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2Fast, 2Beautiful por urumelii

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Notas del capitulo:

lalalallalalalala

Ruki


 


Algo debía estar muy mal en mi cabeza para pensar que una fiesta era buena idea, pasaron alrededor de diez minutos antes de sentirme sofocado y abrumado por la cantidad de personas que estaban en el lugar, por lo que había terminado refugiado en la biblioteca de mi propia casa esperando a que todo el caos terminara. Eran sentimientos encontrados, sentía una gran ansiedad de pensar en toda la gente afuera, y también me daba claustrofobia pensar que tenía que permanecer encerrado ahí hasta que todo pasara, Nao se había ofrecido a llevarme a casa de sus padres, lo cual agradecí de sobremanera. Me dijo que lo esperaba en lo que comprobaba que todos estaban bien y me quedé ahí. 


 


Pasaron casi diez minutos hasta que el mensaje de Nao llegó, anunciaba que Sakito estaba muy ebrio y lo llevaría a su casa. Y sé que cualquiera se hubiera enojado ante tal acción, solo que había algo que no marchaba bien, Nao jamás hubiera hecho algo como aquello si no hubiera sido una verdadera emergencia y dudaba mucho que en realidad tuviera que ver con la forma de beber de Sakito. Tal vez tantos años de estar juntos nos había hecho desarrollar una especie de sexto sentido, pero había lago más en su mensaje que debía de leerse entrelineas y aunque lo entendía, tampoco me hacía sentir tranquilo. Ahora debía de salir de ahi por mis propios medios, tal vez podría dormir en un hotel. 


 


La puerta de la biblioteca no tardó en abrirse, fruncí el ceño dispuesto a ahuyentar a cualquiera que hubiera entrado, sin embargo el chico de antes del equipo de SCREW entró bastante aliviado.


 


—Jin —dije esperando recordar bien su nombre. 


 


—Por fin te encontré, pensé que te habías ido —se acercó, mi cuerpo por puro impulso se echó hacia atrás, al notar mi evidente estrés, se detuvo en la puerta. Yo aún podía salir por la puerta trasera así que realmente no me estaba bloqueando nada, si quería podía marcharme, si me sentía en peligro—. Lo siento, no quiero ser un problema, no pensaba que nos veríamos tan pronto —se alzó de hombros, de nuevo esa expresión de dolor y casi melancólica se instaló en su rostro, conocía tan bien esa mirada porque la veía diario en mi hermano, que sabía que el chico solo necesitaba desahogarse y probablemente había encontrado el candidato ideal en mi. No que necesariamente quisiera escucharlo, pero tal vez tener una especie de espía dentro del equipo rival ayudaría. 


 


—Yo no esperaba que todo tu equipo fuera a venir, si me preguntas es un poco cínico —refuté un poco molesto. 


 


Jin asintió—, fue idea de Byou. Dijo que tenía que saldar una deuda y… —se detuvo arrepentido. 


 


—Jin, ¿estás bien? —Tal vez podía reconocer la mirada de mi hermano en el chico, pero la forma en la que hablaba, como se movía, podía reconocer todo esa ansiedad porque era igual a la mía. 


 


Asintió con fuerza y se dio vuelta de inmediato para irse, se habas arrepentido de hablar conmigo. Avancé con pasos rápidos—. Espera, no sé lo que te pasa, pero hay maneras de salir de esto —imaginaba de lo que podía tratarse, que se hubiera atrevido a hablarme en la carrera y ahora, significaba que pensaba que nosotros podíamos ayudarlo. 


 


Me miró con pánico en los ojos—. Es que… siento que ya no puedo. Te juro que era divertido —suspiró—, ahora cada momento que pasa Byou tiene esta mirada en los ojos que ya no reconozco. 


 


Le señalé la silla frente al pequeño escritorio que adornaba la enorme biblioteca de la casa, nadie usaba ese escritorio, era demasiado pequeño y las sillas muy incomodas, pero para ese momento a Jin no parecía importarle. Se sentó pesadamente y yo en la frente a él, se pasó la mano por la cara. 


 


—Somos amigos Byou y yo, desde hace años —comenzó—, Kazuki, él y yo. Íbamos en la misma primaria, después en la secundaria cuando, bueno, su padre murió —me miró sabiendo que entendía a lo que se refería—. Él estaba ahí…


 


—¿Qué? —Dije sin poder creerlo, yo mismo no había participado en todo el desastre de la mansión, solo tenía la historia hecha por fragmentos que mis amigos contaban, ninguno había comentado de un niño. 


