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Cuando decir "Te quiero" no es posible por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Bueno, aqui esta el siguiente capitulo. Hoy me siento un poco nostalgica al no actualizar la historia con la que estuve hasta ahora, pero todo tiene que acabar y ahora estoy con está, espero que le den tambien una oportunidad como hicieron con mis historias anteriores.

La casa de Glenn está cerrada, lo cual me hace ver la hora en el reloj de pulsera que llevo. Es algo tarde, él ya debería estar en casa.  Los departamentos que rentamos son contiguos, no me atreví a decirle jamás que rentáramos uno solo y pagáramos la mitad de la renta, aun así tengo la llave de su departamento.  Desde hace un par de años que trabajo en una agencia de software, y usualmente me encargo del turno nocturno, y ahora Glenn tiene un nuevo trabajo en otra escuela. Tengo tiempo que no lo veo como me gustaría ¿debería prepararle algo para comer?   


Conozco a Glenn desde que éramos niños,  nuestras casas estaban frente a frente, así que desde que tengo memoria he vivido cerca de Glenn.  Que ahora vivíamos también juntos no es coincidencia, aunque así se lo hice ver a él.   El departamento de Glenn esta siempre tan ordenado, que parece que no vive nadie ahí, de no ser porque no hay polvo.  Mi reflejo en el espejo de la entrada es lo único que se mueve.  


— ¿Arashi?


— ah, me has descubierto— le sonrió a Glenn por el espejo. Glenn siempre fue muy alto para la edad que tenía, y yo soy más bien bajo para el promedio, pero no es culpa mía, los genes orientales no son muy altos a excepción de Glenn. Tanto Glenn como yo somos en parte orientales y quizá por eso me uní mucho con él cuando éramos niños, yo sentía que no pertenecía a ningún lado.  No parezco muy oriental,  mis ojos no son muy rasgados aunque  mi cabello es lacio y oscuro.


— ¿Qué hacías aquí?


— Pensé en hacer algo de comer… pero veo que ya traes algo— trato de ocultar mi decepción cuando veo las bolsas de comida que lleva Glenn.


— sí. Es de un restaurant nuevo que conocí hace días— pero que mala suerte, bueno, que se le va hacer— traje esto para ti— dice.


— Oh, ¿Qué es?— pregunto.


— Panecillos de tomate— dice, dándome una bolsa de las que lleva— te gustan ¿no?


— si, gracias— hace años, un gesto como este me habría hecho casi saltar de alegría. Pero si algo deben saber de Glenn, es que él nunca hará un gesto como este porque sienta algo especial por los demás. No.


No, de hecho Glenn jamás expresa sus emociones. Él no sabe si yo estoy feliz o triste. Glenn no tendrá jamás esa empatía por los demás, no la sintió antes, no la siente ahora y no la sentirá después. Es así desde que recuerdo.


Alexitimia. Eso es lo que le impide a Glenn sentir… o mejor dicho, saber que siente. Glenn si puede sentir, pero no tiene la más mínima idea de lo que siente, para él es algo tan simple como un dolor de estómago más.


— nos los dieron en el restaurant.


— ¿nos?


— fui con alguien—  dice, siempre con el mismo tono, sin cambiar la expresión.  Él tampoco entiende porque sonrió o porque me emociono por algo,  mucho menos sabe si estoy triste o preocupado.


— Creí que todavía no hablabas mucho con los otros profesores— Glenn es incomprendido por eso, nadie se toma la molestia de averiguar más de él, solo van y asumen que Glenn es frio y distante porque sí. Eso me molesta.


— hablo con algunos. Esta persona también me dijo que la comida en él restaurant es buena y tenía razón.


— oh, entonces tienes un amigo.


—  ¿Amigo?— claro, si yo no se lo digo, para él no será más que otra persona más que trabaja en el mismo lugar que él.


— supongo ¿no?


