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Correspondencia Ilicita por Dtzo

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Ambos volvieron la vista en dirección al chico que convalecía recostado en el sillón hecho un ovillo entre lamentos largos, su espalda subía y bajaba por las profundas y pesadas inhalaciones y exhalaciones que apenas podía emitir.


-¡Yugi! ¿Qué sucede?


Tea preguntó alarmada mientras se arrodillaba a un lado del mueble buscando el rostro del mencionado. Era inútil tratar de sacarle alguna palabra, ni siquiera parecía estar escuchando a la chica, Joey permanecía en silencio con los brazos cruzados y los ojos cerrados. Pensaba en la causa de tal dolor en su amigo y no encontró más que una triste historia no contada, por unos instantes tuvo la idea de que fuera su herida en el costado, pero no. Porque lo había visto decaído desde que había abierto la invitación, inclusive prefirió perderse la firma del acta de matrimonio, lo vio salir al jardín donde lo encontró a punto de quebrarse justo como en ese instante lo estaba haciendo.


-Yugi... Por favor, no nos evites más. Estamos aquí contigo.


Hasta ese momento fue que Joey les prestó la atención necesaria, Anzu le estaba pidiendo su apoyo moral y eso no podía negarlo por más que quisiera, aunque sus ánimos no estuvieran para hacer su "magia" con las palabras. De todos modos no funcionaba, al menos con Yugi, o quien sabe, tal vez en su momento más vulnerable podría surtir efecto. Se acercó hasta llegar al lado del sillón y posó una mano en el hombro de Yugi.


-Lo lamento, viejo. Sé que era alguien importante para ti.


Habló con un tono casi gutural gracias a un nudo que se había asentado en su garganta obligándolo a contener un par de lágrimas y morder el interior de su mejilla. Era demasiado, la imagen de Yugi deshaciéndose en lágrimas, observar en la desnudez de su torso cientos de mallugadas de todo tipo, desde moretones, raspones y cortadas.


- ¡Pude haber hecho algo y ella seguiría viva! ¡Si no me hubiera enamorado, ella seguiría a salvo! ¡De seguro estaría al lado de su abuelito y jamás hubiera conocido a Devlin! ¿Por qué pensé que teníamos oportunidad? ¿Por qué justo hoy tienen que llevarse a mi abuelito? ¿Qué no les he dado lo suficiente con mi maldita vida? ¡Prometieron no tocarlo! ¡Lo prometieron! ¡Prometieron no hacerles daño! ¿Por qué?


Ninguno entendía a qué se refería cuando mencionaba con tanto dolor aquellas promesas, pero definitivamente Yugi Mutou estaba quebrado hasta los huesos. Había cientos de explicaciones que morían por escuchar, sin embargo tuvieron que conformarse con su llanto.


 


 


-Joey, Joey, despierta.


Tea movía delicadamente el cuerpo de Joey para despertarlo; no tenía mucho que ella había vuelto a la vida para percatarse de que el reloj de la sala marcaba casi la una de la tarde y de que Yugi no estaba con ellos.


- ¡Joey!


El rubio apenas la había escuchado desde un sueño bastante lejano que le había dejado un rastro de agua en las comisuras de sus ojos, el cuerpo le dolía como nunca y hasta entonces se replanteó que debió haberse quedado sentado en el otro sofá.


-Joey, por favor, despierta. Yugi no está.


Perezoso se incorporó como pudo hasta sentarse y estirar un poco el cuerpo y sacudirse la morosidad que aún le rondaba con toda la intención de volverlo a tomar y llevarlo de vuelta a soñar. La incomodidad del piso había hecho su trabajo fantásticamente dejándolo adolorido y con la vaga sensación de haber descansado siquiera.


-Debe haber ido al baño o a su habitación.


- ¡Sólo piensa en lo que acaba de ocurrir y recuerda un poco lo que sabes de sus impulsos! Fue a buscarlos.


