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Crazy Crazy por minima

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Notas del capitulo: Y Zack sigue su vida normal, ¿verdad? pues no
Capítulo 2.- Tal vez lo estoy imaginando, quizás no

-Creo que estoy algo paranoico-

-¿Por? ¿De nuevo tu abuela hiso algo raro?-

La última vez que Zack dijo algo por el estilo había sido porque su abuela había agarrado un cuchillo de cocina y se había paseado por toda su casa con él en la mano, según él había sido algo extraño y perturbador de ver, y su madre se tardó como media hora en convencerla de manera amable de que le devolviera el artefacto, ahora colocaban esas cosas filosas arriba del refrigerador para que ya no las alcanzara, en serio, los ataques de senilidad de la abuela de Zack podían ser algo aterradores, a veces son como escuchar pequeñas historias de terror.

-No, nada fuera realmente de lo usual, es por lo del tipo del otro día-

-¿Cuál?-

-El del SAT-

-¿El alemán que tenía extrañamente una cruz tatuada en el cuello o el que tenía ese tipo de tatuaje/cicatriz en la cara?- en serio, a veces podía venir cada personaje en un lugar público como el SAT.

-No, el gay-

-A ver, ¿el travesti de vestido rojo? ¿El tipo bigotudo con un micro short? O ¿el tipo que te coqueteo?-

De verdad, de verdad, a veces podía aparecer cada cosa y eso que atendían en pleno día.

-El tercero- hace una mueca teniendo que admitir que le habían coqueteado.

-Oh, ¿y eso? No fue tan grave, solo coqueteo un poquitin contigo- dijo su amiga quitándole importancia, no creía que Zack fuera homofóbico o tuviera fobia a los tipos afeminados, asi que muy probablemente el comentario era porque no estaba acostumbrado a recibir atención de personas del mismo sexo

-Es solo que creí verlo… más de una vez- sabe que suena tonto, pero en serio, tiene que decírselo a alguien para que le diga que es una tontería y que debe de estar tan paranoico sin un tono de burla y sarcasmo que seguramente le darían cualquiera de sus hermanos si se los dijera, o un tono de indiferencia como su madre le diría si se lo dijera, Karen es la mejor opción que se le ocurre.

-Explícate por favor- dijo la morena mirándolo extrañada, no podía deducir nada con tan pocas palabras.

-Creí verlo en la calle más de una vez-

No solo habla de la vez que creyó verlo afuera de su ventana al otro lado de la calle, también está de camino a la escuela en su camioneta afuera de un restaurante, y creyó verlo también en el malecón saliendo del SAT.

-Bueno, recuerda, la ciudad es pequeña, tal vez solo lo viste por casualidad-

-Afuera de mi casa también-

-Eso tal vez sea por lo nervios de lo que te sucedió, vamos Zack, solo es un hombre, no creo que hayas tenido tan mala suerte para encontrarte un acosador o psicópata. Y solo fue un breve coqueteo, no te pidió ir al motel o algo asi-

Si, solo un hombre, que si la ciudad era pequeña claro que lo era, no era nada extraño que encontraras a alguien dos veces o tres de vista por las calles, y quizás cuando creyó verlo afuera de su casa fue su imaginación.

La ciudad en donde viven no es muy grande, y en realidad las veces que lo creyó ver había transitado en las calles más concurridas según él, por lo que ver a una persona conocida seria común ¿verdad?

Si, era mejor para su cordura pensar así.

-Tal vez… si, si tienes razón Karen-

*~*~*

Hacerle ese favor a su padre de hacer un insignificante tramite en esa ciudad parecía una perdida injusta de su tiempo, preferiría estar haciendo otras cosas mucho más interesantes y productivas que ir a unas oficinas para realizar una factura, cualquiera pudo haber ido, pero su padre lo había mandado a él.

