Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2Fast, 2Beautiful por urumelii

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Primero que nada, gracias por sus rvws. POr un momento pensé que ya nadie se aparecía por aca :3 los contestaré pronto. 

 

Mientras, aca les traigo actu, estoy tratando de escribir un capitulo para cada semana, les pido paciencia. 

 

Pero ya volví!!! 

Les recuerdo que también lo pueden encontrar en wattpad :D 

https://my.w.tt/oR8gc6sNlZ

 

en fin, lean y no me maten, lloré cuando escribi a Shou asdasdfasdfa

Saga

 

No recordaba que fuera tan alto, tampoco tan guapo. Recordaba lo idiota que me traía en preparatoria y lo triste que me había sentido cuando finalmente dejó de tener contacto con nosotros. Aunque yo había conocido a Tora como el novio de mi amigo y jamás me había atrevido a hablarle como algo más, siempre me pareció atractivo, un amor de escuela que juraba era platónico. 

 

Teniéndolo ahí en frente después de años, hizo que el color rojo se subiera hasta las orejas. Agradecí que traía una capucha negra encima y no me podía ver con claridad, de seguro se hubiera reído de mi comportamiento tan infantil, pues me tomó varios minutos poder articular otra oración. 

 

—Lo siento, Agente Espec…

 

Su carcajada me interrumpió haciéndome sentir estúpido y aún más avergonzado, colocó su mano sobre mi cabeza en un gesto que para mi fue cariñoso, aunque pudo ser solo un mero ademán. Metí las manos en las bolsas de la capucha sin saber muy bien qué hacer; la motocicleta y los autos quedaron olvidados casi de inmediato al tenerlo a mi lado.

 

—Puedes seguir llamándome Tora —sonrió de lado. 

 

Parpadeé varias veces recuperando un poco la noción de que era un adulto y no un chico embelesado por su crush de preparatoria. Me alcé de hombros, comenzando a caminar a mi estudio, estaba a escasas dos cuadras; Tora me siguió el paso sacando un cigarro que prendió sin mirarme. 

 

Caminamos en silencio, hasta llegar al pequeño edificio donde estaba mi estudio, una simple bodega vacía en la planta baja de un edificio de oficinas, lo suficientemente amplia para tener varios restiradores, mesas, lienzos y estantes sin ningún orden en particular. Únicamente era para mi uso personal, aunque en varias ocasiones Hiroto y yo lo usábamos para hablar de su disco y el arte o simplemente platicar de nuestras vidas. 

 

—Vine a buscarte y aún no llegabas, fue una suerte encontrarte en la calle —dijo Tora entrando detrás de mi, mientras yo prendía las luces del lugar. 

 

—¿A qué debo el honor? —me dirigí de inmediato a los estantes, sólo necesitaba unas cuantas pinturas para poder regresar a casa de Kyo. Busqué entre el desastre de materiales lo que necesitaba. 

 

—No sé si has escuchado, hubo una fuga en la prisión de Odaiba —dijo tranquilamente.

 

Por fin me giré a verlo, un poco sorprendido.

 

—¿Ese no es un caso de la policía? 

 

Tora jugaba con los papeles sobre uno de los restiradores, en los cuales había solo bocetos dibujados sin terminar. 

 

—Se ha vuelto una investigación federal. 

 

Ladeé la cabeza—. Eres un agente de CIRO —me reí ante la ocurrencia. 

 

Asintió—. Agente del Gabinete de inteligencia y Oficina de Investigación Naicho. Sí, lo soy. La CIA de Japón —se rió también. 

 

Me giré de nuevo a los estantes, rehusandome a sentir asombro. Tenía muchos años sin verlo y por supuesto que jamás se me hubiera ocurrido que el chico de mis sueños adolescentes crecería para volverse una especie de agente de esos que veía en las series americanas. ¿Me gustaba lo que veía? Sí. ¿Iba a aceptarlo? No. Sin embargo, aquella visita representaba algo más que interés por mi persona y eso era lo triste de la situación. 

 

—¿Es por Mana? —pregunté tratando de no ver su expresión. 

