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¡Aquí se hablara de sexo! por himeko-san

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Notas del capitulo:

¿Creen en los milagros?

Capitulo 9: Clases de educación sexual V: Edición de Bronce, Shiryu de Dragón. (PARTE I)

El morocho observaba su teléfono de forma indiferente re-leyendo mensajes de algunas citas y chicos que había conocido en su última salida, nadie realmente relevante. Y tampoco es que estuviera desesperado por coger, gracias a que los santos de oro fueron a pedirle consejo, muchos de sus deseos (y fantasías carnales) estaban satisfechos.

Y siendo honestos, después de la montada que le dio al toro de Aldebarán, su cadera necesitaba un descansito. Que por más santo que fuera, no era indestructible. Se rio de sí mismo, y se levanto, mataría tiempo en otra cosa.

-      Seiya… - Justo al abrir la puerta de su habitación se topo de frente con su compañero de armaduras, Shiryu que le observaba seriamente, pero con ese característico aire de  serenidad que la rodeaba.- ¿Tienes tiempo?

-      Oh, Shiryu… Claro, pasa. – Le invita a su cuarto, el joven dragón entra y se sienta al borde la cama del pony.- ¿Qué necesitas?

-      Y-yo… - Era raro ver a Shiryu nervioso, sus mejillas se tiñeron de un suave carmín.- Escuche que has ayudado a muchos de nuestros maestros últimamente y yo… - Toma algo de aire, agarrando valor.- Yo también quiero tu ayuda, necesito consejos.

-      Oh… - El moreno suelta una risilla traviesa, se sienta frente a su querido compañero de armadura y cruza sus piernas.- ¿Sabes qué tipo de asesoría doy no es así?

-      Lo sé, no tengo problemas con ello, es mas es lo que necesito justo ahora.

-      Entonces, soy todo oídos. Aunque no se mucho sobre relaciones hetero, te aviso.- Dijo el pony, suponiendo que la razón por la cual vino su amigo era por su novia, Shung Mei.

-      N-no… - El semblante de Shiryu cambio drásticamente, estaba serio y hasta triste, Seiya diría, que hasta a punto de llorar.- Ella no se merece a alguien como yo, por eso, ayer termine con ella. – Confiesa con la voz un poco ronca, como si se le hubiese quebrado por un momento.

-      ¿Qué?, pero pensé que estaban comprometidos…

-      Estábamos, nunca mejor dicho. – El chino se inclina hacia adelante poniendo las manos en su rostro, tapándolo por frustración y vergüenza. – Yo… Yo me he enamorado de alguien más, Seiya es por eso que termine con ella, no podía seguir soportando esto.

El Pegaso sintió su corazón estrujarse, conocía que era tener un corazón quebrado. Sin más se sentó al lado de su amigo y lo rodeo en brazos, este acepto su abrazo con gusto hundiendo el rostro en su pecho. Con suavidad, nada propia del pony, pero la situación lo ameritaba, le hacía mimos en el sedoso y negro pelo de Shiryu.

-      Cuéntame, descárgate…

-      Esto viviendo esto desde hace seis meses, pensé que era algo pasajero, que iba olvidarlo, pero no. Estos sentimientos no se van, no se alejan.- Se acomoda entre sus brazos, suspira.- Disculpa, me estoy precipitando demasiado. Shung Mei y yo crecimos juntos, el maestro Dohko nos crio a los dos y bueno, siempre pense que mi vida seria con ella, una boda, hijos…

-      ¿Una casa y un perrito?...

-      Ja, sip, todo eso. – Sonríe amargamente.- Pero hace seis meses…

-      ¿Todo dio un vuelco? – El potrillo alzo una ceja curioso sonriendo de forma comprensiva.- A veces la vida no va como nosotros queremos, Shiryu.

-      Ahora lo sé… - Muerde su labio inferior, aferrándose más a Seiya.- Pero me hubiese gustado darme cuenta antes, para no herirla.

-      Pequeño, cuando se trata de amor, siempre alguien sale herido queramos o no. – le aparta algunos mechones del rostro.- ¿Quién es?   