Tener que lidiar con el grupo de mujeres en las oficinas, torpes y estúpidas que no podían evitar distraerse con su aspecto fue algo fastidioso pero ya algo acostumbrado a ello, se sabía atractivo y sabia aprovechar ese aspecto de él como tantos otros, pero había veces que le fastidiaba que las mujeres que le atendieran se distrajeran por ello tanto como para afectar su forma de atenderlo en algunas ocasiones, a veces podía jugar a favor y otras en contra.

Cuando pensaba que esto no podía ser más fastidioso lo enviaban a otra sala para poder realizar la factura, el dichoso modulo trece, y ahí fue cuando lo vio.

Al parecer este día no sería un completo desperdicio.

No era el ser más atractivo, ni el más singular o elegante que hubiera visto, pero tenía algo que sin lugar a dudas era atrayente, cuando estuvo cara a cara pudo olerle, y olía muy bien para ser un simple humano.

Hay una chica al lado de él, una compañera de trabajo pero le hace el mínimo caso para que sea él quien le atienda, no es que necesite guía pero quiere más de ese aroma.

Es educado, no tanto, pero se nota que trata de ser lo mejor posible, no como los jóvenes de ahora.

¿Cuántos años tiene este chico? No le calcula más de veinte.

Sabe que a veces es egoísta, es ambicioso y caprichoso, en los peores momentos también vicioso, cruel y despiadado, y en estos momentos quiere a este muchacho.

Su coquetería trabaja a la perfección tanto en las mujeres como en algunos hombres por igual, no importa si se creen hetero, si eso no es suficiente utilizaba un poco de sus dones para incitar la lujuria y la atracción para la realización rápida de sus fines.

Curiosamente en este muchacho no funcionaba tan efectivamente como en otros sujetos, interesante, aun así no desistiría tan fácilmente.

Al final fue insistente y algo descarado, pero ver sus expresiones de confusión, nerviosismo y esa expresión que le recordaba a un animal congelado frente a las luces de un auto valieron la pena, además realmente quería llevárselo de ese lugar pero no pudo ser por la intervención de ese otro par del personal, especialmente esa chica que atrevidamente se colocaba tan cerca de Zacarias y le tocaba el hombro.

¿Por qué rayos le llamaba la atención ese muchacho?

Bien, había sido divertido observar un poco al muchacho, pero el mismo estaba comenzando a pensar que su capricho estaba empezando a ser exagerado.

El muchacho era simple, un joven sencillo, de una familia sencilla, excepto su abuela, resultaba algunas veces entrañable observar las locuras que provoca la senilidad en los ancianos, la última cosa que vio hacer a la vieja mujer que resulto irrisible fue cuando quiso abrir una lata de atún con una cuchara, aun y cuando era de esas latas que se abrían fácil.

Pero en serio, ¿Qué era lo interesante en el muchacho? Pues nada realmente, era un joven normal, un muchacho simple, como ya había dicho antes.

Ah, pero ahí estaba de nuevo, observándolo, no muy alto, delgado, melena rebelde y ojos grises, que quizás sea lo más sobresaliente del joven.

Tal vez solo estaba aburrido.

Esta pequeña ciudad distaba mucho de ser la más glamorosa en la que hubiera estado, pero por circunstancias de negocios se encontraba ahí.

Debía de conformarse con lo que tuviera a la mano.

Y este Zacarias había llamado suficiente la atención como para entretenerse con él por un rato.

*+*+*

-Oh por… ¿Qué rayos comen los bebes de ahora? Ya me había bañado hoy- miraba con horror y asco la mancha húmeda y tibia que cubría la parte delantera de su blusa, la simple sensación junto el aroma le provocaban arcadas.

Karen miro a su sobrina Denisse, una beba muy linda, pero que al parecer tenía un estomago quisquilloso ya que ahora que estaba en la etapa de comer otros alimentos aparte que la leche decidía botarlos a la menor provocación.

Esta vez había decidido botar su última papilla sobre su persona.