- ¿A quiénes?


- A los que se llevaron a su abuelito.


- Dijiste que huyeron a toda velocidad en una camioneta ¿Cierto? Por más observador que hubiera sido no encontraría la placa porque ese tipo de vehículos no están identificados y hay cientos de esos rondando, eso te lo aseguro.


-No, Joey. Tenemos que encontrarlo, no puede irse sólo. Nos necesita. Podemos ayudarlo, aunque sea un poco.


Tea ya se dirigía a la puerta con toda la disposición de salir a correr por las calles en busca de su amigo.


- ¿A dónde crees que vas?


Joey la había seguido antes de tomarla de la muñeca para detenerla.


-A buscarlo…


- No sabes a donde fue.


- ¡Pero no puede irse sólo, nos necesita, Joey! Estuvimos con él anoche compartiendo su pena ¿No es eso suficiente para no dejarlo así? Suéltame, por favor o te juro que gritaré.


-De acuerdo, para empezar ¿Piensas salir así?


Joey señaló el vergonzoso atuendo que Tea aún vestía además de estar descalza. Y Tea en respuesta se cubrió con sus brazos como si estuviera desnuda.


-Necesito mi ropa.


Corrió de regreso al interior del hogar de Yugi a buscar donde había dejado sus ropajes de la fiesta, pero al encontrarlos secos se llevó la decepción de su vida.


-Parece que ese vestido ya no tiene remedio – Joey apenas podía contener una burlona risa al observar el semblante de la chica.


-Miho me va a matar…


Gran parte del vestido ya sólo eran harapos, técnicamente el vestuario era parte de la utilería de una obra que la amiga de Tea estaba encargada de dirigir el siguiente mes en el teatro del familiar de un amigo de su madre. Justamente con Tea podían dejar la mayoría del vestuario ya que como se estaba instruyendo en alta costura, ella confeccionaba las mejoras o remendaba de ser necesario. No le pasó por la mente que terminaría tan… mal. A lo mucho imaginó un rasguño o dos.


-Puedo acompañarte hasta tu hogar a que tomes una muda nueva.


Fue la mejor sugerencia que Joey pudo pensar.


-Para entonces ya será demasiado tarde… Mientras más pasen los segundos, más se aleja de nosotros, Joey.


Wheller soltó un suspiro audible, se recargó en la pared más cercana cruzándose de brazos.


-En estos momentos ya debe haber llegado a donde tuviera pensado ir.


- ¿Cómo lo sabes? No debe tener mucho de que se haya ido, además…


Joey la tomó por los hombros para poder centrar las ideas de la chica que comenzaba a alterarse.


-Escúchame, Anzu. No sabemos exactamente en que momento se fue así que hay muchas posibilidades de que ya se encuentre lo bastante lejos de aquí.


-Tu… No tienes la menor intención de ir por el ¿Verdad?


La mirada de Joey se endureció.


-No podemos hacer nada.


- ¿No te importa lo que le pase a Yugi? Creí que eras su amigo.


-Me importa tanto como a ti, créeme. Pero no hay nada que hacer por ahora, ya tendremos una oportunidad. Además, podemos ayudarlo de otras maneras, tengo un par de pistas, tal vez no son muy significativas, pero no estamos varados, Anzu.  


Tea respiró profundo ya que sentía una oleada de angustia carcomiendo su nula capacidad racional, al borde de tomar decisiones por impulso. Yugi era alguien importante para ella y sabía por parte del mismo que en algún momento una situación así sucedería, que, aunque no hubieran coincidido con Joey, aquellas visitas a su departamento iban a desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Además de Miho, Yugi representaba una familia para ella, aunque de vez en cuando tuvieran riñas por la terquedad de ambos, era divertido tener alguien con quien poder ser tú. No estaba lista, tal vez Joey tampoco lo estaba, a deducir por su expresión, pero a decir verdad Joey no era… Joey. Algo del chico era distinto al simpático y carismático muchacho de la noche de fiesta. Ahora desbordaba un poco más de ese pesimismo que no hacía bien a nada ni nadie en ese momento y le dolía admitirlo, tenía razón. No sabía a donde pudiera haber ido Yugi, si tan sólo lo hubiera detenido cuando tuvo oportunidad, justo esa mañana.


