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Las gotas de vida por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Yo me presento para actualizar y ¿por qué?

Porque hoy es el cumpleaños de Yumi

¡FELICIDADES YUMI! TE ADORO Y ESPERO QUE LA PASES BIEN!!!!

(^_^)/

 

No crean que no adoro a todos los que me dejan reviews, los quiero!!! pero este fic venía especialmente diseñado para esta fecha, porque es un pedido, shi... un pedido

 

Sin más, yo espero que todos lo disfruten, porque... bueno, ya lo sabrán al final jajajaja

 

DISFRUTEN!!!!

 

 

 

 

Para Ugetsu fue un pequeño sueño estar con su destinado, pensó que no podría tener a nadie más en su vida, estaba convencido de que su alma gemela se desvaneció y no la encontraría en una reencarnación. Pero al ver a Takeshi en clase, sonreía sin querer. Era feliz, no podía negarlo, a pesar de que debían mantenerlo en secreto, bastaba que entre ellos dos existiera la buena voluntad. Giotto ayudaba a Asari a encontrarse con Takeshi en las noches, mientras el rubio también se escapaba intentando acercarse a su destinado, quien era un chico pelirrojo de nombre Cozato Simon que trabajaba en una cafetería cerca del hospital donde Giotto laboraba. Estaban bien así, al menos por el momento, después pensarían en las complicadas etapas que debían superar

Asari se encontraba con Takeshi los fines de semana, lejos de la ciudad donde los riesgos eran mínimos. Paseaban como cualquier persona normal, platicaban un poco de acerca de la gente que habitaba en el clan de cambia-formas en base leopardo, de los hermanos del mayor y de sus respectivos padres. Ugetsu hablaba de las tierras que dominaba su gente, allí en dónde eran libres de problemas, que la gente no los miraría mal por la diferencia de edad o por su sexualidad. Takeshi escuchaba todo fascinado y se sentía tan feliz de compartir todas esas cosas. Así fortalecían su lazo, su convivencia, su relación y se reflejaba en las sonrisas que se dedicaban. Era un sueño hecho realidad, hasta parecía que no era verdad

 

 

Pero todo se acabó cuando el  hermano mayor, Alaude, llegó con una noticia importante y que no podía esperar “debemos regresar, se dice que puede haber una disputa entre nuestra gente y los osos negros.” Giotto y Asari se tensaron, tenían muchos planes, tenían a sus destinados tan cerca y de repente debían volver. Obviamente discutieron un rato, tratando de aplazar todo ese asunto, pero la palabra “disputa” era demasiado grave y Alaude no era hombre de aceptar negativas

 

-deberán decidir cómo hacer para llevarse a sus destinados, cabe decir que deben estar ya marcados… porque si no tendremos dificultades – Alaude era frio, sin problemas para desplazarse pero ellos si tenían dificultades

-pero Cozart no querrá venir y… pero las cosas… los empleos – Giotto trataba de encontrar palabras para quedarse allí, pero no había como… no hallaba escusa factible

-Takeshi no tiene edad de dejar su casa y además está eso de la marca… ¿cómo se lo diré? – Ugetsu era el siguiente en protestar, tantas cosas se arremolinaban en su cabeza y no había forma de salir del lío

-no sé – Alaude bostezó ignorando todo a su alrededor y se encaminó a su habitación – como sea… partiremos mañana al amanecer, ya mandé sus cartas de renuncia, están preparados para todo

-nada es tan fácil – el azabache se quejó pero Alaude ya estaba cerrando su puerta

-maldición – se quejó Giotto – yo no me voy sin Cozart – hizo un leve puchero y sonrió – lo tomaré hoy, te sugiero que hagas lo mismo

-desvergonzado – Asari reía al ver que su hermano no tenía problema en hacer lo que desease pero él si tenía muchos problemas – pero sabes que debemos transformarnos y…

-no sé tú, pero yo ya le dije a Cozart lo que soy

-aun así… tener sexo en esa forma… no es tan normal para ellos, sería distinto si fueran de nuestra misma especie – Ugetsu se tiraba de su cabellera pensando en todo eso

-Cozart es mitad zorro – sonrió Giotto y ahora Ugetsu entendía por qué su hermano estaba tan tranquilo. Después el azabache solo lo vio desaparecer al rubio cuando saltó por la ventana

-supongo que haré lo mismo – suspiró – ¡pero no es tan fácil!

