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Las gotas de vida por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno, actualizo ya, porque se me olvida después jajaja

Bueno, seguimos con esta historia, poquito a poquito sigue, ya mismo vienen los lios muajajjaja y ahí si mi drama de lo lindo 

  

-cuídate hijo mío – fueron las palabras que Tsuyoshi le dedicó a Takeshi. Ugetsu vio el amor fraternal de padre e hijo, abrazarse y sonreírse a pesar de la despedida. Se quedó en silencio mientras eso pasaba, era de madrugada y el frio calaba los huesos al salir de aquella casa con una maleta con solo lo necesario

-le prometo que lo cuidaré como a un tesoro – Ugetsu inclinó su cabeza ante el hombre al que seguramente le doblaba la edad, y aun así su apariencia daba muestras de ser el menor

-más te vale – dijo con seriedad – y deja que se comunique conmigo seguido

-no se preocupe, nos estableceremos y lo traeré de nuevo para una visita larga – sonrió  y al final estrecharon sus manos para acabar con la despedida.

 

 

Entrelazó sus manos, sus dedos se mezclaron, el silencio se tornó un poco incómodo pues Takeshi aun recordaba lo sucedido la noche anterior, aun sentía una leve incomodidad en su parte baja. El menor veía la espalda de Ugetsu quien con paciencia caminaba con él, cargando el equipaje se veía como… como uno de esos actores en las historias de la tele, aquel esposo que protege a su familia de todo. Las mejillas del menor se tiñeron de un tono rojizo por los pensamientos que tenía, además… ¿no habían ya tenido su primera vez juntos? Aunque esa primera experiencia sexual no fue de la más común… tenía una duda, ¿así serían todas las veces? Se tensó al pensarlo, pues… fue raro. Iba a preguntarle aunque le diera vergüenza hacerlo, pero a lo lejos vio a tres personas. Era de madrugada, el sol aun no salía, pero no faltaba mucho… y esas personas se le hicieron conocidas

 

 

-al final lo hiciste – sonrió el rubio gentil, quien saludaba con la mano – un gusto en verte, Takeshi. Me moría de miedo que no aceptaras, Ugetsu se deprimiría y se pone todo negativo como…

-¿podrías detenerte? – pidió Ugetsu escuchando la risa de su hermano, quien… ¿ocultaba a alguien detrás de su espalda? – él debe ser Cozart… un gusto en conocerte

-después se presentan – el mayor de los hermanos habló con firmeza, asustando a los dos menores – nos vamos ahora

-discúlpalo, él es así – sonrió Ugetsu calmando a los dos jovencitos – Alaude es el serio de la familia

 

 

Los cuatro platicaron continuamente, conociéndose entre sí. Cozart entabló amistad con Takeshi casi de inmediato, entre ellos hablando sobre detalles de los cambia formas, pues el pelirrojo era uno de ellos, aunque de una clase diferente. Con vergüenza Takeshi preguntó su duda más grande y el otro riéndose bajito al ver la timidez del menor le negó tal hecho “solo es la primera vez, o cuando deseen tener hijos” en ese momento Takeshi no le puso mucha atención a lo de tener hijos… eran hombres, ¿no? Eso no se podía. Lo que importaba ahora era ¿a dónde irían? ¿Y por qué usarían un auto negro de vidrios polarizados? ¿Eran ricos o qué? Además… los veía hablar de algunas cosas que englobaban las palabras “clan, disputa, legado, marcas, pertenencias, herederos” y no sé qué cosas… El auto era cómodo, bien equipado, disfrutaba del paseo pero el sueño de Cozart era contagioso, además no durmió mucho y estaba cansado, así que se perdió el viaje en auto

 

 

-buenas tardes – Ugetsu sonrió al ver como su pequeño novio despertaba – ¿descansaste bien?

-Ugetsu… ¿a dónde vamos? – al darse cuenta que estaba siendo cargado de forma nupcial se aferró a la camisa del mayor, avergonzado – puedo caminar, ¿me bajas?

