Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inmarcesible por Nithael

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Advertencias: ¿Fluff? ¿OoC? Si no ninguna.

Siempre que te pregunto que cuándo, cómo y dónde
tú siempre me respondes quizás, quizás, quizás...

Quizás, quizás, quizás; Gaby Moreno.


La tienda de animales de ciudad Domino era grande, enorme, ruidosa y olía a perro (lo cual era normal teniendo en cuenta que su interior albergaba toda clase de criaturas con las que Kaiba habría preferido no tener que interactuar en su vida). La cuestión era que él era un hermano mayor (casi padre) y como tal tenía que cumplir con ciertas obligaciones. Aunque realmente había veces en las que maldecía el tener que cumplir dichas obligaciones.

—No puedo creer que esté haciendo esto —masculló entre dientes cuando el vigesimoquinto ladrido taladró sus oídos.

—Vamos, tampoco es tan malo, míralos. Son adorables —replicó Yugi. Sus ojos se habían movido de un lado a otro hasta finalmente fijarse en la jaula que contenía los cachorros de labrador.

—Deja de perder el tiempo con los chuchos. No vamos a comprar ninguno y tú ya tienes uno —rezongó el castaño.

—Yo no tengo ningún... —de repente lo entendió—. ¡Kaiba! —exclamó escandalizado. Suspiró. Seto jamás se llevaría bien con Katsuya. Era un hecho estancado en el tiempo—. ¿Qué animal decías que quería Mokuba?

—Quéjate todo lo que quieras pero lo has entendido a la primera —masculló—. Una mascota. No especificó —aclaró y aunque lo hubiese hecho jamás le habría comprado un perro. No como primera mascota, al menos. Primero tenía que demostrarle que era capaz de cuidar de un pez o una cobaya sin que se le muriera y, lo más importante, sin molestarle demasiado con el tema.

—Eso no ayuda mucho —Yugi guardó silencio—. Antes que comprar... ¿no deberíamos haber mirado primero los lugares de adopción?

—Yugi... —Kaiba se armó de paciencia. Entendía el punto de su rival y lo que se preguntaba era cómo demonios no le habían catalogado ya de Santo—. Nada de perros, nada de gatos y nada de animales que corran por la casa —su sentencia fue firme.

—Aún así...

—¿Alguna vez has oído hablar de peces o hámsteres dejados en esos lugares? —preguntó. La gente tiraba los peces por el váter y los bichos peludos no vivían muchos años.

—No, supongo que no —cedió su rival un poco—. Aunque quizá deberíamos haberlo comprobado primero... no sé, ¿y si existe un lugar que recoge conejos abandonados o algo así? En vez de comprar deberíamos adoptar...

—Yugi, en muchas partes del mundo los conejos se comen. Probablemente antes que abandonados acabarían en los estómagos de sus dueños —la palidez que el rostro de Yugi fue adquiriendo le dijo al CEO que quizá no habría sido buena idea usar la fría lógica con él. Casi podía oír los pensamientos de Yugi gritando "¿¡Quién podría comerse esas cositas adorables!?". Suspiró y rodó los ojos—. ¿Qué tal una tortuga? Parecen resistentes.

—Mokuba es un chico bastante hiperactivo —le recordó, inseguro y aún pálido.

—Sí, una tortuga es una gran idea, ¿en qué parte estarán esos bichos? —se preguntó en voz alta. Yugi empezó a preguntarse por qué había sido invitado cuando era obvio que el CEO iba a ignorar todos sus consejos. Ah, sí, recordó de pronto que por alguna alocada razón le quería y quería pasar tiempo con él (y lo peor de todo era que se estaba divirtiendo con todo aquel asunto, ignorando el tema de los conejos, claro). Yugi sabía que estaba jodido pero hasta ese momento no había entendido cuanto.

—¿Quizá entre la sección de animales terrestres y acuáticos? —preguntó el rey de los duelos. No fue hasta que vio a una pareja mirando un par de cachorros de gato que se percató de lo parecido a una cita que era aquello y, de repente, tuvo una revelación. ¿Aquello era una cita? ¿Quizá Kaiba le había invitado a una cita y debido a que Kaiba era tan... Kaiba él no se había dado cuenta de ello?

