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~A.G.A.P.E~An angel gets an empty promise por kazen_nova17

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Notas del capitulo:

 

mil años despues :v

 

Había transcurrido cerca de dos meses desde que el kazajo partió a su país, a pesar de que Kazajistán y Rusia son países vecinos el kazajo no había podido arreglar un fecha exacta para ir a ver a su preciado amigo. Claro que la tecnología los mantenía unidos, no solo los whatsapp, largas videollamadas se daban entre los jóvenes, ambos conversaban de cuantos temas se les venía en mente, pero siempre había algo que poder compartir.

 

Fue cerca del tercer mes que Otabek había logrado desocuparse y comprar el tan ansiado boleto hacia Rusia, sería una sorpresa para su amigo.

 

Yuri se encontraba en su departamento en San Petersburgo, como cada mañana tenía entrenamiento con Yakov. Sin embargo esa mañana fue diferente.

 

Lilia se lo había advertido hace unos días.

Soltó un jadeo cuando al fin pudo sentarse en la cama.

Su cuerpo estaba caliente, sus ojos vidriosos y sobre todo cierta humedad en su parte intima. Apoyándose en la pared logro llegar hasta donde yacía su mochila, su entrenadora le había comprado una caja de supresores, con las manos temblorosas logro sacar una de las pastillas, volvió a sentarse en la cama y con el agua que yacía en su velador trago el supresor.

No contento se desvistió lo más rápido que pudo, abrió la regadera y se metió bajo el chorro de agua fría.

Se sentía mucho mejor.

Cerca del medio día se sentía mejor, claro que el calor estaba presente pero era soportable, lo que si nunca iba a terminar de agradarle era esa lubricación que tenía en esos días.

 

Con pesar trato de olvidar la charla de omegas y alfas que había recibido por parte de Lilia, la cual no había escatimado en detalles.

 

Soltando un bufido sirvió el trozo frito de res sobre el arroz y camino hasta la mesa que hacía de comedor, se sirvió un poco de agua. No tenía ganas de cocinar y le bastaba con su improvisado almuerzo. Misha se refregaba en su pierna ronroneando, el gato ya había sido alimentado horas antes, quizá solo buscaba afecto, para su mala suerte su dueño estaba más preocupado en devorar la carne.

 

El sonido del timbre logró que el rubio dejase su comida, con la servilleta se limpió las manos, grande fue su sorpresa al ver a través del ojo de pez a su amigo. Con rapidez abrió la puerta.

Otabek llevaba una sutil sonrisa en los labios y un pequeño presente para el rubio, sin embargo toda palabra murió en su garganta cuando el dulce, extremadamente dulce aroma del omega lo golpeo de lleno.

 

 

─¿Otabek? ─

 

─Y-Yuri─ Inmediatamente el kazajo llevo su antebrazo a su rostro cubriendo su nariz y retrocedió ─ E-estas en celo─ El rostro del rubio enrojeció ─ Entra y cierra la puerta por...favor ─

─Yo...debiste avisar que venias─ Hablo el menor al otro lado de la puerta.

─Quería que fuese una sorpresa─ Hablo el kazajo aun tapando su nariz, vaya que el aroma del menor era demasiado fuerte, no lo demostraba pero su alfa interior estaba inquieto, demasiado. ─ Dejare el presente al pie de la puerta, lo más prudente será que vuelva en una semana─

 

 

─¡Acabas de llegar! ─

 

 

─No me iré de San Petersburgo Yuri, mi entrenador esta en Rusia, entrenaré los próximos tres meses aquí ─ Un suspiro de alivio abandono los labios del ruso.

 

 

─Está bien, nos vemos en una semana Beka─

 

 

Si había algo que odiase el ruso era su jodida semana de "debilidad"; porque ni loco pronunciaría celo, esa era su peor semana en el lapso de tres meses y según Lilia serían más pesados hasta que llegase a los dieciocho años, cuando su cuerpo termine de madurar. ¡Ah ser un omega era tan difícil! ¿Por qué no pudo nacer como un alfa? La vida sería más sencilla.

 

 

**

 

 

─¡Hey! ─ Llamo mientras agitaba una de sus manos.

 

─Yuri─

 

─Qué tal Otabe─ Cayó cuando la chaqueta del kazajo rodeo sus hombros.

 

─Tu aroma aún está presente, fuiste muy impudente al venir expuesto de esa manera─

 

─Tsk─

 

─Lo digo por tu bien Yuri, no querrás ser acosado en la calle─ Un adorable mohín se instaló en el rostro del rubio.

