Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2Fast, 2Beautiful por urumelii

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Uruha


 


Despertar fue como sentir que me habían arrollado una y otra vez, me dolía todo el cuerpo, sin mencionar el dolor punzante en mi costado, donde presumía había entrado el cuchillo. De eso no recordaba mucho, solo recordaba haber visto a Shou antes de caer inconsciente, no recordaba haber llegado al hospital, nada, solo ruidos que parecían meros recuerdos o sueños aleatorios. Traté de moverme pero cada uno de mis músculos protestó, así que opté solo por abrir los ojos, pensé que tendría un tubo en la garganta, pero solo estaba el respirador en mi nariz. 


 


Giré los ojos tratando de ubicarme, definitivamente era una habitación de un hospital, con un poco de esfuerzo logré girar mi cabeza hacia un pequeño sillón que supuse era para las visitas, encima de este había una gran ventana que me dejaba ver a la habitación contigua, por un momento pensé que mi cabeza me engañaba pero al forzar la mirada me di cuenta que la persona al otro lado era Reita. Tora estaba recargado en la puerta mientras hablaban de algo, no sabía que había ocurrido por su expresión, no era nada bueno, esperaba que todos estuvieran bien. Mi vista se dirigió nuevamente al sillón, donde Yuu dormitaba, sonreí por puro instinto, verlo ahí me hacía pensar que todo estaba bien. 


 


—Yuu —lo llamé con voz rasposa, no quería despertarlo pero supuse era lo mejor. 


 


El pelinegro se despertó de inmediato al escuchar su nombre, se levantó con una velocidad espectacular y en menos de un parpadeo ya estaba a mi lado, acariciaba mi cabello con suavidad mientras sonreía aliviado. 


 


—¿Estás bien? —Me preguntó presionando el botón que llamaba a los doctores. 


 


Fue sorprendente la velocidad en la que se presentaron, con un guardia de seguridad incluido; Tora y Reita se asomaron por el sonido parecían alterados, se tranquilizaron de inmediato. 


 


—¿De qué me perdí? —Pregunté mientras unas enfermeras revisaban mis signos vitales, el suero y  demás cosas de protocolo.


 


Yuu sonrió de forma lastimosa—. ¿De verdad quieres saber? —Dijo con temor. 


 


Suspiré mientras la enfermera me daba indicaciones para no moverme y me decía que volvería con un poco de comida para intentar hacerme comer. Una vez que se marcharon tanto ellas como los doctores me giré hacia mi novio. 


 


—Dime todo antes de que se ponga peor, porque algo me dice que vamos en picada. 


 


Yuu se recargó en el sillón dejando caer su cabeza sobre el respaldo—. Toshiya trató de matarte, ve tu a saber como logró meterse al hospital, te inyectó una dosis letal de morfina. ¿Sabes? Muy pocas veces he pensado que iba a perderte, esta no fue una de ellas —se rió—. Estaba tan enfocado en darle su merecido, que no sentí en ningún momento que ibas a rendirte, sabía que no te irías de esa forma. 


 


Sonreí sin decir nada. Después de eso procedió a contarme lo que había pasado en la carrera, la persecución que había sufrido, como Kazuki le había avisado que corría peligro y finalmente, el desastre familiar. Pude ver como le costaba explicarme como nuestra madre lo había chantajeado para fingir su linaje, la forma en la que había tenido que hablarle a nuestro padre para pedirle sangre para mi y como Sakito lo había ayudado con todos sus miedos por hacer algo ilegal. 


 


—Lo siento —dijo al final—, no quería que esto interfiriera con nosotros, no quería decirte porque… —levanté la mano para que se callara, cosa que hizo de inmediato. 


 


—¿Sientes no decirme que en realidad somos medios hermanos? —Sonreí—. Bueno supongo que confirma que tenemos a la peor madre de la historia, y eso explica muchas cosas, ¿no? Ella proyectaba el odio por nuestro padre en mi, por eso no soportaba verme. Tengo dos preguntas —fruncí el ceño, Yuu dejó que continuara—, ¿quieres saber quién es tu padre? 