 


 


FLASHBACK


Fue una larga noche, tal vez hasta entonces la más larga y pesada de sus vidas. Era un cuadro tan deprimente como emotivo el mantener los espasmos de Yugi al mínimo tras violentas sacudidas y gritos desgarradores que tocaron las cicatrices de sus compañeros que tampoco se explicaban como era que se mantuvieron a su lado hasta que el sueño los tomó uno por uno en algún instante de la madrugada, o más bien en la mañana ya que la tibieza del sol fue un factor importante para sumirlos en un descanso merecido. Dicen que las cosas suelen verse mejor en la mañana, o algo así recordaba Joey en sus sueños, una voz se lo susurraba. Pero ¿Qué estaba mal? Todo y todos. Pensarlo siquiera le mataba la cabeza en una inexplicable jaqueca.


Tea durmió tan incomoda como nunca había recordado y tan profundo como jamás había hecho.


Yugi estaba vacío, rodeado de dos simpáticos amigos que brindaban calor a su trémulo cuerpo que entonces ya se encontraba inerte, con rastros de lágrimas en sus mejillas y un poco de lagaña en los ojos rojos y decaídos mirando a la nada, hinchados como sapo, ojeras que podían competir contra cualquier trabajador de 24 hrs. Durmió, si, pero incluso en sueños la realidad le golpeaba con una bofetada.


Como pudo salió de entre ese pequeño nido en que se encontraba, subió a su habitación y no la recordaba tan grande, tan fría, tan ajena. Todo en general le resultaba así, ni la hermosa mañana tras una interminable noche de lluvia logró hacer vibrar una mínima sensación de confort en sí. Cerró la puerta de la habitación poniendo pestillo y por algún extraño motivo el suelo lucía más cómodo que su cama, se dejó llevar hasta hacerse un ovillo. Se sentía más pequeño, más insignificante, menos valiente, menos fuerte, menos Yugi.


Dentro de su dolor aún se resignaba a creer que Rebecca hubiera cerrado los ojos para jamás volverlos a abrir, que su abuelito no estuviera ahí a su lado, con suerte su corazón seguiría latiendo. Ese mismo pensamiento le cayó como balde de agua fría ¿Por dónde comenzar? Había dos cosas en la balanza, su luto y la vida de su abuelito. No tenía mucho tiempo ni muchas opciones ¿O sí? Algo, un fuerte instinto le decía quien podría tener algo que ver con el secuestro y muy probablemente tenía que ver con sus temores y la “amenaza – oferta” de cierto lunático.


La determinación y el pensamiento de no tener que estar de luto por dos personas fue más que suficiente para que su cuerpo recuperara las fuerzas perdidas y paulatinamente se pusiera de nuevo en pie, le era pesado mantenerse ya que sentía que sólo era peso muerto sobre sus huesos. Volteó a ver su reflejo, en el espejo de cuerpo completo que tenía a un lado de su cama, y no se reconoció ¿Quién era esa figura llena de marcas en el cuerpo? Escuálido, ojeroso, demacrado. La respuesta era difícil de asimilar ya que un espejo es fiel a la imagen. No le agradaba en lo mínimo, dejó que su pasado envuelto en recelo y melancolía quebrara esa imagen en forma de un puño asestado hacia sí mismo o más bien a su reflejo. El cristal hecho trizas se había incrustado en sus nudillos dando paso a que brotara un poco de sangre tibia. Observó esa mano, esa sustancia que emergía y con esa imagen en su mente fue a su closet para vestir su semi desnudez. No recordaba haberse quitado el atuendo de la noche, pero al ver sus vendas en el torso pudo comprender porque, Joey de nuevo había intercedido.


