Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2Fast, 2Beautiful por urumelii

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

lalalllaa

Ruki


 


Tres personas en el hospital, lo último que necesitaban mis emociones para sentir tranquilidad. La noticia de Toshiya había sido solo un ligero calmante para lo que se venía, no podía concebir siquiera que Uruha estuviera en una cama, ahora Reita estaba siendo atendido y Shou, de alguna forma luchaba por su vida en el quirófano. De los tres había sido el mas afectado no solo por el choque, que obviamente casi mato a alguien en cuanto me contaron, también porque suministrarle medicamento había sido complicado dado su estado de ebriedad. Tenía varios puntos arriba de la media cuando entró en el lugar. 


 


Habían varias escenas que se repetían una y otra vez en mi cabeza, desde mi primer beso con Nao, hasta aquella maldita tarde que se había desatado la balacera en África, el ver entrar a los paramédicos, uno encima de Shou dandole compresiones para hacer su corazón latir era una de esas que sabía que se quedarían en mi mente para siempre. Temblaba sin parar, pasadas unas horas del choque, estar con alguien solo me hacía sentir peor y para colmo no había rastro ni de Kai, ni de Sakito. Era como si hubieran caído en un hoyo negro y simplemente habían desaparecido de la faz de la tierra. 


 


Quería que mágicamente las cosas estuvieran bien, también poder encontrar una solución a lo que estaba sucediendo. Reita había tratado de tranquilizarme, cuando dijeron que solo había tenido algunas costillas rotas, pero eso me alejaba mucho de estar tranquilo. Ocho años antes se había roto el brazo, había conducido hasta Yokohama de esa forma y había salido ileso de un enfrentamiento con un mafioso, ahora, no estaba seguro que pudiéramos correr con la misma suerte. No había forma. 


 


A pesar de todas las palabras que me habían tratado de ofrecer para tranquilizarme, lo único que logré fue salir del hospital a fumar, tenía siglos sin hacerlo, desde que había regresado a Japón era casi tan necesario como respirar. Quería ordenar mis ideas, pensando en que tal vez podía ayudar a mis amigos, solo que entre mas lo pensaba, menos respuestas tenía, sentía esa terrible presión en el pecho y la mente me daba vueltas, sentía que en cualquier momento iba a colapsar pero no sabía de qué forma. ¿De qué les serviría que yo tuviera un ataque nervioso? Otro más en el hospital, lo que mis amigos necesitaban eran soluciones, soluciones que yo no tenía. 


 


—No sé qué es lo que estás haciendo, solo dime que estás bien. Estamos preocupados, Reita y Shou están internados; no sabemos donde está Sakito. Por favor Tooru, contesta —le dejé un mensaje a Kyo, era como el décimo, desde que se había marchado a Nagano y Kaoru había regresado, no habíamos escuchado nada de él, sabía que se había peleado con Hiroto, eran las consecuencias de esa pelea las que me aterraban. ¿Qué podía hacer yo sin mi hermano mayor? ¿Qué podía hacer yo sin todas esas personas que estaban saliendo heridas y que yo no podía ayudarlas?


 


Miré el celular tratando de encontrar la respuesta, pero solo hubo silencio. Suspiré, sabiendo que tenía que regresar con los demás a esperar que Shou saliera de cirugía, esperar que Uruha despertara y que mágicamente Reita no tuviera complicaciones. 


 


—¿Por qué tiene que ser todo tan difícil? —Dije en voz alta y sin esperar una respuesta. 


 


—La vida tiene complicaciones —una voz profunda me contestó sacándome de mi ensueño. 


 


Levanté la vista para encontrarme con un hombre con el que nunca había cruzado palabra, lo conocía, era el conductor de noticias del trabajo de Kai. Un hombre del que se había quejado innumerables veces por su carácter y su soberbia. Alcé la ceja inseguro de si me hablaba a mi, después de todo ese hombre no tenía nada que ver conmigo, sin embargo no había nadie mas y el tipo se acercaba a mi, no tenía una sonrisa en el rostro pero parecía bastante curioso.


 


—¿Te conozco? —Pregunté dispuesto a regresar al hospital sin escucharlo. 


