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Ex de verdad. por Homicidal_Queen1

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Notas del capitulo:

¡Hola! Lamento tardarme, y ya sé, dije muchas cosas antes pero bueno, ya estoy aquí. Regresé de mi "hiatus" jajajajaja, aunque no sé bien que signifique eso xD

Ya quería terminar esto porque quiero escribir otras cosas XD en serio todo este tiempo estuve teniendo ideas de otras historias que no quería escribir por escribir éste... Ya habrá más tiempo.

Arre pues, espero que no se aburran xD son como 56 hojas de word :'v bai

La relación de Shizuo e Izaya era una locura. Así te la describo: Una completa locura. No, no es que hayan hecho muchas tonterías a lo largo de su noviazgo (aunque no diré que no las hicieron) pero, digo que es una locura porque ¿a quién se le hubiera ocurrido que esos dos podrían estar juntos, vivir juntos, dormir juntos y hacer una vida juntos? Sus amigos dudaban desde el momento en el que supieron de esa relación, algunos no lo tomaron como algo bueno. Sabían que era como combinar menta y cola. Iba a terminar mal, lo dedujeron desde el principio. No descartaban posibilidades: desde un pacífico "seamos sólo amigos" hasta una nueva guerra fría. Esos dos eran capaces de todo, hasta cierto punto les asustaba este tema, pero no opaquemos el hecho de que se sentían inmensamente felices y divertidos por la pareja.

Pero, exactamente ¿cómo era la relación de Shizuo e Izaya, además de una locura? Pues era linda, inexperta, también desastrosa, divertida, totalmente seria y, en algunas ocasiones, parecían una pareja cualquiera. Pero no siempre fue así, incluso después de haber tenido "su primera vez juntos" Shizuo e Izaya peleaban. En realidad, hubo una vez en la que casi vuelven a ser enemigos.

[FLASHBACK 1]

Shizuo estaba en una de esas etapas en la que no dejas de pensar en lo que hiciste con esa persona. O bien, no dejaba de pensar en esa persona. No estaba feliz, si antes se mostraba molesto a todo momento imagínenselo ahora. Todo por el hecho de que Izaya es esa persona.

Estaba siempre ensimismado, podía pasarse minutos mirando a un punto muerto, tratando de reacomodar sus sentidos y regañándose mentalmente por perder el control por un simple Izaya con traje de Pikachu... un adorable Izaya con traje de Pikachu... un adorable Izaya con traje de Pikachu bailando de una manera que para él era tan ero-... ¡Ya, concéntrate!

Y es que no se sabía cuántas bofetadas mentales y reales se había dado en el rostro por sonreír al recordar a Izaya haciendo esas tonterías, o cuando estaban teniendo sexo en su cama, o peor aún, cuando recordaba la expresión del pelinegro al ser tomado por él, ya que era evidentemente virgen de ese lado. Lo comprobó porque a Izaya le dolía todo al siguiente día, no podemos culparlo a él pues tampoco lo había hecho con un hombre antes... o con una chica virgen.

De todos modos, no podía negarse a sí mismo que deseaba volver a estar con el pelinegro, por deseo carnal quizá. Pero por otro lado; seguía odiándolo. ¿Qué? ¿Pensaron que una noche de relaciones sexuales haría que todo su odio de disipara y que de repente se daría una oportunidad con Izaya sólo porque su cuerpo es bueno? ¡Pues sí! Probablemente.

Ahora tenía dos opciones: Matarlo y cogerse su cuerpo, o secuestrarlo y violarlo las veces que quiera.

Bueno no, sólo bromeaba. Sus dos opciones son estas: Pedirle un consejo a alguien, o actuar instintivamente y que todo le salga mal. Pero claro que la segunda es la mejor opción, para él.

¡Porque qué vergüenza ir y decirle a Kadota, Tom o Shinra que de repente se siente atraído sexualmente a Izaya y que tuvieron relaciones una noche porque le bailó con un traje de Pokemon! Es casi lo mismo a que te des cuenta de que le estas mintiendo a alguien que sabe toda la verdad.

De todos modos, ya no podía ir y pedir un consejo pues su comportamiento no había pasado desapercibido por sus amigos, quienes le preguntaron que sí que pasaba. Él les dijo que nada y, aunque no le creyeron, prefirieron no tocar el tema de nuevo. Shizuo estaba muy sensible, no hablo de que le dicen un pequeño insulto de broma y se pone a llorar, sino que si apenas lo molestas, te lanzará algo pesado a la cara.

Pero ¿quién no se pone de mal humor cuando no se duerme debidamente? Shizuo ha estado teniendo sueños de... "esos" con el informante, y se reusaba a "atenderse" por las mañanas, porque eso lastimaría su orgullo. ¿Masturbarse por Izaya? ¡NUNCA! Un baño de agua fría y, bueno, le funcionó una vez.

Se estaba volviendo loco. No, la cintura de Izaya lo estaba volviendo loco.

Suspiró desganado mientras caminaba por las calles al lado de Vorona y Tom, quienes lo miraban curiosos por su actitud.

— Shizuo, ¿qué te parece si vamos por una malteada después de este cliente? Es el último de hoy de todos modos. — Tom intentó llamar su atención, pero pareciese como si sus palabras hubieran sido susurradas pues el rubio ni siquiera volteo a verlo.

— Heiwajima-sempai. — llamó Vorona, normalmente Shizuo le atendía al instante ya que siempre es cortés con su amiga y compañera, pero hoy desoyó su llamado.

Siguió caminando, dándole mil vueltas al asunto de Izaya.

— Oye Shizuo.

Lo hacía enojar...

— ¡Shizuo-sempai! — Iba tan envuelto en sus pensamientos, que por poco no se da cuenta del auto que estaba a punto de atropellarlo. Suerte pudo retroceder antes de que algo malo ocurriera.

— ¡Shizuo, ¿estás bien?!— Preocupado, su jefe se apresuró a acercarse, esperando una respuesta, pero fue evitado por la voz de un cuarto conocido.

— ¿Ves cómo no es mi culpa que te atropellen, Shizu-chan? — Un inoportuno allegado. Aquella voz le había caído como una pedrada justo en la cabeza, sus ojos temblaban y el sólo voltear y ver aquella sonrisa burlona con esos ojos fijos y una ceja elevada que desde hace una semana no veía, hizo que el rubio perdiera la cordura.

Y gruñó, y atacó al pelinegro, como de costumbre.

Se corretearon por media ciudad, mientras el guardaespaldas intentaba darle con distintos objetos que se encontraba en el camino, como siempre.

Y se adentraron en los callejones, donde el pelinegro acorralado tuvo que encarar al otro para poder encontrar la manera de pasarle por los lados pues la única salida que veía era en dirección a Shizuo, quien ni lento ni perezoso se abalanzó sobre el informante haciendo que ambos cayeran al suelo y que mientras Shizuo se levantaba un poco para comenzar a golpearlo, notara como la camisa de Izaya se había levantado dejando ver su hermosa silueta, embobándolo al instante, haciéndolo recordar.

Izaya abrió uno de sus ojos, pues los había bloqueado esperando los múltiples puñetazos que, según la situación, iba a recibir de parte del hombre más fuerte de la ciudad. Se dio cuenta del estado de Shizuo y sonrió. Sabía lo que significaba y eso lo hacía verdaderamente feliz.

Había enganchado a Shizuo.

Se levantó un poco del suelo, quedando sentado. Sin pudor alguno abrazó el cuello de Shizuo y le plantó un pequeño beso en los labios.

— Al parecer Shizu-chan quiere que se repita la ocasión. — Shizuo, frunciendo el entrecejo, tomó los brazos de Izaya y los apretó con fuerza para sostenerlo.

— ¡Escucha, no creas que estoy sintiendo cosas por ti! — Izaya asintió sin dejar de sonreír. — ¡Y lo que pase de ahora en adelante no significa nada! — Sonrió un poquito más amplio. — ¡Sólo será sexo! ¡¿Entendido?!

— Sí, sí, apresúrate y llévame a un lugar privado.

[FIN DEL FLASHBACK 1]

Su relación de "compañeros sexuales" hizo que el odio que se tenían se les fuera olvidando, de este modo nuevas emociones llegaron para ambos. Ya saben: cariño, ternura, preocupación, comprensión y sobre todo amor. Ése último le cayó más de golpe a Shizuo, porque él sabía que Izaya sí estaba enamorado de él (se tenía que dar cuenta en algún momento) pero no le importaba porque quería auto convencerse de que sólo le gustaba su cuerpo. Hubo un momento en que Shizuo dejó de ser así de orgulloso y comenzó a tratar mejor a Izaya, tomarlo en cuenta como pareja formal.

Pero antes de eso, en los principios de su tregua, cuando comenzaron a... Juntarse, Shizuo aún era un poco hostil con Izaya. Todavía sentía algo de odio hacía él, pero le gustaba y por eso ya no trataba de matarlo o lo golpeaba muy fuerte. No es como que Izaya se dejase maltratar, pero había otras cosas que sí permitía aunque estaban mal.

Como en aquella ocasión en el apartamento del rubio, mientras lo hacían Shizuo le tomó fotos a Izaya en pleno acto. Por supuesto que Izaya reclamó, pero Shizuo le dijo que si seguía molestando iba a publicarlas en internet. En ese momento su relación no era sentimental, a menos no de las dos partes, y tampoco es como que Izaya quisiese que Shizuo se comporte como un hijo de puta. Lo que el necesita es un equilibrio. Una relación en la que se respeten, pero jueguen. En la que se den detalles, pero que no se ahoguen. En donde sean románticos a la vez que idiotas y bueno, un montón de cosas cursis. No necesitaba un novio "playboy" súper romántico, cariñoso y perfecto, que siempre le daba hasta lo que no pedía o quería. Necesitaba a alguien real, que no le tema, que no lo odie, sólo eso.

Pero independientemente de que Shizuo en la mayoría de su noviazgo haya sido alguien impecable, Izaya sí recordaba algunas cosas malas que el rubio le hizo. Vamos a restarle las cosas que hacía cuando eran "enemigos con derecho", hablemos sólo de lo que ocurrió cuando formalizaron su relación, cuando ya estaba claro que se querían, cuando Izaya se le declaró oficialmente y le pidió que fueran una pareja normal. Cuando decidieron comprar esa casa suburbial y se mudaron a ésta.

Cuando sus amigos se enteraron...

[FLASH BACK 2]

Al fin mudados, en cierto modo. Izaya y Shizuo compraron un bonito apartamento no muy grande ni pequeño en un área tranquila. Era un lugar cuyos vecinos eran gente joven recién casada o con hijos pequeños, tampoco querían un barrio de ancianos. A Shizuo le hacía mucha ilusión porque era como si se acabara de casar. A Izaya le daba igual donde vivieran, era claro que nadie se atrevería a meter un pie en su hogar sin su consentimiento. Todo era perfecto, exceptuando algunos detalles.

Uno; no estaban realmente casados. Dos; a la hora de trabajar Izaya regresaba a Shinjuku muy seguido y Shizuo, bueno, por alguna razón que Izaya aún no entendía prefería quedarse en su apartamento mientras el pelinegro está fuera. Tres; sus amigos no sabían nada.

De hecho nadie sabía nada, a veces fingían pelear cuando se topaban en la calle, haciendo como si fueran enemigos aún. Shizuo estaba bien con eso, Izaya sólo tenía que esquivar lo que lanzara y luego correr. Pero Izaya no lo estaba, Izaya quería dar la noticia para al fin dejar de pelear porque le quitaba mucho tiempo y además ¿qué tiene de malo que ahora sean pareja?

¿Qué, Shizuo?

Eran casi intocables pues no les importaba si eran juzgados (ya que toda su vida lo han sido), y tampoco creían que alguien se atreviera a molestarlos. Quizás Shinra pero... Es Shinra.

