No muchos minutos pasaron antes de que Sun regresara, yo estaba sentado en la plaza del pueblo, mirando el atrio principal, aún se veían las manchas de sangre que escupí después de la paliza que me dieron hace solo unas horas, me levanté lenta y cuidadosamente, soltando un suspiro cuando vi a Sun.
— ¿Listo para partir? — dijo mirando a mi doble fijamente con una sonrisa y caminando lentamente haca la salida del pueblo.
—Sí pero… ¿Estás seguro que puedes andar?— me preguntó él, yo asentí sonriendo y seguí caminando.
—Si no, las pokémonturas me ayudarán también, hay Pokémon muy fuertes y útiles que sabrán manejar la situación— dije sonriendo ampliamente.
—Bien, de todos modos, si quieres parar a descansar, hazlo- dijo Sun con una sonrisa diminuta, así, ambos comenzamos a alejarnos del pueblo — ¿A dónde deberíamos ir primero?— me preguntó.
—Bueno, ya que aparentemente eres un novato, a la escuela de entrenadores, no está lejos de aquí— dije con una sonrisa
—Vale… entonces vamos— dijo Sun caminando con sus manos en los bolsillos –Sunny… Te lo prometo, vamos a recuperar a los Pokémon que robaron— dijo Sun mirándome fijamente a los ojos, con una decisión que jamás había visto en ninguna otra persona. Era simplemente impresionante.
—Sun… Sun, gracias— dije con una sonrisa y sujetando su mano, a lo que él me devolvió el gesto con una pequeña sonrisa y estrechando mi mano.
No pasó demasiado antes de que llegásemos a la escuela de entrenadores, donde estaban Kukui, Gladio, algunos estudiantes y la directora.
—Supusimos que vendrían aquí— dijo Kukui mirando a ambos chicos con una sonrisa —Así que decidimos que ambos tomarán un curso intensivo— dijo el moreno con una sonrisa.
—Vale, no veo porque no— dije con bastantes ánimos, incluso intente alzar mis brazos de forma enérgica, pero mis costillas me recordaron su deplorable estado, haciendo que me abrace el abdomen.
— ¡Sunny!— dijo Kukui acercándose junto a Sun, quienes me sujetaron cuidadosamente mientras yo reía un poco.
—L-Lo siento jeje… Lo olvidé por un momento— dije enderezándome un poco y mirando a todos alrededor.
—Sunny, deberías descansar, yo… yo puedo hacerlo solo, no te preocupes— dijo Sun mirándome directo a los ojos, en cierto modo, parecía querer llorar.
—Estoy bien, yo… yo no quiero rendirme, quiero recuperar a mis amigos— dije apretando los puños y mirando a mi doble —No quiero quedarme… no quiero quedarme atrás— dije decidido pero a la vez algo molesto.
—Sunny, te puedes hacer más daño, escucha a tu hermano— dijo Kukui acercándose, yo negué y me alejé un poco.
— ¡No quiero quedarme sin hacer nada! — grité cerrando los ojos y tensando todo mi cuerpo.
—Sunny… — dijo Sun sujetando mis manos y posteriormente acariciando mis hombros —Fue mi culpa, debí ser más rápido, déjame remendar mi error.
—No fue tu culpa Sun, no fue culpa de nadie, pero no quiero quedarme de brazos cruzados mientras ellos hacen no-se-qué con mis amigos— dije mirando a mi doble.
Vimos algo salir de mi cinturón, era Gallardo, aquel Lucario, que me miró fijamente y se me acercó un poco, haciéndome sentir un poco intimidado. Sun se paró entre Gallardo y yo, todos sentíamos que el Pokémon me iba a atacar.
Gallardo apartó a Sun con suavidad y se me acercó. Usando el cuerno de su mano, pinchó mi camiseta y comenzó a rasgarla, haciendo que yo reclame un poco, todos estábamos atentos a lo que hacía, procedió aflojar mis vendajes, revelando mi lastimado abdomen.
— ¿G-Gallardo? — llamé algo inquieto al Pokémon, quien creó una esfera de aura en sus manos, yo cerré los ojos y sentí lentamente una gran energía recorrer mi cuerpo, entrando por mi pecho, todos soltaron un suspiro de sorpresa, yo sentí mis costillas dejar de doler, abrí un ojo con algo de miedo y miré mi abdomen, ya no había moretones, ni sentía dolor.
—Interesante, sin conocer Pulso Cura, Gallardo usó su aura para sanar tus costillas, Sunny— dijo Kukui acercándose a nosotros, el acarició la cabeza de Gallardo —Parece que tu determinación conmovió a Gallardo— dijo el mayor y me miró, dando palmaditas a mis costados, no dolía y mis costillas estaban recuperadas.
