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Cuando decir "Te quiero" no es posible por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Ah, bien, la parte divertida de esto esta terminando, al menos una parte en este capitulo. Por mientras les dejo este capitulo y una sopresita en el, disfrutenla ahora que pueden >:D

Gracias por leer!!

La cama nunca me había parecido tan cómoda como ahora. Creo que afuera hace frio, porque me siento tan calientito aquí entre las cobijas.  Saber que es sábado lo hace mucho mejor. Me giro en la cama, estremeciéndome cuando siento el frio de la almohada. ¿Eh? No recuerdo haberme dormido sin camisa. Abro los ojos cuando los recuerdos de la noche vienen a mi memoria.


No hay nadie en la cama.


Me cuesta un poco darme cuenta de lo que está pasando, porque estoy todavía medio dormido. ¿Se fue?  No hay ruido en la casa. Me levanto.


— Auch…— me duele la cadera, y mis piernas tiemblan un poco. Solo traigo mi bóxer, estoy en mi casa. Salgo a la sala, pero tampoco hay nadie, la puerta del baño está abierta también.  No hay nadie, Glenn se fue.  Vamos, eso no es lo que me sorprende. Y ahora que lo pienso mejor, estoy un poco indignado.  


Nunca me habían dejado de esta forma. Entiendo que quizá tenga algo importante que hacer y tenga que irse temprano ¿pero era mucho pedir que al menos se despidiera? Vamos, una maldita nota o un mensaje es lo menos que esperaría después de una noche de sexo. Todavía voy a revisar mi teléfono, pero no.  Y no es que tenga el sueño pesado, y aun así no sentí cuando Glenn se fue ¿tiene mucho? O sea… solo se fue y ya. ¿Acaso es mucho pedir que al menos me dijera que se iba? ¡No tenía que dejarme así!


Regreso a mi habitación a ponerme ropa, porque si está haciendo un poco de frio.  Mientras me visto, me pongo a repasar todo lo que paso anoche. Cuando invite a Glenn a mi casa, no había esperado que acabáramos en esto. Arg, bien quizá si lo pensé, pero no creí que en verdad íbamos a terminar en la cama, Glenn me parecía una persona tan seria, que tendría que esperar mucho más para hacer algo.  Verle sonreír fue en verdad una sorpresa.   Sigo sin creer que le hubiera visto sonreír, visto así, no me sorprende que termináramos en la cama.  Miro mi teléfono otra vez.  No, no voy a llamarle esta vez. Me hago un desayuno, y me lo como sin ganas. Sí, estoy molesto y sigo molesto cuando voy a mis clases de manejo. El domingo también sigo molesto, y más molesto porque Glenn no me llamo en todo el día.


Me niego totalmente a llamarle yo, yo no fui quien se fue ¿Qué significa eso entonces? Siento que no le importó mucho. O sea, si fuera un acoston y ya, entendería que no me llame, o si no tuviéramos una relación y nos acabáramos de conocer, pero se supone que estamos saliendo ¿no? incluso hemos tenido citas. Así que no entiendo porque no me llamo, o porque no ha venido. Me doy por contento si al menos un mensaje me hubiera mandado, pero nada ¡Nada!


¿Acaso no le gusto? Eso ya es otro asunto… si es la primera vez que lo hace con un chico, quizá no fue como había esperado. Arg, ¡no lo sé! Y eso me está frustrando.  Vamos, tampoco le estoy exigiendo demasiado. El sexo fue rápido, y algo… como algo automático. Fue extraño, pero puede ser justamente que fue la primera vez. Como odio todo esto.


El lunes, mi malhumor se ha convertido en una mezcla de tristeza y enojo.


— Sean— me asomo a su salón, y le encuentro dejando unas hojas en los lugares de los niños.


— oh, Jacey ¿Qué pasa?


— Estoy de malas, vamos a beber— me responde sin mirarme, ni inmutarse.


— Es lunes, hubieras llamado el sábado—  claro, el sábado hubiera sido excelente si no hubiera estando esperando una llamada que nunca llego.  Me siento en el escritorio. No le voy a contar a Sean lo que paso, no al menos con todos los detalles y sin antes hablar con Glenn.


— el sábado no podía—  ¿y que si Glenn estuvo ocupado?  Si tuvo una emergencia… al menos hubiera avisado ¿no? la vez del hospital no me dijo nada…  si estas saliendo con alguien, cosas como contarse estos detalles son importantes ¿no? si tuviera que salir de la ciudad, o enfermara le diría a mi pareja, quizá no primero, pero se lo haría saber.


