Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi cometa favorita por Esmeraldaxx200

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Gracias por comentar! 


La bulla y las risas no se hicieron esperar. El comedor de la familia Sawada se encontraba lleno de algarabía y gritos por parte de los más jóvenes de la casa. Fuuta, quien había estado leyendo su libro de récords, trataba de detener al pequeño niño vaca, mientras I-pin se comía su comida rápidamente para evitar que Lambo se la robara; mientras Tsunayoshi y Hayato se encontraban en su burbuja de amor, por lo que no prestaban mucha atención sobre lo que sucedía alrededor de ellos. Nana y Bianchi susurraban entre ellas lo adorables que se veían los muchachos a quienes observaban de cuando en cuando. Un almuerzo como cualquier otro con un poco de amor extra.


-¿A dónde tan rápido? –sentenció Bianchi en cuanto vio a los dos jóvenes irse.


Ambos voltearon a ver a la peli rosada y suspiraron. Nana pidió que regresaran a sus lugares y esperaran a que los más pequeños terminaran, para que luego pudieran hablar los cuatro. Los niños tardaron varios muchos minutos en terminar y luego fueron enviados a sus habitaciones con la supervisión de Fuuta, quien fue puesto a cargo. Una vez libres, los cuatro se dirigieron a la sala y las dos mujeres se sentaron al frente de la pareja.


-¿De qué quieren hablar? –trató de no gritar Hayato para no asustar a su, ahora suegra. 


-Pues… es obvio Hayato-kun –sonrió la castaña sorprendiendo a la pareja –De lo que deben y pueden hacer dentro de esa casa –rió apenas –Y de lo que no deben ni pueden –rió con más fuerza.


Ambos chicos se sonrojaron y Bianchi copió el gesto de la otra mujer, muy divertida, sí que Nana era directa. 

-¡Mamá! –gritó sonrojado el castaño con un puchero -¿Qué estás insinuando? Nosotros no hemos hecha nada malo… todavía –susurró al final.


La castaña solo se dedicó a reír, Bianchi negó con la cabeza y Hayato se sonrojó al verse descubierto.

Bianchi les dijo que si querían tener intimidad podían ir a su departamento, ya no lo usaba porque ahora vivía en esa casa, así que no había mayor problema. La pareja se ruborizó y la castaña siguió riendo pues las caras de ambos eran para enmarcar. Después de un lindo sermón para Hayato de parte de su suegra, ambos sintieron que era hora de irse, pero otra vez fueron retenidos por el par de mujeres.


-¡Foto! –aplaudió la castaña–Tienen que tomarse una foto… ¿Sí?

Sus ojos brillaron con la petición, ¿cómo decirle que no? Ambos chicos suspiraron. Posaron de mala gana para la dichosa foto y luego se fueron al cuarto del castaño, bajo la atenta mirada de ambas mujeres. Al llegar al cuarto, Tsuna se tiró en su cama boca arriba. Hayato se sentó en el piso y observo a su décimo.


-¿Te quedarás ahí o continuarás con lo de hace un momento? –había vuelto, el atrevido y lujurioso Tsuna.


-Seguiré décimo –sonrió Gokudera, se levantó y se puso encima del menor.


Con cierta vergüenza, el peli plateado le plantó un beso al castaño. Comenzó lento y con ternura para tornarse luego rápido y lujurioso. Tsuna pasó sus manos por los cabellos grisáceos de su amante y este pasó sus  manos por todo el cuerpo de Sawada, hasta llegar a sus muslos que empezó a masajear con ahínco. 


-Ngh… Atrevido –-gimió el menor, haciendo un puchero.


-Lo… si-siento… –tartamudeó.


-Solo bromeaba -se sonrojó el otro, sonriendo después- Puedes tocar todo lo que quieras.


El peli plateado sentía morir. ¿Todo lo que quisiera? Debía ser su día de suerte. Y ni flojo ni perezoso empezó por acariciar, aun tímidamente, la espalda del menor mientras se lo comía a besos.


-Ngh… Ahhh -el menor solo pudo gemir y acariciar los cabellos de su amante –Gokudera-kun… hazme tuyo, ahora –pidió más bien ordenando.


-De…Décimo –se sorprendió aquél- Como usted ordene.


Se puso muy serio, sonriendo ladinamente después, le sacó la polera al castaño y empezó a lamer sus botones rosados provocando sonoros gemidos por parte del menor.


-Ahh… -el menor no quería quedarse atrás y como pudo le sacó la camisa al peli plateado, seguido del polo.


Entre gemidos y caricias, los jóvenes terminaron por chochar sus miradas atrevidas, llenas de deseo y nostalgia. Los recuerdos de aquella semana en Italia se hicieron presentes por unos instantes. Recordaron fugazmente como se conocieron, se hicieron amigos y como en tan poco tiempo se llegaron a querer como un par de amantes. Gokudera siempre cuidadoso de que a su castaño no le faltara ni le pasara nada, mientras Sawada trataba de estar todo el tiempo posible con el peli plateado. La nana de Gokudera y la madre de Tsunayoshi se sorprendieron al ver como ambos se trataban, era una forma muy tierna y dulce, como una pareja de recién casados. 