 


—Somos de Yokohama —torció la boca—. Byou vivía en esa enorme mansión; sé que no vio el momento en que mataron a su padre, pero escuchó todo; lo sé porque nos lo contó una vez que estábamos bebiendo juntos. Escuchó el auto entrar por el comedor, nos contó como cimbró la casa ante tal cosa, los disparos, los gritos. Yo nunca pensé que su padre fuera “el malo” de la historia, nos contaba con tristeza y enojo como unos chicos lo habían engañado y provocado su muerte. No fue difícil decirle que sí cuando nos preguntó si lo ayudaríamos —sonrió ligeramente—. Lo único que teníamos que hacer era manejar autos, Kazuki estaba encantado parecía su sueño hecho realidad. Luego, Mana escapó de prisión —miró sus manos incapaz de verme—, la mirada de Byou se ensombreció, comenzó a ocultarnos cosas y entonces...


 


—Kai —dije entendiendo hacia donde iba su conversación. Jin asintió—, ¿le hizo algo? 


 


Pareció debatirse en la respuesta—. No estoy seguro, de repente llegó a la casa con él y con otro chico, Sujk es su nombre. Byou amenazó con matarlo si Kai no hacía lo que él decía; tanto Kazuki como yo tratamos de decirle algo, solo que no nos escuchó, dijo que la única manera de hacer pagar a Akira Suzuki era a través de Kai; Kai le dio su palabra de ayudarlo en todo si no le hacía nada a Sujk y por eso está con nosotros. Eso no es todo, faltan otros dos, los que estuvieron directamente involucrados en la muerte de Gackt, ¿no? 


 


—Shou y Sakito —dije sin poder creer lo que decía.  


 


Jin asintió casi llorando—. Juro que he tratado de hacer que me diga que está planeando, pero creo que cada vez confía menos en nosotros, sólo sé que estamos en esta fiesta para que él cobre una de las deudas, lo que quiere decir que...


 


—Alguno de los dos corre peligro —me levanté sin pensar mucho en el tumulto de afuera, pensando únicamente en ayudarlos. El mensaje de Nao tuvo sentido entonces, algo le había pasado a Sakito, la advertencia había llegado muy tarde, traté de salir pero me contuve volviéndome hacia Jin, no sabía qué hacer—. Sakito, se fue —no quise dar más detalle—. Al menos tengo que advertir a Shou —Jin me miraba con grandes ojos llorosos, lo cual hizo que me contuviera de pronto. Atiné a sacar el celular, aúno no tenía noticias de Nao, pero no era él quien me interesaba en ese momento. Rezando porque el ruido de la fiesta no mandara mi mensaje al carajo, mandé la advertencia a la única persona que sabía que podía sacar a Shou de aquí: Uruha. Me senté nuevamente respirando suavemente, tratando de entender a qué nos enfrentábamos—. No es todo, ¿verdad?


 


—Escucha, si Byou se entera que he hablado contigo me mata. Lo digo en serio, se ha vuelto violento; ha tenido discusiones terribles con Kazuki, nos hemos ido a los golpes y la última vez terminó en Byou apuntándonos con una pistola —tragó saliva—. Era casi como mi hermano y ahora nos apunta con un arma, nos amenazó si nos salíamos o lo delatábamos, pero yo no quiero que la gente salga herida, solo era correr autos. Tengo una madre que hace lo que sea por mi, solo nos tenemos el uno al otro y Kazuki, su madre murió hace una eternidad; su padre aparece de vez en cuando drogado; él cuida de sus dos hermanas menores, solo cuentan con él. No podemos darnos el lujo de terminar en la cárcel o muertos —tragó saliva. 


 


—Creo que es muy valiente lo que estás haciendo —dije honestamente— y quiero que sepas que puedo ayudarte, puedo hablar con la policía, pero necesitamos pruebas. ¿Dónde está Mana? O ¿Dónde tienen a Sujk? 


 


Jin negó—. A Sujk lo movieron, estoy seguro que está en el mismo lugar que Mana, Byou no nos ha querido decir dónde —se quedó pensativo—. ¿En serio puedes ayudarnos? 


 


Asentí con seguridad, no me atreví a decir la profesión de Tora o siquiera de Reita en caso de que no supieran que los estábamos investigando, pero quería asegurarle que había una salida. Jin se levantó caminando a la salida. 


 


—Puedo averiguarlo —dijo mordiéndose el labio—. Hay algo más, no entiendo muy bien como funciona eso, pero tal vez a ti te haga mas sentido. 