Izaya estaba listo, Shizuo no. Shizuo aún sentía algo de pena, no por Izaya, no se avergonzaría de la persona que quiere. Sino que él, quien le había jurado odio eterno, ahora estaba como perro tras esa persona que tanto decía odiar.

Será el hazmerreír de todo mundo.

Y Shizuo sabe la poca paciencia que tiene, no quería golpear a nadie por culpa de unas simples burlas y sabía que no podía mantener en secreto para siempre la relación que ahora llevaba, porque quería a Izaya lo suficiente como para saber que no sería algo de sólo meses. Quizás cinco, diez o más años.

«Quizás para siempre»

Se sonrojó por su pensamiento.

Ya era noche, hora de dormir. Estaba en ese apartamento que ahora comparte con el informante. Éste terminaba de lavarse sus dientes para acostarse a su lado. Le miró desde la cama en el baño, a veces se preguntaba si así era como se sentía tener una esposa. Volvió a ruborizarse.

Izaya se acercó a la cama y gateó hasta estar al lado del rubio quien dejó el libro que fingía leer en el buró de al lado.

— Shizu-chan, ¿pensaste en lo que te dije?

«Es lo único que he podido tener en mente durante toda la semana»

— Sí... ¿Sabes? Creo que es demasiado pronto. — se referían a exponer su relación.

— ¿Pronto? No dijiste eso cuando sugeriste vivir juntos.

— Pues tú tampoco opusiste mucha resistencia.

— Lo sé y por eso digo que hay que decirles a los demás. — dijo con un poco de gracia.

— ¿Y q-qué diferencia hace el decirle a los demás?

— Dejaremos de fingir peleas, podemos hablar en público, no nos quitará más tiempo en el trabajo, podemos actuar como pareja frente a las personas, podremos salir en citas, hacer cosas juntos y un largo etcétera. — Enumeró con sus dedos. Shizuo ya no tenía excusa. — Además tenemos la oportunidad perfecta. La siguiente semana tienes la reunión en casa de Shinra, ahí puedes darle la buena nueva.

— ¿Tienes? ¿No irás?

— Tengo trabajo ese día, probablemente no lo termine temprano. Entonces, les dices ¿no?

— Bien. — dijo suspirando. — De todos modos ya es hora de que deje de hacer que mi jefe pague los daños en la ciudad.

— Esa es mi bestia.

*

Durante esa semana Shizuo otra vez tenía una de sus crisis mentales. No quería decirlo aún, apenas tenían un mes de relación formal. Justo ayer parecían enemigos como cualquier otro día, como para que en una semana les llegue con la noticia de que son pareja y tienen una casa juntos. Soltó un suspiro nuevamente, ya iban tres en este día y apenas eran las once de mañana. Tom y Vorona le preguntaron el porqué de sus suspiros, pero Shizuo sólo se encogía de hombros.

En la tarde del día de la reunión estaba escribiendo mentalmente un guion de lo que les dirá a sus seres cercanos.

— ¡Les tengo una noticia!... no, muy entusiasta... Ah, casi lo olvido, Izaya y yo somos novi... no, no funcionará... Chicos, tenemos que hablar... no, creerán que es algo malo. — gruñó exasperado.

El sol se ocultaba dándole una tonalidad de grises al ambiente, que pronto se convertiría en el oscuro negro de la noche, por lo que ya listo, Shizuo se dirigía con toda la calma del mundo en sus pasos al apartamento de Shinra.

Llegó, y como se lo esperaba Kadota y su pandilla ya estaban ahí, Simon y Tom también, junto a la rusa y como es lógico, los anfitriones.

Lo recibieron animadamente, le ofrecieron de beber y entre plática y plática, cierto tema salió a flote.

— Oigan, ¿supieron del rumor? — dijo el chismoso Shinra.

— ¿Rumor? ¿Hablas del que salió hace poco en los dollars? — Erika recibió un asentimiento.

— ¡Ah sí! Ese rumor... — ¿A qué se refería Walker?

¿Por qué todos lo estaban viendo?

— ¿Qué? — preguntó Shizuo ante las molestas miradas sugerentes.

— ¿Conoces el rumor? — preguntó Shinra.

— Yo no, ¿cuál rumor? — se adelantó Kadota.

— Yo tampoco he oído de un nuevo rumor. — pronunció el relajado Tom, quien miró a Vorona interrogante. La chica negó.

— ¿Rumor? El único rumor que he visto es el que dice que Shizuo Heiwajima e Izaya Orihara son pareja. — y con las palabas rápidas de Togusa, Shizuo se atragantó con su bebida.

«I-Imposible...»

— Shi~zu~o ¿por qué de repente se te pone la cara roja? — Erika se le acercó con una tremenda cara de perversión infinita.

— ¿No será que ese rumor es cierto? — Shinra hizo exactamente lo mismo, subiendo y bajando sus cejas repetidamente.

— Por supuesto que es mentira. — intervino Kadota. — Para empezar se odian, difícilmente les creería que puedan llegar a ser amigos.

— ¿Y qué significa la foto que respalda la teoría? — inmediatamente Shinra toma el celular de Celty y enseña la foto. Foto en la cual aparecen Shizuo e Izaya en frente de su nuevo apartamento, riendo.

— Shizuo... ¿Hay algo que no nos has dicho?

Toda la atención se fijó en el bartender.

— Eh... — es hora de ser sincero. De afrontar los hechos, de ser un adulto maduro quien no le teme al juicio de los demás. Shizuo es un hombre fuerte, que puede con esto, que quiere a Izaya lo suficiente como para... — Izaya y yo hicimos las pases.

... Bien, supongamos que es buen comienzo.

— ¡¿Y ahora se aman?! — Tan sólo esperemos que Erika lo deje hablar.

— Uh~ Shizuo e Izaya son novios. — Y Shinra...

— ¿Quién lo diría? — él, un poco tomado Tom, se echó a reír al sofá.

— Nunca pensé que te gustarán los hombres, Shizuo. — soltó con un poquito de gracia el de gorro.

— Ya déjenlo, él es feliz... c-con Izaya. — Eso realmente hizo reír un poquito a los presentes.

Y Shizuo estaba muerto de la pena, lo sabía, sabía que sus amigos se burlarían de él.

— Y dime, Shizuo, ¿Izaya es buena esposa? — Y otra vez Shinra.

— ¿Y por qué Izaya? Habiendo tantos hombres en el mundo. — se escuchó a Simon.

Quizás no lo hacían a propósito, de hecho, todos los presentes ya habían bebido por lo menos un tanto, algunos simplemente lo miraban expectantes esperando la respuesta de Shizuo. Pero éste se quedó callado, mientras la burla "amistosa" continuaba y Shinra atendía a quien tocaba la puerta.

Shizuo iba a explotar.

Shizuo destrozó aquel vaso de vidrio que con su mano sostenía, hizo callar a todos los presentes.

— Escuchen — dijo tranquilo. —, el que Izaya y yo hayamos hablando no significa que estemos saliendo. — hay algo en su tranquilidad que asusta. — Y que quede claro que no hay manera de que la pulga y yo seamos pareja, de hecho, si tuviera que escoger entre casarme con un perro o Izaya yo...

— Escogerías al perro porque a las bestias le gustan las bestias. — Uh...

Que... hermosa sorpresa.

Un invitado de improviso llegó, no hace falta que le dé muchos rodeos porque todos sabemos de quien se trata.

— I-Izaya... — Así es, Shizuo, ¿no te hace feliz el verlo?

— Creo que llegue algo tarde. — Les sonrió a los demás. Éstos sentían la tensión del ambiente, Shizuo estaba completamente petrificado. — Y no esperaba encontrarme aquí con la bestia. Creo que será más divertido sin mí.

— Pero acabas de llegar. — dijo Kadota.

— Sí, bueno, en realidad no tenía pensado venir, simplemente mi trabajo me tomó menos de lo previsto. Además, siento un poco de sueño y soy muy sensible al alcohol. A diferencia de ustedes yo trabajo los fines de semana también así que, con permiso. — Se dio la vuelta, al mismo tiempo que borraba su sonrisa y se dirigía a la salida. Todos notaron que el sonido de la puerta al cerrarse fue un tanto más fuerte de lo normal. Ahora guiaron su mirada al aún shockeado rubio.

O lo era hasta que recibió un golpe en la cabeza por parte de Celty.

— [¡¿Qué estás esperando?!] — le enseñó en su celular.

Y lo mismo se preguntó él. ¿Por qué seguía ahí sentado?

— ¡Izaya, espera! — corrió. Los demás se miraron en silencio.

—... ¿Los seguimos?

*

Salió del apartamento, con su boca torcida y entrecejo arrugado. Sus pasos eran fuertes y rápidos, sus labios temblaban, pero lo atribuía al frío. Estaba poniéndose levemente rojo, por el coraje. Sentía vergüenza, sentía tristeza y sentía frustración. Miles de cosas estaban cruzando su mente conforme sus pasos en la banqueta. Y su tic en el ojo no se hizo esperar.

Inhaló y exhaló. No quería llorar por algo como esto.

Inhaló y exhaló, quiso relajarse.

Inhaló y exhaló, algo andaba mal con sus ojos.

Escocían.

Y es que en tan sólo un instante, un montón de ideas locas se encajaron en su cabeza: Puede que Shizuo no quiera una relación seria, puede que Shizuo se avergüence de él, puede que Shizuo no lo quiera como dice hacerlo y que sólo aceptó estar con él porque quiere seguir teniendo sexo, puede que Shizuo se esté burlando de él con sus amigos, puede que Shizuo haya dicho eso porque la rusa estaba presente, puede que Shizuo termine con él, puede que Shizuo sólo esté jugando.

Desde un principio supo que era mala idea: Tener sentimientos hacía una persona en específico era una mala idea. ¿En qué estaba pensando? ¿Tener una relación formal con su peor enemigo? ¿Acaso era un idiota?

— ¡Izaya! — Pero no era el único idiota. — ¡Izaya detente! — no acató, Shizuo tuvo que tomarlo del gorro de su suéter para que dejara de caminar. — Puedo explicarlo.

— ¿Ah sí? Entonces hazlo. — se zafó del agarre.

—... Bueno en realidad no puedo explicarlo, ¡pero entiéndeme!

— ¿Entender qué? — elevó una ceja. — ¿Qué te gustan los perros por sobre de mí?

— ¡No! En serio me gustas pero...

— Pero te gustan más los perros. Mira Shizu-chan, no sé qué fetiches tengas o lo que hagas con tus mascotas, pero ya no quiero ser parte de...

— ¡Hey, yo no le hago nada malo a mis...! ¡Ese no es el caso! Te seré sincero... Me daba un poco de pena admitir que estaba contigo. — eso no ayuda en nada. Izaya rodó los ojos. — Sé que es tonto, pero no es por ti. Es que...

— ¿Es que querías salvar tu orgullo porque habías jurado odiarme toda tu vida y el estar juntos ahora hace que sientas que tus palabras no tienen validez?

—... Sí... — sonrió. — Sabía que lo entenderías.

— Claro que lo entiendo. Entiendo que no seas capaz de quererme lo suficiente como para tragarte toda esa mierda que llamas orgullo. Lo entiendo, bestia estúpida.

— Sé que estuve mal. Izaya te pido mil perdones. — juntó sus manos en forma de súplica. — No quiero que pienses cosas malas de mí, no quiero que te enojes ni te separes por favor. — Izaya miró a Shizuo sin decir nada, luego desvió sus ojos hacía su derecha, chasqueando la lengua.

— ¿Y cómo puedo estar tan seguro de esto? — se cruzó de brazos. — Ni siquiera puedes decirle a tus amigos que estás conmigo, ¿por qué debería confiar en ti? — escupió observándole con enojo.

— Porque... — ¿Por qué...? — P-Porque te amo. — sonrió nervioso, levantó la mirada.

Y aunque no haya reaccionado, Izaya estaba temblando en el fondo.

Había sido la primera vez que uno de los dos se decía "te amo".

Y se quedó quieto sin saber qué hacer. Shizuo se rascó la cabeza, pensando que eso no había sido suficiente.

— Te compensaré, iré con ellos, les diré todo si te hace feliz. — no recibió respuesta, Izaya aún estaba con lo del "te amo". — Te ayudaré en el trabajo, limpiaré el apartamento durante un mes. — aún nada. Echó la cabeza atrás resoplando. — ¿Qué tengo que hacer para que...? — al regresar la mirada, Shizuo notó que el rostro de Izaya, a pesar de seguir serio, tenía un extremo sonrojo, lo que lo hizo sonreír. — ¿Vas a explotar?

— ¡N-No! No te me acerques, estoy enojado.

— ¿Y por qué tiemblas? — dio un paso hacia delante, acercándosele.

— Porque hace frío.

— Ven a mis brazos. — le extendió la mano.

— ¡Estoy enojado! — ¿Una persona cuando está enojada exclama estarlo?

— ¿Y si estás enojado significa que no haremos nada esta noche? — Tocó el punto débil de Izaya. 

— No lo sé... — Iban a hacerlo esta noche, no se habían visto en una semana y la pasada no lo hicieron porque era tarde y ambos tenían que trabajar. Llevaba medio mes de abstinencia y se había acostumbrado a hacerlo por lo menos una vez cada siete días, o dos, o tres...

Sintió las manos de Shizuo rodear su espalda, haciendo así que su cabeza quedara en el pecho del rubio y éste último apoyando el mentón en Izaya

— Lo lamento. — susurró.

Izaya levantó la cabeza, mirándole a los ojos. Se quedaron así un momento, bajo la luz de la luna en la sola calle.

— ¡Bésalo, mierda! — O quizás no tan sola.

Así fue como Erika consiguió lo que quería y todos sus sueños se hicieron realidad.

[FIN DEL FLASHBACK 2]

Asimismo, distintos problemas fueron parte de las mejores memorias de esos dos. Como una pareja común y corriente o como si hubiesen sido amigos desde hace mucho tiempo, Shizuo e Izaya encajaban completamente bien.

Pero como siempre: Hay excepciones.

Había momentos en los que peleaban por cosas sin sentido, como todas las veces en las que Shizuo usaba el shampoo de Izaya, o cuando el pelinegro le hacía bromas pesadas al rubio, como aquella vez en la que colocó tinte negro en el shampoo para que, cuando Shizuo lo usase, su cabello se tiñera (realmente le quedaba bien).

Pero más que nada, había una cosa en particular que los hacía discutir:

Los celos de Izaya.

[FLASHBACK 3]

¡Qué noche!

Compras, cine, cena y parque de diversiones. Eso fue lo que estaba programado para la cita de nuestra pareja favorita desde hace unas semanas. Sería encantador, hermoso, divertido y romántico. Izaya estaba ansioso, pues si bien era un hombre y también le gustaban las cosas de hombres, esto lo emocionaba porque iba con Shizuo, significaba que podían hacer lo que les placiese. Las citas de Shizuo e Izaya son peculiares, siempre termina algo roto, o alguien. Se divertían muy a su manera, aunque lo quieran camuflar con una cita normal. Conocemos a Izaya, está loco. Le gusta molestar gente, y ahora nadie puede meterse con él por tremendo novio que se carga, un solo pelo que le toques y Shizuo te saca volando. Pero, además de eso, le gustaba pasar tiempo con su rubio. Era agradable y lo hacía sentir muy bien, sobre todo porque sabían que después de cada cita, al llegar a casa viene lo mejor.

Lo malo que Shizuo no comparte el mismo significado de "cita" que Izaya.

Pues él también se había emocionado por los planes establecidos, tanto que no sólo invitó a Celty y a Shinra, sino también a esa mujer... Vorona.

Izaya no se hubiese molestado tanto, hubiera comprendido la emoción de Shizuo e incluso, hubiera sido feliz de hacerlo feliz. Shizuo podía invitar a quien quiera, menos a esa.

Y es que Izaya estaba seguro, completamente convencido, nadie lo sacaba de que la rusa amaba con locura a Shizuo. No conforme con eso, Shinra y Celty se quedarían en el apartamento de nuestra pareja a pasar la noche, pues era muy tarde, salieron de la feria en la madrugada, Vorona se fue en su nueva motocicleta y Celty quería dejar descansar a su fiel corcel, por lo que Shizuo sin problemas les ofreció quedarse. Así, la última esperanza para "una buena noche" de Izaya se fue al hoyo.

— Ah~ que día. — suspiró Shinra entrando a la calidez de la casa de sus amigos, recibiendo un asentimiento de parte de su novia, y ambos se echaron sobre el sofá.

— ¿Ya vas a decirme por qué estás enojado? — preguntó un severo Shizuo ignorando completamente a sus amigos mientras dejaba su abrigo en el perchero.

— ¿Enojado yo? No sé a qué te refieres. — Izaya le pasó de largo, sin mirarle ni un segundo.

— No hablaste durante la mitad de la cita.

— ¿Cita? ¿A eso le llamas cita? — lo encaró con los brazos cruzados, Celty y Shinra estaban pasando por un momento incómodo.

— Dime qué ocurre. — exhaló cansino.

— No voy a discutir frente a Celty y Shinra. — le dio la espalda.

— ¡¿Qué importan Celty y Shinra?! —... Heh...

— ¡Deja de hacerme hablar, no quiero decir algo que ya sabes!

— ¡Si lo supiera no estuviese preguntándotelo! — Izaya le clavó sus flameantes ojos con el ceño fruncido.

— ¡¿Por qué le diste tu suéter a esa perra y no a mí?! — Izaya no suele usar el término "perra".

— ¡En primer lugar; no quiero que vuelvas a dirigirte a Vorona de esa forma! ¡Y en segundo; me dijiste que no tenías frío!

— ¡Pero sí lo tenía!

— ¡¿Entonces por qué no me lo dijiste?! — Por un momento su voz se agudizó al decir esas palabras mientras mantenía sus brazos un poco elevados expresando duda. Era frustrante para ambos, pero divertido para la otra pareja.

— ¡Porque se supone que ya lo sabrías!

— ¡¿Cómo es eso posible?! — A este punto, Izaya ya estaba apretando sus labios mientras sus mejillas se inflan.

— De todos modos no tenías que dárselo a ella.

— ¿Y si se lo doy a otra chica está bien? — elevó una ceja.

— Sí. — Muy inflados y con su mirada al piso.

— Estás mal. — caminó a la cocina quitándose la corbata de moño. — ¿Es tan difícil entender que ella y yo no tenemos nada que ver? Sólo es una relación de amigos y compañeros de trabajo, tú necesitas relajar-... —portazo. Izaya se encerró en el cuarto, probablemente a hacer un berrinche. —... te.

Y de esta forma, Shizuo pasó toda la noche hablando de lo complicado que puede llegar a ser Izaya. Celty y Shinra no veían la hora de irse a dormir.

[FIN DEL FLASHBACK 3]

*

No es que Namie esté sintiendo lástima por Izaya, pero de algún modo, se sentía en la obligación de sacarlo de esa pequeña burbuja solitaria que justo ahora lo rodeaba, mientras estaba boca abajo en la cama, con su rostro hundido en la almohada, totalmente recto y abrumado.

— ¿Cuánto tiempo piensas estar así? Por lo menos dame la contraseña de tu tarjeta para que pueda cobrar mi salario después de que mueras ahogado.

— Namie, no quiero enamorarme de Shizuo otra vez, quiero quererme a mí mismo como siempre.

— ¿Por qué no mejor te pones a trabajar? Distráete y ya.

— Namie, Shizuo me besó.

— Aún te queda papeleo por hacer, y además, no has redactado la información para los tipos de Narita.

— Él me besó en los labios. — La castaña rodó los ojos, suspiró sentándose en la cama, al parecer sería consejera hoy. Izaya quitó su rostro de la almohada, quedando con la cabeza de costado. — Él no tenía por qué besarme, se supone que ya no siente nada por mí, ¿por qué lo hizo?

— ¿Quieres dejar las suposiciones a un lado? Es tan obvio que Shizuo te quiere todavía, ¿qué hay de malo en eso?

— ¡¿Qué hay de malo?! ¡Todo es malo! Shizuo y yo acordamos jamás, jamás, jamás, ¡jamás! volver a estar juntos después de que nos fuimos.

— Ajá, ¿Y cómo pasó eso, Izaya? ¿Seguro que no fue algo que tú simplemente asumiste?

— ¡Sabía que no me ayudarías! — Como un adolescente, volvía a hundir su nariz en la almohada, pero esta vez con más fuerza, la mujer inhaló y exhaló con lentitud.

— Bien, ¿quieres un consejo? Te lo daré: Ve con él. ¿Por qué? Pues porque es evidente que te sigue gustando, pero eres tan imbecil que no lo quieres aceptar. ¿Con qué otro pretendiente has estado así? Ninguno, porque no te importan. Shizuo te importa. Shizuo te ama, tú lo amas pero eres testarudo, tonto, estúpido, torpe, orgulloso, ignorante y...

— ¡Ya entendí!

— ¿Entonces? ¿Qué esperas? — Y con esa última pregunta, Namie consideró que no le pagaban lo suficiente para esto, y se fue a hacer sus cosas de secretaria.

Ir con Shizuo... ¿Y luego qué? ¿Qué debería decirle?

Pero sin responderse esa pregunta, Izaya se decidió a ir de todos modos.

*

De todas las veces en las que se preguntó: "¿Es correcto lo que hago?", ésta es la primera en la que se pone a meditar las cosas con detenimiento. Y es que, es cierto, en todas esas veces se respondía que no –y eso de alguna manera lo alentaba más a hacer las cosas –, pero ahora se ponía a repasar todos los cambios que Izaya provocó en él, y que seguramente él no lo hizo con Izaya.

Se ponía a pensar lo decidido que era antes, lo imparable, lo fuerte y hábil... hasta que llegó Izaya.

Lo feliz que le hacía controlar su ira en algunos momentos, mantenerse pacífico a pesar de las circunstancias... hasta que llegó Izaya.

Y si bien Shizuo podía decir que el pelinegro ya no le importaba, sentimental, sexual o amistosamente, ni siquiera tenía ganas de matarlo o lo que sea, las cosas que hacía no decían lo mismo, de hecho, era todo lo contrario. Shizuo anteriormente era –en su mente– el "hombre indomable", el "fortachón sin compromisos", alguien cuya existencia de sentimientos amorosos eran considerablemente dubitativas. Aquel hombre, bestia, ser vivo, cuyos ojos no brillaban por nadie.

Hasta que, una vez más, llegó Izaya.

¿Nunca les ha pasado que sin avisar una persona llegue a remover y reacomodar todos tus sentidos? A Shizuo sí.

¿Y qué aunque trates de evitarlo, tu corazón palpita fuerte al recordar su nombre? A Shizuo sí.

¿Y qué dudas de esos nuevos sentimientos y tiendes a negarlos de la manera más torpe posible? ¡Oh dios que a Shizuo SÍ!

Pues este idiota, digo, Izaya, simplemente tomó su corazón y lo zangoloteó (es decir, cuando se odiaban), luego lo acarició (cuando comenzó su relación) para después estrujarlo con tanta fuerza hasta hacerlo escurrir montones de sangre, que cualquiera que viera el estado en que lo dejó tirado a la deriva, haría una mueca de dolor y lástima, sin atreverse a ayudarlo por el aura negra que emanaba (cuando le engañó).