 

—No todos los días tenemos de fugitivo a un líder de la mafia. Sin mencionar que la fuga de prisión fue algo sin precedentes —se acercó a mi lado mientras yo seguía revolviendo materiales—. Te ves bien —dijo casi en mi oído. 

 

Me quedé congelado por unos segundos, fruncí el ceño y seguí buscando. 

 

—Me sorprende que CIRO te deje investigar esto, a Reita prácticamente lo suspendieron del caso —dije sin atreverme a mirarlo, sentía la cara hirviendo y el corazón me latía tan rápido que estaba seguro que Tora podía escucharlo. La verdad, se me había olvidado lo que buscaba, solo me dedicaba a revolver los óleos para no mirarlo. 

 

—La policía trabaja diferente, en cuanto se supo la noticia pedí ser parte de la investigación. Después de todo, ustedes son los que corren más peligro y soy el único que tiene un acercamiento previo. Si siguen igual de necios que hace años, será difícil ofrecerles ayuda.

 

Me levanté finalmente, realmente Tora estaba muy cerca de mi apenas a unos centímetros. Lo miré confundido recordando el miedo que había sentido en el incendio de la galería; cuando aún no me pasaba por la cabeza que podría ser un mafios buscando matarnos. Aquel letrero en la camioneta me había descolocado por completo, aun sin entender que siginificaba para mi que Mana hubiera escapado. 

 

Me pasé la mano por el cabello haciendo que la capucha cayera hacia atrás. 

 

—Yo no corro tanto peligro, y si vienes como parte de un programa de protección de testigos, dudo que puedas ayudarnos —sonreí de lado. 

 

—No vengo a eso, aunque lo propusieron en mi oficina. Sé que Suzuki jamás quitaría el dedo del renglón, pero tenemos que asegurar que estén bien. Aunque no lo creas, tú también corres peligro, tú estuviste en esa casa; si bien no hubo registro, ni quedaron antecedentes. Mana sabe que ustedes estuvieron ahí. Wow, ¿cuándo te volviste tan atractivo? —soltó de repente mirándome con ojos abiertos. 

 

Me eché hacia atrás pensando que tal vez había escuchado mal, solté una risita por de más histérica—. Ocho años pasan por las personas, Tora —me agaché nuevamente localizando los óleos de inmediato. Los tomé pero permanecí en esa posición—. ¿A qué viniste exactamente? ¿A protegernos o a atrapar a Mana? —pregunté lentamente.  

 

—A investigar —se alejó finalmente—. Y no hay mejor lugar para empezar que con ustedes, de ser necesario a protegerlos y si todo sale bien a atraparlo —continuó jugando con los bosquejos, dándome la espalda. 

 

Delineé su figura con la mirada, sus hombros eran tan anchos que sentía que el traje le quedaba chico debajo de los músculos marcados, podía ver el tatuaje que sobresalía de su cuello aunque su cabello era más largo de lo que recordaba, seguía igual de oscuro. Ocho años no pasaban en vano y en él habían pasado totalmente a mis expectativas. Sin embargo, me obligué a detener mis pensamientos, de la misma manera en que lo había hecho tantos años atrás, esta vez no porque tuviera novio o su novio fuera mi amigo, sino por la sanidad de mi propia integridad. 

 

Si bien mis amigos eran el vivo retrato de las relaciones duraderas, sanas o no, a mi me costaba más trabajo entablar una relación con alguien. Fuera de mis amigos, la gente que tendía a estar cerca de mi era por puro interés, ya fuera monetario, intelectual o artístico y si de casualidad pasaban ese filtro, me aburría en menos de un mes. Así que en realidad solo había tenido una relación seria que duró solo seis tortuosos meses y un montón de gente que había desfilado por mi cama cuando la necesidad de calor humano se hacía presente. No me sentía muy cómodo con las personas ajenas, mucho menos lo haría con un chico que era parte del pasado que desesperadamente trataba de ignorar. 

 

—¿Por qué me buscaste a mi entonces? —sacudí los pensamientos y guardé las pinturas en una tote bag que encontré en un escritorio. Aprovechando para llevarme algunos lienzos en rollo. 