-no creo que quieras – dijo con una sonrisa viendo adelante – es más, cierra los ojos hasta que yo te diga

-¿por qué? – y con curiosidad vio al frente, Cozart se aferraba a Giotto cerrando sus ojos y abrazándose al cuello del rubio – ¿Cozart? – descendió su mirada y… ¡ahora lo entendía! Caminaban sobre un tronco de árbol caído, pero eso no era el problema – ¡Ugetsu! – se abrazó al mayor con fuerza por el miedo, estaban en la cima de un vacío entre dos montañas, no se veía el final de ese lugar. Solo se observaba las dos paredes unidas por ese único tronco que dios sabe si era seguro o si  se iba a quebrar de repente

-tranquilo – dejó que se aferrara a él – cierra los ojos, está bien… es la única forma de cruzar la frontera – explicó con tranquilidad, mientras seguía a sus hermanos, ya estaba acostumbrado a esas cosas. Recorrían ese camino con frecuencia, además… sin ese tronco pues tenían que descender, caminar por el rio y buscar un cruce, eso era más agotador – ¿has descansado bien?

-no me preguntes eso ahora – se quejó aferrándose con fuerza, cerrando sus ojos y esperando que aquella absurda situación terminara – despierto y estoy caminando a no sé cuántos metros sobre el vacío – dijo temblando de solo pensarlo y apretando más sus parpados

-jaja… lo siento, supongo que es demasiado normal para mí – vio a Alaude llegar al otro lado y después a Giotto quien soltaba  aun asustado Cozart que se alejaba lo más posible del filo de aquel lugar – llegamos, puedes abrir tus ojos – dejó a su pequeño en el suelo, tomando de la mano del chico para seguir con el camino

-maldición, no quiero volver a pasar por ahí – se quejó alejándose con rapidez – por cierto… ¿qué hora es?

-las cuatro de la tarde, ¿dormiste lo suficiente? –

-¿tan tarde?

-estabas cansado, es normal – no miraba el sonrojo del menor, pues ese cansancio era porque la noche anterior ellos…

-¿y tú?

-me siento bien

-descansaremos allí – Alaude cortó la plática mientras veía a lo lejos un pequeño poblado – es zona neutral, dormiremos y en la mañana retomaremos el camino hacia en clan

 

Takeshi vio todo muy normal, además… ¿no había autos? ¿Por qué? Pero cuando vio mejor, las personas… ¡tenían colas! ¡Y orejas! ¡Pero que! Y de ahí recordó que su novio y por consecuencia los demás eran cambia-formas, además que se suponía era una zona neutral y todos se veían tranquilos. Aunque se ganó varias miradas extrañadas, se sintió más observado que cuando jugaba los partidos de béisbol y destacaba… y eso era mucho. Escuchó varios murmullos y las miradas intensas de algunos, demasiado si era sincero, se estaba sintiendo incómodo hasta que Ugetsu gruñó… literalmente gruñó, mostrando unos colmillos afilados… el menor se sorprendió pues no había visto esa parte de Ugetsu, jamás

 

 

-calmado – habló Giotto golpeando la cabeza de Ugetsu – buen chico – se reía acariciándole la cabeza cuando el azabache dejó de gruñir

-ellos estaban mirándolo demasiado – bufó el atacado mientras miraba mal a los demás y atraía a Takeshi mas cerca de si – es mío

-pff… jajaja – Takeshi empezó a reírse al reconocer un comportamiento animal en su pareja, nunca pensó en ver una defensa territorial o algo por el estilo – nunca pensé… que pasaría por esto… es raro

-está marcado, no hay problema alguno – habló Alaude deteniéndose en frente de una edificación de cuatro o cinco pisos, e ingresar sin pedir opinión ni fijarse en que los otros cambia-formas lo veían con un poco de temor

-la marca – susurró Takeshi – ¿qué marca? – a lo lejos vio un par de orejas puntiagudas, como de lince y una cola de lobo… sí que había variedad

-¿no la has visto? – sonreía Cozart – aquí… creo que también puedes sentirla – decía tocándose la parte de atrás del cuello y Takeshi lo hizo también

-wow… tengo… ¿un tatuaje?.... genial – sonrió reconociendo una figura en su cuello, la tocaba y tenía una forma, era la inicial de su amante…

-ellos también lo tienen – dijo Cozart apuntando al cuello de Ugetsu quien ya entraba a la edificación – es la marca de una pareja, con eso nadie puede tocarte o corre riesgo de morir

-¿tan importante es? – Takeshi observaba al pelirrojo quien sonreía al mirar a Giotto

