-¿Uchiha Sasuke?-balbuceó Shikamaru perplejo- ¿Estás saliendo con Uchiha Sasuke?
-Oye, ¿quién demonios es ese pelirrojo tan sexy? Tiene un trasero muy lindo- comentó Kiba.
-No has podido dar con peor persona, Naru- me dijo Shikamaru ignorando a Kiba.
-¿Conoces a Sasuke?
-Algo así. He oído de Temari que ellos se conocieron mediante las reuniones de negocios de Fugaku y Rasa. Al parecer forjaron una relación algo especial- hizo una pausa-. A Gaara le va mucho el libertinaje; es un ser libre y no le gusta atarse a nadie y el Uchiha, bueno no lo conozco personalmente, pero los rumores dicen que es un mujeriego en busca de una noche de pasión. Te imaginas qué tipo de relación tienen esos dos, ¿verdad?
No podía creérmelo. Simplemente no podía. Sasuke tenía un amante y yo había sido un idiota pensando que lo nuestro tendría un futuro.
-¿Y de qué conoces a Gaara?-pregunté tratando de no llorar.
-Es mi cuñado-sentenció Shikamaru.
-Venga Naru, prueba la comida, ya verás cómo te animas- dijo Choji en un intento de animarme.
-Claro-contesté sin ganas.
Vi a los novios bailar. Sus movimientos eran gráciles y elegantes, ambos en armonía, siendo cómplices de algo maravilloso. Era todo un espectáculo. Me vi a mí mismo en el lugar de la novia pero cuando al mirar al rostro de mi compañero de baile vi al Uchiha, me invadieron las ganas de vomitar.
Lee me sacó a bailar y dimos un espectáculo bastante penoso: yo andaba absorto en mis pensamientos y Lee era demasiado enérgico por lo que me llevé bastantes pisotones. Después de eso no quise volver a bailar en lo que quedaba de noche.
El resto de la velada la pasé pensando en el Uchiha y en lo que mis ojos habían visto. Me negaba a montar una escena de celos en frente de todos en la boda de uno de mis mejores amigos. Este era su día y no iba a estropeárselo por nada del mundo.
Hubo un momento en que vi cómo Gaara y Sasuke se alejaban por un pasillo del resto de la multitud para no regresar.
Cuando la celebración acabó a altas horas de la madrugada, salí a la calle. El frío azotó mis muslos al descubierto y temblé. Mi vista se paseó por el parking, esperando ver el coche de Sasuke esperándome, pero en su lugar me encontré un hueco vacío.
No pude más. Me senté en la escalinata que daba a las enormes puertas del lujoso hotel, envolví mis brazos alrededor de mis rodillas y lloré silenciosamente. No podía preguntarme otra cosa que no fuera por qué. ¿Por qué él había preferido a Gaara? ¿Acaso el amor que le había demostrado no era suficiente para él? ¿Por qué él había accedido a acompañarme? ¿Acaso sabía que Gaara estaría ahí esperándole?
Entonces una idea iluminó mi mente, llevándose consigo toda esa tormenta de confusión. Mi mente comenzó a trabajar a un ritmo vertiginoso y comenzó a hilvanar todos los cabos sueltos. Gaara era el cuñado de Shikamaru, por lo que pertenecía a la familia Sabaku no. Sasuke había anhelado arrebatarles el poder a la familia Sabaku no, a quien él consideraba sus enemigos. Recordé que cuando lo conocí le pillé rebuscando en el escritorio de Rasa-sama, en busca de alguna pista que pudiera desbancar a la familia y dejarle vía libre para recuperar su trono ¿Qué mejor manera de obtener la información que él tanto buscaba que acostándose con el hijo de Rasa? Por eso aceptó acompañarme a la boda sin pensárselo dos veces. Porque en ella vio la oportunidad perfecta de hacer su movimiento.
Tal vez todo esto eran maquinaciones de mi mente obsesionada por encontrar un motivo por el que el Uchiha me había dejado tirado por otro doncel más atractivo y poderoso que yo.
Mirase por donde lo mirase, ambas premisas convergían en la misma conclusión: el Uchiha me había mentido descaradamente. Por un lado, él dijo que había decidido dejar la venganza y la búsqueda de poder de lado y, por otro, el me había dicho que me amaba.
Yo también quiero venganza, Sasuke. Pensé. Sin embargo, yo no era como él, no era capaz de hacer las cosas tan ruines que él me había hecho. Pero el simple hecho de ignorar al Uchiha el próximo día que fuera a trabajar no me parecía suficiente. Alguien tenía que enseñarle una lección al Uchiha de una vez por todas y ponerlo en su lugar. No podía ir utilizando a las personas como quisiera y luego tirarlas como si fueran basura. Gaara también era una víctima de todo esto, al fi y al cabo. El teme solo quería de él esa valiosa información para recuperar su imperio.
Y entonces me di cuenta de que no odiaba a Gaara; más bien, me compadecía de él.
***
-Hace tiempo que no nos veíamos, Uchiha- dijo Gaara desde la cama.
Sasuke se encontraba fumando en la terraza, observando el cielo nocturno. Sentía una extreña paz en aquellos momentos. Un extraño sentimiento de desasosiego en su pecho llevaba molestándole desde que se acercó a Gaara. El viento helado mecía sus mechones oscuros y acariciaba su piel desnuda. Inhaló una bocanada de humo y luego la exhaló, suspirando.
-¿Qué hacías en la boda de mi hermana? Dudo que te hayan invitado.
-Me enteré de que tu hermana se casaba y decidí pasarme para felicitarla- se encogió de hombros.
-¿Tú?-el tono de Gaara era escéptico-. Vamos, Sasuke, sé de primera mano que tú nos odias más que a nada en el mundo-dijo acercándose seductoramente hasta donde el Uchiha se encontraba, envolviendo sus brazos alrededor del trabajado pecho del moreno y le susurró-Recuerdo cómo nos divertíamos en los viejos tiempos, antes de que tu imperio pasara a ser nuestro-le mordió el lóbulo-. Recuerdo que nos lo pasábamos muy bien-ronroneó insinuante.
-¿Qué fue lo que pasó, Gaara?
-Este era el momento que llevaba toda la noche esperando. Eres como un libro abierto, Uchiha-dijo con sorna-. Y dime, ¿qué es lo que te hace pensar que te lo diré?
-Vengo a ofrecerte lo que más deseas.
-¿Ah sí? ¿Y qué es si puede saberse?
-La libertad.
-Eres el mismísmo demonio, Uchiha- contestó Gaara robándole el cigarrillo para darle una larga calada y después presionarlo contra el pecho del moreno, dejando una pequeña marca roja- Te escucho.