Shizuo se sintió mal, obvio ¿no? Pero su malestar jugó al revés.

Bueno, vamos a explicarlo bien: Todo comenzó aquel día en el que empezaba a sospechar de la infidelidad del pelinegro, desde que Izaya salía más seguido y no le especificaba donde o con quien estaría. Esas veces en las que el celular sonaba con un timbre especial para un número en específico, también, – y puede que sea una de las más dolorosas – cuando Izaya pasaba horas hablando por teléfono con cierta persona. Esa le dolió en particular porque, en algún momento de su ninfómana relación, ellos comenzaron a hablar y hablar por celular casi todos los días, durante horas. Así fue como comenzaron a enamorarse, y por eso le asustaba ese hecho.

Quiso hablar con Izaya, como todos nosotros querríamos si sintiéramos esa inseguridad en nuestra relación, pero Shizuo se esforzaba tanto en no molestarlo que lo quería dejar pasar. Sin embargo, esas frecuentes visitas a su cliente, ese constante "regresaré tarde", esa falta de atención que Izaya mostraba, y por supuesto, ese día en el que el informante dejó su teléfono en el tocador mientras se estaba bañando, dieron por hecho algo que ya era evidente.

«No debería», pensó Shizuo, «no debería pero en verdad no puedo evitarlo.»

Ahí estaban los mensajes justamente abiertos desde el momento en el que quitó el bloqueo: "Me encantas", "quisiera estarte tocando ahora mismo", "te extraño", "ven a verme" y "te quiero", eran unos de ellos. Izaya ni siquiera le decía esas cosas a él.

Shizuo en ese momento iba a explotar, como la situación lo amerita. No se necesita ser una bestia para llenarte de coraje en esos momentos, pero lo pensó bien: ¿Qué tanto daño le podría causar a Izaya el que Shizuo explotase?

Gracias al cielo las duchas del pelinegro son tan largas como las de una mujer, lo que le dio tiempo para pensar. Izaya ya conoce a Shizuo, sus rabietas, su fuerza, su manera de pelear, etcétera. ¿Qué diferencia sería si hace una escena ahora? No tendría ningún valor, pues Izaya aparentemente ya no lo ama y se sabe defender.

Entonces, ¿Qué haría que Izaya se sintiera mal? ¿Qué cosa lo molestaría? Sencillo: Destruir sus deducciones, hacer algo que realmente no esperaría, algo que lo saque de quicio, que todas sus estadísticas se rompan.

Izaya obviamente pensará que si Shizuo lo descubre, se pondrá como loco. Pero ¿qué pasa si no? Es ahí cuando Shizuo sacó su lado frío y calculador que no sabía que tenía.

Izaya abrió la puerta y vio a su pareja sosteniendo su teléfono, en ese momento el rubio no pudo ver la pequeña sonrisa que se formó en el rostro del otro. Mismo que le arrebató el celular preguntando que sí que hacía.

Es cuando, como dije, Shizuo lo miró con ojos tristes, agachó su cabeza y se disculpó por no poder satisfacerlo emocional o sexualmente. La expresión del pelinegro hizo que el rubio sonriera en sus adentros, sí que había funcionado.

Cuando se fue, pensó dejar todo eso como estaba, tenía que superar a Izaya, pero primero tenía que desahogarse. Al regresar a su apartamento anterior, Shizuo tuvo una pequeña depresión que duró un poco más de un mes y medio. Pudo superarla gracias a todos sus amigos y la gente que lo ama, les sorprendía como alguien tan fuerte podía estar en ese estado.

Izaya había quedado atrás después de unos meses, Shizuo estaba haciendo su vida normal, ya no aceptaba relaciones con nadie, Shinra lo atribuía a miedo, de no poder amar a alguien como lo hizo con el pelinegro y también a que si llegaba a sentir con otra persona lo mismo que con Izaya, algo como "eso" le volviera a ocurrir. Pero nunca le dio una plática de: "tienes que darte otra oportunidad" o "no todo mundo es como Izaya" o "deja atrás el pasado", porque realmente no le importaba mucho la vida amorosa de Shizuo. Él tenía a su Celty... Y ya, es todo lo importante.

En cambio Kadota, Tom y Simon (quienes no tenían una Celty) sí habían hablado con Shizuo sobre eso, pero el rubio sólo les decía que era muy pronto y que no tenía ganas de estar con alguien ahora. Ni siquiera con Vorona, quien fue la más mencionada por esos tres.

Todo resultaba bien para el rubio, hasta que cierto olor se sintió en el aire, una dulce fragancia para su nariz, algo que antes odiaba, luego amaba y ahora... no sabe que sentir. Lo vio a unas cuadras de donde él estaba. Izaya. Después de año y medio volvía a Ikebukuro.

No es algo que debería importarle, pensó en ese momento, hasta dio un par de pasos con intenciones de alejarse del de negro, pero, una vez más, una idea surcó por su mente, dibujando así una amplia sonrisa en sus labios.

Aún podía seguir torturando a Izaya.

Y si el otro no se hubiera mostrado en guardia, viendo de un lado a otro, evidentemente checando que Shizuo no estuviera cerca, no le hubiese dado alas para seguir con ese loco e improvisado plan.

Iba muy bien, desde que lo saludó, hasta ese momento en la calle cuando lo acompañaba a su casa. Siempre tan concentrado en lo que tenía que hacer, hasta que simplemente no pudo evitarlo y lo besó.

Eso no era parte del plan. El plan era confundirlo, sí, pero no besarlo, eso salió por sí solo, y aunque le haya salido bien – pues Shizuo también le dejó algo para pensar a Izaya –, le atormentaba la pregunta: ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué no fue capaz de escuchar cuando su cerebro le decía a gritos "no lo hagas"?

Y ahí estaba ahora, en su cama, acostado, pensativo. Preguntándose una y otra vez si ese beso había significado algo, a pesar de que ya hayan pasado unos días y que no haya visto a Izaya en todo ese tiempo, él no podía dejar de pensar en el pelinegro.

— No puedo estarme enamorando otra vez de esa puta. — Expresó cuando su teléfono timbró y contestó sin mirar el identificador. Entendámoslo. Izaya le fue infiel, para él es una puta pulga traidora que lo sedujo por sexo y cuando se aburrió, fue en busca de otro.

— ¿Hola, Shizuo?

— ¿Shinra?

— Sí, soy Shinra.

— ¿Hablaste con él? — Se levantó un poco, como insistente e interesado en la respuesta.

— Sí, sólo para avisarte que... — Escuchó el suspiro del castaño. — tu plan funcionó, Izaya ha perdido la cabeza.

— Voy para allá. — Y colgó sin esperar respuesta.

Hace poco le había contado todo a Shinra y este se vio divertido ante la situación. ¡Oigan, es Shinra! Ese tipo se divierte con todo excepto cuando se trata de su amada Dullahan.

Salió camino al apartamento del castaño, una vez se cambió, desde luego. Algo en él estaba contento por haber logrado su cometido, pero por otro lado sentía que no podía festejar algo tan bajo, él era un buen hombre y no disfrutaba hacer sufrir a las personas. Pero estamos hablando de Izaya, les recuerdo.

Llegó. Tocó la puerta y fue atendido. Entró al apartamento que ya todos conocemos y se sentó en el sofá un tanto confundido pues Shinra no estaba emocionado contándole todo el chisme como se lo esperaba.

—... ¿Y bien...?

— Funcionó.

— ¿Es todo lo que dirás? — Elevó una ceja mirando el extraño comportamiento de su amigo.

— ¡Hey, Izaya tuvo la confianza para decirme como se sentía! Además, también es mi amigo, y creo que si te lo digo, sería lo mismo a decirle a él todo tu maquiavélico plan. — Punto para Shinra. — Lo que sí quiero hablar contigo Shizuo es que por favor, ya olvida a Izaya.

— ¿Y tú de que estás hablando? — dijo con gracia.

— ¡Mírate Shizuo! ¡Alguien a quien ya no le importa la otra persona no pierde su tiempo intentando llamar su atención! — ¡Dos puntos para Shinra! — ¡Estas siendo obsesivo! ¿Por qué otra razón vendrías a esta hora para que te dé mi reporte de cómo se comportó o que dijo tu ex?

— Dices tonterías. — Cruzó los brazos y piernas. — Lo único que quiero es que esa puta tenga su merecido.

— ¿Puta? ¿Crees que dos años no significaron nada para él?

— Si lo hubiesen hecho, no se hubiera ido con alguien más. — No se crean tanto, ni siquiera Shizuo estaba seguro de sus palabras. Lo que sí era obvio para nosotros y para Shinra, es que después de tantos años, a Shizuo aún le dolía, no, de hecho aún no superaba lo que le hizo Izaya.

Mañana será otro día, deseaba verlo pues consideraba que si se quedaba divagando en sus pensamientos como hasta ahora, no llegaría a nada. Necesitaba verlo para desenmascarar todo lo que comenzó a sentir desde ese beso, y también, hasta podía admitirlo, necesitaba descubrir todos los errores que estaba cometiendo.

*

Shizuo invitó a Izaya a un café para poder hablar, Izaya aceptó gustoso pues veía ésta como la gran oportunidad de preguntarle a Shizuo si aún estaba enamorado de él. Mas Shizuo no planeaba lo mismo.

Ya hemos hablado de los celos de Izaya ¿no? Pues es algo que Shizuo piensa usar. Pensó en utilizar a Vorona para esto, por los efectos que hacía en Izaya cuando Shizuo se le acercaba. Pero prefirió descartar esa idea. No podría fingir con Vorona, la ve como una perfecta hermana menor, alguien cuyo cariño es estrictamente amistoso.

¿Cuántas veces tuvo que explicarle eso a Izaya...?

[FLASHBACK 4]

¿Cómo llegó a esa situación?

¿Cuándo fue que Izaya lo acorraló en una esquina de la habitación con un cuchillo en la mano?

— ¿Vas a decirme dónde y con quién estabas, Shizu-chan? — Esa sonrisa... Tan falsa como su tono de voz. Daba miedo, estaba jugando con el cuchillo en sus manos, mientras sus ojos ardían como el mismísimo infierno.

— Izaya, cálmate por favor, Vorona y yo sólo fuimos a beber. — Tenía sus manos en frente, tratando de tranquilizar a Izaya, estaba en guardia, estaba alarmado.

— Shi~zu~chan~ sabes que no me gustan las mentiras. — Apretó el mango del cuchillo, ¡Dios alguien llame a maltrato animal!

— ¡Es la verdad! S-Si quieres le marcamos para que ella te lo... — No pudo terminar, Izaya le aventó el cuchillo clavándolo en la pared justo al lado de su oreja. Sacó otro de quien sabe dónde.

— Shizuo. — Era momento de correr: Izaya había utilizado su nombre.

[FIN FLASHBACK]

*

Ya estaba dirigiéndose a ese café, por alguna razón no desaprovechaba la oportunidad de verse en las ventanillas de las tiendas, esperando estar todo en orden, como si le preocupara su apariencia en esos momentos.

Llegó al restaurante, sonrió, no iba a negar que estaba emocionado, quería escuchar lo que Shizuo tiene para decirle, mucho más a solas en un lugar tranquilo como éste, que era su café favorito cuando eran pareja. Siempre iban ahí a hablar de cosas triviales, a veces superaban sus diferencias en ese café, una vez lo hicieron en el baño, en fin, era un buen lugar, con bonitos recuerdos.

No ha cambiado nada.

Entró feliz de la vida sonriendo ampliamente.

Pero todo cambió cuando vio a Shizuo sentado en su mesa preferida.

No precisamente solo...

¿Quién era esa mujer?

¿Por qué estaban tan acaramelados?

¿Qué acaso lo había invitado para que lo viera con su nueva novia?

