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El fetiche oculto (HaeHyuk) por lunafang

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Si había algo que Lee Hyukjae odiara profundamente, desde el fondo mismo del alma que a veces dudaba en poseer, es que pusieran en duda su capacidad como profesor. Podrían dudar de su vida privada, como de hecho sucedió con anterioridad hacía varios años, pero su trabajo dentro de la enseñanza del colegio secundario era una de las pocas cosas de las que Hyukjae se sentía orgulloso. Por esto es que siempre se sentía, en cierta forma, insultado e indignado cada vez que uno de sus estudiantes reprobaba la materia de geografía tras un exhaustivo año académico. Sabía que en realidad debería sentirse complacido con que los alumnos que aprobaban constituyeran un número mayor al de los que reprobaban, como se lo había expresado en más de una ocasión su colega, el profesor Park Jungsoo, las veces que hablaron sobre aquel asunto. No obstante, le resultaba difícil que no lo invadiera un inusitado malestar cuando llegaban los días en que se rendían los exámenes finales.

-Cinco minutos y deben entregar las hojas -dijo el profesor Lee tras comprobar la hora en el reloj que colgaba de la pared del aula.

Hacía bastante tiempo que el sol dejó de colarse por las ventanas que daban al exterior, por lo que no había ningún paisaje con el que distraerse a excepción de la oscuridad de la noche. Para ese momento únicamente tres muchachos continuaban con el examen sobre sus pupitres. El resto se había marchado una vez que Hyukjae se tomó el trabajo de revisar los exámenes y dar una nota aproximada a la destinada a la libreta estudiantil; siempre con un ojo vigilando al resto de los alumnos que continuaban enfocados en contestar las consignas. Por fortuna varios de ellos lograron aprobar, aunque fuera sólo por unas milésimas de puntos que sobrepasaran lo estrictamente necesario. Así mismo, unos pocos minutos después de dar su orden, dos de los estudiantes se acercaron al escritorio de su profesor y este pudo decirles, por su rápido análisis, que podían irse a sus casas tranquilos.

En cuanto comprobó que se había cumplido el tiempo dado, Hyukjae se levantó de su silla con un suspiro y caminó hacia el pupitre ubicado en la última fila, donde aun permanecía sentado un muchacho menudo con expresión de derrota.

-Entrega el examen, Kim Minseok -expresó con voz neutra al tenderle la mano en espera de la hoja escrita.

-¿No podría darme más tiempo? -preguntó el estudiante en un susurro, manteniendo la cabeza gacha.

-Tuviste dos horas para hacerlo. Dudo que unos minutos más hagan mucha diferencia.

No hizo falta que volviera a insistir para que el muchacho le hiciera caso y después le continuara esquivando la mirada al guardar con parsimonia los útiles escolares en la mochila. Al observar los numerosos tachones y borrones que cubrían las dos caras de la hoja del examen, Hyukjae supo que no era necesario leer con detalle las respuestas para descubrir que Minseok había reprobado la materia y, seguramente, reprobara todo el curso si en las demás materias pendientes le iba de la misma forma. Un sabor amargo cubrió su boca, incitándolo a blasfemar. Recordaba que en los primeros meses Kim Minseok era un buen estudiante, uno de los mejores de la clase de hecho, pero algún suceso fuera del colegio ocasionó que su promedio decayera de forma estrepitosa y pasara a formar parte del grupo de los últimos puestos. Qué había ocurrido exactamente que lo llevara a esto era un completo misterio para todos. En ningún momento el muchacho quiso contárselo a los profesores que se interesaron en su caso.

-Lo siento, Minseok. En estos días leeré los exámenes con detalle y pasaré las notas definitivas a Dirección, pero dudo mucho que tengas un aprobado -le explicó Hyukjae al estudiante que ya se encontraba parado y con la mochila al hombro.

-Lo sé -reconoció en voz baja sin mostrarse molesto. Más bien parecía resignado.

