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Destronado por MyDarkestDesires

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Notas del capitulo:

Tras llevar toda la semana estudiando para mis examenes he vuelto con un capitulo un poquito mas largo para que disfruteis :D

 

Los lunes son el peor día de la semana. Después de un fin de semana de descanso oír de nuevo el estridente pitido del despertador me resultaba matador.

Me encontré con Sakura cerca de Amaterasu corp. Nos saludamos y entramos a una cafetería de la que salimos con unos cafés bien cargados para afrontar la dura jornada que nos esperaba. En la recepción del gran edificio se encontraba Ino trabajando y le entregamos un café que habíamos comprado especialmente para ella, cosa que agradeció con una bella sonrisa.

En la recepción también se encontraba Sasuke limpiando. La camiseta de Sasuke pegada a sus marcados abdominales era un recordatorio de que ya estábamos a mayo y el calor comenzaba a hacerse patente. Sakura soltó una risita poco disimulada al ver el escultural cuerpo del azabache quien nos dirigió una gélida mirada.

Tras la discusión del otro día no me atrevía siquiera a mirarlo y aún menos a volver a hablarle. Una vez en el ascensor, Sakura hizo un par de comentarios sobre lo atractivo que le parecía Sasuke y que le gustaría tener algo con él.

-Te lo regalo- le contesté cínico.

-¿Me lo regalas? ¿Desde cuándo Sasuke Uchiha es tuyo?- rió.

Mi cara se tornó roja como un tomate y Sakura rió aún más.

-¿Así que Sasuke, eh?

-No quería decir eso-ttebayo- grité completamente avergonzado.

Una vez pasados aquellos vergonzosos instantes me puse a trabajar  pero no pude concentrarme. No podía parar de pensar: ¿Sabría Sasuke que su hermano está bien?, ¿que tiene una adorable sobrina? Probablemente no y tampoco podía decírselo, Deidara parecía bastante perturbado ante la idea de que alguien descubriera a su esposo y a su hija.

Cuanto más avanzaba, la cosa parecía complicarse más.  Veamos, el padre de Sasuke estaba muerto, su madre es una bruja (según Deidara) depresiva, su tío tiene un trastorno bipolar con una personalidad paranoide, su hermano estaba desaparecido del mapa y tenía una sobrina que él no conoce. Dirá que no, pero creo que sé bastante sobre su familia, incluso me atrevería a decir que sé más que él.

Observando el historial familiar pensé irónicamente que cualquiera desearía formar parte de la familia Uchiha. Pobre Sakura, no sabe lo que le esperaría si eso llegase a pasar.

 

Se me había hecho tarde trabajando como ya era costumbre. Me froté el puente de la nariz y suspiré, cansado pero satisfecho por haber acabado. Recogí mis cosas y me dirigí al ascensor el cual abrió sus puertas y dejó ver en su interior  a Sasuke ya listo para irse a su casa.

-Creo que he olvidado algo en el escritorio- murmuré para darme la vuelta y huir de la incómoda situación. ¡Por nada del mundo me metería en el mismo ascensor con el teme!

-¿Qué pasa, dobe? ¿Me tienes miedo?-sonrió de medio lado con aires de suficiencia-. Veo que ya no eres tan “valiente” como el otro día en la cafetería.

-Ya te lo he dicho teme: me he dejado algo en mi escritorio. Y no te tengo miedo- respondí sin mirarle a la cara.

-Entonces deja que te acompañe- sugirió.

-No te entiendo, teme. Me dijiste que no me cruzara en tu camino ¿y ahora quieres hacerme compañía?

Él no respondió y se limitó a salir del ascensor y seguirme. ¡Maldición, ahora sí que no podía librarme de él! Agradecí que las oficinas se encontrasen a oscuras ya que no quería que Sasuke me viera temblando de miedo. Él me seguía en completo silencio y lo único que podía pensar era en que este era un escenario perfecto para cometer un asesinato.

