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Todos fuimos personas por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Esta loca viene a actualizar~

 

 

 

Colonello se había tomado un rato de ocio cuando Tsuna percibió la hora del descanso obligatorio. Seguían al pie de la letra un itinerario establecido y era vital que Tsuna siguiese haciéndolo, sólo así el pequeño que llevaba en su cuerpo crecería en perfecto estado. Cuando el rubio abandonó el cuarto del mártir, miles de preguntas fueron lanzadas para él. Pero no había mucho que explicar. Tsuna era el mártir, el que debía sufrir para que sus lágrimas se derramaran con la fuerza necesaria como para volverse la magia que sería distribuida al mundo mágico. Xanxus era un hijo de puta destinado a obligar a Tsuna a cumplir con su tarea. Los magos, todos eran unos bastardos y que él era el único encargado del cuidado casi total del castaño, puesto que no podía tocarlo a menos que fuera netamente necesario.

El lavado de cerebro que ambos tenían era el mismo, la única diferencia estaba en quienes aplicaron aquel hechizo. En el caso de Colonello, fue un alto cargo de los hechiceros quien lo hizo, el mismo que no conocía nada de la magia blanca, y fue por eso que Tsuna logró ponerle una protección antes del proceso. Pero en el caso de Tsuna, fue el propio Xanxus quien aplicó esa supresión de memorias y manipulación de pensamientos, de esa forma… la duración de aquel efecto de sumisión estaba indefinido. Colonello explicó eso con la monotonía característica de quienes sufrían el mandato de Xanxus, eso dio muestras de que aún le afectaba aquel hechizo y que debían vigilarlo muy bien para evitarse sorpresas, después de todo… podría volverse un traidor nuevamente

Colonello puso las cosas claras con todos los compañeros conscientes que tenían, les miraba de frente y sin dudas. La mayor evidencia de que no tenían a Colonello original era la carencia de sus “kora” tan famosos, por eso Lal se estaba enfureciendo y peleó en algunas ocasiones. Las cosas se pusieron peor cuando despertó Reborn y el rubio se limitaba a que todos supieran las normas que se verían obligados a cumplir. Una disputa que pasaba mientras Tsuna tomaba su siesta de dos horas máximo, eso debido a las costumbres que Xanxus plantó en el castaño. Todos debían ser siervos del castaño, sin siquiera preguntar algo, puesto que esa era la forma en que Xanxus había moldeado a Tsuna y a los allegados a este. Ellos hacían lo que tenían que hacer. Tsuna confiaba en sus protectores mientras también cumplía sus funciones y claro… Reborn se negó.

Pese a las advertencias, a las discusiones, a todo. El azabache enfrentó a Tsuna una vez más y el resultado fue el mismo que el de la vez anterior, con las mismas dificultades y el mismo tiempo de inconsciencia, pero al final… Tsuna era y seguiría siendo, el hechicero bendecido con dotes inigualables. Colonello se había burlado del hitman de patillas muchas veces en ese tiempo, pero a la vez, se postraba ante Tsuna pidiendo misericordia y volviendo al intento de que dejaran la estancia, pues en cualquier momento Xanxus vendría por ellos. Ya habían perdido alrededor de cinco horas. Cinco malditas horas que parecían eternas debida a la ansiedad y Tsuna se negaba a cambiar su rutina. Obligarlo no era opción, puesto que terminarían peor que simplemente noqueados

 

 

—¿por qué no quieres alejarte del sendero?

—¿y por qué lo haría? — Tsuna miraba al hombre arrodillado frente a él — ¿me responde, Fon-san?

—aun no te he dicho mi nombre — sonrió con sutileza mientras acomodaba su trenza en su lado derecho

—¿hace falta que me lo diga?