— entonces no.


— si fuera tu novia le dirías que si ¿cierto?


—  depende. ¿Por qué estas de malas?


— estoy pensando demasiado. ¿Crees que soy muy exigente? ¿Soy una persona difícil?—  Sean me ve, extrañado.


— no sé, no creo. Un poco entusiasta tal vez, y muy mimado— ruedo los ojos. Eso ya lo sé. Sean no me ayuda mucho con su respuesta, después de todo uno no se comporta igual con los amigos que con las personas que le gustan.


— ah, como sea. ¿Quieres que vayamos a comer? Incluso invitare  Allan.


— Wow, debes estar de muy mal humor entonces. Está bien, ¿A dónde?— me dice, regresando


— no lo sé. Lejos—   Sean comienza a reír, me revuelve el cabello.


— Nunca me dijiste como te la hiciste— toca la péquela cicatriz que me quedo del accidente del baño. Casi ni la noto cuando me arreglo por las mañanas.


— y no te lo diré. ¿Le puedes decir a Allan? Tu salón está más cerca que el mío. Y no quiero ir o me quedare más tiempo del que quiero.


— dejándome la tarea más difícil, ¿eh?— pero aun así me dice que sí. Regreso a mi salón.  Creo que para esta hora, Glenn ya debe haber llegado. Mis ojos recorren el edificio de la secundaria, pero solo puedo ver estudiantes.


No veo a Glenn hasta la salida, cuando estoy esperando en el estacionamiento a que Allan y Sean se reúnan conmigo.


— ¿Jacey?— aguanto mis ganas de reclamar inmediatamente que no supe nada de él todo el fin de semana— ¿Qué haces aquí?


— Esperando— murmuro.


— oh, bien.


—… ¿Por qué te fuiste?— el me ve, con expresión de no entenderme. Me muerdo la lengua, pero ya he hablado— el viernes, ¿Por qué no te quedaste?


— ¿Tenía que hacerlo?— pues… no, la verdad no es que tuviera que, pero…


— ni me despertaste, o me dejaste un mensaje— quizá suene patético, estar reclamando algo como esto, pero creo que hay muchas cosas que quisiera poder hablar con él y que simplemente no tengo oportunidad de hablar.


— ¿querías que lo hiciera? ¿Cuál es el problema?


—… no es de querer, Glenn. Me hubiera gustado verte, y despedirme de ti, el problema no es que te fueras— la mirada que me dirige Glenn me hace entender que él no me entiende del todo— mira, solo olvídalo ¿quieres?


— pero es algo que te molestó— suspiro, cerrando los ojos. Esto es complicado.


—  si,  pero tampoco quiero que hagas algo que no quieres. Solo… recuérdalo la próxima vez, ¿si?— abro los ojos, al tiempo que siento que la cara se me pone roja. Ah, dios, hable inconscientemente.  


— Está bien— no dice nada más. Estoy incomodo, no me gusta el silencio en el que estamos.  No hay nadie más alrededor, y hace calor.


— oye… fue… lo de esa noche fue… gracias por enseñarme a usar los palillos— ¿en serio, Jacey? Que tonto, y ridículo decir eso, genial, simplemente genial.


— de nada. Tienes que practicar más— le observo, su rostro sigue inexpresivo. Hago la comparación de su rostro, serio y el sonriente de la otra noche.   Le sonrió también, un poco avergonzado.


 — Deberías sonreír más—  acaricio su mejilla como el otro día. No tengo nada de autocontrol, pues me estiro y aun con mi mano en su mejilla, le beso en la boca. Glenn me devuelve el beso, ni siquiera recuerdo donde estamos hasta que una tos hace que pegue un brinco.


— ¿estás listo, Jacey?— Allan es quien habla, Sean está mirando hacia otro lado.


— emm, si, si…— balbuceo, y me alejo un poco de Glenn. Él no se ve diferente, de hecho sigue igual de serio que siempre.


— ¿Tienes algo que hacer?— me pregunta.


— iré a comer con ellos. ¿q-quieres venir?— pregunto, igual sin pensar mucho. Se supone que estoy molesto con él, y que esta salida era para no estar de mal humor. Aún sigo un poco resentido.


— Hasta mañana entonces— me dice, y sigue el camino hasta la salida. Yo le sigo con la mirada hasta que Allan me da un codazo en las costillas.


— Has perdido la vergüenza,  hasta en la escuela…— ruedo los ojos, reclinándome en su auto.