 


Yuu bufó mirando hacia un lado—. No hay cosa que pueda importarme menos, ya tuve dos padres horribles, para qué quiero un tercero —dijo honestamente. 


 


Asentí entendiendo a la perfección, yo me hubiera sentido de la misma forma—. No te sientas mal por tomar la decisión que tomaste, yo hubiera hecho lo mismo, solo que, ¿realmente cambia algo? Me perturbaba un poco pensar que no éramos hermanos, sé que suena raro, tendría muchas respuestas, sabría que te amo de forma sana o algo por estilo. Pero la verdad es que me daba mas miedo que no lo fuéramos —Yuu me miró sorprendido—, yo crecí contigo. Por muchos años tuve a un hermano que me protegía, jugaba conmigo, me quería. Yo me enamoré de mi hermano, por ser mi hermano, dejaste de serlo hace mucho para solo ser mi amante, pero que no fuéramos familia no cambiaría lo que siento por ti y por qué me enamoré de ti. Tan enfermo como puede sonarle a quien sea, para mi es hermoso y es perfecto —sonreí. 


 


—Podría besarte tan fuerte en este momento que los doctores vendrían corriendo —fue todo lo que dijo—, no te atrevas a irte de mi vida. Nunca. 


 


—Nunca —sonreí feliz de tenerlo a mi lado. Miré por la ventana, Reita y Tora seguían enfrascados en una conversación que parecía ser muy seria—. ¿Cómo está Shou? —Pregunté finalmente. 


 


La expresión de Yuu fue amarga—. Salió de cirugía, los doctores dicen que estuvo a punto de matarse, su nivel de alcohol fue muy alto. En realidad del choque no fue mucho, solo se dislocó la clavícula y se rompió el codo, después de la cirugía no va a tener mas complicaciones —explicó. 


 


—¿Y por qué lo odias? —Leer a Yuu después de tantos años era natural para mi. 


 


—No lo odio, sólo —pensó sus palabras con detenimiento—, ¿por qué tenías que intentar salvarlo? 


 


Miré mis manos, ambas con aparatos conectados a ellas y la aguja del suero sobre mi dorso izquierdo, no era diferente a una escena que había sucedido años atrás. La expresión de Yuu había sido muy distinta en ese entonces, recordarlo me causaba malestar en el pecho, fue hasta ese momento que me di cuenta lo mucho que estaba lastimando a Yuu con mis acciones, cuando solo pensaba ahogar mi dolor en lo que fuera que hiciera olvidar. No había querido salvar a Shou, quería ofrecerle una mano para cuando estuviera en el fondo, no solo no lo había logrado, parecía que todavía no terminaba de caer. 


 


—No quiero salvarlo, Yuu. Quiero que le duela menos de lo que me dolió a mi darme cuenta del camino de autodestrucción en el que había caído —fue todo lo que dije, me sentí derrotado de cierta forma. 


 


—No puedes evitarle el dolor a las personas, mi amor —dijo comprensivo, se levantó y volvió a jugar con mi cabello—. Yo intenté hacer eso contigo miles de veces, hasta que entendí que tenías que caerte tu para poderte levantar. Si yo pudiera evitarle el dolor a Sakito y a Shou, lo haría, pero no aprenderían nada. 


 


—¿Entonces solo observamos? —Dije un poco frustrado. 


 


Yuu negó—. Los apoyamos y ayudamos, lo más que podemos. No podemos evitar que recorran ese camino, que no se lo deseo a nadie y te aseguro que cuando Shou despierte, se dará cuenta de muchas cosas que podrían terminar por destruirlo o tal vez, por fin decida hacerse responsable de sus emociones —me dio un beso en la frente. 


 


—¿Y si no? 


 


—No lo sé, pequeño. 


 


Asentí entendiendo a lo que se refería, seguí viendo mis manos—. Besé a Shou —dije sin un ápice de culpa, solo era buen momento para decirlo. 


