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Cuando decir "Te quiero" no es posible por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Empiezan los problemitas aqui, leves por ahora.

Sean me dice siempre que lo que hago no es normal, enamorarme de esta forma tan rápida y tan intensa.  A decir verdad, a mí nunca me pareció raro aunque sí muy agotador ¿a quién le gusta que casi todas las relaciones que ha tenido terminen rapidísimo? Es muy agotador, y sin embargo no puedo detenerme.  No siempre tengo mala suerte, es cierto que he salido con personas que están casadas y yo ni enterado, otras veces solo buscaban una distracción. Las pocas en las que he tenido algo de éxito, siempre terminamos alejándonos por cuestiones de trabajo.


Soy realista, no voy a rogarle a alguien que ya me terminó, o que sepa que está saliendo con alguien más.  


— ¿Qué es eso?— pregunto a Sean. Es temprano aun, acabo de llegar y ponerme a ordenar un poco lo que veré hoy en clase, y Sean ha llegado, dejándome unos papeles engrapados en el escritorio. 


— algunos artículos que encontré para ti.


— ¿eh? ¿Para mí?—  ¿ahora qué le pasa a Sean?  No puedo aguantar la curiosidad ¿Qué es? ¿Enamorarse fácilmente y decepcionarse sucesivamente? ¿Espejismos del corazón?— ¿Qué es esto?


— algo que encontré por ahí. No es normal eso que haces, deberías leerlos. Me asusta que de pronto digas que te gusta alguien que apenas conoces. 


— no es para tanto.


— Glenn no tiene ni una semana aquí y ayer me dijiste que te habías enamorado.


— no dije eso, dije que me gustaba. No es lo mismo.


— ¿Cuántas veces has hablado con él?— su tono tiene burla y recelo. Sé que solo se está preocupando por mí, pero vamos, ya no tengo quince años, soy un adulto y aunque a veces sea infantil puedo hacerme cargo de mis asuntos.


— eso no importa. No te preocupes, se lo que hago— digo, dejando las hojas. No me interesa lo que dice allí.


— claro, pero soy yo quien luego tiene que sacarte de la depresión en la que caes cada que lo intentas con alguien y te deja.


— ¿Por qué solo te concentras en lo malo?— gruño, ignorándole. A lo mejor sí que es verdad eso de que es él quien tiene que ir a mi casa para ser mi paño de lágrimas, pero yo no se lo pido, él lo hace por voluntad.


— bien, de todos modos no parece que el nuevo sea gay. Sería una tontería que intentaras hacerlo—  ¿Y cómo porque sería una tontería? Sean no entiende lo que quiero, para él todo lo relacionado con mis parejas es raro ¿es raro tratar de averiguar si alguien te quiere?


Desde ayer he estado pensando que hare con lo de Glenn. Bien podría no hacer nada y dejar las cosas como están, es probable que conozca a alguien más y me olvide por completo de él en unos días. No le he visto el día de hoy, así que no se cómo reaccionare ahora que se que me gusta.


—lo pensare


— ¿Lo pensaras? Eso no es lo que quería.


— estoy ocupado ahora, ¿Podríamos hablar después? Gracias.


— tsk, bien— dice, saliendo. Es posible que Sean también este ocupado con sus clases, tampoco es el lugar adecuado para que hablemos sobre eso, no quisiera que hubiera problemas con los padres o con otros profesores por algo tan insignificante como esto. Enamorarse no es tan malo a pesar de la suerte que tengo.


Mis clases pasan con toda la tranquilidad en que puede pasar una clase de segundo grado.  No pienso en nada mas, no tiene caso. Es algo que me gusta de mí, a pesar de ser algo infantil y por más problemas que tenga soy capaz de separar mi vida personal del trabajo. Por eso nunca he tenido problemas en el trabajo ni con mis jefes o algún colega. Si intento tener algo con Glenn de seguro eso cambiara ¿podría hacerlo?  Bueno, tampoco va a ser que lo fuerce a salir conmigo, no pierdo nada con intentar algo.  ¿Por qué no estaría mal, verdad?