 

Había acordado encontrarse a las afueras de la pista de patinaje, como era de esperarse el kazajo había alquilado una moto para poder recorrer la ciudad.

 

─¿Y bien a dónde iremos? ─

 

─Eso debo preguntar yo, esta es tu tierra Yuri esperaba que me guiaras─

 

─Hace poco llegaron unos juegos ─

 

─Ahí iremos entonces ─ Primero monto el kazajo para que después el rubio subiese ─ Veo que ya aprendiste a subir─

 

─No es tan complicado─

 

El rubio daba las indicaciones, a unas cuantas cuadras yacía una enorme feria, diversos juegos y variado colores y luces adornaban el recinto.

 

─¿No crees que hay mucha gente? ─

 

─Oh vamos Otabek, no va a pasar nada y si algo pasara... te tengo a mi lado ¿no? ─

 

Su rostro se mostraba impasible como siempre, sin embargo por dentro, el kazajo sintió cierto regocijo al oír al menor decir tales palabras. Quizás era su alfa el que se pavoneaba de ser importante para el omega o quizá solo el hecho de tener esa confianza con el menor, sea lo que sea le agradaba.

 

─¿Estas seguro? ─

 

─Si, vamos─

 

─Yuratchka, ¿enserio? ─

 

─Que sí, vamos la cola es larga ─ Arrastrando al mayor de la mano, ambos jóvenes llegaron a la fila.

 

No era que a Otabek le asustasen las alturas, ¡era el héroe kazajo!, claro que no le asustaba, era solo que esa montaña rusa, en particular, no le inspiraba confianza, pero el ver la emoción en el rostro del rubio pudo con él.

 

Yuri con alegría gritaba y alzaba los brazos, a su lado, Otabek sufría un mini paro cardiaco cuando en los giros, el cuerpo de Yuri se propinaba hacia abajo, el menor al ser tan delgado y bajo no quedaba apretado con las barras de seguridad por lo que cuando quedaban de cabeza arriba, el cuerpo del menor se movía unos centímetros hacia abajo.

 

─Deberíamos subir de nuevo─ Comento el menor mientras comía el algodón de azúcar que minutos atrás el mayor le había comprado. Todos sus sentidos se concentraron en una cosa, curioso el kazajo dirigió su atención a lo que veía el menor.

 

Un gran tigre de felpa colgaba como premio.

 

─¿Lo quieres? ─ Y es que esos ojos brillosos hablaban por si solos.

 

El juego era simple, dispararles a todos los patos en un minuto.

 

Esto era pan comido para el kazajo.

 

El resultado fue un sonriente Yuri que cargaba su peluche cual niño de cinco años.

 

─Ya es tarde, deberíamos regresar─

 

─Una atracción más y nos vamos ─

 

─¿Cuál? ─

 

─La noria─

 

Sentados, frente a frente Otabek se percató de que los ojos de ese tigre era de un profundo color miel, Yuri al lado del peluche parecía disfrutar de la vista.

 

Para el kazajo estos últimos meses había descubierto otra faceta del ruso, una que muy pocas veces mostraba, a pesar de verse siempre rudo, Otabek sentía que lo debía proteger.

 

Yuri sentía la mirada del kazajo, lo observaba fijamente y de cierta forma eso lo ponía nervioso, sin duda le agradaba el de hebras azabaches, últimamente deseaba hacerlo todo con él. ¿Eso era normal no? Era su primer amigo.

 

─Gracias, fue un gran día─ Comento el rubio en el umbral de la puerta.

 

─Me alegro que te hayas divertido, nos vemos mañana Yuratchka─ Otabek despeino las rubias hebras.

 

─Hasta mañana Beka─

 

Yuri cerró la puerta de su habitación para luego abrazar su gran tigre y lanzarse a su cama. Un aroma llego hasta su nariz, al contrario del propio no era para nada dulce, olisqueo el aire para luego ver que llevaba puesto la casaca del kazajo. Se apresuró a sacársela sintiendo el aroma más claro ahora que lo sostenía cerca de su nariz.

 

Se sonrojo al darse cuenta de lo que estaba haciendo, dejo la prenda ajena en una silla para luego cambiarse y meterse a la cama, jalo su tigre para abrazarlo mientras Misha se acomodaba en la pateadera, mañana después de una semana volvería a entrenar.