 

-      Shura… -Admite avergonzado, apartándole la vista.

 

-      Oh… -Sonríe un poco malicioso.- No sabía que eras fanático de la comida española, aunque admito que una buena paella nunca sobra. – Esto logro que el dragón soltara una buena carcajada.- Así me gusta más…

 

-      Ya en serio Seiya, ya hice lo que considere correcto, pero ahora estoy en blanco… ¿Qué hago con estos sentimientos?

 

-      Pues, decirlos. Nunca es bueno quedarse con eso dentro mi niño. –Le guiña coquetamente un ojo.-  Además tú y Shura parecen en sincronía, por que justamente el me pidió hoy que me lo encontrara mañana para hablar, ¿Por qué no vienes conmigo a escondidas y escuchas?, tal vez puedas aprender una o dos cosas para atrapar a tu hombre.

 

-      ¿Atrapar…?

 

 ***************************************************

-      Ahora quédate ahí, recuerda tu entrenamiento en la montaña de los cinco puntos. -Le recomendaba el Pegaso, pudo sentir el cosmos del capricorniano cerca.- Ahí viene.

 

-      Seiya estoy nervioso, no creo que esto sea tan buena idea.

 

-      Oh confía en mi hombre, he juntando exitosamente a varias parejas, no creo que tu y ese españolete sean reto para mi. Ahora si silencio, que ya esta aquí.

 

-      Joder macho… - El susodicho sale de entre algunos arbustos sacudiéndose hojas de su armadura.- Tío creo que deberías buscarte una oficina mas convencional.

 

-      Si convences a Athena de regalarme unos 200 mil euros para construir algo, avísame. -Ambos ríen de buena gana ante el comentario, se sienta cada uno en un tronco caído, comenzando así otra sección mas de terapia. - ¿Qué necesitas de este potro Shura?

 

-      Tío siendo honesto me siento como un gilipollas viniendo aquí, soy mayor y aun así… -Ríe de si mismo, rascándose la nuca- he visto lo que has hecho con mis compañeros, os agradezco mucho, ellos se ven felices y eso me llena de gozo. Pero, que envidia os tengo.

 

-      ¿Envidia?

 

-      Si, no sabes como quisiera tener la gracia de estar con aquel que amo. Por eso he venido, quería saber si valdría la pena tirar todo a la suerte o morirme callado.

 

Mientras, el pelinegro observaba de reojo, oculto tras un grueso tronco, algo nervioso pero muy atento escuchando a Shura.

-      Pues, si te soy honesto, es mejor hablar a morir pensando en “que tal si…”

 

-      ¿Verdad que si tío?, me alegra que tengamos eso en común. -Ríe de forma amplia, para después suspirar, se acomoda un poco su melena oscura.- Ando enamorado de alguien menor que yo, alguien que considero mi compañero de armas, un amigo cercano, alguien que… Me ha prendado con su mirada azulada.

 

-      ¿ Y es...?

 

-      Shiryu. -El dragón casi suelta un suspiro de sorpresa pero logra contenerse y mantener su escondite.- Joder, primera vez que lo digo en voz alta. Estoy seguro, que si Dohko me oye, amanezco muerto.

 

-      Nah, Dohko no se ve tan agresivo…

 

-      ¡Joder tío que tiene un tatuaje de León en la espalda, que solo los choni y los gamberros tienen ese mal gusto! -Suelta una buena carcajada, junto con el Pegaso, mientras el caballero del dragón frunce levemente el ceño, su maestro merecía respeto. – Es un buen hombre, lo respeto, pero maldita sea, su discípulo… Me pone, me pone muchísimo.

 

-      Oh… -Seiya sonríe picaresco, ve un momento a sus espaldas, ahora la conversación se ponía mas interesante.- Shiryu es varonil y alto, no creo que sea pasivo Shura-Sama.

 

-      Me vale tres pepinos… Por él puedo volverme caballero o dama, besando su nuca o mordiendo una almohada. -Expresa con  mucha soltura, sin medir ni un poco su lenguaje.

 

El dragonsito se estaba muriendo.

