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~Ra´s Al-Ghul`~ por Paxito

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo XD 

¿ Dónde demonios estás, Perseo?

Cuando dos árabes delante de él voltearon a verle fue cuando se dió cuenta que lo había hecho de nuevo. Había hablado en voz alta, y había dicho “demonios”. No lo podía evitar. Estaba frustrado. Llevaba dos jodidas semanas en aquel infierno y había perdido el rastro de Algol de Perseo.

Asterion les regaló una sonrisa agradable a los dos hombres y murmuró con un pésimo árabe: “A- salami Alikum*”, que significaba algo como “Dios te dé protección y seguridad”. Pero probablemente los dos hombres habrían entendido algo cómo “Dios les de espárragos”, cosa que no les molestó, muy al contrario: había causado simpatía y agrado al que veían como un jovencito turista totalmente desorientado que intentaba hablar su idioma sin lograrlo. Por supuesto que esa había sido la intención del chico danés. El no estaba perdido: el resto de las cosas sí.

Tras un amable ofrecimiento de parte de los dos hombres, Asterion agradeció la ayuda y salió corriendo lo más rápido posible. No deseaba otro encuentro desafortunado con la policía religiosa . O como ellos lo conocían: ´”Policía para el cuidado de la virtud y el castigo al vicio”. Si, al inicio de su misión había llegado al país disfrazado de estudiante, pero al no tener pistas que le ayudaran pensó que sería una extraordinaria idea vestirse como Saudí y poder acceder a esos lugares donde los extranjeros tenían prohibido el paso.

“Extraordinaria idea. Idiota”.

Ahí empeoro todo. La idea había sido una soberana idiotez, sobre todo cuando no tienes idea de nada de la religión musulmana y en general de la forma de pensar de los árabes saudis. Extra si no hablas absolutamente nada del idioma. Así que, obviamente, el chico se vió en problemas por no acatar las normas religiosas, por cometer errores que para ellos era un asunto grave (por decir poco). El resultado de su “extraordinaria idea” era que estos guardias del orden - muy diferentes a los policías del gobierno - lo tenían marcado y sentenciado a ser lapidado en la plaza pública. Pero bueno, gracias a su ingenio pudo escapar.

“En mi defensa, es mi primera misión….” pensó el chico, tratando de autojustificar sus errores. Nadie tiene porque saberlo. Jamás. Ya podía imaginarse a Móses jodiéndole por toda la eternidad si se le ocurría contárselo.

Ahora por ello, estaba en esa situación. El caballero plateado de Los perros de Caza perdió el rastro. Pero volvería a rastrearlo, tardo o temprano lo encontraría y patearía su trasero, !nada le gustaría más que ello¡. Con eso en mente el sabueso se dispuso a aclarar su mente. Se sentó en un café de esos que abundan en la ciudad de Rihad ; conservando su actuación de atolondrado turista perdido, se dedicó a acomodar toda la información con la que contaba.

Había seguido la pista a Algol hasta ese punto, hasta esa ciudad. Los primeros meses, el caballero de Perseo había dado informes constantes sobre su misión encomendada. Con letra clara, elegante , de trazo seguro y sin redundar, seguía las pistas sobre algo llamado IFRIT. El danés leyó una y otra vez las notas de Algol para encontrar las pistas necesarias para encontrarlo….pues si hallaba a lo que él llamaba Ifrit, seguramente lo encontraría a él ¿verdad?..

Según sus investigaciones, Ifrit era un ser de gran poder muy codiciado. Según su entendimiento era como el genio de Aladino?. Al parecer el Rey de Arabia Saudita quería tenerlo ¿o ya lo tenía?. Según informes de Algol, los hombres del rey aún no habían hallado al demonio, sin embargo habían encontrado algo que les ayudaría. La clave para llegar al poderoso Ifrit.

¿Cual era la clave? Al parecer Algol se había infiltrado en la guardia real con el fin de investigarlo. Hasta ahí había llegado su último reporte. Asterion notó un cambio notable: Su letra. Era angulosa, inacabada, apresurada. A partir de ese momento, Algol había desaparecido. No podía sentir ninguna vibración de su cosmoenergía. No estaba en ningún registro. Nada.

