Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Destronado por MyDarkestDesires

[Reviews - 88]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola de nuevo!!

Os traigo un nuevo capitulo con nuevas revelaciones y mas secretos...qué creeis que pasara a partir de ahora?

 

La semana pasó veloz y con ella se acercaba el momento de reunirme con Deidara. Sasuke ya me esperaba en la entrada del gran edificio para dirigirnos juntos hacia el lugar donde había quedado con Deidara. Tenía un mal presentimiento de todo esto y lo único que quería hacer era huir de esta situación.

-Al fin llegas, dobe- me saludó Sasuke.

No contesté. Pensé en llevarle a cualquier otra parte, de todos modos nunca dije el nombre de la pastelería donde quedamos. Tal vez pudiera hacer eso pero ¿qué haría Sasuke cuando descubriera que le había engañado?

Nos metimos juntos en un taxi y le di la dirección al conductor. El camino transcurrió en silencio, la tensión era palpable en el ambiente. Sasuke observaba cómo pasaban las calles ante sus ojos sin verdadero interés. Mi mirada viajaba nerviosa de un lado a otro, desesperado por la situación en la que me encontraba.

-No deberíais estar peleados, hacéis una bonita pareja-comentó el taxista.

Enrojecí ante tal comentario. Ninguno de los dos se molestó en sacar del error al taxista, en cambio, permanecimos en silencio.

Un rato después, nos encontrábamos caminando por las transitadas calles de la ciudad. Llegamos a la pastelería y nos sentamos a esperar en silencio. A las cinco y media, el azabache se comenzó a impacientar.

-¿Dónde se ha metido esa rubia histérica?- se quejó.

-¿Rubia histérica?- repetí descolocado.

-¿En serio conoces a Deidara?- preguntó irónico-. Si lo conocieras sabrías a lo que me refiero.

-Ya te lo dije: lo conocí por casualidad y solo lo vi una vez. Además tú eres un amargado y nadie te dice nada, teme.

-Tsk.

De nuevo el silencio nos inundó y Sasuke se giró para mirar por la ventana. Miré mi móvil (que Sasuke me había devuelto antes de subir al taxi) y vi todas las llamadas perdidas y mensajes de Deidara. No nos encontraríamos, al menos no esa tarde. Al final decidí hacer lo que creí correcto y conduje a Sasuke a otro lugar.

-Llámalo- ordenó el teme al ve en su móvil que estaban a punto de ser las seis.

Con deliberada lentitud fingí hacer lo que me pidió. Me llevé el teléfono a la oreja y tras un par de minutos anuncié:

-No contesta.

-Da igual- contestó-. Ya no hace falta.

Tras pronunciar aquellas palabras, se levantó y salió del establecimiento sin siquiera despedirse. Suspiré frustrado por su actitud y lo miré irse por la ventana. Y entonces fue cuando vi lo que hizo a Sasuke abandonar la pastelería: un par de calles más allá detenido en un semáforo se encontraba Deidara.

Me levanté de un salto y salí corriendo dispuesto a evitar que esos dos se encontraran. Marqué el número de Deidara pero ahora era él quien no contestaba. Tal vez se había enfadado conmigo o tal vez simplemente no oyera que le estaba llamando.

Por fin logré alcanzar al teme quien seguía al rubio a una distancia prudencial.

-¿Qué crees que estás haciendo, teme?

-Averiguar dónde vive- contestó escuetamente sin dejar de tener su mirada fija en la figura rubia de enfrente.

-¿Sabes que eso es acoso?

-¿Sabes que me da igual?- contestó con tono burlón.

Demasiado distraído en intentar detener al Uchiha, no me di cuenta de que acabamos parados frente a un bloque de apartamentos en la periferia de la ciudad. Sasuke miraba fijamente el lugar por donde Deidara había ido, inhaló profundo y subió las escaleras que le llevarían hasta el pequeño apartamento donde seguramente se encontraba su hermano.

