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Amnesia, recordando el amor. por Ann Carmesi1

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Notas del capitulo:

Aquí estoy con un nuevo capítulo de esta loca historia

enjoy...

Naruto despertó después de estar algunas horas sedado en el hospital, se sentía cansado y le dolía el pecho, pero por alguna razón, esas dolencias no se comparaban en nada al agotamiento mental que cargaba.

- ¿Realmente hice lo correcto' tebbayo? - se preguntó a sí mismo.

Quería con todas sus fuerzas volver a estabilizar su vida, sentía que algo le faltaba, y en vez de intentar arreglar las cosas, sólo se dedicó a empeorarlo más.

-Tal vez, solamente exageré- recordando las reacciones que tuvo contra sus "compañeros" pero, por más que intentaba confiar en ellos, más cosas malas pasaban.

Primeramente, estaba Sakura, la chica le parecía extraña, en un momento se mostraba alegre y comprensiva, se mostraba como una amiga, y en otro rato parecía que estuviera loca.

Sin embargo, empezaba a creer que quizás debería empezar a relajarse un poco, admitía que, en cuanto sintió el primer grito y el primer golpe de su parte, instintivamente reaccionó de la misma manera que lo hubiera hecho en su infancia, lo primero que sintió fue esa sensación frustrante y agobiante que vivía cada vez que alguien descargaba su odio en él.

La chica esa no era el problema, el problema era los traumas que residían en su subconsciente y que en todos esos años se esforzó por mantener ocultos.

"Ohh, no le prestes mucha atención a eso, Naruto, siempre ha sido así, más cuando se trata de Sasuke-kun" 

Fueron las palabras de Ino cuando se quedaron solos en el consultorio.

Naruto no pudo evitar sentir un poco de curiosidad sobre la gente que olvidó, y tomándolo como excusa para que la rubia dejara de murmurar cosas vergonzosas sobre él, Sasuke y una cama de agua, decidió preguntarle cosas básicas sobre el equipo 7.

Ino sabía de sobra que no podía revelar ninguna información importante, de eso se tenían que encargar sus compañeros, por eso sólo le dijo cosas superficiales. 

Le contó que el genio de Sakura siempre había sido así, bastante neurótico y volátil, pero que en realidad era muy buena persona (no quiso decir mucho de ella, aún esperaba tener la oportunidad de acercarse al rubio y tener su soñada sesión de sexo en grupo) pero esto no logró satisfacer a Naruto, esa tipa le provocaba escalofríos.

Por otro lado, también estaba Kakashi, Ino le dijo que era un excelente líder y uno de los mejores ninjas del mundo, además de una persona extremadamente confiable.

Sí, claro, por eso ignoró mi existencia por tanto tiempo.

Pensó irónico, aunque, ahora que lo recapacitaba mejor… ¿Que Jiraiya no hizo lo mismo? 

Se le ocurrió en un momento de breve revelación, sin embargo, era incapaz de sentir el mismo rencor que sintió con Kakashi, amaba demasiado a ese anciano pervertido, y bajo ninguna circunstancia podría verlo mal.

A lo mejor era porque se encariño demasiado con él mucho antes de conocer la verdadera historia sobre sus padres.

No, eso no tenía nada que ver, ese hombre se ganó a pulso el amor del Uzumaki, ¿Quizás con Kakashi había sido igual? Era lo más seguro, no conocía al otro hombre, pero posiblemente tuvo sus razones para abandonarlo.

Él tiene su propia vida, Naruto.

Se dijo a si mismo con una sonrisa triste.

Tal vez tendría que disculparse con él, si Naruto se sentía mal por lo que le dijo, posiblemente él no lo estaría pasando mejor. 

Aun así, Naruto jamás había sido así de grosero no desconfiado con nadie, entonces ¿Por qué se sentía así con ellos? De seguro era porque deberían ser las personas más cercanas a él, a las que más amara, y no tuvo la primera mejor impresión.

O tal vez era el miedo de saberse alguien realmente masoquista que, a pesar de estar con unas personas que le maltrataron, abandonaron etc. Les apreciaba, por el simple y llano hecho de no volver a estar sólo.

Eso sí que es patético.

 Y, sin embargo, la razón más posible de su reacción tan negativa debía de ser esa, no era su equipo, era él, el que estaba realmente mal.