-demasiado, es un lazo de vida, los dos vivirán tanto como sus cuerpos lo decidan o cumplirán la edad del que más vida tenga – explicó Cozart antes de seguir a su pareja – en tu caso vivirás tanto como Ugetsu, porque él es más longevo que tú

 

 

Takeshi tenía dudas, muchas dudas a decir verdad, no sabía tanto de los cambia-formas y cada vez se interesaba más en esa vida que tendría que compartir. Esperaría hasta la noche pues ahora estaba hambriento, además, ahora que o pensaba… ¿qué haría con la escuela? Se quedaron en su habitación… una matrimonial pues ahora tenía como pareja a Ugetsu aunque eso le avergonzara un poco, se asearon y de inmediato fueron a cenar en familia. Por primera vez compartía una conversación incluso con Alaude, quien aunque era callado, serio y hasta aterrador hasta cierto punto, era amable cuando quería, y tenía algunas manías que… bueno, eran adorables, aunque suponía que no debía decir esa palabra en voz alta o estaría en problemas. Lo veía disfrutar de un vaso de leche fría y lamer la gota que se le escapó a uno de sus dedos… parecía un gato, bueno el leopardo era un felino así que… era gracioso

 

 

-¿podrías decirme que nos espera en tu hogar? – cuando al fin volvieron a su cuarto, Takeshi se sentó en la cama observando a Ugetsu estirarse y arreglar su cabello que hasta podía atar en una pequeña coleta

-será tu hogar también – sonrió sentándose junto a Takeshi – es normal, excepto que al igual que aquí, no se limitan a andar en su forma humana, permanecen con sus colas y orejas visibles e incluso se transforman en totalidad, depende de cada quien. Somos humanos así que es una sociedad normal

-¿dónde gruñen y defienden a los suyos? – bromeó al imaginarse aquello

-te estaban mirando mucho – bufó Ugetsu – no me gusta que nadie te mire, solo yo – susurró en el odio de Takeshi besando las mejillas del jovencito

-hum… ¿lo vamos a hacer? – dijo con los ojos cerrados temblando por las caricias en sus caderas

-solo si tú quieres – sonrió recostándose y jalando a su amante para que también lo hiciera, viéndolo sonrojarse un poco – pero debes tener muchas preguntas así que puedes empezar – tenían una vida por delante, podía esperar para unirse a su pequeño, de hacerlo suyo cuantas veces deseara… ahora solo debía explicarle todo

-¿qué edad tienes?

-72 años y medio – sonrió ante la impresión de Takeshi – pero eso en mi familia no importa, vivimos mucho, así que por eso me veo como de 25 más o menos

-eres pedófilo – dijo riéndose bajito al ver la mueca de fastidio de Ugetsu – no importa… Cozart me dijo que viviremos tanto como tú vivas

-mi padre tiene 198 años y aún sigue joven – dijo abrazando  a Takeshi, suspirando el aroma dulce del menor  – vivirás mucho si los espíritus quieren

-¿los espíritus?

-mi familia desciende de espíritus que bendijeron a los humanos para proteger los territorios vírgenes de la tierra, eso es ser un cambia-formas – miró a Takeshi y besó sus labios con cariño – Un lazo une almas Takeshi, si yo vivo durante dos o tres siglos, tú me acompañarás y envejecerás a mi ritmo

-Ugetsu… lo de ayer fue…

-de esa forma debía marcarte, es la manera en que nos unimos, nuestra primera vez juntos en nuestra forma original, lamento no habértelo explicado antes… no quise asustarte ni nada de eso

-está bien – susurró besando los labios de Ugetsu con suavidad – pero solo será esa vez, ¿verdad? – Ugetsu asintió y se acercó para profundizar el beso. Deslizando su lengua por la comisura de esos labios que se abrieron para recibirlo, exploró aquella cavidad con calma, escuchando al otro suspirar, era malditamente adorable

-podemos tener una relación normal – sonrió haciendo que Takeshi se sentara en su vientre atrayéndolo para un abrazo – podemos hacer el amor como cualquier otro

-quiero hacerlo – susurró extasiado al oler el cuello del mayor – yo quiero… que me tomes… quiero tener tu olor en mi piel

-es mi deseo también – dijo en un susurro mientras deslizaba sus manos por debajo de la ropa del menor, sus dedos rozaban con aquella piel y a la vez… esta se erizaba con su toque