Se paró frente a la puerta y llamó mientras yo me limitaba a observar cada movimiento del azabache desde cierta distancia.

La puerta se abrió dejando ver a un varón te tez pálida y de largos cabellos negros como la noche recogidos en una coleta baja. Sus ojos negros y profundos eran iguales que los de Sasuke, sin duda él era Itachi Uchiha.

A Itachi no le dio tiempo siquiera a fijarse en quién había llamado a su puerta, ya que en cuanto abrió la puerta, lo recibió un puñetazo furioso de Sasuke.

-Tiempo sin verte, aniki- dijo Sasuke a modo de saludo.

-¿Sasuke?¿Qué haces tú aquí?- inquirió con sorpresa mientras se incorporaba del suelo frotándose el ojo que su hermano le había golpeado.

-La pregunta es qué haces tú aquí, Itachi- dijo con sorna mientras se invitaba a pasar al apartamento.

Seguí al pelinegro por inercia. Itachi me examinó de arriba abajo pero no hizo ningún comentario sobre mi presencia.

-Sasuke, tienes que irte- ordenó Itachi.

-Que te lo has creído- bufó él.

El sonido de la tele llamó la atención del más joven de los Uchiha. Desde el recibidor se oía claramente las voces de los personajes de alguna serie infantil.

-¿Ahora te gustan los dibujos animados?- comentó Sasuke entrando al salón.

Lo que allí vio Sasuke le dejó sorprendido: sentada frente a la pantalla del televisor se encontraba una  pequeña niña rubia viendo muy entretenida los dibujos balbuceando alguna que otra palabra con emoción.

El Uchiha dio un paso hacia delante pero Itachi lo detuvo.

-No te acerques a ella.

-¿Es tuya?- preguntó incrédulo.

-Vete de aquí, ototo.

-Itachi, ¿qué ocurre?- inquirió Deidara apareciendo de lo que supuse que sería la cocina.

Al ver la escena, Deidara corrió hacia la pequeña Hikari y la cogió protectoramente entre sus brazos.

-¿Qué hace él aquí?- luego se giró y me miró, impresionado-. ¿Naruto-kun?¿Qué haces aquí? ¿Cómo has sabido dónde vivía? ¿Conoces al amargado de Sasuke? ¿Le has traído tú aquí?

Me sentí completamente abrumado por la tormenta de preguntas de Deidara, no quería que él pensara que tenía malas intenciones o que le había traicionado aunque él en verdad no me hubiera revelado nada, al menos no explícitamente.

-Veo que sigues siendo igual de histérica que siempre, Deidara- comentó Sasuke con sorna.

-¡Cállate, Uchiha bastardo y lárgate de mi casa!

-Lo haré cuando obtenga las respuestas que he venido a buscar.

Deidara pasó a Hikari a los brazos de Itachi y, hecho una furia, trató con todas sus fuerzas empujar a Sasuke fuera del apartamento mientras qu el moreno se debatía con todas sus fuerzas. Era una escena bastante cómica y ridícula e Itachi y yo nos limitamos a mirar a esos dos pelear con una gotita recorriéndonos la sien. Estábamos en una situación delicada y esos dos se ponían a pelear. Estaba empezando a pensar que aquellos dos no tenían remedio.

-Dei-chan,- intervino finalmente Itachi- creo que es más fácil contarles todo de una vez. Confío en que mi ototo sabrá guardar un secreto.

-¿Ahora confías en mí?- respondió Sasuke enfurecido-. ¿Después de haber desaparecido hace dos años sin decirme ni una palabra?

Itachi se sentó con gesto derrotado en el sofá.

-Realmente no sé por dónde empezar- suspiró frotándose el puente de la nariz.

-Itachi, ¿eres consciente de lo que estás a punto de hacer?¿Es que acaso quieres poner a tu hija en peligro?

-Dei, cálmate.

-¿Cómo esperas que me calme? No podemos confiar en el bastardo de tu hermano.