La forma en que todos estos informes habían llegado al santuario había sido gracias a la ayuda de Jamian y “sus hijos”. Esto era debido al total control que tenía el gobierno con las comunicaciones, teléfono o correo. Los cuervos amaestrados del caballero Cuervo era la forma más segura de presentar reportes entre ellos**. Pero sucedió un día en que ninguno de los cuervos mandados llegó . Jamian hizo un gran drama por ello y por supuesto, se perdió comunicación con Perseo. ¿Algol había sido descubierto?¿Asesinado?.

Asterion pensó que sería muy sencillo colarse al palacio para investigar cuál había sido la “pista clave” que había ido a buscar Algol . Pero no, no había hallado nada de lo que buscaba. Incluso metiéndose en la mente de todos los hombres que custodiaban el palacio. Nada. Lo que sí, y dejó un amargo sabor en la boca, fue el enterarse de cosas, de secretos que tenía la familia del Sultán tras los muros. Se había enterado de secretos del gobierno tan aterradores que empezó a pensar que quizá Algol había desertado por ello.

Muchas cosas, pero ninguna pista sobre Perseo. Y para su mala suerte, había activado la alarma de seguridad en un mal paso que había dado. Eso no lo sabía. Sabía leer la mente humana, pero no sucedía lo mismo con las máquinas. Aquello le pesaría al momento de sentarse en aquella cafetería, de esas que abundan en la gran capital de Arabia Saudita.

El sonido emitido por unas enormes bocinas lo distrajo de su lectura. Asterion confirmó la hora en su reloj. Aquello era el aviso del ‘asr, del cuarto rezo del día del Salat . Sabía que a partir de ese momento toda actividad se suspendería en la ciudad. Los negocios cerrarían y todos - pues en ese lugar no había libertad de culto - estaban obligados en aquel momento a rezar. El observaba desde su asiento sin interrumpir, pensando que Algol en aquel momento estaría haciendo lo mismo, sea donde fuera que estuviera.

“Algol. El que reza”

Pensar en el chico lo hizo sonreír estúpidamente. Cosa que lo hizo pestañear confundido, fruncir el ceño y sacudir su cabeza. Que tonteria. Admitía que hubo un tiempo en que se había obsesionado por no poder leer en la mente del árabe….¿pero que de interesante podría tener?. Quizá su mente estaba llena de Suras*** como la mayoría que estaba frente a él. Lo sobreestimó. Algol no era más que un hombre común y corriente, quizá el más aburrido de todos. Pero…¿porque asociaba todo lo que veía con el chico?. Cuando tomaba café en aquel lugar se preguntaba si Algol le gustaba así o si lo endulzaba su bebida. Cuando comía, ¿rezaba antes y comía con la mano derecha tal como lo hacían estos hombres? ¿Se masturbaría?. Asterion frunció el ceño de nuevo, preguntandose de que color eran los ojos de perseo. ¿Azules?. ¿grises? ¿verdes? Era curioso, porque era lo que más llamaba la atención, sus ojos, o quizá más que sus ojos su dura, rapaz, fija e incómoda mirada. Luego estaba esa sonrisa torcida o lo ancho de su espalda o su manera de moverse...estúpido Algol de mierda!. Asterion se dió de golpes con la palma de su mano apartando de su mente aquel rubio tal como se hace a una cubertería de plata que no quería que perdiera brillo y lo guardaba celosamente en lo más profundo de su memoria. Claro, hasta que volvía a sacarlo, más brillante y afilado que antes, justo como para apuñalarlo.


“Achs, matenme”

Suspiró mientras daba un trago a su café, disfrutando su fuerte sabor amargo. Fue al momento de depositarlo sobre la mesa que el sabueso se estremeció. Un mal presentimiento. No. Había escuchado algo. Murmullos con un tinte peligroso. No era necesario saber el idioma para alertarlo. Buscó con su cosmos el origen y se vió asi mismo de espaldas en la mente de alguien oculto en un edificio cercano. Se vio de lado. Y de frente. Varias mentes a la vez vigilando sus movimientos. Más que ello, estaban listos para apresarlo. Carecía de importancia preguntarse ¿por que?, tenía que moverse. El caballero de plata amplió el rango de su mente hacía los soldados imperiales….eso eran.

