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Inmarcesible por Nithael

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Notas del capitulo:

Advertencias: Kaiba es workholic. Nada nuevo. Además sigue siendo un bastardo.

I know if we feel joyful, we should laugh
If we feel sad, we should cry
However, if we feel emptiness, what should we do?
Tell me, tell me...

Karappo no sora ni tsubusareru; amazarashi.


No es nicotina, ni alcohol, mucho menos heroína, ni siquiera es adicto a la cafeína (aunque es cierto que consume demasiada). La droga de Kaiba es el trabajo. Cuando Seto Kaiba necesita escapar de la realidad planifica reuniones, organiza torneos, viaja por todo el maldito continente y vuelve locos a todos aquellos que trabajan para él. Porque no duerme, apenas come y consume ingentes cantidades de café y lo peor es que parece esperar que todo el mundo haga lo mismo que él. Cuando Seto Kaiba necesita escapar de su realidad grita, se desgañita la garganta hasta que no es su voz la que sale de sus labios, hasta que se queda ronco.

Es entonces y solo entonces cuando se permite escuchar a los demás. Cuando Mokuba va a buscarle a la oficina después de enterarse de que ha vuelto de su último viaje. Las ojeras en sus ojos son tan notorias que ni siquiera hace el ademán de fingir que Mokuba le ha ofendido al decir que necesita una cama con urgencia. Y toda esa mierda podría pasar perfectamente por alguna clase de ritual en la familia de tanto que se repite. Por suerte, para Mokuba (y para Seto), el castaño no entra en aquel estado de enajenación mental muy a menudo.

Aunque para Mokuba ha pasado ya demasiadas veces y, sinceramente, empieza a pensar que necesita a una segunda persona que le ayude en esas situaciones. Para desgracia de Seto la persona que Mokuba tiene en mente es la que menos ganas tiene él de ver en esos momentos.

—Es en serio, Yugi, necesito la ayuda de alguien. Ahora mismo es como un león enjaulado. Sabes que adoro a Seto pero está matando mis nervios —el moreno se mueve inquieto en el salón, con el móvil en la mano y expresión desesperada ve como su hermano hace por enésima vez gárgaras. No sabe cuántas veces le ha pedido ya que se acueste y deje de intentar forzar la voz.

—Siempre has podido ocuparte de él, ¿no? ¿Qué es diferente está vez? De todas formas, ¿realmente crees que Kaiba accedería a dejarse ayudar por mi? —Yugi duda, duda mucho, porque están hablando de Kaiba. El mismo Kaiba al que le costó una eternidad convencer de que el trabajo en equipo no iba a matarlo y mejor no hablar de lo que le costó convencerle de que Atem era un espíritu ajeno a su persona.

—Lo sé, lo sé... pero supongo que yo antes era más adorable. Me hacía caso enseguida. ¡Ahora no funcionan mis miraditas de cordero! —Mokuba escucha un pequeño golpe a través de la línea y parpadea—. ¿Yugi? ¿Sigues ahí?

—Sí, sí... es solo que... nada, no importa —Yugi se frota la frente. Imaginar a Seto ceder ante una mirada de suplica del moreno era... difícil, muy difícil—. ¿Qué es lo que quieres que haga exactamente? Sigo creyendo que si no te hace caso a ti no creo que me lo haga a mí.

—¡No lo sé! Eh... eh... ¡desafíalo o algo! ¡Dile que si no es capaz de vencerte en un duelo tendrá que acostarse como una persona normal que trabaja las horas convenidas por los sindicatos o algo así! —El silencio se hace entre ellos hasta que finalmente Yugi cede no sin antes pensar que Seto es una muy mala influencia para su hermano pequeño. ¿Qué clase de adolescente habla de sindicatos y de las horas convenidas por estás en cuanto al trabajo?

—Está bien. ¡Pero no prometo nada! —realmente Yugi no cree que Seto vaya a hacerles caso a ninguno de los dos pero el tono desesperado de la voz de Mokuba le hace acceder a ayudarle. Es incapaz de rechazar el ayudar a alguien que se lo pide tan desesperadamente. Y, joder, Mokuba suena realmente desesperado.

Y es por eso que media hora después se encuentra de pie en el lujoso salón de la mansión de los Kaiba con una expresión martirizada en el rostro (porque la última vez que estuvo allí la cosa acabó en una discusión sobre Atem que no está seguro de querer repetir). Escucha de lejos a Mokuba gritarle a su hermano algo sobre que deje el maldito portátil o lo tirará por la ventana. Yugi sabe que Seto no le hará caso. Todos en esa casa saben que Mokuba no se atrevería a hacer tal cosa (aunque una parte de él piensa que Mokuba nunca ha estado tan desesperado como se escucha en esos momentos).

—¿Qué hace él aquí? —escucha preguntar a Kaiba cuando Yugi por fin aparece por la puerta. El rey de los duelos carraspea un poco.

—Mokuba me dijo que tu voz se oía terrible pero realmente no había esperado que fuera tan horrible —y Yugi sabe que ha presionado la tecla correcta para enfadar al castaño. Mokuba le da las gracias solo gesticulando con los labios y, literalmente, huye de la habitación. Yugi suspira y observa como el terrible dueño del dragón blanco de ojos azules le mira como si fuera un insecto molesto.

—¿Qué haces aquí? —vuelve a preguntar. Su voz está tan ronca que el más bajo siente un escalofrió recorrer todo su cuerpo.

—Eres mi amigo, ¿recuerdas? —pregunta él después de pensarlo un par de segundos.

Se quedan en silencio y algo le dice al joven de cabellos tricolor que Kaiba se había olvidado de ese pequeño, de ese pequeñísimo detalle sin importancia. Entrecierra los ojos y una extraña molestia crece en su interior. A una pequeña parte de él le molesta sobremanera la indiferencia con la que el castaño decide tratarle cuando se le cruzan los cables. Porque lo que ellos han compartido debería haberlos unido más que a nadie. Porque parece que es él el que siempre tiene que estar tirando de esa amistad, sin embargo, una parte de su cabeza le recuerda que no puede enfadarse con Seto por eso. Porque Kaiba nunca ha tenido amigos. ¿De verdad puede culparle por no saber cómo actuar?

¿Puede culparle por olvidar que hay gente a la que le importa de verdad cuando nunca antes ha sido así?

—Creo que será mejor que me acueste y duerma algo —Seto dice y Yugi ve la clara maniobra que su amigo y rival está usando con él, sin embargo, simplemente asiente. Porque Seto Kaiba realmente necesita dormir y él es un buen amigo.

Y por eso, solo por eso, le permite a Seto escapar de la realidad que él representa sin poner pegas.

Notas finales:

NdA: A word le cuesta asimilar que puedo escribir en inglés y español en el mismo documento. Puto word. En fin, no tengo mucho más que decir... Eh... ¿Supongo que me gusta cocinar las cosas a fuego lento? Ah, y a veces me da por escribir en presente.

Nos leemos.


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