—no — sonrió divertido mientras admiraba esa mirada chocolate, nula de emociones — usted es el hechicero. Yo su simple siervo

—es hora de seguir — Tsuna cerraba sus ojos lentamente y volvía a abrirlos — el sendero está marcado

—pero no lo seguiremos… iremos por otro lado

—¿por qué insiste?

—¿y por qué no hacerlo Tsunayoshi-sama? — Fon era paciente, podía tratar con el mártir fingiendo ser un siervo fiel — el mártir debe ceder su magia y su vida, a todos por igual

—lo sé… pero a la vez me lo prohibieron

—las ataduras, no las veo — acercaba sus manos a las muñecas de Tsuna y las rozaba con sutileza para demostrar su punto

—pero están allí, Fon-san

—lo entiendo… pero, ¿por qué no romperlas?

—¿y por qué hacerlo?

 

Todos miraban con asco aquella plática, pues esos dos hablaban sin ningún sentido. Reborn se estaba cansando, enfureciendo, llenando de sed de sangre y su aura lo demostraba… últimamente solo eso ocupaba su mente y cuerpo. Fon sonreía como idiota, Tsuna no lo hacía… al menos no, hasta que… emitió una leve risilla que sorprendió a todos y enfureció más, a uno de los hitman. Las palabras parecían ser de dos niños, las miradas directas representaban lo mismo y, aun así, Fon seguía con eso. Era un vaivén, en donde las preguntas se repetían y los leves roces o razonamientos también

 

 

—¿celoso?

—lo voy a… — no sentía celos. Sólo reclamaba lo que era suyo, a la vez que pensaba cómo demonios quitarle ese maldito hechizo que le impedía tener a su sumiso esclavo

—Fon lo logrará… hasta tú lo sabes — Lal chasqueó su lengua mientras de lejos miraba a cierto rubio, que ni siquiera le ponía atención — es mejor adelantarnos. Debemos preparar la ruta de escape

—ya tengo a mi esclavo y tú al tuyo. Es hora de irse — Reborn apretaba los puños mientras vigilaba que ese pacifista no se atreviera a tocar demasiado al castaño

—¿y perderme de ver como Tsuna te noquea con un solo movimiento? Eso Jamás — se reía Lal. Eran raras las pocas veces que encontraba una debilidad en ese azabache, por eso le sacaría provecho

—te cortaré la lengua

—¿has pensado en seguirle el juego? Al menos hasta que lo tengas en tu casa… No sé… puede funcionar — la mujer se acomodaba sus cabellos azulados. Suspiraba al sentirse frustrada y odiaba identificarse con Reborn, después de todo… Colonello solo tenía ojos para ese castaño

—eso jamás — obviamente Reborn no se iba a rebajar a eso, pero por el momento se mantendría sereno… o eso intentaba

—entonces resígnate a ver eso — Lal apuntaba al par de personas que se mantenían hablando, preguntando una y otra vez la misma cosa. Pero por, sobre todo, riéndose levemente cuando Tsuna parecía divertirse con Fon, a pesar de que solo fuesen cinco segundos

—no lo había visto reír desde que me encontró en ese cuarto — susurró Colonello que pasaba junto a ese par — es tan hermoso…

—atrévete a decir eso de nuevo — Reborn vociferó aquello, pero Lal ya apretaba su arma. ¿Cómo osaba a decir eso en frente de ella?

—ustedes no entenderían lo que trato de decir — su expresión despreocupada cambió a una seria — ¿siquiera se han puesto frente a él a mirarlo con paciencia? El mártir es la cosa más bella de este mundo… y, por si fuera poco, me salvó la vida a cambio de martirizar la suya — Colonello se mostraba sereno, agresivo y a la vez melancólico… era tan raro

—¿cómo terminaste de esclavo? — Lal quería saber… después de todo, pensó que Colonello murió, pues la magia que le sobraba era poca. Además, era un adulto al verlo de nuevo y cuando se lo llevaron, el chupete ni siquiera mostraba un número cercano a ochenta