 

Caminaba por las calles del sector, le gustaba esa ciudad y quería quedarse pero debía cumplir con las tareas de sucesor, además de aquello… Ugetsu debía marcar a su destinado y eso no era fácil para ninguno. Mucho menos cuando se trataba de un humano quien no sabía los rituales de su especie, los cambia-formas tenían ciertos requisitos que cumplir para que su pareja se ligara a ellos de por vida, era como un matrimonio. No sabía cómo iba a decírselo a Takeshi, ni como se lo llevaría con él, pero… debía hacerlo o nunca más podría volver

 

-Ugetsu, ¿qué haces por aquí? – se lo topó de frente, parecía que el jovencito volvía de hacer un encargo

-Takeshi… – sonreía con melancolía, ¿en verdad le iba a quitar la dicha de ser normal? – yo…

-¿sucede algo, Ugetsu? ¿Te ves desanimado? – el menor se acercó sin dudarlo, observándolo con esa mirada brillante… Ugetsu adoraba eso

-yo tendré que irme mañana – el mayor observó la reacción de su pequeña pareja. Takeshi no hizo más que estremecerse y hacer una pequeña mueca, su mirada se apagó y su sonrisa se extinguió, no quería verlo así pero…

-¿por qué tan rápido?

-porque mi clan me llama – lo miró y es que le había contado ya varias cosas sobre su familia – pero… quiero que vayas conmigo

-eso… ¿se puede? – era un libro abierto, sus reacciones aparecían tan rápido que a veces aturdía a Ugetsu

-eres mi destinado… si quieres puedes venir conmigo pero tendrás que vivir como mi gente… por eso quiero que lo pienses. Aquí tendrías una vida normal, hijos, familia, trabajo y… todo – lo miraba con una pequeña sonrisa – no quiero obligarte a nada y…

-es tan repentino… – dijo aquel jovencito y  el miedo al cambio llenaba esa mirada – pero siento que sin ti… no podré vivir tranquilo

-eso es ser un destinado, tu alma unida a la mía… necesitarnos mutuamente, un amor verdadero y único – Ugetsu miraba directamente a Takeshi, reflejando sus miedos, sus anhelos… todo

-entonces iré – lo miró con su gran sonrisa – si me prometes que te quedarás conmigo… iré

-Takeshi… gracias – fue lo único que dijo antes de abrazarlo – gracias… – murmuraba en el oído del jovencito

-pero tienes que decirle a mi padre – apenas recordó aquello, a veces olvidaba las cosas más importantes

-me matará – sonreía Ugetsu pues cuando le contó a Tsuyoshi que pretendía salir con Takeshi, una filosa hacha voló directo hacia él… fue un buen recuerdo, agradeció infinitamente a sus extremas habilidades de percepción y reflejos instantáneos

 

Caminaron por las calles, tomados de las manos como una pareja, pero al llegar allí, al lugar indicado… el restaurante de aquel hombre que se ponía como una fiera cuando se enojaba… no había nadie. Era raro puesto que Tsuyoshi debería estar allí, era día laborable. Una nota decía que volvería a altas horas de la noche pues iba a ver a un amigo y Ugetsu solo suspiró, tenían tiempo para hablar un poco más.