 

—Pues tenía un montón de archivos abiertos con sus fotografías —se rió—. No había gran cosa, no pongas esa cara —dijo de inmediato al notar mi pánico. Pensar que agencias de lo que sea que fuera me estaban investigando, me ponía los pelos de punta; de por sí ser reconocido en mi medio era un poco molesto, pensar que hubiera policías hablando de lo que hacía o lo que no y sobretodo supieran dónde encontrarme, no era reconfortante—. Solo su licencia de conducir y datos inútiles. De ti, de todos los involucrados en la mansión, en la muerte de Gackt. Mi primer pensamiento fue buscar a Suzuki, sería lo obvio, pero vi tu fotografía y recordé tus ojos de cachorro cada vez que estábamos cerca —rió levemente. 

 

Abrí la boca sin poder creer lo que acababa de decir, sentí la vergüenza alojarse en mi estómago, los nervios revoloteando no como mariposas sino como un montón de palomas refugiadas dentro de una catedral. No había necesidad de negarlo, tampoco de hacerlo más grande, así que puse mi mejor cara de indiferencia. 

 

—Vaya manera de empezar una investigación —dije con sarcasmo. 

 

Tora soltó una carcajada y metió las manos en los bolsillos de su traje, levantando ligeramente el saco—. ¿Puedes culparme? Tenía curiosidad y no me arrepiento, creo que te ves muy bien —repitió directamente. 

 

Me eché la tote bag al hombro, apagando las luces y encaminandome de nuevo a la calle—. Lástima que ya no sea el cachorrito de antes, ¿vienes? Supongo querrás ver a Reita y hablar de las cosas que a ambos les interesan y que yo ni siquiera entiendo —salió con una sonrisita adornada en su rostro que tenía ganas de borrar con un puñetazo. 

 

—Podríamos ir a tomar solo un café —me dijo mientras caminábamos a casa de Kyo. 

 

—O no —corté de tajo echandome la capucha de nuevo encima. 

 

—Ouch —se llevó la mano al pecho aludiendo a que le había dado en el corazón—. No me digas que soy tan mal recuerdo. 

 

Sonreí de lado. 

 

—No eres un mal recuerdo —dije sin verlo—. Pero sólo eres eso, un recuerdo —aseguré esperando que no se notara que para nada creía lo que estaba diciendo. 

 

—De acuerdo, veamos como cambiar eso o ¿estás con alguien? —estábamos acercandónos a la enorme casa. 

 

—¿Por qué solo si estoy con alguien vas a dejar de insistir? ¿Conoces el espacio personal? —giré los ojos. 

 

—Es sólo que ya no quiero ser tan respetuoso como hace ocho años —tocó el timbre antes de que pudiera responderle. 

 

¿Qué se supone que significaba aquello? ¿Respetuoso? ¿Con quién? Lamentablemente no pude seguir pensando en eso, pues casi de inmediato Kyo abrió la puerta con cara de fastidio. 

 

—Te he dicho miles de veces que entres sin tocar —me dijo, pero se detuvo en la reja mirando a Tora de arriba a abajo—. Vaya, un mafioso se escapa de la cárcel y nosotros obtenemos un tigre. Que suerte la nuestra —dijo abriendo la reja y dejándonos pasar. 

 

Tora saludó a Kyo con un apretón de manos y una sonrisa torcida. Si bien el agente se había alejado de todos, Hiroto había sido el único en contacto con él, lo que significaba que era probable que Kyo supiera cuál era su trabajo. 

 

—Ha pasado tiempo —dijo Tora aventurándose a la sala, donde mis amigos seguían discutiendo o tal vez solo estaban bebiendo por la gran cantidad de latas de cerveza depositadas sobre la mesa. 

 

Todos guardaron silencio en cuanto lo vieron entrar, era un reencuentro amargo. Reita se levantó de su asiento para saludarlo y Hiroto le dio un fuerte abrazo, Kai le sonrió mientras lo saludaba con alegría; Sakito fue el único que no se movió de su lugar por su expresión parecía que estaba bastante enojado pero no supe discernir si tenía que ver con la aparición de Tora o simplemente, había sido culpa de Shou, como tantas veces anteriores. 

