Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2Fast, 2Beautiful por urumelii

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kyo


 


Hablar con el señor Sakamoto y con Sayuri me había ayudado a aclarar mi mente. No había entendido de repente que en realidad lo que me frenaba siempre para estar con Hiroto era yo mismo, sin embargo, de pronto me di cuenta cómo podría ser mi mundo sin él y las posibilidades no me gustaban nada. No quería que estuviera fuera de mi vida. 


 


Tenía que hablar con él, tenía que volver a escucharlo rechazarme, no sin antes hablarle con la verdad. Decirle todo lo que sentía, si después de eso quería mandarme a volar estaba bien, pero al menos sabría que hice todo para que estuviéramos juntos y no dejé nada inconcluso. 


 


Recibí el mensaje en mi celular que estaba seguro que era de Toshiya, después me mandó otro y entendí lo que quería. Me avisaba que estaría en el concierto del sábado de Hiroto, tendría que esperar hasta el sábado para poder ver al cantante, tenía que ir, no solo para salvarlo del mafioso, tenía que estar con él, decirle todo. Mi plan era quedarme con Sakamoto hasta el sábado, sin embargo, Ruki apareció en la puerta. 


 


Rápidamente me contó todo lo que había sucedido con los demás después de marcharme, casi me voy para atrás de la impresión, entendiendo que había llegado el momento en que tendríamos que enfrentar el pasado de una vez por todas. 


 


—Toshiya va a hacer algo en el concierto de Hiroto —me dijo con temor a que yo perdiera la cabeza, no contaba con que yo ya sabía, asentí enseñándole la pantalla de mi celular—. Yo sé que algo pasó entre ustedes, no estoy muy seguro qué, pero te puedo decir que ese chico te ama Tooru. Ni yo mismo entiendo cómo —se burló, lo miré mal—. Creo que él ve en ti todo lo que yo sé que eres y te rehusas a mostrarle a los demás. No sé que te dijo, pero estoy seguro que fue culpa de Toshiya y si algo le pasa…


 


—No voy a dejar que algo le pase Taka, antes tendrían que matarme —aseguré. 


 


—Aoi, Uruha y Kaoru se ofrecieron a ayudarte —explicó. 


 


Me levanté—. De acuerdo, diles que los veré allá. Tengo que hablar con Hiroto y tengo que sacarlo de ahí antes de que Toshiya llegue; quien quiere es a mi, seré la mejor carnada —dije. 


 


—¿Te volviste loco? —Takanori me preguntó alarmado—. No hagas estupideces, si algo te pasa. Toshiya es capaz de cualquier cosa y no puedo perderte — fue entonces cuando se levantó, caminó hacia mi y se aferró a mi camisa. 


 


Lo abracé como cuando éramos niños y solía tener pesadillas, aquellas ocasiones que solía dormir en mi cama pues mis padres estaban de vacaciones o en algún lugar lejos de sus hijos—. No va a pasarme nada enano —me burlé. 


 


—Tu estás mas enano —se enojó asintiendo. Hizo ruido con la nariz y finalmente se separó—, solo no hagas una locura como las que ya has hecho. 


 


Sonreí, no le prometí nada. Permanecimos hasta el sábado juntos, en casa del padre de Saga, hablamos muchísimo, como no lo habíamos hecho en años, recuperamos un poco de nuestro lazo de hermanos. Me di cuenta que nunca había hablado de esa forma tan intima con Takanori y entendí un poco lo que me había dicho Sakamoto, antes, yo siempre había tenido una familia, después de tanto tiempo no se habían ido. Nos separamos para que pudiera marcharme a Saitama, Ruki ayudaría a Reita y Shou con los cargadores en el muelle. 


 


A pesar de que le había prometido no cometer ninguna locura. En realidad, la locura era toda la situación, obviamente no tenía boleto para pasar al concierto así que tuve que hacer un escándalo en la entrada para que los del staff me reconocieran. Esperaba con toda el alma que Hiroto no hubiera puesto una alerta para no dejarme pasar, pero no fue así. Me condujeron discretamente al backstage, sin quererlo me temblaban las piernas y el estomago me dolía, tal vez no estaba tan preparado para verlo como creí. La buena noticia es que no hubo rastro de Toshiya ni de posibles bombas, ni nada. 