 


—Lo siento, no quería importunarte, pero escuché lo que sucedió. Yo estaba en la carrera —dijo tranquilamente, lo cual me descolocó por completo—. ¿Tus amigos van a estar bien? 


 


Negué—. No lo sé —no era que quisiera hablar con alguien en especifico, pero ese hombre era alguien ajeno, alguien que no conocía toda la historia y no estaba nublado de sentimientos desesperantes como los míos—. Uno de ellos sigue en cirugía —las palabras resbalaron de mi boca sin querer. 


 


Silbó con sorpresa—. Espero se recupere, lo que hicieron fue espectacular, si debo decirlo. Jamas se me hubiera ocurrido que alguien fuera capaz de chocar contra el auto de su amigo solo para ayudarlo —dijo como si realmente entendiera lo que pasaba. 


 


—Sí, Reita es así. Nunca piensa, solo actúa —me quejé sacando otro cigarro, antes de prenderlo el hombre sacó su encendedor y lo prendió. 


 


Asintió—. Supongo los ha metido en varios problemas antes. Soy Kamijo, por cierto —se presentó. 


 


Le di una bocanada al cigarro sintiendo el calor en la garganta, repasar la lista de cosas que Reita había hecho por maldito impulsivo parecía ser interminable—. Ni te imaginas, pero no es el único, todos son unos salvajes —atiné a contestar.


 


—¿Todos? —Me invitó a sentarme en la pequeña banca junto a las ambulancias. 


 


Me senté pesadamente—. Sí, mi hermano, Aoi. Vaya, incluso Uruha ha hecho cosas que uno no esperaría de alguien como él. Nao casi se mata en un Lotus —dije mas para mi que para él. 


 


—¿Por qué? 


 


Lo miré sin entender. 


 


—Es decir, ¿qué los ha motivado a ponerse en tantas situaciones de peligro? —Dijo aun con tranquilidad, como si quisiera que yo me desahogara. Ojalá hubiera advertido que esas preguntas no eran normales, pero mis nervios estaban destrozados por lo que estaba pasando y yo necesitaba hablar, no que me consolaran o me dijeran que todo iba a estar bien, para que mi ansiedad no se disparara, necesitaba sacarlo de mi sistema. 


 


—Son esos malditos autos, todo es culpa de los autos. Si no se hubieran metido a las carreras clandestinas cuando éramos adolescentes, todo este embrollo no hubiera pasado, jamás nos hubiéramos metido con Gackt —me detuve, sabía que había dicho demasiado, pensé que Kamijo iba a reaccionar ante la mención, pero siguió mirándome, esperando a que  continuara, como si fuera una amigo que estaba dispuesto a escuchar mi historia. 


 


—Meterse con un mafioso parece mas un problema de adultos que de un adolescente —dijo sacando su propio cigarro, mirando hacia enfrente, me estaba invitando a continuar. 


 


—Lo es, pero ya somos adultos ahora, ¿no? 


 


—Gackt está muerto —dijo tajantemente. 


 


Quería reírme, si tan solo los problemas hubieran acabado ahí, tal vez ese fue el inicio del monumental caos al que nos enfrentábamos ahora. 


 


—Mana, no —contesté dando otra bocanada—. Si hubiera sabido que teníamos que matar a todos, no lo sé. Yo ni siquiera estaba ahí. 


 


—¿Dónde estabas? 


 


—En la comisaría, todo el mundo se preocupó porque estuviera a salvo. Imagínate, teníamos este trabajo de entregar un montón de droga, compitiendo los unos con los otros, sólo para enterarnos que Gackt había secuestrado a la gran mayoría y los retenía en su mansión de Yokohama. 


 


Kamijo abrió mucho los ojos, en ese momento no fui capaz de distinguir que era precisamente el tipo de información que buscaba, solo atiné a relacionarlo con que el relato lo estaba sorprendiendo y no lo culpaba, sonaba a una película barata de Vin Diesel. 


 


—¿Y qué hicieron? —Preguntó con verdadera curiosidad. 