—Gallardo, gracias— dije mirando al Pokémon, quien asintió con una sonrisa y regresó a su Pokéball, Sun me miró sonriendo antes de asentir.
—Sun, recuerda que tu espalda también esta lastimada aún, no te esfuerces tanto— dije mirando a mi doble.
—Hey, yo estoy bien, puedo correr y hacer maniobras de todo tipo— dijo Sun con una sonrisa.
—Sun, esas heridas aún pueden abrirse de nuevo— dijo Kukui acercándose a mi doble, sujetándole del mentón.
—Gallardo, ¿Crees poder ayudar a Sun? — pregunté mirando la Pokéball de mi nuevo amigo.
El Pokémon me asintió y sonreí, lo saqué de su ball y se acercó a Sun.
—Gallardo, antes de que empieces. ¿Puedo grabar esto? Quiero estudiar ese movimiento y descubrir qué es— dijo Kukui, el Pokémon asintió y esperó a Kukui, Sun se quitó su camisa y los vendajes, tras eso, Gallardo comenzó a crear una esfera aura, la cual, esta vez esparció por toda la espalda de Sun, haciendo que los puntos se caigan y las heridas se cierren.
—Estudiaré esto cuando vuelva al laboratorio— dijo Kukui guardando su cámara.
—Gracias, Gallardo— dijo Sun abrazando al Pokémon con una sonrisa, Gallardo pareció algo sorprendido y correspondió un poco el abrazo.
Yo sonreí y miré mi camisa, rota justo por en la parte central de adelante —Bien, esta era la última que traje en mi mochila— dije soltando un suspiro mientras arrojaba mi camisa a un bote de basura, cosa que hizo reír a todos.
—Jaja, bueno, presumirás ese lindo y fuerte cuerpecito— dijo Kukui dando palmaditas a mi abdomen con una mano y con la otra, palmeando uno de mis poco marcados pectorales, cosa que me hizo sonrojar.
— ¡P-Profesor!— grité completamente rojo, causando que todos soltaran una carcajada.
—Jeje… vamos Sunny, hagamos esto— dijo Sun mirándome con una pequeña sonrisa y nos acercamos a la directora.
—Bien, niños, este curso intensivo consiste en vencer a los mejores estudiantes de la escuela, si logran ganar, ellos les darán consejos que les servirán en su aventura. Sunny, escuché que tú eres mucho más fuerte que otros, así que irás contra nuestros profesores— dijo la directora con una sonrisa algo confiada.
—Bien, andando— dije sonriendo y tomando la mano de Sun, corriendo dentro del edificio de la escuela, aunque parece que tomé a mi doble desprevenido, ya casi se cae en más de una ocasión.
Una vez en el vestíbulo, vimos a nuestros rivales claramente, un profesor junto a un chico de unos 8 o 9 años.
—No me vuelvas a hacer eso— dijo Sun con un pequeño puchero y dándome una palmadita en la espalda.
—Jaja~ Perdona, me emocionó cada que debo combatir— dije sonriendo emocionado.
—Yo jamás he estado en un combate… Al menos no contra nadie que no sea un amigo…— dijo Sun sonriendo algo avergonzado.
—Vale, no es difícil, Popplio está en nivel 5, sabe placaje y látigo, si quieres puedo combatir primero, para que me observes— dije sonriendo, Sun asintió y se quedó unos pasos detrás de mí.
Aquel profesor me retó, era un científico, y en su equipo había un Magnezone, Raichu de Alola, y un Luxray.
—Bien, vamos Gallardo— dije sonriendo con entusiasmo — ¡Usa A bocarrajo!— dije sonriendo, Gallardo se lanzó contra Magnezone, fue un ataque muy eficaz por el tipo de ambos, pero aquel Magnezone era fuerte, por lo que regresó un impactrueno.
—Nada mal chico, pero no lo suficientemente bien para ganar— dijo aquel hombre.
—Je, no te confíes tanto— dije sonriendo — ¡Gallardo, danza espada!— sonreí mientras mi Pokémon aumentaba su ataque con ese movimiento, procediendo a esquivar un ataque Rayo — ¡Gallardo, usa Danza espada otra vez!— sonreí y siguió con aquella danza frenética, esquivando dos rayos seguidos —Gallardo, usa A bocarrajo— sonreí y con ese ataque, Gallardo sacó a ese Magnezone.
El resto fue historia, el gran poder de ataque de Gallardo bastó para que ninguno de sus otros Pokémon pudiera oponer mucha resistencia.
—Bien, felicidades, recuerda, siempre que el tipo de Pokémon y el tipo del movimiento serán más fuertes si son del mismo tipo— dijo el profesor sonriendo, yo sonreí y asentí.
—Jeje, lo tendré en cuenta— dije sonriendo y me acerqué a Sun — ¿Ves? Es fácil— dije sonriendo.