 


Me abrieron la puerta a lo que pensé sería su camerino, fue una pequeña sala desierta que imaginé utilizaban los del staff para descansar. Me pasé diez minutos caminando de un lado a otro, dispuesto a tirar puertas si Hiroto no llegaba en los próximos dos minutos, como si lo hubiera invocado apareció en la puerta con mirada de sorpresa. Fue una de las visiones mas perfectas que he visto en mi vida, lo había visto incontables ocasiones arreglado para algún concierto o en la novela, ese día se veía diferente, más grande, incluso melancólico. 


 


Le habían pintado el cabello de rubio, y estaba usando diamantina por todos lados, tenía ya puesta la diadema que servía como micrófono, varias capas de delineador sobre sus ojos. Aunque yo creía que se veía perfecto con su cabello despeinado, con su primera sonrisa de la mañana, como lo había visto muchas veces en mi casa. Abrió mucho los ojos al verme frente a él, jugueteaba con sus manos y miraba a todos lados sin saber muy bien qué hacer. 


 


—Hola —atiné a decir, como si fuera lo más apropiado. Pensé por un momento que se me echaría encima y me molería a golpes, solo avanzó unos cuantos pasos hacia mi cerrando la puerta detrás de él. 


 


—¿Qué haces aquí? —No sonó a un reclamo, me veía con ojos suplicantes. 


 


—Sabes perfectamente que hago aquí, no podías romperme de esa forma y esperar que todo marchara a la perfección —no estaba enojado, quería explicarle con claridad lo que sentía—. No podías esperar que renunciara a ti tan fácil. 


 


—¿Por qué? ¿No te bastó todo lo que te dije? —Se mordió el labio con urgencia. 


 


—Claro que no —avancé, me detuve al instante—. Al principio pensé que tenía que olvidarte, pensé incluso en conducir hasta un limite y solo dejar que el auto siguiera su curso, al final creo que no pude irme de este mundo pensando lo que podría pasarte o cómo te sentirías. 


 


—Eres un tonto —negó sonriendo ligeramente—, ¿cómo vas y piensas esas cosas? Y encima te pones a pensar en mi. 


 


—Siempre estoy pensando en ti —dije sin una pizca de vergüenza. La sorpresa de Hiroto fue evidente, eran el tipo de cosas que me había cansado de ocultarle, aunque podía habérselas dicho mientras éramos cariñosos el uno con el otro, jamás le había hablado con tal seriedad respecto a lo que sentía. Hiroto abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar, lo había dejado sin palabras—. Ya sé, que debo ser el mas grande tonto de la historia, y que estás harto de que te siga como perro faldero, es solo que no puedo evitarlo. Te amo, te amo tanto que siento que colapso si no estoy contigo, si no te tengo cerca el mundo es…


 


—Una fantasía —completó Hiroto sabiendo lo que iba a decir. 


 


Asentí—. Si me ves solo como un hermano mayor, está bien. Solo quiero que sepas que yo no, jamás te he visto como un hermano menor ni un reemplazo de Takanori, te amo desde el primer instante que cruzaste palabra conmigo; aunque suene descabellado. El día del funeral de los Shiroyama, caí en cuenta que te amaría por toda la vida —dije rápidamente. 


 


—Kyo…


 


—No, déjame terminar. Si me quieres mandar al carajo después, está bien; solo ya no me quiero guardar esto —tomé mi camisa y la arrugué cerca del pecho—. Siempre he creído que no te merezco, eres demasiado perfecto, talentoso, espectacular para ser mío nada mas; ¿viste la cantidad de personas que esperan por ti, allá afuera? Yo nunca he creído que sería capaz de igualarlas, me he sentido tan poco junto a ti que decidí callar todo, con tal de verte triunfar, la verdad tenía miedo de perderte, que no fuera real. Todas las personas que he amado, se han ido y a ti te he amado más que a nadie —pequeñas lagrimas se formaron en los ojos del cantante—. Es solo que me di cuenta que no hay manera en la que alguien te ame como yo lo hago; todas esas personas que te idolatran no te conocen como yo te conozco. No saben de esa sonrisa tan especial que tienes o la forma en la que tu risa suena cuando acabas de hacer una travesura, jamás podrían imaginarse como se arruga tu nariz cuando comes algo que no te gusta o tus labios se curvan cuando te acabas el helado que siempre hay en mi nevera para ti. Nadie mas que yo sabe que te dan miedo las películas de terror, pero te encantan de todas formas; nadie sabe que cantas cada que estás nervioso o bailas cuando cocinas…Yo sí, yo te amo con todas esas cosas, porque hacen de mi vida una existencia perfecta que nunca creí merecer, pensé que no merecía ser feliz contigo, pero yo ya era feliz contigo a mi lado, con solo oler tu perfume o sentir tu respiración cuando nos dormíamos en el sillón. Yo ya era feliz contigo…