— Solo nos estábamos besando, no es nada extraño— refunfuño, al tiempo que escucho el pitido que indica que los seguros ya no están, abro la puerta y entro al auto. Sean sube también, y Allan tiene que ir a rodear.


— la verdad, fue un poco… fuera de lugar. Deberías tener más cuidado, no sé. No lo digo por Leanne, pero algunos padres pueden ser algo incomprensivos y no habrá muchas opciones.


— tienes razón… no lo hare de nuevo— arg, sueno como un niño regañado.  Supongo que fui muy imprudente, ellos tienen razón, no debí hacer algo como eso, y es una suerte que no nos haya visto nadie más. Pensar en explicarle también a un niño sobre eso… dios, no. bueno, al menos ese encuentro ha hecho que me dé cuenta que las cosas no eran como había pensado, por lo que pude deducir, otra vez pensé de más.


 


Tengo que hablar bien con Glenn, hablar sobre lo que paso, y esas cosas.  Vamos, creo que si hablamos, podríamos tener una mejor relación. Sigue siendo la relación más rara que he tenido, es diferente.   Y creo que vamos bien, es decir, al menos Glenn no es casado ni está saliendo con nadie más.  


— ¡Glenn!— le llamo, porque estoy cerca de la entrada a la secundaria. Sé que ya salió hoy, así que espero ir con él un rato.


— ¿Qué haces aquí?


— te estaba esperando. ¿No tienes nada más que hacer hoy?— Glenn niega— que bien, quiero hablar contigo—  me pongo a caminar, y solo volteo para ver si Glenn me está siguiendo. Si lo hace.  Soy el primero en entrar al local y pedir. Y como no pienso hablar en medio de un lugar público sobre lo que quiero hablar, entonces me espero hasta que volvemos a salir.


— Jacey ¿Qué quieres hablar?


— sobre nosotros. ¿Puedo ir a tu casa?— Glenn me mira como si hubiera dicho que fuéramos a Marte. Me hace sentir extraño, pero al final solo asiente con la cabeza.  Tomamos el autobús, sentados juntos— ¿crees que nos interrumpan?


— Arashi no está ahora— ah, con que eso si lo entendió. Cuando llegamos, lo primero que hago es dejar las cosas y mirarle fijamente.


— ¿piensas que tenemos futuro?


— ¿Qué?... Jacey, no entiendo que me estás diciendo— tomo aire, no es fácil para mí decir esto, así que dejo mi vista en el techo.


— sé que no habías tenido sexo con otro hombre. Más bien, quería saber si eso… te agrado. Entendería si no te agrado— lo entendería, e intentaría buscar otra forma de seguir con eso. Glenn no me responde inmediatamente.


— no sé. Fue sexo, no sentí que fuera muy diferente al sexo normal— arqueo una ceja por lo vago de su respuesta. Ah, bueno, eso me sirve— ¿eso es todo?


— Si, ¿puedo quedarme a comer?— Glenn se encoje de hombros.  Lo tomo como un sí, y me pongo a sacar mi comida de la bolsa. Le escucho entrar a la habitación, y luego sus pasos vienen hacia la cocina— ¿sabes? Hay una nueva cafetería que vi el otro día, tenían un mostrador con pasteles, se veían ricos.  


— ¿ah, sí?


— Si— espero unos momentos, a ver si Glenn entendió mi indirecta, pero pasan varios minutos y nada, no hay comentarios sobre eso— ¿te gustaría ir?


—… no se.


— anda, vayamos a probar. ¿Te gusta el café no?— le he visto tomar en la sala de profesores. No entiendo el problema que tiene con los lugares nuevos— no tiene que ser hoy—  me dirige una larga mirada inexpresiva.


— está bien.


— Excelente— seguimos comiendo, sin hacer más comentarios.  No quiero irme aun, ¿será muy molesto si me quedo un rato más? con Glenn es difícil saberlo. Le miro, recogiendo las cosas de la barra, ¿si me siento en el sofá no dirá nada? No tengo la confianza tampoco como para encender la televisión y temo  preguntarle. Ah, total. Me voy a sentar en el sofá. Glenn no me dice nada, y suspiro despacio.  Ahora si puedo encender la televisión. Hay un canal de noticias, aburrido, ¿no hay otra cosa mejor? Después de un rato, Glenn se viene a sentar en el sofá,  pero no tan cerca de mí como me gustaría.


— esa es una película infantil.


