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Las gotas de vida por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno, les traigo la actu ahora porque en navidad no pude ni corregir el borrador ni actualizar XD

Disfrútenlo~~~

Los gritos no se dejaron de escuchar hasta después de un rato, causando la tensión de todo el clan guerrero. Golpes, cosas rompiéndose, un vidrio roto causando un agudo sonar que afectaba a los más pequeños y asustados corrían donde sus madres. Los leopardos más cercanos no tardaron en llegar, su objetivo era atrapar al enemigo, evitar daños irreparables y controlar la situación. Las mujeres atacadas se supieron defender muy bien, todos en el clan sabían luchar, pero un herido de gravedad en conjunto con otros tres de menor grado se hallaron cuando el infiltrado fue capturado e inmovilizado.

Al analizar el resultado de ese ataque, los líderes supieron lo que el enemigo buscaba sin siquiera preguntarle al suicida, porque intentar matar a un humano del clan era… la carta de guerra y muerte. Alaude llegó primero al lugar, admirando al magullado chiquillo de poca presencia que sin reclamar ni nada solo se dejó atar, el rubio lo analizó con rapidez y se dio cuenta de la procedencia que tenía, un clan específico, su enemigo. Lo amordazaron para evitar el riesgo de que se mordiera la lengua en un acto suicida, lo investigarían a profundidad después de calmar a todos en el territorio de leopardos. El humano que ahora fue llevado al hospital era esposo de una de las guerreras más poderosas del clan, la misma que fue detenida para que no matara al chiquillo infiltrado por haber dañado a su pareja. Una afrenta poderosa y evidente era en lo único que todos pensaban

En la mañana todo estaba dicho, bastaba con ver a todos los heridos serios. Todos eran humanos, el de mayor riesgo, que se mantenía en vigilancia médica, siendo el esposo de una guerrera era simplemente el blanco principal. El muchacho, al que habían arrastrado a la zona en donde le harían soltar todo lo que sabía, había susurrado todo el maldito tiempo durante el ataque “humano, humano… debo matar al humano”. Sumándole finalmente que lo que le sacaron a ese oso antes de acallarlo definitivamente, fue que los humanos eran la perdición de los cambia formas y que su gente les harían ver que eran sus debilidades, todo concluyó en algo que ya sabían de antemano. El enemigo buscaba a un humano en específico, una muerte que causaría el delirio de los líderes de tropas, el humano que le importaba más al candidato sucesor de los leopardos… al que querían asesinar era a Takeshi. Solo así lograrían la ira de Ugetsu, con ello el liderazgo de las tropas tambalearía y al final la victoria seria evidente para los osos. Eso fue lo que los más longevos del clan concluyeron. Las cosas no iban bien al siguiente día, porque los riesgos de un nuevo ataque estaban latentes y los objetivos eran específicos

 

 

-los humanos nos traerán cada vez más desgracia – esa reunión se había dado para analizar las cosas y procederes. Los más ancianos sentados alrededor, los más jóvenes en el centro, los adultos rodeándolos. El jefe a la cabecera mirando a todos y sus hijos a su lado

-¿cómo puedes hablar así? – se quejaba Taru mirando a sus compañeros, a los adultos que parecían más tensos de lo normal – los humanos siempre han pertenecidos a nuestra vida, son destinados de nuestros hijos, hermanos, sobrinos, nietos… los humanos nos complementan y nos enseñan las cosas que…

-pero ahora solo nos traen problemas – cortó al líder y se ganó la mirada furiosa de los más ancianos, pero aun así siguió – estamos en una guerra, se debe hacer algo para no tener puntos vulnerables

-muchos aquí hemos sido instruidos por humanos – hablaba Ugetsu con los puños apretados – no podemos echarles la culpa del ataque, o simplemente verlos como nuestra debilidad – sintió la palmada de su padre y se calmó, debía ser consciente que alterarse no era bueno

-en esta guerra, lo que quereos es paz. Paz entre clanes, paz con los humanos – hablaba Alaude con calma, sabía lo desesperado que estaba Ugetsu y decidió hablar en su nombre, ayudaría a su hermano tanto como le fuese posible

