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Lie With Me por SweetandCoffe

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Notas del capitulo:

Ir a La Seine también es uno de mis grandes sueños, y quizá haber escrito esto, me refleja más a mi, que a los personajes, pero su historia, ha sido escrita exclusivamente para ellos 

« On s'aime comme ça la seine et moi »


Tony Stark era alguien quien disfrutaba de los datos curiosos, de las ciudades que nunca duermen, de la vida que aún no se descubre, y de aquello que a pesar de estar tan cerca, se aleja cada vez más.


No podía dejar de pensar en algo que le gustase, y no pararía de tratar obtenerlo hasta verlo en sus manos. Así era siempre, cada vez qué él trataba de amar...


Ahora se hallaba en casa, raramente sólo.


Steve se había marchado, a realizar labores en su casa, o eso dijo, después de tan peculiar encuentro que tuvieron.


Exacto, ha sido un beso, uno de muchos que ha dado, pero teme que aquello se haga costumbre, y que termine en la ruina por un amor, otra vez...


Niega con su cabeza sin hacer ningún sonido, Steve le ha prometido volver en la tarde, el castaño no dijo nada en contra de eso, así que considera que llegará.


Yacía en su cama, acostado mientras con pesadez pasaba los canales de televisión, se decidió por uno de Deportes, aunque de todos modos no lo vería, quería que el sonido de algo lo acompañara en su soledad.


Pero no duró mucho aquello, pues el constante sonido del teléfono a su lado lo ha sorprendido.


Contesta sin más, y al primer bufido sabe quién es.


— ¿Tony? ¿¡Dónde has estado!? — escucha gritar desde la línea.


— Pepper, cálmate... ¿Qué pasó?


— ¡No ha pasado nada, simplemente el jefe de su industria no se ha dignado en aparecer! ¿¡Que hacías estos días!? ¡Ni siquiera me has llamado!


— ¿Por qué habría de llamarte? — dice con tranquilidad.


—... ¿Sabes qué? Olvídalo... Siempre has sido un idiota...


Y colgó, Tony se quedó escuchando el pitido que emitía su teléfono, y luego de ver la pantalla táctil por un gran momento extrañado, dejó el móvil en su lugar.


— ¿Quién era? — muy cerca de él logró escuchar una voz conocida.


— ¿Steve? — murmura al verlo apoyado en el marco de la puerta, justo en la entrada de su habitación.


— Así es... — Dice sacando una exuberante sonrisa.


— ¿No llegarías más tarde?


— He terminado antes de lo previsto — comenta dando pasos cortos hacia él —. ¿Y quién ha sido ella? — insiste sentándose en un lado de la cama junto con Tony.


— Mi asistente — contesta de inmediato.


— Salías con ella... ¿Verdad? — dijo el rubio, paralizando a Tony.


— ¿Cómo lo sup-...


— No te fijes en eso, aunque creo que deberías arreglar las cosas con ella, un enemigo menos no te haría daño Tony.


Tony lanzó un bufido, mientras se levantaba bruscamente de su cama.


— ¿¡Y quién eres para decirme algo así!?


— Te conozco más de lo que crees... — finalizó levantándose con él, tomándolo de ambas manos y llevándolo al pasillo mientras simulaba tararear una canción.


Tony sorprendentemente no ha reaccionado a aquello, de hecho, cree haberlo esperado.


Steve siempre fue así, desde que lo conoció, sabía que no había forma de cambiarlo y no explica en qué punto de su aburrida existencia llegó a tenerlo de esa manera y en qué periodo de tiempo se acostumbró a él. Si él pudiera viajar en el tiempo, iría a decirle a su ser pasado que tenga cuidado, ya que un rubio molesto, está en camino.


— ¿Qué... Haces? — balbuceó al ver que Steve trataba de bailar con él.


— ¿Qué parece? — ríe sin soltar a Tony.


Tampoco había contado con su fuerza, lo retenían en brazos, sentía como si apagara si fuerza de una vez, y odiaba esa sensación.


— ¿Podrías... dejarme ir? — habló obstinado el castaño —. No sé bailar...


— Yo te enseño.


— Ese no es el punto... ¡Déjame ir!


En un salto rápido logro librarse de sus brazos corriendo por el pasillo con la hilaridad estampada en su boca, Steve lo siguió a risas también, llegó a su habitación, donde recibió un almohadazo de parte de su acompañante, tomó esa misma almohada y devolvió la acción pero fallando.


Decidió dar un brinco en la cama y tomar a Tony entre brazos, y tirarlo a la cama con suavidad. Los dos rieron al darse cuenta lo infantil que ha resultado todo eso.


Steve se acomodó entre las desordenadas sábanas con Tony aún en brazos y sin que lo esperase selló un inoportuno beso en el castaño, de nuevo.


Fue corto, y Tony no se esperó en nada, de nuevo, bajó su vista, tenía miedo de ver esos ojos celestes, temor a lo desconocido.


— ¿Desde cuándo es una manía el besarme? — discute con recelo.


— Firmaste muchos besos futuros cuando lo hiciste por primera vez...


— No recuerdo haber leído los términos del contrato.


— Eran tan pequeños, que pasaron desapercibidos...


— Eres un timador — quejó con astucia —. Un muy curioso timador...


Steve soltó una risa, para levantarse junto con Tony e ir a la cocina.


Desde que ese rubio hizo aparición en su vida, su casa le ha empezado a resultar más allegada, cada cuadro de arte que había puesto Tony con la intención de que las paredes no luzcan tan insulsas, ahora parecían cobrar valor, como si hubieran tirado un tarro de pintura de color en cada lugar.


— ¿Has oído de La Seine? Algún día quisiera llevarte allí... —comentó efusivo el rubio mientras buscaba algo en la alacena del lugar.


Tony levantó una ceja, recuerda que cuando era niño, vio una ilustración de ese lugar, y le ha parecido extraordinariamente hermosa, el mismo se decidió en ir, pero desde su éxito en su trabajo no ha podido tomar viajes tan largos.


— ¿Ahora piensas llevarme a París? — exclama con una mano en su pecho.


— Dije que algún día, quizá, te lleve allí...


— Creo que con ver la torre Eiffel desde el computador bastaría... — bromea cruzándose de brazos —. ¿Qué estás buscando?


— Busco la cena...


— ¿Cena? ¿Así qué te quedaras?


— ¿No querías que lo hiciera?


Tony sacó otra sonrisa, mientras lo ayudaba a buscar algo de comer, hace mucho tiempo que no come en casa, y la única que puede prepararle algo es Pepper.


— Diría que te encuentro más tolerable...


— Eso es bueno ¿debería alegrarme?


— Se supone...


Un duelo de miradas y vuelve a su búsqueda, apenas ha encontrado algunas especias, y vegetales que con su tiempo parecen haber sobrevivido. Se resigna hasta que Steve encuentra algo.


— En tu refrigerador tienes quesos por montones... — exclama agobiado.


Al revisar todo lo que tenía en casa, a Steve se le viene en mente una receta que aprendió recientemente, así que toma los quesos.


— ¿Qué harás? — pregunta Tony al verlo decidido, por lo menos sabe que comerá algo hoy.


Steve lo mira divertido, recordando algunos chistes sobre eso.


— Fondue...

Notas finales:

Se me ha ocurrido esto, y ya que, no es que tenga mucho que hacer con mis ideas <3 

 


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