¡Este maldito, lo hizo otra vez!

Trató de calmarse respirando profundo, pero no dio resultado. Al contrario, se enojó demasiado, tanto que ya no llegaba a pensar con claridad, estaba furioso, estaba colérico, estaba... ¿celoso?

Ya ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, simplemente comenzó a dirigirse a ellos, agarró un café helado de la charola de un mesero que iba pasando, le quitó la tapa, llegó y vació todo el contenido sobre Shizuo.

La gente alrededor quedó perpleja, preguntándose el porqué de las acciones del chico de suéter negro.

— ¡¿Qué te pa...?! — gritó la mujer, incapaz de completar su frase pues Izaya le aventó el vaso vacío a la cara.

Se dio la media vuelta, comenzó a caminar a la salida regresando en sí, dándose cuenta la estupidez que había hecho, muriéndose de la vergüenza.

Camina, camina, camina...

— ¡Izaya, espera!

¡Corre, corre, corre!

Orihara salió del restaurante, huyó lo más rápido que pudo. Se cubrió el rostro con sus manos, jamás en su vida se sintió tan tonto. Arrastrando sus pies se dirigió a su apartamento, no estaba feliz, no estaba del todo enojado, ¿celoso? Tampoco. Estaba realmente triste. No la tristeza de la que te hace llorar a mares, sino de aquella que te pide a gritos quedarte en la cama.

Y así fue, otra semana completa.

*

— ¿Necesitas unas pastillas para los cólicos menstruales, señorita? — Burlona, Namie miraba como Izaya pataleaba en su cama, otra vez hundido en la almohada.

— ¡Maldito, maldito, maldito!

— Izaya, ha pasado una semana. — Estaba recargada en la puerta, con los brazos cruzados, divirtiéndose por el berrinche de su jefe.

— ¡¿En verdad?! — dejó sus ojos redondos de la sorpresa, detuvo su berrinche y corrió a su computadora.

— ¿Ahora qué? — preguntó su secretaria siguiéndolo con los ojos.

— No he redactado la información, es para mañana.

— ¿Sabes a quién te pareces ahora? A Seiji cuando hacía sus proyectos a última hora.

— Ew, no te enamores de mí.

— Qué asco. — la mujer se fue a preparar la comida.

— ¿Sabes Namie? Hablando de Shizu-chan creo que no me gusta después de todo.

— ¿Sabes Izaya? No estábamos hablando de Shizuo.

El pelinegro la ignoró y se puso a teclear, la mujer cocinando comenzó a reírse sola, lo que llamó la atención del informante.

— ¿Qué es tan gracioso?

— Que dices que no te gusta la bestia cuando de lo único que hablas es de él, además de que acabas de salir de una depresión por su culpa.

— No estaba en depresión. — frunció el ceño.

— Como digas, pero lo que más me da risa es que no te des cuenta que Shizuo hizo todo esto para darte celos.

— ¿Celos? Ni siquiera soy alguien celoso. Dominante, quizás. — puso sus ojos de vuelta al teclado.

— ¿Dominante? Bueno, si por dominante te refieres a encerrarte en tu cuarto a llorar por una semana, estoy segura de que lo eres.

No estaba llorando...

— De todos modos ¿qué harás? Shizuo no va a dejarte tranquilo y tenemos mucho trabajo en Ikebukuro estos días.

— No había pensado en eso...

— Eso es porque tu ex novio no te deja pensar bien. Ah~ hace mucho no te veía así de enamorado.

Ignoró ese comentario para ponerse a pensar qué haría con la bestia durante ese tiempo. Quizás debería mandar a alguien que recopile la información por él pero, eso no sería en lo absoluto divertido, hace mucho que no juega en Ikebukuro, pero pensar que Shizuo estará ahí, detrás de él, molestándolo, lo hacía suspirar de cansancio. ¿Por qué no podía volver a esa época en la que ambos se odiaban a muerte y quisieran matarse el uno al otro? Probablemente sería mejor que lo siguiera para hacerle daño físico, en lugar de psicológico.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el manotazo que Namie le dio a la mesa, sin mencionar lo cerca que estaba en esos momentos, tanto que Izaya tuvo que hundirse en su silla para no tener el rostro de esa mujer tan pegado al suyo.

— Necesitas darle una cucharada de su propia medicina.

— ¿U-Una...?

— Ya sabes de lo que hablo, hay que llamarle a él...

— No, juré jamás volver a hablarle, desde ese día borré su número y perdí el contacto para siempre, he dicho.

— ¿Piensas dejar que Shizuo te gane la batalla? Qué impropio de ti, jefe. — dejó un poco pensativo al pelinegro.

— ¿Cuál es tu plan?

Y la mujer sonrió ampliamente, al más puro estilo Cheshire.

*

Rondar por las calles sin Izaya era como caminar por el desierto. Un ruidoso, frío y molesto desierto. No había diversión, no había cosas interesantes, sólo él, la calle y las personas. No faltaba aquel que se dedicaba a hacer de su día un fastidio. Lastimosamente su trabajo consistía en lidiar con esas personas.

Pero probablemente hoy pase algo interesante en su día.

Se había levantado con esa corazonada, con esas ganas de vivir, con esa sonrisa, con esa pequeña voz en su cabeza que le decía: "es hora".

Y es que ya venía siendo hora de llamar a Izaya, de poner en práctica la última parte de su plan. De sonreírle, de seducirlo, de... muchas cosas.

Ya venía siendo hora de "pedirle disculpas" por hacerlo enojar y fingir no saber o entender su enojo. Hacer que Izaya se humille diciéndoselo, o bien, hacer que se diera cuenta de cuán injustificadas eran sus acciones. Se sentía vivo, con la adrenalina al cien por ciento, mataba por terminar su trabajo y llamarle al pelinegro.

Mataba por volver a verlo...

Tranquilo, pero feliz, Shizuo caminaba por los bulevares de la ciudad, sonriendo, asustando a sus compañeros de trabajo, no se explicaban los cambios de humor del barman, pero ya preferían no decir nada.

O eso era hasta que vio una imagen que jamás esperó ver en su vida.

Era Izaya, sonriente, caminando tranquilamente, con ese tipo...

«No puede ser posible...»

Ese tipo e Izaya se adentraron en un restaurante familiar, donde a través de los cristales vio claramente cómo se sentaban en una mesa para dos, y a cada rato reían, como si se estuvieran diciendo los mejores chistes, el rubio empezó a caminar para dejar de verlo, pero fue inevitable volver a voltear. Esta vez Izaya se dio cuenta de la presencia de Shizuo, y sólo le envió un saludo con la mano, para después volver a ese chico quien tan entretenido lo tenía, sin darle tiempo a Shizuo de regresar el saludo.

*

No podía creer que volvió a contratar a este tipo para que se hiciera pasar por su novio...

Si antes bien fue para fingir infidelidad, ahora es para dar celos, ¿a qué estaba jugando?

Namie lo hizo muy bien, sedujo a Izaya a este juego del que estaba tratando de escapar, y ahí se encontraba ahora, en medio de éste. Sentado en aquella mesa, aparentando estar divirtiéndose, como el gran actor que es.

— ¿Así que tu ex no te deja en paz? Bueno, yo tampoco lo haría. — y ese era el problema de Izaya, el chico no era nada profesional, sino un pervertido de primera.

— Ahórrate tus comentarios.

— Oye, por lo menos déjame divertirme, soy yo quien está poniendo su vida en riesgo. Pero es curioso, fuiste tú quien dijo que era mejor que jamás volviéramos a trabajar juntos. ¿Qué te hizo cambiar de parecer, Orihara? ¿Acaso... — acarició la mano de Izaya. — te quedaste con las ganas de hacerlo conmigo?

— Lo siento, no eres mi tipo. — apartó su mano. — Pero por ahora, procura hacer ese tipo de cosas sólo cuando Shizu-chan esté mirando.

— Me siento usado, la verdad yo sí me había ilusionado contigo. — ese chico de cabello castaño oscuro ondulado y ojos negros, le hizo un puchero al pelinegro provocando que rodara sus ojos. Era el tipo de persona que se conseguía mujeres con un simple guiño, pero de igual manera era gay. — ¿Qué te parece si me pagas con otra...?

— ¿Qué te parece si te vas acostumbrando a la idea de que no pasará nada entre nosotros? — el chico resopló.

— Debí imaginarme que no podría con alguien que sigue enamorado de su ex...

*

Izaya y el misterioso chico sin nombre se pasearon durante unos días en los lugares que Shizuo suele frecuentar, el teñido trataba de ignorarlos o hacer parecer que no le importaba en nada que Izaya este con alguien, o más específicamente, con él.

Para Izaya no daba resultado, Shizuo no parecía afectado ni nada por el estilo. Ni siquiera cuando le preguntó a Shinra obtuvo una respuesta que le hiciera creer que por lo menos había valido la pena, el castaño sólo le dijo que Shizuo se sentía culpable de besarle sin saber que tenía pareja.

Pero mentía, Shizuo rompió varias cosas y se descargó sus celos en Shinra, el medico ya no reaccionaba ante la exagerada manera de expresarse de su amigo, lo había visto antes en Izaya, lo único que se preguntaba es: ¿Cómo era posible que los dos sean tan iguales?

Eran inmaduros, salvajes, tontos.

Eran celosos, egoístas, sobre todo inexpertos.

Ambos tratando de ganar una inútil batalla, y ninguno sabe para qué.

¿Para qué hacían todo esto?

*

— Te lo dije Namie, Shizuo ni siquiera le afectó el que me viera con ese tipo. — se quejaba Izaya tratando de comer su cena, pero cada vez que la cuchara se acercaba a su boca, volvía a emitir una queja y ésta jamás llegaba a poner la comida dentro.

— Quizás nos equivocamos de "cucharada" — la secretaria estaba confusa. Tanto ella como Izaya tenían la certeza de que Shizuo hacía todo esto a propósito, por lo que normalmente reaccionaría a las muestras de afecto ajenas a su persona por parte de Izaya. — ¿Qué más ha hecho Shizuo?

— Ya sabes, cualquier cosa con tal de hacer que yo me arrepienta de haberle dejado.

—... ¿Y por qué no hacemos que él se arrepienta?

*

Lo juraba, era la última vez que le hacía caso a su secretaria.

Gracias a las cariñosas escenas con el "cliente" se infiltraron fotos en los foros de los dollars, ahora todos se preguntaban si Orihara Izaya tenía una nueva pareja. Eso no le molestaba, hasta que llegaron otras fotos en las que salía con Shizuo. Ahora todos se preguntaban que si había vuelto con la bestia. Izaya quedó como una puta otra vez.

Y eso no terminaba ahí, Izaya prácticamente estaba prostituyéndose ahora, gracias al nuevo y "brillante" plan de Namie. El cual consistía en algo simple: Permitir, ceder y coquetear. Así Shizuo se cansará y lo dejará tranquilo, si es que Izaya logra todo eso.

Quizás Namie tenía razón en algo: Shizuo no llegaría tan lejos. Ha estado siendo así las últimas semanas porque cree que puede hacerlo, bueno, más bien sabe que Izaya reaccionará ante ello y se alejará al instante. Shizuo se siente seguro de que Izaya no permitirá que las cosas vayan a un grado fuerte, por lo que se toma la libertad de ser así de descarado al momento de "despistadamente" insinuársele al pelinegro.

Pero... ¿y si no?

Ya Izaya estaba prácticamente buscando a Shizuo en la ciudad, sabía a la perfección que el rubio aprovechará que se encuentra solo en esos momentos.

*

¿Qué si le dolió ver a Izaya con ese sujeto? ¡Por supuesto que no! ¡Era algo del pasado! ¡Ya no le importa! ¡Izaya puede abrirle las piernas a quien quiera!

¡Obviamente no rompió la televisión de Shinra por eso!