-ah… estas frio – se quejó arqueándose al sentí el roce en su espalda – pero me gusta

-eres demasiado tentador, una mezcla entre inocencia y lujuria – susurró mientras ascendía sus manos quitado el impedimento para verlo arquearse, admiró esa piel y suspiró pues sentía su erección empezar a reaccionar. Era ayudado por el leve movimiento que las caderas de Takeshi daban, el menor lo hacía por instinto, estaba aprendiendo a ceder a los impulsos. Ugetsu lo abrazó para besarlo, mientras sus manos se entretenían con las nalgas firmes de aquel cuerpo. Con su lengua saboreaba cada porción de aquella boca y se movía ligeramente para rosarse con la intimidad del menor

-Ugetsu… quiero verte todo el tiempo… cuando entres en mi – susurró tembloroso al sentir las cosquillas en su parte baja ocasionadas por aquellas manos que lo apretaban. Tenía la necesidad de pedir, de ser caprichoso… una recompensa por lo de la última vez

-lo haré – susurró en el oído mordiéndolo levemente y dándole vuelta para quedar sobre él – ahora déjame recorrerte entero – sonrió al ver las mejillas rojas, descendiendo hasta esos pezones que con rosado color tentaban a cualquiera. Las rozó con sus labios, escuchando el suspirar de su pequeño

-Ugetsu… tócame más – pidió con vergüenza pero aquella dulzura lo desesperaba, quería sentir a Ugetsu enteramente

-debo prepararte… lo disfrutarás – sonrió mientras lo terminaba de desvestir, para admirarlo, para besar cada porción de piel, descendiendo desde sus labios, mordiendo ese cuello, lamiendo el pecho y succionando los pezones – poco a poco

-ah… mgh… Ugetsu… - se retorcía al sentir las caricias sutiles, suspirando al sentirse desnudo ante aquellos ojos que penetraban sus defensas

-eres lindo… cada parte de ti – susurró descendiendo con besos sobre el pecho, el vientre, mordiendo el abdomen con delicadeza. Abrió las piernas del pequeño y descendió acariciando todo a su paso – déjame ver aquí – sonrió con malicia mientras abría el pantalón del más joven

-Ugetsu… ah…mgh… ahí – susurraba con vergüenza al sentir la caricia en su intimidad

-¿aquí? – sonreía con malicia mientras descendía con extrema lentitud las prendas, dejando la piel desnuda y mostrando la erección que crecía – Takeshi… ¿quieres sentir mi lengua aquí? – sonrió  acariciando la punta del miembro erecto. El menor gimió bajito tensándose y apretando las sabanas, sus ojos cerrados y aun así gimió y asintió

-espera un poco – escuchó un pequeño ruidito de protesta, sonrió mientras terminaba de retirar las prendas del menor – quiero besar tu piel – acarició las piernas de piel inmaculada, repartió besos por cada porción, hundiéndose cada vez más entre ellas, mordiendo los muslos cuando ya llegaba a la intimidad de su pequeño. Lo escuchaba gemir quedito pero con el pasar del tiempo se volvían más audibles, succionó aquella piel cercana a las nalgas de su pequeño, las marcó como suyas, ascendiendo con lentitud

-Ugetsu… ya… por favor… AAH – gimió fuerte al sentir esa lengua tocar sus testículos de forma lenta, repasándolos con lentitud extrema – ¡Ugetsu! – sintió al mismo tiempo su entrada ser acariciada con algo viscoso que no se dio cuenta de cuando fue usado en esos dedos hábiles que ahora le acariciaban

-lindo, demasiado – gruñó levantándose para mirar esas mejillas rojas, subir y bajar el pecho de Takeshi por la respiración desacompasada – ¿te gusta? – metió su primer dedo y lo escuchó gemir bajito arqueándose y apretando las sabanas, sonrió descendiendo a esa erección levantada en esplendor. Sopló ligeramente en la punta antes de deslizar sus dedos por aquella extensión

– ah… ah… ¡Ugetsu! ¡Hazlo!... tu boca – suplicó con desesperación sintiendo el vaivén en su pene y en su entrada