 


Sus labios sobre los míos me interrumpieron, no pude reaccionar a tiempo hasta que sus brazos rodearon mi cuello. Logré poner las manos sobre su cadera de forma torpe. Sentí sus lagrimas empaparme las mejillas, un sabor salado mezclado con el sabor de sus labios, cada poro de mi cuerpo reaccionando a su toque. 


 


Se separó recargando su frente en mi hombro—. ¿Por qué tenías que decir todas esas cosas tan maravillosas justo ahora? —Dijo aun llorando—. Te amo, Kyo. Te amo tanto que siento que voy a volverme loco, pero no puedo —sentí una presión en el pecho—, ¿no entiendes? Toshiya…


 


Lo tomé por los hombros para verlo—. Toshiya no puede hacerte daño, no voy a dejar que lo haga. Él no tiene nada que ver en esto —aseguré. 


 


Hiroto hizo una mueca, alejándose completamente de mi, subió ligeramente la camisa que vestía. Me mostró la consola del micrófono, la cual se veía extraña, no era un experto pero parecía tener elementos de más y cuando vi un pequeño botón rojo parpadeando, el mundo se cayó. 


 


—¿Esto es…? —Abrí mucho los ojos. 


 


—Llegaste muy tarde Kyo —la voz de Toshiya atravesó el ambiente—, debo decir que esta fue una hermosa confesión de amor, solo que —chasqueó la lengua—, creo que la dirigiste a la persona equivocada —se señaló a si mismo. 


 


—¿Cómo te atreviste? —Me acerqué al hombre cerrando los puños—. Hiroto no te hizo nada, en todo caso a quien deberías querer matar es a mi. 


 


Toshiya se alzó de hombros—. Te equivocas, ese chico me ha hecho mucho. A ti no quiero matarte, a él, sí. Tómalo como consuelo, lo hubiera hecho de todas formas, hubieras venido o no —sonrió—. No hay nada que me haga mas ilusión que verlo arder para pagar haberte robado de mi lado. 


 


—Estás enfermo —le dije—. Nunca estuve a tu lado. 


 


—Se supone que te arrastrabas por mi —gritó. 


 


—Quítale eso y me arrastraré todo lo que quieras —le dije con cuidado, no quería que cometiera una estupidez si se alteraba. 


 


Toshiya negó—. No, después de esa confesión, no puedo dejarlo vivo —sacó un pequeño celular de botones que supuse era el detonador—. La única manera en la que tendrás ojos para mi es si este niño no existe —entrecerró los ojos. 


 


Fui lo bastante rápido para aventarme hacia él antes de que hiciera un movimiento con la mano, ambos caímos al piso, el celular cayó a centímetros de nosotros. 


 


—¡Kyo! —Gritó Hiroto, logré ignorarlo, mi mente puesta directamente sobre el pequeño dispositivo. 


 


Me levanté como bólido alcanzando a pisar la mano derecha de Toshiya en el proceso con excesiva fuerza, su gritó me alertó que le había hecho daño. Tomé el celular sin pensarlo, poniendo especial atención en no presionar nada extraño, Toshiya se levantó mirándome con odio. 


 


—Si intentas destruirlo estallara de todas formas —advirtió con una mueca en el rostro—, además que no es la única bomba en el lugar. 


 


—No hay manera en que esto acabe bien, dime que quieres —dije respirando con dificultad. 


 


—Matarlo —sonrió—, puedes hacerlo tu si quieres, solo tienes que presionar el numero nueve. Entiéndelo Kyo, se acabaron las negociaciones, se acabó. Solo quiero verlo muerto, quiero verte arrastrarte ante mi, que sea el único objeto de tu afecto; nada me haría más feliz que matar a cada uno de tus amiguitos y cuando te des cuenta que soy lo único que te queda, no te vayas nunca mas de mi lado. 