-debemos deshacernos de ellos – hablaba uno de los adultos – los humanos deben irse… no solo ellos, los ajenos al clan o a los aliados deben irse

-¡¿qué quieres decir?! – Giotto reclamó en seguida, Cozart era un zorro, era ajeno, la disputa se extendió a ellos también – son nuestros compañeros de vida. Si los perdemos también lo hace nuestra descendencia, nuestra parte faltante, nuestro futuro y alegría

-en una guerra eso no es necesario – gruñó uno de los otros – tenemos a quienes sus destinados son leopardos. Los descendientes entre miembros de nuestra propia raza son puros, son más fuertes

-todos aquí saben lo importante que es nuestro destinado – Ugetsu respiró profundo y recobró su calma – nos volvemos más fuertes junto a ellos, lo he comprobado. Gily lo comprobó, por algo es la guerrera más fuerte

-y su pareja ha sido herida, se derrumbó como si su fuerza no significara nada – gruñeron algunos, pues claro, Gily se hallaba permanentemente en el hospital con su esposo, el herido de gravedad – los humanos deben irse, las heridas serán sanadas antes de la guerra

-eso no se hará, necesitamos a nuestros destinados. Muchos de ellos llevan descendencia de nuestra gente – gruñó Giotto, todos estaban siendo irrazonables, hablando guiados por el miedo y frustración, presión por la guerra cercana – mi pareja podría llevar a mi hijo… la pareja de Ugetsu podría llevar al primogénito de la línea principal, de los más fuertes…

-¡que lo aborte! – la tan temida protesta llegó y muchos en la sala apretaron los dientes en desacuerdo con aquella frase – que aborten a todos los descendientes cuya genética posea un lado diferente al de un leopardo. Nos desharemos de todo humano, de todo desconocido, de toda debilidad

-no renunciaré a mi destinado, ni a mis hijos, ni a nuestra familia – Ugetsu miró a todos y respiró profundo para mantener el porte de un líder – están siendo impulsivos y sueltan barbaries sin meditarlo

-las heridas como esa no sanarían tan rápido. La pérdida de una pareja nunca sanaría – habló un anciano mirando a todos con enfado – mi nieta se derrumbaría. Perderíamos gente dispuesta a usar sus colmillos y garras en esta venidera afrenta

-las heridas se curan en una buena batalla… ¡yo voto por deshacernos de los humanos! – un azabache levantó la mano y miró a los demás en busca de apoyo

-no están pensando, están hablando sin razón – gruñó Alaude enfadado, al diablo la calmada postura, todos esos tipos que levantaban la mano estaban errados, eran pocos pero al parecer otros querían unirse a esa tonta decisión

-los humanos no nos benefician en esta guerra – ya los bandos se dividían, unos a favor y otros en contra. Taru observaba a todos en silencio, evaluaba a cada miembro de su familia, a sus hijos, a sus amigos, compañeros, tendría que saber a quién debía apaciguar llegado el momento

-¡silencio! – fue el gruñido del jefe, de Taru quién ya terminó su inspección – no renunciaremos a los humanos o a los miembros de otros clanes que ya son parte de la familia. No se irán, eso no está en discusión – levantó su voz de mando y miró a todos – no somos asesinos, no somos como los osos que solo quieren usar cualquier método para posicionar a los cambia formas encima de los humanos… ¡no rechazaremos a los miembros de nuestra propia familia!

-pelearemos en esta guerra por equidad – apoyó Alaude – somos cambia formas, y nuestra mitad es humana… tenemos destinados y si ellos son humanos no debería importar porque en nuestra existencia lo humano existe también

-nos guiamos por instinto a veces – Giotto miró a todos y sonrió con sutileza – pero somos seres pensantes, somos humanos. Si nos deshacemos de ellos, sería como matar nuestra parte inteligente también

