Eran casi las 12 de la madrugada, Víctor estaba durmiendo tal como un bebe agrazado a un pequeño peluche de Makkachin. El molesto vibrar el su celular en la pequeña mesa de madera al lado de la cama lo hizo arrogar un poco el entrecejo.
Sacando su mano de dentro de las gruesas sabanas que lo mantenían calientito por la noche, logró tomar el aparato, y sin ver siquiera de quien se trataba simplemente atendió la llamada.
-¿Hola…?- preguntó aun adormilado mientras veía la hora el reloj digital con estampado de Caniches que siempre llevaba consigo. Las 11:50 exactamente.
-¿Vicchan? Perdón por molestarte tan de tarde, el la mamá de Yuri, Hiroko-san- habló la señora apenada.
-Sí, no hay problema ¿Qué sucede?- se levantó de la cama llevando sólo unos bóxers y se encaminó hasta la pequeña nevera que le brindaba su habitación de hotel, y sacó una botella de agua.
-Bueno, Vicchan, veras…Como mañana es el cumpleaños de Yuri, le enviamos un regalo ¿Podrías recibirlo y dárselo por nosotros?...- preguntó la señora algo apenada- ¿Vicchan? ¿Estás ahí?...-.
La verdad, Víctor si estaba ahí, sólo que había colapsado mentalmente al recibir esa repentina noticia.
-S-Si…Si estoy aquí- se aclaró un poco la garganta pues casi se ahoga con el agua que estaba bebiendo- Y… ¿Por qué yo no lo supe antes?- preguntó inocentemente mientras que tenía un tic en el ojos izquierdo.
-Pensamos que Yuuchan ya te lo había dicho- la mujer sonó realmente confundida-Lo siento. De cualquier modo, ¿Podrías recibir nuestro regalo?- preguntó de nuevo la señora con una voz dulce.
-No se preocupe Sra. Hiroko, me aseguraré de que llegue a salvo a las manos de Yuri- prometió antes de colgar el teléfono. Aparto el aparato de su oreja y se le quedo viendo durante unos segundos más, pensativo, y luego miró hacia la puerta que conectaba su habitación con la de Yuri- ¿Es tan raro que me sienta traicionado por no sabes esto antes…?- se preguntó yendo de nueva cuenta hacia su cama donde se lanzó y se quedo mirando el techo hasta caer rendido nuevamente.
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-¡Yuri!- gritó el albino al infiltrarse en la habitación del azabache a primera hora de la mañana. Aún faltaban unas cuentas horas para la continuación del campeonato de patinaje, así que estaba tranquilo, mientras que a Katsuki casi le da un ataque al corazón al escuchar a su entrenador gritar su nombre. Se sentó en la cama de golpe mirando a todos lados antes de sentir como el albino se le lanzaba encima tal como un peso muerto y un pequeño gorro puntiagudo en su cabeza.
-¡¿Víctor?!- preguntó extrañado Yuri al ver como Víctor comenzaba a frotar su mejilla contra su pecho. Buscó con su mano sobre la pequeña mesa al lado de su cama sus lentes y se los colocó aun viendo extrañado al albino.
-¡Feliz cumpleaños Yuri!- celebró con su usual sonrisa en forma de corazón mientras abrazaba aun más fuerte al azabache, quien ahora se había sonrojado bastante, pero luego quedó con una expresión confundida ladeando un poco la cabeza mirando a Víctor.
-¿Es mi cumpleaños?- le preguntó al albino, quien quedo de piedra al escuchar eso venir de la boca de Yuri.
-Tu madre me llamo ayer. Dijo que hoy era- Víctor se alejó del azabache solo para quedar sobre su regazo mientras también lo miraba confundido.
-Mm…- Yuri posó sus dedos sobre su barbilla en una pose pensativa, tratando de recordarse a sí mismo que ese mismo día era su cumpleaños.
-¿Qué clase de persona olvida su propio cumpleaños?- preguntó divertido Víctor mirando a otro lado sin poder esconder una amplia sonrisa. Yuri, simplemente volvió a “explotar” teniendo la cara completamente roja.
-¡E-Es que he tenido muchas cosas en la cabeza últimamente! Con la competencia y el cambio de horario constante se me había olvidado por completo la fecha en la que estamos- el menor hizo un pequeño puchero aun avergonzado por olvidar algo como eso.