 


—No puedo —dije, no quería decir todo lo que realmente pensaba, el asco que me causaba que hablara de esa forma, como si de verdad fuera a funcionar. Abrí la puerta lentamente—, llevaré esto a las autoridades, ellos sabrán como desarmarla. Se acabó —salí con rapidez. Toshiya me siguió de inmediato. 


 


Me eché a correr por el pasillo, sintiendo al otro detrás de mi. Mi cabeza iba a mil por hora tratando de pensar qué hacer, el ruido del público tampoco me ayudaba a tenerlo claro, fue cuando escuché el disparo; por supuesto que el maldito traía un arma. Me giré a todos lados para ver si alguien se había percatado de lo ocurrido, pero el ruido era tal que el disparo había pasado inadvertido, sabía que no correría con la misma suerte si había otro. Sin contar que podría darme y matarme al instante. 


 


Alcancé a esconderme detrás de una columna, antes de que Toshiya pasara a mi lado. Le solté un golpe que lo hizo tambalear, seguido de otro. Él alcanzó a tomarme de la camisa azotándome contra la pared, en ningún momento solté el celular, aunque trató de recuperarlo, alcé pierna derecha dandole de lleno en el estomago, volví a echar a correr directo a unas escaleras. Nadie podía ver que estábamos haciendo, pues permanecimos en las sombras. 


 


—Vamos Kyo, tu y yo. No hay nada mas perfecto —me dijo cuando me tomó por la camisa arrastrando hacia atrás y haciendo que retrocediera. 


 


—Lo perfecto es que nos dejaras en paz —me moví de tal forma que rompí la camisa, quedando solo en pantalones. Me giré hacia él dando otro golpe en su mejilla, cayó de bruces pero me tomó por el tobillo, logró que yo también cayera. Me giré hacia él moviendo con fuerza la pierna para hacer que me soltara; después de maniobrar por minutos pude volver a ponerme en pie. Escalé por una de las vigas sabiendo que no podría seguirme con facilidad. 


 


Fue cuando me di cuenta que había varias personas sospechosas entre el público, hubo otro disparo que apenas esquivé subiendo el pie. Me dolían los brazos por el esfuerzo, pero no podía poner a nadie más en riesgo; sin embargo para mi mala suerte Toshiya venía escalando detrás de mi, fresco como una maldita lechuga. Tenía que alejarme de él para poder hablarle a la policía, quien fuera que pudiera ayudarnos, no podía huir para siempre, en algún momento la bomba en la cintura de Hiroto iba a estallar. 


 


Llegué a la cima, para mi desmayo no había muchas posibilidades para caminar o moverse. Lo único que podía hacer era atravesar una gran viga que no se veía muy segura, tampoco tenía muchas opciones, si Toshiya llegaba hasta mi, no solo me iba a disparar, lograría hacerse del celular. Comencé a cruzar sintiéndome en la cuerda floja, el otro pisando mis talones. Fue entonces que el cabrón disparó por tercera vez, el público de pronto empezó a gritar provocando un gran estruendo, me resbalé por el disparo y quedé colgando de la viga. 


 


—¡Kyo! —La voz de Hiroto atravesó el auditorio, habían prendido su micrófono, apenas pude voltear para darme cuenta que estaba sobre el escenario. 


 


Una explosión atravesó el lugar, no fue lo bastante fuerte para derrumbar el lugar, pero fue lo suficiente para crear una ola de pánico. La gente comenzó a gritar esta vez no de emoción, algunos ni siquiera se habían percatado de que yo estaba colgado, la explosión había puesto a todos en alerta. Hiroto no se había movido del escenario. 


 


—¡No! No me voy a mover —su micrófono seguía encendido. 


 


Parecía una escena salida de una película de acción, la gente corría al mismo tiempo que cientos de agentes de lo que parecía CIRO entraban al lugar, tanto para ayudar a evacuar como para localizar las demás bombas. Hubo un segundo estallido igual de ligero que el anterior, pero este hizo que varias cosas en el escenario se cayeran pues había sido muy cerca de ahí. 


 


—¡Carajo, Hiroto! ¡Muévete! —Le grité luchando por mantenerme sostenido, sin embargo Toshiya ya estaba sobre mi con una amplia sonrisa. 


 


La gente corría, había gritos, ya había fuego y humo. Mi brazo por mas fuerte que fuera no lograría sostenerme por mucho tiempo, si caía, seguramente moriría. Estaba acabado.