 


Lo miré expectante. 


 


—Hay alguien más ayudando a Byou, aunque según esto, Mana no sabe. Lo contactó hace poco cuando supo que los Shiroyama estaban vivos —se me cayó el alma a los pies cuando dijo aquello, no necesitó decir más para que yo supiera de quién se trataba, sin embargo su confirmación hizo que me doliera el estómago—. Toshiya o algo así, dijo que le ayudaría a vengarse de los hermanos por algo de un tal Die.


 


—Gracias Jin, trata de averiguar algo. Yo te aseguro que los ayudaremos, a ti y a Kazuki —no me atreví a decir algo más, ni siquiera a reaccionar ante lo que había dicho. 


 


El otro salió de la biblioteca sin decir nada, me quedé pensando en toda la información que ahora poseía, tratando de darle pies y cabeza. ¿Qué tenía que hacer ahora? Ir con Reita era una locura, era un maldito impulsivo, seguro nos ponía en más peligro que en ayuda y no lo culpaba, Byou tenía razón, el punto débil de Reita era Kai, ahora había caído en manos enemigas. Toshiya había sido la maldita cereza en el pastel, después de jurar no tener nada que ver con Mana, resultaba que ayudaba a Byou. No sólo estaba detrás de mi hermano, iba detrás de Aoi y Uruha, aquello no podía ser nada bueno, nada. Al final decidí hablar primero con Tora, él parecía tener mas control de la situación que cualquiera de nosotros. 


 


Saqué el celular, primero debía asegurarme de dos cosas. La primera: Uruha se había ido con Shou gracias a mi mensaje, me había avisado que ambos estaban casa sanos y salvos. Segunda: Nao se había marchado con Sakito hacía mas de una hora, sin esperar mucho una respuesta me atreví a mandarle un mensaje a mi novio. 


 


“Algo le pasó a Sakito, ¿verdad?” escribí. 


 


“Sí, pero es un poco complicado.”


 


“Sólo dime que está bien.”


 


“No lo sé.”


 


Se me partió el corazón, Byou se había propuesto en acabar con nosotros y lo estaba logrando mejor de lo que Mana jamás lo hubiera podido hacer. 


 


-&-


 


Uruha 


 


Recibí el mensaje de Ruki, alertándome de la que la presencia de Byou y los de SCREW podían significar un peligro enorme para Shou, me pedía que lo sacara de la fiesta; algo terriblemente más fácil decir que hacer. Casi lo tuve que sacar a rastras y lo peor de todo era que en el estado en el que estaba no podía subirlo a mi moto o se caería irremediablemente. 


 


Kaoru se había perdido con Saga; Shinya tenía rato que se había marchado y no quería hacer mucho alboroto en nuestra partida. Saqué el celular sabiendo que lo único que me quedaba era pedir un maldito taxi o un servicio privado para que nos llevara de vuelta a casa de Shou, lo tenía agarrado por la cintura con uno de sus brazos sobre mis hombros para poder moverlo con facilidad, no estaba completamente ebrio, podía sostenerse, pero se había aferrado a mi en cuanto lo había tratado de sacar. 


 


—¿Qué haces? —Me preguntó Shou en mi oído mientras trataba de pedir el taxi. 


 


—Nos llevo a casa —dije casi riendo por la manera en la que arrastraba la palabras y sonreía. Odiaba que Shou bebiera de esa forma, sabía el terrible daño que se hacía, también entendía por qué lo hacía, para olvidar todas sus fallas; el alcohol era la única forma que encontraba para sentirse feliz aunque fuera una mentira. 


 


—Podemos ir en la Icon Sheene, nunca quieres que me suba —reclamó. 


 


Volví a reírme—. Porque no quiero recogerte en pedacitos —le expliqué cuando por fin un auto confirmo que vendría a recogernos. Sólo debíamos esperar escasos cinco minutos en lo que lograba entrar a esas complicadas calles de Ginza. 


 


—Siempre puedes dejarme ahí —su aliento chocó contra mi cuello haciendo que mi piel se erizara por el contacto, negué aún riendo. 


 


Una de las cosas que siempre me habían gustado de Shou, era su capacidad para hacer comentarios sarcásticos que pudieran romper un ambiente tenso. Era difícil que los hiciera, pues el chico era mucho más serio que los demás pero cuando abría la boca siempre me robaba una sonrisa, donde Sakito era ácido, Shou era irónico. 