 


Sentí la sonrisa de Yuu en mi cabello—. Ese cabrón tenía que aprovecharse —dijo sin molestia. 


 


Arrugué la nariz—. Nadie se aprovechó de nadie, está confundido —expliqué, aunque sabía que Yuu entendía a lo que me refería. 


 


—Tendrás una conversación muy incomoda con él —me miró aun con la sonrisa adornando su rostro—, tampoco me sorprende, ¿quién podría resistirse a ti? —Me besó ligeramente en los labios. 


 


—Tarado —le dije riendo. 


 


—Besé a Kazuki —dijo borrando la sonrisa. 


 


Ladeé la cabeza—, bueno ahora le debo la vida, ¿qué es un beso de mi novio? Deberías darle una mejor recompensa —Bromeé y solté una carcajada a ver la cara de ofendido de Yuu. 


 


No era la primera vez, ni sería la ultima. Solo hacía mucho tiempo que Yuu y yo habíamos aprendido que éramos perfectos el uno para el otro, estar con él me hacía sentir completo, feliz, algo que nadie más lograría nunca. Un beso, o dos, solo eran eso, la intimidad que él y yo teníamos no podían compararse con un simple coqueteo. 


 


Yuu me abrazó y volvió a besar mi frente. 


 


—¿Ahora, qué sigue? —Pregunté. 


 


—El sábado se acaba esto, tiene que terminar —aseguró mi novio con voz profunda—. No voy a dejar que te vuelvan a poner un dedo encima y esta vez no vamos a huir. 


 


—Yo tampoco —aseguré—, nadie va a hacerte daño. 


 


-&-


 


Reita


 


Tora no se separó de mi lado en ningún momento, sabía que lo hacía por cuestiones de trabajo pero realmente me sentía aliviado de tenerlo a mi lado. Había hecho una locura, locura que repetiría mil y un veces si eso significaba salvar a un amigo que era casi como mi hermano. Afortunadamente Shou, había salido casi ileso excepto por la cirugía del codo, que no tendría mayor complicación, ese cabrón hasta en eso tenía suerte, solo esperaba que de pronto no se nos terminara. 


 


—Encontraron algo interesante en la zona del choque —dijo Tora recargado sobre la puerta—. Al parecer había explosivos en una de las paredes de los túneles donde era la carrera. 


 


Abrí mucho los ojos de la impresión—. Alguien planeaba deshacerse de Shou —dije uniendo los puntos—, o sea que tampoco me equivoqué en hacer lo que hice —una sonrisa se formó en mi rostro. 


 


Tora giró los ojos—. Implica que se pudieron haber muerto los dos ahí, pero sí, supongo que eso tiene que ver con Mana —cruzó los brazos. 


 


—¿Has logrado hablar con Sakito? —Pregunté finalmente. 


 


Tora negó—. Lo que sea que haya pasado no es nada bueno, encontramos su Camaro vacío en la zona de la carrera. Estoy casi seguro que…


 


—No lo digas —sabía que era una posibilidad, decirlo en voz alta lo volvía realidad; aunque por mucho que quisiera negarlo, era mas que obvio que algo terrible le había pasado.


 


—¿Qué piensas hacer? —Tora preguntó seriamente. 


 


El plan se había venido abajo con el simple hecho de que Kai no se presentó en la carrera, seguía dandole vueltas preguntándome dónde podía estar. Consideré que lo mejor que podíamos hacer era preguntarle a Kazuki o tal vez a Jin, así de desesperado me encontraba, también me daba miedo que buscarlo tan descaradamente podía hacer que Kai resultara lastimado de alguna forma. Si es que no estaba ya, ahuyenté de inmediato ese pensamiento de mi cabeza, me rehusaba. Pensar que algo le podía haber ocurrido, si algo le pasaba levantaría al infierno antes de quedarme con los brazos cruzados. 