¡Sin mencionar ese auto viejo que se encontró en la calle!

¡No, y tampoco arrancó tantas señales de autos que provocó un par de accidentes!

Shizuo estaba bien, estaba bien, estaba...

¿A quién engaño? ¡Se moría de los celos!

No aguantaba las ganas de ir y robarse a Izaya, de sacarlo de ahí y encerrarlo en un sótano o en cualquier lugar lejos de ese maldito. Quería someterlo, violarlo si es necesario. Quería marcar su territorio, dejarle marcas por todas partes, ¡hacerlo suyo de nuevo!

Y eso iba a hacer.

Pudo verlo sentado en una de las tantas bancas del parque centro de la ciudad, Izaya ni siquiera tuvo que voltear a ver a quien quiera que se haya sentado a su lado. Él lo sabía bien. Shizuo por un momento se sintió nervioso de que sea verdad el que Izaya tiene novio, no quiere problemas de esos ahora. Aunque sería genial ocasionarle problemas al pelinegro con su actual pareja.

«No te rebajes a eso»

— Hey, ¿qué hay? — mal saludo, admitió.

—... ¿qué hay? — preguntó Izaya riendo. Shizuo se desconcertó levemente. ¿Izaya sonriendo? ¿En lugar de hacer esa mueca de desagrado que le es imposible dejar de expresar cada que se acerca a él? Es sinceramente inesperado. — Pues no hay nada, ¿qué hay contigo?

— Tampoco hay nada... — algo andaba mal. Sí, seguro que algo andaba mal con Izaya pero en esos momentos no tenía idea de lo que el informante podría tener entre manos. ¿Habrá hablado con Shinra? — Oye Izaya, quiero...

— ¿Qué hablemos? — adivinó.

«Esta es la parte en la que me rechazas poniendo cualquier excusa que se te venga a la mente...»

— Me alegra que quieras hablar, también necesito hacerlo.

«¿Eh?»

— Pero aquí es un poco inapropiado.

— ¡Lo mismo pienso! — alzó la voz sin querer.

«¿Por qué Izaya está tan cooperativo?»

— Por eso... ¿quieres venir a mi apartamento? — dijo el rubio. Todo le estaba saliendo bien el día de hoy.

— Seguro. Te veo esta noche, a las nueve estaré libre. — demasiado bien..., Shizuo sintió un piquete en el corazón, algo así como un flechazo.

— A-Ah... entonces... te veo luego. — quiso sonreír confiado, pero no le salía, simplemente no podía dejar de verse nervioso y eso le molestaba. Izaya estaba jugando con él de nuevo, eso lo hacía enojar en grande, pero no quería mostrar su enojo, quizás sus nervios funcionen de algo, sin embargo, no es el papel que quisiera tomar en esta situación.

— Hasta entonces, Shizu-chan.

Había algo en la manera en la que dijo su nombre que lo hizo suspirar, una vez se fue claramente.

*

[8:47 pm.]

Shizuo estaba listo, había acondicionado su casa de la manera más discretamente romántica que nadie más ha hecho en su vida. Compró distintos tipos de alcohol, en vino, tequila, cerveza, etcétera. Que si bien no todo será ingerido por Izaya, se aseguró de que sean muy fuertes y rápidos. Por un momento pensó en comprar afrodisiacos, pero Izaya se iba a dar cuenta y eso haría que todo saliera mal y quizás pasara a mayores. Estaba listo, se había puesto una camiseta blanca manga corta de algodón que se adhieren un poco a su cuerpo, Izaya mencionó que le gustaba como se le veían en una ocasión. Un rico perfume de hombre, su cabello ligeramente peinado, sin exagerar ni hacerlo evidente. Se acababa de rasurar y lavar los dientes, justo ahora estaba revisando que todo estuviera en orden.

[9:12 pm.]

Estaba en el sofá mirando su teléfono, platicando con Shinra:

SHINRA: 
¿Aún no llega?

SHIZUO: 
No... Sabía que todo era demasiado bueno para ser verdad. Izaya es siempre puntual, probablemente no vendrá.

SHINRA:
¡Y no lo culpo! ¿En qué pensabas Shizuo? ¿No consideraste la posibilidad de que pudiste haber herido los sentimientos de Izaya?

SHIZUO:
¿Así como él lo hizo con los míos? Ni siquiera me acercaría.

SHINRA:
¡MA-DU-RA! Eso ocurrió hace casi dos años. ¿No puedes simplemente olvidarlo?

SHIZUO: 
Ya llegó...

Habían dado las 9:15 cuando los toques en la puerta de Shizuo se escucharon, éste abrió sin ver por la mirilla. No importaba si era un ladrón o un asaltante, él podía volarlo de un golpe. Pero ese no era el caso, sino un lindo pelinegro quien esperaba con sus manos en la espalda.

Shizuo quedó en ridículo a comparación de Izaya.

Todos esperaríamos al típico informante con su sacó negro, su camisa manga larga, sus vaqueros, y sus zapatos como siempre lo vemos ¿no? ¡Pues no! Izaya llevaba, un saco ligero color negro con mangas hasta los codos, debajo tenía una camisa gris, bastante casual. Un pantalón del mismo color con decorado de cuadrados discretos. Que aunque todo esto sea muy simple, lo hacía ver muy lindo y resaltaba su delgada cintura (comparándolo con el ancho de sus caderas).

—... ¿Puedo pasar? — ¡Shizuo imbécil, concéntrate!

— Ah... claro. — Se apartó del camino del pelinegro, quien pasó a su lado impregnándolo de un olor que Shizuo conocía a la perfección, y no era ese olor natural de Izaya, sino un perfume... Perfume que Shizuo le compró.

— Huele bien, ¿son velas aromáticas?

— Sí, pensé que te gustarían. — Shizuo se había dado una cachetada mental para regresar su confianza, no podía arruinarlo ahora. — ¿Algo de beber?

— Claro. — Se dirigió a la cocina, Izaya sacó su teléfono y le mandó un mensaje a Namie.

IZAYA:
¡Estoy en su casa, estoy en su sala, estoy a solas con él!

NAMIE:
¡Dios, cálmate! No es como si fueran a coger.

IZAYA: 
Dime que hago.

NAMIE:
Usa tus encantos, vamos, ¿Qué le gusta a Shizuo?

IZAYA:
Eh... Las cosas lindas.

NAMIE:
Entonces sé lindo. ¡No es tan difícil, si le gustaste una vez puedes hacerlo de nuevo!

IZAYA: 
¡No quiero gustarle!

NAMIE: 
¡Sé lindo y coopera!

No tuvo tiempo de contestar, Shizuo había llegado con un par de copas grandes llenas de vino, le extendió una al pelinegro y este la tomó en sus manos. El oxigenado se sentó a su lado, sugerentemente cerca y eso no pasó desapercibido, pero tampoco obtuvo una reacción.

— Bien, puedes empezar a hablar. — Le dijo Izaya tomando un sorbo de vino.

— Escucha, sobre el beso...

— ¿El que me diste a mí o el que le estabas dando a aquella mujer?

— ¿Uh? Yo no estaba besándola.

— No puedes mentirme, yo sé lo que vi.

— Estas alucinando, sólo la abrazaba, como amigos.

— ¿Amigos? Claro, siempre tuviste la maña de tratar a tus amigas de una manera "especial" — Esto se salió de contexto.

— Aquí vamos...

— Pero bueno, es tu comportamiento natural por lo que veo.

— Sí, al igual que el tuyo con tus "clientes". — Sí, aquí vamos.

— Mis clientes son meramente respetados como son y les doy lo que se merecen, tus amigas... Bueno, son humanas y las amaré de cualquier manera, por más escurridizas que sean.

— Se ve que les das "lo que se merecen", quisiera que a mí me atendieran con ese trato tan especial. — No es momento Shizuo.

— Lástima, no creo que sea lo que tú te merezcas. — Izaya, eso no es nada lindo.

— ¿Y por qué no? ¿Porque no soy lo suficiente para alguien como tú? — O es que eres demasiado... — veo que tu "cliente" favorito volvió ¿eh?

— Ah sí... él...

— Debiste decirme que tenías novio, no te hubiera besado en los...

— ¡No es mi novio! — gritó. — Él sólo necesitaba información, pero no somos nada, te lo juro.

Alto... ¿por qué estoy jurándoselo?

— Me imagino la clase de información que debes estar dándole.

— Shizu-chan, no vine a hablar de ese pasado. Pero si es algo que tú quieres, entonces me tendré que retirar. — ¡Hasta que te diste cuenta Shizuo, lo estas echando a perder!

— No, no, no, no, no. Al contrario, me disculpo por ésto. — Izaya volvió a beber de su copa. — Yo sólo quería decirte que no sé qué me pasó ese día, simplemente te besé y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde. — En eso no mentía. — Fue algo que se me salió de las manos, realmente no sabía que decirte después, y aún hasta hoy no sé qué es lo que haya significado... ¿Tú que crees?

Sé lindo, sé lindo, sé lindo.

— No lo sé... — Izaya se sentó de rodillas sobre el sillón. — La verdad es que yo tampoco sé que significó para mí.

... Shizuo no esperaba que significara algo para Izaya.

— Yo... He tratado de acercarme a ti desde que te vi, intentando cimentar una relación estrecha... De amigos. Pero, creo que ese beso podría ser un impedimento para ambos. — Ya sabes que hacer Shizuo.

Míralo a los ojos, haz uso de tus ámbares ojos penetrantes, acabalo. Suplícale con la mirada... Así, justo como a...

Iz... Izaya...

Izaya poseía una mirada piadosa, estaba observándolo fijamente con sus grandes ojos rojizos, brillaban, eran su debilidad. Esa mirada le caló en el alma, su corazón se estrujó y tuvo que retener sus ganas de comérselo ahí y ahora. Apretó los dientes con sus labios cerrados, y apartó sus ojos de los del otro antes de que se congelara o se convirtiera en piedra.

— Shizu-chan, ¿Tú aun sientes algo por mí? — Y con eso, las pupilas del rubio se encogieron, sus ojos se abrieron desmedidamente, eso realmente lo tomó por sorpresa y miró a Izaya. Lo vio sentado de rodillas, con su cuerpo ladeado apoyado en el respaldo del sofá, con un muy pequeño sonrojo en sus mejillas, observándolo fijamente, con sus enormes ojos.

— ¿Quieres más? — Cuestionó notando la copa vacía del pelinegro, la tomó sin esperar respuesta y se dirigió a la cocina a servirle más.

«Esto no puede estar pasando, Izaya está poniéndome nervioso de una manera en la que hace mucho tiempo no lo hacía. ¡Dioses, sabe que me encanta que se siente de esa manera! Ojala nunca hubiésemos terminado, así podría tenerlo en la cama justo ahora. ¡No pierdas la cordura! Sigue tu plan, conoces a Izaya... A él le gusta... M-Mi cuerpo.»

[FLASHBACKS]

Izaya era el pasivo de la relación. Eso era claro y le encantaba serlo. No exigía demasiado, sólo sexo cuando se le antojara. Se sabe bien que el punto G* del hombre está en el recto, por lo que el placer que siente Shizuo no se compara al de Izaya. Izaya se podía catalogar como un ninfómano en potencia. Le gustaba hacerlo con Shizuo, sólo con Shizuo, siempre con Shizuo, y muchas, pero muchas veces.

A veces Shizuo tenía miedo de Izaya, porque jamás se cansaba. Había momentos en los que se sentía acosado o en los que no podía más, pero Izaya lo orillaba a cosas del diablo.

Izaya es el pasivo, repito, pero no quita que algunas veces haya tratado de no serlo.

Como aquella vez en la que Shizuo se encontraba en la cocina, estaba inclinado acomodando las cervezas en el refrigerador, Izaya simplemente le llegó de sorpresa por detrás, rozando su entrepierna con el trasero de su novio.

