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Mi obra favorita por kurotsuki_mikoto

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Se cierra el telón

 

— ¿Otra vez Shakespeare?

 

Uno de los guardias a cargo miro con sorna al rubio que subía a la mesa para realizar la misma rutina que empezaba a volverse una costumbre para los que trabajaban en el lugar, el ver al paciente poner la atención de los demás en su persona, hablando en voz alta para que ninguno pudiera desviar su atención de la obra que protagonizaba por sí mismo, hasta que diera anuncio a que llegaba al fin de su acto y todos podían regresar a su rutina lo más normal que podían en ese lugar que tenía patas arriba la realidad de muchos de ellos.

 

—Supongo— Kuro ni siquiera se molestó en contestarle más cuando ya le aplaudía de forma automática y no apartaba sus ojos de su figura hasta que se perdía entre los demás y perdía la oportunidad de acercarse a él para recibir el saludo de todos los días.

 

—No te ves nada bien Kuro ¿has dormido bien estos últimos días?

 

El nombrado no hizo caso a la pregunta de Tsubaki. Eran compañeros de guardia en algunas ocasiones y no era una mala persona, pero tampoco representaba alguien con el que le gustara entablar conversación a menudo y menos si se trataba del chico que era la razón de su falta de sueño los últimos días.

 

Sí, no se arrepentía de haber sido poco participativo durante aquella conversación unilateral donde Tsubaki le contaba sobre algunos rumores que Sakuya, su paciente favorito le contaba para tener algo de qué hablar en compensación por mantener su conducta violenta como un secreto. Rumores que hablaban sobre él teniendo una fijación por cierto actor que Tsubaki desmintió de forma descarada al llamarlo “pérdida de tiempo” y un “caso perdido” al creer que su compañero de guardia no sería tan tonto para caer en algo así.

Y quizá la plática pudo continuar si Tsurugi, otro paciente problemático no hubiera mordido a uno de sus compañeros y eso obligara a Tsubaki a interrumpir su monologo para ir a poner un poco de orden a los demás.

 

Sus voces se volvieron un eco confuso, bajando el volumen de importancia a los oídos de Kuro que se encontraba rodeado por murmullos para ese momento y las palabras de Tsubaki se repetían en su cabeza con un eco discreto que intentaba ignorar sin éxito.

No podía ignorarlo y hacer como si no hubiera dicho nada cuando ese mismo pensamiento en más de una ocasión, pero era más fácil pasarlo de largo cuando no se lo decía un tercero.

 

“Un caso perdido”

 

Si, probablemente tenía razón y por más cómodo que el trabajo le parecía por la poca exigencia física que esto representaba con prestaciones seguras y un lugar en primera fila para sus obras favoritas, no significaban mucho si lo comparaba con el posible desgaste emocional que el tiempo podía darle si no dejaba a un lado esa pequeña esperanza a ser recordado que cada día parecía más remota, estúpida e inalcanzable.

 

Necesitaba pensar, calmarse y ver las opciones que tenía por delante para una vida segura y tranquila. Lo mejor en ese momento era tomar uno o dos días de descanso para aclarar su mente, ordenar sus ideas y quizá, considerar la opción de renunciar para buscar otro trabajo donde tendría cuidado en no interactuar mucho con la gente para evitar ese tipo de escenario otra vez.

No lo veía como algo posible, pero después de toparse con Lawless la palabra “imposible” se fue borrando de su vocabulario al punto de ponerlo en el borde del peligro a la vulnerabilidad.

 

--(-)--

 

Al día siguiente, Kuro caminaba por los pasillos del manicomio. Dando pasos más lentos a lo acostumbrado, con un extraño peso imaginario en sus tobillos que alentaban su andar hasta el comedor donde lo aguardaba la última obra del rubio antes de entregarle a administración el sobre que mantenía guardado en su uniforme y el cual a cada minuto parecía aumentar de tamaño, temperatura y dureza. Obligándolo a ser consciente de que una vez entregara el papel no podría volver a ese comedor lleno de pacientes alegres e histéricos, a ese lugar donde vio por primera vez al chico que ahora bajaba de la mesa para decir las últimas palabras de la obra del día y todos aplaudían aun cuando no era la primera vez que escuchaban su representación en vivo.

 

— ¿Qué?

 

Lawless lo encaro con la misma pregunta de todos los días, recibiendo el mismo gesto de Kuro que se encogía de hombros al saber que ese día era la última vuelta de un círculo vicioso que no lo llevaba a ningún lado y tampoco podía culpar a Tsubaki, él solo se había encargado de romperle su burbuja de comodidad que tenía fecha de expiración.

 

El menor volvió a llamar su atención, soltando un comentario burlón sobre lo terrible que resultaban los guardias de esa época y Kuro solo pudo responder con una pequeña broma para darle a entender que eso era lo mejor que tenía el estado en comparación con los que estaban en las calles.

 

Una plática llevo a otra, consumiendo los pocos minutos que quedaban de la hora de la comida y el timbre interrumpió aquel momento de confort en el que ambos se habían envuelto.

 

—Bueno, esta conversación queda pendiente señor guardia.

 

—Si.

 

“Como todas las demás”

 

Pensó el mayor con un desagradable sabor amargo en la garganta, metiendo su mano en su bolsillo para tentar el papel del sobre y recordar el propósito que se guardaba para ese día, esperando a que el chico se alejara por el pasillo y entrara a su habitación designada para repetir las mismas acciones al día siguiente, pero sacándolo a él de la ecuación.

 

Sin embargo algo cambio ese día.

Hubo algo diferente en aquellos breves segundos de despedida donde unos dedos se enredaban en la corbata mal acomodada del guardia que se mantuvo con los ojos bien abiertos al quedar cara a cara con la mirada carmín del rubio que le sonreía de forma bribona pero con algo de frustración en el brillo de sus ojos y un ligero escalofrió recorrió la espalda del guardia que no pudo ni hizo esfuerzo alguno por apartar la mirada de esos fieros ojos que parecían querer atravesarle el cráneo mientras sus dedos apretaban con más fuerza su corbata para no dejar que la tela de esta se deslizara.  

 

—Y más te vale no faltar esta vez.

 

 

 


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