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2Fast, 2Beautiful por urumelii

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Notas del capitulo:

oigan, este es el capitulo final. XD 

 

Se los presento con amor y con la esperanza que me dejen un rvw para saber su opinión?

Sakito


 


Lo vi atravesar la pared, lo vi chocar el auto, lo vi bajar del Ferrari, tenía el cabello despeinado y una mirada que recordaba de hacía mucho tiempo, casi había olvidado que existía ese aspecto salvaje de él, esa forma en la que se erguía y lo hacía parecer más alto de lo que en realidad era. No parecía un héroe bajando de su corcel, aunque para mucho podría ser así, mas bien parecía una bestia contenida en una enorme jaula de metal. 


 


Fue extraño el sentimiento que tuve al verlo, era tristeza porque sabía que si se había atrevido a hacer tal cosa era porque sabía lo que Byou había hecho conmigo. Aunque tal vez no podía imaginar ni siquiera la magnitud en la que ese hombre me había roto en mil pedazos. Durante toda la semana me había repetido una y otra vez que no era nada que no hubiera hecho ya, sin embargo, el sabor era amargo, era tortuoso. También sentí un extraño alivio en el pecho, verlo ahí significaba que tal vez, las cosas podrían terminarse de una vez, que no tendría que volver a sentir las manos de Byou sobre mi cuerpo, aun si cada vez que cerraba los ojos veía su terrible sonrisa. 


 


Shou bajó del auto dando un portazo, no tenía ninguna expresión en el rostro, ladeó la cabeza para tronar su cuello, había salido ileso de la colisión. No era ningún milagro, había calculado la fuerza exacta que necesitaba para llevarse al auto de Byou de por medio sin lastimarlos a ambos, Shou no estaba planeando hacerle daño al otro por el choque, eso solo era puro alardeo. 


 


Me quedé parado a mitad de las escaleras, Kai junto a mi, ambos estáticos, verdaderamente impresionados por lo que acababa de pasar, una repetición de hacía ocho años. Aunque yo no había visto la primera colisión la había sentido, cuando tiraron la pared de la mansión, esta tal vez había sido menos impresionante pero había sido perfectamente calculada. 


 


—Vaya —gritó Byou saliendo del auto, se tambaleó ligeramente. Era claro que no se había esperado el choque e incluso su voz había temblado. No lo culpaba, la forma en la que Shou lo miraba era aterradora, ademas que solo estaba iluminado por la luz proveniente de afuera, de los autos y del piso de arriba, todo esa parte de la casa no tenía electricidad—, ya probaste tu punto Shou, pero, ¿qué crees? De todas formas no hay nada que puedas hacer o ¿vas a matarme? ¿Sabes cuánto he esperado para estar frente a ti, por fin? —sonrió. 


 


Sentí un nudo en la garganta que me impidió hablar. Byou no se había cansado de repetirlo, su verdadero blanco siempre había sido Shou, todos los demás éramos solo peones en su absurda venganza. Byou solo tenía una cosa en mente, matar al asesino de su padre, fuera el medio que fuera. Quería moverme, hacer algo, solo pude quedarme ahí como un espectador de la terrible escena, fue cuando notamos que había movimiento en el pasillo de arriba, pensé por un momento que sería Sujk, sin embargo por primera vez en años, Mana estaba parado en la cima de la escalera. 


 


Me aferré al brazo de Kai, este negó soltándome—. Quédate aquí —dijo en voz baja para no interrumpir a Shou o distraerlos. 


 


Negué con pánico. 


 


—Reita llegará a tiempo —aseguró y comenzó a subir las escaleras. Mana sonrió, caminó por el pasillo esperando a que Kai lo siguiera, lo que fuera que tuviera preparado no iba a suceder ahí. 


 


Regresé mi vista a los dos de abajo, quienes parecían estatuas, ninguno de los dos se atrevía a moverse sabiendo que el mas mínimo movimiento podría ocasionar un desastre. 


 


—Ya me tienes aquí, ¿qué es lo que vas a hacer tú? —Preguntó Shou con voz profunda, una voz que tampoco usaba regularmente. Casi siempre que hablaba parecía cansado o soltaba algún extraño comentario, en ese momento sonaba ronca y alucinante. 


 


—¿Sabes lo que voy a hacer? Voy a terminar con tu vida —dijo Byou casi riendo—, es lo único que falta. Ya se hizo añicos después de todo y gran parte lo hiciste tu solo, debo decir que no pensé que saldría tan perfecto, me parece que no estás ebrio, una lastima, pensé que podría darte ese beneficio, una ultima copa, ya sabes —caminó por el lugar destrozado, había astillas y piedras por todas partes, el sonido del motor del auto andando—. Siempre he querido preguntarte, ¿qué fue lo que te motivó a matar mi padre? Es decir, ya había llegado la policía, ¿por que no dejarlo vivo? ¿Tenías que ser un maldito desgraciado? 