 


Un auto se detuvo cerca de la calle donde nos encontrábamos, por un momento pensé que sería nuestro taxi, pero la aplicación aún decía que estaba lejos, entonces me di cuenta que era un BMW, aquel que se había marchado ni bien los de SCREW habían llegado a la fiesta. El conductor era el chico que había sido rival de Yuu durante su primera carrera de regreso, lo sabía y lo comprobé cuando se bajó del auto. 


 


El chico de cabello castaño tenía una mirada y sonrisa triunfal en su rostro, parecía que iba a encaminarse a la fiesta cuando nuestros ojos se cruzaron, por un momento pensé que no sería capaz de retenerme la mirada, pero su sonrisa se amplió en cuanto me vio, no solo parecía triunfante, si no retadora. Caminó hacia nosotros, con paso decidido. 


 


Pensé en la mejor forma de pelear con aquel chico aún con Shou a mi lado, cuando el mencionado me abrazó con fuerza. Kazuki, si mal no recuerdo su nombre, ladeó la cabeza y se alzó de hombros sin dejar de verme, caminó rumbo a la casa deteniéndose ligeramente mi lado. 


 


—Pronto le ganaré a los dos Shiroyama —fue todo lo que dijo y sin dejarme contestar siguió caminando hacia la fiesta. 


 


—Maldito insolente —dije entredientes al mismo tiempo que el auto que nos llevaría a casa se estacionaba frente a nosotros. 


 


Tardamos muy poco en llegar, durante el trayecto Shou no dijo mucho, pero pude notar que el alcohol estaba haciendo estragos en su cuerpo, parecía más adormilado que antes. Seguro el movimiento del auto lo había puesto mal, puesto que cuando bajamos, ya no podía sostenerse con propiedad y decía cosas sin sentido entre balbuceos. 


 


Abrí la puerta de la casa con dificultad, no sólo era tratar de sostener a Shou, el chico no dejaba de moverse aun repitiendo cosas que no alcanzaba a entender. Cuando por fin logré entrar, los dos caímos al piso debido al desequilibrio de Shou, cayó sobre mi.


 


—Lo siento —logró pronunciar, pero no se movió. 


 


Su aliento chocaba contra mi rostro, sabía que debía moverme o intentar levantarlo, pero no lo hice, por alguna razón mi corazón latía con fuerza y el calor había aumentado de pronto. Estar tan ceca de él me había provocado que el estomago se me revolviera, podía oler los cigarros y el vodka en su aliento, estábamos tan cerca que cualquiera que nos hubiera visto pensaría que estábamos haciendo otra cosa. 


 


Colocó sus manos a los lados de mi cabeza, levantándose ligeramente, nuestros cuerpos aún juntos, traté de no pensar en que era un hombre y seguramente su entrepierna se encontraba peligrosamente cerca de la mía. 


 


—Eres demasiado bueno para ser cierto —dijo Shou más sobrio de lo que aparentaba.


 


Fue eso lo que me despertó del extraño trance, como pude me removí y él se quitó de encima para darme espacio, pero no logró hacer otro movimiento, como si hubiera utilizado todas sus fuerzas en su ultima acción. Ignorando olímpicamente el sonrojo de mis mejillas me levanté. 


 


—Vamos, te llevaré a dormir —le dije sin pensar en lo que acababa de ocurrir.  


 


—¿Sabes? No entiendo como me soportas —dijo cuando lo acosté en la cama que alguna vez había compartido con Sakito—. No valgo la pena. 


 


—Si no lo hicieras, no estaría aquí —le contesté sin pensar mientras le quitaba los zapatos. No había cerrado la cortina para que La Luz de afuera nos alumbrara lo suficiente para poder maniobrar, no había prendido nada. 


 


Shou se acomodaba en la cama dispuesto a perderse en el mundo de los sueños, yo iba a salir de ahí cuando vi la computadora sobre el tocador. Lo había visto escribir en ella, de hecho, la mayoría del tiempo, cuando no estaba ocupado bebiendo o perdiendose en los burdeles, lo veía tecleando con pasión, palabras que estaba seguro no le mostraba a nadie. Me mordí el labio absorto en la curiosidad, nunca me había atrevido a preguntarle sobre lo que escribía, aunque me fascinara lo que hacía, quería darle su espacio, ahora la computadora parecía rogarme por ser abierta. 