— ¿Qué haces aquí?


— solo me cercioro de que todo esté bien contigo. Vi salir a Sean bastante alterado esta mañana ¿paso algo? ¿Intento hacerte algo?


— ¿Qué no volvías la siguiente semana, Allan?


— no seas tan cruel conmigo. Supe que saliste otra vez con Sean, me dijiste que no tenías nada con él…


— No tengo nada con él ni contigo, ni con nadie— Allan es… bueno, da clases en quinto grado. No sé si realmente es gay o no, pero desde que se enteró que yo lo soy no deja de insinuarme cosas al respecto de tener algo con él. Allan no es feo, de hecho podría llegar a considerarse guapo: al igual que yo, tiene el cabello rubio, más largo y un poco ondulado a juego con sus ojos color azul claro. La mayoría de las maestras lo consideran tan guapo que debería ser modelo, yo creo que en realidad no es para tanto.


— ¿Qué paso con Sean?


— nada, solo hablábamos pero le dije que mejor lo dejáramos para otra ocasión. Las clases, ya vez. 


— Ah— me dice, siguiéndome por el  patio hasta la sala de maestros. Si antes no había hablado de Allan fue porque tenía permiso por tres semanas y no estaba, pero al parecer no ocupo las tres semanas.


— ¿Por qué volviste tan pronto?— pregunto. A pesar de su carácter y sus raras insinuaciones, Allan es mi amigo, no tanto como sean ya que a veces sus bromas hacen difícil  contarle algo serio.  


— Te extrañaba mucho, y no podía dejar de pensar en ti— ruedo los ojos, dándole la espalda para servirme café. No me enojare ahora,  no tiene caso con Allan, además de que ya todos están acostumbrados a su forma de ser que ni prestan atención a lo que me dice.


— se serio por favor. 


— resolví el asunto de la casa antes. Se suponía que no podría venderla hasta que tuviera los permisos, que se suponía tardaban una semana, pero solo tardaron tres días, y lo demás fue pan comido. 


— entonces ahora eres rico.


— depende ¿eso influye para que salgas conmigo?


— no.


— uh, que mal. No soy rico del todo. Tengo deudas que pagar aquí, bueno, ya vez. A veces pienso que no nos pagan lo suficiente por enseñarles a los niños, pero vale la pena— Si, Allan es tan apasionado con su trabajo como yo y eso es lo único bueno que puedo rescatar de él. 


— si, lo vale.


— oye ¿Quién es él?—


— ¿Quién? Ah…— suelto, al seguir su mirada y encontrarme con Glenn, que viene entrando. ¿Siempre lucio tan atractivo o soy yo? Ah, soy un caso perdido— es el nuevo profesor de matemáticas en secundaria, Glenn.


— oh, supe que habían encontrado un nuevo profesor pero no que ya había llegado— dice, mirándolo con curiosidad— es muy alto— dice, riendo.


— Umm— quiero llamarle y saludare como lo haría con cualquier persona que me gusta, o sea, con un tono algo meloso y agitando la mano mientras sonrió. No puedo hacerlo, claro. Para empezar no estamos saliendo, no sé si sea gay y mucho menos si le gusto. No todos se enamoran tan rápido como yo.


— ¿Qué pasa? Estas muy distraído.


— no lo estoy— respondo, pero en verdad no le estoy prestando atención y a pesar de que quiero seguir mirando a Glenn para ver si viéndolo me llega como por arte de magia la respuesta que quiero, no lo miro tampoco. Me conozco bien y sé que no soy discreto tampoco. Suspiro, caminando hasta una de las sillas más alejadas de la entrada con mi vaso de café bastante diluido.


— bueno, entonces esta noche podemos ir a cenar por mi regreso.


— no gracias.


— vamos, también invitare a Sean.


— ¿yo qué?