 


Shou giró los ojos—. ¿Eso es todo? ¿Has hecho todo este maldito drama por Gackt? Debió ser un gran padre —dijo sarcásticamente—, si quieres saber: fue Sakito. Tu grandioso padre se atrevió a mirar a Sakito de una forma en que no debía —exageró. En realidad, Gackt me había disparado, y su muerte había sido más un accidente que otra cosa, Shou había reaccionado por mero instinto en aquella ocasión, no lo hizo con premeditación. También entendía porque lo estaba contando de esa forma. 


 


Byou se rió—. Debes de estar ansioso por matarme entonces, tomando en cuenta que tuve a tu Sakito gimiendo como perra en mi cama —no pudo decir algo más cuando el puño de Shou lo golpeó en la mejilla. Byou se acarició el lugar donde había recibido el golpe, sonrió—. Tienes mucha fuerza para ser un ebrio fracasado —escupió—. ¿Te vuelve loco pensar que le cumplí más a tu novio de lo que tu pudiste en tantos años? 


 


Cerré los ojos ante lo que dijo, no había sido por gusto, no lo había disfrutado y odiaba que lo dijera como si hubiera sido mi idea. Me tragué las lagrimas, un ruido sordo hizo que mis ojos se volvieran a abrir. Shou había empujado tan fuerte a Byou que este había acabado sobre el cofre de uno de los autos. Por un momento pensé que lo seguiría golpeando, pero no se movió. 


 


—¿Por qué no vienes y terminas el trabajo? —Lo retó Byou—. No me he tratado de defender siquiera, puedes hacerme lo que quieras. 


 


Fue el turno de Shou de sonreír—. Tienes un arma en la cintura, en el momento en que te golpee, por mas tiempo del necesario reduciré la distancia para que te asegures que puedas matarme. Además, quiero escuchar todo lo que tengas que decir, quiero que te desahogues, porque va a ser lo ultimo que vas a decir —sabía que lo decía en serio, aún así un vacío me hizo sentir nauseas. Byou se lo merecía, se lo merecía. 


 


—Que agallas las tuyas pensando que de verdad vas a ganar. ¿Realmente piensas que Sakito va a volver contigo si me matas? —Se burló—. ¿Crees que te vas a redimir de pronto? Acéptalo, tu le hiciste mucho mas daño del que yo. De hecho, creo que yo le hice un favor; le di la cogida de su vida. 


 


Shou le soltó un puñetazo al auto que tenía a un lado y suspiró, estaba por todos los medios tratando de controlarse para no seguir golpeando al otro. Fue en ese momento que vi llegar los demás autos, se estacionaron torpemente en el jardín; al primero que vi fue a Manabu quien corría directo hacia Byou. Reita se bajó del auto, seguido de Jin, detrás de los autos venía Kazuki corriendo; Tora y Saga bajaron de otro. 


 


—Byou —pronunció Manabu—, nos traicionaron —señaló hacia Kazuki y Jin. 


 


Byou sonrió de lado—, debería haberlo imaginado. Son muy débiles —dijo con tranquilidad. 


 


—Claro que no —gritó Jin—, ¿porque no detienes esta locura? Aún hay tiempo, no eres tu mismo. Podemos negociar, vamos Byou. 


 


El otro los vio casi con asco, sacó el arma de su pantalón; Reita también lo hizo apuntándole directo. 


 


—Ni lo intentes —advirtió. 


 


—Reita, no le vayas a disparar —dijo Shou—. Mejor ve a buscar a Mana, yo me encargo. 


 


—Pero...


 


—Yo me encargo —dijo con voz que no dejaba espacio para la discusión. 


 


Reita echó a correr por las escaleras, se frenó donde yo estaba pero negué para que me pasara de largo, Shou aún no se había percatado que yo estaba ahí y no quería que lo hiciera, podía descolocarlo. Los demás se quedaron estáticos, esperando por el movimiento del otro. 


 


—Voy a matarte a ti y luego hablaremos —dijo Byou finalmente dirigiéndose primero a Shou y después a Kazuki y Jin. 


 


—Yo lo haré —Manabu también sacó un arma. 


 


Todo fue un caos entonces, Manabu disparó sin pensarlo dos veces directo hacia Kazuki, este alcanzó a agacharse a una velocidad sorprendente. Byou echó a correr,  Shou lo alcanzó de inmediato al pie de la escalera, lo jaló por la camisa y lo azotó contra el primer escalón. El arma salió volando a tan solo centímetros de él. Tora estaba peleando con Manabu, quien aun tenía la otra pistola, pero mis ojos estaban centrados en Shou y Byou. 