-No seas llorona Karen- su hermana Sofía, la madre de Denisse, dijo como si no fuera la gran cosa que le hubiera vomitado su hija.

-“Déjate te paso un trapo para que te limpies Karen” o “gracias por dejar que la niña haya dejado de llorar”, pero no, ni eso dices- gruño Karen, ella se había esforzado en consolar a su sobrina mientras su hermana se tomara sus minutitos en tomar café con su madre y ni un gracias recibía.

-No es lo más asqueroso que ha soltado la niña, sinceramente sus pañales son más horribles-

-Pues fíjate que yo prefiero cambiarle los pañales, esa cosa no salta a la ropa de uno-

-Entonces, ¿Qué opinas de cambiarle los pañales ahorita? Creo que Denisse ya se hiso-

-Paso, ahora tengo que bañarme y cambiarme de ropa, voy a llegar tarde al servicio social-

-Tu papá dijo que ya estuviera lista para cuando el viniera- su madre llegando en el momento que dijo que se iba a bañar le regaña.

-No es mi culpa-

Este día no había comenzado para nada bien para Karen.

*+*+*

En las oficinas del SAT el servicio estaba más que lento, al parecer había ocurrido algo con la página y no estaba funcionando, llegando hasta el punto en que la sala de internet estaba vacía, ya que si no hay página del SAT funcionando, realmente nadie podía hacer algo en las computadoras, en todas de ellas, por lo que no solo la sala de internet no tenía a nadie dentro, sino que la mayoría de las personas de las oficinas que querían consultar algo en la página pues tenía que disculparse con la gente y pedirles que vinieran más tarde u otro día.

Zack se encontraba aburrido pensando seriamente en irse a su casa si la página realmente no funcionaba, además que Karen no había llegado aún, normalmente su amiga le mandaba un mensaje cuando no iba a venir para que le avisara al lic. Eduardo, que dicho sea de paso tampoco estaba en la sala ya que estaba atendiendo a las personas enojadas e indignadas en la otra sala del SAT ya que no había sistema, no lo envidiaba para nada.

En resumen, si la página del SAT no funcionaba, pues entonces no hay trabajo.

-Este lugar sí que se ve más vacío que la última vez que vine-

Voltea tan rápido para ver quien dijo eso que hace que su cuello le duela el repentino estirón, ahí en la puerta es el mismo sujeto del otro día.

-Buenos días señor-

-Samael, ya te había dicho que podías llamarme Samael-

Pero Zack no quería llamarlo por su nombre, o verlo de nuevo. Se sentía incómodo con esa insistencia y su cercanía.

¿Qué hacer en estos casos? Al menos debía librarse de él de manera educada como le enseñaron en capacitación en el servicio.

-Señor Samael, si busca usar las computadoras, lamento decirle que el sistema de la página está siendo actualizado, así que si vuelve más tarde tal vez…-

-Oh, pero yo no venía a eso-

-¿Ah no? Eh… si busca hacer un trámite simplemente tiene que ir con la recepcionista de la otra sala, no hay mucha gente así que…-

-No vine por trabajo, al menos esta vez-

De acuerdo, esto empezaba a pasar el límite de la incomodidad al susto, ¿Dónde estaban los de seguridad cuando se les necesitaba?

-Sé que me dijeron que realmente no aceptan propina el otro día, pero realmente me quede pensando que había de haber una forma de agradecerte-

Zack se había quedado en blanco, ¿Qué rayos estaba pasando?

-Tal vez en el almuerzo estés ocupado, como la otra vez, pero pensé que en la hora de la cena…-

-Ya… ya llegue- exclamo una voz a sus espaldas entrando a la sala de computadores, era Karen con el pelo mojado y respirando un poco erráticamente, al parecer había llegado corriendo.

Y llegaba en el momento más oportuno o inoportuno, según se viera.