-Katsuki Yuri es el único hombre que he conocido que lograr olvidarse de su propio cumpleaños- alardeó Víctor con una sonrisa, negando un poco con la cabeza mientras se la sostenía con una mano-¡Vamos, tomémonos una foto!- sacó su teléfono y volvió a lanzarse sobre el patinador.
-E-Espera, Víctor. Aún no me baño ni nada- de nuevo Yuri estaba sonrojado, no es que le interesara mucho el mantener una buena reputación frente a la multitud de personas que lo seguían, pero se trataba de una foto con el mismísimo Víctor Nikiforov, al menos tenía que lucir decente, no acabado de despertar. Esta vez fue el turno de Víctor de hacer un puchero, él quería una foto ahora- Tu también deberías bañarte, aún estás en pijamas- regañó Yuri acomodándose los lentes mientras acariciaba ligeramente la cabeza de su entrenador desganado.
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-¿Hoy es el cumpleaños del cerdo…?- preguntó al aire Yurio al ver en su teléfono la reciente foto de Yuri y Víctor con un pequeño mensaje en homenaje al día en especial.
Hoy es el cumpleaños de Yuri!! :DD *Aplausos*
Hoy la pasaremos suuuper genial!
¿Y adivinen qué? ¡Yuri había olvidado su propio cumpleaños!
¿Pueden creer eso?
Fue muy raro xD
Bueno, Yuri y yo nos vamos a desayunar, como es su cumpleaños yo invitaré ;)
Nos vemos!!
-¿Quién querría desayunar con ese cerdo?- Yurio estaba a punto de lanzar su teléfono a cualquier otro lado, con ganas de quemarse los ojos por tener que ver lo feliz que era ese maldito tazón de cerdo al lado del ruso. Suspiró con pesadez volviendo a admirar la imagen y sonrojándose ligeramente. ¿Debería de darle algo? No es como que si fueran amigos, pero tampoco quería parecer un desgraciado insensible por mucho que ya lo haya aparentado- ¡Ah! ¡Qué confuso es eso!- esta vez sí lanzó el teléfono, pero a un lado de él en la cama mientras el comenzaba a girar como un trompo.
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Ya a mitad de la competencia, Yuri estaba listo para comenzar con su presentación con su muy conocido Ai no Tsumi, Eros, el patrocinador nombró que acababa de enterarse también que era el cumpleaños del japonés, mientras que la mayoría de las personas del público ya tenía entre sus manos carteles felicitándolo haciéndolo sonrojarse y ponerse más nervioso. Víctor como siempre estaba expectante ante la elegiaca y la seducción de su subordinado, cautivador completamente por su danzar.
Yurio acababa de calentar, estaba ya listo para entrar después del japonés. Afirmó un poco más el nudo de su patín derecho antes de enderezarse mirando a un lado de él un adorable peluche mediano de un gato blanco. Lo miró con cierto desprecio y vergüenza, tener que auto-obligarse a sí mismo a tener que regalarle algo a ese cerdo lo molestaba, y ni siquiera sabía por qué lo hacía.
-¡Yuri!- JJ llegó detrás de él pasando un brazo por sobre sus hombros y mirándolo con una gran sonrisa- ¿Eso gatito es para mí, verdad? ¿No crees que se vería muy hermoso sobre mi cama esta noche?- una sonrisa más ancha se formó en sus labios por el doble sentido que eso podía tener, mientras que el ruso lo ignoró olímpicamente llevándose cogiendo al gato, pues ya casi era hora de su actuación.
Cuando estuvo ya en la entrada de la pista, Yuri estaba apenas saliendo de esta. Al verlo Yurio se puso nervioso pero simplemente se acercó quedando justo frente él, Yuri lo miró confundido hasta que sintió como el pequeño peluche era estampado con fuerza sobre su rostro abruptamente.
-Es para ti, cerdo- dijo apartando la mirada mientras se ponía algo rojo, y luego pasando de largo y entrando de una vez a la pista a patinar para olvidarse de su vergüenza. Esa repentina acción por parte del rubio dejó a Yuri confundido, pero desde de todo era su cumpleaños, así que recibió el regalo con mucho gusto y una gran sonrisa.
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-Víctor, ya pagaste el desayuno, ¿también tenías que pagar la cena?- reclamó Yuri cuando ambos entraron a su habitación de hotel. Yuri se encaminó hacia su propia recamara dentro de la misma, abriendo cada puerta para dejar pasar a Víctor que tenía entre sus manos la caja que vendría siendo el regalo de parte de sus padres. El montón de regalos de parte de sus seguidores ya estaban a un lado de la cama, al igual que el del Yuri ruso.