Y como cereza del pastel, se encontraba ese tal Sasuke, Ino no quiso decirle nada de él, solamente mencionó que eran muy buenos amigos.

Sin embargo, el tono que ella usó daba mucho que pensar.

-Buenos amigos - dijo al aire mientras se levantaba de la cama de hospital.

Odiaba esos lugares, el olor a antiséptico y todo el color blanco no le gustaba, él era una persona bastante energética e impaciente, por consiguiente, ya no soportaba más estar recostado.
Aprovechando su habilidad ninja y la falta de personal en el cuarto, salió sigilosamente por la ventana.

Necesitaba aire fresco y pensar… O dejar de pensar, en este punto, no sabía que era mejor.

Así que, acomodándose su chaqueta negra y guardando los cigarrillos que seguramente Shikamaru "olvidó" entre su ropa, salió disparado hacia afuera.

Realmente sentía la necesidad de acabarse esos mortíferos cilindros de nicotina.


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Sasuke y Sakura se encontraban caminando por las desiertas calles de la aldea, era bastante tarde, pero ninguno de los dos sentía ganas de regresar a sus respectivos hogares.

- ¿Aún te duele? - preguntó el vengador a la chica, había notado desde hace bastante rato los ligeros movimientos erráticos que tenía Sakura cada vez que hacía algún cambio de posición.

- ¿Ehh? - contestó confusa, a lo que Sasuke sólo se limitó a señalar su espalda- no mucho, en realidad se siente como un gran moretón, por un momento había olvidado la fuerza que se carga Naruto - recordando como de un solo golpe, el rubio logró liquidar a unos de los seis caminos de Pain.

-Mira quien viene a decir eso- burlándose ligeramente de ella, le parecía hilarante que justamente Sakura hablara de fuerza.

-No te burles, Sasuke-kun - respondió ligeramente sonrojada ante la ligera risa que soltó el otro.

Pocas veces se mostraba de esa forma con ella, Kakashi o Sai, la única persona con la que se limitaba a ser así era con...

-Naruto...- susurró en un débil gemido lastimero.

Era cierto, él jamás se mostraba realmente calmado con alguien más, puede que su relación con ella se haya vuelto un poco más amable y llevadera, pero para nada se acercaba a la relación que su amor platónico mantenía con el Uzumaki.

Sin embargo, tal parecía que algo en Sasuke era distinto, se notaba más decaído, vulnerable, ahora que el otro se había alejado de esa forma tan radical, seguramente ella podría formar un lazo más grande con el Uchiha, podría, podría...

Ocupar el lugar de Naruto.

- ¿Has dicho algo, Sakura? - se dirigió hacia ella el Uchiha, le pareció extraño que la otra de pronto se sumiera en tal mutismo. Normalmente intentaría hacerlo hablar de cualquier cosa.

Bueno, no es que Sakura fuera muy normal, de todos modos.

-¡Na-Nada Sasuke- kun! - respondió alterada, y por qué no, algo culpable ante sus propios pensamientos egoístas.

Seguramente su maestra se sentiría realmente decepcionada si se enterará que, muy en el fondo, ella deseaba que Naruto siguiera en ese estado, porqué, por más que quisiera a su compañero rubio.

Seguía amando mucho más al Uchiha.

Debía detenerse, dejar esas tonterías de lado y avanzar, era hora de empezar a sentir realmente lo que se esforzaba día con día en aparentar con todos lo demás, que su amor no correspondido por el Uchiha ya había pasado de largo. Actuar como Hinata, que, aunque ella más que nadie sabía que la princesa Hyugga seguía enamorada de Naruto, no se dejaba derrumbar por eso, que miraba hacia adelante y que aun sabiendo que su amor no le ofrecería el sentimiento mutuo que ella deseaba, con el simple hecho de verlo avanzar y el poder estar a su lado en esos momentos bastaba.

Quería ser igual de noble e independiente que Hinata, pensar primero en la felicidad de la persona amada sin dejarse humillar.

Pero, yo también podría hacer feliz a Sasuke-kun.

Dijo un pequeño vestigio de esperanza almacenado en su interior, un pequeño pensamiento irracional que le hacía pensar que podría arrebatarle a Sasuke todos esos sentimientos por Naruto y dirigirlos hacia ella.

Además, yo puedo darle hijos, descendencia, otro Uchiha.