 


—Tenemos que encontrar a Kyo, tenemos que asegurarnos que todos estamos bien para poder hacer un plan. No puedo hacerlo si me tengo que estar preguntando dónde está cada uno y a quién tengo que rescatar —dije honestamente. 


 


—¿Convocaremos una reunión en el hospital? —Se burló.


 


Giré los ojos—, ya estoy mejor —dije molesto. 


 


—Reita, te partiste dos costillas. Da de saltos que solo fue eso, pudiste perforarte algo —Tora me regañó como si fuera un niño pequeño. 


 


—Espero entiendas porque en una circunstancia así, no puedo detenerme. Tengo que encontrar a Kai, a Sakito si es necesario; tenemos que atrapar a Mana —y como si fuera un augurio de mala suerte, el celular de Tora comenzó a sonar, seguido de las vibraciones del mío. Algo había sucedido y no nos iba a gustar—. Suzuki —contesté tratando de sonar recuperado, aún me costaba trabajo respirar con facilidad sin antes sentir un terrible dolor en el cuerpo. 


 


—Que bueno que te encuentro —la voz de mi jefe resonó del otro lado—, tengo noticias. Toshiya…


 


Tanto Tora como yo colgamos casi al mismo tiempo, mirándonos detenidamente. Me giré levemente para ver a través de la ventana, había pasado una hora desde que Uruha había despertado, odiaba tener que ser el portador de malas noticias, pero si no lográbamos organizarnos, nos acabaríamos por matar; al final, ya estábamos casi a punto de hacerlo. Todo por la mala comunicación. 


 


—Voy a hablar con Saga, lo más difíciles serán Hiroto y Kyo —dijo Tora finalmente. 


 


—Lo más difícil va a ser convencer a mi doctor que me dé de alta —me reí—. Hablaré con Nao, el sábado es nuestra única oportunidad o acabaremos muy mal. 


 


Tora asintió. 


 


Dos horas después habían movido mi cama a la habitación de Uruha, Shou también estaba ahí en su propia cama, los demás reunidos alrededor. Fue una verdadera proeza lograr que los doctores nos dejaran estar todos juntos en un mismo espacio, hasta que no sacamos las placas y dos que tres advertencias nos dejaron en paz. 


 


—Pensé que nos habíamos librado de ese idiota —dijo Ruki molesto—, ¿cómo pudo haber escapado? 


 


—Mana, ¿no es obvio? —Fue Aoi quien contestó—, estoy seguro que han estado trabajando juntos todo este tiempo y ese cuento de la rivalidad lo inventaron para confundirnos. 


 


—Claro, los estúpidos siempre hemos sido nosotros —dijo Saga—. Y, ¿ahora qué?


 


—Tenemos que encontrar a Kyo, tenemos que asegurarnos quién está a salvo y quien no —dije rápidamente. 


 


—Kyo está bien —contestó Saga frunciendo el ceño, todos lo miramos sin entender—. Está con mi papá. 


 


Nadie dijo nada mas al respecto, por años el padre de Saga se había vuelto nuestra figura paterna, mucho más que nuestros propios padres, cada vez que alguien tenía un problema donde requería el consejo de alguien a quien considerara de sabiduría terminaba por hablar con el padre Saga. Teníamos un gran afecto por ese hombre, que no me sorprendía que Kyo hubiera terminado hablando con él, lo que me sorprendía es que tan mal se sentía que había terminado refugiado con él. 


 


—¿Hiroto? —Pregunté pasando lista. 


 


—Sigue sin contestar, pero logré hablar con su manager y está bien —anunció Tora—. Logré meter a un agente para vigilarlo. 


 


Asentí. 


 


—Así que, Sakito está en manos de ellos, ¿verdad? —Preguntó Nao con preocupación. 


 


Fue el primer momento en que Shou reaccionó por primera vez, parecía haber estado perdido en otro plano, lo atribuí al medicamento pero verlo como de pronto se había erguido ligeramente a pesar del cabestrillo de su brazo izquierdo. 


