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~Ra´s Al-Ghul`~ por Paxito

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Notas del capitulo:

el titulo qué XD, jaja. 

Han pasado ya 5 años desde que empezaron los entrenamientos a estos niños de plata. Pocos sobreviven y estos pocos tienen la obligación de volver al santuario. Como soldados elite, los segundos en importancia de la orden, debe obedecer las misiones otorgadas por el representante de la diosa sobre la tierra...aun si fuera asesinar.  Todo es por la justicia.

 

cAPITULO 3
~ La Misión ~



El nunca había fallado un tiro. Sus flechas, las reales y las ficticias daban siempre al blanco a cualquier distancia. Y se clavaban lento, hacían sufrir... quemaban. El NO tiraba para matar, sino para hacer sufrir, por que le gustaba jugar.

Eso le había dado su armadura. Y justo ahora, todo eso se le iba en su contra. Sus flechas se clavaban sin compasión en su cuerpo y el gemía por el dulce dolor que le provocaba su lenta y ardiente muerte.

- Eres un exagerado, Tremmy!

Como respuesta, Sagitta volvió a gemir por el firme embiste de Asterion. Por su puesto que era dramático y exagerado. Su pensamiento hizo que su amante sobre el, rodara los ojos y sonriera, ajustándose en una nueva posición placentera. Le daba risa que tremy se refiriera a su pene como si fuera una flecha, aunque no lo decía, lo pensaba, lo imaginaba y creía sentirlo de esa manera.

Sus largas piernas al aire se enredaron en la cintura del Danés, empujando su cadera hacía el, gozándolo. Realmente sintiéndose morir ante los ya, erráticos y cada vez más furiosas estocadas en su interior. Asterion siempre parecía saber que es lo que el iba a pedir, adelantándose, complaciendo y sobre todo sorprendiendo !Misty tenía razón sobre el!. Era un extraordinario amante.

También parecía saber que era lo que él quería cuando fue a buscarle ese día. Como si lo esperara o estuviera demasiado acostumbrado a ello. Al principio, nunca supo como alguien tan "rupestre" como Asterion había conquistado por completo a Misty, "el inalcanzable".

Lacerta, quien no permitía que "ningún" sucio hombre se le acercara, ningún vulgar humano parecía estar en lo alto de sus expectativas, nadie podía superar el amor que sentía por si mismo.

Excepto aquel hombre, mucho más delgado que cualquiera de ellos. Con aquellos ojos de zorro astuto autosuficiente. El caballero de los Perros de Caza no era un hombre atractivo, era comun y corriente. Rupestre lo había llamado. Era intratable en alguna ocasiones.

Y sin embargo ahora lo tenía entre sus piernas. Sin embargo ahora lo taladraba el culo, haciendole gemir como la más depravaba de las putas. Lo hacía gritar su nombre y pedir más de el.

Por su parte. El chico entró en la mente de Sagita momentos antes de que llegara al orgasmo. Amaba eso, quizá más que el placer genital de tenerle sometido. No, a Asterion le gustaba entrar en su mente al momento climax, ese magico instante, en que una descarga electrica fulmigaba le mente, apagando el cerebro. Un segundo. Amaba el silencio que compartía con ellos, sus amantes.

"Le petite morte" le llamaban. Al orgasmo. Morir, así era, uno moría. El corazón se detenía, el cerebro se apagaba. El moría con ellos placenteramente.

- Entonces, no olvides que...
- No faltaría por nada del mundo mi audiencia, Tremy, Esa era la razón por la que me visitaste verdad?.

Por supuesto que no. Pero Tremmy, aquel mocoso, nunca aceptaría que había sido de "los otros" quienes había caído en la "trampa" del "perro". Así que solo sonrie nerviosamente mientras luchaba por colocarse su ropa antes de que alguien lo descubriera. Tan obvio el pequeño Sagita. - Si, así es, a eso vine, solo a eso, lo demás se dió casualmente.
- Por supuesto, por supuesto.

Casualmente mis bolas, pensó el mayor con una risa burlona.

En el fondo, todo eran seres predecibles. Todos eran bastantes obvios y buscaban los mismo. No necesitaba leer sus mentes para saberlo y tenerlo claro. Después de todo eran guerreros, todos ellos lo eran, ¿que buscaban? ¿que buscaba él?. Ese precioso instante.

Por que podría ser el último.

Amaba a sus hermanos de plata. Después de 5 años de duro entrenamiento en diferentes partes del mundo, los sobrevivientes regresaron al santuario a recibir ordenes del gran patriarca.

Asterion llevaba tres meses en el santuario, y aun no recibía ordenes ni misiones. No como Albiore, o como Cristal, a quienes los designaron como tutores de otros caballeros. Mosca estaba con Argetti en una misión en America. Mientras, el y otros caballeros esperaban "el llamado" del patriarca para las asignaciones.

Por eso mismo, su emoción fue mayuscula al saberse llamado. No solo por el hecho de que haría más que acostarse con sus compañeros de plata, sino que le emocionaba estar frente al sumo pontifice. La emoción de no saber que pensaba ese hombre, de no saber que le esperaba le hacía sentir....normal, Le hacía temer, y era el temor, la incertidumbre lo que le hacía sentir vivo.