 

Kyo agarró una cerveza del paquete que estaba en la sala y tomó asiento de nueva cuenta junto a Hiroto, este subiendo sus piernas sobre las de Kyo con mirada alegre. Probablemente ya se le habían subido las cervezas. 

 

—Llegaste justo a la pijamada, CIRO —dijo con cierta malicia en la voz. 

 

Reita abrió mucho los ojos al escuchar aquello—.¿Trabajas para inteligencia?¿Cómo? —preguntó sorprendido. 

 

Tora torció la boca—. Fue una coincidencia que cayera ahí, estaba estudiando criminología en la universidad y hubo una convocatoria de reclutamiento —se alzó de hombros restándole importancia. 

 

—Bueno, ciertamente ahora es buen momento que nos digas tu estrategia para atrapar a Mana —dijo Sakito al fin, se encontraba con los brazos cruzados en un rincón, sentado en un pequeño banquito. 

 

Volvimos a guardar silencio, ciertamente no esperaba que fuera a ser directo, pero de nuevo, era Sakito. Tora lo miró chasqueando la lengua, era probable que esperara una respuesta así de su parte. 

 

—¿No falta gente? —desvió el tema.

 

—Estamos los que tenemos que estar —fue Reita quien contestó—. Así que mejor contesta a lo que Sakito pidió. 

 

Tora negó—. Tu mejor que nadie sabe que no puedo involucrarlos, es información clasificada de CIRO y…

 

—Entonces no tienes nada que hacer aquí —cortó. 

 

—Reita —advirtió Kai con tono serio. 

 

El mencionado ignoró a su novio, parecía estar molesto por algo. 

 

—¿Qué me perdí? —dije tomando asiento a un lado de Hiroto, lo que sea que fuera no eran buenas noticias. 

 

Sin embargo nadie me contestó, Reita seguía viendo fijamente a Tora, parecía que iban a matarse si uno hacía un movimiento en falso. 

 

—Escucha, sé que la policía no tiene buena relación con CIRO, pero si decidieron sacarte del caso no puedo decirte nada. 

 

—Tampoco tenemos porque decirte algo —aseguró—, a eso vienes, ¿no? A ver qué tipo de información podemos saber. Por eso fuiste con Saga primero, pensaste que él te diría algo. 

 

Giré los ojos aún mas molesto, no llevaba ni dos horas el dichoso reencuentro y yo ya quería que Tora se fuera. Hiroto me veía fijamente en lugar de estar atento a la conversación, parecía entretenido de ver mis reacciones, lo miré con cara de fastidio mientras él guiñaba su ojo, en una expresión que parecía de alegría, negué enérgicamente sabiendo que nadie nos prestaba atención, Hiroto asintió emocionado. 

 

—Es tu decisión, o nos involucras o investigas por tu parte —el tono de Reita me distrajo. 

 

Tora suspiró—. Si los involucro no puedo protegerlos —dijo tratando de convencerlo. 

 

—No puedes protegernos —Sakito finalmente se levantó—. Mana está tratando de acabar con todos, estemos juntos o separados y cuando acabe con nosotros seguirá con los demás. Para protegernos necesitas órdenes de restricción y protección, que no vas a conseguir a menos que tengas pruebas —era impresionante verlo hablar de esa forma, la forma ácida y sin limitaciones era lo que hacían de Sakito un excelente abogado, simplemente era imposible debatir ocn él—. Dado que estás aquí, significa que no hay pruebas, aún. Por lo que ni CIRO ni la policía consideran necesario protegernos. Nos matará antes de que alguno pueda mover un dedo. Si quieres atrapar a Mana, bien sabes que nos necesitas. La pregunta real es: ¿qué tanto sabes? Y, ¿qué es lo que piensas hacer?