-Es mi hermano, Dei. Y sabes que él y Obito fueron los únicos que nos apoyaron en nuestra relación-arguyó Itachi-. Sabes que en el fondo él ha sido bueno contigo.

Me sorprendí al escuchar que alguien calificaba a Sasuke como una buena persona. No podía imaginarme al pelinegro haciendo algo por alguien que no fuera él mismo.

-Hmp- fue lo único que Deidara respondió.

-Creo que es mejor que hablemos a solas- dijo Itachi dirigiéndome una mirada suspicaz.

Sasuke le siguió hasta un pequeño despacho y cerraron la puerta con pestillo.

-Si Deidara se entera de que estoy investigando el caso me mataría. No quiero que se preocupe, entiéndelo.

-¿Investigar?

-¿Creías que simplemente había huido y me había quedado de brazos cruzados? Deberías saber que yo no soy así. Ninguno lo somos, somos testarudos, lo llevamos en la sangre.

-¿Entonces sabes qué es lo que pasó con padre y la empresa?

-Hace diez años nadie sabía de Suna corp., la pequeña empresa que Sabaku No Rasa regentaba pero, de repente, sufrió un crecimiento exponencial de la nada y empezó a darse a conocer dentro del mundo empresarial. Esto obviamente resultaba extraño y padre, curioso, se acercó a Rasa en una de esas ostentosas fiestas a las que acuden grandes magnates de todo el país. Al parecer, nuestro padre y Rasa forjaron una gran amistad y se hicieron socios.

Cuando me gradué y entré a trabajar en la empresa tuve la oportunidad de conocer al gran amigo de nuestro padre. Nunca supe si padre sabía en qué andaba metido Ras o si lo ignoraba por completo pero yo pude ver en aquel hombre una malsana ambición que resultaba bastante sospechosa. Así que decidí investigar.

-Padre era un hombre inteligente, Itachi. Lo sabes. Pero me sorprende que insinúes que él podría haber colaborado en lo que sea que está metido Rasa. Padre era un hombre correcto y tenía sus valores morales. Jamás se metería en asuntos turbios.

-¿Estás seguro de eso, ototo? ¿De verdad conocías bien a nuestro padre?

-Por supuesto que sí.

Itachi soltó una risa amarga.

-Sé que Fugaku era tu modelo a seguir, Sasuke. Siempre quisiste tener su aprobación en cada pequeña cosa que hacías. Pero él no era un buen hombre Sasuke.

-Cállate-exclamó Sasuke empezando a perder la paciencia-. No hables así de nuestro padre.

-¿De verdad quieres convertirte en alguien como él? ¿Alguien que apenas estaba en casa? ¿Alguien que apenas conocía a sus hijos? ¿Crees en verdad que se preocupaba por su familia? ¿Cómo puedes estar tan ciego, ototo? Nuestro padre era un hombre con sed de poder, eso es lo único que le importó en la vida y eso es lo que le llevó a la perdición.

-Él trabajaba duro por el bien de la empresa, aniki.

-Puede que lo hiciera, de eso no hay duda. Pero investigando a Rasa di por casualidad con los trapos sucios de nuestro padre. Sabes, no todos los viajes de negocios y las noches sin poder venir a casa eran por trabajo.

-¿Estás insinuando que…-

-Que nuestro padre engañaba a mamá-le cortó Itachi.

-No tienes pruebas de eso.

-Las tengo. Verás, hace un tiempo, cuando comencé mi relación con Dei-chan, fui a una de sus exposiciones que realizaba junto a otros jóvenes artistas. Y ahí conocí a un joven varón llamado Sai.

-¿Y qué?- bufó Sasuke.

-Resulta que Sai es hijo de Fugaku.

Sasuke se quedó din palabras mirando a su hermano con los ojos abiertos como platos.

-Mientes- siseó-. Que te lo haya dicho un crio desesperado por alcanzar la fama como sea no le da ninguna credibilidad.

