Sí, otro día más en el “paraíso”, excepto porque algo andaba mal.
Nueve días pasaron y fueron un infierno para los muchachos que no sabían porque les estaba ocurriendo esas desgracias.
-¿seguro que no se encuentra bien?-preguntó un curioso Clyde.
-sí, lleva allí adentro como quince minutos-respondió indiferente Craig encogiéndose de hombros.
-qué extraño, si mal no recuerdo él no estaba tan mal ayer.
-tienes razón, ¡Tweek, sal de una maldita vez que se está acabando el receso!-exigió el de chullo golpeando la puerta del baño.
-¿y dónde está la amabilidad y la caballerosidad, Craig?-preguntó inocentemente el castaño.
-se fueron al mismo lugar al que irás si es que sigues jodiendome-amenazó.
-de verdad nunca cambiaras-se resignó el castaño-¡vamos, Tweek, es viernes de pizza, los demás se llevarán las buenas, ¿no quieres probar esa que tiene queso y…?!
Y el sonido de otra arcada y la mirada amenazante del “novio” del chico fue lo que hizo que el saliera corriendo rápido de allí.
-nosotros lo veremos allá, ¿sí?-dijo el afroamericano saliendo tras su amigo.
-maldita sea-susurró.
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-de verdad estas raro, ya lo hemos hecho tantas veces que me asusta, ¿te sientes bien?-preguntó el rubio cenizo a su pareja.
-¿p-porque lo dices?
-mmm, porque nos faltamos a la escuela y ahora estamos en tu cuarto, en tu casa, sin tus padres y haciéndolo.
-p-perdón, no sé qué me pasa, pero si quieres podemos parar.
-bueno…en realidad no me molesta, es increíble que por fin te hayas decidido a hacerlo-sonrió con picardía mientras comenzaba a besarlo apasionadamente, como varias veces en esta última semana.
-¡oh, Kenny, sí!-gritó por el incontenible placer mientras él también acariciaba la espalda de su enamorado.
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-viejo, de verdad no creí que esto te afectara tanto-comentaba un sorprendido Stan.
-¿Cómo pudiste ignorarme por como quince segundos?, ¿Cuál es tu problema?
-pero solo estaba tomando apuntes en clases-se justificó.
-¡claro, esa es la excusa que siempre usas!
-no entiendo porque estás actuando así.
-oh vaya, parece que alguien amaneció con arena en su vagina-se burló Cartman apareciendo en el acto.
-¡¿y?, ¿tienes algún jodido problema con eso, gordo de mierda?!
-Kyle, tranquilízate, sabes que aquí no se puede pelear.
-¡cállate, Stan!-le amenazó y se volvió a Cartman-¡¿quieres pelear?, ¿eso quieres?, ¿pues qué esperas, culón?!
-oye Stan controla a tu perra o…
-¡que gracioso, es lo mismo que dijiste antes de que Wendy te pateara el culo!-siguió burlándose el judío.
-¡esto es diferente, marica, a ti sí puedo hacerte mierda!
-¡pues qué esperas, hijo de puta!
Sí, esto iba a terminar muy mal, ya que la multitud se aproximaba, puesto que ya era de salida.
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-¡oh, Dios mío, ¿y s-si voy a morir?, AGH, n-no quiero morir tan joven, Craig, gah!-se alarmó el rubiecito.
-Tweek, reléjate, no vas a morir…o al menos ojalá que no sea hasta que llegues a tu casa-susurró lo último, afortunadamente no estaba castigado hoy y podría irse temprano, aunque eso signifique acompañar a su “novio” a casa.
-¡n-no es ngh gracioso, Craig!-se quejó y le dio un golpe en el brazo.
-bien, ya no lo diré-sonrió, si bien estar con el cafeinomano paranoico hacia que sus días ya no fueran calmados, los hacía más divertidos, aunque no quisiera admitirlo-me sorprende que no hayas querido ir al hospital.
-¡e-ellos trabajan, para el gobierno, s-seguramente esperan que baje la guardia!
-bueno, entonces descansa bien-quiso alejarse e irse al ver que ya estaban en la puerta de la casa, pero la mirada insistente de sus “suegros” desde la ventana de su habitación en el piso de arriba, hizo que cambiara de opinión y besara a su rubio “novio” de mala gana.
-s-si sobrevivo, n-nos vemos mañana-finalmente se despidió y entró a su casa.
-tranquilo, Craig, mañana se acaba todo esto y finalmente terminarás con él y acabarás con esta farsa-se dijo en un susurro y se perdió entre las luces que ya comenzaban a encenderse por la oscuridad que comenzaba a invadir todas las calles del pueblo.