Tragué saliva con dificultad y actué como si en verdad me hubiese olvidado algo y lo estuviera buscando aunque, en realidad, lo que buscaba era una salida mientras intentaba permanecer atento a cualquier movimiento que hiciera Sasuke.

El único sitio por donde podía huir era por donde habíamos venido pero el teme bloqueaba la salida. Suspiré resignado; tendría que arriesgar mi vida y meterme en el mismo ascensor que el amargado azabache.

Cuando pasé a su lado pude ver que sus oscuros ojos brillaban con ¿diversión? Maldito teme, ¡se estaba burlando de mí!

Una vez en el ascensor, trataba de mirar a cualquier parte menos al azabache. ¿¡Es que este maldito trasto no sabía ir más rápido!?

De repente, sentí un cálido cosquilleo en mi mejilla y lentamente me giré para ver de qué se trataba. Sasuke tenía el brazo extendido hacia mí y me estaba acariciando la mejilla.

-¡Apártate de mí, Uchiha bastardo!- grité al borde de un infarto.

-Vaya, sí que eres un gatito asustadizo.

El bastardo comenzó reír sonoramente. Tenía una hermosa risa aunque esta sonara un poco oxidada, como si hiciese tiempo que no riera. Sin embargo, que tuviera una risa bonita no me haría olvidar el hecho de que se estaba riendo de mí.

-¿Sabes qué? Iba a pedirte disculpas por tacharte de loco paranoico pero no te las mereces.

El azabache dejó entonces de reír.

-¿Por qué ibas a disculparte? El otro día estabas bastante seguro de lo que decías- me miró alzando una de sus perfectas cejas-. ¿Qué es lo que sabes, Naruto?

-No sé nada-. Esa era la verdad; todo lo que tenía eran suposiciones y conjeturas tras haber conocido a Deidara quien junto a Itachi, estaban desaparecidos para su familia y para el resto del mundo. Deidara se estaba escondiendo de algo o de alguien y dudaba que solo fuese de la ira de su suegra.

-Te diré algo- se acercó a mi rostro y susurró contra mis labios- no se te da bien mentir.

-¿Lo ves? Eres un loco paranoico. Estás obsesionado con volver al poder. ¿Por qué no aprendes a disfrutar de lo que tienes en estos momentos? Tu familia es lo único que importa, lo demás da igual- dije atropelladamente-.  ¡Y apártate de mí de una vez!

Sasuke no contestó y se apartó de mí. Presionó un botón y el ascensor se detuvo.

-Si no quieres decirlo por las buenas, lo dirás por las malas, dobe- contestó él calmadamente-. Podemos estar aquí encerrados toda la noche y algo me dice que no te hace ni una pizca de gracia pasar la noche junto a mí. Sin embargo, si no accedes a hablar, yo disfrutaré toda la noche torturándote.

-¡SOCORRO! ¡Ayuda por favor, un loco me quiere matar!- pegué golpes contra la puerta del ascensor tratando de que alguien me oyera pero era inútil. ¿Dónde estaban los vigilantes cuando se les necesita?

Saqué mi móvil para llamar a la policía, por suerte había cobertura. Estaba a punto de marcar el número cuando Sasuke me arrebató el aparato de las manos.

-¡Devuélvemelo!- protesté dando pequeños saltitos para alcanzar el móvil que Sasuke sostenía ahora en alto.

-Veamos, ¿qué tenemos aquí?- dijo indagando en el contenido de mi teléfono.

Forcejeé con él hasta que finalmente, me venció y tirado en el suelo vi cómo el Uchiha hacía de las suyas.

El rostro de Sasuke se volvió por lo menos tres tonos más pálido de lo que ya era. Miró de la pantalla hacia mí y otra vez a la pantalla. Entonces seleccionó un contacto y se acercó el teléfono a la oreja.

-¿Diga?- contestaron desde el otro lado de la línea.