 


—No te ves tan valiente ahora —dijo el escritor sin haberlo soltado de la camisa, le soltó un puñetazo haciendo que su cabeza volviera a rebotar contra el escalón—. ¿Te sientes más hombre cuando estás forzando a alguien o solo cuando tienes una pistola? ¿Así de minúscula la tienes? —otro golpe. No había forma en que Byou fuera a soltarse de ese agarre, Shou era más grande, mas fuerte y estaba furioso—. ¿Realmente pensabas que podías matarme solo con un arma en la cintura? —dijo con una mirada siniestra. 


 


Byou escupió sangre mientras negó—. Sabía que serías una verdadera molestia y matarte con una pistola hubiera sido muy fácil —movió la mano, lo vi sacar un cuchillo. Quise gritar, Shou fue más rápido, alcanzó a sostener el brazo del otro antes de que le encajara el cuchillo en el costado. Lo apretó tan fuerte que Byou soltó el cuchillo por la presión, me di cuenta que en realidad no tenía oportunidad contra Shou, lo había llevado a tal limite que pelearía sin importarle las consecuencias. Shou podía parecer muy pasivo, el problema de la bebida lo hacía lucir más débil, en realidad era un error subestimarlo, sus reflejos, su fuerza. Volvía a pensar en la bestia, cuando Reita y Aoi eran dos salvajes desbocados, Shou era una bestia que esperaba a despertar, Byou lo había despertado.


 


—Te voy a decir algo —le dijo a centímetros de su cara—, si no te hubieras atrevido a hacerle algo a Sakito, yo solo me hubiera terminado por matar, yo solo hubiera acabado con mi vida —sonrió—. Tú me diste una razón para seguir vivo, me diste un objetivo. ¿Ves ese barandal roto? —señaló hacia arriba, siguió sin poder verme, pues estaba oculto en la oscuridad. En el tercer piso se encontraba un hueco entre la madera—. De ahí cayó Gackt, después de que lo empujé —jamás lo había escuchado decirlo en voz alta y mucho menos con tanto veneno, casi contento de haberlo hecho—. Sabía que si no lo hacía iba a matarnos —Byou gimió en el agarre, no alcanzó a decir algo más, Shou lo tenía agarrado no solo del cuello, tenía la pierna sobre su estomago y casi todo el cuerpo recargado para evitar que se moviera—. Me ha acompañado cada día de mi vida, haberlo matado. Me sentía culpable, ¿sabes? —Bufó—, aquí contigo me doy cuenta que fue lo mejor que pude haber hecho. Que lo mejor que puedo hacer es acabar contigo ahora —lo volvió a azotar contra el escalón, esta vez utilizó el antebrazo el cual colocó sobre el cuello de Byou, e hizo presión, escuché la forma en la que luchaba por respirar—. Aquí se acaba tu vida, Byou —dijo con fuerza, pasaron varios minutos donde el mafioso forcejeaba por librarse del agarre, noté como poco a poco dejaba de resistirse, se atragantaba para tratar de respirar; Shou seguía con la misma mirada, no detuvo ni un segundo la presión, hasta que me atreví a decir su nombre. 


 


—Shou —mi voz volvió de pronto. El mencionado alzó la vista con sorpresa, me sostuve del barandal para poder bajar los escalones. Fue una tarea titánica, mis piernas temblaban, no me había dado cuenta que tan tenso estaba hasta que quise moverme—, no lo hagas —dije con las lagrimas atravesadas. 


 


—Sakito —dijo sin soltar a Byou quien también me miraba. Había dejado de ejercer presión.


 


—No lo mates, no porque no lo merezca —bajé poco a poco—. Si no porque no quiero que te conviertas en un asesino. Si ya lo hiciste una vez, no lo repitas —le rogué—, si lo matas, él gana. 


 


Shou soltó a Byou con otro golpe, sin pensarlo mucho o decir objeciones. Caminó hacia mi , creí que caería pues mis piernas no tenían la suficiente fuerza, alcanzó a rodearme la cintura con su brazo, antes de que estas cedieran, me envolvió en su cuerpo con el otro brazo, apenas podía ver lo que pasaba, mi cuerpo se aferraba a él de forma desesperada. Sentirlo tan cerca fue casi un milagro, vi con horror como Byou tomaba el arma que había salido volando antes, por un momento pensé que nos dispararía pero solo se hizo hacia atrás, levantándose con trabajo, tosió varias veces. 