Intentando justificar en su interior los pensamientos egoístas hacia sus dos mejores amigos.

-Ne, Sasuke-kun, ¿qué harías si Naruto nunca recupera la memoria? – preguntó con la ligera esperanza de que el Uchiha le contestara que lucharía por recuperar su amor, que no se rendiría hasta lograr tener a su amigo entre sus brazos.

Cualquier cosa que la lograra traerla de nueva cuenta a su dura realidad, que matara de golpe esas ideas egoístas y las pequeñas ilusiones que erróneamente se empezaban a formar en su interior.

Pero, en ese momento Sasuke se encontraba igual de confundido que ella.

-No lo sé, enserio que no- mirando fijamente la luna llena que alumbraba el cielo nocturno – realmente quiero pensar que esto tendrá solución, pero tú misma lo escuchaste, Sakura – tomando asiento en una pequeña y blanca banca que se encontraba en el camino, bastante similar a la que utilizó para dejar inconsciente a Sakura antes de marcharse con Orochimaru – tal parece que lo mejor que podemos hacer por él, es dejarlo en paz – agachando la cabeza para que la otra no lograra ver las ligeras lagrimas que escaparon de sus ojos.

Esas palabras lo estaban lastimando demasiado, pero estaba acostumbrado a torturarse de esa manera, y Naruto era el único ser capaz de evitar que Sasuke se sumiera en sus propios pensamientos oscuros, ahora se sentía como un niño indefenso a la deriva de un gran abismo.

-Pero, ¿qué será del futuro de él? – pensando en las cosas que pasarían de ahora en adelante, claramente, era el Uchiha el único capaz de alterar el destino del Uzumaki.

-Lo normal, supongo, ese dobe siempre ha sabido como rodearse de gente, se enamorará, se casará, tendrá una familia y se volverá hokage, es más, estoy seguro de que Hinata lo logrará hacer muy feliz – pensando amargamente en la portadora del byakugan.

-Y… ¿Y tú, Sasuke-kun? – intentando lograr que no le temblara la voz, por más que quería convencerse de que Hinata lograría ser la mejor compañera que podría conseguir Naruto, no podía.

-¿Yo? En realidad, no estoy seguro, mi principal deseo después de la guerra fue marcharme a expiar mis pecados por el mundo, pero el dobe me detuvo – recordando con una ligera sonrisa la gran cantidad de gritos que le lanzó el Uzumaki aquel día.

-Entonces, ahora que no te marchaste ¿Qué piensas hacer? – comenzando a acercarse poco a poco al otro.

- ¿Hacer con qué? – preguntó torpemente, ni siquiera estaba prestando demasiada atención a las cosas que decía Sakura, él estaba más sumido en sus propias cavilaciones.

-Con tu futuro, ya no somos ningunos niños, Sasuke-kun – decía dubitativa sobre si tocar la cabeza agachada de Sasuke – además, tu principal ambición es reestablecer tu clan ¿No? – sintiendo un breve ataque de valentía que le permitió atreverse a toman entre sus blancas y suaves manos el rostro del moreno para que las miradas de ambos chocaran – y yo… yo quisiera hacer realidad tu sueño, Sasuke-kun – acercando poco a poco su rostro al del otro, pero sin atreverse a sellar sus labios.

Quería darle la oportunidad de decidir qué hacer, si volver a rechazarla y emprender vuelo hacia el rubio, o buscar un nuevo camino junto a ella.

Tomar la tangente, apostar sobre seguro.

Sasuke por su parte se sentía totalmente anonadado ante las palabras de su amiga, nunca la había visto de forma romántica, y ahora no sería la excepción, sin embargo, hubo algo que llamó su atención.

Era cierto, por más que quisiera, él ya no sentía capaz de dejar esa aldea, Naruto e Itachi sacrificaron demasiadas cosas por protegerla, y se habían encargado de dejar tatuado en lo más profundo de su ser el deseo de proteger Konoha contra todo y contra todos.

Además, era cierto, se suponía que su mayor anhelo era tener una familia, no, más concreta y fríamente, su mayor ambición era reestablecer su apellido, que el sharingan no se extinguiera. Sabía que podría obtener eso con cualquier chica que él deseara, incluso, por un momento, pensó seriamente en usar a Karin para eso, suponía que su chakra Uzumaki sería una excelente ventaja al momento de empezar el clan, tendrían unos hijos bastante poderosos.