— Si, supongo— dice, sentándose en la mesa.  ¿Me preocupo mucho por Glenn? Claro, estoy enamorado de él desde que tenía dieciséis. Glenn es la única persona que nunca se quejó. Sé que es ridículo pensar que lo hizo por mi cuando en realidad es por el problema que tiene.  Nunca he tenido falsas esperanzas, sé muy bien que alguien como Glenn jamás se va a enamorar, de mí ni de nadie ¿Cómo lo haría si no sabe cómo se siente el amor?  Glenn es muy apuesto, y he conocido infinidad de chicas que quieren salir con él, más de una me pidió ayuda y sin embargo Glenn jamás estuvo enterado, nunca entendió los sentimientos de esas chicas ni de nadie en particular.


— ¿Qué es lo que trajiste?


— pollo frito.


— huele bien.


— Jacey tenía razón, él ha probado la comida de ese lugar y me ha recomendado lo que debería probar.


— ¿Jacey?— ¿lo llama por su nombre? Es extraño. Glenn es muy formal cuando habla de alguien más, siempre con honoríficos o llamándolos por sus apellidos, ¿Jacey? Hasta ahora Glenn solo podía decir un nombre. Arashi.    


— es quien me dijo del restaurant. Es la misma persona a la que estaban asaltando aquella noche también.


— ¿en serio? Vaya coincidencia— murmuro. Glenn me conto el incidente de esa noche. Si le pregunto, el me responde lo que quiero, no tiene secretos— parece ser una persona algo imprudente.


— quizá. Habla mucho y creo que se distrae mucho— no tengo un buen presentimiento de esto. Lo único bueno del problema de Glenn es que puedo estar preocupado delante de él y no lo notara. No tengo que fingir estar bien.   


Solo me quedo a comer con Glenn, sin hablar más hasta que me despido. Glenn nunca ha sido muy conversador que digamos, y estoy bien con eso. Entiendo perfectamente a Glenn. Creo que soy la única persona que lo entiende de verdad.


 


 


Mi trabajo me gusta, es parte porque es una forma sencilla de comprender todo. Entender cómo funciona un programa es algo que siempre hice y me gustaba.  Si opte por estudiar informática y no para ser educador solo fue porque Glenn me dijo que desperdiciaría mi talento con las computadoras.   Yo solo quería seguirlo y asegurarme de que nadie le molestaría, y si lo hicieran yo estaría ahí para apoyarle aunque él no se diera cuenta.


— ¡Buenos días!— le saludo, cuando sale de su departamento por la mañana, yo vengo llegando de mi turno.


— buenos días…— es todo lo que dice mientras camina en dirección a la parada de autobús más cercana. Yo también tomo el autobús para ir al trabajo, y no porque no sepa conducir o no tenga dinero para comprar un auto, solo quiero pasar más tiempo con Glenn. No sé si soy egoísta o no, no me importa tampoco— Arashi…


— ¿sí?


— ¿vendrás hoy a comer?


— no sé, a lo mejor si no me llaman del trabajo.


— Traeré tarta de manzana, Jacey me la recomendó y realmente es buena— ¿otra vez ese Jacey? No me está gustando— ¿quieres más panecillos de tomate?


— estaban ricos, si ¿Por qué no?


— bien. Avísame si no puedes.


— ok. Que tengas buen día—  Glenn sigue caminando. No tengo mucho que hacer a estas horas, así que solo me limito a dormir un buen rato antes de la hora de la comida. Me aparto el cabello de la cara, nunca me gusto el cabello corto así que lo llevo más largo de lo que usualmente sería normal en un chico, incluso me lo deje largo que puedo cubrirme una parte de la cara con él.  


 


Lo que me despierta, casi tres horas después es la lluvia. ¿Lluvia? Qué raro, no es tiempo de que este lloviendo. Y no es una lluvia cualquiera, es una tormenta. Tormenta… como mi nombre. Odio mi nombre.  No me gusta el significado de mi nombre. Si me pusieron este nombre en base a su significado ¿Qué se supone que esperan de mí? Una tormenta a nadie le gusta.  Hubiera preferido cientos de veces otro nombre.  Aun llueve cuando escucho llegar a Glenn, llamando a mi puerta. Él también tiene una copia de mi llave, pero nunca la ha usado, siempre llama y espera hasta que abra.