—Mejor le preguntamos al dependiente —atajó el presidente de Kaiba Corp—. ¿Estás bien? —preguntó al darse cuenta, al mirar a Yugi, de que el muchacho había enrojecido de repente. ¿Qué hizo Yugi? Empezó a tartamudear y se sintió terriblemente estúpido. Escondió el rostro tras sus manos y se preguntó por qué tenía que fastidiarlo todo siempre. Todo había estado yendo estupendamente y él tuvo que empezar a pensar cosas raras. Soltó un pequeño quejido lleno de frustración.

—No es... no es nada —respondió finalmente. A Kaiba no le convenció la respuesta. Esos "nada" a la larga siempre terminaban convirtiéndose en algo más por lo que continúo mirando fijamente a su pareja hasta que éste cedió—. Simplemente pensé que... esto se parece mucho a, ya sabes, una cita —se sintió imbécil nada más decirlo en voz alta.

—Oh —el más alto guardó silencio—. Supongo que podemos considerarlo así si gustas. Aunque hubiera preferido algo menos... esperpéntico para una primera cita —cedió finalmente.

—Está bien así —replicó—. Me gusta que sea así —esperpéntico, raro, como fuera estaba bien mientras fuese con Seto. Era lo único que le importaba. Le daba igual que estuvieran allí buscando una... tortuga para Mokuba, que los perros ladraran hasta dejarlos sordos y que el resto de animales emitieran también sus sonidos característicos. Todo eso sonaba intrascendente ante el conocimiento de que Kaiba estaba aceptándole completamente en su vida.

—Será mejor que vayamos a por esa tortuga para Mokuba —se quedó pensativo—. Y uno de esos bichos peludos de orejas largas para ti.

—¿Qué...? ¡Kaiba! ¡No hace falta! Ya bastante vas a gastarte en el animal de tu hermano —bien era cierto que no podía usar la excusa de que su abuelo no lo aceptaría. Estaban hablando de un conejo, no de un perro. Suspiró al ver que su novio ya había empezado a ir a la sección dónde se encontraban los conejos para ver cual le compraba y antes de darse cuenta se encontró así mismo sonriendo. Era tonto, estúpido y una completa locura pero todo en su vida parecía serlo.

Pronto, Yugi se encontró con una pequeña jaula con un pequeño conejo blanco en su interior. Una bola de pelo encantadora y adorable a la que llamó Bes mientras Kaiba por su lado tenía algo parecido pero con una tortuga en su interior. La felicidad embargaba el corazón de Yugi y por ello sonreía como no lo había hecho en mucho tiempo. Sonreía tanto que probablemente le dolerían las mejillas después.

—Bes es un nombre egipcio, ¿sabes? Significa "el que trae alegría" —le explicó a su pareja mientras observaba como el pequeño animal se encogía sobre su propio cuerpo. No se había esperado aquel regalo e iba a tener que investigar mucho sobre el cuidado de aquellas pequeñas criaturas pero lo haría, lo haría y le daría a Bes una vida tranquila y llena de sentimientos cálidos. Kaiba se quedó callado durante un largo rato sin dejar de mirar la caja de plástico sobre sus piernas, la caja que contenía el pedido de su hermano.

—Probablemente Mokuba no bautice de una manera tan profunda a su tortuga —sentenció. Yugi soltó una pequeña risa porque sabía que Kaiba se estaba metiendo un poco con él pero estaba bien. Porque Kaiba sonreía. Era apenas un esbozo de sonrisa y probablemente inconsciente, sin embargo, ese simple gesto llenó nuevamente el corazón de Yugi de un inmenso cariño, de una inmensa calidez.

Después de todo lo que habían pasado merecían aquella felicidad.

Merecían aquellos momentos de paz.

Notas finales:

¡Feliz año nuevo!

Según tengo entendido en China los conejos son algo así como los perros para nosotros, no tengo ni idea de si en Japón es igual pero tampoco me extrañaría así que idk, tampoco encontré información al respecto a pesar de que la busque.

P.D: A veces odio las palabras random de la tabla básica.

Nos leemos.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).