Aun fingiendo ser un atolondrado turista, pidió la cuenta, buscó en sus bolsillos y fingió que el dinero se caía al piso. Una docena de miradas se preparaban para al momento de que el chico se levantara y saliera de la plaza para atraparlo.

Cosa que no sucedió.

Si se les preguntaras ningún oficial tuvo una explicación convincente de cómo un chico tan visible (vestía una llamativa playera color amarillo-me-veo-a-km) pudo haber escapado. No era más que un mocoso!. Algunos afirman que lo vieron caminando hacia las calles paralelas, otros al mismo lo vislumbraron corriendo hacía la calle oriente, y otro par aseguraban que había huído entre la gente del mercado. Si alguien les hubiera querido explicar que Asterion Canes Venatici no solo leía la mente de los demás, sino que también la engañaba, estos se hubieran reído por tal explicación tan absurda. Lo cierto es que Asterion era capaz de crear “fantasmas” de sí mismo y colocarlos en distintos puntos con el fin de desorientar a sus contrincantes, y al mismo tiempo buscar sus debilidades con su habilidad de leer la mente. Si se le hubiera dado la misión de derrotar a aquel ejército, el joven danés hubiera sido capaz de hacerlo sin problema. Pero esa no era su misión.

Alejado ya de la plaza y vestido a la usanza saudí, es decir con la vestidura de algodon blanco que cubria todo su cuerpo hasta los tobillos y el pañuelo cubriendo su cabeza, . El Thawb y el guthra respectivamente. Asterion se preguntaba qué hacer, mirando constantemente atrás como si estuvieran siguiéndolo aún. Tenía que encontrar la manera de alejarse aún más de aquel lugar. Tenía que…

- ¿Taxi?

Bueno, a eso si que le llamaba buena suerte. Subió al carro sin pensarlo mucho. Cuando este empezó a moverse el chico se permitió relajarse un instante, recargó su cabeza en el asiento del taxi, cerró los ojos y soltó aire pesadamente mientras se quitaba el guthra de la cabeza con frustración . “La he cagado...no sé cómo, pero lo hice, de nuevo….”

- Ah, extranjero!?

El moreno danes de ojos oscuros alzo la vista donde el taxista lo veía desde el retrovisor con una gran sonrisa. Era delgado y tapaba sus ojos con unas grandes gafas de sol. Asterion le obsequió la primera sonrisa genuina del día, pues siempre era agradable oír tu idioma y no estar peleando en descubrir que le decían estas personas. - Si, estoy de vacaciones. Quisiera conocer las afueras de la ciudad por favor.

El taxista solo movió la cabeza asintiendo, lo cual aprovechó el sabueso para despedirse de la gran ciudad de Rihad, moderna pero a la vez conservadora. Apesar de los inconvenientes, el lugar le parecía grato y su gente era generosa y atenta. Extrañaría el café de ese lugar..

“Así que él es un caballero de Athena….”

“...”

Tensión.

El reflejo de Asterion abrió los ojos descomunalmente y las manos se cerraron en puños. Ese hombre. Sus pensamientos llegaron a el como una bofetada. Girando la cabeza como en cámara lenta lo analizó notando cosas que había pasado por alto al inicio: sus manos estaban quemadas. No tenía uñas, era como si se las hubiera arrancado. Además, muy oculto por su ropa poseía heridas en su cuello y marcas de moretones en su mejilla. El caballero de plata expandió su mente, tratando de acceder en la suya.

- Eso no ha sido muy cortés… - se quejó el taxista, delgado y moreno - Es tal como me lo contó Alghûl. Te encanta curiosear.
-…. - afiló la vista a la mención de ese nombre - ¿quien eres tu?.

El taxista con calma, detuvo su carro en una calle para ceder el paso a una ancianita en andadera quien iba acompañada de sus nietos.

- ¿Yo?, solo uno de los muchos taxistas en la ciudad. Me llamo Wadd AlQmar. - otra sonrisa, con lo que se dió cuenta que le faltaba un par de dientes a pesar de que no pasaba de los 30 años. - Me dice Waddu de cariño.

