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Meleth Nin por kazen_nova17

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Notas del capitulo:

Alv otro cap que se me paso!

matadme ya!

 

Dos meses habían pasado desde la llegada del Señor de Lórien a Mirkwood, el invierno estaba a puertas de llegar, pero para el corazón del teleri apenas habían pasado unas horas, pues todo parecía detenerse cuan Thranduil se hallaba cerca.

 

 

Ese día había despertado más animado que días anteriores,  hoy sería el día, se repetía mentalmente, solo le quedaba una semana de estadía en el bello reino de los elfos verdes, al ser Señor de las tierras de Lothlorie debía regresar a estas. Con una refrescante ducha procedió a vestirse, una túnica de lino,  con una tonalidad azul índigo, de mangas largas , ajustadas en los antebrazos  para caer sueltos, pequeños bordados en plata adornaban el pecho, mangas y parte de la espalda. Recogió su cabello en una media trenza, encima se colocó una capa un poco gruesa de tono marrón oscuro. Unos leves toques en la puerta captaron su atención, Haldir le saludo con respeto para luego mostrarle las flores que había cogido esa mañana.

 

 

─Gracias Haldir─

 

 

─No hay de que mi señor, debería apresurarse, ya comienzan a despertar─ Sonriéndole y volviendo a dar las gracias, Thranduil cogió el ramo y se dirigió al despacho de Thranduil, se había convertido en una rutina el llevarle flores. Normalmente el mismo iba a escoger que flor iba a regalarle  al sindar, sin embargo, Haldir ofreciéndose  a ayudarlo y alegando de que no tendría problemas buscando las más bellas flores lo desplazo esa mañana de aquella tarea.

 

 

Ingreso silenciosamente al despacho del sinda, ni se dio tiempo de ver dentro de la habitación, inmediatamente y con suma delicadeza cerró la puerta, logrando con éxito su cometido, una leve y muy notoria fingida tos llamo su atención. Sintió un leve escalofrió recorrerlo, dirigio su atención al escritorio, sentado, mirándolo con una ceja arqueada y de brazos cruzados se hallaba el soberano de Mirkwood.

 

 

─Veo que te gusta tomarte muchas libertades Celeborn, irrumpiendo a estas horas en mi lugar de trabajo, ¿qué motivos pueden traerte aquí? ─

 

 

─No es lo que piensas─

 

 

─Entonces, dime                qué es─

 

 

─Hm…yo─ Las flores se habían mantenido ocultas tras su espalda, Thranduil no había pasado por alto el hecho de que algo escondía el Lord y mientras este murmuraba se dio su tiempo para observar al teleri, sin duda iba muy bien vestido, aunque ese tono de azul lo hacía ver demasiado pálido. Negó al darse cuenta por donde iban sus pensamientos.

 

 

─¿Qué traes detrás de ti? ─ Celeborn abrió la boca para contestar, mas la cerro pareciendo procesar lo que iba a decir. ─ Celeborn─ Se acercó hasta el teleri arrinconándolo contra la puerta.

 

 

─Flores─ Dijo mientras mostraba las nombradas y se las mostraba─ Te traje flores Thranduil─

 

 

─Sabia que todos los ramos que hallaba cada mañana procedían de tu ser, ¿No te da pena estar podando las flores de mi jardín? ─

 

 

─No son de tu jardín, voy muy a lo profundo del bosque para conseguirte unas cuantas Thranduil─ Contesto algo ofendido Celeborn, mas al darse cuenta de la cercanía del sinda aprovechó y acaricio la mejilla de este. ─  No puedes negar que te gustaron, las tienes en bellos floreros─

 

 

─Ellas no tienen nada que ver contigo─ Rehuyó de aquella caricia. ─Admitiré que son flores muy hermosas─ Cogió el ramo de las manos de Celeborn para llevárselas y ponerlas en un jarrón, que por pura casualidad ya tenía agua. El teleri sonrió ante aquel detalle, Thranduil ya tenía listo el recipiente para la flor del día.

 

 

─ Me alegra que estos detalles fuesen aceptados─ Se acercó al lado del sinda, este lo miro expectante. ─ Thranduil, sé que estás cansado de oírme decir  que te amo, lo dije a cada instante esperando que las palabras lograsen alcanzarte, que no me di cuenta que a tus ojos esa palabra iba perdiendo cada vez más credibilidad, soy un ser que mayormente usa las palabras para comunicar─ Thranduil lo oía  simulando que arreglaba las flores─ Por ello quise tratar de comunicártelas a través de detalles─

 

 

─¿Comunicarme el qué? ─

 

 

─Comunicarte como me siento─ En un rápido movimiento atrapo las manos del sinda ─ Mírame a los ojos y niégame que no has sentido algo por mi─

 

 

─No lo siento─ Este negó y se aferró más a las tersas manos.