En la oscuridad Takeshi se veía tentador… y Ugetsu lo besó, lamió sus labios y sonreía al escuchar como el pequeño suspiraba bajito. El ojimiel parecía confundido pero cuando un abrazo lo envolvió se dejó llevar, correspondiendo al gesto, elevando su rostro para que el beso continuara, envolviéndolo con sus brazos, colgándose del cuello del mayor… suspirando cuando aquella lengua ingresó en su cavidad. Se habían besado antes, pocas veces en lugares solitarios pues la vergüenza de Takeshi era normal y hasta adorable. Poco a poco Ugetsu profundizó aquel beso, explorando la cavidad húmeda, juntando sus lenguas, guiándolo en una danza suave, que poco a poco tomaba fuerza.

Estaban a oscuras y eso les daba oportunidad a sonrojarse sin importar que alguien los viera, a acariciarse sin avergonzarse, a jugar con sus labios y juntar sus cuerpos sin problema… la oscuridad era aliada de aquellos enamorados que experimentaban las muestras de cariño más personales. Llegó un momento en donde Takeshi suspiraba entre el beso, sintiendo como la experta lengua lo rozaba en el paladar, en los labios, las caricias en su espalda lo hacían arquearse un poco pegando su cuerpo al del mayor y terminó  rozándose con la intimidad contraria, soltando un gemido leve. Ugetsu supo que el cuerpo del menor reaccionaba ante su presencia, Takeshi se estremecía con las caricias que le otorgaba, gemía bajito cuando sus cuerpos se juntaban en extremo… era lindo y Ugetsu siguió besándolo para escuchar aquellos suspiros que salían de esa boquita que adoraba profanar con su lengua. Takeshi estaba todo rojo al emitir un gemido más audible e intentó separarse pero solo logró volver a rozarse y gemir de nuevo. Ugetsu sonrió pues lo  besó por largo rato, entrelazando sus lenguas, tentando al menor para que siguiera descubriendo las reacciones de su cuerpo… al final fue Takeshi, quien empezó a rozarse voluntariamente, movía sus caderas con lentitud pero daba a mostrar como su erección despertaba, sumándole a eso estaban los leves gemiditos que intentaba ocultar

 

-¿te unirías a mí? – susurró el mayor y como respuesta Takeshi se colgó del cuello ajeno y cuando fue levantado, entrelazó sus piernas en la cadera de Ugetsu pegando más sus cuerpos – creo que eso… es un sí – jadeó al sentir como el jovencito movía sus caderas rozando su erección contra la contraria – joder… si haces eso yo…

-tu olor me marea –  susurró el más joven, temblando ligeramente al sentir el bulto que Ugetsu tenía en su intimidad – solo quiero… envolverme en él

-¿me hueles? – Takeshi asintió ligeramente, Ugetsu sonreía pues esa era la última señal que quería– te marcaré como mío… Takeshi – susurraba en el oído del menor, mientras empezaba a caminar por aquella casa, subiendo las escaleras y buscando la habitación donde el aroma de su pequeño fuera más fuerte

-ahí – susurró jadeando desesperadamente mientras  movía sus caderas y mordía sus labios en un vano intento de acallar su voz – hazme el amor… hazlo en mi cuarto… Ugetsu – suplicó al final, embriagado por el aroma potente de su pareja, perdido en el deseo carnal

 

 

Ugetsu no dijo nada más mientras ingresaba a oscuras en esa habitación. Recostó a su pequeño novio con cuidado y se colocó entre sus piernas. El mayor podía ver como el jovencito se retorcía de placer mientras sentía los leves roces que Ugetsu le daba, aquellos dedos masajeaban la intimidad por sobre la ropa de Takeshi. La vista era genial, el mayor podía verlo claramente, sus ojos adaptables a la oscuridad, una parte animal que agradecía en ese momento. Se relamía al ver aquella imagen… su Takeshi. Esos labios entreabiertos, el rubor incrementándose de a poco, el brillo en esa mirada, el placer apareciendo en esos iris. Ugetsu le abrió los pantalones y los empezó a deslizar con calma, pero las manos temblorosas del menor lo detuvieron. Se veía tan lindo para los ojos del mayor, quien dejó su tarea prefiriendo  concentrarse en aquella boca, deslizar sus dedos por el abdomen y ascenderlas hasta los pezones, masajearlos con delicadeza escuchando los suspiros. Lo besaba con calma, con pasión a la vez, delineando esos labios con la lengua que empezaba a ponerse un poco rugosa, Ugetsu sabía que su lado animal aparecía de a poco. Y Takeshi perdido en el mar de sensaciones no percibía los leves cambios, al menos por ese momento cuando sus prendas superiores eran retiradas

 

-¿qué? – el menor abrió sus ojos, estaba un poco sorprendido al sentir como algo suave se paseaba por su abdomen – ¿una… cola?