- Cómo es que conoces a Algol. ?

- Es mi amigo.

Eso si que no se lo esperaba. Tampoco lo creía. - Entonces sabes que lo estoy buscando desesperadamente.¿que ha pasado con el? ¿Sabe dónde está?

“Por favor, señor taxista, si es tan amable puede decirme donde esta mi amigo perdido?”

Lo dijo en su mente, lo cual lo hizo pestañear confundido pues hace un momento no había podido “leerlo”. Bufó. - ….por favor. - concedió el caballero de mala gana.

Una vez que la ancianita cruzara la calle, el hombre volvió a arrancar el carro, retomando la marcha de este. - Fue a enfrentarse a Iblis y a su ejército de Ifrits.

Asterion se quedó en silencio analizando esa nueva información. ¿Iblis?¿ejército de Ifrits? Pero no le habían encomendado buscar a EL IFRIT?. Uno!

Waddu rió roncamente, como si tosiera -- Tu piensas que Ifrit era un SOLO ser!?. AH chico. Te equivocas. Ifrit no es una criatura, es una raza de criaturas mágicas. Los ifrit, son seres malignos y el más poderoso de ellos, es Iblis. ¿entiendes? .

Asterion lo miró al rostro por el retrovisor - ¿Quién eres tú ….? - volvió a preguntar, notando algo detrás de aquellas gafas de sol. No sé cubría para ocultar sus golpes sino...

El árabe sólo habló cuando la luz roja del semáforo detuvo el carro. - Alghûl se infiltró en el ejército personal del rey, y entró al palacio para encontrar la clave para encontrar la ubicación de Iblis.

El menor alzó una ceja. Eso ya lo sabía. El taxista continuó - ¿Quién soy yo?. Yo era esa clave. Estuve preso por los hombres del rey dentro del palacio. Me torturaron por meses y meses….los hombres, son seres crueles. … - otra sonrisa desdentada y Asterion comprendió que todas las heridas, eran marcas de torturas - ¿quien soy yo?. Soy un un hijo del fuego. Soy un yinn.

Fue cuando el que había pensado era un hombre común y corriente se quitó las gafas de sol y mostró sus ojos. Pero no había ojos ahí, era fuego, dos flamas que chispoteaban e iluminaban todo. El sabueso supo por que no podía acceder a su mente, porque no era humano…se quedó boquiabierto, sin saber que decir o pensar. Lo cual provocó otra risa a Waddu.

- Los yiin, somos la tercera raza creada por Allah, fuimos creados apartir del fuego sin humo, a diferencia del hombre que fue creado del barro. No vivimos en el mismo plano dimensional que los humanos, pero bueno, yo tuve la mala suerte de ser sellado en el cuerpo de un mortal. Por eso puedes verme y puedes hablar conmigo. Puedo morir, incluso puedo formar una familia...

- Como es que conoces a Algol?...- interrumpió impaciente el chico.

El yinn, volvió a colocarse las gafas y sonrió. - Lo conozco desde que era un niño. Cuando fui sellado en el cuerpo de un débil humano me desmayé en el gran desierto, donde los pastores del desierto me encontraron y cuidaron. Era solo un niño, pero Algol, sabía que yo no era un humano. Aún así, se hizo mi amigo. ¿Sabes por qué Algol llegó al santuario?. Por mi. Los hombres han buscado al Iblis por milenios y solo puede ser encontrado por otro Yinn. No tardaron en encontrar el campamento beduino, y destruirlo con el fin de encontrarme o eso pensaba yo, pues al que buscaban era a Algûl.

El danés entendía ahora menos. Pero fue atando cabos pocoa poco, más cuando el yinn se quitó el pañuelo que cubría su cabeza y mostraba por completo su rostro. Su rostro. ¡Su rostro! Aquel rostro le provocó un estremecimiento completo en todo su cuerpo.

La primera y única vez que Asterion había leído los pensamientos de Algol fue cuando llegaron al santuario. Algol lo veía con insistencia, pensando que le recordaba a alguien, lo veía sintiendo paz y seguridad.

Y al ver al yinn lo comprendió. Fácilmente ellos dos pudieran ser gemelos de no ser por las lenguas de fuego que salían de sus ojos. Por eso Algol siempre lo observaba como si esperara algo de él.