—porque cuando yo estaba a punto de sucumbir, Tsuna aprendió a ceder su magia mediante las lágrimas… Xanxus aprovechó ese momento de vulnerabilidad tanto mía como de Tsuna. Me volvió esclavo y a él — decía apuntando al castaño — lo destrozó en pedazos

—¿a qué te refieres? — Reborn miraba con interés… tal vez saber cómo llegaron a ese punto podría darle una pista de cómo contrarrestar el mandato de Xanxus

—no lo sé bien… no soy hechicero, soy asesino… pero la mirada de Xanxus es como las nuestras… — Colonello apretó los puños mientras hablaba — escuché a Tsuna gritar, llorar, protestar, bufar promesas de muerte… no he visto el proceso completo… lo único que sé, es que Xanxus es el error del cielo

—no te entiendo — Lal vio una pisca de lo que era su esposo, en esos ojos azules… aun había esperanza

—ni yo mismo me entiendo… creo que se me pegó un poco la forma de hablar de esos tipos… ellos suelen expresarse de esa forma — Colonello miraba a la mujer y fruncía el ceño — no más preguntas

—¡decidido entonces! — la estruendosa de Skull llamó la atención de todos — nos iremos al sur — sonreía mientras hacia una reverencia exagerada a la vez que extendía su mano hacia Tsuna — Tsunayoshi-sama… es hora de irnos

—le aseguro que nuestro señor estará orgulloso de su desempeño, Tsunayoshi-sama — Fon hacía algo parecido, sonriendo cuando el castaño se levantó y tomó la mano de Skull — le aseguramos que su camino será grato, sin apuros ni contratiempos

—espero que el lugar esté necesitado, Fon-san, Skull-san — el castaño mantenía serenidad mientras daba su primer paso, dejando que Skull se enderezara y le sirviera de soporte para continuar — caso contrario su magia será usada para salvar a alguien más

—sus palabras me dan miedo Tsunayoshi-sama — Skull enredaba el brazo de Tsuna con el suyo y a paso calmo empezaba a salir de la habitación — pero le aseguro que es verdad

—¿cómo demonios? — Colonello miraba a un sonriente Fon que tomaba algún cesto con frutas y recogía sus cosas — Fon... ¿cómo lo hiciste?

—seguirle el juego, cederle lo que quiere… — sonreía divertido, porque sabía que Reborn quería matarlo por haber sido capaz de manipular a Tsuna sin dificultades — el mártir vive para auto sacrificarse, fue cuestión de mostrarle en donde más puede hacer su labor — rió — vamos… antes de que Xanxus llegue

—se me hace raro que no haya llegado aún — Lal comentaba aquello mientras forzaba a Reborn a retroceder, para que no atacara a Fon o a Tsuna

—no le dije donde sería el siguiente refugio. Ni a él, ni a nadie — reía Colonello — fue algo que me pudo costar la vida, pero confíe en la predicción de Tsunayoshi-sama

 

 

Reborn no se quedó quieto, trató de discutir más veces de las que podía contar con sus dedos. Intentó enfrentar al castaño, pero los otros le impedían aquello y terminaban peleándose como perros y gatos. Eso hasta que Tsuna los callaba a todos con algún hechizo que los mandaba al suelo con un solo movimiento de sus dedos. ¿Cómo alguien tan inseguro de sí mismo, como aquel muchachito que casi muere en la nieve, se había vuelto así? Tal vez porque su conciencia ya no existía, o la mala influencia de Xanxus e inclusive del propio Reborn. Lo que fuera, hizo que el castaño no jugara con amenazas al aire. Tsuna castigaba, trabajaba, pero a la vez también era compasivo. Un rastro de aquella bondad aún existía y según Colonello, eso era lo que Xanxus trataba de eliminar a coste de la propia vida del castaño o de cualquier otro

 

 