— Arashi— ah, si… ¿saben cuándo dejo de odiar mi nombre? Cuando sé que Arashi es el único nombre que Glenn pronuncia. Entonces, todo parece más claro, mi nombre mucho menos sombrío. ¿Por qué cómo puedo odiar algo que Glenn recuerda con tanta exactitud?


— ¿Te mojaste?— pregunto, mas por iniciar conversación porque viene seco.


— un poco. Me prestaron un paraguas— me dice, señalando un sencillo paraguas negro escurriendo a un lado de la puerta.


 — ah, qué bien ¿Qué trajiste hoy para comer?


— Espagueti y tarta de manzana—  que combinación tan poco usual. Últimamente no he visto que traiga comida japonesa. Hasta hace un tiempo Glenn seguía siendo bastante tradicionalista,  él es así, no cambia mucho que digamos.


— bien. El sábado podría hacer miso si no tienes planes.


— ¿eso quieres? ¿No estás ocupado?


— no, me gusta cocinar— cualquier otra persona diría “no te preocupes” pero con Glenn no tiene sentido, él no entiende porque algo como cocinar podría ser un problema. Ah, es difícil tratar con Glenn, pero para él no es fácil tampoco.    


¿Qué pasaría si no supieras que lo que sientes es tristeza? ¿Y si no sabes cómo es estar feliz?  ¿Cómo harías si te molestas algo y no puedes decirlo?


Glenn no lo sabe. No es que no sienta precisamente, nadie puede no sentir, pero el caso de las personas como Glenn, sienten solo “cosas”. Si están tristes solo sienten “dolor en el pecho”. Si se molesta, Glenn solo dice que “esta tenso”.  Todo lo demás no existe para él.   


¿Alguien creyó que era sencillo tener Alexitimia?  Yo no puedo imaginar cómo ha sido para Glenn estar escuchando a cada rato “que no tiene sentimientos”. Si no tiene más amigos aparte de mí es porque solo yo lo entiendo.


— entonces está bien ¿no irías a casa de tus padres?


— iré el domingo, no queda muy lejos de todos modos— Glenn solo me dice que si moviendo la cabeza.  ¿Con cuántas personas ha salido Glenn? He perdido la cuenta, me dejo de importar porque todas ellas le dejaron después de un tiempo. Creo  tres meses ha sido el tiempo más largo que duraron— ¿tú no iras…?


— ¿a qué?


— tienes razón, lo olvide.


— los panecillos de tomate— me dice, extendiendo una bolsa. No es un gesto atento, eso lo sé muy bien. Para el solo ha sido una coincidencia que vendan de estos en la tienda a la que va, y que le gusten a la única persona que conoce de toda la vida, eso es todo.


— gracias. Tenía mucho que no encontraba en ningún lado—   ¿Cuántas veces dejaron a Glenn? No lo sé,  yo solo sabía que lo iban a dejar y que al final solo yo seguiría a su lado. Pero siempre me he preguntado cómo es no poderle decir a esa persona especial lo que sientes. Bueno, no… no me lo pregunto, porque yo tampoco soy capaz de decirle lo que siento.


Soy tan cobarde.


He visto a Glenn crecer, le he visto sufrir sin que él mismo supiera que sufría. Me da miedo que mi relación termine igual a todas las que ha tenido. Sé que podría durar más que todas esas personas antes, lo conozco bien como para saber tratarlo. Pero… no sé qué pasaría siendo yo un chico. Glenn no sabe que me gusta y si yo no se lo digo no lo verá ni aunque me la pase horas mirándolo y suspirando delante de él.  


— acaban de incluirlos al menú de ese lugar.


— Eso es estupendo, y están deliciosos también— le digo, sonriendo.


La cosa con Glenn no acaba ahí. Con la Alexitimia, Glenn tampoco sabe identificar qué es lo que siente alguien más. Si, ve que alguien sonríe pero ¿Por qué está feliz? ¿Qué tiene de importante eso como para que haga llorar?  Y eso es solo con las emociones muy extremas. Si solo uso mis tonos de voz para expresar lo que siento, Glenn no sabe cuál es mi tono molesto, mi tono alegre… nada.  ¿Agotador no creen?