— ah, Sean, dile que iremos a cenar y que tiene que ir también— Sean también trae una taza de café, a pesar de ser casi mediodía.


— no hagas planes sin consultar antes. ¿Por qué quieres ir a cenar?


— además de la comida, estamos celebrando mi regreso triunfante… yo pagare— añade cuando Sean arquea una ceja nada convencido.


— Bueno, si es gratis no tengo ningún inconveniente— dice, dando un sorbo de la taza— ¿Y tú?


— Supongo que está bien— no tengo muchas ganas de ir con la advertencia de Sean de que hablaríamos más tarde, ahora sé que la cena será casi un interrogatorio. ¿Habrá alguna forma de poder escapar de la cena?


— ¡Excelente! ¿Paso por ti a las ocho?— dice, casi grita. Algunos de los otros profesores solo miran y ríen.  Oh, dios también Glenn está mirando ¡esto es vergonzoso! Solo puedo voltearme para no ver que me ve. Vamos, yo puedo con esto, solo no hay que sonrojarse, no paso nada, no paso nada.  Qué bien, ahora quien me mira es Sean, pero él tiene una mirada de advertencia  en lugar de la desinteresada de Glenn.  Hum, ni que fuera mi padre para estarme vigilando todo el tiempo, tampoco soy una colegiala enamorada— ¿eh? ¿Qué les pasa? Están actuando raro desde esta mañana.


— Nada— respondemos a la vez Sean y yo. Allan entrecierra los ojos y levanta, apuntándonos con el dedo.


— Sea lo que sea, lo averiguare— dice antes de irse. ¿Qué le pasa? Ahogo una risa cuando en la puerta se gira solo para señalarnos de nuevo.


— Pero que inmaduro— suelta Sean, negando aunque esta sonriendo. Ya no aguanto y me pongo a reír bajito, Allan es tan… no sé.


— ¿Qué rayos le pasa?


—  ni idea… pero a veces parece más infantil que tu.


— Hey, yo no soy infantil—  le respondo, inflando las mejillas. Sean solo rueda los ojos. Que divertido es molestarlo. Me levanto, riendo antes de sacarle la lengua y marcharme.  Justo cuando llego a la puerta de mi salón, el timbre que anuncia el final del receso suena.  Ah, por fin algo de descanso de amigos entrometidos— Saquen los libros de ciencia.


— Profesor, no me quiere dar mi libro.


— ah, vamos allá ¿Si?— respondo a la pequeña que se acerca a mí, casi llorando y señalando a un lado del salón, donde otro niño ha comenzado a negar con la cabeza y con las manos ocultas tras la espalda. Si, un día común para un profesor de segundo grado. Resolver los pequeños problemas en el aula y tratar de mantener la atención en todos los alumnos— recuerden que mañana deben traer el material de artes.  


—  yo no sé donde esta mi material…


— esta en las gavetas, lo dejaste la clase pasada. Puedes dejarlo ahí para que no lo olvides mañana.


— si.


— Bueno, hoy no tendrán tareas, así que pásenla bien— estoy tan acostumbrado a esto que no es raro que el timbre suene justo cuando acabo de hablar. Estoy sincronizado con el timbre— pff, sincronizado con el timbre— repito, riendo mientras termino de guardar las cosas en mi maletín.  Ah, como me gustan los niños. Rayos, olvide a Sean y a Allan, debo huir de ellos rápido ¿ya salieron? No puedo ver sus salones desde donde voy. Casi corro por el pasillo hasta llegar a firmar mi salida,  y no hay nadie, fue una buena idea no dejar tarea hoy.  ¿Dónde están? Esta libre el camino a la calle— Auch, lo lamento—  diablos, por estar cuidándome las espaldas no preste atención al camino.


— ten más cuidado.


— oh… Glenn. ¿Ya te vas a casa?—  sonrió, sobándome la cara. ¿Qué más le puedo decir?   Esto es bueno, tengo suerte de haberlo encontrado.


