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El Dolor De Un Ángel por RozenDark

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Notas del capitulo:

Y después de un buen, aquí regreso con la actualización xD

Se los juro, me costo un buen escribir, es que repentinamente me dio un súper bajón de inspiración, de hecho hasta aurita este es el segundo fic que actualizo en estos días y todavía me faltan más Dx

En fin, los personajes de Kyou Kara Maou son propiedad de su respectivo autor y los demás de mi propia autoria.

Y sin más que decir, les invito a leer ^3^/

"Dececpción Y Dolor"

 

~°ɞ°~ღ~°ɞ°~

 

El ambiente era tenso, tanto que se podría cortar con un cuchillo. Entre murmullo y murmullo, se podía escuchar toda clase de cosas acerca de la joven pareja.

Los causantes de aquel embrollo, solo se levantaron de suelo y se vieron con odio entre sí. Nadie más decía nada, salvo Stoffel, que para variar, hablaba de alguien más y no de Wolfram, o eso creían, hasta que comenzó a levantar calumnias no solo del consorte real y Eliot, también del difunto padre doncel de ese último.

 

—Era de esperar que ese doncel creciera como alguien fácil y promiscuo —, el rubio miro al joven castaño y al consorte real. —Si lo crió como su hijo aquel doncel que se hizo de la corona al seducir al Heika —, Stoffel lanzó una leve risa. —Además de ser hijo de un doncel impuro que se vendió a alguien que no lo amaba, ¿no piensas lo mismo sobrino? —, malicioso, miro a Conrart, el cual solo frunció el ceño.

 

Todos miraron con profundo odio a ese lengua larga, todos a excepción de Adalberto y Conrart, quienes le daban la razón de alguna u otra manera.

 

—No me sorprendería que el pequeño príncipe también fuera alguien de esa calaña, después de todo, se parece a su padre doncel —, su azulina mirada viajo al pequeño rubio, el cual seguía llorando. —Heika, le sugiero niñera para su hija, si no quiere que siga los mismos pasos que el príncipe Alexis y la princesa Greta —, rió burlesco.

 

Yuuri estaba a punto de intervenir. Como esposo y padre estaba dispuesto a defender el honor de su esposo e hijos, pero la mano del prometido de su hijo mayor lo detuvo.

Su negra mirada mostro nerviosismo al ver los azules ojos del que se convertiría en su yerno, sabiendo bien cuan vengativo podría ser y más cuando usaba el talento que su madre no poseía.

 

—Yo que usted no hablaría, digo, si no quiere el antídoto —, Gwendon mostro un pequeño frasco con liquido azul celeste.

 

Todos se tensaron e inmediatamente fijaron su mirar en el ahora tembloroso Stoffel. Sabían que aquel peli rosa no advertía en vano y que cuando experimentaba era para castigos de grandes consecuencias.

 

— ¿Qué me hiciste? —, Stoffel se atrevió a preguntar y tembló más al ver al doncel reír.

— ¿Yo? —, se señaló a sí mismo. —Nada, usted tomo la copa que especialmente coloque para que bebiera. Sabía que no podría mantener su boca cerrada, y como tome en cuenta la amenaza de mi prometido, bueno, solo usted sabrá lo que le pasara —, meció el frasco con diversión.

 

Yuuki rió nervioso, por supuesto que no se atrevería a hacerle algo como eso a un varón, pero sabía que su prometido sí.

Stoffel tembló de miedo y comenzó a llorar y suplicar por un poco de piedad.

 

— ¿Qué quieres que haga? —, preguntó temeroso.

—Gwendon rió divertido. —Arrodíllate y suplica perdón —, le ordeno.

 

Stoffel hizo lo que le ordenaron con completo temor. Se arrodillo en medio de todos y suplico por el perdón de los afectados, más de nada le sirvió, Gwendon divertido rompió el frasco con todo y antídoto.

 

— ¡¿POR QUÉ HICISTE ESO?! —, le grito temeroso.

— ¿Por qué no lo haría?, es lo menos que se merece, ahora deberá aprender a vivir sin su virilidad —, le sonrió con falsa ternura. —Para la próxima asegúrese de no hacer nada en contra de mi familia o lo mataré con mis propias manos —, le susurró al oído.

 

Stoffel salió despavorido, debía darse prisa y buscar algo para curarse lo que sea que le haya hecho aquel temible doncel. Solamente Yuuki se atrevió a acercársele, claro, con algo de temor hacia su prometido.

 

— ¿Qué le diste? —, preguntó nervioso.

—Nada, solamente tomo las bebidas que sirvieron y ese líquido solamente era agua con colorante azul —, le dijo con diversión.

 

Yuuki suspiro apenas. No podía concebir el hecho de haberse enamorado de alguien tan temible y vengativo como aquel doncel, luego miraba aquella hermosa sonrisa y recordaba aquellos tiernos detalles que siempre le mostraba y terminaba sonriendo como idiota. En conclusión, amaba a Gwendon.