— Shizu-chan, ¿puedo ir arriba esta vez? — fue lo que dijo. El guardaespaldas sólo rodó los ojos y se enderezó.

Izaya sabía que no iba ser el activo nunca estando con Shizuo, pero le funcionaba en algo porque para reafirmar su dominancia, Shizuo se lo cogía. Lo cual era lo que en un principio quería lograr.

Punto para Izaya.

*

Izaya era un pervertido, nadie se lo esperaba de él, pero lo era. Bastaba con que Shizuo se quitará la camisa para empezar a seducirlo, y sí que sabe cómo. Cositas lindas como unas orejas de gato y lo tiene en su cama. De todos modos había días en los que Shizuo se resistía, con excusas de "estoy cansado" o "no estoy de humor".

No importaba, Izaya podía excitarlo dormido.

*

El cuerpo de Shizuo era como el de cualquier otro chico con una buena dieta y gimnasio, sólo que las dietas de Shizuo se basaban en calcio y su gimnasio en mandar cientos de tipos al hospital semanalmente. Funcionaba, era lo importante. Funcionaba porque mantenía contenta a su pareja, demasiado contenta.

Más de lo que desearía.

Shizuo era víctima de nalgadas, seducciones, piropos, chistes de mal gusto, celos extremos, manoseos, posibles violaciones, y más. Como cualquier chica que pasa al lado de unos vulgares albañiles.

No se quejaba.

[FIN DE LOS FLASHBACKS]

Y en ese momento, a Shizuo se le ocurrió otra gran idea.

Sirvió la copa de Izaya, esta vez más cargada, le arrojó un par de licores fuertes a ese sabor uva tan dulce. La probó, casi no se notaba, quizás Izaya pase desapercibido esto pues él no sabe que le ha echado algo más a su copa. Se sirvió sólo vino, y regresó a la sala de estar, donde se suponía Izaya estaría. Sin embargo, al notar el sillón vacío, resopló largo imaginándose que el pelinegro ya había escapado.

Típico en él.

Escuchó un ruido en su habitación, Shizuo sonrió y se dirigió a ella, entonces, encontró al pelinegro sentado en el pequeño sofá color naranja que tenía allí dentro, mirando una foto.

— ¿Husmeando?

— Te ves muy joven aquí. — Era una foto de cuando estaba en la preparatoria, donde salía con su hermano.

— Sí, una buena navidad. — Le entregó la copa a Izaya, este la bebió. — ¿Te acuerdas de nuestra primera navidad juntos? — Izaya rió ante el recuerdo.

— Fue de las mejores navidades en mi vida.

Recordaban esa navidad como si hubiese sido ayer, cuando olvidaron comprarse un regalo y salieron a última hora por él. Cuando Izaya dejó el pavo en el horno mientras iba a buscar y que al regresar, un montón de bomberos estuviesen apagando el incendio de su casa. El día en el que después de buscar por un montón de tiendas vacías, lo único que encontraron fueron unas pantuflas de dinosaurio y un traje de gato en una sex shop.

— ¿Sabes? Aún conservó esas pantuflas.

— Yo las tiré por la ventana un día que... — Por accidente la mano de Izaya chocó con la copa de Shizuo, haciendo que esta cayera encima de la camiseta de este último, manchándola de violeta. — L-Lo siento, creo que me estoy mareando o no lo sé... — ¿Cómo había hecho eso? No estaba tan cerca del rubio de todos modos, su mano no se movió fuerte tampoco.

— No te preocupes. Tengo más de estas. — Shizuo puso la copa en la mesita frente a ellos y comenzó a quitarse la camisa, bajo la mirada de Izaya.

Irremediablemente el pelinegro mordió su labio inferior, Shizuo aún se conservaba en forma. Quitó los ojos de ese abdomen antes de que la sangre se le subiera a la cabeza.

¡Resiste Izaya, resiste!

— Ah... eso es genial... — aclaró su garganta. — Deberías...

— No importa, de todos modos hacía un poco de calor. — ¡no lo mires a los ojos!

— Sí... Creo que tienes razón. Si no te molesta me quitaré esto. — Se refirió a su saco, el cual retiró de su cuerpo paulatinamente. Dejando ver esa camiseta gris que le quedaba un poco caída de los hombros, su cuello estaba tan expuesto. Shizuo se mordió la lengua para evitar decir una tontería.

Shizuo acercó su mano a la de Izaya.

— Sigues teniendo una piel muy suave.

Izaya le sonrió al rubio.

— Y tú sigues siendo muy observador.

¿A quién engañaban? Lo estaban deseando justo ahora.

Esto ya no era parte del juego, ni de un plan. Simplemente se lo buscaron y ahí lo tienen. Ya ni sabían cuando comenzaron a besarse. Si querían, le podían echar la culpa al alcohol y que les crea su madre, porque ni Namie, ni Shinra lo harán.

Shizuo, sin dejar de besar los labios del pelinegro, se lo llevo a la cama y se puso encima de él. Coló sus manos por debajo de su camisa y pronto se deshizo de la prenda. Estaba entre las piernas del menor, lo que le dio chance de poder frotarse entre sí. Izaya paseó sus manos por la espalda de su ex pareja sintiendo como este desabrochaba su pantalón.

— Shizu-chan... — Habló entre besos. — Alt... — Shizuo no lo dejaba hablar, mucho menos cuando logró infiltrar su mano en el pantalón del pelinegro. — Espera. — Izaya lo empujó levemente, Shizuo se detuvo entonces.

«No me digas que vas a dejarme duro.»

— ¿Por qué... estamos haciendo ésto?

— Lo hablamos luego. — Iba a volver a besarlo, pero Izaya no lo dejo. En algún momento uno de los dos tenía que reaccionar, sabíamos que no sería Shizuo.

— ¿No se supone que ya hemos terminado? ¿Qué somos entonces? — Buena pregunta.

— Uh... Somos...

— ¿Esto es... volver? — Oh no.

Ninguno de los dos estaba listo para eso, ambos lo sabían. Decir que si o no era peligroso, ninguno quería un sí o un no por respuesta.

— No lo sé... Tú, ¿Quieres volver?

— No lo sé. — Silencio incómodo.

— Somos ex... Pero... — Se rascó la cabeza. — Estamos ebrios. — ¿En serio Shizuo?

— Ah sí, muy ebrios. — ¿Izaya? ¿Tú también?

— Sí, es más, creo que sigo un poco ebrio.

— Exacto, ambos estamos ebrios aún. — Se besaron. — Yo me siento muy ebrio. — Se volvieron a besar.

— ¿Sabes? Creo que jamás he estado tan ebrio en mi vida. — Y una vez más, juntaron sus labios en forma de beso.

¿En qué idioma "ebrio" significa "excitado"?

*

Era de mañana, Shizuo tenía que ir a trabajar ya. Estaba listo, era temprano, cinco de la mañana para ser exactos. El sol aún no acababa de salir, pero Shizuo tenía que entrar hoy en media hora. Mas Izaya seguía dormido en su cama.

El rubio acomodaba su moño en el espejo de su habitación, por éste mismo, vio ese bulto de sábanas acomodado en su colchón. No pudo evitar sonreír de lado, hoy estaba realmente feliz, se levantó energético, satisfecho. Pero en algún momento todo tiene que volver a su lugar, y eso lo desanimaba.

Justo ahora se sentía como se había imaginado hace unos dos años. Cuando acababa de comprar ese anillo de compromiso. Había ensayado muchas veces el cómo y cuándo decírselo a Izaya. Pues una cena romántica sería muy obvio, un viaje repentino sería predecible, sus acciones nerviosas también llevarían al pelinegro a deducir lo que estaba planeando. Quería que fuera cien por ciento inesperado y original, pero no sabía cómo y es por eso que se había tardado tanto en hacerlo. De igual manera, hoy parecía haber despertado al lado de su esposo, después de una linda noche juntos, trabajar para mantener su hogar y su matrimonio, llegar a casa y que alguien lo esté esperando ahí, sentirse felices de verse, saludarse con un beso en los labios, sonreírse, mirarse, pasar la tarde juntos como un viejo matrimonio totalmente funcional... Ah~ pero que bonito es soñar.

Sólo faltaba una cosa para que eso se sintiera completamente real, y es lo que estaba haciendo justo ahora.

Se acercó al estuche de recuerdos que guardaba en su armario, sacó algo y luego se sentó en la cama al lado del dormido pelinegro. Tomó su suave mano y la besó, para luego, con sumo cuidado, colocarle el anillo en su dedo anular. Otra vez, sin querer besó sus labios. Más bien fue un pequeño roce miedoso, pues si Izaya despertaba, o mejor dicho, si alguien se atrevía a despertar al pelinegro, algo muy malo iba a pasar. Dos años y medio de experiencia.

Notó que ya era realmente tarde, así que más apurado se levantó y se fue al trabajo, olvidando que dejó el anillo en el dedo del pelinegro. Pero eso no importaba en realidad, porque aunque lo hubiese quitado, Izaya sabía lo que había ocurrido. Ignoraba el hecho de que el pelinegro se hacía el dormido hasta que el otro se fuera, para no tener que lidiar una mañana con él.

Estaba total, completa, real, y horriblemente confundido y tocado. Al solo escuchar el sonido de la puerta cerrarse abrió sus ojos y se sentó en la cama, contempló el anillo, su corazón latió con fuerza y por inercia, puso su otra mano en el pecho.

*

Después de darse un baño en la casa de Shizuo, colocarse sus ropas, dejar el anillo en la mesita de noche y gritar como loco para sacar toda su frustración salió de la casa de Shizuo. Llegó a su apartamento jurando no volver a beber (aunque no estaba ebrio anoche). De todos modos no se sentía bien, estaba queriendo vomitar y su cabeza daba vueltas. Se postró en cama todo el día a pensar, Namie ya no dijo nada, solamente le sirvió té y le dio de comer.

Shizuo llegó a casa y todo estaba completamente solo, vio el anillo en el buró y suspiró, lo agarró y lo acarició. Luego se tiró en la cama y tapó su rostro con una almohada, la misma que Izaya había usado.

Izaya estaba hecho ovillo en las sabanas, no podía sacarse al rubio de su mente, algo extraño dolía, no sabe que es pero le dolía demasiado.

Shizuo se comunicó con Shinra, le contó que todo salió mejor de lo que imaginaba, que terminó acostándose con Izaya y, bueno, lo que recibió de su amigo no fue precisamente un "felicidades".

Izaya durmió toda esa tarde y toda la mañana del día siguiente. En algún momento tenía que volver al trabajo, así que se levantó de mala gana y fue a recopilar la información que le pidieron.

Caminó por las calles tomando notas mentales, persiguiendo a una persona en específico. No era más que una chica de instituto, que era acosada por un chico asqueroso. En fin, trabajo, trabajo.

La siguió toda la tarde, ya estaba sintiendo sueño, la niña no hizo más que estar con su novio. Los vio abrazarse, besarse, tomarse de la mano, decirse cursilerías, blablablá. Como lo hacía con Shizuo, pero jamás en público.

Tal parecía que lo había invocado, un mensaje del rubio llego a su teléfono, no sabía si leerlo o ignorarlo. Consideró la idea de evitar a Shizuo para siempre hasta que uno de los dos muera o se mude o lo que sea. No quería verlo.

Lo abrió.

"De: Shizu-chan.

Asunto: None.

¿Cómo está tu cuerpo? Espero no haberte lastimado. Estabas estrecho como la primera v..."

Aventó el teléfono lejos.

Inhaló y exhaló. Caminó, inhalando y exhalando profundo. Frunció levemente el entrecejo. Siguió caminando. Inhaló...

Dio la vuelta, corrió en dirección contraria.

