SOMBRA
No estaba lista, no aún, fue una tonta en pensar que podía estar cara a cara con su padre, sus emociones se había desatado y le fue tan difícil poder contenerse en evitar que su gracia saliera de cuerpo porque deseaba gritar de júbilo que al fin había conocido a su padre. Castiel era tal como le contaba su padre y un hombre excepcional aun cuando en ese tiempo era leal a su puesto como soldado, hablaron varias horas, tanto que ambos no se dieron cuenta cuando estaba oscureciendo hasta que Castiel se retiro y Mary pudo notar la mirada de duda de su padre, una parte de su gracia quería ir ayudar a Dean y Sam en su misión pero sus ordenes se lo impedían. Ella podía presentir que Castiel dudaba de esas órdenes pero como un buen soldado solo obedecía aunque, Dean ya le había sembrado la semilla de la duda y ella un poco pero al día siguiente, cuando se entero de lo que había pasado a los hermanos supo que no estaba lista y necesitaba huir, no podía estar junto a ellos, no porque era enfrentar los recuerdos que tenia de niña, los momentos que compartió con su tío y papi. Los que pudieron ser y no fueron ¿Qué esperaban era un niña en cuerpo de una adulta?
Salio como pudo de esa habitación del motel en donde alquiraban los hermanos, estaba desesperada, no sabia como iba a incubrir su escape si volviera atreverse hablar con Dean y Sam, pero en ese momento debia huir, tomo su moto, e iba a un camino incierto, tal vez despejar un poco su mente, hablar con sus primos la ayudaría, solo suspiro al darse cuenta que estaba actuando como una niña y si lo era, era un niña en cuerpo de un adulto, que quizás actuaba como tal pero no podia ocultar su naturaleza infantil y si ahora era un ejemplo de ello, pudo sentir la presencia de Castiel, quizás seria la única oportunidad de verlo de lejos, tomo camino al parque mismo lugar en que hablo por primera vez con su padre.
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Dean se sentó en la banca del parque del lugar, observando de reojo a ese ángel, al tipo que lo salvo del infierno pero era capaz de hacer actos tan ruines por obedecer una orden, lo entendía de alguna manera, él obedeció las ordenes de su padre, pero matar a un grupo de personas inocentes eso jamás. Dean no podía dejar de evitar recriminarles a ese par de alados, su deseo de exterminar una ciudad solo para evitar que se rompiera otro sello, sabía que era el trabajo de ellos, que incluso ese puto ángel le puso a trabajar en evitar el rompimiento de los sellos pero no por ser su obligación dejaría que lo manejaran a las ordenes de esos idiotas, no señor, nunca, Dean era un hombre libre de escoger lo que deseaba, hacer lo que quisiera y nada, ni nadie lo haría cambiar, aun cuando escondiera en esa actitud todos sus miedos, sus demonios internos, el dolor que vivió, como las pesadillas, su mirada verde no pudo evitar observar como ese ángel con esa gabardina pasada de moda miraba a los pequeños, pero ver a tan dudoso, tan confundido logró que algo en su corazón se estrujara, no sabía porque de esa actitud, pero nunca confesaría que se sentía seguro cuando miraba a ese Castiel, dominante, capaz de ordenar para que lo obedecieran y todo su cuerpo deseara obedecer, ese mandato pero su mente le impedía hacer muchas cosas nada sanas con el hombre presente aunque fuera solo un recipiente, y solo la idea lo aterraba, debía dejar de pensar en tonterías.
Castiel observaba a los niños jugar tan ajenos a la maldad que los rodeaban y sin la ayuda de los Winchester en esos momentos solo serían in recuerdo, al pensar eso no pudo evitar recordar la conversación que tuvo con esa joven, ver la mirada de ella se comparaba con la mirada de Dean, ese hombre que lo confundía de una manera única, que lo hacía sentir tantas cosas que estaban prohibidas para su raza, pero él no era un tonto, se había dado cuenta que el alma de Dean era único en el mundo, universo, una joya rara de ver y una vez que lo encuentras solo deseas alejarlo del dolor, sufrimiento, y de esa carga que tenía en sus hombros, pero era un ángel inferior, un soldado que estaba a la orden de su padre. Debía enterrar en lo más profundo de su ser esos sentimientos no iban con ellos, y ver en Dean solo era una herramienta que su padre ordeno salvar para cumplir los designios del cielo.
Desgraciadamente ese simple humano había logrado lo que nunca, había hecho en su larga existencia y era cuestionar las órdenes de sus superiores, porque recuerda ver esa fiereza en esos ojos verdes irse en contra de las órdenes, hizo estragos en su cordura, todo eso lo confundía de una manera que no entendía.