 

 

**

 

─¿Entonces? ─

 

─Entonces qué─

 

─No te hagas el que no sabe Yuri─

 

─¡No sé! Habla ya Mila─

 

─¿Hoy vendrá Otabek? ─

 

─¿Ah? Yo que sé ¿Por qué preguntas tanto? ─

 

─Es que el kazajo es tan varonil, caballero, si no fuera porque te estimo hace tiempo ya lo hubiese intentado con él─

 

─¿Qué tengo yo que ver en todo eso? ─

 

─¿No es obvio? Te gusta ─ Yuri dejo de estirarse, volteo con la mandíbula desencajada hacia la pelirroja, un sonrojo amenazaba sus mejillas pero el ceño fruncido indicaba su indignación.

 

─ ¡Estás loca, bruja! ─ Ofuscado el rubio salió de la pista. Georgi se acercó negando con la cabeza.

 

─¿Qué? Solo dije la verdad ─ Respondió la joven mientras hacia un puchero.

 

─Debes dejar que él solo se dé cuenta─

 

─Va, no solo yo, cualquiera puede ganarle─ Respondió algo molesta.

 

─Solo déjalos─

 

 

**

 

 

Yuri no podía creer los disparates que decía Mila, ¿Qué Otabek le gustaba? ¡Ja! Estaba muy equivocada, Otabek era su mejor amigo y por eso le gustaba pasar tiempo al lado de este, no tenía otras intenciones, claro que no.

El hecho de que haya dormido abrazando la chaqueta del contrario no significaba nada, era solo que su aroma le pareció agradable y ya.

No podía estar enamorado de Otabek, después de lo que ocurrió con Viktor y su encuentro con JJ había decidido olvidarse de todo el tema de amor y demás cursilerías quizá cuando se retire se permita volver a pensar en eso.

Esa era la convicción de Yuri Plisetsky.

Sintió una mano posarse en su hombro, sus reflejos eran rápidos por lo que sin pensarlo termino lanzando una patada en la canilla del que osó tocarlo con la guardia baja.

 

─¡Otabek! ─ Llamo angustiado al darse cuenta de a quien había golpeado.

 

─Estoy bien─ Comento el mayor conservando el rostro serio pero con un tono de voz más conciliador.

 

─No era mi intención patearte, ah ¡Por qué me asustas! ─

 

─Te vi muy distraído, ¿En qué pensabas? ─

 

No iba a decirle que pensaba en él y su supuesto enamoramiento, oh no. Trató de alejar esos pensamientos.

 

─¡Hey Otabek! ─ Saludo Mila desde la pista al ver al kazajo ingresar a la misma, cierto bufido escapó de los labios del ruso al verla acercarse al mayor y comenzar a bombardearlo con preguntas.

 

─Tsk, ya déjalo Mila─ Intervino Yuri al notar la incomodidad en el rostro del kazajo, todo lo contrario a lo que se esperó, la rusa le sonrio victoriosa.

 

─Oh, lo siento Yuratchka, no quería molestar a tu alfa─ Y tan rápido como pudo la rusa, por seguridad propia, abandono la pista entre fuertes carcajadas.

 

─Hum...─

 

─¡Vuelve aquí Mila! ¡Te lanzare unos de mis patines a la cabeza! ─ Bramaba Yuri con el rostro completamente rojo. Otabek rio ante la escena ganándose una mirada de reproche de parte del menor. ─ Y tú qué te ríes─

 

─Solo pensaba en lo poco intimidante que te vez ahora─ Y si era posible que las mejillas de Yuri se tornasen aún más rojas de lo que ya estaban.

 

─¡Otabek idiota! ─ Grito para luego dirigirse a los baños y con furia azotar la puerta.

 

 

Ese día comenzaba demasiado bien, pensó con total sarcasmo mientras se lavaba la cara, miro su reflejo en el espejo, ahora que se detenía a verse, sus ojos esmeraldas, sus lacias hebras doradas, su piel pálida, sus rosados labios...según las Yuri Angel's era bonito...¿Era bonito? Sin duda no podía negar sus rasgos delicados, desde niño lo confundían con una niña, una demasiado bonita...

 

¿Otabek pensaría que era bonito?

 

 

Se llevó una mano a la cabeza al percatarse lo que pensaba, que tenía que importarle si era oh no bonito para el kazajo, eso no era importante...claro que no.

 

Aunque la duda y la curiosidad por saber lo que pensaba el kazajo de él se hizo presente.