 

Tora sonrió finalmente, sacando otro cigarro, tan solo la acción de ponerlo entre sus labios hacía que mi corazón entrara en un ritmo acelerado. Traté de concentrarme en otra cosa pero al voltear volví a toparme con Hiroto quien seguía viéndome con diversión, le mostré la lengua y decidí fijar mi vista a la mesa de centro. 

 

—¿Aunque sea puedo tener una cerveza? —dijo Tora señalando la caja. 

 

Sakito sonrió ladinamente—. Lo que sea por la familia —le guiñó el ojo sabiendo que había ganado. Le tendió una lata y volvió a su rincón, mirando a Reita, parecía que se estaban comunicando por telepatía que juraría era cierto, pues este último asintió al final. 

 

Tora tomó asiento junto a Nao quien casi se sube en Ruki para poder acomodarse, el más bajo se notaba incómodo, incluso parecía estar sudando. Aun tenía ligeros rastros violetas de la paliza que había recibido en el hospital y había permanecido en silencio hasta el momento, como si quisiera permanecer inadvertido. 

 

—¿Estás bien? —escuché a Nao decirle en su oido. 

 

—Mucha gente —dijo casi sin hacer ruido—. Estaré bien —le dio un apretón en la mano y se acomodó mejor. 

 

Traté de ignorar su conversación y centrarme en la mesa, sabía que tarde o temprano Tora comenzaría a hablar y mi atención se desviaría irremediablemente a la forma de sus labios, a la curvatura de sus brazos, a los movimientos de sus manos. Mientras aquello sucedía podía evitarlo, aunque él ni siquiera me mirara para ese momento. 

 

—Sabemos que Mana ha estado participando en acciones ilegales incluso estando en la cárcel. Es bien sabido que los líderes de la mafia nunca dejan de serlo, sólo pasan la revisión de las operaciones a otras manos, aunque ellos sigan tomando las decisiones —le dio un sorbo a la cerveza—. Dado que no fue encerrado bajo confinamiento, Mana puede seguir dirigiendo su grupo sin problemas, a través de su segundo al mando —guardó silencio por largo rato—. Por lo que sabemos, Mana aún tiene operaciones en carreras clandestinas, irónicamente es el mejor lugar para empezar y rastrearlo. 

 

Hubo silencio. 

 

Sakito asintió ligeramente—.¿Cómo puedes estar seguro? —preguntó. 

 

Tora torció la boca mirando a Kyo—. Hemos rastreado a su segundo al mando, uno de los principales líderes de equipos de carreras en Tokio —explicó. 

Kyo lo miró fijamente, atando cabos en su cabeza. 

 

—Toshiya…

 

Tora asintió. 

 

Sakito bufó riendo con sarcasmo, pero fue Reita quien se atrevió a decir algo. 

 

—¿Cómo puede ser eso posible? —también miraba a Kyo, parecía no estar seguro la reacción que tendría. 

 

Fui yo quien miró a Hiroto esta vez, se había tensado visiblemente, incluso había bajado la piernas del regazo de Kyo. Para nadie era un secreto de los sentimientos del mayor por  mi amigo, lo que tampoco era uno, pero parecía que sí en algunas ocasiones, era el amor estupido e incondicional que Hiroto le tenía a Kyo. Yo en realidad no entendía cómo alguien podía hablar de la forma en la que Hiroto hablaba de Kyo, lo veía, lo admiraba. En incontables ocasiones le había dicho que se confesara pero mi amigo jamás lo había hecho, después de un estúpido incidente mientras todos estábamos ebrios en un cumpleaños de Kai. Aún si los dos eran un par de idiotas, y se amaban con locura, parecía que la sola mención de Toshiya parecía haber descolocado a ambos por completo. 

 

—Aparentemente comenzó a subir los escalones de la mafia, poco después de arrestar a Mana. 

 

—Que desagradable —dijo Kyo mirando a Hiroto, tomó su mano y la apretó, haciendo que el otro se relajara casi al instante. 

 

Volví a girar los ojos. Eran un maldito caso perdido. 

 

—No sería buena idea ir a investigar a una carrera, entonces —dijo Sakito. 

 

Tora le dio otro sorbo a la cerveza—. No pensaba ir a investigar a una carrera —dijo en un tono que dejaba muchas cosas a la interpretación. 