—usted es agradable — la falta de expresiones, le daban un toque sarcástico a esa afirmación, pero Tsuna estaba siendo sincero — no entiendo por qué desciende de asesinos, Fon-san

—cuando fui condenado tuve mucho tiempo para pensar — sonrió Fon, quien era uno de los pocos… por pocos se mencionaba a Colonello, Skull y él mismo… en que trataban a Tsuna como lo que era, una casi deidad, o eso se decía — entendí muchas cosas, critiqué otras, traté de enmendar algunas y ahora estoy aquí… a su servicio

—yo soy quien está al servicio de todos — la mirada marrón enfocaba al azabache de larga cabellera, quien simplemente con sus brazos cruzados por sobre su pecho, esperaban a que Skull revisara el siguiente camino a tomar — si tuviera a disposición lo necesario, empezaría por cocinarles algo

—eso no sería tarea de alguien de su nivel, Tsunayoshi-sama

—soy el siervo de la familia, es una tarea normal… una de las tantas con las que cumplo en la montaña de la luz

—¿y las otras?

—las que decida Xanxus-sama

—él te ha hecho muchas cosas horrendas, ¿por qué sigues aceptando sus órdenes?

—¿y por qué no hacerlo?

—porque tienes la suficiente fuerza como para derrocarlo, porque eres más que el resto

—se equivoca — el castaño tomó una de las piedras del suelo y la admiró — valgo menos que esta pequeña roca

—¿quién te ha dicho eso? — a Fon se le hacía increíble todo lo que Tsuna decía. Incluso se contradecía a veces

—Xanxus

—¿Y no reclamas?

—no

—¿por qué?

—no lo sé

—¿quieres intentarlo?

—no

—insisto

—Fon-san… puede decirme, ¿quién está a mi lado? — el castaño miró al frente y Fon no entendió aquello

—pero si soy yo, Tsunayoshi-sama — Skull se acercaba entonces, dejando en el suelo su maleta con algunas bayas que recolectó — no juegue, ¿no me reconoció?

—no es eso — el castaño entonces giró su rostro y entrecerró sus ojos antes de estirar su mano hasta tocar el brazo ajeno — es que no puedo verlos… solo escucharlos

—cómo que… pero no puede ser verdad. Usted dijo que veía los ojos negros de Reborn — se quejó Skull, arrodillándose frente a Tsuna e intentando tocarlo, pero este lo impidió con su mano

—veo lo que el cielo quiere que vea

—¿no me ve a mí? — Fon agitó levemente su mano frente del castaño, pero nada  

—no… tampoco a los demás… en este mismo momento no veo nada más que un sendero brillante que me guiará al siguiente pueblo — Tsuna estiró su mano un poco, pero no era la dirección correcta hacia Fon y simplemente dejó de intentar aquello  

—qué crueldad te han hecho — susurró Skull con el ceño fruncido — ¿qué magia te han puesto encima?

—cálmate — ordenaba Fon y sostenía a Skull para que no tocara a Tsuna — ahora entiendo por qué usa a alguien como guía mientras camina, o por qué lo protegen con tanto empeño

—debemos decirle a los demás — el de cabellos lilas estaba indignado, quería venganza, porque dañar de esa forma a una persona como Tsuna era… ¡era imperdonable!

—no es conveniente. Ya de por sí, todos están furiosos entre ellos — Fon golpeaba levemente los cabellos de Skull en un intento de calmarlo — dejemos que las cosas sigan así… tal vez cuando la tensión se vaya, podamos decirlo

—el uno protege al otro — Tsuna levantó su rostro y emitió une leve sonrisa — me agrada eso

—¿por qué? Por qué dices que te agradan muchas cosas, pero a la vez, tú no aplicas ninguna de las cosas que te gustan — Fon se atrevió a acariciar la mejilla de Tsuna unos segundos, solo en un gesto de amabilidad y compasión

—hay algo que sí puedo hacer — Tsuna estiró su mano y Skull la tomó — ¿pueden acercarse?