—V-Vale, lo intentaré— dijo Sun con una sonrisa y sujetando mi mano con fuerza.
—Estaré a tu lado en todo momento, será tu primer gran combate— dije sonriendo y estrechando con firmeza la mano de mí doble.
Pronto Sun se acercó a aquel niño con una sonrisa algo nerviosa, el jovencito sonrió ampliamente, bastante emocionado.
— ¡Bien, es hora del primer combate del día!— dijo el niño sonriendo, sacando a un pequeño Rattata de Alola.
— ¡V-Vale, adelante, Sentra!— gritó mi doble sacando a su Popplio, ambos Pokémon se miraron fijamente y fue Sun el primero en actuar — ¡Usa látigo!
La defensa de Rattata disminuyó, pero el Rattata enemigo usó placaje, golpeando a Popplio, Sun parecía nervioso, me acerqué un poco y le sujeté el hombro, buscando darle más confianza.
—Descuida, respira hondo y cálmate— dije sonriendo, a lo que él me devolvió el gesto.
— ¡Sentra, usa placaje!— gritó Sun mientras su Pokémon obedecía, acomodando un golpe crítico al Rattata enemigo, que lucía bastante cansado, pero aun así, usó látigo, a lo que Sun respondió con otro placaje, debilitando al Rattata, el combate había terminado.
—Definitivamente este no es mi día— dijo el niño, mientras Sun parecía atónito.
— ¿G-Gané?— preguntó mirando a Popplio quien le sonrió saltando a sus brazos.
— ¡Felicidades, ganaste tu primer combate, Sun!— le felicité con una enorme sonrisa y abrazándolo.
—Bueno, ganaste, así que recuerda, el uso de objetos puede balancear el combate si llevas la desventaja— dijo el niño antes de irse con su profesor.
Seguimos realizando el curso “intensivo” en la escuela de entrenadores, Popplio ya estaba en nivel 7 cuando salimos, así que había sido provechoso, era ya de noche para cuando terminamos, miré a Sun y sonreí.
—Estamos cerca de casa, podemos regresar, o si quieres podemos ir a la ciudad para explorar un poco y podemos pasar la noche en algún lado— dije mientras me recargaba en una barda de la escuela.
—Hum… sí, vamos a la ciudad, quiero conocer un poco— dijo Sun metiendo sus manos a los bolsillos, su tono de voz era aún serio y algo apagado, pero al menos mostraba interés ahora.
—Bien, andando— dije sonriendo y alejándome de la pared, empezando a caminar lado a lado con mí doble, a diferencia de mi viaje, el Tauros no estaba bloqueando el paso, seguimos sin más inconvenientes y miramos hacia la playa cuando pasamos por las afueras de Malíe, los primeros edificios de la ciudad.
—Vaya… es una linda vista— dijo Sun acercándose a la playa y sacándose sus zapatos, caminando un poco en la arena —No pude apreciar nada cuando vine antes— admitió.
—Lo entiendo… Sabes… Le debo una grande a Lucario… honestamente no creo haber llegado lejos con las heridas que tenía— dije sosteniendo mis zapatos con mi mano derecha y acercándome más a la orilla, dejando que el agua moje mis pies.
—Sí… todos se preocuparon cuando te pusiste de necio, nos dio miedo que algo malo te pudiera pasar— dijo mi doble dedicándome una mirada algo severa.
—Lo sé pero… Simplemente no podía quedarme sentado mientras alguien más le hacía daño a mis preciados Pokémon, a mis amigos— dije mirando hacia la luna, que resplandecía de forma radiante.
—Siempre creí que la luna era la misma esté donde esté pero… La luna de Alola es muy diferente a la de Kanto— dijo Sun parándose a mi lado.
—Lo sé… También lo noté la primera noche que estuve aquí— dije con una pequeña sonrisa mientras cerraba mis ojos.
—Jamás pensé que esta región fuera tan peculiar— dijo Sun.
—Oh, y lo que te falta por ver, cada isla de esta región es completamente diferente, es un sitio único, te va a gustar mucho— dije sonriendo y me senté en la arena.
—Quizá fue el destino el que te trajo a esta dimensión, quizá esto estaba escrito ya— dijo él soltando un pequeño suspiro y sentándose junto a mí.
—Si es así… Me alegro que el destino nos pusiera juntos— dije sonriendo y miré a Sun —Es muy divertido tener un gemelo— dije con una amplia sonrisa, a lo que él sonrió y negó divertido con la cabeza.
—Te prometo que vamos a encontrar a tus amigos Sunny… Te lo prometo— dijo poniendo su mano sobre la mía, cosa que me hizo sonrojar ligeramente mientras sonreía.
—Demos nuestro mejor esfuerzo— dije con decisión.
—Sí, hagámoslo— me contestó con una discreta risa.