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-Tienes suerte de que te hayan dejado libre por esto, solo porque eres buen estudiante o tu mamá sí que se hubiera molestado bastante-regañó el pelinegro, pero él tenía unos pocos rasguños ya que por fortuna evitó la pelea, pero no la súplica para no ser castigado que duró bastante tiempo.
-¡él se lo buscó, no yo!
-está bien, ahora mismo me vas a decir que te pasa porque has estado actuando como una mujer en su periodo todos estos días y quiero saber…
-¡Por qué no me haces el oficial, ¿bien?!-interrumpió de repente.
-creí que ya habíamos hablado de eso y, ¿sabes? ya no quiero discutir, ¿sí?, para que te calmes y dejes de estar de tan mal humor, te lo diré…no voy a regresar con Wendy.
-… ¿Qué?
-como oyes, no voy a volver con ella, así que si quieres celebrarlo podemos jugar videojuegos o algo así, ¿te parece bien?
-sí, está bien-sonrió satisfecho.
Stan estaba perplejo, no podía estar más confundido con todo este asunto de los cambios de humor de Kyle.
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-bueno, ya me voy, Buttercup-lo besó y como todo un vándalo se dispuso a salir por la ventana.
-t-ten cuidado, no vayas a…
Pero antes de que pudiera continuar apareció Steven irrumpiendo en la habitación.
-¡sabía que estaba aquí!-se acercó y apartó a su hijo de la ventana.
-jeje, buenas noches, señor-sonrió con nerviosismo.
-que buenas noches ni que nada, delincuente, tercer strike, estás fuera, te lo advertí, muchacho-agarró los extremos de las escaleras apoyadas en la pared y las empujó causando que el contrario cayera al suelo rompiéndose la cabeza.
-¡papá…!
-dices una palabra más y estarás castigado de por vida, además me enteré de que hoy no fuiste a la escuela, estas más castigado de lo que imaginas-amenazó y salió de la habitación.
-¡salchichas!-maldijo.
Bueno, al menos sabía que su novio volvería al día siguiente, quizás el destino quiso que fuera inmortal porque sabía que serían estas cosas las que precisamente le pasarían más seguido.
Como estaba castigado y no iba a comer nada, simplemente se dio una ducha y se cambió para ir a dormir…o al menos eso intentó hasta que sintió un retortijón fuerte, como sea, igual no podía quejarse o lo castigarían mucho más. Si le dieran a escoger entre morir por una apendicitis o ser castigado, preferiría la apendicitis, muchas gracias.
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-hijo, se te ve muy hambriento, ¿no comiste nada en todo el día?-preguntó Sheila a su hijo, quien ya se había devorado hasta su tercer plato.
-creo que no-se encogió de hombros-a propósito mamá, Stan se quedará esta noche.
-oh, está bien, solo no se desvelen-advirtió Gerald y ayudó a recoger los platos a su esposa.
No estaban sorprendidos de que el más joven de los Marsh se quedara esta noche, después de todo era el mejor amigo de su hijo y casi siempre había sido así.
Antes de entrar a la habitación de Kyle, Ike fulminó al pelinegro con la mirada.
-te estoy vigilando-susurró y se metió a su habitación.
Stan entró finalmente después de su amigo.
-¿Por qué tu hermanito me fulmina con la mirada?
-quizás porque él sí sabe de lo nuestro.
-¡¿lo sabe?!
-no se lo dirá a nadie, tranquilo-se cambió y entró a la cama.
-Ky, ya te dije que no es por eso, ya verás que pronto lo gritaré a los cuatro vientos, tanto así que te arrepentirás de haberme insistido-sonrió con picardía y entró a su lado en la cama. Como súper mejores amigos que eran, y contando las veces que tuvieron intimidad, no fue extraño.
-¿lo prometes?
-por supuesto que sí-le besó en la frente y cerró los ojos.
El de ojos esmeraldas imitó la acción, pero a comparación del anterior, a él le sobrevino un sueño tremendo, como si hubiese corrido una maratón de varias horas y hubiera llegado recién a la meta.
No le tomó importancia.
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Definitivamente esa era la peor noche de todas, le dolía bastante la cabeza que no se le pasaba con nada.
-¡s-seguramente tengo un tumor en el cerebro y me voy a m-morir, ngh, todos los síntomas concuerdan!-exclamó al ver en su celular la información-¡s-seguramente lo hizo el g-gobierno o los gnomos, AGH!-se jaló los cabellos con desesperación-¡y para lo peor, mis padres se fueron y los gnomos ya se llevaron toda mi ropa interior, ngh, s-supongo que este es el fin y nunca pude tener una vida plena!-se lamentó y de repente sintió un mareo horrible-¡oh Dios, a-aquí viene!
Y finalmente cayó al suelo sin más, en el mismísimo suelo sin nadie que lo atienda.
Así estaba él…solo en su lecho de muerte…
O eso es lo que pensaba.
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Continuará…