Sin embargo, tenía que admitirse a si mismo que el chakra no tenía nada que ver, era más bien, ese deseo que estuvo almacenado tanto tiempo en su subconsciente, quería reemplazar a Naruto con la persona que más se acercaba a él.

Que patético, se decía a si mismo varias veces, sin saber la verdadera razón del asco que sentía cada vez que la pelirroja osaba intentar colgarse de su brazo.

Y por primera vez en años, se dejó quebrar de nuevo, se permitió ser ese niño vulnerable y anhelante de afecto, estaba triste, dolido, sentía que su mundo se venía abajo, y la razón no era ninguna guerra, ningún asesinato o algún intentó de venganza, era simple y llanamente el sentirse rechazado y sin ninguna esperanza por la persona a la que amaba.

Naruto seguiría su camino, con o sin él, buscaría el calor de otros brazos, no se aferraría al frío que el Uchiha desprendía, intentaría encontrar estabilidad, afecto, una verdadera familia, no la incertidumbre de no saber si su pareja decidiría marcharse de la aldea al día siguiente.

Buscaría a alguien totalmente distinto a él.

Y él tenía que hacer lo mismo, por más asco y repulsión que le diera la idea, tenía que dejar de causarle problemas a Naruto.

-Entonces hazlo, Sakura – dijo sin ningún sentimiento en su voz, y los labios que se posaron encima de los suyos los sintió tan ajenos, tan distantes, que sabía que por su parte no volvería a buscar ese contacto.

Solo quería desaparecer, salir corriendo y enterrarse entre los brazos de su amado hermano o en los de Naruto, pero sabía que eso no sería posible, ellos ya no estaban con él, y se lo tenía bien merecido.

Sakura sintió el amargo sabor de la culpa y la decepción, su primer beso con Sasuke lo soñó digno de un cuento de hadas, mágico y lleno de amor.

Pero ahí solo había dolor, una vía de escape de sus mediocres realidades, y al sentir la pequeña lagrima que recorrió la mejilla de Sasuke y terminó por acabar en el dorso de su mano, no pudo seguir conteniendo el dolor que tenía en su ser.

Eso estaba mal, se estaba aprovechando de los sentimientos de la persona que más amaba con el único fin de satisfacer su malsana obsesión, estaba destruyendo los lazos que mantenían en pie la poca estabilidad mental de Sasuke, no podía hacer eso.

No podría jamás ocupar el lugar de Naruto, no era digna ni siquiera de atreverse a pensar algo así.

Un beso debería de sentirse cálido, confortable y adictivo, sin embargo, eso se sintió mucho peor que un kunai en el cuerpo.

Si así era ahora, no quería ni imaginarse como sería de doloroso en el futuro.

-Sasuke-kun, perdóname, por favor – decía separándose del rostro del otro mientras gruesas lagrimas brotaban de sus verdes ojos- esto no debí de hacerlo nunca – decía sin poder controlar los espasmos de su cuerpo.

Sasuke solo miraba ido a su destrozada amiga, ella no tenía que estarse disculpando de nada, él mismo fue el que, en sus pensamientos funestos y egoístas, aceptó el contacto de una chica que siempre estuvo enamorada de él, ambos estaban hechos con la misma madera.

-No llores, Sakura – decía mientras se levantaba de la banca y envolvía entre sus brazos el tembloroso cuerpo de la otra – todo está bien, no tienes que disculparte por nada -susurraba acariciándole conciliadoramente el rosa cabello.

Ese momento era algo único entre ellos, fue como el detonante de una verdad absoluta, jamás Sasuke sería capaz de estar realmente al lado de alguien, y por más que Sakura le amara, sería demasiado doloroso tener a alguien de una manera imaginaria, sin amor de por medio.

-Prométeme una cosa, Sasuke-kun – decía tristemente Sakura.

- ¿Qué cosa? – preguntó confundido ante las palabras de la mujer.

-Que lucharás por él, que no lo dejarás irse de tu lado, que no sufrirás ni lo harás sufrir por amor- pedía agonizantemente Sakura, debía de sacar todo ese veneno que tenía en su ser, y empezar a madurar de una forma verdadera.

Ella y Sasuke, deberían dejar de comportarse como niños y afrontar las situaciones tal cual eran.