 

 

─No ahora, te estoy pidiendo que rememores aquellos días cuando paseábamos hasta altas horas de la noche juntos, aquellos días cuando preferías salir a cabalgar conmigo que aprender esgrima, los días que me ayudabas a eludir a todas las pretendientes que me perseguían, esos días cuando no te molestaba mi cercanía, cuando reías a mi lado ─ El Rey elfo se sintió abrumado, todos los recuerdos de aquellos alegres días habían quedado olvidados, teñidos de dolor desde el deceso de Oropher y Celeborn no tenía descubrirlos con esa mirada suplicante. Aquella muralla de orgullo y soberbia, por un escaso momento había sido despojado de ella. Celeborn no perdió de talle de todo ello y se abalanzó contra los finos labios contrarios.

 

 

Thranduil fue preso de un remolino de sentimientos, y aquellos labios moviéndose sobre los suyos tan demandantemente no lo ayudaban a pensar, su cuerpo fue empujado contra la pared, las manos del teleri lo sostenían fuertemente impidiendo que se alejase, podía sentir la lengua contraria lamer los labios propios, llevo las manos a los hombros del mayor tratando de alejarlo, había una lucha interna entre la razón y el deseo, uno le gritaba que se alejase inmediatamente del Lord de Lórien, el otro lo incitaba a seguir aquel peligroso pero excitante  momento,  sintió los dedos del teleri presionar con fuerza sus caderas logrando que suelte un jadeo de molestia. Error pues ni bien separo lo labios, estos fueron profanados, su boca era invadida sin pudor.

 

 

Hace más de una edad, creyó sentir algo más que solo respeto y admiración por el elfo de cabellos plata. Cuando aún era pequeño trataba en todo momento de estar cerca de Celeborn, había descubierto el alma cálida que poseía este y eso le gustaba.

 

 

Celeborn había sido su primera ilusión.

 

 

Cuando termino de divagar en sus recuerdos, pudo sentir con mayor intensidad el grado de aquel fogoso beso. Sus manos, aquellas que antes empujaban al Lord, ahora yacían apretando los hombros de este. Ambas bocas se separaban unos escasos milímetros aspirando aire y luego volvían a fundirse,  delineaban cada rincón de la boca contaría, como si quisiesen grabarlas en su memoria. Una de las manos de Celeborn abandono las caderas contrarias para acariciar  la curva de la espalda, un leve espasmo azoto el cuerpo del monarca quien inmediatamente termino el beso.

 

 

Se separaron jadeantes, ligeramente sonrojados por la calentura del momento.

 

 

─ ¿Piensas forzarme? ─ Pregunto Thranduil recuperando el aliento.

 

 

─No te forzare a nada que tú no desees. ─ Contesto Celeborn mientras acariciaba las mejillas contrarias─

 

 

─Celeborn─ Los dedos del nombrado se posaron sobre los finos labios acallándolo.

 

 

─ Yo te esperaré Thranduil, el tiempo que sea necesario esperare a que aceptes estos sentimientos, ya esperé, puedo seguir aguardando por ti. Te amo, amo el ser que yace aquí─ Poso la palma de su mano sobre el pecho del aludido─ Adentro. Me enamore lentamente de ti, de cada gesto de cada acción. Me cautivaste, cautivaste mi corazón. Desde que partiste con tu padre, mi corazón no pudo ver a otro ser que no seas tú─ Thranduil se sentía enmudecer con la declaración de teleri, quería burlarse y cambiar de tema, quería hacer quedar en ridículo al teleri por su atrevimiento, pero las palabras se negaban a salir, solo podía oír aquella voz y los desbocados latidos de su corazón─ Desde ese día lo supe había caído ante ti y ni el tiempo ni la distancia ha cambiado ese hecho─

 

 

─No puedes venir, decirme todo esto y esperar que te abra los brazos y profesarte palabras de amor Celeborn─

 

 

─Sé que no puedo, pero deseo hacerlo, no sabes la tristeza que se siente al saber que el ser que amas esta tan lejos de tu alcance y sin embargo, a sabiendas de ello arriesgas todo con una mínima esperanza─ Junto ambas frentes ─ Hace un momento, también lo sentiste, no hay manera de que no lo hayas sentido, aquel beso me lo confirmo,  me correspondiste─  Beso la frente el menor con ternura ─ Era lo que necesitaba para no perder las esperanzas─