 

Volvió a mirar al espejo, por un momento se asustó al ver el reflejo del mayor en el espejo, como siempre su rostro estaba serio pero una sutil sonrisa adornaba sus labios, Yuri sonrió también, más no se esperó a que este fuese acercándose, tanto hasta quedar tan cerca de su espalda, se sintió nervioso al ver los profundos ojos, parecían hipnotizarlo.

 

Se quedó estático cuando los brazos lo rodearon y sintió el rostro contrario pegado a su cuello. Su corazón latía desbocado, cerró los ojos y sintió aquel aroma embriagante.

 

Volvió a mirar al espejo, se encontraba solo.

 

 

**

 

 

Habían quedado en ir a cenar, Otabek miro la hora en su celular por quinta vez, había pasado cerca de quince minutos, Yuri solía ser muy puntual, opto por llamarlo. Dos, tres veces y el menor no contestaban el celular. No podía evitar sentir preocupado, era de noche y las calles no son seguras, menos para alguien como Yuri. Se reprochó mentalmente el no haber insistido para recogerlo, el menor solo dijo la plaza junto a la fuente y se marchó.

Guardo el celular y comenzó a caminar hacia el departamento del menor. Iba lento, olfateando el viento en busca del aroma del ruso. Pudo olerlo, el dulce aroma había estado hace poco ahí, llevaba a un callejón, uno oscuro y sombrío apretó los dientes con fuerza mientras se adentraba a aquel lugar, encendió la linterna de su celular, no había rastro del menor, salió volviendo a olfatear, ahora si estaba preocupado, su alfa ser removía temeroso de lo que podría haberle pasado. Corrió tanto como sus piernas se lo permitieron, subió las escaleras con grandes zancadas, paro en seco cuando lo vio saliendo de su habitación.

 

─Otabek, lo siento yo─ No termino de hablar cuando su rostro termino apoyado en el pecho del mayor. ─¿Beka? ─

 

─Yuri─ Ahora viéndolo seguro, el ruso pudo sacar de su mente todas esas torturas imágenes que pasaron por su mente al haber olido el aroma del menor en aquel callejón, el estaba bien, a salvo.

 

Yuri solo enterró su rostro en aquel cálido pecho, olía demasiado bien, se sentía bien entre aquellos brazos, se sentía protegido.

 

Pero sobre todo querido.

 

─Entonces cuando quise alumbrar para poder ver a donde se fue el gato me di cuenta que no había traído mi celular por lo que regrese a mi cuarto─ Explicaba el menor mientras paseaban por el parque. ─ Vi que me llamaste muchas veces, debí preocuparte ─

 

─Es tan extraño que hayas olvidado tu celular, ¿En qué pensabas? ─ Un sonrojo asaltó al menor ─ ¿Yura? ─

 

No iba a decirle que se encontraba en un fuerte debate consigo mismo luego de haber alucinado que el kazajo lo abrazaba en los baños.

 

─Mi...Misha volvió a rasgar mis cortinas, estuve requintándolo y para cuando vi la hora ya era demasiado tarde y salí sin darme cuenta que no cogí el celular─ Perfecta excusa Yuri Plisetsky.

 

─Deberías comprarle esos artefactos que hay para que los gatos afilen sus garras, mi madre le compró uno de esos a su gata─

 

─Así que a tu mamá le gustan los gatos─ Indagó Yuri, era la primera vez que el kazajo comentaba algo sobre su familia.

 

─Si...puedo decir que es una persona de gatos─

 

─¿Y a ti te gustan los gatos? ─

 

─Me gustan, más adelante quisiera tener un gato y un perro─

 

─Otabek, hum...viajaré a Moscú este fin de semana, eh...es para poder pasar mi cumpleaños con mi abuelo y....─

 

─Vi en el foro de tus fans que tu cumpleaños es el uno de Marzo─

 

─¿Cómo sabes eso? ─

 

─Las sigo por Instagram─ Respondió con simpleza.

 

─L-Lo que quería decirte, bueno, yo quería, digo si quieres ir conmigo a Moscú, siempre celebro con mi abuelo y es normal que se inviten amigos y tú eres mi amigo así que debía invitarte, no será una gran fiesta, solo algo pequeño, hum muy pequeño, pero si estas ocupado no hay problema─ El menor evitaba ver directamente las orbes contrarias, las sentía sobre su cuerpo.

 

─Tu cumpleaños será el miércoles de la próxima semana─ Comento mientras pensaba, Yuri pareció desesperanzado, pues sabía muy bien que los días de semana eran de entrenamiento ─ Podría pedirle permiso a mi entrenador...Iré ─

 

─¿De verdad? ─

 

─Claro, no podría faltar a tu cumpleaños Yuri─

 

─¡Eres el mejor Beka! ─

 

Yuri no podía haber hallado a un mejor amigo que Otabek.