Cuando la chica miro alrededor de la sala encontrándose solo a ese par se quedó un poco extrañada, normalmente a esa hora ya debería haber por lo menos media docena de personas.

-¿Hola?-

-Hey Karen, ya pensaba que no ibas a venir- Zack se acercó a su amiga alejándose de ese sujeto que lo ponía de nervios.

-Oh, es que estaba cuidando a mi sobrina, y entonces llego mi papa, luego como había tráfico en el malecón me dejo hasta el comienzo de la calle porque el también tenía un compromiso, me vine caminando hasta aquí- decía entre cortada tratando de explicar la razón de su retraso a su amigo.

Samael tenía una expresión calmada pero por dentro quería deshacerse de esa chica o hacer que la despidieran, aunque como diría su padre ese sería un comportamiento infantil. Y hablando del diablo estaba sonando su teléfono, y en el identificador de llamadas estaba su padre, ¿ahora que quería ese viejo?

-Me retiro. Piensa lo que dije Zackarias, nos vemos. Por cierto, ¿Qué es ese aroma? ¿Deberían comprar aromatizante para esta sala?-

Viendo la espalda del hombre alejarse Zack soltó un suspiro aliviado, en cambio Karen tenía el ceño fruncido y expresión cohibida, paso un par de segundos antes de que alguno de los dos hablo.

-¿Apesto mucho?- pregunto la chica alzando los brazos para olérselos temiendo que el olor vomito o leche cuajada no se le hubiera quitado después de su rápido baño.

-¿Eh? ¿Qué? No, no, claro que no ¿Por qué lo dices?-

-Me vomito mi sobrina, y ese sujeto con ese último comentario creo que me estaba dando una indirecta muy directa que aún tengo el no tan agradable olor de vomito de bebé-

-No le hagas caso, yo no le hare caso-

-¿No es el mismo hombre del otro día?-

-Sip, y ahora quiero borrar este último par de minutos de mi memoria-

-¿Otra vez coqueteo contigo?- a veces a su amiga le faltaba algo de tacto a la hora de hablar.

-No coqueteo, simplemente tiene una manera muy insistente de agradecer las cosas-

-Claro. Y… ¿Por qué no hay nadie en la sala?-

-El sistema se calló-

-¿Qué? ¿Entonces me apresure en llegar para nada?- hoy no había sido un buen día para Karen, en realidad tampoco para Zack.

Ambos se sentaron en un par de sillas mirando por la ventana, a la cual le hacía falta un buena limpiada, la gente y los carros ir y venir por el malecón.

-¿Quieres jugar ahorcado?- dijo la chica tomando su libreta y un par de plumas invitando a su amigo.

-Claro, ¿Por qué no?- cualquier cosas parecía bien para pasar el rato y tratar de olvidar sus últimos minutos de su memoria.

No había trabajo ese día, pero al menos podían matar un par de horas con juegos en la libreta de Karen y apuntarlas en su bitácora afirmando que estaban en el servicio.

Mientras que el par de jóvenes continuaban jugando Samael se encontraba de muy mal humor, al subirse a su carro azotando la puerta al cerrar y con ganas de pisar el acelerador gruño, ni eso podía porque las calles de esta mugrosa ciudad eran tan estrechas que si quería jugarle un arrancón en el malecón era un si o si tenía un accidente y aunque el saldría impune y libre de heridas físicas, su querido carro no.

Era la segunda vez que esa mujer intervenía, había planeado ser más insistente, directo y usar más de su encanto para influir a una respuesta positiva con respecto a sus avances, y cuando se refería a “encanto” no quería decir su carisma o personalidad, no, si no parte de sus habilidades que algunos consideran poco comunes. Pero ella y el repentino mensaje de su padre lo tuvieron que hacer desistir.

Lejos de la ciudad había zonas residenciales que se considerarían de lujo, algunos que servían solo para vivienda y otras que se enfocaban al sector turístico, él se dirigía a ese segundo tipo. Debía de admitir contaban con instalaciones decentes, departamentos muy cómodos, tiendas y restaurantes de buena calidad, y un buen puerto donde su padre tenía su lujoso yate.