 

 

─Teleri terco─ Respondió alejándose del Lord─ No sé qué hayas sentido, yo…yo solo me deje llevar, no te hagas ilusiones─

 

 

─Soy consciente de que mi mayor rival es ese orgullo y egocentrismo tuyo, pero puedo lidiar con ello─

 

 

─Es tu problema, eres tú el insistente─

 

 

─Thranduil─ Esta vez la voz del teleri se oía extrañamente seria. El nombrado volteo al escuchar aquella gruesa y para nada usual voz. ─ No tomes a juego mis palabras, por los Valar, que son testigos de las incontables veces que les rece por esta oportunidad, el único ser que se apodero de mis sentimientos eres tú. ─

 

 

─Estas actuando extraño Celeborn─

 

─Mi presencia dentro de unos días dejara de ser una molestia para ti─ La tristeza acompañaba cada  una de las palabras del Lord─ Mi Reino reclama mi presencia─

 

 

Un malestar se sentó en la garganta del monarca, le ardía y aunque se muriese por replicar no podía, no debía inmiscuirse en política de otros reinos. Pero no pudo evitar fruncir sus cejas.

 

 

─Es tu deber─

 

 

─Lo es─

 

 

El ambiente era ligeramente tenso, tantas palabras que ansiaba decir Celeborn, más callaba no queriendo atosigar al Rey, y este  en un remolino de sentimientos, debatiéndose entre lo que era correcto y lo que no.

 

 

─Lo veo en el desayuno ─ Y con una gentil sonrisa Celeborn desapareció tras la puerta. Solo entonces todo el aire retenido en sus pulmones fue liberado de golpe mientras se dejaba caer en su asiento. ¿Qué acaba de pasar? Sus manos temblaban y su corazón no dejaba de retumbar contra su pecho. Celeborn haba llegado como un huracán a remover todo en su interior, desorientándolo y confundiéndolo.

 

 

¿Realmente Celeborn podía contra él?

 

 

Había traspasado cada uno de sus corazas en cuestión de días.

 

 

Celeborn podía contra él.

 

 

 

***

 

El desayuno, para su sorpresa fue de lo más agradable, Celeborn no saco a flote el pequeño encuentro que habían tenido hace tan solo unos momentos.

 

 

─ Me sería un honor si desease cabalgar conmigo ─

 

 

─Me temo que debo rechazar su oferta, tengo una importante reunión ─

 

 

─En ese caso no se preocupe, atienda primero a su reino ─

 

 

Terminaron de comer en silencio, Thranduil se retiró con educación mientras el Lord imitaba la acción, este último supuso que podría pasar su tiempo conversando con Isimel.

 

 

Thranduil iba de camino al recinto exclusivo para reuniones cuando en uno de los balcones vio a Haldir, este le daba la espalda y alzaba el brazo, no paso mucho cuando un ave se posó sobre este. Acaricio al ave para retirarle el mensaje que yacía amarrado en una de sus patas disponiéndose a leerlo. Estaba a punto de decir algo al respecto, pero recordó la actitud que había tenido hace unos días Celeborn para con su capitán, se traían una estrecha relación, por un momento sintió cierto calor aparecer en su pecho, cierto recelo por Haldir crecía llegando incluso a cuestionar él por qué debían darse tanta confianza.   

 

 

Le cayó como balde de agua fría, ¿Realmente estaba ocupando sus pensamientos en hallarle una respuesta a aquella relación?             No…no, se negaba a creerlo. No podía estar….

 

 

Celoso.

 

 

¿Celoso de lo amable y condescendiente que era Celeborn con su capitán?

¿Celoso de como lo defendía incluso de el, cuando fue el capitán quien osó retarlo?

¿Celoso de…?

 

Había muchos puntos entre ese par. Pero no podía estar celoso

 

 

¡Que disparate era ese!

 

 

Todo lo que le estaba ocurriendo era sin duda por culpa del teleri, desde que llego todo iba mal. Espantando  aquellos  pavorosos pensamientos, Thranduil avanzo a una velocidad increíble a la reunión, necesitaba ocupar su mente y dejar de divagar en cosas como esas. 

 

 

Debía tener mucho cuidado con Celeborn, no podía bajar la guardia con él, un paso en falso y todo podría venirse abajo.


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