Un dulce amargo
.
Capítulo # 13 (Parte 1)
.
Nadie es luz de sí mismo: ni el sol.
.
ACTUALIZACIONES LOS SÁBADOS
.
– ¿Hola, Yakov? Habla Viktor –Comenzó saludando en ruso impacientemente tan pronto como contestaron el celular.
– ¿Vitya? Qué sorpresa, ¿Reconsideraste el volver a patinar? –Inquirió sin aparente emoción. Por los ruidos de fondo el joven podía decir que había interrumpido su hora de entrenamiento con otros en la pista de hielo.
–No, es solo… –Se interrumpió a sí mismo, inseguro, y continuó– A estas alturas ya debes saber que Yuri está con mi pareja y conmigo en Japón, ¿Cierto?
–Algo así me ha dicho, ¿Por qué?
–Bueno… tenemos un problema…
El silencio les cayó a ambos como un balde de agua fría.
–Viktor, sé sincero y no adornes con flores la verdad, ¿Qué le pasó a Yuri?
–Tuvo… bueno, ya sabes que es un omega y cosas como estás no se pueden controlar. Yuuri hizo todo lo que pudo para apoyar y yo también.
–Basta ya, Vitya, dímelo claramente –Gruñó, enfadado tanto como preocupado – ¿Qué pasó?
–Su primer celo –Suspiró desalentadoramente.
– ¿Y eso debería ser un problema por qué razón?
–Se descontroló –Dijo, abatido –Nos acorralaron unos periodistas en la pista de hielo y no pudimos conseguir Suplementos, así que está muy, muy mal. Cuando llegamos al hospital tenía deshidratación severa, presión baja y le costaba respirar. Lo atendieron, pero necesitaban el permiso de su tutor para aplicarle Supresores y nosotros no sabíamos quiénes eran sus familiares. No se me ocurrió llamarte hasta ahora… Lo siento, ¿Puedes hacer que sus padres vengan a Japón?
–Estaremos allí pronto, espero la dirección –Respondió de inmediato, totalmente serio.
–Te la mandaré por correo, no te preocupes… Si hay novedades te llamaré de nuevo.
No se despidieron, el hombre mayor simplemente cortó bruscamente. Y Viktor lo entendía, él había sentido esa misma impotencia y debilidad las primeras horas en que no supo nada de su pareja y el adolescente.
Por lo menos él tenía mucha suerte; a Yuuri le darían el alta al día siguiente, y eso lo ponía contento. Sin embargo, no podía hacer mucho quedándose en el hospital. Mary llegó al poco tiempo a cubrirlo mientras él se iba a descansar adecuadamente al menos por un día. Podía ser un alfa preocupado y sobreprotector, pero no podía seguir descuidando su salud de esa manera tan imprudente.
Se marchó con la promesa de regresar sólo unas horas después.
Pasó la puerta de recepción a la sala de espera interna del hospital casi corriendo, con miedo de que alguien le descubriera, cosa que era muy fácil de hacer, es decir, era un extranjero usando gafas oscuras y un gorro rojo que le cubría todo el cabello excepto una parte de su flequillo.
No sabía disfrazarse.
Se detuvo de improvisto en el pasillo.
Allí, sentado junto a Mary, estaba su omega vestido con un pantalón para yoga y una camisa que le quedaba bastante grande. No supo qué pasó durante el minuto siguiente, para cuando regresó en sí se encontró arrodillado frente al pelinegro, apretándolo en un abrazo mientras sollozaba en su regazo. Para él fue una gran sorpresa verlo allí, con buena cara, tan hermoso como siempre y como si nunca hubiera estado internado.
–Viktor, ¿Estás bien? –Preguntó Yuuri, preocupado.
– No –Dijo, separándose para secarse las lágrimas– Estoy demasiado feliz, Yuuri, ¿Qué debería hacer?
Ambos se rieron soñadoramente ignorando a la mujer beta sentada a su lado, quien rodaba los ojos con cansancio. Apenas unos minutos atrás que su hermano había salido de alta y su pareja ya estaba poniéndose meloso con él.
–Vamos a esperar a Yurio –Comentó Mary minutos más tarde, viendo a los jóvenes más calmados.
–Eso pensé –Dijo Viktor –No nos han dicho más que el que haya pasado a Observación y que sigue dormido…
–Sí, me preocupa y… ¿Qué es ese ruido? –La mujer pregunta y todos agudizan el oído.
Un ligero y rápido taconeo hace eco en los pasillos del hospital junto a dos pares de pasos pesados. Personas que se acercan.
Viktor se pone de pie para recibir al grupo, serio, y los saluda en ruso tan pronto estos se asoman por la esquina; Una mujer de baja estatura, menuda y muy rubia, seguida de dos hombres mayores con caras molestas.
–Bienvenidos, Yakov y… señorita y señor –Comienza inseguro.
– ¿Dónde está mi gato? –La mujer, en tono enfurruñado y mal inglés, pregunta. El alfa augura que tratar con esa madre enojada no va a ser fácil.
…