-es mi cola – sonreía Ugetsu cuando lo besaba para callarlo y seguir invadiendo su boca, enredando su lengua con la del más joven, quien se estremecía cuando aquella extensión animal se rozaba con su piel o se deslizaba entre sus piernas y se enredaba en sus extremidades acariciándolo con suavidad

-ah… ah… – lo dejó respirar mientras deslizaba su lengua por el cuello expuesto. Disfrutando de los gemiditos que soltaba su pequeño Takeshi – está… rasposa… ahh – se arqueaba levemente al sentir como deslizaba esa lengua por su clavícula

-mi pequeño Takeshi – susurraba en el oído del menor, antes de quitarle las prendas superiores y mirarlo con detenimiento, memorizando sus expresiones, cada pequeña muestra de ellas – mío solamente – susurraba bajando hasta pasar su lengua por los pezones erectos, succionándolos de vez en cuando, mordiéndolo levemente

-ah... ah... Ugetsu… no… agh... mmh… – se retorcía pues aquella cola se paseaba por su cintura deslizando el pantalón deportivo que llevaba, bajándolo con cuidado – déjame… tocarte – rogaba perdido entre el placer

-tu aroma me excita – susurró Ugetsu mientras rodaba hasta dejar a su pequeño encima de él – demasiado… – lo dejó sentado en su cadera. Lo miró dudar por un minuto y entonces guió las caderas del menor moviéndolas para que la erección visible se rozaba contra sus nalgas. Takeshi gemía avergonzado por estar haciendo aquello, nunca nada lo había excitado tanto como sentir aquella dureza rozándose en esa parte de su cuerpo. No pasó mucho tiempo como para que él solo se moviera en tortuosa calma gimiendo debido al escalofrío que eso le producía

-Uget… Ugetsu – decía entre lágrimas pues su ahora amante apretaba sus pezones duros y simulaba embestidas – tu… tu cuerpo – decía bajito y con manos temblorosas subía la camiseta del mayor. Ugetsu lo ayudaba a quitar aquella prenda y dejaba que el más joven besara su pecho y mordiera sus pezones, no le molestaba que quisiera participar y experimentar

-déjame darte placer – le sonreía mientras lo dejaba debajo de su cuerpo nuevamente y se separaba un momento hasta quitarse el resto de la ropa. Ugetsu sabía que estaba a punto, su cola se movía de un lado al otro, sus dientes crecieron y sus orejas cambiaron, sus garras iban en aumento y Takeshi en la oscuridad nerviosamente veía simplemente el perfil del mayor, con un lindo sonrojo, avergonzado por estar en esa situación

-eres grande –  susurró Takeshi cuando las luces detallaron a Ugetsu en el esplendor de la desnudez, para después taparse la boca y cerrar sus ojos. El mayor lo besó desde el cuello, deslizando sus manos por el cuerpo de Takeshi, deslizando los pantalones y bóxer a la vez, dejándolo totalmente desnudo, gruñendo por la excitación