 


—Qué conmovedor —se burló con voz rasposa—. ¡No te acerques! —le apuntó a alguien frente a él. Levanté la vista, Saga estaba parado ahí. 


 


—Byou, se acabó. Suelta el arma —dijo Tora apuntándole con su propia arma. Escuché millones de sirenas fuera del lugar, habían llegado los refuerzos. 


 


Entonces escuché un disparo al final del pasillo por donde Kai se había marchado. 


 


—Carajo —Tora no se movió—, baja el arma. Si nadie sale herido no te irá tan mal en prisión. 


 


Byou hizo una mueca—. No me importa, solo me importa matarlos a ellos —nos señaló con el arma. 


 


—Sabes que te dispararé antes de que puedas hacerlo. 


 


—No si yo te disparo primero —jaló el gatillo. 


 


Apreté el brazo de Shou, juro que todo lo vi en cámara lenta, la forma en la que el cuerpo de Saga se movió solo para cubrir a Tora de la bala, como el agente alcanzó a sostenerlo antes de que cayera al piso por el impacto que había recibido en el hombro derecho, muy cerca del brazo y un segundo en la espalda a la altura del pecho. Tora reaccionó tan rápido que disparó él mismo hacia Byou, quien cayó muerto al piso después de recibir tres impactos. 


 


—Saga, ¿qué estabas pensando? —Dijo el otro hincando para darle mayor espacio para reponerse. 


 


—No lo sé, solo no quería… —cerró los ojos. 


 


Fue casi inmediatamente que entraron un montón de policías a la residencia, los disparos habían sido su llamado para entrar e intervenir. 


 


—Tora —gritó Shou sin soltarme—, falta Reita —ambos miraron hacia la cima de las escaleras. Tora miró a Saga sin saber qué hacer—. Yo me encargaré que esté bien, ve a ayudarlo. 


 


El agente se levantó con pesar, dejando a Saga en manos de los paramédicos que se acercaban y salió corriendo escaleras arriba. 


 


—Eres un idiota —dije en voz baja, antes de que los paramédicos llegaran hasta nosotros. Sentí como su frente se pegaba con la mía.


 


 —¿Estás bien? —Me preguntó sin despegar la frente, sentí su aliento contra mi cara. 


 


—Yo nunca perdí la fe en ti —sonreí, me desmayé después de eso.


 


-&-


 


Kai


 


Seguí a Mana sin pensarlo muy bien, podía estar caminando directo a mi muerte pero sentía que de alguna forma me estaba llamando. Me atreví a dejar a Sakito confiando ciegamente que al menos podría ver a Akira antes de morir, solo me quedaba pensar en eso. Caminamos por el largo pasillo, el vestido que traía puesto era tan ancho que parecía que estaba flotando sobre la alfombra, aún así caminaba tranquilamente, seguro que venía detrás de él. 


 


Finalmente llegamos a una gran puerta que asumí sería la habitación principal, abrió la puerta con delicadeza y pasó dejándola abierta para que lo siguiera. Entré sin estar muy seguro de qué hacer, estaba completamente desquiciado al confiar que iba a estar bien. Abrí mucho los ojos cuando noté que había alguien más ahí; un chico de grandes ojos quien cargaba una pequeña niña de no más de un año. Me aferré al arma que le había quitado a Sujk, si todo salí mal al menos tendría algo con que defenderme. 


 


—¿Qué demonios? —Dije sorprendido. 


 


El chico sonrió—. Tu debes ser Kai, ¿no? —Dijo amigablemente—. Soy Miku y esta es Sayaka —presentó a la bebé. Sentí como si de pronto estuviera en una reunión familiar y no en una mansión llena de mafiosos que amenazaban mi vida. 


 


—¿Qué demonios? —Repetí sin encontrar más palabras. 


 


Miku dejó a la bebé en la pequeña cuna que había a un lado de la enorme cama de dosel, se acercó a donde ahora Mana estaba sentado sobre un sillón victoriano de color rojo. 


 


—Hace ocho años, Byou no fue el único que resultó huérfano de este pequeño juego de autos y drogas —sonrió—. Manabu y yo estábamos muy chicos, tampoco nos encontrábamos en la mansión. Tal vez por eso no desarrollamos esta obsesión por matarlos, tal vez porque nuestro padre no murió, solo fue enviado a prisión. 


 


Abrí mucho los ojos al entender de lo que hablaba. 