—¿qué harás?

 

 

Reborn se había alejado de su campamento provisional un rato, necesitaba despejar su mente y caminar le ayudaba a ello. Tenía tanta ira acumulada que estallaría de un momento a otro y por el momento, no le hacía gracia tener testigos para presenciar el castigo que le daría a su esclavo. Reborn odiaba que el castaño actuara como un niño estúpido, diciendo y haciendo lo que se le ordena sin rechistar. Lal intentó calmarlo y el azabache le echó en cara que Colonello no le hacía el menor caso, y no mentía. El rubio se mantenía alejado de todos, cumpliendo sus tareas con Tsuna como si aún no se le hubiese quitado esa maldición que tenía encima.

Lal estaba enojada por ser ignorada, celosa tal vez, pero era madura y lo toleraba. Por eso, como buena samaritana que era, le dijo a Reborn que dejara de ser una patada en el culo, y que por lo menos tratara de ser amable con el castaño, para que así, quizá, pudiesen recuperar la memoria del chico. ¿Por qué hacían algo así por un simple hechicero? Eran muchas molestias solo por salvar a un individuo. Tal vez lo hacían porque le agarraron cariño a Tsuna o porque si lo mantenían con vida, los demás estúpidos y creídos maguitos vendrían y podrían darse el lujo de sacarles los ojos. Como fuere, tener a Tsuna cerca les beneficiaba de una forma u otra

Ese par de “parejas abandonadas” regresaban cuando limaron asperezas, gritaron y se desahogaron la frustración. Lo hacían a paso calmado y escuchando el viento silbar en esa ruta, la misma que estaba libre y la que atravesarían para llegar a la zona de las lagunas de sirenas. Había rumores de que allí estaban muriendo sirenas por decenas, debido a que no podían salir en busca de ayuda del mártir, como todos los seres terrestres hacían. Los asesinos planearon sus rutas con precisión, de tal forma que sus sitios de destino eran obvios, con motivo de llamar al maldito de Xanxus y partirle la cara.

Colonello apareció en medio camino de retorno hacia el “campamento” designado para descansar un poco en esa mañana que ya aparecía entre los árboles. El rubio, ignorando a los otros dos, caminaba rápidamente mientras en una bolsa llevaba alguna cosa. Alimento seguramente, ni idea de dónde Colonello sacó eso, pero tampoco tenían ganas de preguntar. Lal fue empujada por Reborn, tal vez en una muda ayuda para que, de una vez por todas, enfrentara al rubio o simplemente por molestarla

 

 

—¿no me hablarás Colonello? — Lal entonces aprovechó el hecho, ¿qué más daba?

—porque es innecesario

—¡deja de joder! SOY TU ESPOSA, MALDITO BASTARDO — claro, su paciencia se fue al carajo

—desconozco el significado de esa palabra — serenidad, falta de reacción ante el insulto

—no me vengas con estúpidas bromas, Colonello… nos casamos hace como diez años, aun con la maldita forma pequeñita que teníamos

—pues si no lo recuerdo, debe ser mentira — el rubio no miró mucho tiempo a la mujer antes de seguir con su camino

—no te salvarás de esta, ¡maldita sea! ¡¿Cómo que no recuerdas?!

—compruébalo. Comprueba que eres mi esposa y te creeré… caso contrario, deje que yo haga mi trabajo con el mártir, Lal-san — esa mirada azulada era molesta y calculadora… Lal no admitiría que le dolió ver y escuchar aquello

 

 

Lal por un momento se quedó muda ante esas palabras frías y esa falta de cariño en esos ojos azules. Ella siempre gritó a los cuatro vientos que odiaba que esa mirada fuera tan cursi, y ahora daría lo que fuera por volver a verla. Estaba pidiendo cariño, el cariño que su pocos en su casta podían ser capaces de dar. No se quedó quieta y siguió a Colonello. Ella intentaba que su esposito le diese una buena maldita razón como para olvidarla y al mismo tiempo, pensaba en cómo diablos le iba hacer recordar que estaban casados. Como fuera… tal vez ahora entendía el accionar de Reborn. Desesperación… eso la movía