Una vez vestido bajó las escaleras con cuidado de no hacer mucho ruido. Había tomado una decisión y esta no tenía permitido incluir a Tea o Joey, quienes aún seguían acurrucados en la sala, la primera en el sofá con el cuello más doblado que un cisne y el segundo tirado en la moqueta y roncando como un ebrio. Suspiró, aunque siguiera diciendo una y otra vez que esos chicos han resultado ser un efecto colateral, lo cierto era que su parte noble los apreciaba. No era necesario que lo vieran de nuevo o nada los detendría a seguirlo como hasta entonces lo hacían, no era necesario un aviso o un hasta luego escrito porque ni siquiera él sabía si al terminar el día seguiría viviendo.


Recorrió por última vez su casa, esa que lo había visto crecer, jugar, dormir y que lo resguardó siempre de la intemperie. Siempre supo que un día se iría, pero no así, no para posiblemente jamás volver, no para dejarla completamente sola; quería una despedida normal una en la que prometía visitar periódicamente a su abuelito, una en la que pudiera volver cada que se le diera la gana, aunque ya no se alojara en ella. Pero no tenía sentido imaginarlo ya.


En el recibidor se calzó sus tenis y con toda la parsimonia del mundo abrió la puerta dejando que la brisa matutina despejara sus dudas, respirando aquella corriente que lo esperaba una vez más. Era tiempo de cruzar ese umbral.


-¿Yugi?


Fue apenas un susurro, pero la escuchó, Tea se había despertado. No respondió, no se movió, ni siquiera podía saber si estaba a su lado o aún en el sillón dormida, no volteó a corroborar cual de sus hipótesis era correcta. Esperó apenas unos segundos antes de voltear. El rostro afligido y desorientado de Tea era adorable que sintió una punzada de culpa por no responder, por no despedirse. Dudando que pudiera recordarlo cuando despertara por completo, sólo pudo esbozar una minuciosa sonrisa y dejándole leer en sus labios un:


“Adiós”


FIN FLASHBACK


 


Después que observó a lujo de detalle como era que volvía a caer dormida finalmente pudo salir de aquel nido de interminables recuerdos y calor familiar. Ahora no había tiempo para una parada nostálgica o para un refrigerio que, aunque hasta entonces su última comida fue la cena de la boda, en otras circunstancias inclusive habría ido al mirador de la torre de Tokyo. Pero no había tiempo. Sus pasos apresurados pero cautelosos lo llevaron por toda la ciudad bajo un cielo inestable que se nublaba repentinamente y justo cuando comenzaban a caer algunas gotas, se volvía nuevamente soleado y ventoso. A pesar de no estar al cien en sus capacidades físicas difícilmente lograba poner atención a su alrededor, el gruñir de su estómago, la fatiga y una molestia en su costado mantenían la mayor parte de sus pensamientos.


Por primera vez en mucho tiempo no sintió que quisiera huir, las piernas le temblaban ligeramente y aunque su pulso estaba acelerado como nunca, una pizca de esperanza mantuvo fría su cabeza una vez se adentró a aquellos condominios, cuando se paró frente aquella inmensa puerta, que bien recordaba fue su punto de inicio y muy seguramente ahora sería su punto final, llevó su mano a su pecho y estrujó su playera para ahogar ese pánico que le recorría cada centímetro del cuerpo, respiró hondo. No había marcha atrás. 


 


CONTINUARÁ...

Notas finales:

uwur ahora si empieza lo chido.

Demonios... la verdad es que ahora si me fue algo complejo idear como terminar este capítulo por muchas razones que más adelante se mostrarán en la trama. 

En fin, para los que siguen la historia dispensenme por esta tardanza, para los nuevos, bienvenidos espero disfruten esta creación que hago con todo el cariño del mundo.

Nos vemos en la siguiente actualización <3


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