— emm, si—  Glenn no me dice más. Bueno, ver una película infantil dista mucho de ser algo romántico, pero no esperaba que Glenn viniera a sentarse conmigo.   Le miro, sus ojos fijos en la pantalla.  Me acerco un poco, y luego otro poco. Hasta que quedamos juntos. Arg, espero que no venga nadie ahora, y por nadie me refiero a Arashi.  Vamos, vamos… siento mariposas en el estómago cuando apoyo mi cabeza en su hombro. Siento de inmediato que Glenn se pone rígido.  Se remueve un poco, y tengo que enderezarme, dejo que deje de moverse, y me vuelvo a reclinar contra él.  


— Jacey…


— umm.


— Esto es algo… incomodo— sus manos me alejan por los hombros. Le miro, sorprendido, algo dolido.


— ¿Qué?


— ¿Por qué no solo vemos la película?— me dice, pero se asegura de que me quede bien lejos. No sé cómo le miro, no debo tener una mirada amable, él me ve, pero tampoco parece arrepentirse, casi siento que me reclama por estar molestándome por esto.


— Está bien— me cruzo de brazos, y miro a la televisión como si ella hubiera tenido la culpa por esto. No me dice nada, y yo tampoco digo nada.  Estoy muy dolido como para hablar.  ¿Qué tiene de malo lo que hice? No fue nada extraño, cosas como estas son comunes cuando sales con alguien, y no es que lo esté exigiendo, pero vamos. Glenn ni siquiera se molestó en ocultar que no le agradaba que me acercara de esa forma—  ya me voy— digo, apenas acaba la película.


—  ah, si…— le miro de mala manera. No creo que esté haciendo una rabieta porque me alejo de él,  está muy justificado mi enojo—  Jacey…


— ¿Qué?— le miro, ah, maldición, tengo lágrimas de enojo.


— ah…— me ve, puedo ver que retrocede, una expresión de  culpa aparece en su rostro. Creo que también desconcierto. Eso no me hace sentir mejor— yo…


— ¿Qué pasa?— suelto.


— yo no quería… ah, esto es por mi culpa…


— ¿tú crees? Esto es confuso, Glenn. No entiendo nada, y quisiera entender— alzo la voz sin darme cuenta. De pronto, Glenn me ve como si yo hubiera hecho algo malo.


— yo tampoco te entiendo, Jacey. Lo intento, de veras, así que dame un respiro.    


— Bien— me doy la vuelta.  Glenn no dice nada más, o si lo hace no escucho. ¿Cómo paso esto? ah, en serio… me dejo caer en la banca de la parada, resoplando de molestia.  ¿Todo esto solo porque me aparto? Quizá si estoy exagerando un poco, pero duele, maldición.  Pudo decirme algo, y yo me hubiera sentado correctamente.  Las cosas no están tan bien como esperaba, ¿estoy esperando mucho? Me da miedo que esto termine como las veces anteriores. Aun así, no pienso disculparme.   


 


Ya ha amanecido, y sigo sin querer disculparme. Si pudiera, y fuera más infantil, estaría refunfuñando para mí solo, claro que ya no hago eso.  Suspiro, sentándome en el escritorio y apoyando los codos en el.


— Jacey…— abro los ojos y veo a Glenn en la entrada— ¿puedo hablar contigo?— no sé si es mi imaginación o le noto un poco decaído. No puedo decirle que no.


— Si, adelante—  murmuro. Que este molesto con él no significa que no quiera arreglar las cosas, aunque no entienda del todo lo que paso. 


— lo siento… creo que ayer herí tus sentimientos— aprieto los labios ante el tono tan monótono. Ah, que se le va hacer.


— pff, oye, yo tampoco he sido muy maduro— reconozco. Me tengo que recordar que de no ser por Glenn yo… yo… sacudo la cabeza. No tengo tiempo para pensar en esas cosas. Que Glenn me ayudara tampoco significa que dejare pasar todo.


— bien… ¿quieres que vayamos a la cafetería que dijiste?  


— Está bien— sonrió un poco. Esto supongo que  es algo digno de recordar ¿no? Glenn intenta arreglar lo que paso ¿no? quizá no lo haga muy bien— pasa por mí en la tarde.


—… está bien.


 


La cafetería es tan agradable como lo vi desde el camino.  Dentro esta cálido, huele a café y dulce. Me gusta mucho, pero por primera vez no sé qué decir.  Glenn come en silencio su pastel de chocolate. Yo tengo uno de fresas.  ¿Qué debería decir? No se me ocurre nada, ¿disculparme? Temo enojarme otra vez si hablo de eso. Así que no decimos nada.  