-está bien – susurró antes de besar la punta, lamerla en círculos y deslizando su lengua por todo el tronco. Introdujo su segundo digito cuando succionó la punta y empezaba a meterlo todo en su boca. Los gemidos de Takeshi subían de tono con rapidez, sus paredes anales lo succionaban y aumentaban de temperatura, dilatarlo no costó mucho porque toda la excitación volvía las cosas más sencillas

-Uget…su… más… quiero más – pidió sintiendo el vaivén en su miembro, en su entrada sentía un digito más y solo podía aferrarse a donde lograra sentir algún soporte. Esos dedos se abrían y le hacían sentir muy raro, agarró los cabellos de Ugetsu para decirle que aumentara la velocidad de la felación pues se sentía tan bien que hasta sus caderas se movían para profundizar el contacto

-¿listo? – se separó de su niño cuando sus dedos entraban y salían con facilidad – mi Takeshi – susurró tomando la parte posterior de las rodillas y obligándolo a flexionar sus piernas – tranquilo – sonrió con dulzura uniendo las rodillas del jovencito con su pecho y abriéndole las piernas ligeramente

-Ugetsu… entra ya – pidió con anhelo pues la última vez no pudo apreciarlo con claridad – entra…

-te amo – dijo antes de posicionar su erección en la entrada del muchacho y presionar, escuchaba los quejidos de Takeshi mezclados con suspiros de placer. Se introdujo profundo, con fuerza, de una sola vez, tocando el punto G del más joven. Lo escuchó gritar y sintió como era aprisionado con fuerza… Takeshi se había corrido solo con eso y la presión sobre su falo era tan deliciosa que empezó a moverse de inmediato – eres tan apretado – le susurraba con voz ronca, sosteniéndolo en la misma posición en donde podía penetrarlo hasta lo más profundo. Lento, lento al inicio pues adoraba ver las expresiones de Takeshi que desesperado agarraba las sábanas y almohada, las estrujaba con potencia

-aaahhh… ¡Ugetsu! … más… RÁPIDO – pedía casi a gritos sintiendo el placer de ser golpeado en su punto dulce. Takeshi tomó el rostro de Ugetsu besándolo con desesperación, enredando sus lenguas y gimiendo entre sus bocas – más – pidió desesperado y sus piernas fueron abiertas de improvisto

-mi niño – sonreía pegando sus pechos y besándolo con desesperación, embistiéndolo con fuerza, con mayor rapidez – mi… Takeshi – gruñó sintiendo como el menor se aferraba a su espalda arañándolo y mordiéndole los labios

-mi… amante – susurró perdido en el deseo – mi amado – sonrió antes de retorcerse de placer y dejar salir sus gemidos sin descanso. Sollozaba debido a la lujuria, el deseo de todo eso y sintiendo de nuevo su erección presente

-eres exquisito – susurró pero se alejó para salir por completo

-¿Ugetsu? Qué… ¿qué haces? – susurró al sentirse vacío y desesperado

-la ropa me estorba – dijo quitándose todo con rapidez, quedando tan desnudo como su pequeño amante, mostraba su erección a esplendor, pulsante, dura, altiva y…

-enorme – susurró al verlo. Tembló debido a la ansiedad de tenerlo dentro… no sabía cómo eso entraba en su cuerpo pero por instinto movía sus caderas y separaba sus piernas – Ugetsu… ven – extendió sus brazos

-date vuelta, Takeshi – aunque con duda, el pequeño miró al mayor – tranquilo… seré yo ahora –  tragando duro, el jovencito se dio vuelta sintiendo como las manos de Ugetsu en sus caderas lo guiaban, poniéndolo en posición – solo siénteme… escúchame – le susurró besándole la espalda, lamiéndolo, y succionándolo mientras ascendía rozando su erección contra la entrada de Takeshi

-háblame – dijo temblando debido a la ansiedad – di… que me amas

-te amo – susurró antes de separar las nalgas de Takeshi – te amo demasiado – gruñó antes de introducirse por completo

-AAH… UGETSU – se arqueó al sentirlo dentro, de sus labios salía un hilillo de saliva, sus lágrimas también lo acompañaban y escuchó la respiración de su amante

-te amo, Takehsi – susurró empezando a moverse, agarrándose de las caderas del menor para embestirlo con rapidez. Una de sus manos ascendió para apretar los pezones erectos, deleitándose con la sinfonía de gemidos – a ti… mi vida… mi amor – gruñó en el oído del más joven que se arqueaba debido al placer en su próstata