-Haré lo posible, Sakura – no hizo falta que ninguno de los dos mencionara ningún nombre, pues ambos sabían que solo podía haber una persona capaz de enamorar a Sasuke Uchiha, al punto de dejarlo llorando en medio de la calle.

Solamente Naruto y Sasuke eran capaces de introducirse de esa manera en el otro, al punto de que nadie más pudiera sacarlos del corazón del otro.

En otra parte, más concretamente en el techo de un edificio destartalado, un rubio ninja contemplaba toda esa escena con una conclusión equivocada.

Él no podía escuchar nada desde ahí, solo pudo distinguir a una pareja enamorada brindándose apoyo mutuo, besándose y abrazándose de manera conciliadora a la mitad de la noche, y él solo deseaba que la razón de eso no fuera su estado.

Por una extraña y amarga razón, no quería saberse la causa del estado de ensimismamiento de aquellos dos, sentía que ese chico era alguien primordial en su vida, en la oficina del hokage, al ver sus ojos negros posándose encima de los de él, supo de inmediato que, sin importar el factor de su falta de memoria, un sentimiento bastante fuerte iba dirigido hacia ese chico.

Y todo eso le hacía sentirse totalmente miserable: el trato que le dirigió a su maestro, la paranoia que sentía hacia Sakura, y los sentimientos prohibidos que le dirigía a su compañero hombre, novio de su otra compañera.

Todo eso en un día era demasiado para él.

Así que, no queriendo presenciar nada más de esa escena, se puso de pie y tomó rumbo hacia la montaña de los hokages, ese lugar le hacía sentirse tranquilo y le permitía poder reflexionar sobre las cosas.

Mientras tanto, Sasuke y Sakura intentaban estabilizar sus pensamientos, y pensar positivamente sobre lo que les esperaba de ahora en adelante con Naruto.

-Bueno, será mejor que yo me vaya, Sasuke-kun, ya es bastante tarde – decía a modo de excusa la pelirrosa, quería alejarse lo más posible de esa situación y desahogarse como era debido en la soledad de su habitación.

- ¿No quieres que te acompañe? – preguntó por simple cortesía, no quería empezar a comportarse groseramente con la chica.

-Para nada, tú también tienes bastantes cosas en las que pensar – dando media vuelta y empezando a toma caminata hacia el lado este de la aldea – además, mueres de ganas por ir a buscarlo, para este punto, es casi seguro que ese idiota ya se escapó del hospital – perdiéndose en la distancia con una breve sonrisa.

Sasuke solo pudo bufar divertido ante eso último, era cierto, sería una pérdida total de tiempo ir a buscar a Naruto al hospital, además, él sabía de sobra donde se encontraría aquel alborotador en ese preciso momento.

.

.

.

-Realmente eres bastante sorpresivo, aun no puedo entender cuándo fue el momento exacto en que empezaste con ese molesto vicio – dijo de pronto una voz a espaldas del Uzumaki.

Este se encontraba tranquilamente sentado a la orilla del monte hokage, perdido entre las estrellas del cielo y la visión de su aldea, cuando de pronto una presencia apareció de repente y le recriminaba por el cigarrillo en su boca al mismo tiempo que señalaba las colillas que permanecían apiladas a un lado suyo.

-Déjame en paz, ya soy bastante grande para tomar mis propias decisiones -volteándole groseramente el rostro, por alguna razón, no podía sacarse de la mente el recuerdo de Sasuke besando a Sakura.

-Sí, pero eso no significa que tomes las mejores – pateando las colillas para tomar asiento al lado de Naruto.

-Ohh, vaya. ¿Y acaso tú siempre has tomado las mejores decisiones, teme engreído? – mirándolo con una vena en la frente, enserio ¿Quién rayos se creía ese tipo?

-No, casi nunca he tomado buenas decisiones, a decir verdad – despegando su vista del cielo para posarla en los ojos azules de Naruto.

El rubio solo se limitó a respingar ante eso último, esa mirada lo ponía nervioso de mil maneras distintas.

- ¿A qué has venido aquí? – preguntó intentado evadir la mirada del otro.

-A buscarte, en este momento, Tsunade debe de estar furiosa por no encontrarte en la camilla de hospital en la que te dejó – señalando el ligero morete en su mano izquierda gracias a la intravenosa – si no encuentras una buena excusa para tu desaparición, esa anciana te matará – volviendo a dirigir su vista a los astros encima de él.