Asterion rogaba que no le asignaran alumnos. No tenía paciencia para ellos, ni para nadie. Aquel pensamiento le hizo sonreír, la armadura respondiendo a su llamado después de asearse. "Primero me quejó de la falta de misiones....pero de inmediato pongo objeciones...mi maestro ha de estar decepcionado".

No dudar ante las ordenes, menos del mayor de los 88 caballeros. Esa era la lección que aún le costaba trabajo. Mientras pensaba en ello, fue encaminándose rumbo a su audiencia, cada vez más nervioso, pero claro, con su sonrisa ocultando todo rastro de nervios.

***

Tras colocarse tras aquella enorme puerta, Asterion esperó y tuvo todo el tiempo del mundo para contemplar a detalle cada uno de los pasajes históricos que fuesen labrados en aquella puerta. La batalla de la diosa contra los olímpicos, el simbolo solar con las constelaciones de los caballeros, símbolos griegos con relación a su diosa patrona Pallas Athenea. Asterion esperaba sin desesperarse, sin dejar que los nervios consumieran sus energías.

Entonces pasó, un chirrido, y como si de cámara lenta se tratase, la pesada puerta empezó a abrirse frente a el como si hubiese sido jalada desde adentro.

Más no había nadie. !Cuanta teatralidad! pensó. Para una persona normal, la pesada puerta no se movería aun estando sin seguro, ni un milimetro. Nada. Estaba seguro que ni aún con la fuerza de varios aprendices a caballero podrían abrir aquella monstruosa puerta de acero y madera. De marmol...y muchos materiales que no fue capaz de identificar.

Mientras el accedía al recinto papal, se preguntó distraída mente si aquella puerta había sido mandada hacer por Arles en su excentricidad o en realidad era una puerta antigua. No podría saberlo ...quizá Sirus, Sirius siempre sabía esa cosas inútiles sobre arte y el no-arte.

Un largo pasillo alfombrado le seguía en dirección al trono del patriarca, y al final estaba aquel hombre, imponente. Quien con espada recta sentado en su trono, con aquel yelmo y mascara lo recibía fríamente.

Asterion, al llegar se hincó solemnemente.

- Asterio, Canis Venatici. Sabes por que has sido convocado ante mí? - su voz le hizo temblar, profunda y metalica detrás de esa mascara. Y Asterion por pura costumbre estuvo apunto de cometer la peor imprudencia de su vida.

Pero se contuvo. Con toda la fuerza de su voluntad no accedió a la mente del hombre frente a el. Sabía que si lo intentaba no hallaría más que un terrible dolor de cabeza. También se contuvo por que tuvo miedo, un terror herval de encontrarse con lo que no debía en la mente de aquel hombre inmenso. Eso era el patriarca, un ser gigantesco cuyo cosmos, lo que percibia, cubría todo el mundo entero.

- Su servidor lo ignora, su santidad - cuando finalmente habló fue lo que dijo, tratando de no subir mucho el tono de vez y mostrarse en exceso arrogante.

- Te he mandado para encomendarte una misión que solo tu, estoy seguro, llevarás a cabo satisfactoriamente - al caballero de plata bajo aun más la cabeza, humildemente en agradecimiento por la confianza dada por aquel hombre - Quiero que investigues la desapareción de un caballero. Quiero que encuentres a Perseo y lo traigas al santuario.

Silencio.

- Señor....?
- Perseo le fue encomendada una misión secreta en Arabia Saudita, el fue uno de los primeros en volver de su lugar de entrenamiento con la armadura, y sin embargo, hemos perdido comunicación con el. No toleramos la deserción en el santuario. Tu misión será traerlo para rendir cuentas y si se niega, tienes permiso en ejecutarle. ¿esta clara tu misión, Asterion?

En respuesta, el joven, sonrió y asintió firme. - ¿Cual es el nombre de Perseo, mi señor? Sea como sea, puede confiar en mi.

- Su nombre es Algol...y te advierto, canis, Perseo no es un caballero de plata corriente. Es astuto y sobre todo, no es fácil de "leerle la mente". No falles, Asterion. Ahora puedes retirarte.

Pero Asterion quedo prendado en el nombre : Algol. Y con el nombre, vino a el rostro de aquel niño de mirada dura. Aquel niño que rezaba 5 veces al día, dejando todo lo que hacía para ello. Se burlaban de el a escondidas, pero nunca nadie lo atacó frontalmente. El chico simplemente se plantaba frente a un, con su dura y fria mirada.

Al retirarse, sintió como el corazón se le aceleraba, y como corría la adrenalina por sus venas. Así que iría tras de Perseo. El hombre que representaba a aquel heroe mitologico era en realidad aquel niño...aquel niño quien volvía a su mente de vez en cuando, cuando dormía.

- Voy por ti...los perros de caza, iran por ti

Notas finales:

Me recomendaron meter un poco de sabrosura al fic...no soy bueno en ello jajaja, pero lo bueno es que hay salud (?). 

En los fanarts japoneses, cuando uno busca sobre los caballeros de plata, no se por que emparejan mucho a tremy, el menor de todos ellos, o qiuzá el ultimo plateado fiel a Arles con Asterioon. Y si,  se ven bastante bien juntitos, por lo que, ¿por que no?.

 

Espero no tardar en el siguiente capitulo. ¿que clase de lugar se hallará Asterion? que clase de persona ahroa es perseo?. 

 

 


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