-Él no sabe quién es su padre.

-¿Entonces cómo…?

-Ya te lo dije: investigué- respondió mirando con gravedad a Sasuke-. De todos modos, eso no es todo.

-Detente-ordenó el más joven apretando los puños con fiereza-. Entonces, ¿no te hace eso igual que a él? Tú también dejaste a tu familia de lado. ¡Nos abandonaste cuando peor lo estábamos pasando! ¿Te crees mejor que él?- le espetó.

-Sasuke, si me escondí fue porque en esos momentos recibí la noticia de que Deidara estaba embarazado y tenía que protegerlos a él y a mi pequeña Hikari.

-¡Eso no cambia el hecho de que nos abandonaras! Estábamos tan preocupados por ti. Tras la muerte de padre y tu desaparición, mamá se sumió en una depresión de la que todavía no ha salido y el tío Obito se volvió completamente loco. ¡Pero eso a ti no te interesa!

-¡Sasuke, no vuelvas a decir eso jamás! No hay nada más importante para mí que todos vosotros.

-Estoy harto- contestó Sasuke haciendo caso omiso a las palabras de su hermano. Abrió la puerta del despacho y antes de cruzar el umbral, Itachi le dirigió unas últimas palabras:

-Cuando estés preparado para escuchar el resto de la historia, no dudes en venir. Eres más que bienvenido aquí, ototo.

Me encontraba jugando con Deidara y Hikari cuando vi al teme salir del despacho hecho una furia y abrir la puerta de la calle para irse. Mi sonrisa se desvaneció, dejé a Hikari en el suelo y me despedí apresuradamente de Deidara y su esposo y salí en busca de Sasuke, preocupado.

Afuera estaba oscuro y parecía que estaba a punto de llover. Vagué por los alrededores hasta que encontré a Sasuke sentado en un banco, mirando a la nada con sus manos cruzadas sobre el regazo. Finas gotas de agua empezaban  a caer y las calles comenzaban a quedarse desiertas.

Me senté a su lado en completo silencio, contemplando los coches pasar.

-¿Qué harías si la persona a quién más admiras resulta no ser quien tú creías que era?

-Es una pregunta difícil de responder- contesté-. Supongo que me sentiría decepcionado y engañado pero en parte sería mi culpa porque si en verdad resultara que esa persona no es como creía que era eso quiere decir que en realidad jamás la llegué a conocer.

-¿Y si es demasiado tarde? ¿Y si me he convertido en alguien como él? En alguien que no quiero ser- inquirió posando sus profundos ojos negros en los míos.

-Nunca es demasiado tarde, Sasuke- le dije con una tierna sonrisa en mi rostro-. Nunca es tarde para cambiar las cosas.

-Gracias. Susurró deslizando sus brazos por mi cintura y apoyando su cabeza en mi hombro-. Gracias por creer en mí. Gracias por no haberte rendido conmigo. Gracias por no dejarme solo.

Estuvimos de esa manera sin pronunciar ni una sola palabra hasta que un trueno rasgó el silencio. Me encogí  y me abracé a Sasuke, asustado.

-¿Te dan miedo los rayos, dobe?-rió el mayor.

-¡No te rías de mí, teme!

-Tranquilo, ahora estoy aquí para protegerte.

 Antes de que pudiera procesar aquellas palabras, sus labios se posaron en los míos en un suave beso. Sentía cómo mi cara ardía por momentos y mi pulso se aceleró. Enrosqué los brazos en su nuca profundizando el beso, un beso que esperaba que nunca se acabara.LA lluvia había arreciado y estábamos empapados. Él se separó lentamente de mí, su nariz pegada a la mía, dejando solamente el espacio suficiente entre nuestros labios para coger aire de nuevo. Clavó sus pozos sin fondo en mi mirada cristalina y susurró contra mis labios:

-Creo que es hora de volver a casa.

Y sonrió.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).