 


—Esto solo puede terminar de dos formas —Toshiya se inclinó hacia mi para que pudiera escucharlo—. Me das ese dispositivo y te ayudo a subir; terminamos juntos y en paz. O quieres hacerte el valiente, te caes y de todas maneras tu amorcito se muere —sonrió—. Yo gané.


 


Me giré hacia un lado, por un momento pensé que estaba alucinando, pero era real; así que hice lo mas conveniente. 


 


—Se te olvidó la tercera —le dije balanceándome para tomar fuerza, era una locura, tal vez podría hacerlo yo mismo, yo quería que aquello se terminara. Lo alcancé a tomar de un brazo con mi mano izquierda jalándolo hacia mi—, donde los dos nos caemos —solté mi mano derecha de la viga, lo agarré con fuerza. El peso fue suficiente para que Toshiya diera una vuelta sobre la viga, él no alcanzó a agarrarme por lo que cayó irremediablemente. 


 


—¡Kyo! —La voz de Hiroto. 


 


Pasó en un microsegundo, por un momento pensé que yo también caería, que todo había sido una alucinación, cuando dos manos me alcanzaron a sujetar antes de que yo también cayera. 


 


—Eres un imbécil —Aoi me había agarrado del brazo. 


 


—Eres muy lento, Shiroyama —sonreí aliviado de que mis cálculos habían sido correctos y que no había alucinado que se encontraba ahí. 


 


Me ayudó a subir con cierta dificultad, me dolía el cuerpo. Sentía que me había desgarrado el brazo por el esfuerzo de sostenerme por tanto tiempo, abajo de nosotros  aun era un caos, pero el cuerpo de Toshiya yacía ahí, no estaba seguro si estaba muerto. El humo y el fuego hacían imposible ver del todo. Caminamos hacia la viga donde me encontré con Kaoru, quien miraba a todos lados mientras gritaba indicaciones por un transmisor. 


 


—Le pusieron una bomba a Hiroto —le avisé. Me vio con sorpresa y se apresuró a decir lo que ocurría a sus compañeros. 


 


Había mucha gente que aun se encontraba en el lugar y si había otra explosión estaríamos en serios problemas; alguien se había llevado a Hiroto del escenario. Bajamos de la viga, teníamos que salir de ahí y pronto. 


 


—¿Estás bien? —gritó Aoi entre el humo. 


 


—Estaré bien cuando esto haya terminado y nosotros hayamos salido de aquí —la visibilidad era nula en ese momento, me guiaba por puro instinto, el calor comenzaba a raspar mi garganta y hacía que me lloraran los ojos. Si no encontrábamos la salida, sería nuestro fin. 


 


Algo me tomó por el pie, pensé que tal vez sería alguien del publico pero encontré a Toshiya con una extraña mueca, había sobrevivido la caída, como si fuera el maldito Terminator. Tenía el arma en la mano, que primero había apuntado a mi cara, pero que ahora dirigía al bolsillo del pantalón donde había guardado el celular que detonaba la bomba. 


 


—Si se destruye, el cantante se muere y ustedes con él —dijo con dificultad, noté que muchos huesos de su cuerpo estaban en ángulos extraños, se había movido por pura necedad y ese sería su ultimo acto antes morir. 


 


Escuché el rugido de algo que pensé que tal vez era otra explosión, mi cerebro imaginó que sería el fin. Que todo el esfuerzo había sido en vano; incluso las luces brillantes que vi en ese momento pensé que eran parte del sopor del humo y el miedo por el disparo. Sin darme cuenta, una moto estaba a un lado de nosotros, había abierto una de las enormes puertas y había atravesado el lugar hasta llegar a donde nos encontrábamos. El conductor sin quitarse el casco, dirigió la mano hacia Toshiya. 


 


—¿Tú? —Dijo el mafioso sin poder creerlo. 


 


El conductor ladeó la cabeza antes de dispararle directo en el pecho, Toshiya cayó muerto en pies, salpicando mis tenis. Alcé la vista sin poder creer lo que acababa de pasar, vi la moto, no era cualquier moto, una Icon Sheene; quería hablar, el humo lo hacía imposible. El chico se subió a la moto, la prendió, me jaló para subirme. Pensé que sería imposible, pero de alguna forma irónica y dantesca los cuatro pudimos salir de ahí sobre la moto. 