 


—Ser unos salvajes, por supuesto —sonreí—. Se supone que debían dejarlo en manos de la policía pero cuando Reita se enteró que Gackt había secuestrado a Kai, perdió la cabeza. Fue un caos, Sakito había prometido acostarse con él y con Mana, como si eso fuera lo más sano; Shou decidió que no iba a dejar que eso ocurriera, ¿el resultado? Mi hermano y él atravesaron la pared en el Corvette —bufé—. Se pudieron haber matado, pero llegaron. No sé qué pasó después exactamente, solo sé que Shou terminó siendo el héroe, él fue quien mató a Gackt, porque le disparó a Sakito —lo miré esperando alguna reacción pero Kamijo asentía silenciosamente—. Corrimos con suerte, pudimos haber tenido un montón de cargos, pudimos terminar en la cárcel, pero la declaración de Reita, Shou y Sakito nos salvó a todos. Nuestro registro se borró y solo ellos tuvieron que cumplir servicio comunitario. Al final, yo pensé que eso nos había unido, la mafia y la muerte de Aoi y Uruha; creo que terminó por destrozarnos. 


 


—¿La muerte de Aoi y Uruha? ¿No estaban ellos adentro, justo ahora? —Preguntó verdaderamente interesado. 


 


—Claro, porque resulta que no estaban muertos después de todo —las palabras supieron amargas en mi boca—. Tuvieron que fingir su muerte para poder zafarse de la locura que representaba ser un Shiroyama. 


 


—No entiendo. 


 


Torcí la boca, para ese momento yo ya no pensaba con quién hablaba, solo soltaba las palabras como rió fluyendo a gran velocidad—. Son hermanos, bueno, medios hermanos. Nadie ve eso con buenos ojos, tal vez nosotros, pero si no hubieran fingido su muerte tal vez no hubieran podido sobrevivir a todo, Die, uno de los secuaces de Gackt le hizo cosas horribles a Uruha. Cosas que creo le están pasando a Sakito pero Nao no me quiere decir nada —terminé derrotado. 


 


—Ahora que Mana escapó, todo se ha complicado —dijo de forma comprensiva. 


 


Negué—. También Toshiya —dije. 


 


—¿El mafioso? ¿Él que tiene que ver en esto? —Su pregunta salió atropellada, ahora sé que le urgía que le diera mas detalles, en ese momento no lo noté. 


 


—Toshiya trabajaba para Gackt y Mana, se supone que era amigo nuestro. El amor de adolescencia de mi hermano Kyo, terminó por obsesionarse con él, ahora se dedica a hacernos la vida imposible con tal de que Kyo le haga caso —me mordí el labio pensando en lo que había pasado con mi hermano y Hiroto—. Es capaz de lastimar a Hiroto con tal de lograrlo, estoy seguro. Aquello volvería a Kyo loco. 


 


—¿El cantante? —se acomodó en su asiento. 


 


—Sí, irónico como terminan las cosas a veces. Mi hermano y él han estado enamorados el uno del otro durante tanto tiempo y ahora que Toshiya se metió, no sé qué puede pasar —dije—. Hiroto es una figura publica, imagínate lo que pasaría si alguien se enterara de todo. 


 


—Sería terrible, lo mejor sería que supieran donde está Mana y enfrentarlo de una vez, ¿no? —Dijo como si fuera obvio, el problema es que no sabíamos ni por dónde empezar. 


 


—Claro, sería lo mejor. Solo que no tenemos idea, solo tenemos estas horribles amenazas, peligros y daños que nos hacemos nosotros mismos. Espero, que el sábado se acabe, poder encontrar a Kai y a Sakito, que mi hermano vuelva sano y salvo —me tallé los ojos evitando las lagrimas—. Como si el sábado automáticamente todo fuera a funcionar bien. 


 


—¿Qué va a pasar el sábado? 


 


Debí detenerme pero la presión en el pecho había disminuido considerablemente, me sentía mas relajado, estar hablando me hacía sentir bien y sabía que en el momento en el que regresara al hospital todo iba a estar mal de nuevo, lo mínimo que podía hacer era recargar energías, estar lo más tranquilo posible me ayudaría a enfrentar lo que sea que fuera a pasar después. 


 


—Se supone que unos autos de lujo llenos de droga van a allegar el sábado, Mana va a robar esos autos y nosotros vamos a interceptarlos para poder encontrarlo —dije sintiendo un escalofrío en todo el cuerpo, decirlo en voz alta solo reflejaba la locura que en realidad era—. Ahora que Reita trabaja para la policía no debería ser gran problema, menos que hace ocho años al menos. 