El día en que Tsuna le dijo a Gokudera que se regresaba a Japón, éste le regaló su cometa más preciada, aquella que llevaba una calavera plateada al centro con el fondo rojo. Tsuna lo conservó durante meses, siempre salía con ella a pasear, hasta que un día casi se le escapó de las manos y el menor por miedo a perderla la guardó.


-¡Ahhh! -el castaño soltó un gemido fuerte al sentir como el dedo de su guardián entraba y salía de su cavidad- M-Más… rápi… rápido –suplicó entrecortadamente.


El mayor asintió y con ese dedo empezó a darle estocadas leves, luego procedió a meter un segundo dedo para comenzar a simular un par de tijeras, ensanchando la entrada estrecha del menor. Lo besó para distraerlo, sus miradas envueltas en pasión y deseo volvieron a chocar. Dulces caricias se hicieron presente y sonrieron para fundirse en un beso cálido y sensual. Tsuna pasó sus manos por el cabello de su guardián, los jaló levemente e hizo gemir al joven encima de él.  Pronto sintió un tercer dedo ser metido a su entrada y arqueo la espalda de dolor. Gokudera se asustó y sacó los dedos inmediatamente.


-Está b-bien… es nor… normal -trató de calmar a su guardián y le dio un pequeño beso para darle confianza- Sigue…


El ojiverde suspiró. –De acuerdo… pero si le duele, dígame y me detengo.

 

El menor asintió y su peli plateado volvió a meter los 3 dedos con cuidado y besando al menor para ahogar los gemidos con el fin de distraerlo del dolor. Una vez sintió que la entrada estaba más accesible, procedió a meter su miembro con cuidado para no lastimar a su amado. Al estar dentro, acarició el rostro sonrojado de Tsuna y lamió sus labios. Quiso esperar a que su Décimo se acostumbró a él, pero grande fue su sorpresa cuando el menor empezó a moverse y rodear su cuello para ayudarse a llegar a sus labios y besarlo con lujuria.

Hayato se quedó por unos segundos en shock y enseguida tomó el control del movimiento de los labios como de las estocadas. Se sintió tan desesperado como lo estaba su jefe, que decidió dejarse llevar por la lujuria.


-¡Hayato! –gritó el menor al sentir las estocadas más bruscas y veloces.


-D-Décimo… -abrazó a Tsuna- Aguante un poco más –lo miró, besándole con cariño.


-Ngh… -el menor sonrió y lo abrazó.


Hayato correspondió el abrazo. Entre besos dulces con estocadas rápidas, el castaño estaba por llegar a su clímax, al igual que Gokudera. Se detuvieron por un momento, sudados y felices de haberse reencontrado. Chocharon sus frentes y volvieron a su actividad anterior. Finalmente, ambos gritaron el nombre del otro en un orgasmo sincronizado e inolvidable. El peli plateado salió con cuidado de su adorado castaño, se acomodó a su costado y lo abrazo por la cintura para atraerlo a su cuerpo. El castaño hizo malabares para poder acurrucarse en el pecho de su amado.


-Te amo Tsuna… desde que te conocí en Italia… -acomodó las sábanas para taparlos.


-Y yo a ti mi amada mano derecha –besó el mentón del contrario.


Se sonrieron y se perdieron en la mirada del otro, hasta que la puerta sonó. Ambos se asustaron, pero enseguida Tsuna dio permiso a que pasaran, provocando casi un infarto en el pobre peli plateado. Bianchi entró, acomodándose sus gafas amarillas.


-Hayato, Tsuna, ¿qué les dijimos? –reclamó con manos en su cintura.


-Lo siento –el castaño sacó la lengua divertido por la situación.


-Mmm… solo por ser su primera vez, pero la siguiente ya saben –dijo, cerrando la puerta tras ella.


Tsuna sonrió y miró a un muy sonrojado Hayato. Rió levemente, acercándose a su guardián para depositar un largo y húmedo beso lleno de deseo y cariño.


-¿Quieres continuar? –le miró seductoramente.


-…Claro –replicó el otro, sonrojado y se posicionó encima del castaño.


-Aprovéchame… -sonrió seduciendo a su ya excitado amante.


-Eso haré –y volvieron a amarse entre las sábanas de la residencia Sawada.

 

 

Al día siguiente…


La brisa del atardecer refrescaba a dos jóvenes agarrados de las manos, uno de ellos llevaba una maderita con un hilo que subía hasta el cielo y sostenía una cometa de color rojo con un decorado plateado al centro.


-Me encanta… -sonrió el castaño mirando su cometa volar.


-A mí me encanta usted Décimo –comentó Hayato, sonrojado.


Tsuna sonrió apenado y miró al cielo.


-Nee… ¿No quieres ir al departamento de Bianchi? Digo… podríamos mirar cómo es… y todo eso ¿no? –le observó inocentemente, pero en su mirada había una chispa de lujuria impregnada.


-…Claro –sonrió sonrojado y lo cogió de  la cintura -Te amo… -besó la frente del castaño.


-Y yo a ti… -se acurrucó en el pecho del ojiverde.


Se besaron en medio del parque, mientras Tsuna cogía con fuerza la cometa. De lejos se veían dos siluetas que los miraron con sonrisas pero ojos tristes. Los amaban y por ello los dejarían libres.

 


-Fin-

 

Notas finales:

¡Gracias por leer! 

¡No olviden de dejar un comentario si les gusto el fic! :D 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).