Colonello ignoró a su perseguidora mientras apresuraba el paso, pues era hora de que el castaño consumiera la fruta correspondiente. El rubio escuchaba los reclamos, sentía los tirones de su ropa, pero no se detuvo siquiera a mirar. Trepó algunos árboles para conseguir la comida de su señor y hasta espantó a unas hadas medias extrañas para lograr su cometido, pero allí estaba. La fruta bien cuidada en su maleta… la misma que le arranchó de manos de esa mujer de cabellera azulada, la misma que seguía insistiéndole en no sé qué cosas

 

 

—Tsunayoshi-sama… es hora — el rubio llegó al campamento, sin importarle a las dos personas que le seguían

—espera — Tsuna se hallaba tocando las mejillas de dos personas, quienes, arrodilladas frente a él, se mantenían con curiosidad, pues llevaban algunos minutos en esa actividad — ya entiendo

—no se sobre esfuerce Tsunayoshi-sama — como si Colonello supiera lo que pasaba, ignoraba el ritual y se concentraba en sacar su botín y colocarlo en un recipiente que por allí había robado de la anterior estancia. Lal y Reborn llegaban después, furiosos al ver la escena que se daba, pues Tsuna tocaba las mejillas de Fon y Skull — ni una palabra — amenazaba Colonello, apuntando con un arma a los recién llegados — pueda que recuerde que son mis compañeros en la maldición, pero eso no me obliga a ser considerado con ustedes

—qué carácter — ironizó Reborn

—Colonello, te haré recordar a golpes quien es la persona a la que le debes todo ese respeto y obediencia — amenazaba Lal

—necesito silencio — Tsuna hablaba con una voz suave, casi como un canto de ave —ustedes dos — susurraba Tsuna soltando los rostros de los mencionados y alejándose levemente — ¿cómo aguantar ese dolor?

—¿de qué hablas? — pero Lal fue callada por el arma de Colonello que la apuntaba, otra del mismo tipo apuntaba a Reborn y el rubio los miraba desafiante — ya entendí… el mártir no puede ser interrumpido — se quejaba la única mujer en el lugar

—cuánto dolor — susurraba Tsuna mientras llevaba sus manos hasta la altura de su quijada, arqueándolas levemente, formando con ellas una especie de recipiente y empezó

 

 

Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos cerrados de Tsuna. Una a una, un poco de aquella hermosa muestra de colores brillantes, que asemejaban a un lindo arcoíris, se iban reuniendo. Parecía una linda escena ya vista muchas veces, pero a la vez era diferente a todas las veces que, hasta ese punto, Tsuna lloraba. Eso se debía a que, en vez de ser gotas las que caían… era un fino camino de agua que no se detenía. Se asemejaba a dos ríos con afluentes calmadas que nacían en los ojos de Tsuna, resbalaban por sus pómulos, dejaban un rastro en las mejillas y se acumulaban en su quijada, para poder caer con gracia sobre las manos que formaban un cuenco fino para recolectar líquido vital. Esas lágrimas brotaban sin límite y sin que el dueño mostrara dolor en su expresión facial, sólo se detuvieron hasta que ambas manos acunaban suficiente liquido en ellas. Esos ojos se abrieron entonces y… de lejos… un azabache de patillas tenía sus puños apretados, porque esas lágrimas solo debía verlas él

 

 

—¿por qué haces eso? — Skull con curiosidad veía el hecho. Cuando Tsuna paró, ladeó su cabeza un poquito — Tsuna… es decir, Tsunayoshi-sama

—sus cuerpos están limitados, su magia se les va y se les ha estado privando de la gracia de ser sanados — Tsuna entonces estiraba sus brazos hacia los dos sirvientes que tenía — les duele, pero no dicen nada

—¿les faltaba magia? — Lal les recrimina con la mirada, pero ellos solo sonreían en respuesta

—detalles, solo eran detalles — añadió Fon. Era así que confirmaba su dolencia

—abre tu boca Skull y también hazlo tú, Fon — Tsuna separaba sus manos. En cada una, un poquito de sus lágrimas destellaban. Los mencionados hicieron caso sin rechistar, después de todo… estaban débiles y así no podrían ayudar a ese castaño, al cual… debían recompensar por la decena de buenas comidas que les cedió — con esto… su cuerpo estará bien

—¡no lo toques! — ya no lo soportó. Reborn dijo eso, pero al parecer, nadie lo escuchó, y eso le fastidiaba más

—silencio Reborn… ¿acaso no entiendes que el mártir trabaja? — Colonello se veía tranquilo mientras esperaba alguna señal de la finalización de la ceremonia, y, aun así, mantenía sus armas listas para detener a esos dos

—mi magia en forma de líquido — decía Tsuna cuando los labios de Fon y de Skull tocaron la punta de sus dedos. Él levantaba las muñecas, para que así el agua descendiera con delicadeza hasta esas bocas — su magia volverá instantáneamente — no se derramó ni una sola gota en el proceso

—¡Oh diablos! — Skull fue el primero en terminar de beber y sostenerse la garganta — qué loco es esto — respiró hondo cuando aquel líquido pasó de su garganta y empezó a sentir punzar su cuerpo

—así que no discriminas a quien salvas de una muerte temprana — Fon solo esperó con paciencia a que la magia se devolviera a su ser, soportando el dolor que eso le causó. Estaba agradecido, y solo por eso tomó la mano que lo “alimentó” y la besó con delicadeza — gracias, mi señor

—ustedes son los que mantienen el equilibrio — susurró el castaño, apartando sus manos y posándolas en su pecho — ¿cómo no salvarlos mientras me es… permitido… hacerlo?

—¡Tsuna! — Skull vio aquel cuerpo desmoronarse y lo agarró de la muñeca, pero una mano lo apartó de inmediato

 

 

Reborn se había zafado de su custodio. Sin importarle el riesgo, pateó la mano de Colonello y lo apartó para así poder acercarse a Tsuna mientras ese hablaba. Esas lágrimas solo él tenía derecho a consumirlas. A Reborn le importaba un carajo si eran la magia pura en forma de líquido, era suya, así como todo en ese estúpido castaño. Iba a agarrarlo, a llevárselo, pero el otro cayó… el cuerpo frágil podría hacerse mierda en el suelo… pero como si su propio cuerpo le mandara al carajo, se movió con rapidez, tomándolo antes de que cayera irremediablemente y apartó a cualquiera que intentara tocar a SU castaño. No dijo nada, no explicó nada. En sus brazos cargó a Tsuna vestido de blanco, y como si fuera su esposa, se lo llevó a paso lento y lejos de los demás

Nadie protestó ante aquel acto, aunque a Colonello tuvieron que detenerlo y hacerle entender que Reborn solo ayudaba a Tsuna. Se alejaron prudencialmente, porque entendieron la indirecta del hitman de patillas. “Mío” era típico de Reborn y aun así era lo más cercano al cariño y amabilidad que presenciarían por parte del hitman. Colonello se levantó, recogió todo con rapidez, los otros ayudaron y en seguida siguieron al de patillas, quien llevaba en brazos a un cuerpo frágil. Tsuna, por instinto, acunaba su vientre con una de sus manos y brazo correspondiente. Tenían el camino trazado, debían seguir… todo lo demás podía esperar

 

 

Más fuerte…

 

 

Las tropas se habían movilizado de inmediato, pues deberían encontrar al mártir con rapidez, porque la furia de Xanxus no se contendría hasta que el castaño volviera. Dos magos de rango menor ya habían sucumbido, volviéndose nada más que dos cuerpos luminosos que desaparecieron poco a poco, mientras se volvían brillante arena que se esparcía con la brisa. A eso se sumaba el llanto de una madre, que desesperada. no podía dejar de pensar en su niño, su único hijo. Un padre y un abuelo se limitaban a ayudar en la búsqueda, no podían hacer más que eso, porque eran la rama segundaria ahora.