— Tu casa está cerca— observa.  Ya ha atardecido.


—Si, es una suerte, me gusto el lugar—  comento.  ¿Ahora qué? Glenn es quien comienza a caminar a mi casa. Yo le sigo. Debería decir algo ¿no? me siento mal por el silencio en el que estamos— oye… Glenn… ¿de verdad te gusta estar conmigo?


—Si— sonrió. Busco su mano, y entrelazo nuestros dedos. No damos ni tres pasos cuando Glenn se suelta. No lo miro, quizá debería intentarlo otra vez. Lo hago otra vez, los dedos de Glenn son rígidos, unos segundos después me suelta otra vez.   Le veo meter la mano en los bolsillos. ¿Qué demonios pasa? Me duele que me rechace así, y a la vez, siento que soy injusto.  Me hace sentir peor. Para cuando llegamos a mi casa, siento que estoy por llorar— Jacey.


—  Ah… fue agradable la salida— miento, sonrió. Glenn me observa, y luego dejo poco a poco de sonreír. Sus cejas se juntan, como si estuviera pensando algo difícil— en serio…— volteo a otro lado, le escucho suspirar, luego se inclina hacia mí. Su mano me sujeta de la mejilla, y me besa. Me estremezco— no… espera…— no está bien, esto no está bien.


 — ¿Qué pasa?— arg, rayos.  Le paso los brazos por el cuello,  y le beso, le beso más intensamente de lo que le he besado.  Arreglar las cosas con sexo nunca ha sido algo que me guste, pero al demonio.  


Cierro la puerta, empujo a Glenn contra ella, restregándome contra su cuerpo.  Desanudo con urgencia su corbata, Glenn no me dice nada, así que continuo, desabrochando su camisa con algo de fuerza. Mientras le beso otra vez, desabrocho sus pantalones y uso una mano para acariciarle la entrepierna.  Le escucho suspirar. Un teléfono suena, sé que no es el mío.


— No contestes— le ronroneo, mordiéndole la oreja, me quito la camisa.  Estoy ansioso, deseoso de estar con él. Glenn solo asiente. Dejo que el teléfono siga sondando, y entre besos, me dirijo a la habitación.  Le empujo a la cama, gateo para quedar encima de él.  Me quito el cinturón y desabrocho mis pantalones.  Glenn solo me observa, me restriego en su entrepierna cuando le siento igual de duro que yo. Se me escapa un gemido.


— Jacey…— su voz ronca me hace estremecer. Me inclino a besarle, le muerdo el cuello y dejo una marca. Me levanto lo suficiente para quitarme los zapatos y los pantalones. Cuando me giro, Glenn se está quitando los zapatos. Le empujo contra la cama otra vez, y soy yo quien le quita los pantalones y la ropa interior.  Apoyo las rodillas al lado de su cadera,  con mi mano sujeto su pene y comienzo a introducirlo en mí. Me importa poco que no esté listo aun, ni que duela más.  Carajo, yo solo quiero tener sexo con Glenn. Me dejo caer, jadeando, gimiendo cerca de su oreja. Las manos se Glenn me sujetan la cadera.


— Esto… es…—  murmuro, pero no sé qué es.  Sé que no debería tener sexo cuando las cosas no van  bien, pero… solo deseo sentirlo. Le beso el cuello, siguiendo hasta su boca. Siento su lengua junto a la mía, y luego un leve empujón de sus caderas, eso hace que una oleada de placer me recorra.  Comienzo a moverme,  es una posición vergonzosa, pero dios… se siente demasiado bien.  Gimo, echando la cabeza hacia atrás.  Las manos de Glenn se quedan en mi cadera, y ah, medición necesito…  llevo mis manos a mi propio pene, y me acaricio yo mismo.  Glenn me mira, y yo le miro también, sin dejar de moverme. Su expresión es de puro placer, de seguro yo también estoy así, y le estoy dando todo un espectáculo.  Glenn suelta un gemido ronco.  Doy con un lugar que me hace soltar un gemido más alto— Glenn— gimo. Comienzo a acariciarme más rápido, siento que pronto voy a acabar, el calor… el calor me recorre, una sensación caliente se agolpa en mi vientre— oh… Glenn— y término, mis manos se humedecen,  me dejo caer sobre Glenn.


¿Sexo de reconciliación? Podría moléstame más seguido.  

Notas finales:

¿Quien es mas cruel aqui? 

 Hasta la proxima!! Si quieren leer mas de mi pasen por Bloodless!!


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