«Soft glances over broken bottles. You're getting ready to leave with the morning air»
El sonido de las gotas de lluvia azotando la frágil ventana es lo único que se escucha en ese lugar, no quiere hablar, no lo siente necesario.
— Si tú no pones de tu parte no podremos llegar a ningún lado — escucha esa molesta voz a su lado, regresa su mirada hacía aquel.
Un hombre de no más de 30 años está sentado frente a él, con una libreta en manos, y apenas siente la mirada del castaño brinda una cálida sonrisa, o eso quería hacerle creer.
Sin despegar sus labios regresa la mirada a la ventana, parece que la lluvia quiere cesar, se ha propuesto a irse de ese lugar apenas aparezca de nuevo el sol, ahora sube su mano a su mejilla, y apoya su codo en la mesa.
Ha gastado exactamente treinta minutos sentado ahí, sin decir ni una sola palabra o responder a lo que ese tipo ha dicho, no le apetece de todas formas.
— Hablemos de Steve — dice con toda tranquilidad —. Quisiera saber sobre él...
Tony se tensa en un segundo y regresa su mirada al hombre, sus ojos son verdes, no se ha dado cuenta de ese detalle hasta ese momento.
— No quiero hablar de él... — al fin habla Tony, y se promete que será la última palabra que dirá.
— Para eso hemos venido, a superar nuestros miedos...
— ¿Quién tiene miedo aquí? — reniega el millonario rompiendo su promesa de no volver a hablar.
— No podría saberlo si no me cuentas sobre él...
— ¿Por qué vamos a hablar sobre él? ¿No es a mí a quién buscas sanar?
Lo fulmina con una mirada llena de odio, pero aquel no se inmuta, da un vistazo a su libreta y vuelve a mirarlo a los ojos, con una pequeña sonrisa.
— A las personas nos gusta hablar acerca de nuestros deseos...
— ¡Steve no es un deseo! — grita casi de inmediato, estaba a punto de levantarse para salir del lugar pero lo detuvo tan sólo con palabras.
— ¿Qué es entonces?
— No sabría definirlo...
— Él ha estado todo el tiempo en tu cabeza, no en la mía — insiste —. Tú mismo podrías definirlo...
Duda si seguir hablando, ha dicho mucho sin querer.
— ¿Es un mito?
— No lo consideraría así, él... ha surgido de una manera tan espontanea que no podría explicarlo como una historias fantástica.
— ¿Los mitos pueden mentir?
— En cierto punto quizá
— ¿Él te mintió?
— Steve jamás haría eso, él fue el protagonista de toda mi vida, y es justo hace unos días que acabo de darme cuenta de ello, todo lo que ha dicho es todo lo que siempre he querido oír...
— Si la vida fuera un sueño, y Steve una pesadilla... ¿por quién despertarías sin pensarlo dos veces?
— Despertar de una pesadilla es como una sensación de alivio, de saber que aquello nunca pasó y quedarte con el amargo sabor en tu boca al saber todo lo que pensaste perder y sigue en tus manos — argumentó Tony —. Mientras que despertar de un dulce sueño recalca todo lo que jamás has logrado alcanzar, y apenas despiertas deseas volver a ese sueño y hacerlo realidad...
— Mira Tony... es como si te preguntara si quisieras vivir como un idiota o morir como un héroe... La respuesta es tan obvia para ti, pero das tantas vueltas en ti mismo que empiezas a dudar — dijo aquel hombre —. No estamos hablando de alguien, estamos hablando de ti, Steve no existe, está aquí...
Lentamente con sus dos dedos acarició la cabeza de Tony.
— Estás jugando con alguien un juego que sólo es de uno...
El castaño no atinaba a que pensar por cada palabra que escuchaba salir de alguien que se hacía llamar médico.
— Lo sé... — susurra después de un silencio —. Pero no fue mi culpa que yo mismo necesitase de él... Recuerdo que me decía que yo era suficiente, y creo que se equivocó...
No tenía nada que decir, sabía bien lo que estaba pasando desde el momento en el que ese extraño rubio cruzó la puerta, sabía que todo había pasado en su cabeza tan rápido que apenas ha podido reaccionar, y que tal vez, solo tal vez, se enamoró de verdad.
«And I can't stop you.
And I can't watch you
And I can't hold you back»
Sin embargo, odia tener que sentirse así, como si le hubiesen arrebatado algo que era suyo, como si todo el color que tenía, retrocediera el tiempo y se fundiera de blanco y negro. Aquello no ha sido más que un momento, porque cuando conoció a aquel rubio, no sabía la verdad y sin querer ha sacado su mejor traje, se envolvió en elegancia como el gato, y aunque sabía que era su séptima vida, se dio la oportunidad de amar.
— ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
— Ayer... Me preguntó si mentiría por él...
— ¿Y qué le respondiste?
— Que mentiría con él...
Aquel hombre ajustó sus lentes y seguía señalando cosas en su libreta, Tony mantenía su vista de nuevo en la ventana, la lluvia se había esfumado al igual que sus ganas de quedarse, sabe muy bien que no debería estar ahí.
Parece que ese hombre captó sus intenciones, y aunque no trató de detenerlo, haría un último intento.
— ¿Y si lo vuelves a ver? — dijo antes de que el castaño tocara la manija de la puerta.
— Cumpliría el contrato que firmé con él —habló suavemente Tony.
— Hablas de...
— Todos esos besos que mueren por escaparse a sus labios, ya que fue mi descuido no haber leído los términos del contrato...
«Because you can't hold back what isn't yours. And you certainly were never mine»