-En esta guerra defenderemos la estabilidad de todos – Ugetsu habló con calma – nuestros destinados humanos no son debilidad, son fortaleza. Nuestros destinados en sí nos hacen fuertes, porque por mantenerlos vivos y sanos a nuestro lado, buscamos la superación individual. Nos esforzamos por ellos, organizamos infinidad de planes de seguridad por ellos… sobrevivimos por ellos, por nuestra pareja, por nuestra familia, por nuestro clan… por nosotros

-Los humanos, los ajenos, todos ellos se quedarán, vivirán… los protegeremos – Taru miró a todos que analizaban las palabras de sus hijos aun – son nuestra parte faltante, son nuestra propia sangre y esencia, son nuestra familia. Todos aceptaron a los humanos que llegaron, todos aquí hemos tenido a alguien cuyo destinado es humano, todos aquí… tenemos humanidad también. Espero que nadie más piense que los humanos son un problema para el clan

 

 

Una guerra traía de todo, entre ellos dudas, muchas dudas y se vieron reflejadas en las miradas de muchos en el clan. Los humanos fueron el punto de ataque, el objetivo de desprecio de muchos quienes temían por sus descendientes. Aquellos seres que sin tener culpa de nada eran el objetivo del enemigo podían sentir la presión de ser observados con frialdad. Fue mucho peor cuando una semana después se realizó otro intento de asesinato, esta vez Takeshi fue encontrado por un jovencito osezno, pero Kuri lo protegió con todo lo que tenía. El saldo final fue otro suicida acallado en el silencio de la noche, pero esta vez, un humano murió. Shelly, la mujer humana pareja de uno de los más viejos del clan, una anciana amable que enseñaba medicina a los más jóvenes pereció en el ataque sorpresivo. Fue una pérdida muy dura pero se superó de cierta forma, un funeral se dio con la presencia de todos, se les había ido una de las personas más alegres y sabias del clan. Ese hecho trajo dificultades, las miradas de los leopardos se volvían frías y calculadoras, el rechazo a los humanos se hizo visible. Takeshi era el más afectado pues siendo la pareja de uno de los principales candidatos a la sucesión del liderazgo del clan, era el centro de atención de todos aunque estuvieran a favor o en contra de su estadía

Takeshi se sentía más vigilado que antes, recibía frases en su contra de vez en cuando, era horrendo, por eso se refugiaba donde su suegra o con Cozart cuando Ugetsu debía salir para resolver las cosas en el clan. Se sentía muy mal al saber que era el punto de ataque de todos. Elena le explicó cómo iban las cosas, pues tenía derecho a saber lo que Ugetsu se negaba a contarle. Lo entendió, no replicó ni protestó porque de cierta forma entendía que todos allí tenían miedo de esos ataques, del olor a muerte que traerían las batallas. Solo esperó a que las cosas se calmaran. Lo más difícil a partir de la nueva semana que empezaba, era los cambios en su cuerpo, pocos pero según Kuri eran normales. Su olfato era más agudo, podía percibir el aroma de los machos y las hembras del clan, diferenciarlos sin siquiera ver a las personas y eso lo agobiaba, estaba empezando a controlar eso un poco o al menos acostumbrarse. Su oído era más agudo, en pocas palabras las habilidades de Ugetsu estaban acoplándose en su cuerpo debido al lazo que forjaron. Cozart lo ayudaba en esas veces que tenía que refugiarse y cubrirse los oídos porque escuchaba de todo un poco, era raro peor interesante a la vez, como todo lo relacionado a esa raza

Semanas iban y venían, planes se realizaban y aplicaban, reuniones en las que Ugetsu debía estar se daban. Takeshi sentía la soledad al ver partir a Ugetsu en la mañana y a veces dormirse antes de poder recibirlo en casa por las noches. Y aun así Ugetsu trataba de ser lo más cariñoso posible en el poco tiempo que compartían. Takeshi lo notaba cuando en las mañanas despertaba y percibía el aroma de su pareja, siempre amanecía ente los brazos del mayor, sin excepción. Adoraba sentir ese abrazo protector que lo reconfortaba instantáneamente. Charlaban un poco en las mañanas, se besaban, se apoyaban, intimaban demostrando la falta que se hacían, se necesitaban mutuamente y el cariño nunca era suficiente

