cosa ya ¿Quieres? Me pone de nervios verte pegaba a él todo el tiempo—la mayor disminuyó la velocidad con que caminaba temiendo causar un accidente a causa de la chica.


—Cállate, esto es casi tan importante como las votaciones para las licencias de mangas o las animaciones y no puedo dejarlo para después—no se separó del aparato y sólo escuchaba a la escritora quejándose de su irresponsabilidad y la ansiedad que le causaba ver a alguien adicto al celular.


Y así comenzaron a debatir sobre la importancia de su dispositivo en su vida diaria o si no era más que una necesidad creada que se había vuelto una adicción y que se negaba a aceptar.


Mientras tanto, ninguna de las mujeres destinatarias de su mensaje comprendía lo que aquel "Voy a ir a beber con alguien que apenas conozco a su casa. Sí, hablo en serio y no, no debe haber riesgos porque no pretendo beber demasiado. Vive cerca del departamento, si no les llamo este día vengan a buscarme pues quizá esté demasiado ebria y avergonzada para volver a casa, más tarde les envió la ubicación" significaba pues, además de estar fuera de lo que podrían considerar normal para la chica, era la decisión más arriesgada y estúpida que le habían visto tomar.

Notas finales:

Espero que haya sido de su agrado y pronto nos sigamos leyendo, intentaré retrasarme menos.


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