Seguramente su padre lo llamaba para arreglar algún trámite en su negocio.

*+*+*+*

Estaban sentados en la biblioteca en una de las mesas redondas comparando respuestas de la última tarea, Karen marcaba estaba tratando de sumar el debe y el haber para cerciorarse si cuadraba, Zack ya estaba calculando los impuestos, y su otro par de amigos estaban terminado el último par de problemas, eran Ulises y Paris, Ulises era un chico moreno con la cabeza bien rapada, y Paris era una chica muy delgada y alta, era la más alegre y extrovertida del grupo, de hecho fue por ella que los cuatro comenzaron a ser amigos desde el primer semestre cuando ella propuso hacer equipo en una exposición.

-Me faltan 10 centavos- comento Karen dándose cuenta que no le cuadraba el ejercicio, eso le pasaba siempre, jamás le cuadraba a la primera.

-A mí me faltan tres problemas, ¿alguien trajo dulces? Necesito azúcar- pregunto Ulises rascándose la calva, pero jamás le debían que estaba calvo, simplemente se había rapado la cabeza porque a su hermana se le había caído agua oxigenada en su cabello y había parecido que traía una peluca desteñida en lugar de su cabello.

-Creo que tengo en mi bolsa- Karen esculco en su lapicera sacando un paquete de mentas, tres dulces de cajeta, un par de chocolates de Kisses, y una paleta de limón. Tenía el habito de comprar varios dulce cuando venía a la escuela y comerlos en las clases que realmente eran aburridas, la ayudaban a mantenerse despierta.

-Yo pido los chocolates- dijo Paris extendiendo la mano y tomándolos del montón.

-Agarra, aunque ten cuidado creo que están un poco derretidos-

-No importa-

-A veces pienso que las mujeres tienen otra dimensión en sus bolsos, ¿Cuánto te cabe ahí?- pregunto Ulises tomando la paleta y una menta.

-No sé, ¿Y tú Zack? ¿Cuál quieres?- pregunto Karen extendiendo los dulces a su amigo.

-Ah, creo que los de cajeta-

-¿Y cómo les ha ido en el servicio?- pregunto Ulises borrando un error de su carpeta.

-Ni me hables del servicio, tuve que sacar una montaña de copias para el licenciado y separarlas por grupos. Me siento como una secretaria- se quejó Paris comiendo sus chocolates.

-Pues en el SAT hoy no hubo servicio en la página así que prácticamente no hicimos nada en todo el día-

-¿En serio?-

-Nop, o al menos cuando yo llegue. Zack llego y estaba atendiendo a un tipo-

-¿Y qué le dijiste si no había sistema?- pregunto curiosa Paris, siendo que cuando se graduaran seguramente irían al SAT por tramites quería saber que esperarse en ese tipo de situación.

Aunque ninguno de sus amigos quisieran sus comentarios hicieron que Zack recordó se breve, incómodo y desagradable encuentro con ese tal Sama lo que sea, no podía entender porque el tipo era así con él.

-Mmm pues nos enseñan a decirle a las personas que la pagina está sufriendo una actualización y que regresen más tarde-

-Huy seguro que algunos se ponen como fiera cuando le dicen eso-

-Seee, algunos-

U otros olvidan el concepto de espacio personal y tratan de llegar a ser demasiado “amables”.

-Aja, era el IVA, olvide redondear los centavos- exclamo Karen encontrando su error.

Zack volvió a sumergirse en sus ejercicios proponiéndose a olvidar esos minutos de su vida como ya dijo antes, aunque ahora creía que no sería tan sencillo.