 


Me tiré al piso tosiendo, un paramédico se me acercó de inmediato con una mascarilla de oxigeno, no pude rechazarla. Mi inquietud se encontraba más en Hiroto, que no estaba por ningún lado; me giré hacia la moto, donde Aoi y Kaoru también tenían mascarillas. Fue entonces cuando Uruha se quitó el casco, lo miré sorprendido, no que no supiera que era él; sin embargo lo había hecho tan fríamente que nunca hubiera pensado que era capaz de algo así. 


 


—Tu no eres un asesino, Kyo —dijo el castaño sonriendo lastimosamente—, yo sí. Deja que me quede con eso, enfócate en Hiroto —hizo un movimiento con la cabeza. 


 


Hiroto caminaba con cinco personas a su alrededor, tenía una manta encima, le habían quitado ya el micrófono, con lo que asumí que también la bomba. Sentí un gran alivio en el pecho. Se detenía con alguna fan que le decía algo, le sonreía ligeramente a pesar de que su maquillaje estaba corrido por las lagrimas y su perfecto peinado había desaparecido. Caminaba hacia nosotros con paso quedo, me levanté de inmediato, quería correr hacia él, pero no podía, Hiroto seguía siendo una figura publica y para ese momento, millones de cámaras estaban en el lugar para reportar lo que había ocurrido. 


 


—¿Estás bien? —Logré decirle cuando llegó conmigo, me quité la mascara haciendo caso omiso del paramédico. Quería tocarlo, no me atrevía. 


 


—Tonto, ¿por qué preguntas por mi? Pensé que… —su voz se cortó—, gracias. Me salvaste —sonrió. Me tomó la mano, mi brazo protestó de dolor, tal vez estaba más herido de lo que creía, quise hacerme hacia atrás, había mucha gente viéndonos incluso si ya había anochecido, estábamos al aire libre; no me dejó—. Todo eso que dijiste ahí adentro, ¿lo sostienes? —Preguntó mordiéndose el labio. 


 


—Siempre —contesté con firmeza—, te amo —dije en voz baja. 


 


Sonrió aún más—, que bueno. Fue sumamente irresponsable lo que hiciste, pero ya se acabó y podemos estar juntos —dijo sereno. 


 


Miré a todos lados. 


 


—No me importa, te amo —dijo y sin avisarme me besó. Hubo un sonido alrededor de nosotros, millones de cámaras siendo disparadas, flashes y gritos, que dejaron de importarme a los dos segundos de tenerlo en mis brazos. 


 


No iba a dejar que alguien me arrebatara de su lado, nunca. 


 


-&-


 


Kai


 


La pantalla donde se había visto la explosión se había apagado, miré a Sujk sin poder creerlo, a pesar de que había hecho una promesa, había hecho que las bombas estallaran. Me levanté furioso, darme cuenta que Reita estaba en camino, me dio renovadas fuerzas, yo tenía que seguir peleando, me había rendido en el momento en que me habían secuestrado porque estaba deprimido, porque ilusamente había pensado que lo mío con él había terminado de una manera tan catastróficamente que no valía la pena seguir peleando. Ahora me daba cuenta de lo absurdo que había sido, que Akira Suzuki podía ser un imbécil pero jamás dejaría de amarme. 


 


—Ups —dijo Sujk alzando los hombros—, si te consuela. No fui yo; seguramente a Toshiya se le ha de haber dificultado matar al cantante —se rió. 


 


La sangre me hirvió y sin previo aviso le solté un puñetazo a Sujk que conectó en su mandíbula, lo tomó tan desprevenido que cayó al piso. Tenía dos opciones, pelearme y esperar a que Reita llegara o pelear y sacar a Sakito de ahí para interceptar a mi novio. Sin dejar que el mafioso se levantara, le di una patada en la cabeza lo más fuerte que pude, la cual lo aventó hasta el otro lado de la habitación. No fue suficiente para dejarlo inconsciente, sin embargo el factor sorpresa seguía de mi lado; tomé la pantalla jalando con fuerza para desconectarla en el proceso. No quería hacerlo realmente pero no tenía de otra, la alcé con todas mis fuerzas y la azoté contra Sujk, algunas chispas salieron volando, por dentro recé que no lo hubiera matado; no era mi intención. No se movió, al menos había quedado inconsciente. 


 


—Wow —dijo Sakito sarcásticamente, removiéndose con dificultad sobre la cama. 