 


—Pensamos hacernos una vida, sin caer en venganzas o cosas por el estilo, pero Byou no lo iba a dejar por la paz, incluso si Toshiya ya los tenía vigilados. Así que al final decidimos no dejarlo solo, también nuestro padre había salido perjudicado de todo, así que, después de ocho años de planearlo hicimos lo único que podíamos —sonrió—. Llevar a cabo nuestro maravilloso plan para poder liberar a papá y acabar con ustedes. Todo lo que tuvimos que hacer fue sobornar a uno de los guardias de la prisión, no lo tomó muy bien cuando supo que habíamos matado a su esposa y secuestrado a su hija —señaló la cuna con la cabeza—, pero nos ayudó —hablaba tan suavemente que era escalofriante—. Al final tuvimos que deshacernos de él cuando le dio la premisa a un periodista de lo que había hecho, ¿puedes creerlo? Me encariñé mucho con Sayaka como para matarla o abandonarla, lastima que hoy tenga que despedirme de ella, requiere muchos cuidados. En fin, todo resultó casi como debía —volvió a sonreír—. Hicieron cada una de las cosas que esperábamos que hicieran: entrar a las carreras, pelearse entre ustedes, Shou vino al burdel como esperaba. Los de CIRO nos trataron de buscar, Kyo cayó directo en la trampa de Toshiya, incluso tú en la de Sujk. Lo único con lo que no contaba debo decir fue con que los Shiroyama siguieran vivos, un verdadero placer ver a Aoi detrás de un volante. Todo lo demás, parecía casi que estaban siguiendo un guión —dijo pensativo.


 


Me hice ligeramente hacia atrás, sabiendo que no tenía escapatoria, yo mismo había entrado ahí. 


 


—Todo para que este momento al fin llegara, ahora mismo Byou debe estar cobrando su venganza contra Shou y yo, bueno a mi me toca matarte a ti, solo nos falta un invitado que me parece acaba de llegar —chasqueó la lengua como si estuviera hablando de papas. Miró a una pantalla de televisión que desplegaba el patio de enfrente, donde varios autos se habían estacionado. 


 


—¡Kai! —La voz de Reita interrumpió el ambiente. 


 


Me giré para evitar que entrara, pero fue muy tarde; Akira Suzuki entró a la habitación con un arma en la mano apuntando directamente hacia Mana quien no se inmutó ante la acción. Por mero instinto también levanté el arma, al menos podía ayudarlo. 


 


—Gracias por unirte a la fiesta —Miku sonrió—, si pudieran bajar las armas creo que podríamos hablar con mayor claridad. 


 


Reita miró examinando toda la situación, abriendo mucho los ojos la ver la cuna—. ¿Estás bien? —Me preguntó sin bajar el arma, asentí sin entender en qué nos habíamos metido. 


 


—Escuchen, podemos hacer esto por las buenas o por las malas —dijo Miku girando los ojos—. Bajan el arma, nos comportamos como adultos o tenemos una pelea y los acabo matando de todas formas. 


 


—Miku, pensé que estabas de nuestro lado —dijo Reita sin poder creerlo. 


 


—Por favor, después de todo lo que nos han hecho —parecía tan tranquilo a pesar de que ambos le estábamos apuntando—. Deberían agradecer que fue hasta ahora que hicimos algo —nos miró con verdadero odio, mientras Mana sonreía. 


 


Reita lo miró de vuelta ignorando a Miku—, tú bien sabes que esto no fue nuestro asunto. Ustedes y su estúpida apuesta de carros, nada nos haría mas felices que no tener nada que ver contigo o con el recuerdo de Gackt —dijo severamente. Mana lo miró con seriedad, como si haber nombrado a su antiguo amante hubiera sido un crimen. 


 


Escuché el disparo, de la misma forma que vi la bala atravesar el cuarto, casi rozando donde nos encontrábamos. 


 


—Esa es una advertencia —dijo Miku con un poco mas de seriedad. 


 


Fue cuando me di cuenta que había un francotirador fuera de la habitación, por eso estaba tan tranquilo, alguien ya nos estaba apuntando desde el momento en que había cruzado la puerta. 


 


—¿Van a bajar el arma o no? —Le dijo a Akira quien aventó  la pistola al piso derrotado. Me miró para que hiciera lo mismo, no quería pero no podíamos ganar sin tener un enfrentamiento que podría ser fatal.


 


—No importa si nos matan —dijo Reita—. La casa está rodeada de policías, no hay manera en que salgan vivos. 


 


—A veces me sorprende que sean tan ingenuos —sonrió. Entonces se escucharon dos disparos, seguido de otros tres. Podíamos escuchar el caos que parecía estarse produciendo abajo—. Maldito Byou, ni eso pudo hacer bien —Miku avanzó a la cama, donde tomó algo que parecía ser un celular—. En fin, un poco poético que mueran aquí, ¿verdad? Me da curiosidad que nunca se percataron que aquí estuvimos todo el tiempo, el único lugar donde a nadie se le ocurrió buscar, el mismo lugar donde lo arrestaron en primer lugar. Esta mansión ahora tan simbólica —movió los brazos exageradamente—, será su tumba. 