 

-      Aunque miento si digo que… No fantaseo con tenerlo bajo de mí, su pelo tan largo y sedoso, sueño con tenerlo acorralado, en cuatro, jalando ese hermoso pelo. -Sus mejillas blanquecinas se tornan de un suave rosa, mordiéndose el labio bajo. Shiryu era la fuente de todos sus deseos y necesidades, no le daba nada de vergüenza admitirlo ante el pony.

 

-      Le gusta lo rudo, me agrada. -Seiya ríe un tanto sonrojado, no conocía esa faceta fogosa del español, conocía a su amigo Shiryu y estaba seguro que ahora se encontraba en crisis, con sus piernas temblando tal vez.

 

-      Tío siento que estoy al borde, esta mal, se que esta comprometido con una mujer, pero soy necio y me encabrone… -Suspiro, apartando la vista.- Me encantaría tener la oportunidad de seducirlo, de tenerlo en mis brazos…

 

-      … Entonces Hazlo.

A Shura casi le da un pequeño infarto al ver salir de entre los arboles al portador de la armadura del dragón, iba a empezar a soltar improperios contra el pony alado, pero al notar el rostro rojo de Shiryu, su mirada intensa y profunda sobre su cuerpo, su postura cambio rápidamente, ese hermoso chico pelinegro no parecía ni mínimamente molesto, parecía mas bien, bastante excitado y atraído.

-      Lamento el pequeño engaño Shura. Pero Shiryu justo vino a buscarme a ayer, y me confeso que estaba muy prendado de cierto santo dorado capricorniano. -Le guiña coquetamente un ojo.- Shiryu, hazme sentir orgulloso como tu sensei~

 

-      Shura, maestro… -El muchacho se inclina suavemente, sentando a su lado.- Usted también esta en mis pensamientos. Desde hace tanto. -Con algo de atrevimiento, un poco impropio de el, le quita el casco a Shura, roza labios apenas en un movimiento tímido.- No pensé que yo… Le atrajese tanto…

 

-      Muchacho, vives quitándote la camisa, me he mantenido cuerdo gracias a las pajas y el agua fría. -Le confiesa sin tapujo alguno.- Shiryu… -En una ráfaga de luz se deshace de su armadura dorada, lleva las manos hasta el borde de los botones de Shiryu, ansioso. – ¿Me permites? -Pregunta algo tímido, tembloroso incluso.

 

-      Maestro, hágalo. -Concede sumisamente, le abren la camisa casi dd golpe, sus pezones redondos y de un tono canela, estaba ligeramente erectos – Estoy en sus manos maestro…

 

-      Si este es el olimpo, nadie se atreva a revivirme. -Aunque inexperto, como sus compañeros, instintivamente va hasta sus pezones besa su pecho, lame, muerde y chupa dejando marcas de sus dientes, toma la cintura gruesa y musculosa de Shiryu, y lo pone sobre su propia cadera.- Amm… -Tenia una erección tan marcada que sus pantalones amplios, se alzaban como una pequeña carpa en esa area.

 

-      Ahmm … -Su vista estaba nublándose, pero no por su inminente ceguera, sino por el puro manojo de hormonas y sensaciones, cada beso ardía en su piel, cada mordida y chupetón, lo ponía en las nubes, su voz entrecortaba hacia eco.- Béseme… -Pidió, un poco fuera de si. – Béseme Maestro, Shura, Bésame…

 

Como si tan siquiera pensara en negarse, coloca sus manos en el rostro de su querido discípulo y unen sus bocas. Se oyen leves sonidos, el choque constante entre sus lenguas y labios. El cuerpo del oriental temblaba, sucumbía sumisamente ante él, siguiendo solo sus instintos se abre de piernas de par en par, mostrando su marcada erección, mueve la cadera pegando pelvis con pelvis.

Se separa entre jadeos desesperados, con hilos finos y blancos de saliva uniendo boca con boca, Shiryu toma las manos de Shura, colocándolas sobre su pecho.