- Alghûl me rescató y me pidió que si acaso un caballero me encontrara y preguntara por él, lo detuviera.

- Fue el deseo que él pidió.? - preguntó sin pensarlo, lo cual provocó una furiosa carcajada del taxista.

- Los yinn no cumplimos deseos, perrito. - contesto con aquella sonrisa desdentada --. Igual que el hombre, se nos dió libre albedrío. Igual que el hombre, hay yinn buenos y malos, o una mezcla de los dos. Igual que el hombre, algunos yinn tiene “cosmo” o no. Yo solo soy Wadd, el yinn sin poder. El yinn sellado. El taxista. Pero este taxista sabe donde está Iblis y te voy a decir donde.

Finalmente, habían salido de Rihad donde las autopistas inmensas y largas recorrían el desierto del norte. Ahora comprendía que los Ifrit, era yinn con poderes, poderes malignos. Había otra raza de yinn, los Ghull, quienes habían hecho trato con los demonios y seres infernales.

- No entiendo ¿Por que me ayudas? - pregunto Asterion bajándose finalmente del taxi, viendo el infinito desierto de arabia saudita frente a el. - no deberías ayudar a los yinn como tu?.

- No lo hago por ti, sino por Alghûl.

- Pero...¿Por que, si sabías el peligro que corría, lo guiaste hacía donde esta Iblis?

Waddu bajó la mirada, apenado. - Por que solo un Ghul puede derrotar a un Ifrit - Asterion volvió a fruncir el ceño sin decir nada - Te lo dije, los hombres del rey no me buscaban a mi esa ocasión.

- Quieres decir que Algol es....

El genio bajo del carro también, mirando hacía el cielo que empezaba a oscurecerse. Luego negó con la cabeza.

- No y si. Algol por si mismo no podría derrotarlo. Pero si ella.

- Ella?

- Medusa. Medusa es el Ghull. Asterion. Algol no estaba destinado para ser perseo...pero si para portar a medusa. Asterion, Alghul, nunca ha rezado en su vida. Toodo el tiempo, el habla con ella.


No supo que decir. Era demasiado. Waddu suspiró y señaló al oriente.

- Ra´s AlGhul . La estrella demoníaca representa la cabeza de medusa en la constelación de perseo. Se le ha llamado así por que aveces desaparece y aveces brilla con intensidad, parpadeando. Ve en dirección de Medusa y encontraras Alghul...y quizá no sea muy tarde.

- Pero... ¿ no has dicho que solo Medusa puede derrotar a Iblis?. En ese caso, lo más seguro es que ALgol haya tenido éxito.

Waddu, sonrió tristemente - El que pueda derrotarlo, no significa que QUIERA hacerlo.

Un nuevo suspiro, con lo cual el taxista se volvió a subirse al carro mirando a Asterion desde su lugar.

- Le gusta endulzarlo - dijo de improvisto.

- mmm....?

- El café, a el le gusta dulce - dijo el yinn humano, con una sonrisa melancolica - Salvalo...aunque no lo creas, el me ha hablado de ti, sabueso. El perrito curioso de ojos astutos.

Asterion puso mala cara, lo cual hizo sonreír a Waddu, quien encendió el carro y con un movimiento de mano, se despidió del caballero de plata. Y mientras se daba vuelta y lo veía por el retrovisor de su taxi se dió cuenta que el chico ya se había ido.

Notas finales:

Notitas:
Asterion debió decir as-salam aleikom, pero lo dijo todo mal, pobresito, no entiende nada XD
**Siempre me hago bolas con la cronología de Sts. pero en este fic, al momento de la misión estan en el 87´ donde no había nada de email ni de telefonos celulares. Pero si tenian cuervos! XD muy a la harry potter, jajaaaa ::V:
***Suras: SOn los "versiculos" del Corán.
Waddu es un nombre que me saque de la manga, jaa ja, pero forma parte de otro nombre de un dios arabe del desierto preislamico.
SU personaje, el taxista yinn fue inspirado en un personaje que aparece en la novela de Neil Gaiman American Goods. Digamos que es mi homenaje a ese librito :3.


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