 

—Hijo de puta —dijo Kyo entendiendo un poco. 

 

—La cuestión es que, nadie va a hablar con un Agente Especial y un policía —torció la boca.

 

Reita sonrió.

 

—Pero, hablarán con un piloto de carreras.

Juro que vi como Kai perdía todos los colores de la cara a medida que a su novio le brillaban los ojos. Comenzó a negar enérgicamente. 

 

—No, ni se te ocurra Akira Suzuki. Prometimos jamás volverlo a hacer —dijo Kai con severidad. 

 

Yo no podía estar más de acuerdo, las dichosas carreras de autos casi nos habían costado la vida y ¿ahora resultaba que querían regresar, para evitar que nos quitaran la vida? La ironía podía haber sido de comedia. La risa de Sakito me advirtió que él estaba pensando lo mismo. 

 

—Es por un bien mayor —aseguró Reita. 

 

—Claro, será pan comido —dijo Sakito—. Solo un montón de tipos que no han manejado en ocho años compitiendo contra adolescentes. ¿Qué podría salir mal?

 

Reita y Kyo lo miraron mal—. Nadie dijo que iríamos esta noche, tenemos que informarnos cómo funciona ahora, formar un equipo, volver a practicar —argumentó el primero.

 

Kai se levantó bruscamente—. Es una locura, no pienso dejar que te subas a un auto para correr o acaso ¿ya se olvidaron que Nao casi se nos muere? ¿O que Kyo y Shou se estrellaron contra una casa en un Viper? O tal vez que Aoi y Uruha se mataron en un maldito choque. Todo lo que ha salido mal en nuestras vidas tiene que ver con un auto, vaya, Mana quiere matarnos por eso en primer lugar y tu estás hablando de regresar a correr como si fuera una ida al mercado. No, Akira, perdiste la cabeza —dijo casi gritando. 

 

—Kai —trató de decir Reita tomandolo por los brazos, el otro siguió negando.

 

—¿Por qué simplemente no van frente a Mana y piden que nos maten de una vez? —se zafó del agarre y se perdió de vista en las escaleras subiendo a lo que asumí era su habitación en la casa de Kyo. 

 

—No vale la pena que vayas tras él, está demasiado enojado —dijo Kyo—. ¿De verdad vamos a hacerlo?

 

Nos miramos buscando una respuesta. 

 

 

—&—

 

Shou

 

No esperaba que Sakito entendiera que pasaría otra noche lejos de casa, de hecho esperaba toda su ira. Sin embargo, después de gritarme como diez minutos, me pidió que me cuidara, me explicó que Mana estaba suelto y que seguro yo sería uno de sus blancos principales, con más razón me rehusé a regresar, al menos hasta que tuviera un plan claro de como hacer que Aoi y Uruha regresaran conmigo. 

 

La llamada de Uruha había caído como un balde agua fría, Mana lo estaba persiguiendo y de alguna forma el hermanito de mi amigo se había vuelto un súper piloto de motocicleta; al menos a juzgar por los ruidos que hacía en la llamada telefónica. No fue sorprendente saber que ninguno de los dos tenía un auto como tal, Aoi me explicó que no manejaba desde la vez que habían abandonado el Audi en el aeropuerto de Haneda y que no tenía muchas intenciones de hacerlo a menos que la situación lo requiriera, como ahora. 

 

El camino al hotel para vernos con su hermano, no, su novio; si quería que regresaran conmigo tenía que dejar de verlos como hermanos, algo que ellos estaban tratando de lograr con el pasar de los años. Uruha nos esperaba en la oficina de administración del hotel, tamborileaba los dedos sobre el pantalón negro que lucía un enorme agujero en la rodilla, era claro que se había raspado con el pavimento. 

 

—Uruha —lo llamó Aoi casi con desesperación. Al parecer sólo usaban sus verdaderos nombres estando a solas, pues habían registrado su nueva identidad con los apodos que sus amigos les habían puesto. 