 


Kamijo se levantó suspirando—. Todo va a salir bien —me dio una palmada en la espalda—. Estoy seguro que nadie va a dejar que Mana se salga con la suya. Suerte —me deseó despidiéndose con la mano. 


 


No tenía ningún sentido que un periodista estuviera en el hospital en plena madrugada haciendo preguntas de mafiosos, pero no supe ver aquello. Solo pensé que necesitaba organizar mis ideas, tenía miedo de regresar al hospital y que algo terrible hubiera pasado, aún así me levanté resignado cuando mi celular vibró anunciando un mensaje. 


 


“Estoy bien, Taka. Estoy en Tokio, solo no estoy listo para ver a nadie. Lo siento.”


 


Era Kyo. Sentí un enorme alivio al saber que no estaba herido o había hecho alguna locura, sin embargo la preocupación por él se hizo mas fuerte, ¿qué estaba pensando? Hiroto tenía una presentación en Saitama el sábado, sabía que él también estaría en Tokio el fin de semana, quería que por una vez  hicieran algo por ellos mismo. Si Toshiya estaba en la cárcel, no había nada que pudiera detenerlos, ¿verdad?


 


-&-


 


Kai


 


—Espero estés disfrutando tu estancia con nosotros, créeme he tratado de hacer que tu habitación sea tan comoda como sea posible, al igual que la comida. Me alegra mucho que te encuentres con nosotros. 


 


Sonrió. El maldito sonrió como si realmente fuera una visita entre amigos, como si yo fuera su huésped y no su prisionero. Había esperado lo peor desde el momento en que había despertado después de haber tenido aquella terrible pelea con Reita, había abierto los ojos encontrándome con un chico al que reconocí del equipo de SCREW. Me habían amenazado con matar a Sujk si no les ayudaba a trazar las estrategias de su equipo. No fue difícil aceptar, no solo por la amenaza, estaba tan dolido con Reita que solo se me ocurrió hacerlo para molestarlo, jamás me imaginé que escalaría de la forma en que lo hizo. 


 


Nunca vi a nadie que no fuera Kazuki o Jin, podía hablar con ambos con tranquilidad, ellos me contaban cuales era sus ideas o que querían hacer para las carreras. Nunca hablaban de algo más, por mas que intentara sacar el tema. El sábado de la fiesta fue el colmo, escuché perfectamente a Byou hablar de Sakito, fue cuando me armé de valor y les pedí que me dejaran ir, cada centímetro de mi cuerpo pensando que tenía que ayudar a Sakito, que todo iba a colpsar en cualquier momento. 


 


Obviamente no me dejaron, aunque intenté una y otra vez escapar, fue Sujk quien terminó por entrar a mi habitación designada. No sé qué esperaba, verlo demacrado, asustado, algo, sin embargo me sonrió, me pidió perdón y después todo fue negro. 


 


Cuando desperté ya no estaba en la casa en la que había permanecido con SCREW, de hecho, tenía la ligera impresión de que donde me encontraba ya había estado antes. Me tomó poco tiempo darme cuenta donde me encontraba, tan irónica había sido la vida. De nuevo, Sujk entró a l habitación donde me encontraba, sonriendo y una extraña mueca en el rostro, no se necesitaba ser un genio para darse cuenta por qué. 


 


—Todo este tiempo, fuiste parte de ellos —dije resignado. 


 


Sujk alzó los hombros—. Lo siento, conocí a Mana en prisión. Me ayudó mucho estando adentro, cuando me pidió que lo ayudara a espiar a unos chicos no lo dudé ni un segundo. No me malinterpretes, cada una de nuestras platicas fue real, me encariñé contigo de formas que no tenía planeadas y me dolió mucho verte así de lastimado por culpa de Suzuki —dijo sin moverse. 


 


Torcí la boca—. Que consuelo, gracias —contesté de forma sarcástica—. Déjame ir y te creeré. 


 


—Sabes que no puedo. 


