En la residencia Ishtar
-Me niego. No soy uno de tus hombres.
Marik, en su estado de alter ego no era alguien de acudir por ayuda a su hermana mayor.
-No te estoy pidiendo nada que no puedas hacer, es sólo una nimiedad.
La morena no le dirigía la mirada, no soportaba tanta arrogancia de su hermano. Lo podría querer mucho pero no era motivo para meterse en sus líos gordos que, sabía bien, le costarían la deshonra.
-Bastante tenemos con haber perdido las reliquias, no hundas más el poco honor que me encargo de conservar. Eres miembro de los guarda tumbas, sirve como tal a tu misión.
-Y eso hago querida hermana. Quizá hasta puedas conseguir alguna pista, sólo debes salir de ésta absurda penitencia que te has impuesto.
Esta vez por fin le dedico una fiera mirada ofendida.
-Que te quede claro que lo hare a mi manera, no te atrevas a cuestionar mis métodos.
Se levantó y salió a paso firme de la habitación.
Marik sonrió triunfante.
En la residencia Devlin
-¿Hablas en serio?
Pegasus suprimió esa amarga sensación muy en el fondo, una vez de pie articuló su mejor sonrisa y abrió los brazos a los extremos.
-¡Por supuesto, Duke! Por un largo tiempo, además de ser mi más cercano socio, te he visto como un muy viable heredero. Como sabrás, jamás me di la oportunidad de formar una familia y por ende carezco de un sucesor. Pero tú eres el más indicado.
Muy en el fondo rogaba que declinara tal oferta aunque para empezar, desde un inicio debió buscar a alguien más.
-¡Sería un gran honor!
Ya no había vuelta atrás. Lo hecho, hecho estaba.
-¡Magnificent! No esperaba menos de ti.
Ciertamente Duke estaba al tanto que cuando Pegasus le dijo que sería su total sucesor, era tanto de la empresa legal como de la ilegal. No era nada que él no conociera; además le resultaba interesante la segunda.
Organizaron un banquete para la celebración, los más finos cortes y el más delicioso vino de la cava privada.
-Olvidé mencionar algo – Interrumpió Pegasus – Necesito de tu ayuda. El nuevo mundo al que te adentrarás es sumamente despiadado, cómo su nuevo dueño, debes ser totalmente imparcial al momento de tomar decisiones por más crudas que sean. Además de los inminentes peligros a los que te verás expuesto. Justo ahora yo soy el blanco.
Duke detuvo los cubiertos y le miró.
-Así que quiero prevenirte de la mayor amenaza que enfrentarás: su nombre es Ryo Bakura.
-He escuchado de él – dio un sorbo a su vino – un asesino de las sombras, es brutal. No me dirás que está asociado contigo.
-Lamento decir que así es.
-Bueno, por lo que veo aún no te resignas a tu destino ¿Qué quieres hacer exactamente?
-Estar un paso delante de él.
El de ojos esmeralda dejó de lado la copa y sus alimentos – Bueno, que te parece si me cuentas cada detalle e ideamos la manera de sitiarlo.
Ambos se retiraron del comedor hacía el despacho del anfitrión, donde pasaron cerca de una semana ideando el plan, advirtiendo cada mínimo detalle. Si querían darle caza a uno de los mejores y más buscados asesinos, tenían que ser el doble de astutos que él.
-Parece que está listo.
-¡Es una locura! ¿Estás seguro que quieres hacerlo así?
-Así es. Todo saldrá de maravilla, te lo garantizo.
El plan era simple, la organización también; el problema era que resultara.
-¿Qué me dices de ti? ¿No te ubicaras en su lista?
-Si esto funciona podemos olvidarnos de ese detallito. Ahora sólo debes relajarte un poco, no te pondrá la mano encima.
Por primera vez en mucho tiempo Pegasus pudo dormir sin la necesidad de un arma cerca. Precavido ante todo. No era su culpa, cuando estas en la cúspide del éxito el delimitado espacio que hay para ti no permite huir sin caer.
CONTINUARA...