Ambos se quedaron perdidos en la mirada contraria y solo salieron de su ensoñación cuando escucharon la furiosa voz de Gwendal.

 

—¡¡LA FIESTA SE ACABO!! —, grito el peli gris. —Y si no es mucho pedir, no hablen de esto, lo que menos queremos es que se divulguen cosas que no son —, con autoridad pidió aquello y hasta no recibir un asentimiento no estuvo tranquilo. — ¡Wolfram! —, llamo a su hermano menor, el cual solo apapachaba a su rubio hijo y arrullaba a su bebé. —Creo que mejor hablamos en privado —, le sugirió mientras veía con seriedad a su otro hermano.

—Wolfram asintió. —Yuuri, dile a Conrart y a los involucrados que la plática se hará en tu despacho —, le pidió a su esposo aquel favor.

 

Yuuri asintió en silencio, para después acercarse al par de padres para informarles que la discusión se haría en un lugar apartado de los invitados. Por suerte, la ex-Maou ya se estaba encargando de disculpar a su yerno e hijo por aquel inoportuno incidente.

 

—Yuuki voy a llevar a Irina y Alexis a mi habitación, ¿podrías cuidarlos en lo que termino de atender este asunto? —, le pregunto serio.

 

Yuuki solo asintió, mientras que veía con tristeza a su hermanito, el pobre había tenido un cumpleaños terrible. Miro a su prometido y este le sonrió, mientras le tomaba de la mano. Ambos siguieron al rubio mayor con dirección al cuarto de la pareja real, lugar donde no solo dormían los reyes, sino también la pequeña Irina.

 

~ஐ~

 

Ya habían pasado cuarenta minutos. Minutos en los cuales Wolfram tuvo que calmar a su hijo doncel y adormecer a su pequeña bebé. Ahora que lo había logrado, llego presuroso al despacho del Maou, lugar donde se podía escuchar una tremenda discusión.

Tanto Conrart, como Adalberto peleaban hasta el punto de lanzar terribles ofensas, todo sin darle importancia a su respectiva familia.

El rubio miro con pena a su vieja amiga, la cual impedía que Gilbert se lanzara a golpear a su padre. Luego miro a la joven pareja y sintió más pena. Ese par se amaba y se notaba a leguas que esperaban ansiosos al niño que aún no nacía.

 

— ¡Ustedes dos, ya paren de pelear! —, les ordeno furioso el rubio. — ¿Qué no se dan cuenta de lo que hicieron? —, les pregunto. —No solo arruinaron la fiesta de cumpleaños de mi hijo, sino que además pusieron a su familia en vergüenza.

—Yuuri se acercó a su esposo. —Cálmate Wolf —, le pidió preocupado.

 

Adalberto miro furioso a ese insolente rubio, ¿cómo se atrevía a reclamarle?, era más que obvio que la culpa la tenían Conrart y su promiscuo hijo, porque para él, era más seguro que ese doncel sedujo a su hijo.

 

—¡¡PUES NO ME CALMO!! —, le grito. —Mi hijo no tiene la culpa de que el hijo de Weller sea alguien fácil —, dijo con furia.

 

Todos los presentes lo vieron con sorpresa. Pero eso quedo atrás, cuando vieron la mirada derrotada del mayor de los castaños, como si estuviera de acuerdo con aquellas palabras. No fue sino hasta que el mismo Eliot se atrevió a defenderse y encarar a ese par de leperos.

 

— ¡Yo no soy un fácil! —, rebatió molesto. —No voy de aquí para allá para entregarme a cualquiera. Estoy con su hijo porque lo amo y el hijo que espero es de él —, salió de la protección de su amado y encaro furioso al patriarca de los Von Grantz. —Y tú, se supone que eres mi padre, deberías defenderme, pero solo les das la razón a las personas que levantan falsos, no solo en mi contra, también en contra de mi tío Wolfram y mi difunto papi —, se acercó a su padre y lo miro con dolor. — ¿Tanto me odias? —, preguntó dolido, luego sus recientes cambios de humor salieron a relucir. —Pero si fuera hijo de esa tal Susana Julia, todo sería diferente, ¿no?

 

Todos miraron con sorpresa al doncel, todos a excepción de Gilbert, quien ya sabía a donde iba aquel reclamo, no por nada, siempre quiso reclamarle a su padre por lo mismo.

 

— ¿Cómo sabes de ella? —, preguntó nervioso, por alguna razón sentía que si las cosas seguían ese rumbo, todo acabaría mal.

—Eliot rió sarcástico. — ¿Cómo lo sé?, unas sirvientas estaban divulgando chismes. Tanto Gilbert como yo, sabemos quién es Susana Julia. La eterna amada de Adalberto Von Grantz y Conrart Weller —, le dijo molesto. —La mujer que nunca pudieron olvidad, aun cuando estaban casados y tenían hijos.