 


—¿Cómo sabes eso? —Preguntó con verdadera preocupación, algunos lo miraron con tal vez lastima o pesar, otros casi con odio. 


 


—¿En serio te importa? —Soltó Saga mas que molesto—. En serio Shou, no vi que te importara mucho en los últimos meses, ¿por qué no intentas hacer algo por ti para variar? 


 


—Saga —dijo Tora tomándolo del brazo, este se zafó bastante enojado. 


 


—No, ya estoy harto de que todos lo traten con condescendencia —señaló a Shou con furia—. Lo tratan como si se fuera a romper, cuando en realidad todo lo que está roto a su alrededor no es mas que su culpa. ¿Sabes cuántas veces maquillé a Sakito para que no llegara a la corte con tus malditos moretones? Todavía argumentaba que se había caído o te habías pasado de copas y no lo habías medido —todos caímos en un silencio sepulcral—. Las veces que lo vi aguantarse todas las cosas que le hacías, las veces que tenía que ir por ti por que estabas cayendo de ebrio, en un bar cualquiera. Sin contar las infidelidades, que de esas nunca me contó pero tener que ir por ti a un maldito burdel, explica muchas cosas, ¿no? ¿Sabes qué Shou? Todos estamos jodidos de una u otra forma, no eres el único que está peleando una maldita batalla, solo eres el mas egoísta de todos —casi estaba gritando—. Tanto que te llevaste al infierno a Sakito contigo, ¿quieres saber qué pasó? Byou, eso pasó —alguien iba a interrumpirlo pero Saga estaba tan enojado que nadie se atrevió a decir otra cosa—. Preguntale a Nao —señaló al mencionado—, él te puede decir lo que le hizo. ¿Sabes que estabas haciendo mientras? Todos nosotros estábamos bebiendo como estúpidos, divertidos mientras Byou le hacía quien sabe qué cosa. No me vengas con que te importa, porque seguramente si está con ellos es por tu culpa. Ahora ve, embriágate por todo lo que te acabo de decir, es todo lo que sabes hacer, solo no finjas que te importa —se le cortó la voz. 


 


Tora se colocó frente a la puerta—. Nadie puede marcharse, no me importa lo que acaba de pasar, bien sabemos que mas de uno lo pensaba —miró a Shou con seriedad—, sin embargo no es momento. Reita y yo hablamos, no sólo es el hecho de que Toshiya haya escapado o siquiera que Kai y Sakito estén con ellos. La cuestión es que han sabido meterse entre nosotros de tal forma que hemos terminado por hacerles todo el trabajo y tiene que acabarse —sentenció. 


 


—¿Qué propones? —Preguntó Aoi mirando severamente a Shou, expresando que estaba completamente de acuerdo con lo que había dicho Saga.


 


—Hace ocho años propusimos una tregua y es exactamente lo que necesitamos ahora —dije con pesar—. Entiendo tu punto Saga, yo estoy igual de enojado —concilié—, pero tenemos que hacerlo a un lado si queremos que esto resulte. Shou, tienes que buscar ayuda, ya no puedo verte así. 


 


Shou miró a todos con incredulidad—, me hubieran dicho que esto era una intervención barata —se burló. 


 


—Tómalo como quieras, pero tienen razón —Uruha habló por primera vez, Shou lo miró casi dolido—. ¿Realmente podrías perdonarte si algo le pasa a Sakito y tu no estuviste en condiciones de ayudarlo? —Uruha tenía el don de sonar comprensivo y sutil cuando todos nosotros parecíamos a punto de matarnos. 


 


—Yo…


 


—Lo amas Shou, no importa todo lo que haya pasado. Si la relación tiene futuro o no, tu lo amas y es obvio que él a ti. No hay forma en que se hubiera ido con ellos mas que si supiera que tu vida corría peligro de alguna forma —dijo adivinando lo que había pasado. Al menos a mi me hizo conectar los puntos rápidamente. 