*

Shizuo estaba en su cuarto considerando muchas cosas, le había encantado estar con Izaya de nuevo pero, bueno, digamos que le gustó más de lo que debería. Le había revuelto los sentimientos, había despertado en él sensaciones que había olvidado. Ahora que Izaya se había ido, sentía el mismo vacío que hace años, cuando llegó a su solitario departamento, sabiendo que no volvería a estar con él.

Suspiró largo, sentado en el sofá con sólo un pantalón de pijama puesto. No se sentía bien, no se siente esa satisfacción que Izaya presumía siempre que un plan le salía a la perfección. Ahora, no quería admitirlo, pero tenía ese pequeño sentimiento de arrepentimiento. No era como qué pensará que Izaya no se lo mereciera, pero sí que él no debía hacerlo. Además ¿Quién sabe? Izaya puede estar en estos momentos merodeando como siempre, siendo él mismo, destruyendo la vida de los demás como la pulga sin corazón que es. Entonces, ¿Por qué se sentía tan mal?

Pues porque el ama a esa pulga sin corazón.

Ya no tenía por qué negarlo, lo amaba aún, siempre lo hizo, por eso no podía estar con nadie más. Porque nadie podrá reemplazar sus sentimientos por el pelinegro, así de simple. Lo ama y ya.

El insistente timbre en su puerta le hizo sacudir la cabeza, miró hacía la puerta molesto, ¿Quién se atreve a estas horas y sin avisar?

*

Aún tienes tiempo de arrepentirte Izaya, simplemente no vayas.

Deja de correr, no lograrás nada.

Ya vas a llegar, te queda poco tiempo, ¡Reacciona!

¡No toques la puerta, no toques la puerta!

Te dije que no tocarás...

— ¡¿Quién es?! — Escuchó al molesto Shizuo, pero eso no lo hizo detenerse, siguió tocando hasta que le abrieron la puerta, entonces sí, Shizuo se desconcertó. — ¿I-Izaya?

El mencionado pasó sin ser invitado, empujando a Shizuo para que él lo hiciera también y cerró la puerta tras él.

— N-No esperaba que vinieras... Aunque tampoco puedo decir que no me alegra verte. — Sonrió, se sentía muy feliz de que Izaya haya vuelto. — ¿Izaya? — preguntó al no recibir respuesta.

— ¿Quieres morir? — hizo una mueca, parecida a una sonrisa. — Porque es lo único que conseguirás si continuas con tu estúpido plan.

— ¿M-Mi estúpido plan?

— No te hagas el tonto, Shinra me lo dijo todo.

— ¡Ese maldito!

— ¡Alto, Shinra no me dijo nada! ¡¿Qué le dijiste a Shinra?! — Shizuo se quedó en silencio, sintiéndose descubierto. — ¿Así que todas mis sospechas son verdad? ¿Estabas jugando conmigo?

— Cállate, no te hagas la mierda inocente.

— ¡Lo sabía! ¡Sabía que eras un idiota desde que te conocí!

— ¡Y yo debí ver tu rostro de puta cuando lo hice por primera vez!

— ¡Pues no me importa si crees que soy una puta, por lo menos no estoy estancado en el pasado como cierta bestia ignorante que conozco!

— ¡Pues puedo ser una bestia ignorante, pero al menos no soy un loco que se la pasa por las calles buscando a quien molestar!

— ¡Por lo menos a mí me necesitan!... a veces.

— ¡Por lo menos yo no me acuesto con mis clientes!

— ¡Por lo menos yo no tengo la tendencia de tratar mejor a mis amigas que a mi pareja!

— ¡Por lo menos no soy una máquina de celos!

— ¡Oxigenado!

— ¡Ninfómano!

— ¡Bestia!

— ¡Pulga!

— ¡Obsesivo!

— ¡Infiel!

— ¡¡Yo-no-soy-INFIEL!! — soltó con la respiración agitada. — No soy infiel. — repitió.

— ¡¿Ah?! ¡Vaya, ahora resulta que acostarme con otra persona estando formalmente con alguien no es ser infiel! En ese caso yo hubiera aprovechado mis "montones" de amigas a las que les doy un "mejor" trato, de haber sabido Izaya, mi vida hace dos años hubiese sido mejor. — lo dijo en total sarcasmo.

— ¡Yo no me acosté con é...! — ¡Detente ahí, vas a arruinarlo todo! ¡Se supone que Shizuo no lo tiene que saber!

— ¿...Q-Qué?

Okey Izaya, plan B: haz como si nada, si no lo ves no pasó. Date la vuelta, ¡sal de ahí!

— ¡Ven acá! — y sin piedad, Shizuo le agarró del brazo y lo arrastró a su habitación, no se veía para nada contento.

Lo aventó adentro y cerró con fuerza, casi rompe la puerta, Izaya apretó los ojos al escuchar el estruendo, su corazón latió acelerado, parecía que no iba a salir vivo de ésta.

— Explícame. — su voz salió ronca, firme, amenazante. Izaya comenzó a sudar frío.

— N-No tengo nada que explicarte. — se le cortó la voz, al parecer alguien se hallaba nervioso.

— ¡Ahora! — lo asustó, Izaya tragó grueso viendo como Shizuo se acercaba lentamente. Retrocedió.

— Y-Yo...

— Izaya... — ya estaba demasiado cerca, se comenzaba a desesperar. — ¡habla!

— ¡Quería que terminaras conmigo! — soltó, dejando los ojos de Shizuo redondos de la sorpresa, con el entrecejo levemente ceñido, la boca un poco abierta, y toda su expresión se fue intensificando poco a poco, bajo la mirada del pelinegro.

— ¿De qué estás hablando? — le tomó de ambos brazos, insistente. — ¡¿Por qué?!

— ¡¿"Por qué"?! — ya no tenía caso omitir la verdad. — ¡Pues porque eras demasiado...! — ¿Cuál era la palabra correcta?

— ¿Demasiado qué? ¿Demasiado tonto? ¿Demasiado poco?

— ¡Demasiado perfecto! — no va a negar que le dio vergüenza decirlo.

— ¡Explícate!

— ¡No podía tener una relación normal en la que ambos nos equivoquemos y resolvamos nuestras diferencias juntos! ¡No podía quejarme de nada sin que tú estuvieras tratando de resolver mis propios problemas! ¡No podía respirar tranquilo porque tú estabas ahí para enmendar cosas que no necesitaban enmendación! Estaba tan asustado de cometer errores que me hagan ver como el malvado de la película, ¡¡Y ni siquiera importaba que los cometiera, aunque traté de enojarte jamás lo hacías!! ¡Eras tan estresante, abrumador y perfecto que NO PODÍA RESPIRAR!

Al terminar de decirlo, Izaya quedó con la respiración agitada y los brazos colgando. Shizuo por su parte no cabía en sí, no podía creer lo que estaba escuchando. Se alejó un paso y se dejó caer sentado a la cama, cubriendo su rostro con ambas manos.

— Pero... — trató de hablar, pero es que en verdad no daba crédito a lo que sus oídos habían escuchado. — Y-Yo... siempre estuve esforzándome para ser perfecto para ti. — le miró a los ojos.

— ¿...Qué? — Izaya frunció el entrecejo.

— Quería hacerte feliz para siempre, por lo que no me permitía tener ningún error.

— ¿Parezco feliz Shizuo? ¡¿Parezco feliz?!

— Pero... — echó su cabello hacia atrás con su mano. — no lo entiendo.

— ¡No, yo no lo entiendo! ¡¿Estuviste todo este tiempo fingiendo ser alguien impecable para que yo no me moleste contigo?! ¡Es que eres un idiota! ¡Vas de un lado a otro haciendo las cosas que te placen sin preguntar, tomando decisiones estúpidas por tu cuenta!

— ¡¿Cuál es tu problema?! ¡Por lo menos yo estaba tratando de salvar tu podrido corazón!

— ¡Pues yo y mi podrido corazón nos iremos a la mierda ahora y siempre! — con esas palabras dichas, Izaya salió de la habitación con mucha fuerza, siendo seguido por Shizuo.

— ¡Ni hablar! — le detuvo del brazo, ya casi llegando a la puerta principal. — ¡Tú no te vas de aquí hasta que termines de explicarme!

— ¡Yo he explicado todo, explícame tú a mí!

— ¡Yo sólo quería...!

— ¡Ya basta de eso! "Yo sólo quería hacerte feliz Izaya", "Yo sólo quería que nuestra relación funcione", "Yo quería esto, quería lo otro" ¡Siempre, siempre, SIEMPRE se trata de lo que tú quieres! ¡¿Cuándo ibas a pensar en lo que yo quiero?!

Eso le cayó como un balde de fría realidad a Shizuo: Exacto, ¿alguna vez se preguntó qué era lo que Izaya quería? Te apuesto a que sí, pero ¿se lo preguntó alguna vez a Izaya? Ni en sus sueños. Shizuo era como un animal salvaje, le hacía caso a sus instintos sin importar la razón. Te lo pongo sencillo: no sabes que le gusta a una persona, ¿qué haces? ¿Le preguntas o le compras un trapeador de cumpleaños? Shizuo compraría ese trapeador. Shizuo fue perfecto suponiendo que a Izaya le gustaba que todo estuviera perfecto siempre, quería facilitarle las cosas pero, irónicamente, las estaba complicando aún más. Lo único que quería era que Izaya estuviera en su zona de confort y que sintiera que lo estaba gracias a Shizuo. Ser perfecto fue el mayor defecto que pudo tener entonces. Y se sentía tan tonto por no habérselo planteado alguna vez.

— ¿Y qué es lo que quieres?

Izaya se quedó mudo: más que por no saber si se refería a lo que quiere ahora o a lo que quería hace dos años, se quedó callado porque ni siquiera él lo sabía. ¿Cómo podía ser sincero si no conoce la verdad?, ¿Qué debería responder a esa pregunta?, ¿Qué es lo que quiere?

Por un momento desvió la mirada de Shizuo, suspiró y aún no encontraba respuesta. El rubio simplemente dejó que pensase, no quería exigirle nada a Izaya pues hasta para él la pregunta era repentina.

Shinra por otra parte, decidió despegar su espalda de la puerta principal. Ya no hacía falta que interviniese, aunque no mentiría: tenía muchas ganas de saber cómo seguirá este asunto. Mas no sería difícil deducirlo.

— Quiero a mi antiguo Shizu-chan.

*

[8:21 am]

Ambos chicos se rehusaban a ir a trabajar. Estaban tratando de matar al despertador de Shizuo, o más bien, sólo Izaya. Shizuo tenía el sueño tan pesado que parecía un oso en plena hibernación. Al rendirse y aventarlo por la ventana a Izaya se le quitó el sueño. Ahora tenía hambre y estaba desnudo.

— Shizu-chan... — susurró cariñoso en el oído del ex barman.

— Hmm... — se quejó el otro. Izaya se le acostó encima.

— Shizu-chan, tengo hambre. — apretó los cachetes de su dormido Shizuo.

— Ya voy...

El rubio, medio dormido, se levantó a hacerle desayuno a Izaya. Una vez hecho, ambos hombres adultos se sentaron a comer y a comenzar una charla extraña.

— Soñé que tenías senos. — dijo Shizuo.

— Bueno, yo soñé que teníamos hijos.

— ¿Crees que estemos soñando con el futuro? — Izaya le lanzó una mirada confundida. — ¿Qué? Mucha gente lo hace.

— Bueno... quizás sólo yo... lo esté haciendo. 

No sé ustedes, pero yo a eso le llamo: "volver".

Notas finales:


*Punto G: basicamente es el lugar donde se siente mucho placer :v 

No edite mucho xD (nada) así que espero que todo salga bien.

¡Lamento los fallos y la tardanza, nos vemos algún día! 


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