Un dulce amargo
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Capítulo # 17
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Como si fuera una canción de Bo Burnham
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ACTUALIZACIONES LOS SÁBADOS
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Minami se dejó caer en su cama con una pesadez inhumana. Estaba tan cansado y que el dolor le impedía sentir las piernas y otras partes de su cuerpo. Pero, claro, él había insistido en seguir practicando caída tras caída, hora tras hora, día tras día.
Bueno, eso hasta que su entrenadora, generalmente dulce, se había puesto histérica cuando se hizo una mínima, pero profunda y sangrante, herida al cortarse con un poco de hielo astillado de la pista y lo mandó a reposar dos días enteros.
Dos días enteros en los que Yuuri y Yurio estaban practicando, perfeccionando sus programas, preparándose y él…
Él estaba confinado a su cuarto con su teléfono, la televisión y su mascota, un pez, como única compañía. No es que el pez hablara mucho, así que estaba un poco aburrido.
Tampoco sabía cuánto tiempo había pasado desde que dejó la mente en blanco para evitar torturarse con pensamientos pesimistas sobre lo mal que iban sus prácticas, pero seguro que ya pasaba de la hora de la cena. Sus padres, como siempre, trabajaban hasta tarde y no los veía mucho, si quería comer tendría que cocinar por su cuenta, pero ahora no tenía ganas de nada, mucho menos de fingir que el dolor no le molestaba para nada y ponerse a hacer una elaborada comida.
Removiéndose un poco aún acostado, y como pudo, se sacó los jeans que usaba con cautela para revelar sus piernas llenas morados y cortadas como la que había notado su entrenadora. En realidad todo él era un mapa de magulladuras, sobre todo sus pies que había, casi literalmente, asesinado con esa cantidad de esfuerzo los últimos días.
Oh, pero se sentía orgulloso de ver todas esas heridas. Porque sí, podrían retorcerse cuanto quisiera del dolor, pero su Axel triple ahora era casi perfecto, y su cuádruple salchow había alcanzado niveles insospechados que ni siquiera había soñado con poder alcanzar. Tenía armas para luchar, sólo tenía que usarlas, y cualquiera que lo viera de menos por ser un beta iba a arrepentirse.
–Seré un gran sol negro… –Murmuró como un mantra* antes de darse por vencido en ponerse una pijama y cerró los ojos. No importaba. Necesitaba el descanso con urgencia.
…
Beth se quedó ahí, estática, en claro shock.
Estaba cubriendo un juego de Futball americano en New York y al acabarse decidió ir a cenar a un restaurante del montón puesto que llevaba horas sin probar bocado. Había tomado sus cosas, caminado una cuadra y entrado al primer restaurante genérico de comida italiana que estaba en la esquina. No había nada extraordinario en el lugar, era bastante lindo y limpio pero por la hora estaba vacío, así que tomó asiento en una mesa y recibió el menú de un mesero adolescente con cara bonachona.
Estaba tranquilamente decidiendo si quería una sopa o ensalada cuando unas risitas, inocentes pero fácilmente reconocibles, rompieron el ambiente.
Tragó fuerte y respiró, diciéndose a sí misma que no podía ser lo que creía. Pero sí que lo era.
–Viktor, en serio, tenemos que regresar rápido al hotel –Oyó una voz encantadora unas mesas a la distancia. No los había notado antes porque estaban parcialmente escondidos por una –inoportuna- maceta gigante y el lugar estaba arrinconado en la esquina más oscura. Vaya lugar más curioso para tener una cita, se dijo.
–No pasa nada, Yuuri, hemos trabajado duro hoy –Contestó desenfadado mientras se reía.
–Sí, por eso no deberías tomar de más, ¿Cómo se supone que cargue contigo hasta el hotel? –Replicó, sin verdadero enojo.
–Jumm… Llama a un taxi –Propuso, como si fuera un tipo de solución mágica.
–Ajá, lo dices cuando sólo trajimos lo suficiente para pagar la comida.
–Yuuri…
– ¿Huh?
–Te quiero… –Beth podía incluso escuchar la sonrisa de ambos, la felicidad, y ella misma se alegró. Vaya que sí era una sorpresa toparse con tales celebridades allí, en un restaurante neoyorquino de los miles que existían, mientras hacía un viaje por trabajo, pero no pasó nada más extraordinario.
Los que estaban sentados en esa mesa no eran la pareja omega-alfa más exitosa en toda la historia del patinaje artístico masculino, o los seguidos por revistas de renombre, o los citados en las noticias. Eran dos seres humanos, desperfectos, risueños e increíblemente afortunados.
Terminó por verlos marcharse apenas unos minutos después mientras su orden de pollo frito con papas extra llegaba y, tras el correr de los minutos, ella trabajó en un reportaje sobre el desempeño de los dos equipos a los que había seguido hoy.
Una llamada entró.
– ¡Están en New York! –Chilló la voz que nunca en su vida quería oír otra vez. Suspiró. Creía que era trabajo, algo importante, no ella con sus niñerías.
–Ajá.
– ¿Quieres cubrirlos por mí? –Preguntó entre prisas, como si estuviera corriendo a algún otro lugar, y sin esperar una respuesta comenzó a dar un monólogo sobre la información que había conseguido – He oído que han ido a una sesión de fotos y justamente Coach publicó en su cuenta de twitter: “Los zapatos de cualquier coach y su estudiante son siempre diamantes puros. Nueva entrega pronto.” ¿No es eso una coincidencia muy rara? ¡Oh, y lo que es peor: Se filtraron fotos de ellos durante la sesión! ¿Y sabes qué veo? ¡Un omega borde que no le presta atención a su pareja! ¿Puedes creer que mientras Viktor volteaba a verlo a él no le importaba? Oh, y hay más, una en donde están abrazados. Ese niño mimado ni siquiera devolvió por completo el abrazo. No entiendo cómo no aprovecha esa oportunidad que tiene de tener a ese alfa, pero, bueno, ¿Qué se puede esperar de alguien su clase?
–Mai –Interrumpió bruscamente– Ya hablamos de esto. El director rechazó tu último artículo y sigue muy enfadado contigo por eso. Además, ¿Cómo conseguiste mi número y cómo sabías que estaba también en New York?
Silencio.
–Y no voy a cubrirlos, que quede claro. Te lo volveré a repetir: No porque tú y quién sabe cuántas más digan que no pueden estar juntos ellos deberían seguir sus consejos. Va a seguir siendo pareja porque ¿A quién demonios le debería de importar? Deja ya esto, Mai, tú serás la afectada cuando la fiebre se te baje –Rebatió con ánimos ahogados. No quería ser grosera o algo, pero estaba harta de que su compañera fuera tan… tan…
Idiota.
Colgó sin oír más que un gruñido a la distancia y se arrellanó en su asiento, enfurruñada. Que protestara lo que quisiera, ella no estaba para hacerle recados a nadie.
…
Notas de la A:
*Mantra: Es una palabra sánscrita que se refiere a sonidos (sílabas, palabras, fonemas o grupos de palabras) que, según algunas creencias, tienen algún poder psicológico o espiritual. Los mantras pueden tener o no significado literal o sintáctico.
Mi mantra personal es “todo va a salir bien”. Funciona cuando no haces más que llorar del estrés…
* No porque tú y quién sabe cuántas más digan que no pueden estar juntos (…): Referencia a la canción de Bo Burnham “From Gods Perspective” (Desde la perspectiva de Dios).
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