 


Me levanté en mi cama haciendo bastante ruido, los demás me miraron, sentí la punzada de dolor en mi costilla—. Tiene razón —dije haciendo una mueca—, encontraron explosivos en el túnel de la carrera —expliqué—. Si lo que dice Uruha tiene algo de cierto, lo mas seguro es que Byou lo haya amenazado con explotar el lugar si no se iba con él y el imbécil aceptó, porque te ama. 


 


Ruki se removió en su asiento—. ¿Ahora qué? ¿Vamos a esperar a que sea sábado? —preguntó mordiéndose el labio. 


 


—Es nuestra única alternativa —explicó Tora—, no sólo porque estos tres tienen que recuperarse lo más que puedan. Si no logramos tener suficientes pruebas no podemos meterlos en la cárcel. 


 


—No vamos a meterlos en la cárcel —sentenció Shou—, perdieron ese derecho en el momento en que se atrevieron a hacerle daño a Sakito. 


 


Tenía mucho tiempo que no veía esa mirada en el rostro de mi amigo, la decisión que apareció en sus ojos eran suficientes para darme escalofríos. Pocas veces lo había visto de esa forma y fue durante nuestra adolescencia, era como si el rastro de ese Shou que sentía lastima por si mismo hubiera desaparecido de pronto. 


 


—Voy a hablar con Kazuki —anunció Aoi—, podemos empezar por ahí para trazar el plan. 


 


—Claro que empezarás por ahí —se burló Uruha, ambos se sonrieron como un chiste interno que ninguno de los demás entendió. 


 


—Yo iré por Kyo —dijo Ruki—, Hiroto estará en Tokio pronto. Si es cierto que Toshiya escapó, presiento que ellos son los que más corren peligro. 


 


—Nadie se quede solo, ya sé que debimos hacerlo todo el tiempo, pero hubo un momento en el que nos confiamos —advertí—, nadie puede quedarse solo, ¿de acuerdo? 


 


Me di cuenta que no estaban muy convencidos, no nos quedaba de otra. Tenía que confiar que podíamos lograrlo, que éramos capaces de vencer a un mafioso por segunda vez. Tenía que confiar en que nuestra familia no sería destruida. 


 


-&-


 


Kyo


 


Estuve manejando durante dos días, dando vueltas por los alrededores de la ciudad una vez que logré regresar de Nagano. Una vez que logré dejar de escuchar la voz de Hiroto en mi cabeza, diciéndome que lo dejara en paz de una vez por todas; cada que aquello pasaba, me dolía el pecho y me daban ganas de llorar. Me sentía absurdo, sabía que no podía esperar nada mas que solo era cuestión de tiempo para que Hiroto me dijera algo así, no por eso dolía menos. 


 


Quería imaginar cómo sería mi vida sin él, simplemente mi cabeza no podía pensarlo, era imposible. Por dentro siempre había esperado que Hiroto sintiera lo mismo por mi, por algún tiempo incluso lo creí, hubo muchas noches en las que me maldije por haberle dicho mis sentimientos antes de que su fama se elevara como espuma. Ahora sabía que no hubiera pasado nada, que de todas maneras me hubiera rechazado y el pensamiento era suficiente para lograr que mi respiración se entrecortara. 


 


Después de dar vueltas en un auto que ni siquiera era mío, decidí contestar a varios mensajes que tenía de Takanori, seguramente estaba muy preocupado por mi, seguro todos lo estaban. Al menos los que podían, casi me fui para atrás al leer del choque entre Reita y Shou; sabía que las cosas iban a estar muy mal cuando regresara, tampoco me sentía listo. Por mas que hubieran atrapado a Toshiya. 


 


Me quedé pensando cómo me sentía al respecto, debería sentirme aliviado, pero no era alivio lo que sentía, era enojo de no haberme podido descargar contra él por lo que Hiroto me había dicho. Aunque Toshiya no tenía la culpa de que el cantante no me quisiera, tal vez quería pensar que sí, tal vez no me hubiera enamorado de Hiroto para empezar si Toshiya no me hubiera rechazado, tal vez si no se hubiera obsesionado conmigo tantos años después, la vida de Hiroto no hubiera corrido peligro, por mi culpa. Siempre era mi culpa. 