Xanxus, en su trono, miraba sus manos, las mismas que empezaban a oscurecerse levemente, las cicatrices en su piel empezaban a aparecer también. Sabía lo que significaba eso y poco le importaba. Él cumpliría su misión total, cuando el mártir fuera explotado en nombre de la magia existente. Cuando el mártir cediera toda su vida, el también cedería la suya, era la ley y Xanxus estaba consiente… pero… dejar un trabajo a medias no era su estilo y por eso ahora tomaba una copa, una botella y las estampaba contra la pared con fuerza.

Los dos soldados que le dieron la mala noticia fueron asesinados por su propia mano. Nadie podía simplemente venir a decirle a Xanxus que todo su maldito esfuerzo se fue a la mierda, por causa de cuatro asesinos retirados y destinados a una muerte patética, porque no eran merecedores de obtener magia blanca por parte de Tsuna. El líder de los hechiceros le prohibió al castaño ayudar a quien no fuera descrito… era su único alivio y como Tsunayoshi no desobedecía sus órdenes, estaba tranquilo

 

 

—ya hallaron el rastro — Ricardo, su padre, aparecía entre la bruma

—pues manda a todas las basuras que encuentres… quiero a Tsuna aquí en el menor tiempo posible — Xanxus fruncía su ceño, apretaba sus dientes y despedía ira por cada uno de sus poros

—¿no sería dejarlos morir en vano?

—¿y crees que no lo sé? — sonrió divertido

—eres malvado, hijo mío

—al igual que tú — sonrió mientras chasqueaba la lengua — Tsuna sufre, aunque no lo diga. Ver a su gente caer una por una, debido a los propios hitman que intentan ayudarlo, lo irá destruyendo poco a poco

—¿y tú? — Ricardo miraba a su hijo, se le estrujaba el corazón, pero no lo demostraba

—yo me iré extinguiendo poco a poco — dijo sin expresión alguna, mientras miraba a su progenitor — no pienso desperdiciar los meses que me quedan de vida. No iré a ofrecerme de víctima sin motivo

—¿y si los subordinados no cumplen el trabajo en el plazo establecido?

—solo ahí iré a ver a Tsunayoshi — sonrió con prepotencia — lo torturaré y ya está

—eres demasiado simple, Xanxus

—mi trabajo es simple — bostezó con cansancio — martirizar al mártir… destrozarlo, volverlo un saco de dolor. Sólo así puedo volver su magia una totalidad pureza… así que el resto no me importa

—¿no reniegas de tu labor?

—PUTO CIELO — decía mirando al techo — esto querías, ¿no? — cerraba sus ojos mientras soltaba su rabia — Que me muera mientras destrozo a mi primo, a mi propia sangre — bufó y miró a su padre — ¿con eso basta? ¿Satisfecho, padre?

—no seas sarcástico conmigo

—poco me interesa tu mierda

—lo disfrutas — sonrió Ricardo, lo hacía de forma sutil

—en gran medida… es divertido… es mi destino — correspondía con una sonrisa ancha, mostrando sus blancos dientes — ¿qué más hacer? sino disfrutarlo

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

¿teorías locas? Pues no sé… sólo espero que sigan disfrutando de esta pequeña locura, que ya mismo llega a su punto máximo de drama

Me gusta cómo va y aprovecho este tiempito libre que tengo para actualizar~

Nos veremos~

Besitos~

L@s ama: Krat


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