Lee Hyukjae se dijo que no había nada más que pudiera hacer por él. No pensaba que aprobarlo sin merecérselo fuera una verdadera ayuda. Más bien sería la forma de arrastrarlo a un nuevo año académico para el que no estaba preparado y en el cuál lo más probable es que se quedara estancado por no poder avanzar. Esto también podría desencadenar su abandono al colegio como un camino rápido. La única solución provisoria que calmó su malestar fue el repentino pensamiento de que, si llegara a tenerlo nuevamente como estudiante en el siguiente ciclo lectivo, se ocuparía de hacerlo progresar. "No puedo olvidarme de él. No después de comenzar a involucrarme con Jimin" pensó con cierta nostalgia al comparar al muchacho con su vecina. Ambos eran buenos adolescentes que sufrían las consecuencias de una situación para la que no estaban preparados.

Mientras se dirigía al estacionamiento del colegio para buscar su auto, Hyukjae evitó tomar el camino al que estaba habituado a transitar y optó por una ruta más improvisada que recorría zonas desiertas con poca iluminación. No tenía deseos de toparse en algún pasillo con el profesor Park Jungsoo y rechazar su invitación a una cena con varios de sus demás colegas aquella misma noche. Según había entendido, se trataba de una celebración del cierre de mesas de exámenes por parte del cuerpo docente. Ya habían sido varias las veces en las que se negó a una situación similar con cualquier tipo de excusa que se le ocurriera, así que en esta ocasión prefirió sólo esquivarlo y, cuando volvieran a verse durante la siguiente semana, fingiría que no recordaba dicho asunto. Jungsoo era lo más cercano a un amigo que tenía dentro del ámbito del trabajo, por lo que internamente le agradecía que no se olvidara de él en determinadas ocasiones. Sin embargo, no se sentía seguro en cuanto a la idea de integrarlo a su vida privada. Las cicatrices del pasado todavía escocían cuando pensaba en que podría revivir el mismo infierno de antaño si llegara a confiar demasiado en la persona equivocada.

Al subirse a su auto, lo primero que hizo fue apagar su celular y guardarlo en la guantera. Allí encontró una solitaria barrita energética de sabor frutilla que devoró en dos bocados. Le habría gustado encontrar alguna golosina con más calorías que le aliviara el hambre, pero tendría que conformarse con eso por esta noche. Instintivamente llevó su mano hacia abajo del asiento del conductor y comprobó que su bolso negro continuaba escondido ahí. Esto hizo que sonriera aliviado y no perdiera más tiempo en emprender la marcha hacia Wanju. Aquella era una ciudad que quedaba a tan sólo tres kilómetros de distancia de Jeonju; un corto trecho al que Hyukjae estaba acostumbrado a recorrer por lo menos un par de veces al mes con la más absoluta discreción. De noche, ajeno a la vista de las personas que lo rodeaban, se trasladaba a la ciudad vecina en busca de un desahogo seguro y completamente privado. Cada vez que llegaba a Wanju, sentía que una gran bocanada de aire escapaba de sus labios, como si se tratara de volver a respirar tras permanecer varios segundos con la cabeza abajo del agua.

De forma casi automática, estacionó el auto a cinco cuadras de su destino final, tomó su bolso y se movió al asiento trasero sin salirse del coche. El hecho de que las luces del alumbrado público de esa cuadra fueron rotas por un grupo de vándalos hacía mucho tiempo atrás y jamás se tomaron la molestia de arreglaran le permitía a Hyukjae desvestirse y volver a vestirse sin temer que algún extraño lo espiara. No se trataba de una tarea cómoda para realizar en un lugar tan estrecho y prácticamente a oscuras, pero era la mejor opción de la que disponía al no desear que los demás clientes del boliche Perfection lo vieran sufrir su transformación. Mucho menos los vecinos de la zona. Así que, cuando finalmente se encaminó hacia el viejo edificio hecho de ladrillos rojos, el joven lucía un corto vestido de razo de color azul y en sus pies llevaba un par de plataformas de cuero negro haciendo juego con la pequeña cartera que colgaba de su hombro derecho. En esa ocasión decidió usar una peluca rubia platinada de corte carré que hiciera resaltar el maquillaje que utilizó en sus ojos de modo tal que parecían más grandes y simularan también un doble párpado que no poseía.