 


No supe en qué momento terminé afuera de la casa del padre de Saga, odiaba sentirme con un niño pequeño que corre a los brazos de su padre cada que tiene un problema, pero ya no encontraba una salida o una respuesta satisfactoria, ninguno de mis amigos podría ayudarme con mis predicamentos, necesitaba a alguien más neutral. 


 


Bajé del auto tambaleándome, no había comido bien en los últimos días, mi estado de animo estaba por los suelos y me era imposible retener alimento. Tampoco tenía mucha hambre, así que solo me aventuré a tocar a la puerta, sintiéndome la persona mas diminuta del país. 


 


—Vaya, hasta que te acuerdas que existimos —una mujer pelirroja de mirada desafiante abrió la puerta con una mueca. Sonrió y sin preguntarme me abrazó, me dejé envolver en su abrazo sintiéndome un poco mejor por la bienvenida. 


 


—Hola Sayuri —dije tranquilamente. 


 


—Ven, pasa —dijo la pelirroja con una sonrisa. Sayuri había sido la abogada que nos había sacado de los problemas legales ocho años atrás, había sido la fiscal que había encerrado a Mana y era la esposa del padre de Saga, se habían conocido durante el juicio. Fue muy raro, aunque para ese momento ya era normal, ambos actuaban muy paternalistas cuando se trataba de nosotros—. ¿Cómo estás? ¿Quieres algo de tomar? —Se adentró en la cocina sin dejarme contestar. 


 


De inmediato escuché las ruedas de la silla acercarse a la estancia, el señor Sakamoto me sonrió en cuanto me vio. Me hizo señas para que me acercara, nos abrazamos sinceramente, y tuve que controlarme para no ponerme a llorar como niño chiquito entre los brazos de ese hombre. Me señaló el comedor donde tomé asiento dejándome caer con pesar. 


 


—Sayuri, ¿podrías traernos algo de comer también? Kyo parece que se va a desmayar —dijo el señor con voz seria—. ¿Qué te pasó, hijo? 


 


Me azoté contra la mesa—. No lo sé, todo está mal, todo está al revés —dije con voz ronca. 


 


Le conté a grandes rasgos lo que estaba sucediendo, tanto él como Sayuri estaban al tanto de lo que estaba sucediendo con Mana, después de todo, Sayuri tenía guardias de veinticuatro horas, al ser la fiscal que lo había encarcelado se había vuelto un blanco en riesgo para venganza, pero sabía que estaba salvo a menos que nosotros los metiéramos en el embrollo. 


 


—¿Realmente crees que todo eso es cierto? —dijo el hombre con voz seria, después de que le di varios bocados a los onigiris que Sayuri había colocado sobre la mesa. 


 


—No tendría por qué ser falso, arrestaron a Toshiya, y él no se ha molestado en hablarme —dije como un adolescente. 


 


—Bueno, entonces no hay nada mas que hacer, ¿no? —dijo finalmente, haciendo que levantara la vista sin poder creerlo—. Si el chico no te quiere, no vale la pena que sigas llorando por él. 


 


Me quedé en blanco, realmente no era lo que esperaba escuchar. Tampoco sabía muy qué esperaba, que lo dejara ir no era una de ellas, no cuando cada milímetro de mi cuerpo ansiaba buscarlo. Tal vez era cierto, tenía que superarlo y dejar de llorar por él, pero no se sentía correcto. 


 


—¿Algo que quieras decir? —Dijo Sakamoto alzando una ceja, tenía una expresión burlona en el rostro. 


 


—Yo…


 


—Vamos Kyo, no es tan difícil —interrumpió Sayuri—. Es obvio que no quieres renunciar a Hiroto, es obvio que los dos están locos el uno por el otro. Vaya, lo notamos desde que iban en preparatoria; ¿nos estás diciendo que estás listo para dejarlo ir? 