-¿Qué clase de agradecimiento es ese? Soy tu entrenador y estas de cumpleaños, simplemente quédate callado y disfruta de los mimos que recibes- se quejó Víctor dejando la caja sobre la cama. Yuri se sentó al borde de la cama, la tomó y la puso sobre su regazo mientras Víctor le extendía un cutter. Leyó la pequeña nota que estaba sobre la caja y sonrió ligeramente.
¡¡Feliz cumpleaños Yuuchan!!
Lamentamos no poder pasar este día contigo otra vez, pero esperamos que esto logre compensarlo.
¡Te amamos mucho hijo!
Apartó la nota y comenzó a abrir la caja ante la mirada expectante de Víctor. Aparentemente sólo había un pequeño pastel de su sabor favorito, y de inmediato la boca se le hizo agua. Sin embargo, al sacar el pastel, se quedó completamente de piedra y comenzó a temblar como una gelatina. Víctor se quedo extrañado ante el cambio abrupto de Yuri, trató de ver dentro de la caja pero Yuri la cerró y se la arrebato rápidamente mientras se iba de la habitación casi corriendo. Tomó la pequeña nota, la leyó también y no vio nada raro, pero detrás de ella había otra cosa escrita.
PD: Yuuchan, asegúrate de que sólo Víctor pueda jugar con tu regalo.
Diviértanse~!
-¡Katsuki Yuri!- Víctor salió de la habitación en buscar de cumpleañero, encontrándolo en la sala sobre el sillón abrazando la caja completamente sonrojado y evitando verlo a los ojos- ¿Qué hay dentro de la caja?- preguntó Víctor curioso. El menor simplemente negó rápidamente con la cabeza aún aferrado completamente a la caja, pero después de un poco de forcejeo Víctor logró quitársela, y aunque el azabache trató de escapar otra vez, el albino no se lo permitió tomándolo de la camisa mientras revisaba lo que había dentro de la caja, terminando completamente sonrojado, tanto como el japonés.
Dentro de esta había algunos (muchos) juguetes para adulto además de algunas otras cosas más, que dejaron a ambos completamente sorprendidos y avergonzados. Yuri se tapó el rostro, evitando así que Víctor viera lo avergonzado que estaba, al igual que trataba de evitar la mirada divertida que ahora había en esos ojos azules.
-Yuri~ - cantó Víctor abrazando un poco más fuerte al menor sorprendiéndolo- ¿Qué deberíamos usar primero?- preguntó seductor el albino acariciando un poco el vientre el menor, quien ahora se sentía mareado por tal vergüenza.
-¡N-No usaremos nada de eso!- se negó aún sin destapar su rostro- Sólo debe ser una mala broma de parte de mis padres. Me desarme de esto enseguida- tartamudeó un poco.
-Que aguafiestas eres…- se quejó con una ligera sonrisa- ¿Entonces eres de esos que solo quieren hacerlo y ya?- siguió insistiendo el ruso pegándose aún más al cuerpo de japonés.
-¡Víctor!- regañó Yuri al punto de casi desmayarse de la vergüenza. De un momento a otro, Yuri se halló sobre el hombro del más alto, cargado como si fuera un saco de papas.- ¿Qué demonios…?- trató de mirar a su entrenador pero solo logro verle la nuca. Chilló cual ratón al sentir como la mano de Víctor se aferraba a su glúteo derecho, y comenzó a patalear mientras golpeaba la espalda del albino- ¡Bájame!- ordenó.
-Het. (No)- dijo con simpleza mientras se relamía los labios caminando hacia la habitación de Yuri, pero retrocedió un par de pasos al olvidarse de lo más importante- Yo me llevo esto- dijo divertido tomando la caja con su mano libre y se quedó parado en el pasillo mirando la puerta que iba a la habitación de Yuri, y luego viendo la puerta que iba hacia la suya al otro extremo del pasillo, y así un par de veces.
-¿Qué demonios haces? ¡Suéltame ya!- gritó Yuri sin dejar de golpearlo. El albino ni se inmutó por los golpes
-Dije no- siguió caminando por el pasillo en dirección a su propia habitación- Tus padres, realmente los amo- dijo con una gran sonrisa soltando al azabache sobre su cama.
-¡V-Víctor! -
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