 


Así que ahí estaba, sentado en un enorme comedor que parecía ser improvisado de cierta forma. El comedor original había sido destrozado ocho años atrás, de eso ya no quedaba nada, solo el enorme agujero en la pared. Mana estaba sentado frente a mi, tan callado como recordaba que había sido, se veía mas demacrado, los años también habían pasado por su rostro. Me miraba con una mueca extraña, mientras Sujk se encontraba parado detrás de él con una extraña mueca en el rostro. 


 


—¿Dormiste bien? —Preguntó Sujk con ese mismo tono condescendiente. 


 


—¿Por qué no me dices qué quieres y terminamos de una vez? —Dije molesto. 


 


Una ligera sonrisa apareció en el rostro de Mana, como si esperaba que me comportara de esa forma. 


 


—¿Sabes? Creo que subestimas mucho tu potencial —dijo Sujk—, encerrado en ese maldito noticiera desperdiciando tu talento. 


 


Alcé una ceja—. ¿Cuál es mi talento, según tu? —Pregunté. 


 


—Pudiste hacer lo que tu quieras, tu cerebro, tu capacidad de liderazgo. Incluso en la mafia pudiste hacer una gran carrera —dijo como si realmente fuera un gran triunfo. 


 


Crucé los brazos—. Gracias, pero tengo estándares mas altos —suspiré. 


 


—¿En serio? Porque quedarte en un trabajo que odias con una pareja que no te valora, me dice lo contrario —no contesté, me di cuenta que solo quería provocarme—. Piénsalo Kai, robamos unos cuantos autos, nos hacemos de mucho dinero y puedes hacer lo que quieras después. Tener tu cafetería, seguir dirigiendo personas para hacer negocios, comprar el maldito noticiero, lo que quieras. Tu dilo y podría ser tuyo. 


 


—Lo que quiero es que me dejes ir —fue todo lo que dije. 


 


Mana jaló ligeramente la camisa de Sujk, quien se agachó para escuchar lo que el otro le decía en voz baja. 


 


—Puedes irte después del sábado, cuando hayamos negociado —transmitió el mensaje del jefe mafioso—. Tu vida por la de ellos.


 


—¿Qué? —No quise sonar alterado pero fallé. 


 


—¿Tú crees que no sabemos que van a intentar arruinar a SCREW el sábado? —Dijo Sujk triunfante—. La verdad es que Mana, no duda que lo logren, son mejores pilotos por mucho. Sin embargo si nosotros tuviéramos a un estratega que es capaz de leerlos como un libro para niños. 


 


Abrí mucho los ojos al entender a lo que se referían, una cosa era ayudar a SCREW a ganarles a mis amigos en carreras sin significado, otra muy diferente era ayudarlos a sabotear a todas las personas que me importaban. 


 


—Eso no serviría de nada —dije—, ya deberías saber que eso no los detiene. Mucho menos a Akira —miré a Mana directamente. 


 


—Creo que no está entendiendo —Sujk caminó alrededor de las sillas baratas que habían sido improvisadas—, no solo necesitamos hacernos de esos autos y que el salvaje de tu ex no interfiera. También sabemos que la única persona capaz de destruirlos sobre un auto eres tu y es exactamente lo que nos vas a ayudar a hacer. 


 


Negué sonriendo con ironía—. Eres muy ingenuo si crees que te voy a ayudar, prefiero que me mates antes —contesté sin flaquear, hablaba completamente en serio. 


 


—Podemos hacerlo por las buenas o podemos hacerlo por las malas —advirtió Sujk. 


 


—No hay forma —dije sin dejar de sonreír—, acabas de decir que me necesitan para vencerlos, no hay nada con lo que puedas amenazarme que pudiera poner encima de mis amigos. 


 


—¿Ni siquiera la vida de miles de personas? —Sujk terminó por sentarse, mirándome con cierto triunfo, el semblante de Mana no había cambiado en ningún momento. Lo miré sin entender, me quedé callado esperando a que continuara—. Hiroto tiene un gran concierto en Saitama el sábado, sería una lastima que pasara una tragedia en el escenario, miles de fans heridos —chasqueó la lengua—, y todo porque un chico fue muy obstinado para ayudar a sabotear a unos cuantos pilotos. 


 


—No te atreverías —dije sin aliento, pensando en todas las posibilidades. 