 


—Claro que no —contestó el padre de Saga dando una palmada fuerte en la mesa haciéndome brincar—, no estás listo para dejar ir a la persona que realmente amas. Lo que no entiendo es, ¿qué haces aquí? Ciertamente no necesitas que te diga que lo amas, ¿quieres que te digamos si Hiroto te ama? Porque no importa cuántas veces te lo digamos si no eres capaz de creerlo, por ti mismo. 


 


Miré la mesa sintiéndome sumamente frustrado, cerré los puños tratando de encontrar las palabras correctas, tampoco entendía qué hacía ahí. Ocho años atrás me había derrumbado en el jardín de esa casa, había llorado hasta el cansancio y la persona que había evitado que cayera en un vacío había sido Hiroto, sin haber cruzado gran palabra conmigo en ese entonces me había seguido, me había dejado desahogarme y había ofrecido su apoyo. Tal vez fue en ese momento que le di mi corazón, tal vez debí haber sabido que estaba condenado a amarlo después de eso. 


 


—Creo que a veces no creo que lo merezco —dije con un poco de trabajo y sin atrever a alzar la mirada—, creo que no merezco ser feliz. Todo esto, todo lo que pasó, todo lo que está pasando, fue mi culpa. ¿Cómo podría ser feliz después de lo que le hice a los demás? Hiroto me dijo una vez que no los había obligado, que tenía que perdonarme porque no podía controlar sus acciones. Sólo que nunca he podido, menos cuando los vi caerse en pedazos a cada uno de ellos, ¿cómo iba a ser feliz con Hiroto si sabía que esto podía terminar por destruirnos? 


 


—Kyo, resguardarte de todo el mundo para no destruirte; no es vivir —dijo Sakamoto con preocupación—. Y tal vez tienes razón, tal vez fue tu culpa, si así lo quieres ver, no voy a intentar sacarte de ese error. Sin embargo, tu no hiciste que todos los demás tomaran las decisiones que tomaron, tu no emparejaste a nadie, no hiciste que se pelearan, que pasaran las cosas que pasaron por consecuencia de un montón de mafiosos, no es tu culpa. Ni siquiera las cosas buenas. 


 


Lo miré sin entender. 


 


—Si no hubiera sido por ti, entonces tu y Reita no serían amigos. Tal vez hubiera logrado estar con Kai, tal vez nunca hubiera encontrado el valor, vaya ni siquiera hubieras conocido a Hiroto, ¿no es cierto? —dijo tranquilamente—. Eso también fue tu culpa, que Saga los hubiera conocido. Que yo me haya casado con esta mujer —tomó de la mano a Sayuri—, también es tu culpa. ¿Por qué no mereces ser feliz cuando hiciste a tantas personas felices? No todo puede ser color de rosa, Kyo. Shou hubiera caído en ese hoyo de una u otra forma, pero al menos tenía a Sakito con él, y fue gracias a lo que hiciste. 


 


Me quedé sin palabras. 


 


—¿Por qué quieres quitarle esa felicidad a Hiroto? ¿Por qué te la quieres quitar a ti? ¿Por qué todos se merecen que pienses en su bienestar, menos tu? —Continuó—. Deja de pensar que todos te van a abandonar, porque mira, ocho años después y aquí estamos —sonrió. 


 


No sé en qué momento las lagrimas salieron de mis ojos, pero me di cuenta que llevaba mucho tiempo llorando. Me volvía a azotar contra la mesa para ocultar mi rostro, sentía su mano sobre mi hombro ofreciéndome apoyo. 


 


—Deja de huir de Hiroto —dijo Sayuri—. Deja de huir de ti. 


 


Mi teléfono sonó con un nuevo mensaje de Takanori, el alma se me cayó a los pies en cuanto lo leí, no era de mi hermano. 


 


“Voy por ti.”


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).