-calma… cierra tus ojos y disfruta – le susurraba mientras descendía dándole besos cálidos para relajarlo, abría aquellas piernas y masajeaba el miembro erecto, el cual ese día sería degustado con gula y calma. Ugetsu lamía la punta viendo al joven estremecerse, deslizó su lengua por el miembro viendo a su pequeño amante arquearse, lo envolvía, deslizaba sus colmillos con suavidad, con cuidado de no lastimarlo, tratándolo como una joya preciada… todo en Takeshi era su tesoro. Se levantó un momento, dejando que sus dedos masajearan la extensión del pequeño miembro adolescente, mientras su boca se ocupaba de aprisionar los labios ajenos – lámelos – susurró y el más joven entre gemidos aceptó esos dedos que acariciaban sus labios. Sus ojos no se desconectaron, Ugetsu movía sus dedos sobre aquella lengua impidiendo que los gemidos salieran. Cuando sintió que estaba lo suficientemente húmedos besó a Takeshi, entreteniéndolo para después descender sus dígitos acariciando aquella zona entre los músculos

-Uge… Ugetsu – se quejó cuando esa zona era masajeada y presionada, los besos lo entretenían pero la incomodidad no desaparecía – espera ah… ah – sintió el primer dedo mientras su erección era acariciada – duele

-tranquilo… tranquilo – susurraba en su oído mientras aumentaba la atención en la erección – te sentirás mejor… confía en mi – besó una última vez al muchacho y descendió en un camino de besos hasta aquella erección, lamiendo la punta succionándolo con calma, escuchando como de a poco esos quejidos se volvían gemidos, y así insertaba un dedo más, expandía esa entradita, lo justo para ingresar el tercero y seguir

-ah… ah… no... no lo hagas – pero el mayor no se separó y por el contrario succionó la punta con fuerza, después metiéndolo entero en su boca, un vaivén delicado que aumentaba su ritmo. Ugetsu se separó un momento para ensalivar sus dedos nuevamente, debía hacerlo lo menos doloroso posible, lo veía retorcerse de placer antes de volver a su tarea de felación, los dedos mojados acariciaron aquella entrada y Takeshi apenas sintió cuando eran tres los invasores en sus entrañas – Ugetsu… yo… mgh

-tranquilo… – sonreía masajeando el miembro de Takeshi e ingresando sus dedos hasta lo más profundo, ascendía mordiendo su vientre, su piel… marcándola mientras estiraba esa entradita – calmado… gime para mí – esa cola masajeaba las piernas y él succionaba los pezones con habilidad

-agh… ah… yo… yo me… me voy... a –el mayor metió sus dedos guiándolos hasta el fondo de jovencito, tocó su punto dulce haciéndolo gritar y obligándolo a eyacular – ¡Ugetsu!

-yo… necesito marcarte – susurraba sintiendo como su cuerpo tomaba su verdadera forma, se empezaba a moldear – tranquilo, confía en mi – Ugetsu lo veía jadear, la mirada cristalina y se sentía un poco dudoso de lo que estaba a punto de ocurrir – Takeshi… solo será esta vez… una marca con mi forma verdadera – hizo que el menor lo mirara mientras sus dedos seguían moviéndose dentro de aquella partecita, observando a Takeshi estremeciéndose – te marcaré como mi pareja… solo confía en mi

-Ugetsu… te amo – sonrió y el mencionado lo besó con delicadeza, con amor, dulzura

-te amo tanto – le susurró haciendo que el más joven se estremeciera al mismo tiempo que retiraba los invasores – date vuelta – le susurraba con la voz ronca y gruñendo con suavidad. El menor tembló pero obedeció, confiaba en esa voz. Ugetsu lo acomodó levantando sus caderas y dejando que se apoyara en sus codos para que pareciera una posición animal – cálmate y confía en mi… soy yo… solo recuerda eso… soy yo

-Ugetsu – se tensó al sentir la cola enrollarse en una de sus piernas – que... ¿qué haces? – pero no recibió respuesta, solo sintió un ligero peso encima de si, un cosquilleo en su espalda, parecía pelaje y un ronroneo leve – Ugetsu… dime algo… – se calló al sentir la lengua rasposa ascender por su espalda, cerró sus ojos al sentir el jadeo leve de su pareja pero…

 