 

—Estoy bien —dijo con seriedad. De nuevo, ya no había rastro de ese chico asustado que había subido a mi espalda casi muriendo; incluso se me hizo estupidamente atractivo mientras se levantaba y abrazaba a Aoi—. Solo unos pequeños daños a mi moto, pero de ahí en fuera, estoy bien. Sabe que estamos vivos, no tarda en atacarnos de nuevo.

 

—También nos está pasando a nosotros —dije haciendo una mueca. Les expliqué lo que Sakito me había contado acerca del ataque de la galería, a Ruki y finalmente al departamento de Reita y Kai. 

 

—¿Qué se supone que hagamos? No podemos ir a la policía —Aoi se veía bastante contrariado, los años haciendo estragos en su expresión. Para mi, Aoi y responsabilidad o seriedad no iban en la misma oración, en mis recuerdos el pelinegro permanecía como una muestra clara de la impulsividad, rebeldía y talento. Verlo ahí con sus veintiséis años me hizo darme cuenta que yo debía verme de la misma forma o peor. 

 

Alcé los hombros—. Reita es policía, probablemente él sabe qué hacer —dije chasqueando la lengua. 

 

Uruha soltó una risita—. Eso no lo había imaginado —volvió a sentarse en el pequeño sillón de visitas. 

 

Aoi lucía igual de confundido. La cuestión con pensar que ellos estaban muertos y que ellos nos hubieran evitado por tantos años era que en nuestras mentes, no habían pasado ocho años. Sin embargo, ahora la visión de nuestros yo adolescentes, chocaban contra los actuales. Para mi había sido perfectamente obvio que Reita entrara a la academia después de la preparatoria, haber tenido un enfrentamiento con la mafia nos había cambiado a todos y él más que nadie estaba decidido a estar más preparado en caso de que volviera a ocurrir. Ahora, Reita tenía un manejo de armas espectacular y peleaba cuerpo a cuerpo como hobby; lo habían ascendido a detective muy rápido debido a su talento y determinación, pero lo habían relegado a casos sin resolver por su intensidad. 

 

Prácticamente Reita nos había obligado a todos a tomar clases de Krav Maga, donde obviamente Kyo había sido el único que se había destacado. Sakito lo había encontrado absurdo, pero después de un ataque de uno de sus acusados, lo tomó más en serio y también comenzó el entrenamiento con armas. No éramos para nada los mismos chicos, que Aoi y Uruha habían dejado atrás; y ellos tampoco eran ni remotamente igual a como yo lo recordaba. 

 

—No podemos —dijo Aoi—. Policía o no, aún no podemos —parecía que la idea comenzaba a rondarle por la cabeza. 

 

—Escucha, no quiero ser fastidioso, solo que no quiero que estén en peligro. Acabo de recuperarlos —dije honestamente. 

 

Uruha me sonrió con un bonito gesto. 

 

—Leímos todos tus cuentos, ¿sabes? —dijo desviando el tema, lo suficiente para que me sorprendiera.

 

—¿Cómo…

 

—No es difícil poner sus nombres en el buscador —contestó. Aoi se sentó detrás del enorme escritorio, permanecía callado hundido en sus propios pensamientos—. De alguna u otra forma queríamos saber que estuvieran bien, dimos con las fotos de Ruki, los videos de Hiroto, las obras de Saga y por supuesto, tus cuentos. Escribes muy bonito, jamás lo hubiera imaginado —volvió a sonreír. 

 

Me ruboricé al instante, no me gustaba que elogiaran mi escritura, porque sentía que no era honesto siempre que venía de mis amigos o de Sakito. Sin embargo, mi corazón sintió calidez cuando Uruha lo dijo, como si de repente todas esas noches frente a la computadora hubieran valido la pena. 

 

—Siempre quise leer más, pero ya no publicaste. 

 

Alcé los hombros—. Me estanqué en la novela —dije en voz baja. 

 

—¿Estás escribiendo una novela? —preguntó con ese entusiasmo que lo caracterizaba aún de adolescente—. ¿Puedo saber de qué trata? 

 

Asentí. 