-      Maestro… - Tenia los labios levemente hinchados, la cara roja y sudorosa, mechones de pelo se aventuraban por su rostro fino, sus ojos azules cual cristales brillaban, en deseo, en lujuria y desespero.- Shura… Métamelo~   

Hubo corto circuito en la cabeza de Shura, comenzó a murmura cosas en español y Catalán, a la vez que le iba quitando, de forma brusca, los pantalones a Shiryu.

-      Muchacho, quise ser amable, pero joder, no me dejas… -Le dice su idioma nativo, baja a su cadera empezando a besarle el vientre, la pelvis, acariciando sus muslos alzándole las piernas y engullendo el miembro del chino ni bien tuvo la oportunidad, colando dos de sus dos en la entrada de este, preparándole. – Ahm… -Da una suave chupada al glande, repasando las venas de esa hombría palpitante con sus dedos- He querido comerte la polla desde hace tanto, Shiryu, voy a follarte como un salvaje…

Lo único que entendió fue su nombre, pero con solo la mirada de Shura pudo mas o menos entender la esencia de esas palabras sin tener que traducirlas.

 

-      Es aquí cuando lamento no recordar mis clases de español básico… - Murmura frustrado el pony, disfrutando la escena.- Que bajón tener las caderas aun sensibles…- Murmura algo frustrado por no participar, pero por ahora se contentaba con la vista.

 

-      ¡Ahmm! – Shiryu se arquea sintiéndose rendido por completo, su miembro derramaba gotas grandes de liquido, cosa que su amante aprovechaba para beber de ese liquido a base de grandes lamidas. Su entrada palpitante y lubricada apretaba los dedos de Shura.- Ma-Maestro… - Susurra ahogadamente hablando entre quejidos y gimoteos.- ¡Métalo, por favor, no puedo mas!

 

-      Me encanta oírte suplicar… - Otra vez hablo en español al oído de Shiryu, lo toma de la cadera y sin hacerse esperar introdujo su miembro de un solo empujón. El vaivén de las embestidas empieza, moviendo la cadera a ritmo desenfrenado.  A la par que besaba su cuello y pecho, dejando un rastro de sus dientes y labios en su varonil torso, marcándole.- Shiryu, te amo, te amo tantisimo…

 

-      ¡AAAGH! – El dragón alza las piernas sujetándolas desde debajo de las rodillas para que las estocadas llegaran profundo, tenia el vientre manchado de semen debido a que se había corrido justo al momento en que Shura entro en el, pero aun se mantenía duro y palpitante.- Shura~ -Murmura ido, entre gemidos y frases en Chino.

 

Alrededor de ellos arboles y rocas tenían marca profundas, como si alguien afilara su espada contra estos, esto gracias al cosmos de Shura, quien sin querer, había dejado a rienda suelta a Scarlibur.

 

-      Hum… -Mira de reojo a Seiya quien seguía observando todo muy a gusto en su asiento, el español sonrío picaresco y cambia posición, toma a Shiryu y lo sienta en su pelvis dándole la espalda, con las piernas bien abiertas dejando que este salte sobre su miembro a placer. – Ahm… ¿Te gusta la vista niño?~

 

-      Ashmm… -Shiryu a pesar de todo, no estaba avergonzado de que Seiya viera, es mas, su hombría se alza mas y palpita, indicando que estaba mas prendido que antes.

 

-      Sabia que eras voyerista Shiryu~ - Murmura el potrillo, mordiendo sus labios gustoso de la escena. – Alguien volverá a correrse~

 

Y adivino, Shiryu soltó un buen gemido a la par que se arqueaba, presionando fuerte su cadera y glúteos contra Shura, se corre fuerte soltando un largo chorro que mancha el rostro de Shiryu, y si seiya no de aparta un poco, también le hubiese dado. Shura se corre poco después, hilos blancos de esperma se derraman por su entrada, ambos se acurrucan entre los dos jadeando y dándose besos cada tanto.

-      Te amo, tantísimo, tantísimo…

-      También le amo maestro, mucho.

 

¿No es el amor hermoso? -Dice en voz alta, causando que ambos le vean, algo avergonzados.- Se aprovechan que aun ando recuperándome de la polla de Aldebarán, insensibles… -Les saca juguetonamente la lengua, sonrojado 

Notas finales:

Muchas gracias


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