 


Verifiqué que Shou estuviera dormido, probablemente aún no lo estaba pues emitía pequeños quejidos, solo estaba lo suficientemente ebrio par ano darse cuenta lo que estaba haciendo. Abrí la laptop y la pantalla se encendió, pedía una contraseña para poder entrar. Sin pensarlo mucho me devolví a la cama. 


 


—Shou, tu contraseña —le dije ligeramente, aprovechando su estado para preguntar y que no recordara o pensara realmente lo que iba a hacer. 


 


—¿Qué? —Preguntó entre murmullos, se giró hacia mi tomándome del brazo. 


 


—La contraseña de tu computadora, ¿cuál es?


 


Se removió bastante, probablemente tratando de entender lo que ocurría, logré tranquilizarlo un poco sosteniéndolo por ambos brazos. 


 


—Tu contraseña —susurré en su oído, sabiendo que al menos ese efecto lograría calmarlo. 


 


—Mustang123 —dijo finalmente. 


 


Me costó trabajo no soltar una carcajada, ¿cómo no lo había pensado antes? Algunos hombres eran personas simples y mi amigo no era la excepción. Lo solté y me dirigí de nueva cuenta la pantalla de la laptop, introduje su contraseña, donde varias ventanas se abrieron. Me giré hacia Shou, para verificar que no se diera cuenta de lo que estaba haciendo, el otro había puesto un brazo sobre sus ojos y parecía por fin estar conciliando el sueño. 


 


Sabía que estaba mal lo que estaba haciendo, estaba invadiendo la privacidad de Shou, también sabía que tal vez era la única manera de ayudarlo a dar unos cuantos pasos hacia adelante. Abrí la ventana donde estaba su correo electrónico, deseando encontrar lo que me proponía y no pude evitar sonreír cuando el primer correo era el un hombre que parecía ser el editor de Shou. Leí rápidamente su contenido e incluso las conversaciones que habían tenido para verificar su identidad, al parecer el hombre aún mantenía contacto con él para tratar de hacer que le mandara aunque fuera un poco de la dichosa novela que iba a escribir o algún otro escrito. 


 


Entonces revisé sus archivos, comencé por los más recientes y tal como lo había imaginado, Shou de hecho estaba escribiendo la novela. Sentí una calidez en el pecho al recordar que nos había contado sobre lo que trataba, moría por leerlo, pero mi amigo hizo un ruido que me alertó que tal vez no estaba tan dormido como yo pensaba. Sin perder más tiempo analicé cuánto tenía escrito, la verdad era bastante, aunque no podía saber cuál era la longitud de la novela, me atreví a adjuntar el archivo en un correo dirigido a su editor. 


 


Haciéndome pasar por Shou, escribí un pequeño mensaje que estaba seguro tenía muy mala redacción a comparación del otro, me copié de forma oculta y mandé el correo esperando lo mejor. Tal vez iba a dejarme de hablar cuando supiera lo que hice, pero Shou se merecía esa oportunidad, de alguna forma tenía que entender que tenía un futuro mas allá del fondo de una botella. 


 


—Uruha —la voz de mi amigo me hizo dar un respingo con el que cerré la laptop con fuerza, me levanté girando hacia él—. ¿Sigues aquí? Creo que voy a vomitar —dijo entre balbuceos. 


 


—Espera —le dije rápidamente, con el corazón latiendo a mil hora, salí en busca de una cubeta la cual llené con hielos y regresé a la habitación. 


 


Me coloqué a un lado de la cama para girarlo, de esa forma no se ahogaría en caso de que su sistema decidiera devolver todo lo ingerido. Parecía que se había vuelto a dormir, le quité varios cabellos de la frente, estaba muy caliente y sudaba, probablemente efectos del alcohol. 


 


—No te merezco —dijo mas dormido que despierto. 


 


—Descansa —me acerqué a él para darle un beso en la mejilla, fue un instinto que me nació dentro de la situación, dentro de la escena; sin embargo Shou se giró y nuestros labios se encontraron ligeramente. 


 


Por un momento pensé en quitarme, por otro que el escritor estaba tan dormido que ni se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo pero abrió los ojos, nuestros labios aún en ese ligero beso. Fui yo quien lo hizo más profundo, quien cerró los ojos dejando que el vodka nos envolviera por unos segundos. Estaba totalmente agachado sobre él y si hubiera querido, podría haberme subido a la cama, pero fue él quien se despegó de mi, sonriendo ligeramente. Se quedó dormido al instante, probablemente pensando que todo había sido un invento de su mente.


 


Salí de la habitación sintiéndome un poco mareado de la impresión, tal vez yo también había bebido de mas.  


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