 


Presionó uno de los botones del celular, hubo un gran estallido proveniente de la planta baja; apretó otro de los botones, esta vez el estallido fue dentro de la habitación. Reita se lanzó sobre mi para cubrirme al mismo tiempo que el techo colapsaba sobre nosotros, los llantos de la bebé atravesaron la habitación, quise levantarme pero un pedazo de columna había caído sobre nosotros. Todo era un caos de humo y polvo. 


 


—¿Estás bien? —Gritó Reita, podía verlo gracias a que se encontraba muy cerca de mi, fue cuando noté algo, cerraba sus ojos para aguantar el dolor. Se me hizo extraño pues aunque nos había caído encima, el golpe no había sido tan fuerte—. ¿Puedes levantarte? —Dijo casi sin aliento. 


 


—Rei, ¿qué te pasa? —Le dije removiéndome entre el escombro. 


 


—Mi costilla —se quejó ladeándose. 


 


Miré a mi alrededor no había rastro ni de Miku, ni de Mana, la habitación estaba en llamas debido a la explosión. 


 


—Tenemos que salir de aquí —me levanté con los chillidos de la bebé perforando mis oídos, los malditos la habían dejado ahí. 


 


Escuché un golpe en la puerta, seguido de otro, alguien estaba tratando de abrirla. Repasé las opciones, moviéndome ligeramente, cuando un disparo me impidió seguir avanzando, el francotirador seguía ahí. Volví a escuchar el empujón contra la puerta, a ese paso nos íbamos a asfixiar, escuché a Reita toser y quejarse del dolor en la costilla. Debía haber un modo de salir de ahí, después de todo Miku y Mana habían salido por algún lado. Aprovechando que había demasiado humo me acerqué a la puerta. 


 


—¿Hay alguien ahí? —Grité. 


 


—¿Kai? Soy Tora —gritó de vuelta. 


 


—No trates de abrir la puerta, vas a generar corriente y nos vas a matar, hay mucho humo aquí y una bebé con nosotros. 


 


—El departamento de bomberos no debe tardar —Me dijo.


 


Eso no importaba, no lo lograríamos por muy rápidos que fueran, me dirigí a Reita hincándome a su lado—. ¿Puedes caminar? —le pregunté preocupado. Asintió—, solo a ti se te ocurre Suzuki, si estás herido para que vienes —me burlé mientras trataba de levantarse. 


 


—Te amo —pensé que seguiría la broma pero fue todo lo que dijo apoyándose con los brazos para incorporarse—, lo siento. Lo siento. 


 


—Cállate, luego hablamos. Tenemos que salir de esta —me paré, ayudando a Reita a hacerlo, una vez que estuvo de pie pudo neutralizar mejor el dolor. Me acerqué a la bebé, mientras el otro buscaba la forma en la que los otros dos habían huido, hubo otro disparo, parecían ser al azar, era claro que el francotirador no podía vernos por el humo. Tomé a la bebé que no paraba de llorar, le coloqué la cobija encima, a ese paso respiraría muchísimo humo y sería imposible ayudarla. 


 


—Lo tengo —dijo Reita al momento en que un pedazo de techo en llamas caía detrás de nosotros. Sentí el intenso calor casi quemarme las mejillas, mi cuerpo estaba sudando muchísimo por el fuego, y los ojos me ardían por el resplandor de las llamas. Me quedé petrificado mirando el pedazo de madera ardiendo, pensando que realmente no lo íbamos a lograr, su plan había sido arrastrarnos hasta ahí para finalmente hacer estallar la casa y que todos muriéramos ahí adentro—. ¡Kai! —Reita me jaló del brazo, hacia el armario, donde en lugar de ropa o zapatos había un largo pasillo en plena oscuridad, por el cual nos decidimos a correr, si nos apurábamos tal vez los alcanzaríamos. 


 


No podíamos avanzar muy rápido, entre la costilla rota y la bebé, sin contar con todo el humo que habíamos inhalado. Aún así logramos llegar al final del pasillo, donde nos topamos con una puerta, Reita le soltó una patada al puro estilo de policía, sin dejar de quejarse por el dolor, esta se abrió con fuerza, estábamos en un garage lleno de autos de lujo. Reconocí un Viper amarillo casi idéntico al que Reita alguna vez tuvo; faltaba un auto, la puerta estaba abierta  y había un espacio vacío. 