Sasuke permaneció en silencio, solo se oía como su respiración se volvía cada vz más pesada y errática.

-Naruto-kun ¿estás ahí?

Sasuke dejó caer el móvil que hizo un estrepitoso ruido al tocar el suelo. No me atreví a cogerlo, estaba congelado en el sitio, incapaz de retirar la mirada del rostro colérico de Sasuke. Sus ojos destilaban un odio tan profundo que por un momento creí hacer visto cómo sus ojos adquirieron un color rojo como la sangre.

-Al final va a resultar que me serás de utilidad- dijo en un tono amenazante-. Dime, ¿de qué conoces a Deidara?

-¿Quién es Deidara?- traté de hacerme el loco sin éxito.

-Te diré quién es Deidara: él era la pareja de mi hermano y cuando toda esta mierda nos estalló en la cara, ambos desaparecieron a la vez. ¿No te parece sospechoso?- preguntó con ironía.

-No lo sabía- contesté fingiendo inocencia.

-Ya te he dicho que eres muy mal mentiroso, Naruto.

-Conocí a Deidara hace poco por casualidad, de verdad, no sabía nada sobre él e Itachi- confesé.

Sasuke volvió a alzar una ceja. -¿Estás seguro? Que yo sepa jamás te dije el nombre de mi hermano.

-Eeehh… yo…esto…- metí la pata por completo y ahora estaba completamente seguro de que sería asesinado ahí mismo.

Sasuke se agachó hasta quedar a mi altura.

-Vas a llevarme hasta Deidara- ordenó.

-Pero… yo no sé dónde vive- traté de excusarme.

-Eso da igual. Simplemente vas a llamarlo y a quedar con él. Yo iré contigo y le sacaré a Deidara dónde está mi hermano.

-No quiero hacerlo- protesté.

-¿Por qué no?

-Porque son asuntos tuyos y yo no debería inmiscuirme en ellos.

-Resulta gracioso que digas eso- contestó el moreno con una sonrisa ladina dibujada en el rostro-. ¿No es eso lo que llevas haciendo desde la primera vez que nos cruzamos?

No supe que contestar y ante mi silencio, Sasuke continuó:

-Vas a hacerlo Naru-chan- dijo maquiavélicamente.

Recogió el móvil del suelo y lo depositó en mi mano.

-Hazlo-me instigó.

Dubitativo, marqué el número y esperé a escuchar la contestación al otro lado.

-¿Diga?

-Deidara-san, soy Naruto. Siento molestarte a estas horas.

-No hay problema. ¿Qué ocurre?

-Nada, solo me preguntaba si este viernes querrías salir a tomar algo juntos.

-Claro, ¿por qué no?

-Genial. Entonces quedamos el viernes a las cinco en frente de la pastelería de la última vez.

-Ok, entonces hasta el viernes.

-Adiós-colgué.

El Uchiha me miró satisfecho pero a mí me carcomía la culpabilidad por dentro. Estaba seguro de que Deidara solo quería proteger a su familia.

Sasuke volvió a pulsar por fin el botón y el ascensor siguió su camino. Me sentí aliviado y por fin pude volver a coger aire ya que no me había dado cuenta de que todo aquel rato había estado conteniendo el aliento. Sin embargo, antes de salir del ascensor, el azabache volvió a arrebatarme el teléfono.

-¡Teme, devuélvemelo! Ya he hecho lo que querías. ¿Es que acaso no estás contento?

-Lo estoy. Lo has hecho bien, dobe pero me llevo esto- dijo mostrándome el móvil en su mano- para asegurarme de que no llames a Deidara y le cuentes todo en cuanto te pierda de vista.

Las puertas del ascensor se abrieron y vi marchar a Sasuke hasta que lo perdí de vista en la oscuridad. Me recosté contra la pared del asiento y cerré los ojos abatido y deseé que el tiempo se detuviera y que el viernes nunca llegara.

Notas finales:

Nos estamos leyendo!!


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