Naruto sudo frio ante esas últimas palabras, joder, seguramente le iría muy mal cuando la abuela lo encontrara.

-Además, he venido por ti, por si lo olvidaste también, te quedarás a vivir en mi casa, eso te puede servir como excusa temporal, decir que yo te saqué para llevarte a mi hogar, así el castigo se dividirá entre ambos y será menos severo – levantado indiferentemente los hombros.

Total, Sasuke ya estaba acostumbrado a las miradas cargadas de veneno que Tsunade le dirigía, joder, que esa mujer seguía pensando que aún era hokage.

- ¡Acaso estas enfermo de la cabeza, teme! – mirándolo asombrado ante el sacrificio que haría el otro- ¡¿Por qué harías algo así?! –

-Porque eres tú, simplemente por eso haría lo que fuera – decía tranquilo, sin siquiera voltear a ver al otro.

Naruto casi se ahoga con el humo del cigarrillo, esa respuesta no se la esperaba para nada, y aunque detestara esa sensación hasta el momento desconocida, su corazón no podía dejar de palpitar fuertemente.

Pero claro, en realidad, vivir con él no debía de ser tan malo, eran hombres, compañeros y supuestos mejores amigos, el único con una especie de problema era él.

Él está con Sakura, Naruto, deja de pensar en tonterías.

Se decía tristemente a sí mismo.

-Pues partamos, que me estoy congelando aquí afuera -decía a modo de excusa para su evidente sonrojo.

Sasuke solo se limitó a pararse y ayudar al otro a hacerlo, y fue el ligero y corto tacto entre sus manos, como una corriente eléctrica por su cuerpo.

Mierda, ¿aguantarían vivir juntos sin poder saltarle encima al otro?

-Pero eso sí, dobe, nada de fumar en mi casa- advirtió severamente el Uchiha, detestaba ver a Naruto con algún cigarrillo en la boca.

Y maldijo internamente a Shikamaru, sabía de sobra que el Nara había adquirido ese vicio después de la muerte de su mentor, y con los años, el Uzumaki empezó a tener curiosidad del porqué Shikamaru jamás se separaba de su cajetilla de cigarros, así que solo bastó una hora entera de insistencias y reclamos hacia el ninja de las sombras, para que este decidiera compartirle un cilindro a Naruto.

Fue desde ahí que el Uzumaki tomó la costumbre de fumar cada vez que se sentía nervioso o estresado.

- ¡Joder, teme, que amargado eres´ tebbayo! –

-eso ya lo sé, pero mi casa, mis reglas –

Y así, entre discusiones y gritos llegaron a la residencia Uchiha, ambos estaban bastante cansados por alguna razón, así que de inmediato, cada uno se quedó dormido en su respectiva habitación.

Ya mañana empezaría la verdadera odisea de vivir juntos.

Notas finales:

¡Holiwis!

¿No les ha pasado que de pronto están en su cuarto, tapados y con la vulnerabilidad a todo su nivel? Pues a mí sí, y creo que soy la única persona en el mundo que se ha puesto a llorar con la canción de Fireworks ._.

Además, también ando bastante enojada y frustrada, mi estúpido amigo me spoileo todo el manga de shingeki no kiojin , ahora mi vida no tiene sentido después de averiguar el origen de los titanes TT_TT

Por otra parte, volviendo a lo que enserio les importa, el fic y no mi absurda vida XD

Enserio, en lo profundo de mi corazón quiero imaginarme que Sakura lograría darse cuenta que Sasuke jamás sería suyo, además, entiendan a Sasuke, estaba demasiado vulnerable y desconsolado, y Sakura vio el momento perfecto para dar su ataque.

Wow, mucho drama para mí, pero el siguiente capítulo compensará todo el mal sabor de boca que Sakura dejó, se los prometo, se vendrán situaciones bastante absurdas y divertidas con la convivencia de ambos.

Ya sé que Naruto no fuma en la historia, pero yo suelo hacer eso cada vez que estoy ansiosa (lo que es alrededor de 5 horas de mi día) ha habido veces en que me he acabado dos cajetillas diarias XD, pero no se los recomiendo, el cigarro daña.

Sus reviews me animan mucho, así que todo es bastante bien recibido n.n

Besos.

Ann.


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