 

 

-¿estás bien? – Elena se acercó a Takeshi cuando lo vio aferrarse a una pared

-sí, solo me mareé un poco – sonrió aferrándose al brazo de Cozart y Elena que lo llevaron a sentarse en aquel hospital en donde ayudaban con la clasificación de medicamentos. Tarea que ese día aceptaron, aunque generalmente estaban ocupados en el cuidado de los más pequeños cuyos padres debían ir a guerra

-debe ser el estrés o alguna otra habilidad acoplándose a ti – sonrió Cozart tocándole las mejillas para verificar si tenía fiebre o algún otro síntoma – tranquilo, ya las cosas están más calmadas. Taru-san ha tenido que ser firme para que a los “no leopardos” dejen de tratarnos como… estorbos

-lo sé – Takeshi vio el cambio en ese tiempo, vio también como Alaude y los demás colocaban las leyes con mano dura. Vio peleas físicas o verbales también, que culminaban con que las órdenes del jefe se respetaban. Pero ahora ya todo estaba calmado, concentrado en la ceremonia del día siguiente y de la guerra futura – de cierta forma estoy aliviado, no me gustaban esas miradas

-ustedes tranquilos, papá y los idiotas de mis hermanos son confiables – sonrió Elena mientras le daba un vaso de agua a Takeshi – son amorosos y cabezotas. Los protegerán con todo lo que tengan, harán de este clan poderoso y la guerra, el clan la ganará

-hablar de guerra me da nauseas – se quejó Takeshi haciendo sonreír a los demás

-ya somos dos – reía Cozart palmeando la espalda de Takeshi – pero vamos, sigamos con esto pues supongo que el clan invitado llegará para la ceremonia de  mañana

-los territorios contiguos ya están adecuados y la gente se está mudando. Aquí tendremos a leones bebés también – sonreía Kuri que entraba con aperitivos debido a la hora – nos vamos a divertir con esos cabezas duras

-Elena, ¿irás a la guerra? – Takeshi preguntó eso al azar

-claro, pero por ahora soy protectora de los más pequeños. Si necesitan apoyo iré en seguida

-pensé que serías una de las candidatas a la sucesión de la línea principal – comentaba Cozart mirando a la rubia

-por supuesto que lo era, pero me negué porque no soportaría estar en el puesto de mi padre. Soy un alma libre y estar viendo por todos no es lo mío. Es por eso mis hermanos menores están siendo considerados para el puesto de futuro jefe y yo no

 

 

Otra cosa que preocupaba a los leopardos, en especial a Taru, era el matrimonio arreglado de su hijo. Alaude por el contrario parecía falto de interés por aquello, siempre tan neutral y sereno pero Taru sabía que en el fondo a su hijo le preocupaba aquello. Muchas veces intentó persuadirlo pero no hubo caso, no hasta el momento de presentarse a la familia con la que la alianza se daría. Cuatro miembros se presentaron, cuatro leones y a su vez cinco leopardos esperaban en el salón. Presentaciones sencillas, cosas sin importancia, solo se necesitaban saber sus nombres y entre quien se formaría el matrimonio. Alaude reverenció a quien sería su esposo, un rubio de ojos marrones, de porte altivo, digno de la raza que representaba, Dino de los leones. No dijo nada más porque no era necesario y la despedida fue rápida pues debían descansar para la ceremonia del día siguiente

Todo hubiese quedado allí de no ser porque Alaude se veía muy tenso al terminar esa pequeña reunión, todos suponían que le estresaba saber que se casaría con alguien que no era su destinado. Decidieron dejarlo en paz cuando el rubio se alejó como siempre. No preguntaron nada, además Alaude tampoco diría nada, se guardaba todo para sí, ya lo conocían. El rubio leopardo esa noche se alejó del clan, a paso calmado y firme, decidido, si al día siguiente se iba a casar con alguien, al menos debía quitarse esa duda que tenía desde que olfateó a los invitados. El destino sí que traía ironías, jugaba con sus vidas de la forma más estúpida posible y parecía disfrutarlo demasiado. Alaude se adentró al sitio donde se asentaban el clan de los leones, con su apariencia animal se escabulló en la oscuridad, solo seguiría ese rastro que tanto le estaba molestando. Pero no fue fácil, fue interceptado a medio camino y por nada menos que el hermano menor de su futuro esposo y la persona que andaba buscando con apuro