 


—¿Me acompañas en lo que podría ser un ultimo viaje? —El rubio me miró casi sonriendo, sabiendo que yo estaba pensando lo mismo que él, si en un auto había comenzado todo, mas valía que terminara en uno. 


 


Le di a la bebé, rodeando el Viper—. No me lo perdería por nada —dije encontrando casi de inmediato el botón que accionaba el cofre, no teníamos las llaves, pero había muchas cosas que yo sabía de autos y si ese Viper era como el de Reita, no tendría ningún problema. Abrí el cofre, quitándome el cinturón, utilicé la hebilla para crear una chispa que me ayudó a accionar el mecanismo del seguro. Con la puerta abierta, faltaba encender el auto; me subí del lado del conductor y utilizando la misma hebilla boté la placa debajo del volante, desconecté los cables necesarios y conecté otros. El motor rugió al encenderse. 


 


—No has perdido el toque —Reita me devolvió a la bebé sonriendo, mientras caminaba hacia el lado del conductor y yo al copiloto. 


 


—¿Sabemos que estamos buscando? —Le pregunté en el momento en el que pisó el acelerador. 


 


Negó mientras sacaba el celular, marcando un numero—. Nao —dijo cuando contestaron. 


 


—Bastardo, ¿estás bien? Todo es un caos, hay policías en todas partes, periodistas, bomberos —gritó entre todo el ruido. 


 


—El auto —gritó Reita. 


 


—Jaguar F-Type de color naranja —respondió Nao de inmediato—. Voy detrás de él en el Audi de Tora —anunció. 


 


—Te querías quedar la gloria.


 


—Mas vale que me alcances Suzuki, si quieres un poco de crédito por esto. El auto es demasiado hermoso para que un chico lo conduzca con Mana de copiloto —no colgó, se quedó callado, dejaríamos la llamada en altavoz por si necesitábamos hablar. Mandó su ubicación directa, para poder alcanzarlo de inmediato.


 


Reita aceleró por la calle, siguiendo las instrucciones del gps. Mientras yo movía la pierna para calmar a la bebé, esperando que no estuviera herida, afortunadamente parecía ilesa, comenzó a tranquilizarse mientras más aceleraba. En menos de diez minutos pude ver el Audi, detrás del Jaguar, íbamos sobre la carretera que nos llevaría a Tokio, por la hora estaba casi vacía, se movía a gran velocidad pero no tenía una técnica o siquiera parecía saber lo que estaba haciendo. 


 


El Audi se hizo a un lado para darnos el paso y rebasarlo, no por darnos ventaja, era que el Viper era más rápido sobre la recta en la que íbamos. 


 


—Marca a emergencias —me dijo sin quitarle los ojos de encima al Jaguar que de vez en cuando se metía en sentido contrario para avanzar mas rápido, importándole muy poco los autos que se cruzaban en el camino. Puse en espera a Nao e hice lo que me pidió—. Oficial Suzuki, numero de placa 364117. Solicito apoyo de helicóptero, estoy en persecución automovilística me dirijo hacia Tokio por la novena —anunció. 


 


—Enterado oficial, le estamos mandando apoyo vehicular y un helicóptero se enviará en cuanto me aprueben la orden —dijo una voz femenina del otro lado. 


 


—Persigo al mafioso Mana, profugo de Odaiba, es imperativo —avisó antes de colgar. 


 


El Audi se alcanzó a poner a un lado del Jaguar, pero tuvo que echarse hacia atrás cuando una mano salió con una pistola y comenzó a disparar. Reita aceleró para chocarle ligeramente al jaguar por detrás. 


 


—Usualmente no te diría esto, pero no seas imprudente. La bebé —avisé abrazándola con fuerza, aunque parecía estar bastante calmada con el movimiento del auto, ajena a lo que estaba pasando. 


 


Reita la miró de reojo—. Estás pasando el tiempo de tu vida, ¿verdad? —Le dijo sonriendo, mientras volvía a acelerar, la bebé rió.  


 


Escuché el ruido de las patrullas que comenzaba a reaccionar al aviso de Akira a emergencias, pronto le cerrarían el paso. 


 


—Si lo alcanzo por un lado y tu por el otro podemos hacerlo perder el control —avisó Nao. 


 


—Solo que no hay espacio, los autos están pasando muy seguido y traigo a una menor conmigo —avisó Reita. 


 


—¿Qué? —Nao pareció no entender. 