— Si— ¿puedo llamarlo así?  No me ha dicho que le molesta, así que creo que puedo seguir llamándolo así— pasare a comprar comida antes.


— yo también ¡que coincidencia!  ¿Vamos juntos?— no puedo desaprovechar cualquier oportunidad y esta se me presento como en bandeja de plata. Él solo se encoge de hombros, y yo lo interpreto como un si— genial. No sabía que hoy salías temprano.


—  mis horas no son fijas.


— ah, claro. Lo olvide— arg, no puedo evitarlo, hablo mucho sin pensar. Las calles están llenas de gente, pero aun así, seguimos caminando por las calles, hasta que logramos llegar a nuestro destino— ¿Qué pedirás hoy?


— Parece que tú eres el que conoce bien el menú—  ¿acaso es sarcasmo? ¿Cómo voy a saberlo si siempre usa el mismo tono para todo? ¿Debería reírme?


— eh ¿Qué te parece si pides pollo frito? En este restaurant hacen de todo, y es bueno— respondo, entrando al local— Wow…— exclamo al ver que hoy el lugar está lleno, incluso hay una fila.  Glenn solo fija la vista en la fila.   


— Entonces pediré el pollo frito—  dice, poniéndose en la fila.


— yo quiero ammm….  Brochetas carne— murmuro, después de pensarlo unos momentos. Oh, espera, la fila no es tan mala— ¿habías enseñado antes?  


— trabaje en dos escuelas—  dice. Le observo, esperando que a que siga, pero él no parece que vaya a decir algo más. Que hombre tan difícil.


— ah… ¿y porque viniste a esta?


— tenía pocas horas en la escuela anterior, aquí me ofrecieron más, porque soy el único que enseña matemáticas.


— ah, sí. Los dos maestros que había pidieron su jubilación casi al mismo tiempo. Fue muy raro, pero lo hicieron y la secundaria se quedó sin maestros, supongo que la directora estaba desesperada por encontrar que contraria a cualquiera… No, espera, eso no fue lo que quise decir…


— ¿Qué?


— nada, olvídalo. Este es el primer trabajo que tengo, me mude solo para venir a enseñar. No  creí que me fueran a dar un trabajo tan pronto, pero lo hicieron. Ni yo me la creía. Desde que estuve en servicio me encanto mucho convivir con niños.


— ya veo.


— ¿vives solo?


— si.


— ¿tienes mascotas?


— no—  ¿¡Porque es tan difícil hablar con él?!


— Yo también vivo solo, y el lugar que rento permite tener mascotas, pero no tengo el tiempo para poder cuidar de alguna, así que no tengo animales— comento, avanzando unos pasos en la fila. Ya solo quedan tres personas por delante de nosotros— en casa no tenía mascotas porque mi padre es alérgico al pelo de los animales—


— quiero tener un perro.


— ¿en serio?


— Tampoco tengo tiempo para cuidar uno— dice, y de nuevo se queda callado. Dios pero qué difícil es mantener una conversación con Glenn. No sé qué más decirle, ya se me agotaron los temas para iniciar una conversación— ¿te gusta Atlanta? A mí me gusta el clima, en verano no hace demasiado calor, y en invierno cae nieve. Siempre fui admirador de la nieve.


— el frio es incómodo.


— ah…— por fin llega el turno de Glenn. ¿Qué otra cosa puedo usar para hablar?—  quiero las brochetas de carne.


— tendrá que esperar unos momentos, la cocina tiene muchos pedidos. Puede sentarse a esperar— lo suponía, Glenn ya se ha ido a sentar.  Solo camino hasta la silla libre de la mesa.


— ¿haces algo después de las clases? En tu tiempo libre, me refiero.


— veo televisión. A veces leo también— dice, mirando el menú.


— Yo casi no veo televisión, me gusta más salir a caminar o a dar una vuelta por ahí  en las tardes, ver que hay por ahí y eso— comento apoyando los codos en la mesa, inclinándome hacia él.


— umm.