*+*+*+*

Era más de media noche, noche de viernes, o más bien madrugada de sábado. Algunos disfrutarían esta noche para ir de fiesta a los antros beber y divertirse, pero no ella, después de un largo y pesado día, que involucraba una tarde cuidando a sus sobrinos, tareas, y una mañana no muy agradable, lo único que Karen quería era dormir, y lo estaba haciendo, aun y que su casa estaba sola porque sus padres habían salido de fiesta a festejar en la casa de un amigo suyo, y su hermana mayor que vivía en la casa se había quedado en la casa de una amiga.

Tenía dulces sueños donde no tenía que cuidar bebes que te vomitan encima, escuchar las quejas de su madre de cosas que no eran su culpa como el desorden que dejaban sus hermanas en la cocina, y un pájaro gritón… a no, ese era su celular.

Extendió el brazo y apenas enfocando la vista vio la pantallita con un número desconocido, pensando que quizás era su hermana utilizando el teléfono de una amiga contesto.

-¿Hola?-

-Buenas noches, perdón por llamar a esta hora, pero quería saber si estaba Zackarias contigo- hablo una voz de mujer que no podía identificar.

Se escuchaba un poco preocupada.

-¿Zackarias? ¿Quién es Zackarias? Aquí no hay ningún Zackarias- empezó a murmurar su respuesta más dormida que despierta.

-Oh, ok, gracias. Si lo vez dile que se comunique conmigo, su mamá-

Antes de que dijera sí o no la mujer colgó, y Karen se quedó mirando el celular un par de segundos antes de decidir volver a dormir. Cosa que duro menos de un minuto al recordar que si conocía a un Zackarias, o más bien a un Zack.

Tomo rápidamente su celular y volvió a marcar el número de la señora, ¿Qué había pasado con Zack como para que la llamaran a esa hora? ¿eran las tres de la mañana?

-¿Hola? Hola, señora no, aquí no está Zack, perdón, no estaba despierta para cuando me llamo pero si le conozco-

-De acuerdo, llamare a sus primos a ver si esta con ellos, gracias chica-

Y colgó, ya más despierta como si hubiera tomado una taza de café no podía volver a dormir, así que se puso a mandarle mensajes al celular de Zack para que se comunicara con su madre, o ella, o que de plano regresara a su casa.

¿Y ahora como volvía a dormir?

Se levantó de la cama y decidió utilizar el clásico básico de leche tibia con chocolate en polvo, y galletas dulces.

Mientras se preguntaba dónde estaría Zack o si solo era un mal entendido su celular sonó, era Zack. Eso era demasiada coincidencia, sinceramente no esperaba que le contestara tan rápido.

-¿Hola? ¿Zack?-

-Karen, Karen necesito… estoy cerca de tu casa, por favor déjame pasar-

-¿Qué? ¿Qué pasa?- Zack sonaba alterado, muy extraño en el chico normalmente calmado que veía casi todos los días.

-Estoy cerca de tu casa, por favor Karen-

-Okey, okey, pero en serio, ¿Qué pasa?-

-Ya estoy frente de tu casa-

-¿Qué? ¿Pero…?-

Ding ding dong

Se escuchó el peculiar sonido del timbre de su casa, esto la puso nerviosa, no pudo evitar comparar esto con la escena de una película de crímenes o de terror, en la que la chica está sola en casa y es engañada para dejar al monstruo o al villano a la casa, y sabía que Zack no era ninguna de esas dos cosas, pero ¿y si lo estaban usando? ¿y por qué sonaba tan nervioso? ¿y si había alguien más afuera?

Ding dong ding ding

Volvió a sonar el timbre, estando en la cocina empezó a buscar con la mirada algo para sentirse más segura, ¿los cuchillos serían muy exagerados? Decidió tomar el rodillo de madera mejor, esa cosa dolía mucho cuando te golpeaban con él, su hermana ya lo había probado con ella.

Acercándose a la puerta con celular a la mano y el rodillo en la otra abrió la puerta.

-Zack ¿Qué te paso?-

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