 

 

-qué demonios… perdone Alaude-san, me exalté. Pensé que era un enemigo – el castaño de cabellos revoltosos se apuró a disculparse después de tamaña agresión. Ayudó al rubio a quien tacleó, para que lograra levantarse tras recuperar su forma humana

-pareces frágil pero no lo eres, Tsunayoshi-kun – replicó Alaude mientras se sacudía el polvo

-¿viene por mi hermano? Lo llamaré enseguida – al ver la imponente presencia del rubio cenizo se intimidó un poco, le superaba en estatura así que se sentía amenazado

-no vine por él – habló mientras tomaba el brazo del delgado muchacho y lo empujaba dentro de la primera tienda que encontró disponible – vine por ti

-Alaude-san… la verdad no tengo idea de qué quiere platicar conmigo – la mirada chocolate lo enfrentó a pesar de mostrar un leve temor. Ese castaño era un león demasiado singular, temeroso en ocasiones pero agresivo cuando se defendía – de todas formas, me parece incorrecto estar con usted a solas – dijo mientras abría la tela de la entrada y Alaude no replicó. Tsunayoshi tenía razón, no quería ninguna clase de mal entendido

-es mejor si nos ven – dijo Alaude admirando que por allí pasaban vigilantes y los reverenció en una muestra muda de que uno de ellos se quedara cerca

-ahora sí, dígame, ¿a qué debo su visita?

-eres mi destinado Tsunayoshi – Alaude era así, siempre directo y sin dudas – solo vine a verificar eso – se acercó en tan solo dos pasos. Sin pedir permiso y sin importarle que el guardia lo mirara – así que era verdad – dijo cuando sintió aquella corriente eléctrica recorrerle el cuerpo cuando tomó la mano de ese castaño entre la  suya

-auch – se quejó Tsunayoshi cuando sintió aquello tan de repente. Se separó de forma brusca debido a la impresión y admiró su mano que aún le cosquilleaba  – ¿cómo que destinado?… escuché que su clan tiene aquello, pero la verdad no entiendo de eso. Mi gente no tiene esas cosas

-un destinado, es la pareja eterna, el complemento y con la persona que asegura descendencia – explicó mientras miraba su mano, agudizaba sus sentidos y allí la otra muestra se daba. El aroma dulzón del muchacho le atraía como nunca nada lo había hecho – me hueles, ¿verdad?

-como a menta – el castaño pensó que ese aroma solo se lo había imaginado cuando conoció a los leopardos, pero ahora que se daba cuenta… ese aroma era el que provenía de Alaude – ¿y eso que? – decía con el ceño fruncido, aunque también calmando a su guardia pues Alaude se le acercaba de nuevo – sinceramente sus costumbres son raras – Tsuna no se movió de su lugar, preparado para defenderse si era necesario. Su león interno le obligaba a ser orgulloso y agresivo en ocasiones

-es irónico encontrarte ahora. Eres apenas un chiquillo – Alaude sonrió de lado mientras salía de la tienda pasando de largo junto al castaño – un destinado para mi clan es especial. Una pareja eterna, un amor incondicional, el acople de habilidades y sobre todo… descendencia

-¿soy su destinado? – Tsuna agarró a Alaude cortándole el paso – todas esas cosas son importantes, ¿no? Explíqueme – era joven lo sabía. La curiosidad por aquellas cosas nuevas le estaba matando y que el leopardo viniera a verificar aquello que llamaba “destinado” le tenía con la duda

-no tengo nada más que explicar

-¿por qué me dice eso ahora? Se casará con mi hermano mayor mañana

-porque no lo supe hasta que te conocí hoy – Alaude posó su mano encima del cabello castaño y le revolvió. Se reía internamente por saber que un niño, de casi unos veinte años, muy pocos para un cambia formas era su destinado – esperé más de 72 años  por ti… es una broma encontrarte antes de una guerra y antes de mi matrimonio

-¿tanto tiempo? – su sorpresa mató la furia por aquella ruda caricia – ¿por qué no se casó con alguien más?