 


—Larga historia —contesté mirando al frente, analizando todo. No podía creer que estaba viendo las luces del helicóptero sobre nosotros, lo cual hacía mas fácil seguirle el paso al jaguar—. Nuestra mejor opción es el puente, hacer que se descarrile —dije—. Faltan pocos kilómetros para llegar, el problema es el espacio, Nao puede flaquearlo por un lado, para no arriesgarse a la pistola, nosotros por atrás, me falta un espacio enfrente —tenía que gritar por el sonido del helicóptero sobre nosotros. 


 


Como si hubiera hecho una invocación, el sonido de una motocicleta se incorporó al ambiente, como arte de magia una llamada entró, la uní con la de Nao. 


 


—¿Que no pueden hacer nada solos? —La voz de Aoi llenó mi corazón de emoción. 


 


—¿Estás manejando tu? —Pregunté sin poder creerlo.


 


—Hola Kai, me da gusto saber que estás bien, yo también estoy vivo —dijo sarcásticamente—. Y no, yo manejo autos, Kouyou es el experto en motocicletas. Dime que ya sabes que tenemos que hacer, las patrullas nos van a empezar a estorbar en cualquier momento —rió. 


 


—Vaya y yo pensé que tu eras al que le gustaba presumir —dijo Nao cuando la moto subió por una rampa, saltando por encima de varios autos, lo hizo para poder alcanzarnos, mas allá del alardeo, sin embargo había sido una hazaña bastante vistosa. 


 


La Icon Sheene estaba bastante más adelante que nosotros a pesar de venir a gran velocidad, necesitaba que estuviera enfrente.


 


—¿Pueden fingir que nos van a chocar de frente? —dije haciendo cálculos en mi cabeza. 


 


—Parece que es nuestra cruz —dijo Aoi, gritándole a Uruha lo que necesitaba hacer.


 


—Si esto no funciona —dije. 


 


—Claro que funcionará —Reita me apretó la rodilla solo un instante antes de regresar al volante—. Ninguna de tus estrategias ha fallado, jamás. Esperamos tu señal. 


 


Abracé a la bebé con fuerza, esperando a que todo resultara, esperé a que el Jaguar subiera al enorme puente vehicular que conectaba Tokio a la bahía. Avanzó varios metros, dejándonos atrás, el helicóptero sobre el mar esperando a que cruzaramos el puente. 


 


—Ahora —dije. 


 


Escuché a Uruha acelerar la Icon Sheene frente al Jaguar, este al tratar de evitar la moto, se hizo hacia un lado justo como esperaba que hiciera, sin embargo el Audi que conducía Nao lo obligó a regresar al carril, disminuyendo la velocidad. 


 


—Lo siento, fui un idiota. Jamás debía pensar que eras capaz de estar con Sujk. Lo siento —repitió Reita sin dejar de ver el camino, pisó el embrague y cambio la velocidad. Para que resultara, tenía que hacer un drag preciso, su especialidad. Aceleró, metiendo tercera, cuarta y metió el acelerador a fondo en el momento en el que el Audi regresaba al Jaguar al carril, Nao aceleró para esquivar al Viper que le pegó en el momento justo al Jaguar en el faro izquierdo, lo que hizo que el auto se descontrolara estrepitosamente. Para nosotros se sintió un ligero roce, pues de inmediato, Reita giró hacia el otro lado, donde Nao había dejado el campo libre. La Icon Sheene frenó mucho antes evitando el impacto del todo con el auto.


 


Pude ver que era Miku el que conducía, abrió mucho los ojos al perder el control del auto. Podía vencernos en cualquier cosa, en organización, en explosivos y armas, en planes terribles; pero jamás debió tratar de vencernos sobre un auto. El Jaguar chocó de lleno contra uno de los cables de contención del puente y salió volando hacia el mar, donde el helicóptero estaba esperando a que pasara. Varias patrullas nos rodearon entonces, para proceder a hacer el rescate del auto que había caído. 


 


—No tienes que disculparte —le dije, aún la bebé en mis brazos sonreía como si estuviera en un parque de diversiones—. Después de todo, volviste a venir por mi —sonreí recordando lo que había pasado ocho años atrás. 


 


—Cásate conmigo —fue todo lo que dijo. Se recargó en el asiento haciendo una mueca de dolor. 


 


—Sí —contesté. Sayaka, la bebé hizo un ruido entonces, pensé que iba a llorar, sin embargo estiró los brazos para tratar de alcanzar a Reita, quien solo atinó a sonreír y le tendió un dedo que ella tomó en su pequeña mano. 


 


“Negativo, no hay sobrevivientes” se escuchó el altavoz del helicóptero, el sonido de las sirenas explotó en mis oídos. 


 


—Por fin, se acabó —Reita suspiró y cerró los ojos con dolor. 

Notas finales:

Van a matarme o esperan el epilogo? ;)


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