Esa es la vida que lleva Glenn, una vida en donde todo parece superficial. Y aun así, aquí estoy yo, cuidando de él aunque no lo note. Esperando una oportunidad para confesarme, para seguir a su lado aunque parezca una locura.


—  Jacey es alérgico al tomate.


— ¿Qué?


— Jacey, mi colega. No los ha comido porque es alérgico al tomate, por eso los traje el primer día, se iban a desperdiciar—


— Ah… ¿fuiste con alguien a ese restaurant?— no es una pregunta para Glenn, se me escapa de forma inconsciente. ¿Otra vez ese tal Jacey?    


— me encontré con Jacey ahí, y a veces me acompaña porque el también compra su comida en ese lugar.


— ya veo.


— me dejo su paraguas hoy, dijo que iban a pasar por el por la lluvia— no puedo evitar mirar el paraguas. No me agrada mucho… no sé, no tengo un buen presentimiento. Ya no tengo hambre.


Está todo bien, si… ¿Por qué me preocupo? Dudo mucho que haya algo más detrás de todo lo que ha dicho Glenn de ese Jacey, ¿Cuánto tiempo ha estado trabajando Glenn? No son más que unos cuantos días. Es probable que solo este siendo amable por su llegada.


— parece muy amable.


— Umm.


— ¿hablas mucho con él?


— a veces. Habla mucho, no solo conmigo— ah, eso es exactamente lo que quería escuchar, el vacío que sentía en el estómago desaparece con eso. Afuera continua lloviendo— parece que no va dejar de llover pronto.


— Si…— a pesar de todo,  la sensación de que algo no está bien no se va. ¿Por qué? No sé, creo que estoy algo celoso de ese chico, Glenn solo me llama a mí por mi nombre— ¿Por qué le llamas Jacey?


—  es el nombre que me dio.


— Oh— con que eso fue. Glenn le hubiera llamado por su apellido si él se lo hubiera dicho también ¿Por qué no se presentó adecuadamente? Ah, claro… los americanos no se presentan igual. A veces olvido que paso mucho tiempo con gente asiática.  


A pesar de lo cruel que puede parecer la Alexitimia, muchas veces agradezco que Glenn no sea capaz de saber que siento, o hace mucho que me habría descubierto. Ahora mismo me he puesto algo celoso, y Glenn sigue comiendo tranquilamente.


— Arashi.


— ¿Qué?


— que si no tienes trabajo el sábado.


— no, está bien. ¿Quieres que haga algo más?


— okonomiyaki.


— Bien— estoy siendo paranoico nada mas ¿Qué posibilidades hay que otro chico se enamore de Glenn?


— ¿Por qué ríes?


— Es que desde niño pides okonomiyaki—  eso es verdad, lo hace, pero no me rio por eso. ¿En serio puedo hablar de enamorarse cuando solo han pasado unos cuantos días? me hace mal pensar mucho— preparare okonomiyaki también.


— Gracias— que tonto. No hay motivo alguno para preocuparme, no hay nadie que entienda a Glenn de todos modos. Y si ese es el caso ¿Cuánto tiempo duraría de todos modos? Solo tendría que esperar otra vez unos meses para que dejen a Glenn— me voy a casa.


— Deja eso, yo me encargo— le digo, cuando veo que comienza a recoger las cosas. Aún queda una buena cantidad de tarta de manzana.


— entonces me voy. Hasta mañana.


— Si— le sigo a la puerta. No hay necesidad de que use el paraguas porque el pasillo que lleva a los otros departamentos está cubierto. Umm ¿Quién más se preocuparía por Glenn?— imposible— digo, cerrando la puerta.  Nadie puede estar con Glenn, todos esperan algo a cambio, algo que Glenn nunca será capaz de dar, porque la Alexitimia no tiene solución.  Yo no pido nada a cambio. Yo sé a qué atenerme….


No, nadie entiende a Glenn como yo. 

Notas finales:

¿Y, que tal? 

Ahora hay un nuevo personaje, para balacear o complicar un poco las cosas. espero que este capitulo aclare un poco mas de que va la alexitimia.

Gracias por leer ^^ 


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