-un destinado es lo único que los de mi clan buscan – Alaude dio una leve reverencia al guardia que jamás lo dejó solo y a paso calmado se escabulló en las tiendas escuchando las leves preguntitas de ese castaño, pero lo ignoró. No tenía nada más que hacer en ese lugar

-maldita sea, ¡por qué me dice eso justo esta noche! – Tsuna solo lo seguía por curiosidad, ese leopardo solo llegaba a ponerle dudas en la cabeza, curiosidades y le daba rabia que no le explicara todo – ¿acaso creyó que le pediría que me llevase con usted?

-¿qué sucede Tsuna? – y justo cuando Alaude estaba a punto de salir de ese sitio, su prometido tenía que aparecer allí – ¿Alaude-san?

-Dino-ni – sonrió nerviosamente pues ni se fijó en el aroma de su hermano, mucho menos que ya casi salía de la protección de su clan  – yo… bueno… lo que pasa es

-tu hermanito es mi destinado – Alaude miró al rubio y habló en calma, pero no dijo nada más antes de retomar su camino fuera de esos límites

-¿qué cosa?

-¿sabes lo que significa, Dino-san? – Alaude se detuvo para mirar al castaño que aún estaba mordiéndose el labio y mirándolo con enojo – solo vine a verificar, pero tranquilo el pacto esta hecho, nos veremos mañana

-Dino-ni, esto es más de lo que puedo entender… pero yo no interferiré con tu matrimonio o el pacto del clan – se excusó Tsuna mirando al rubio hermano que tenía y después fijándose en como el cenizo volvía a caminar con ese paso altivo y calmado

-Tsuna… vuelve a la carpa con nuestros padres, iré después – Dino miró a su hermano un momento y después se fijó en Alaude que ya caminaba lejos y sin decir más persiguió al rubio cenizo pues tenía una dudita que aclarar – Alaude-san, si nos casamos… usted y yo no tendremos herederos

-nuestra alianza está fundamentada en el matrimonio de nosotros dos. Eso es lo único que debes saber. Vuelve a tu tienda de campaña, yo iré a la mía, mañana es la ceremonia, eso es todo

-no somos destinados, solo es un matrimonio por posesión. Con esto yo lideraré mi clan hasta que encuentre el sucesor adecuado… el más apto

-no tengo nada que ver en eso

-pero si es con su destinado, aun si son dos varones… podrán tener hijos – seguía hablando a pesar de que el otro ni le miraba

-¿y eso que?

-renunciarás a tu destinado – Dino se apretaba los puños enfadado, el otro ni siquiera parecía importarle aquello, pero con lo que su padre le explicó, Dino si entendía – para tu clan eso es importante

 

 

Pero Alaude solo sonrió divertido y se fue, las cosas segundarias no eran de su incumbencia, ya dio su palabra, tenía que cumplirla. Aun escuchaba los insultos de ese león, lo ignoró con mayor ímpetu mientras tomaba la forma de un leopardo para facilitar su caminata. Se escabulló entre la maleza que dividía el campamento de leones con su territorio y caminó libre, sintiendo la brisa golpear su pelaje, incluso bostezó porque estaba cansado.

Alaude estaba falto de interés, solo le parecía gracioso lo que acababa de pasar porque ya se había resignado a jamás hallar a su otra mitad. No comentaría nada con su familia porque sería complicar las cosas y ganarse a todo su clan criticando su decisión, complicando las cosas, eliminando el pacto y no sabía que otras complicaciones más. Sería tedioso tratar con todo así que mejor solo iría a descansar. Solo vería qué tanto progresaban las cosas, para el siguiente día las cosas estarían más atareadas, se escaparía de las preparaciones en la mañana y solo saldría cuando fuera hora de vestirse. Una buena noche de sueño le haría bien y relajaría sus tensiones, aunque le parecía de lo más divertido pelearse con todos los idiotas del clan que insistían aun en que los humanos debían irse. Alaude protegía a su hermano Ugetsu de cualquier lio con referencia a su destinado, sabía lo importante que era algo así y a pesar que él renunciara al suyo no significaba que dejaría que sus hermanos hicieran algo parecido por el clan