 


Lo miré con severidad, lo menos que necesitaba eran sus comentarios ácidos. Me acerqué a la puerta, traté de abrirla, no cedió. De nueva cuenta, alcé el pie directo al picaporte, con un fuerte golpe logré volarlo, haciendo que la puerta se abriera de golpe. 


 


—En serio, Kai. ¿Por qué no hiciste eso desde un principio? —Sakito habló pero no se movió. 


 


Giré los ojos—. No eres de mucha ayuda, ¿sabes? —Me acerqué a él—, vámonos —le indiqué, Sakito no se movió—. No te voy a dejar aquí. 


 


—Sólo te voy a estorbar, ni siquiera puedo correr. 


 


—No me importa, ya los viste. Ya vienen en camino. 


 


Sakito miró fijamente a donde antes había estado la pantalla, como si pudiera ver todavía el auto que conducía Shou, la forma tan violenta en la que manejaba el F8. Parecía haberse ido a otro mundo de pronto, noté que apretaba las cobijas con mucha fuerza y su cuerpo temblaba.


 


—Hazlo por ti, eres mas fuerte que todo esto —le aseguré, no solo porque quería que se moviera, verdaderamente lo creía. Sabía que si había alguien capaz de hacer cualquier cosa que se propusiera, era Sakito—, eres mejor que todo esto. 


 


Tomó aire y asintió. Trató de moverse, aunque fue muy lento, lo logró; pasé su brazo sobre mi hombro para ayudarlo a caminar. 


 


—Espera —dijo cuando estábamos a punto de salir—, revisa si no tenía un arma. Tal vez nos haga falta. 


 


Recargué al abogado sobre la pared y corrí hacia el cuerpo inconsciente de Sujk, sin gustarme mucho la idea, pasé mis manos sobre su cuerpo en búsqueda de cualquier cosa que pudiera ayudarnos. Encontré una automática en su bolsillo, me sentí aliviado, salir de ahí no sería nada fácil, aunque estaba seguro que la mansión no había ni la mitad de los mafiosos a los que se tuvieron que enfrentar hace ocho años no iba a arriesgarme, mucho menos en la condición en la que se encontraba Sakito. 


 


—¿Cuál es tu plan? —Me preguntó en cuanto volví a cruzar su brazo por mi hombro. 


 


—Improvisar —contesté caminando por el pasillo a paso constante. 


 


—Es un gran plan. 


 


—Sakito…


 


—Ya, lo siento. Suelo ser más sarcástico cuando mi vida peligra. 


 


—Eres igual al cabrón de Shou —solté sin querer, la respiración de mi amigo se agitó pero no dijo nada. No podía estar muy seguro de cómo se sentía, solo que ese no era el momento para preocuparse en exceso, tenía que concentrarme en salir de ahí antes de que Reita entrara haciendo un escándalo, si podía evitar el enfrentamiento directo y solo fuera él en su papel de policía, nadie saldría herido, mas. 


 


Bajamos las escaleras, no había nadie. Realmente pensé que podíamos lograrlo, estaba tan concentrado en evitar que Reita volviera todo un desastre que jamás vi venir lo que sucedió después. Estábamos a mitad de escalera, todo estaba oscuro, la mayor parte del piso de abajo se había quedado sin electricidad gracias al Corvette de Kyo, desde hacía ocho años. Se sentía el frío entrar debido a la corriente que generaba el gran hueco en la pared, a pesar de que estaba cubierto por un enorme plástico, el cual brilló deslumbrándonos al instante cuando dos faros de un auto comenzaron a acercarse. 


 


—Tienes que estar bromeando —dije al notar que no era un auto, eran dos.


 


El que iba adelante, aceleró tratando de evitar la colisión, cuando el segundo auto logró chocarlo por detrás haciendo que girara noventa grados, el Ferrari F8 que conducía Shou le dio de lleno al auto de Byou en la puerta lateral, arrastrándolo a gran velocidad. Solo que esta vez no había pared para estrellarse, iban a pasar de largo hasta encontrar la primera pared que era un enorme pilar que lograba que la casa se mantuviera en pie. 


 


Sakito comenzó a reírse ante la ironía—. Pensé que no íbamos a atravesar paredes —dijo en el momento en el que el auto de Byou entró a la propiedad con un enrome estruendo, empujado por Shou. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).