# Capítulo 11: Las preocupaciones de la familia. #
-¿Qué haces sobrinito bonito?
El pequeño señala a uno de los caballos con gran emoción. Ese era entre todos, su favorito.
-Ya veo, te gusta mucho ¿no?
-Olvídalo, ese ya está muy viejo. Para cuando lo puedas montar...
-Serán buenos amigos. Eso era lo que iba a decir Judal.
-No. ¿Por qué diría eso? Ese caballo esta tan chocho como el viejo de tu padre Kouen.
-Judal es un bromista, lo cierto es que ha acompañado a En-nii por años y es un buen compañero.
-Si, lo que digas. Ya vámonos o me haré fósil.
-¡Bien! ¿Qué vamos a hacer hoy?
El pequeño les muestra un dibujo de un trébol de cuatro hojas con algunos escritos alrededor.
-¿Quieres que vayamos a buscar uno?-. Él sólo les responde con una gran sonrisa y con eso ambos entendieron que sí-. Bien vamos.
...
-Tú puedes buscar por aquí y yo buscaré por allá. No te muevas más de lo que te indique chaparro.
-Descuida, yo me quedo con mi sobrinito.
Judal, Kouha y el pequeño fueron a sus respectivos lugares de búsqueda.
-¿Qué pasa sobrinito?-pregunta el tercer príncipe al sentir como tiraban de su ropa-. ¿Ya la encontraste? Déjame ver.
-¡Hermano, Judal! Gracias por cuidar de mi pequeño.
-Hakuryuu... creí que tardarías más.
-Yo también hermanito, pero es bueno ver que estás aquí.
-¿Qué hacen?
-¡En-nii! Estabamos buscando un trébol de cuatro hojas. Pero el peque de la casa es tan hábil que ya la encontró.
-¿En serio? Me gustaría verla-. Su hijo lo toma de su ropa y les señala el lugar.
-Vaya, que linda es-. Menciona Hakuryuu mientras acaricia la cabeza del menor.
-¿Y por qué no la arrancas?
El hijo de Kouen niega con la cabeza y le enseña la ilustración con escritos que llevaba desde la mañana.
-¿Eh? "El lugar que tenga un trébol de cuatro hojas será siempre afortunado."
-Además ¿para qué arrancarla? Eso la mataría.
-Esta bien, entendí el punto Hakuryuu.
-¿Eh? ¿Qué pasa sobrinito? ¿Quieres comer aquí?
-¿En el pasto? Ni sueñes mocoso eso no va con nosotros, ni siquiera se si está permitido.
El niño comienza a llorar mientras ve al magi.
-Ya pues. Si dejas de chillar lo haré.
-Bien, si mi hijo quiere comer aquí eso haremos-. Afirma Kouen con autoridad mientras abraza a su hijo.
-¡Por mi no hay problema~!
-Entonces iré a preparar comida. Para todos.
-¡Yo te ayudo hermanito!
-Yo iré por algunas telas y me encargaré de que Judal ayude también.
-Si ya, dije que sí. Lo que me haces hacer chaparro.
>>>
-Que bueno, prepararon bastante comida. Estoy que muero de hambre.
-Hicimos la favorita de cada quien.
-¡Así que tenemos un festín~!
Todos se reunieron a comer y a consentir al pequeño Kouha. Era la primera vez que ellos comían así y parecía no molestarles en lo absoluto. Con un niño en el palacio todo era diferente, además de divertido. Y ¿por qué no? aprovechaban el vivir su segunda infancia.
-Vaya, parece que mi sobrinito se divirtió.
El pequeño había quedado dormido en el regazo de Kouen mientras todos le observaban con ternura.
-Será mejor que lo llevemos a dormir.
-Estoy de acuerdo contigo Hakuryuu. Yo lo llevaré a la habitación-. Que resulta ser la misma que ellos, solo que está en una camita separada para dormir individualmente.
-Gracias Kouen.
Ambos padres se van con su hijo del lugar quedando sólo Judal y Kouha.
-Nuestro pequeño es fuerte.
-¿Por qué rayos me dices eso?
-Se que te preocupas por él.
-Claro que...
-¿No?- le interrumpe-. Es normal. Todos lo hacemos. Él es importante para nosotros. Además el te quiere tanto como lo quieres tú.
-Esa vez que enfermó...
-Si, lo recuerdo. Nos metió un susto de muerte. No sabíamos como curarlo.
-Me sentí tan inútil esa vez.
-Eso sí que no. Tú estuviste ayudando todo el tiempo y a partir de ese día no te despegas de él.
-Ellos no durmieron todos eso días.
-Es verdad, el amor de padres es muy fuerte. Harías cualquier cosa por tus hijos y claro siempre deseas lo mejor para ellos. En-nii y Hakuryuu lo han estado haciendo bien.
-Nah.
-¿Eh~? ¿Ya te dió celos por no tenerlo cerca?
>>>
-Gracias Kouen.
-¿Por qué de repente?- sonríe mientras acaricia el rostro de Hakuryuu.
-Trabajaste mucho para que todo terminara antes.
-¿Y lo dice quien trabajó con más empeño?
-Claro que no. Por cierto, me enteré de que hablaste con mi madre.
-Así fué. Me habló del futuro.
-¿El que seas emperador?
-Si. Pero no deseo serlo. Y menos ahora. Eso me quitaría mucho tiempo de convivencia con mi hijo y contigo. ¿Fue por eso que también rechazaste?
-Si. Se que es egoísta, pero para mí ustedes dos son mi prioridad.
-No es egoísta. Es natural. Por eso me enamoré de ti. Eres sincero y directo con tus sentimientos.
-Kouen-. Se acerca a besar sus labios-. Yo también te amo. Y amo a nuestro hijo, por eso quiero pasar todo el tiempo con ustedes. Además... la doctora nos dijo que no goza de buena salud y eso realmente me preocupa.
-Encontraremos la forma de que la salud de nuestro hijo mejore.
-Es verdad, daremos lo mejor por nuestro pequeño.
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