Takeshi no podía verlo, pero podía sentirlo, un jadeo, un roce, un ronroneo. El jovencito entró en pánico cuando sintió el peso extra sobre su cuerpo, a cada lado tenía dos extremidades gatunas que terminaban en garras, filosas y que brillaban con la poca luz dada debido a través de las lámparas fuera de su habitación, en la calle. Tembló al escuchar el gruñido animal que le alteraban los sentidos, sentía el aliento de aquella bestia sobre su oído y sintió el roce de esa piel peluda en su espalda. Esa nariz fría se rozó en su cuello y ascendió hasta su mejilla, el menor cerró los ojos al entender que una bestia estaba sobre él y se restregaba contra su trasero, podía sentirlo… era extraño. Abrió los ojos al sentir una lengua que rozaba su mejilla, se alejó instintivamente removiéndose incómodo pero vio esos colmillos enormes y se detuvo… tenía miedo, quería que parara… pero no sabía si Ugetsu lo haría, dudaba que lo hiciera… recordaba las palabras de Ugetsu, era él quien estaba encima de su cuerpo

 

-ya no… Ugetsu… por favor… para… – pero recibió una leve lamida en sus labios, cerró sus ojos derramando lágrimas, sabía que Ugetsu no era normal… pero esto pasaba los limites – estoy… asustado… Ugetsu

 

La cola peluda lo empezó a acariciar en su miembro y a pesar del miedo, también sintió placer. Takeshi trató de pensar solo en Ugetsu, solo en eso pero era difícil mientras sentía el roce del pelaje en toda su espalda. Las patas traseras de aquella bestia se rozaban con sus piernas, se removía sobre sí. Sentía el miembro húmedo entre sus nalgas, empezaba a rozarse más seguido, más decidido, más cálido cada vez. El jovencito se arqueó cuando esa cola oprimió su miembro, jadeó debido a la electricidad en su columna, que ascendía sin piedad. Lloró por el pánico y el placer que sintió su cuerpo cuando aquella cola se introdujo en su entrada, moviéndose adentro y afuera. Takeshi entendía que Ugetsu intentaba calmarlo, ronroneando cerca de su oído, pero poco podía hacer… era raro, y lo raro daba miedo

 

-Ugetsu… ah… ah – gimoteó cuando esa cola salió de su cuerpo – ya no… hazlo rápido – suplicó y aquella lengua repasó sus hombros, el hocico del animal se frotó en su mejilla y el menor solo tembló – ya… ya… - sus lágrimas descendían… miedo, en eso pensaba

 

Takeshi sintió como el aliento del animal chocó contra su cuello, sintió la leve mordida, esos colmillos incrustándose con cuidado y se asustó pero se quedó quieto, levantando sus caderas y esperando que aquel miembro lo invadiera, en su mente se repetía que era Ugetsu, que era él, pero a la vez quería que todo acabara. Sintió un roce más entre sus nalgas y la presión de aquel miembro en su entrada, gimoteó y se tensó, pero esa cola envolvió su miembro haciéndolo relajarse de a poco. Ese miembro se adentró en él, poco a poco, Takeshi gimió y derramó lagrimas pues estaba asustado, sintió como esa dureza se incrustó en sus entrañas y soltó el aire contenido. No pudo descansar o asimilarlo cuando ya sintió el vaivén frenético de ese animal, gimió… podía ser la situación más rara y perturbadora pero gemía… tenía calor y sentía placer. La lengua se deslizaba por su nuca y el aliento del leopardo chocaba contra sus cabellos, el miembro salía y entraba en sus entrañas con rapidez, caliente, húmedo, duro, profundo… y en cierto punto, delicioso. Su saliva se desbordó igual que sus lágrimas, el vaivén era errático y gimió fuerte levantando más sus caderas moviéndolas a ritmo para que profundizara, esa cola lo masturbaba al ritmo de las estocadas… era maravilloso de cierta forma. Se arqueó de placer sin importar lo absurdo de la situación… de lo contrariado que estaba por saber que una enorme bestia con garras y colmillos le estaba quitando la virginidad

 