 

 

 

En el instante elegido…

 

 

 

-debes estar nervioso Alaude – Taru estaba preparando a su hijo para la ceremonia y veía a su familia reunida preparando los últimos detalles

-un matrimonio siempre es importante – decía Ugetsu besando los labios de Takeshi antes de tomar las cadenas que su familia usaba para ocasiones especiales y colocándoselas con ayuda de su pareja

-ustedes dos deberían hacer la suya – criticó Alaude mientras se veía al espejo, odiaba el atuendo blanco en donde debían estar descalzos para la ceremonia, se sentía aprisionado en la tela – formalizar su lazo con la ceremonia

-después de la guerra se harán todas las bodas que falten, cuando estemos en calma – apoyaba Giotto que se acomodaba el pantalón y trataba de no criticar el atuendo ceremonial, preferiría ir con su aspecto animal para sentirse más fresco

-basta, no quiero ver más quejas en sus rostros – bufó Kuri quien ingresaba – ya, todos vayamos a la ceremonia… en paz por favor

-mamá está enfadada porque Alaude renunciará a su destinado – sonreía Elena mirando al mencionado – ¿seguro que no quieres esperar a que tu destinado aparezca?

-ya hablamos de eso – Alaude ni los miró, solo seguía verificando que nada faltase – me casaré hoy por el bien del clan

-Takeshi, ¿estás bien? – hablaba Ugetsu al ver lo pálido que estaba su pequeño – ¿qué tienes? – lo abrazó por la cintura y le levantó el rostro, acariciándole las mejillas, buscando cualquier signo de enfermedad

-estoy mareado, es todo. Tranquilo – sonrió al ver la preocupación del ojiazul, le dio un beso casto en los labios como confirmación de que estaba bien

-bien, ya me preocupé – hablaba Elena acercándose para ver a su cuñado – desde hace tres semanas que no paras con esos mareos

-¿algún síntoma más? – decía Taru acercándose al igual que Giotto, los médicos de la familia ya analizaban a Takeshi

-nauseas, Cozart también las tiene – explicó Kuri estirándose y acomodándose el cabello – yo ya sospecho lo que sucede – sonreía con picardía

-veré su pulso – informó Giotto mirando a los dos “enfermos” con una sonrisa, él también ya estaba notando algo en ese par y estaba feliz

-bien, bien, los demás apurándose – Elena echó de allí a los demás – la ceremonia no se debe retrasar, después iré con Cozart y Takeshi, así que reserven nuestros asientos

 

 

Una ceremonia adornada por flores blancas, lirios, rosas y como extra margaritas que formaban un caminito hacia lo que sería el altar donde la pareja escucharía al par de líderes de cada clan. En el centro de la ciudad donde los dos clanes estaban reunidos, donde los líderes ya se saludaban para empezar todo, los murmullos resonaban puesto que una alianza con los leones les daba algo más de ventaja. Solo quedaba que la tonada de los leones sonara para que Dino ingresara con su figura animal como era la tradición de ese clan. Alaude solo se quedó parado sosteniendo aquella pluma de pavo real que simbolizaba la fortaleza de los leopardos y suspiraba mientras veía a su padre a lo lejos. Se estaba aburriendo, ya habían pasado cinco minutos más de lo pactado y estaba pensando en reclamarles a los leones sobre la impuntualidad de sus sucesores, pero  Giotto le mandó una advertencia con la mirada, así que solo bostezó cual gato cansado y de nuevo retomó su postura. Eso iba a ser largo

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

¿review?

Bueno señores, solo debo decir

FELICES FIESTAS~~~

Un poquito atrasado pero la intención es lo que cuenta XD

Nos veremos~~~

Besitos~~~


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