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Inmarcesible por Nithael

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Notas del capitulo:

Advertencias: A Kaiba le produce alergia la palabra religión. Yugi es demasiado bueno para su propio bien.

El nunca será siempre, nunca digas nunca porque siempre se arrepiente,

miente más que habla bla, bla, bla, siempre miente.

Nunca será siempre; Bely Basarte feat Rayden.


Se había perdido en el mundo de las sombras, habían apresado su alma y se había enfrentado a multitud de espíritus (joder, incluso había salido con uno), sin embargo, Seto Kaiba no creía en los dioses (y porque en lo otro no le había quedado más remedio que creer que si no...) y, sin embargo, había estudiado la religión egipcia tras la partida de Atem.

Había intentado entender todo el maldito asunto y aún a pesar de todo lo que había leído, visto y averiguado seguía sin creer que existían unas deidades que no tenían nada mejor que hacer que dedicarse a controlar su destino (y que no le hablaran del tema de la pirámide de la luz porque mordía, si algo le había quedado claro tras toda su investigación era que aquel espíritu cretino no era el "dios" Anubis). 

—¿Kaiba? ¿Qué es lo que haces aquí? —el mencionado alzó la vista tras escuchar su nombre. Sus ojos azules se encontraron con los violeta de su rival mientras su dedo índice golpeaba rítmicamente la tecla enter de su portátil sin llegar a apretarla. ¿Qué hacía allí? ¡Eso mismo se preguntaba él! Estaba dentro del edificio de Kaiba Corp, sí, pero en una de las alas que no solía pisar ni bajo pena de muerte.

Publicidad.

Marketing.

Por los dioses, ¡como odiaba aquel estúpido departamento! Era tan superfluo, tan malditamente... necesario. Su departamento de marketing había sido un completo dolor de huevos. ¿Por qué? Porque Yugi era el rey de los duelos y su departamento de marketing era el mejor. Así que lo habían perseguido por toda Kaiba Corp para conseguir convencerle de que debían usar a Yugi de imagen promocional.

Y lo habían hecho.

—Este sigue siendo mi negocio, Yugi —respondió seco.

—Yo... lo sé... es solo que...

—Solo quería cerciorarme de que todo iba bien —le interrumpió el castaño—. No puedo ignorar eternamente este... departamento. Sería irresponsable.

Mentía.

No solo a Yugi.

—De acuerdo —la voz del muchacho no sonaba muy convencida a oídos de Kaiba. Le miró—. Bueno, da igual, en realidad iba a ir a buscarte porque quería hablar contigo —Seto arqueó una ceja—. ¡Oh! Vaya, no sabía que estabas interesado en la cultura egipcia —probablemente debería haberle molestado el repentino cambio de tema o que Yugi mirara por encima de su hombro y empezara a leer el documento que había estado releyendo por enésima vez. Curiosamente, no lo hizo—. ¿Religión?

—Mitología —rectificó el castaño—. Estaba pensando en incluir motivos egipcios en los próximos proyectos de la compañía. Es un motivo poco explotado —una verdad a medias, una mentira por omisión.

—Esto es muy completo, ¿dónde lo has conseguido? —había admiración en la voz de Yugi y Kaiba se planteó por unos segundos enviarle los archivos. No supo de dónde había salido ese pensamiento y se aseguró de no recaer en él.

—Marik Ishtar —contestó—. Le pedí que me enviara todo lo que supiera de la cultura del Antiguo Egipto —en la reunión que montaste; aún le dolía la cabeza cuando pensaba en ella.

—Oh... nunca me dijiste que eras amigo suyo —¿era cosa suya o la voz de Yugi había sonado amortiguada? Quizá era el momento de tomarse un breve descanso.

—No te cuento todo lo que hago —replicó el CEO—. De todos modos yo no lo llamaría exactamente amistad.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

—Ishizu viene de vez en cuando a visitarme y el chico siempre la acompaña —Seto resopló—. Seguro que aún cree que ella me interesa —masculló para sí.

—Quizá le caes bien... —Yugi parecía dudar de algo a cada palabra que decía y Kaiba tuvo que morderse la lengua para no exigirle que dejara de darle vueltas a lo que carcomía su cabeza y fuera claro de una maldita vez.

—Al principio te aseguro que no —pero luego se quedó callado. ¿Quizá (era posible) que se hubiera convertido en amigo de Marik Ishtar? Su entrecejo se frunció un poco.

—Uhm... y... ¿tú qué piensas de él? —ante la pregunta de su rival Kaiba se quedó perplejo, silencioso y, de repente, ¡bingo! Todas las alarmas de la cabeza de Seto Kaiba se encendieron a la vez. Oh, dioses, el bueno de Yugi.

—Dime que Ishizu no te ha pedido que tantees el terreno sobre una posible relación amorosa entre su hermano y yo —demandó Kaiba.

—¿¡Qué!? ¡No! —Yugi lució escandalizado y... avergonzado. El castaño supo en el acto que había acertado de pleno.

Lo ha hecho —siseó el presidente de Kaiba Corp. Sus ojos se entrecerraron y tuvo que contener las ganas de pasarse ambas manos por la cara. ¿Por qué ese muchacho era incapaz de decir que no a los favores que le pedía la gente?—. Eres un terrible mentiroso.

—¡Ella solo quería saber si te gustaba! —se defendió el de cabellos tricolor—. No me ha pedido nada más. ¡Lo juro!

—Yugi... —la inexistente paciencia de Kaiba hizo acto de presencia y se le veía tan irritado que Yugi decidió que no quería seguir tentando su suerte—. No estoy interesado en Marik Ishtar de esa forma y te aseguro que Marik Ishtar tampoco está interesado de esa forma en mí.

—Vale... vale... es solo que... no estás —carraspeó—. No estás cerrando las puertas a posibles relaciones por lo de Atem, ¿verdad?

Kaiba le miró. Le miró de esa manera que hacía que Yugi se estremeciera de arriba abajo, que le decía que se estaba metiendo en terreno pantanoso, que le decía que como siguiera por ahí iban a terminar discutiendo terriblemente fuerte. Yugi tragó saliva y desvió la mirada.

Lo entendía.

Estaba entendiendo a Kaiba.

Y lo peor era que estaba empezando a preocuparse de más por la vida que el castaño llevaba, por las puertas que el CEO se cerraba por cosas que quizá no deberían haber ocurrido (que deberían haber ocurrido de otra forma). Siempre se había preocupado por sus amigos, siempre había velado por ellos pero aquello era distinto. Algo dentro de él le llevaba a Kaiba una y otra vez.

Y eso le asustaba.

Porque era Seto Kaiba.

Porque estaba roto.

Y él no sabía cómo arreglarlo.

Notas finales:

NdA: De un momento a otro la narración pasó de Kaiba a Yugi, lol.

El powershipping murió en este capítulo. Recemos por su alma, okeyno. La verdad es que cuando vi que la palabra que me tocaba de la tabla era religión me dio un ataque de risa sobre todo cuando pensé en Kaiba. Religión y Kaiba. Es hilarante.

Porrr cierto, puede ser que use modismo/regionalismos españoles sin darme cuenta ya que es parte de mi vocabulario del día a día. No me doy cuenta así que si alguna vez ven una palabra cuyo significado desconocéis y/o no encontráis preguntad sin miedo.

Nos leemos.


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