-Ugetsu… te amo – dijo bajito mientras sentía como aquel gran miembro tocaba su punto dulce, sus brazos le fallaron y cayó. Mordió sus sábanas pues las estocadas llegaban profundo, esa cola lo recorría por la cintura y testículos, escuchaba los jadeos de ese felino de manchas. No lo veía pero se lo imaginaba, el animal gruñía, lamía, se movía con frenetismo y escuchaba el rechinar de su cama – me… ah… me vengo – avisó sin saber si Ugetsu lo entendía o no, jadeaba al sentir su orgasmo llegar, sus caderas se movían a ritmo de Ugetsu para profundizar el contacto y gimió – UGET... SU – gimió al momento de venirse, escuchó el gruñido agudo del animal y sintió el líquido llenarlo. Jadeó por lo caliente que era… jadeó con sus lágrimas brotando… al fin terminó todo y ahora su mente en blanco se deleitaba por el placer de sentir la calidez

 

Se quedó quieto mientras eso pasaba, sus piernas le temblaban pero se quedó allí hasta que aquel miembro lo abandonó por completo. Escuchó el gruñido del animal y sintió una lamida más como reconfortándolo, cayó contra el colchón y con curiosidad giró, lo vio… era una fiera de brillantes ojos que lo miraba. Jadeaba, el aliento cálido chocaba contra su cuerpo, levantó su mano para tocar ese pelaje, suave… muy suave. Apretó esas orejas y el animal ronroneó acercándose para restregarse en su pecho y en su rostro. Takeshi tembló pero a la vez sonrió, al fin lo veía en su forma original y aunque no le agradó mucho ser penetrado por un animal… era su amante. Besó a esa fiera y dejó que esta se recostara sobre si, sentía el pelaje y el miembro de este que se restregaba contra él, gimió bajito y se abrazó al cuello de esa fiera, acariciando el lomo y sonriendo, susurró un te amo y cayó en brazos de Morfeo, su pesadilla llena de placer terminó… era raro y no importó

 

Ugetsu se quedó allí, mirando al jovencito, debía esperar un poco antes de volver a su forma humana. Marcar al destinado llevaba un poquito de tiempo, la mordida que le hizo en la nuca tardaba en tatuarse en la piel. Una marca en tono azulado, con la inicial de su nombre y en su piel la inicial de Takeshi. Se quedó a su lado, acurrucándose para darle calor, deslizando su cola para masajearlo en lo que normalmente sería considerado una caricia. Sabía que Takeshi estaba un poco asustado, pero era necesario, no tuvo tiempo de contarle detalladamente pero ahora ya era tarde. Cuando pasó el tiempo y sintió la unión completa, Ugetsu tomó su forma humana, limpiando y arreglando a Takeshi, se vistió y acomodó a su lado, solo debía esperar a que el padre de su pequeño llegara, para explicarle todo y ver qué pasaba

 

Cuando Tsuyoshi llegó, Ugetsu empezó con su plática entre adultos. Lo enfrentó, obviamente el padre del jovencito quiso matarlo cuando se enteró que quería llevarse a Takeshi, sumándole que estaba un poco ebrio y que tenía cuchillos de cocina… lo demás fue sencillo. Le contó sobre su condición animal y hasta le mostró su cola y orejas. Tsuyoshi entendió todo a pesar del asombro inicial y al final accedió al pedido, con clara advertencia de no hacer sufrir a su hijo y de visitarlo seguido, porque su amado pequeño era el único que le quedaba en la vida

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

Bueno, es el primer lemon zoofílico que hago, bien... fue raramente traumatizante, pero cuando te haces a la idea, pues ya no es tan malo, además a Yumi le gustan y como es su cumpleaños pues aquí me tienen... soy débil ante los pedidos con pucheros jajajja

 

Nadie se muere por dejar un review~~~

 

Yo empezaré a responder ahora mismo~~~~

 

Muchas gracias por seguir leyendo este fic

 

Nos vemos la próxima~~~


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