 

 

**

 

 

─¡Abuelo! ─ Grito Yuri mientras ingresaba a la cabaña, detrás de él, Otabek cerró la puerta para luego observar el lugar. ─ Ven, siéntate junto a la chimenea─ Dijo el de rubias hebras mientras iba hacia la cocina.

 

Nikolai terminaba de preparar los pirozki y al oír la voz de su nieto se apresuró en ocultar el pastel que había horneado.

 

─Yuratchka─ Envolvió a su nieto en un cálido abrazo, había pasado cerca de tres meses que no había visto al menor, sabía lo exigente que era el patinaje por lo que no le exigía nada al menor, este era feliz en el hielo y para él no había nada más importante que la felicidad de su nieto.

 

─¿Recuerdas del amigo que te comenté? ─ Si bien no lo veía en largas temporadas, la tecnología los mantenía unidos, Yuri siempre llamaba a su abuelo en sus tiempos libres. Hace poco que sus conversaciones siempre llegaban al tema de su nuevo amigo, Nikolai sentía mucha curiosidad por ese individuo del cual su nieto nunca paraba de hablar.

 

─¡Cómo no hacerlo su lo nombras siempre! ─ Respondió con gracia mientras iba hacia la sala.

 

Otabek se levantó del sillón al ver al señor acercarse.

 

─Abuelo, él es Otabek Altin─ Presento Yuri.

 

─Mucho gusto señor─

 

─Al fin conozco al famoso Otabek, mi nieto no para de hablar de usted─ Comento mientras apretaba la mano que el extranjero le ofrecía─ Nikolai Plisetsky muchacho, me alegra que hayas podido venir─

 

─Yuri es muy importante para mí, no podía rechazar esta invitación, espero no incomodarlo─

 

─¡Valla! Todo un caballero eres jovencito, es una alegría saber que eres amigo de nieto, por favor sígueme, te mostraré tu habitación─ Siguiendo a ambos rusos el mayor abrió la puerta revelando una pequeña pero acogedora habitación. ─ Es todo lo que hay, pero te aseguro que no sentirás frio ─

 

─Muchas gracias señor─ Iré a preparar la cena, Yura ayuda a tu amigo ─ Y sonriéndole a ambos el anciano se alejó.

 

─Lamento si estoy incomodando, creo que hubiese sido mejor si me hospedaba─

 

─Tsk, no incomodas Beka─

 

─Es una bonita casa─

 

─Verdad que sí, aquí pase toda mi infancia ─ Hablo con cierta nostalgia el menor. ─ Mira, el baño está a la mano derecha del pasadizo, hay toallas limpias en la cómoda, iré a ayudar a mi abuelo si necesitas algo puedes llamarme─

─Me gustaría poder ayudar─

 

─Entonces vamos─

 

 

**

 

 

 

─Yuratchka corría con su tutu por toda la casa mientras gritaba que sería una bailarina de ballet. ─ Comentaba con gracias el ruso mayor, Yuri se hallaba sonrojado queriendo ocultar su rostro en el plato de avena. Otabek y su abuelo habían congeniado con gran rapidez y ahora el tema principal era Yuri y sus travesuras de cuando era pequeño, solo faltaba que sacara el álbum de fotos y sería como en las típicas películas donde los padres se encargaban de avergonzar a uno ante su novio.

 

Claro que eso se aplicaría si ellos fuesen novios, cosa que no eran, no ellos eran amigos, muy buenos amigos.

 

Yuri se mentalizaba mientras oía la risa de Nikolai.

 

*

 

─Descansa Beka─ Se despedía Yuri del mayor, ambas habitaciones se hallaban separadas por un pasadizo.

 

 

─Buenas noches Yura─ Y con tímidas miradas y dulces sonrisas ambos se envolvieron en sus sábanas, uno con tranquilidad y alegría mientras que el otro sonreía cual bobo al imaginarse al kazajo. Liberando un suspiro largo, Yuri cerro los ojos.

*

 

─¡Feliz Cumpleaños Yuratchka! ─ Se levantó al oír la voz de los alfas del hogar.

Su abuelo aplaudía, el kazajo llevaba la torta y ambos cantaban para el menor, fue una imagen que el menor no estaba acostumbrado a ver, siempre era solo su adorado abuelo y hoy una persona se sumaba a aquel momento. Demasiado emotivo para el menor que sintió unas inmensas ganas de llorar.