Sin darse cuenta ambos se quedaron observando fijamente, olvidándose de todo lo que los rodeaban era como si estuvieran en una burbuja y nada a su alrededor existiera; sin darse cuenta que un par de ojos observaba la escena y no puedo evitar suspirar al ver tan tierna escena, cerró los ojos y podía sentir la confusión de ambos hombres, sus emociones, miedos de sus padres, se mordió los labios cuando ambos adultos se levantaron quizás no era correcto utilizar sus poderes con ellos pero por un instante, desobedecería.
Dean trató de esconde el sonrojo que iba a invadir sus mejillas por la vergüenza, como humillación de caer en los brazos de ese ángel, que lo miraba confundido por su comportamiento, iba a preguntar el porque de esa actitud, pero no pudo evitar pensar en los hermosos ojos de su protegido, ese color verde tan lleno de culpa, dolor que necesitaba, mejor dicho que buscaba alguien que lo protegiera, quizás era una desobediencia pero algo en su interior su gracia le suplicaba que protegiera incluso con su vida a su protegido y él lo haría sin dudar… el cazador se perdió en la mirada tan azul de ese ángel, podia sentir que Castiel lo protegería de todo mal, incluso de sus pesadillas. Mary contuvo la respiración sentía que en cualquier momento ese par se besaría pero sus deseos fueron truncados cuando Castiel desapareció cuando Dean se separo de él matándolo con la mirada, solo suspiro decepcionada pero al menos ya había dado un paso para que esos dos tontos se dieran cuenta de sus sentimientos y lucharan por ser felices. Sí definitivamente seria la sombra de ese par de idiotas, ciegos que no se daba cuenta de nada, se alejo de ese lugar tomando su moto, era momento de planear bien su siguiente jugada.
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Un par de ojos observaba a la pequeña figura golpear con todas sus fuerzas un muñeco de entrenamiento hecho de arena, su mirada recorría el cuerpo femenino notando como temblaba por la furia contenida y deseos de cometar homicido. Desde un par de días atrás Mary había dejado de espiar a los hermanos para meterse de lleno a golpear a los muñecos entrenadores de madera, arena como otros materiales hasta dejarlos hecho trizas, cuando él vio que su protegida tenía un brillo asesino su instinto de supervivencia le indicaba que no era el momento para preguntar que le estaba pasando para no ser la próxima victima en la descarga de ira de la joven, por ese motivo la dejo tranquila pero vigilando que no cometiera ninguna idiotez, tenia varias hipótesis del porque de esa actitud, una de ellas era que tal vez estaba preocupada por la información que entregó Mark pero parecía que era otra cosa la que la tenía en ese estado.
—Idiota —
Solo rodó los ojos al escucharla por décima vez decir la misma palabra y como nuevamente otro muñeco se hacía polvo. Realmente estaba furiosa y se denotaba en los golpes que daba, sus poderes hacían temblar el edificio si no fuera porque había puesto varias barreras era de seguro que más de uno hubiera sentido el poder de la Nefilim; Tiziano no sabía si debía interferir o dejarla desahogarse de esa manera porque si lo hacía corría el riesgo de ser uno más de esos pobres muñecos hechos añicos; por un momento le hizo recordar a Dean el gestante de Mary, el también encontraba esa manera para poder liberar tensión pero en la joven era lo contrario, ella realmente deseaba asesinar a alguien ¿Acaso eso era los celos de una hija?
—Imbécil, ofrecida y Dean es un idiota ¡cobarde! — Explotó dando una patada al muñeco para tomar impulso con la misma pierna se enrollo en el brazo del maniquí para estirar su cuerpo y darle un golpe en la frente rompiendo el vigésimo oponente hecho de madera, sentía su cuerpo cansado como sudoroso, pero lo necesitaba con el brazo izquierdo limpiaba algunas gotas de su rostro pero aún sentía la necesidad de seguir peleando para evitar llorar, gritar pero sobre todo ir con esa tipa y su padre para moleros a golpes con la única esperanza que tal vez Dean se diera cuenta de esos sentimientos que estaban surgiendo en su interior pero como siempre tenía que ser un terco, egoísta con sus propios anhelos; para evitar pensar en esos sentimientos iba y se metía con la primera mujer o ángel que se le pusiera enfrenté —¡OTRO! — grito Mary conteniendo las lagrimas, vio la confusión de su padre Castiel, cuando Dean le restregó en la cara cuando beso a esa mujer, a esa tipa llamada Anna, bueno ella lo beso enfrente de su padre, pero Dean no lo evito.
— ¿Ya se calmo? —pregunto Mark viendo a su prima destrozar otro muñeco pero su guardián solo negó con la cabeza, iba a interferir pero la otra mujer del grupo de primos se acerco a ella para ponerse en guardia, Mary necesitaba eso despejar su mente, y luego entre los cuatro le harían una pequeña broma a Dean, por calentón pero por el momento disfrutarían el espectáculo de ver dos guerreras pelear para relajarse.
CONTINUARA…