— a veces voy a visitar a mis padres a Dallas o a california.


— esto está al otro lado del país.


— si, es algo fastidioso. Pero bueno, ellos pagan la mayoría de los vuelos cuando quieren que vaya, por eso no voy tan seguido. En autobús  solo son como treinta y dos horas de viaje. Con el trabajo solo puedo ir en vacaciones.


— ¿tus padres tienen dos casas?


— eh… sí. Casi siempre la pasan en Dallas, así que no queda muy lejos—  dio encogiéndome de hombros.


— son doce horas de viaje. Fui una vez de vacaciones.  


— sí, me voy saliendo de la escuela y pues regreso antes. Es algo fastidioso porque es poco el tiempo que tengo para descansar del viaje. ¿Sabes conducir? No, no quiero que me lleves, pero estoy pensando en comprarme uno y no tengo idea de que comprar.


— no tengo auto.


— ¿y conoces de autos?


— no mucho.


— algo debes de saber ¿no? ¿Algún consejo?


— solo que no sea muy viejo. Compra el modelo más nuevo que puedas si no quieres un auto de colección—  ¿Qué es un auto de colección? No tengo idea, pero a lo mejor logro que me acompañe a buscar un auto. Ah, si eso pasa estaré en las nubes.


— gracias, lo tendré presente cuando intente conseguir uno ¿tienes algún consejo sobre marcas?


— no. Elegir autos es muy tardado— ah, sí y el no parece entender mis intenciones. Bueno, no esperaba mucho tampoco. Parece que él y yo somos tan diferentes como nuestras apariencias, yo soy rubio y mis ojos son verdes, él tiene el cabello oscuro y los ojos también, y ni hablar de nuestras personalidades.


— Disculpen—  una chica llega a la mesa, interrumpiendo mis esfuerzos  para tener la conversación que intento mantener con Glenn. La chica es una de las meseras del restaurant. Trae un pequeño plato con dos panecillos— es de parte de la tienda por la demora, además los estamos promocionando—  dice, dejándolos en la mesa.


— Gracias— le sonrió. Me encantan los postres, y recibir uno gratis es genial. Ella sonríe también y regresa a la cocina— uh, estos no los conocía— exclamo, tomando uno de los panecillos y oliéndolo. ¿De qué será? Aun esta calientito, y el olor a pan es… ¡es riquísimo! Se me hace agua la boca solo de olerlo.  


— ¿nuevos en el menú?


— Eso parece— sonrió, feliz llevándome el panecillo que sujeto a la boca. Pero el panecillo nunca llega a mi boca, mis dientes chocan sin llegar a modelo.


— espera.


— ¿Ah?— ¿Dónde está mi pan? Volteo a todos lados, y luego veo a Glenn con la mano extendida y mi panecillo en su mano— ¿Qué haces?


—  es de tomate— ¿¡Que?!  Le arrebato el pan de la mano, desmigajándolo— dijiste que eras alérgico al tomate.


— si… ¿¡A quien se le ocurre hacer un panecillo de tomate?! Qué asco— murmuro, dejándolo en la mesa. ¿Dónde están las servilletas? Tengo que limpiarme las manos— de todas maneras no es una alergia muy fuerte, solo…— ¿Qué acaba de pasar?... congelado en la silla, me acabo de dar cuenta de que Glenn me quito el pan… y recordó algo que dije en mis parloteos.  Creí que me ignoraba, todos lo hacen cuando comienzo hablar así.


— ¿solo?


—… solo me salen ronchas y tengo hinchazón en la cara. Es horrible— digo, pero no estoy ahí. ¡Glenn recordó algo que dije! Estoy… tan feliz.  Ah, mi corazón está latiendo muy fuerte. Me siento especial, tan feliz.


— entonces ten más cuidado.


— ¡Sí!— ahora sí puedo decir que estoy enamorado de esta persona.


 

Notas finales:

Un poco de humor por mientras, Jacey no la tiene nada facil. Espero les guste.


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