 

─Pide un deseo Yura─ Hablo con cariño el anciano.

 

Yuri sabía que pedir.

 

Tenerlos a los dos siempre en su vida.

 

Ya en la cocina los tres varones desayunaban el rico pastel, Nikolai era un experto en la cocina.

 

─Ten Yuri─ Extendió el kazajo un paquete pulcramente envuelto al cumpleañero.

 

Este emocionado y enternecido acepto el presente. Lo abrió con prisa, una hermosa campera de cuero con un tigre estampado en la espalda fue lo primero que hallo, emocionado se colocó la prenda, casi saltando de alegría cuando vio que le quedaba a la perfección, pero eso no era todo, un paquete más pequeño y blanco fue lo que encontró, con cuidado lo abrió .

 

Era hermoso.

 

Un collar trenzado con una piedra de cuarzo de un bello color esmeralda degradado.

 

Miro al kazajo que le sonreía tímidamente.

 

─Dos obsequios, uno por navidad y el otro por tu cumpleaños, feliz día Yuri─ El menor se lanzó a los brazos del kazajo abrazándolo con fuerza, Nikolai enternecido miraba la escena.

 

Después de almorzar y ayudar a limpiar la casa, ambos jóvenes prácticamente fueron echados de la cabaña, con las palabras del anciano, son jóvenes, vayan a celebrar este día, solo no regresen demasiado tarde, Otabek confío en ti, la puerta les fue cerrada en sus narices.

 

Ya en plena ciudad Yuri se ocupaba de darle un pequeño paseo turístico al extranjero. Se pasaron todo el día caminando, riendo y charlando. La compañía del mayor sin duda era agradable.

 

Ahora cerca de la media noche, ambos jóvenes bebían chocolate caliente sentados en una del bancas del parque, cada momento que pasaban juntos aprendían más del contrario, cómo que a Yuri le encantaba el chocolate pero lo prefería con muy poca azúcar, cuando no estaba en competencia, a Otabek le gustaba participar en carreras de motos, era uno de sus hobbies preferidos.

 

─Muchas gracias Beka─ El kazajo volteo a verlo Yuri solo levanto el collar que ahora colgaba de su fino cuello.

─No hay de que, sabía que combinaría con tus ojos─ Contesto para luego darle un sorbo a su bebida.

 

Yuri soltó el aire retenido en sus pulmones, había estado pensando en las posibles consecuencias de lo que estaba a punto de hacer, sus manos sudaban y su rostro ardía, volteo a ver al kazajo, solo un beso en la mejilla, era todo lo que debía hacer.

 

Volvió a liberar el aire de sus pulmones y se volteó determinado.

 

─Beka...─ Cerro los ojos y se lazo hacia el mayor.

 

Sus labios impactaron contra la piel contraria, pero las mejillas no tenían que ser abultadas...mucho menos con el sabor de chocolate, lentamente abrió los ojos topándose con los oscuros del kazajo, fue solo entonces cuando se percató de lo que pasaba.

 

Había besado a Otabek, pero no en la mejilla como dictaba su plan, lo estaba besando en los labios.

 

Se hallaba en un debate interno, entre alejarse o quedarse, solo vasto volver a ver como los ojos del kazajo lo observaban, no había enojo en estos, había algo más, algo que no lograba descifrar. El beso fue cortándose lentamente mientras ambos jóvenes se observaban, Otabek dejo de lado su bebida para luego acariciar la mejilla del rubio, un toque tierno, Yuri apoyo la mejilla sobre la mano contraria mientras que las manos que se apoyaban en la banca lentamente iban acercándose, entrelazándose una con la otra.

 

─Yuri...─ La voz del kazajo logro que el menor abriera lo ojos, el rostro del mayor se encontraba demasiado cerca al contrario, el vaho de ambos se mezclaba.─ ¿Puedo? ─

 

El menor asintió.

 

Y como según iban juntándose sus labios, sus ojos se cerraban.

 

Esa noche descubrió que a pesar del frio, los labios de Otabek eran sumamente cálidos.

 

**

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno antes que nada mis lectores, me he quedado sin internet. Es una desgracia.


 


Pero no han de temer que actualizare cada cierto tiempo.


 


Gracias por sus comentarios y votos, he visto que hay nuevas lectoras, un gusto que se unan a este fic <3


 


Nos leemos pronto.


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