 


—Ahora mismo, Toshiya va rumbo a la prisión. El muy idiota se dejó atrapar, pero no durara por mucho, la camioneta en la que está sufrirá un terrible accidente que lo dejará en libertad o muerto para los medios. Lo que le dará una libertad para vengarse de la única persona que lo ha obsesionado al pasar los años —explicó. 


 


—Kyo —no podía, no quería creer que podían llegar tan lejos. 


 


—Tu decisión, Kai. 


 


Mana recargó los codos sobre la mesa y la cara en su mano, sonrió ampliamente por primera vez. 


 


-&-


 


Toshiya


 


No creía realmente que iba a llegar hasta la cárcel antes de que Mana hiciera algo, sabía que había sido terriblemente irresponsable de mi parte ser atrapado así. Jamás pensé que Shiroyama actuaría tan rápido, como si alguien le hubiera dicho mis planes, lo cual resultaba imposible, habíamos cubierto muy bien nuestros rastros, lo adjudicaba a una terrible casualidad y a mi falta de cálculos. 


 


Aún así, Mana me estaba castigando bastante y no dudaba que me haría sufrir unos días en prisión antes de sacarme como había prometido que sucedería si me atrapaban, a mi o uno de los de SCREW, no quería, pero confiaba en ese maldito. Todo ese cuento de ser rivales, cuando en realidad habíamos terminado por se socios, siempre decían el enemigo de mi enemigo es mi amigo y era cierto. El odio por Nightmare en grey y Gazette9 nos había terminado por unir.


 


Había sido por eso que lo había ayudado a escapar de prisión, las posibilidades eran interminables, eran necesarias y maravillosas. Una vez que pudiéramos eliminar a esas pequeñas molestias; Byou también era una parte fundamental, un chico lleno de odio dispuesto a hacer cada cosa que le dijéramos. Me recordaba un poco a Die, tal vez me daba un poco de nostalgia verlo actuar de esa forma tan impulsiva, y la verdad era que estaba funcionando; había logrado destrozar a algunos en el proceso. 


 


La camioneta donde viajábamos se movía con una velocidad constante, no había transito en la carretera y por lo que podía darme cuenta tampoco habían muchos autos alrededor. No tenía ventanas la cabina donde viajaba, pero no necesité de mucho cuando sentía un extraño golpe en el costado derecho del auto, algo se había estrellado contra esta. 


 


Al principio fue muy leve, buscaban desestabilizar la camioneta, sin embargo los golpes se hicieron más fuertes cuando esta no dejó de moverse. Hubo un golpe del lado derecho y otro del lado izquierdo, a mi y a unos cuantos presos más nos lanzaron al piso debido al impacto. Escuché a lo lejos el motor de un auto, no era un auto cualquiera, debía ser de alguien experimentado. Ya habían llegado por mi, ahora debía asegurarme sobrevivir a lo que iba a pasar después. 


 


Uno de los autos se colocó frente a la camioneta, frenando con rapidez, la camioneta no fue capaz de reaccionar muy rápido por lo que giramos con violencia hacia la derecha, fue cuando una colisión se estampó directo contra el costado derecho de la camioneta. 


 


Alcancé a tomar a uno de los prisioneros para utilizarlo como colchón y que solo sufriera unos cuantos moretones. Escuché dos disparos, seguramente contra el conductor y copiloto de la camioneta, un sonido sordo se hizo en las puertas de la cabina donde nos encontrábamos. La Luz me deslumbró cuando abrieron la puerta. Sonreí al ver a Manabu y a Byou. 


 


—¿Quién diría que te rescataríamos? —Se burló Byou mientras me ayudaba a salir. Los demás prisioneros estaban muy confundidos, los miró con desdén mientras Manabu me ayudaba a deshacerme de las esposas—. Pueden huir, pero no los vamos a ayudar, tú —señaló al prisionero que se veía mas perturbado—, ven —lo tomó del brazo y lo jaló con fuerza, sin quitarle las esposas le puso la pistola en la mano—. Te recomiendo que huyas antes de que alguien sepa lo que pasó y te culpen de homicidio a dos policías, se ponen especialmente pesados cuando es uno de los suyos —se burló—. ¿Listo? —Se devolvió a nosotros—, vamos. Tienes un concierto a que asistir.

Notas finales:

Se viene lo bueno


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).