-Ugetsu – susurró cerrando sus ojos. Se movían a compás, la cama acompañaba rechinando levemente, el aroma del lugar era denso… el sexo era pleno, el amor infinito – quiero verte… Ugetsu – rogó pues sentía los espasmos del orgasmo llegar

-mi niño – dijo dándole vuelta y sentándolo en su erección, escuchó gritar a Takeshi. Lo veía temblar y lo besó, abrazándolo, una de sus manos lo empezó a masturbar a ritmo, el placer era mutuo por aquellas contracciones que daban aviso del final – córrete, mirándome a los ojos – gruñó embistiéndolo con fuerza, sintiendo como su espalda era rasgada por las uñas del menor y admirando las mejillas rojas, las gotas de sudor descendiendo de la frente de su pequeño

-Ugetsu… te amo – dijo casi sin aliento sintiendo como llegaba al orgasmo. Gritando con placer al sentir su anhelado paraíso de éxtasis, su mente en blanco, su mirada en esos ojos azulados, dejando su esencia derramarse y apretando su entrada

-Takeshi – gruñó al sentir el apretón, y se corrió también, llenándolo con su semen, abrazándolo y finalmente besándolo… sus respiraciones agitadas resonaban en el lugar – mi niño – susurró acariciándole las piernas, la espalda, recostándose con Takeshi encima, sin salir de su interior… quería estar unido a él

-se sintió bien… muy bien – sonrió reposando sobre ese cuerpo cálido, dejándose llevar y cerrando sus ojos, escuchando ese corazón latiendo con constancia… era su gran amor, su amante, su novio, su todo

 

Lo hicieron un par de veces más, se dijeron muchas cosas, prometieron otras más. Durmieron abrazados, sintiendo la desnudez contraria, sin importarle que estuvieran un poco pegajosos, pues en la mañana tomarían una ducha juntos… haciendo el amor en la bañera para liberar sus ansias, y finalmente limpiar sus cuerpos mutuamente, reconociéndose entre sí… todo lo demás desaparecía de sus mentes. Caminaron  tomados de las manos cuando debían retomar la ruta y Ugetsu hasta lo cargó en su espalda un rato, parecían cualquier pareja y normal en su mundo rosa. Los otros estaban igual, Giotto y Cozart se besaban de vez en cuando, las marcas en su cuello daban claro aviso de que la noche fue su cómplice. El rubio de ojos azules y mirada fría dirigía a todos desde el frente, no decía nada e ignoraba los cariños que se daban los demás. Hasta que llegaron a una cueva, que cruzaron a oscuridad, para después de unos minutos admirar un claro y con ello… al territorio de los leopardos. Frondoso en árboles y especies vegetales, cálido clima y un pueblito lleno de casas de máximo dos pisos, hermoso

 

 

-bienvenidos – un hombre alto de cabellera negra y ojos azules los recibía – hijos míos

-padre – sonreían los mayores abrazándolo como a cualquier padre, una familia normal

-veo que encontraron a su destinado… la familia creció – sonreía con calidez y a los recién llegados se les removió el alma – bienvenidos a la manada… desde ahora, son nuestra familia

-¡mis… yernos! – una mujer rubia que compartía una mirada azulada y cálida, corrió hacia Cozart y Takeshi abrazándolos a ambos simultáneamente. Feliz pegaba leves grititos, besándolos en las mejillas – Por los espíritus, ¡me darán nietos pronto! – se reía con emoción al revisarlos un poco y olfatearlos para reconocer los aromas mezclados – yo los huelo – se reía con picardía haciendo que los recién llegados se sonrojaran

-jajaja… vengan, deben estar cansados… además tenemos que acomodarlos en su nuevo hogar, después trataremos los asuntos del conflicto entre clanes

 

 

Continuará…

Notas finales:

Bueno, después del trauma con el lemon zoofílico, estoy aquí, dándoles algo normalito XD

No tengo mucho que decir ahora, solo que agradezco que sigan leyendo este pequeño fic, dejandome reviews y apoyándome ^^

¿Tienen teorías de lo que pasará? Pues si lo tienen, decidmelas muajajja podrían acertar y se ganarán un premio XD

Nos veremos en el siguiente capítulo~

Muchos besos~

Bye bye


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