 

Gilbert se acercó a su amigo, él también tenía verdades que revelar. Mostrar incluso su odio y rencor hacia su maldito padre.

 

—Y cómo olvidar cuando dijeron que el gran Adalberto Von Grantz se casó con la doctora del palacio cuando esta quedo embarazada —, su verde mirada fue dirigida a la azul de su padre. —Es decir, por eso siempre llevaba de viaje a su primogénito, porque su segundo hijo era la viva imagen de la mujer con la que traiciono a su amada muerta.

— ¡Gilbert! —, Gisela quiso intervenir.

— ¡No madre!, ¡ya estoy harto! —, le hizo ver. —Eliot y yo hemos sufrido por haber callado —, miró con dolor a su madre. — ¿Qué fue lo que hizo esa mujer para cautivarlos tanto? —, preguntó a los dos alborotadores. —Los hechizo… los sedujo… díganme, quiero saber qué fue lo que les ofreció para juzgar a otros a su antojo —, sonrió burlesco. — ¿Acaso les ofreció servicios especiales? —, se carcajeó mientras hacía énfasis en lo último.

 

Adalberto frunció el ceño y olvidándose de quien era aquel doncel, le dio un fuerte golpe en el rostro, ocasionando que el menor cayera por la fuerza ejercida y sentenciando su cruel destino. Para cuando se dio cuenta de lo que había hecho ya era tarde, Gisela le había propinado una bofetada y el mayor de sus hijos estaba preparándose para interferir, pero poco podía importarle, ahora solo miraba a su hijo menor, el cual lo veía desde el suelo, con la mejilla roja y sangre saliendo de sus labios.

Quiso acercarse, pero Gilbert rió sin sentir alegría alguna, una muy mala señal.

 

—Ahora me pegas —, susurró sin ánimos.

— ¡Gilbert ya basta! —, Gisela le pidió dolida.

 

El solo negó, mientras se ponía de pie con mucho trabajo. No se conformó con eso, se acercó hasta quedar frente a su padre y lágrimas traicioneras comenzaron a brotar de sus verdes y opacados ojos.

 

—Mientras huías con mi hermano en un patético intento por no serle infiel a esa mujer, mi madre sufría —, miró a su madre y al ver la desesperada mirada que le enviaba, solamente negó. —Calle esto por tantos años, y no tienes ni una remota idea de lo que eso causo —, cerró los ojos y suspiro con derrota. — ¿Sabías que mi madre perdió un hijo? —, abrió sus ojos y miro a su padre sin ningún brillo de vida.

—Adalberto miro nervioso a su esposa, esperando que aquello no fuera verdad, pero al ver que no lo miraba y solo lloraba, lo supo. —No puede ser —, susurró. — ¡Gilbert deja de mentir! —, se negaba a creer aquello.

—Gilbert solo rió, mientras negaba. —No tengo porque mentirte. Todo lo que dije fue verdad —, miró a su madre con dolor. —Fue cuando tenía cuarenta y tres años (trece años humanos), tú llegaste para su aniversario. Ella estaba feliz por darte la noticia, pero en su lugar, no solo llegaste para celebrar un año más de casados. Justo cuando ella fue a verte, tú llorabas por tu maldita amada —, le recordó molesto. —Obvio, mi madre no perdería a su hijo por algo así, pero si entro en depresión —, miró al suelo con tristeza. —Días después paso lo inevitable, un gran grupo de humanos ataco uno de los pueblos, mi madre como doctora que es no se preocupó por su estado y fue a ayudar —, se detuvo al ver sus lágrimas descender hacia el suelo. —Unos leves golpes, eso fue lo que dijo a todos, solamente yo vi el dolor verdadero por el que paso. Solamente yo sabía la existencia de ese ser que no tuvo la oportunidad de nacer —, levanto la mirada y encaro nuevamente a su padre. —Y es por esa razón que te odio.

 

Gisela se llevó ambas manos a la boca, en un vano intento por callar ese grito lleno de dolor. Albert solo miraba con sorpresa y preocupación a sus padres y hermano. Y Adalberto, él solo temblaba ante las palabras dichas por el menor de sus hijos.

 

— ¡Gilbert ya basta! —, le pidió la doctora. —Te lo ruego —, lo que menos quería era que su hijo odiara a su propio padre. —Tú padre no se tiene la culpa, yo sabía que él no podría amarme, y aunque fue un error mío, eso solo me dio a mis mayores tesoros —, se acercó a sus hijo y lo abrazo.

 

Eliot empujo a su pareja, dándole la muda sugerencia de ir donde su madre y hermano, cosa que el rubio acepto.