Ya adentro del boliche, luego de pasar unos cuantos minutos haciendo fila para entrar, Hyukjae se permitió sonreír con diversión por primera vez en días. La música electrónica, las luces láser, el olor a sudor y alcohol y la presencia de cientos de hombres homosexuales eran los ingredientes ideales para pasar una noche fantástica. Nadie observaba al joven con asco o censura alguna. Al contrario, muchos lo admiraban con libido o en un afán por comparar sus propios vestuarios femeninos.

- ¡Eunhyuk! Esta noche estás DI-VI-NO -exclamó una voz a sus espaldas que el joven reconoció al instante.

- Tu también te ves muy guapa, Ryeowook -sonrió Hyukjae al darse la vuelta y ver a su amigo con sus habituales peluca rosada y vestido de encaje negro.

- ¿Tú crees? Ya me estoy aburriendo de este look. Le he pedido a Siwon varias veces que me deje vestirme con otros atuendos, pero ese hombre nunca da el brazo a torcer en cuanto a sus "brillantes ideas".

Con un leve movimiento de cabeza, Ryeowook señaló un punto lejano de la barra de bebidas en la que se encontraba Choi Siwon, el dueño del boliche, hablando de modo ameno con uno de sus mejores clientes. Realmente no habría hecho falta esa acción para que Hyukjae pudiera encontrar entre medio de la gran multitud al sexy moreno, ya que el hombre parecía ser de aquellas personas que cargaban con una luz propia y nadie podía apartar sus ojos de él. Incluso sus dientes brillaban de un modo natural cada vez que sonreía, sorprendiendo a quienes fueran sus destinatarios.

- ¿Y cuál es su brillante idea sobre ti? -preguntó el joven con una sonrisa boba tras unos segundos de observar absorto a Siwon.

- Deja de babear por él y ve a hablarle. Te lo he dicho cientos de veces -rió y le dio un golpe cariñoso en el brazo.

- No me interesa Siwon -dijo con un ademán de la mano, restándole importancia.

- Sí, claro -volvió a reír, esta vez con tono de sorna-. En fin, la idea de Siwon es que debería mantener el mismo vestuario si hago el mismo espectáculo. Brillante ¿no?

- No me parece algo descabellado -opinó mientras se acercaban a la barra para pedir unas bebidas.

- No lo parece si no se tiene en cuenta que él tampoco me deja crear un espectáculo nuevo desde hace meses -rodó los ojos antes de tomar un vaso de lemon champ.

Hyukjae decidió dejar de lado aquel tema de conversación y concentrarse en algo más interesante, como el resto de los hombres que desfilaban por la pista de baile. Un poco de coqueteo fácil siempre le levantaba el ánimo. Por esto es que no deseaba acercarse a Siwon, quien con su presencia imponente lo hacía sentir más pequeño que sus propias plataformas. Lo mejor era admirarlo desde la distancia y mientras tanto divertirse con otros que correspondieran sus intentos de ligar.

- Mejor no te des la vuelta. Hay un chico que hace rato te está mirando. Muy hermoso, por cierto -fue lo último que le dijo su amigo antes de abandonarlor03; para dar comienzo a su espectáculo de baile erótico sobre el escenario.

No pasó mucho tiempo hasta que el joven sintió como otro hombre lo tomaba de las caderas, pegando sus cuerpos. La sensación de un musculoso pecho protegiendo su espalda y un bulto masajeando su trasero era fuertemente embriagadora. Estaba seguro de que su nuevo acompañante le dijo algo al oído, pero fue en un tono de voz tan bajo que no pudo distinguir las palabras. Esto provocó que riera un poco. Seguramente se tratara de un hombre que recién empezaba a adentrarse en aquel estilo de vida. Por experiencia, Hyukjae podía asegurar que era un coqueteo arriesgado, aunque comprobar el tamaño y la calidez de las manos del extraño hizo que callara por un momento su voz interior.


 


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