 

—Es acerca de dos hermanos que se aman —expliqué honestamente—, y para poder vivir su amor se escapan a una tierra de fantasía. 

 

Aoi me miró profundamente, entonces—. Escribiste sobre nosotros —dijo sin poder creerlo. 

 

Volví a asentir. De alguna forma era mi manera de preservar a mis amigos vivos, quería que todos supieran que aquellas personas maravillosas habían estado en el mundo, quería honrarlos de la única forma que era capaz. Con lo poco o nada que tenía de talento para escribir. 

 

Uruha miró a Aoi.

 

—No podemos seguir así, tenemos que decirles que estamos vivos. 

 

—&—

 

Kai

No hablé con Reita en toda esa noche, incluso habíamos dormido en habitaciones diferentes. No supe en qué habían quedado con respecto a la locura de las carreras, tampoco quería saberlo; toda la situación me hacía rabiar, no quería volver a pasar por lo mismo, no después de tanto. Solo pensar en autos hacía que mi cuerpo temblara sin control, la última vez habíamos sobrevivido por cuestiones de suerte, no estaba seguro si seríamos tan afortunados de nuevo. Mucho menos si nosotros éramos los que nos metíamos en la boca del lobo para empezar. 

 

Esa mañana me fui a trabajar pensando en encontrar una mejor solución a su locura, pero por más que trataba de buscar, mi cabeza llegaba a la misma conclusión: subir a un auto para investigar cómo protegernos de Mana. Resolví esperar a hablar con Kyo, seguramente él me daría una visión más objetiva, al menos más de lo que el bruto de mi novio podría. 

 

En eso estaba, pensando cómo resolverlo a lado de la jarra de café de la oficina cuando el séquito de Kamijo entró en escena, como tantas veces anteriores me dediqué a ignorarlos, no me apetecía en lo más mínimo ser parte de aquel espectáculo de zalamería. Estaba tan sumergido en mis pensamientos que nunca noté cuando Kamijo hizo que todos a su alrededor se fueran, dejándonos a mi y a él solos en la cocina. 

 

—Kai —me llamó moviendo una mano frente a mi para llamar mi atención. 

 

Desperté de mis ensoñaciones con una expresión extraña, no me imaginaba que el mismo Kamijo quien practicamente me había humillado el día anterior ahora me viera con una gran sonrisa en los labios. 

 

—¿Sí? —pregunté parpadeando mucho. Tal vez seguía muy dormido. 

 

—¿Ese es tu nombre, no? Al menos así te llaman —dijo tomando de su taza de café. 

 

—Sí —contesté sin saber por qué me hablaba. 

 

—¿Sabes? La investigación de la fuga de Mana ha empezado y gracias mis fuentes fui capaz de acceder al archivo del arresto pasado —dijo entusiasmado, lo dejé hablar pues no tenía ni la más remota idea hacia donde quería ir—. Y no adivinas lo que descubrí —no me dejó hablar—, resulta que Mana fue arrestado gracias a un montón de adolescentes. Aunque yo no estuve en el juicio, la información que se había manejado era que un grupo de la mafia se había rebelado contra él y aquello había ayudado en su captura, sin embargo, investigando más a profundidad, supe que nada podía estar mas alejado de la realidad. 

 

Abrí mucho los ojos, temiendo lo que iba a decir. 

 

—Resulta —continuó—, que un grupo de adolescentes que no pertenecían a la mafia fueron los que ayudaron. Pero no te tengo que contar algo que ya sabes, ¿no? —su mirada se volvió maliciosa. Comencé a alejarme de él, pero Kamijo caminó hacia mi con expresión inquisidora—. Tu novio, el policía, fue uno de los testigos estrella de ese juicio; averigüé un poco más. Tú asististe a la misma preparatoria que él, sabías de esto, ¿no es cierto?

 

Negué, aunque sabía que era inútil. 

 

—Vamos Kai, ¿no quieres ser famoso? Cuéntame todo lo que sabes y yo te recompensaré —se acercó apenas a centímetros de mi rostro. 

 

Notas finales:

me dejan un rvw si? si?

¿Que creen que vaya a pasar?? 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).