Adalberto solo miraba a su familia con dolor. No creía cuanto dolor guardaban su hijo y su esposa, y se odio por todo. Gilbert tenía razón, no supo valorar lo que tenía ahora y allí estaban las consecuencias. Se acercó a su familia, pero al ver la mirada que Gisela le dedico, supo que todo había terminado, la había perdido.

 

—Esto no funciona… de hecho nunca funciono —, miró a su esposo con total seriedad. —Quiero el divorcio —, le dijo sin más. —Y con el Heika y su consorte presentes, lo pido… le doy su libertad, Adalberto Von Grantz —, dijo sin ningún signo de arrepentimiento.

 

Todos los presentes no pudieron creerlo. Bien sabían las razones por las que esa pareja se unió y aunque creyeron que ambos se amaban, los chismes y la actitud de Adalberto pudieron más.

Tanto Yuuri, como Wolfram no podían negarle a su amiga aquella desesperada petición.

 

— ¡Gisela espera! —, quiso detenerla, pero ya era tarde, ella y Gilbert salieron del lugar, no sin antes pedirle a Albert ver por Eliot.

—Deberías dejarla, eso es lo que buscaste con tu comportamiento —, le dijo Wolfram.

 

Adalberto solo negó, mientras salía del lugar con prisa, tenía que arreglar las cosas si no quería perder a su familia.

Conrart por su parte no sabía qué hacer, pero tenía bien claro que no quería perder a su hijo por cosas del pasado, pero bien sabía que tampoco podía perdonar lo que su hijo había hecho.

No pudo evitar tensar su cuerpo por completo al ver a Eliot acercársele. Lo miro y por un momento dejo de respirar. Eliot tenía dolor impregnado en su mirada.

 

—Sabes padre… yo no te odio —, dejo de hablar por unos instantes. —Pero si me decepcionas —, lo miro a los ojos, era hora de hablar sin tapujos. —Desde que nací fui criado por mis tíos, de hecho tú ejerciste tu papel de padre después de aquel incidente hace muchos años —, le recordó. —Tanto mi tío Yuuri, como mi tío Wolfram me cuidaron, a pesar de tener un hijo en camino, mientras que tu solo te dedicabas a ignorar mi existencia y odiar a mi papi —, y no se detendría, sacaría a relucir todo su dolor. —Y después de saber cómo fue que te liaste con mi papi y de a quien amaste realmente —, callo unos instantes, mientras posaba ambas manos a su vientre. —Desee no haber nacido.

 

Todos los presentes quisieron detener aquello. Eliot no estaba bien, temblaba demasiado y tenía una preocupante expresión de dolor. Incluso Conrart olvido su patético enojo, justo ahora le preocupaba su hijo.

 

—Pero para tu desgracia, estoy vivo —, comenzó a llorar. —El hijo del doncel que te engatuso, según las malas lenguas. El hijo que tanto odias sigue con vida y para colmo embarazado del hijo de tu eterno rival en el amor —, lo miro dolido. —Pero sabes, me alegro de vivir, porque solo así tuve unos buenos padres —, miro a sus tíos. —Y a alguien que me ama tal y como soy —, miro a su amado. —Y muy pronto tendré una familia —, poso sus manos en su vientre, mientras lo miraba con amor. —En cambio tú, te quedarás sin nada por el resto de tus días —, y al final miro a su padre.

—Eliot —, Conrart quería decirle algo, pero ni él sabía que decir con exactitud. Miro a su hijo y se preocupó aún más al verlo jadear.

—Lo siento Sir Weller —, y ya no le dijo “padre”. —No lo odio, pero tampoco lo perdono por todo el dolor que nos causó a mí y a mi papi —, y se alejó de él.

 

Conrart abrió por completo sus ojos. Su hijo no lo perdonaba, y no solo eso, no lo quería cerca ni de él y mucho menos de su nieto… Su nieto, aquel indefenso ser por el que minutos antes causo tanto revuelo.

Quiso acercarse a decirle cuanto lo sentía, pero de un momento a otro, el doncel se había desvanecido en los brazos de Albert, aquel varón que le quito la inocencia a su hijo.

 

—¡¡ELIOT!! —, grito completamente preocupado.

 

 

 

 

 

Continuará

 

Notas finales:

Y eso fue todo. Se que muchas personas se preguntarán, ¿no que Gisela y Adalberto se amaban? y si, se que eso di a entender en la "Maldición del ángel", pero recuerden, Susana Julia marco a Adalberto y a Conrart, por ende ellos no han dejado atras ese "Amor", obvio, eso solo les esta trayendo sufrimiento no solo a ellos, tambien a su familia.

En el proximo capitulo se vera el pasado de Eliot Von Wincott y la razón por la que todo mundo lo cree un "fácil"

Próximo capitulo, "La Triste Verdad"

En fin, nos leemos pronto

Chau chau (*_-)/


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