Un dulce amargo
.
Especial de Año Nuevo
.
ACTUALIZACIONES LOS MIÉRCOLES
.
Las historias siempre tienen dos versiones
.
Viktor inhaló y exhaló. Tranquilo. Despacio.
Las náuseas no se iban.
–Vo piszdu*…–Murmuró, y casi tuvo el impulso de reírse. Mala idea. Las arcadas regresaron y el no pudo más que toser sobre el retrete y tratar de calmarse.
Estaba encerrado en el baño del Ice Castle. El celo de Yuri les había sorprendido y él, como Alfa enlazado, sentía natural disgusto por el aroma a excitación de otros omegas que no fueran el suyo. Su reacción fue mucho más fuerte por ser el primer celo del menor, así que en cierta parte agradecía tener pareja porque de lo contrario quién sabe qué pudo llegarle a hacerle al que ahora veía como un pichón a su cuidado.
Sacó su teléfono, tratando de distraerse del mareo, y un mensaje de Minako apareció en su bandeja de entrada. Sólo contenía un link a una página de noticias de la farándula, así que sin pensarlo mucho lo abrió.
«Los secretos de los patinadores… ¡¿Serán revelados?!: Hemos decidido esperarlos fuera de su pista de patinaje para hacerles algunas preguntas, ¡El público necesita respuestas…!»
«El público no debería ser tan entrometido», no pudo evitar pensar y el enojo empeoró los síntomas. Su almuerzo se perdería de seguir así.
Probó una nueva táctica: recordar sus momentos con Yuuri al momento de marcarlo.
La primera memoria que fluyó a su mente fue ya estando ambos en la cama, sin nada más que el bóxer y Yuuri sobre sus caderas, meciéndose lentamente.
–Húmedo…–Ronroneó el japonés mientras pasaba una mano por su ropa interior, sintiendo su propia erección. A Viktor la vista se le antojó increíblemente sexi.
–En serio, Yuuri…si de verdad no estás preparado podemos dejarlo…mmm…–Eso dijo, pero no podía evitar excitarse cuando su omega destinado estaba en celo pidiéndole ciertas cosas. No se decidía aun si era correcto o no tener sexo con él en ese momento, se sentiría culpable después si lo tomaba mientras se encontraba borracho y en celo, pero era un hombre débil en cuanto a placer se refiere. Un par caricias más y pondría el mundo a sus pies.
–Pero la estamos pasando bien –Una sonrisa ladina y seductora de parte de Yuuri y los anteojos volaron a un lugar desconocido.
No tenía muy claro qué pasó después de eso, todo era una maraña de besos ligeros, chupetones y ropa volando. Su consciencia regresó en una escena diferente: Él estaba dentro del pelinegro, penetrándolo suavemente y asegurándose de mimarlo con dulzura. Era su primera vez, necesitaba amor y no desenfreno.
–…Yuuri…Yuuri…voy a terminar–Jadeó en el oído del menor después de besar con ahínco sus mejillas –Tengo que salir…
Sí, porque podía haberse aprovechado un poco de la situación, pero no era un bastardo que dejaba embarazado o marcado a alguien con su voluntad. Sin embargo, Las manos del japonés arañaron su espalda con más fuerza, impidiéndole alejarse.
–Ah…no…no puedes…–Rogó, en medio del placer– Adentro… márcame… ¿Sí?~
–Claro que puedo…Mmm…–Afirmó con felicidad extrema y un evidente sonrojo por la proposición de su omega. Se sintió empujado por éste hacia él, queriendo juntar aún más sus cuerpos, y aceptó el contacto, permitiéndose ambos llegar al clímax.
El japonés arqueó su espalda, gimiendo ante el dolor del nudo, soltando unas lágrimas pero al mismo tiempo sonriendo tanto como su nueva pareja. Permanecieron unidos de esa forma varios minutos hasta que el alfa se desinflamó lo suficiente como para salir de él con delicadeza.
–No me dejes, ¿De acuerdo? –Pidió, sintiendo que el sueño lo vencía y no queriendo que el otro no se encontrara a su lado al despertar. El ruso lo miró con ternura.
–No te preocupes, voy a estar aquí para ti…después de todo eres mi pareja destinada –Viktor bajó a morder con fuerza el lugar en donde la marca era puesta, cerca del hombro, y permitió que la sensación estremecedora pero cálida de estar completo por primera vez los embargara a ambos.
…
En el presente, el hombre alfa suspiró enamorado de esos hermosos recuerdos y, al mismo tiempo, se preguntaba cuánto de la situación recordaba su cerdito. Después de todo, tras rescatarlo de su desmayo a mitad de la calle, fue el japonés que entre tretas y juegos terminó llevándolo a la cama.
Trató de resistirse, en verdad. O quizá los primeros minutos, luego se dejó llevar.
Y los síntomas, ahora que estaba de tan buen humor, desaparecieron casi por completo. Podía regresar ahora al lado de los omegas, pero no estaba seguro aún de si las náuseas volverían, así que decidió sentarse en el retrete algunos minutos y descansar un rato. Ser Viktor Nikiforov era realmente agotador.
…
Notas de la A:
*[vo piszdu]: Al diablo — como « k4; l7;l0;k9;k6;m1; », pero menos fuerte por el desplazamiento de la entonación sobre la preposición « k4;l6; ». Empleado en un sentido humorístico, más bien entre amigos.]: