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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Ya regrese!!!! *-*

Una disculpa por la enorme espera pero ya estoy de vuelta, espero que el cap de hoy les agrade.

Disfrútenlo~

¿Dónde?

 

Eso era todo lo que Luhan podía preguntarse mientras continuaba corriendo y mirando a todos lados con desesperación, sin embargo, Zhao no estaba en ningún lugar y él comenzaba a sentir la ansiedad por lo que le hubiera podido suceder.

Y sabía, ya sabía que lo más probable era que se hubiera encontrado con Minho y eso era lo peor del caso porque Minho parecía haber desarrollado una cierta aberración por su familia con el pasar de los años, pero hacía tanto tiempo luego de la última vez que había tratado de hacer algo en su contra que estúpidamente se habían confiado y olvidado del tema.

Esa eran las consecuencias ahora y él tenía demasiado miedo, tan sólo rogaba con toda su alma que nada le hubiese sucedido a su hermano mayor porque no iba a soportarlo y sabía que su madre tampoco; ella se había vuelto loca cuando la llamada de Zhao había terminado de aquella manera y sabía que seguro YanYan no había logrado calmarla ni un poco luego de que su padre y él salieran a buscar a Zhao.

— ¡Zhao gē! —gritó al borde del llanto.

— ¡Luhan! —llamó una ansiosa voz a sus espaldas.

El castaño se giró rápidamente, permaneciendo inmóvil cuando no reconoció al chico que estaba llamándolo y que a diferencia suya si conocía su nombre, aunque también tenía un vago recuerdo de haberlo visto antes en alguna otra parte.

— ¡Reacciona Luhan, necesito tu ayuda! —exclamó histérico.

La mirada de Luhan reparó entonces en el bulto que ese desconocido cargaba a cuestas y por poco gritó aterrorizado al ver el cuerpo de su hermano colgar inmóvil de los brazos de aquella persona, corrió inmediatamente hasta ellos y con mucho cuidado llevó a su hermano al suelo mientras su ansiosa mirada se paseaba por todo su malherido cuerpo.

— ¡Zhao gē! —llamó, moviendo su cuerpo bruscamente—. ¡Abre los ojos! —imploró/exigió angustiado.

— No hay tiempo para eso, iré por ayuda, no te muevas de aquí —ordenó el mayor y Luhan únicamente pudo asentir frenéticamente.

Los ojos de Luhan se fijaron nerviosamente sobre el camino por donde el desconocido desaparecía antes de volver a su hermano mayor; las manos estaban temblándole incontrolablemente cuando las llevó al rostro maltratado de su hermano mayor. La rabia, impotencia y miedo se entremezclaban en las cristalinas gotas de agua salada que picaban en sus ojos.

« ¡Maldito seas Oh Minho! », gritó para sus adentros antes de echarse a llorar sobre el cuerpo de su hermano. Un ruido lo alertó e inmediatamente se incorporó lanzándole una mirada feroz a quién trataba de acercarse.

La expresión aterrorizada de su padre fue lo siguiente que vio, a su lado estaba el agitado joven que había llevado hasta ahí a su hermano mayor y Luhan tan sólo pudo llorar con más fuerza al ver a su padre caer de rodillas mientras repetía una y otra vez el nombre de su hermano mayor.

Se preguntó entonces una cosa mientras lloraba; ¿cómo era posible que sintiera que en ese momento ya todo estaba bien si todo seguía luciendo muy mal?

***

— ¡Joder! —maldijo por todo lo alto, retirando rápidamente su mano—. ¡¿Por qué mierda hiciste eso?! —le reclamó al maldito perro que acaba de morderlo.

El maltratado animal le gruñó una vez más antes de volver a lamerse él mismo las heridas, Sehun frunció el ceño al ver eso y decidió entonces volver a leer lo que el veterinario había sido tan amable en escribir para él con respecto a los cuidados que debía tener con Jiāo Táng.

— Mira —comenzó a hablar una vez más, ya un tanto exasperado—, debes dejarme tratarte justo como el veterinario dijo si es que quieres recuperarte, ¿entiendes eso? —le dijo seriamente al perro.

El orgulloso animal lo miró durante un par de segundos antes de bostezar y acomodarse mejor en la improvisada cama que el rubio había construido para él. Sehun por su parte dejó ir un bufido exasperado y se puso de pie, revisando una vez más las instrucciones que el veterinario le había hecho el favor de anotar en una hoja.

— ¡Ja! —soltó con tono irónico—. Tú no te mereces ni una galleta —aseguró dándole al perro una mala mirada.

Porque ahí decía que debía darle de comer pronto, sin embargo, ese malagradecido no hacía más que morderlo cada que se acercaba y tampoco era como que la idea le resultara muy atractiva ya que hacía poco había escuchado a Minho en compañía de sus imbéciles amigos en el piso de abajo y en realidad no tenía ánimo alguno para soportarlos esa noche.

Sus ojos se posaron nuevamente en el cansado animal y le fue imposible ignorar la mirada desvalida del herido animal; no era tan bastardo después de todo. Un suspiro de fastidio terminó por abandonar sus labios y salió de su habitación de mala gana para así conseguir algo con lo cual alimentar al chantajista que tenía por mascota a partir de ese día.

Para su buena fortuna Minho ya no se encontraba ahí cuando llegó a la sala de estar y avanzó hasta la cocina, tomó algo de lo que había quedado de su cena y lo colocó sobre un plato para llevárselo a Jiāo Táng.

Trató de apresurarse a cruzar la sala pero un ruido extraño lo detuvo a la mitad, miró en todas direcciones en busca de la causa de aquel ruido hasta que su vista reparó en el celular sobre la mesita de centro en el centro de la sala de estar. Se acercó cautelosamente hasta aquel sitio y con mucho cuidado tomó el aparato que no dejaba de sonar.

Tuvo un mal presentimiento desde el segundo que el móvil le resultó un tanto familiar, la pantalla del aparato ponía un nombre que él no conocía mientras seguía sonando y al rechazar la llamada por fin pudo tener un buen vistazo de la imagen de fondo del aparato desde el cual la fotografía de un sonriente Zhao lo saludaba. Un sudor frío comenzó a recorrerlo cuando su propio celular emitió el conocido sonido de su tono de llamada y tragó duro antes de contestar titubeante.

— ¿Hola? —musitó apenas.

— ¡Sehun, soy Lay! —casi gritó su amigo al otro lado—. ¡Tenemos problemas y muy grande!

— No —susurró temeroso.

— Sehun, fue Minho. Él atacó hace unas horas a Wu Zhao y… —informó nerviosamente—. ¡Mierda, Sehun!, el chico no se veía nada bien, logré apenas sacarlo de ahí pero no estaba nada bien. Lo siento amigo, no pude hacer más y… Luhan ya lo vio y él…

La oración no fue concluida y Sehun sintió, por primera vez en mucho tiempo, que su mundo estaba a nada de derrumbarse. La comida de Jiāo Táng terminó en el suelo junto con su móvil luego de que él saliera disparado con rumbo a la casa vecina; sus puños prácticamente buscaban tirar la puerta cuando comenzó a golpearla.

Sentía un miedo terrible a lo que pudiera recibir y cuando los ojos llenos de lágrimas y rabia de Luhan fue lo siguiente que vio, él quiso morirse ahí mismo. Las palabras se atoraron todas en su garganta y no supo cual fue el preciso momento en que lo siguiente sucedió, lo único de lo que era consciente era de los empujones que Luhan le daba y las lágrimas que corrían rápidamente por sus mejillas.

— ¡Lárgate! —gritó histéricamente el castaño—. ¡Todo es culpa suya!

— ¡Luhan, para! —llamó YanYan e inmediatamente salió para detenerlo.

— ¡Tú y tu maldita familia hicieron esto y aún así tienes el descaro de venir aquí!

Sehun no respondió y únicamente apretó la mandíbula mientras veía con impotencia como Luhan lloraba y gritaba alterado, YanYan luchaba por detenerlo y él se sintió tan inútil como cada vez que sabía que él lo necesitaba y no podía acercarse para protegerlo o consolarlo.

— ¡Lu, Sehun no hizo nada, fue Minho! —dijo YanYan, intentando hacerlo razonar.

— ¡No! ¡Todo es culpa suya, si nunca se hubiera acercado a nosotros esto jamás hubiese pasado! ¡Te maldigo con toda mi alma! —gritó con todo lo que su voz le daba.

— ¡Luhan, ya basta! —suplicó YanYan.

— ¡Te odio! ¡Te odio con todo mí ser! ¡Ojala nunca te hubieras cruzado en mi camino, sal de mi vida! ¡Desaparece de una puta vez! —escupió llenó de rabia y odio.

Los ojos de Sehun se cristalizaron al tiempo que sentía como centímetro a centímetro su corazón se desgarraba con cada palabra que abandonaba los labios de Luhan. Las lágrimas ajenas únicamente eran una razón más para hacerlo sentir como una mierda y él también deseó con toda su alma jamás haberse acercado a ese hermoso ángel al cual ahora estaba jodiendole la vida de aquella despreciable forma.

Las manos de Luhan lo alcanzaron y trataron de empujarlo lejos pero él las sujetó con fuerza impidiéndoselo y lo jalaron a un protector abrazo al cual el castaño se resistió durante largos instantes antes de rodear con sus brazos el cuerpo del rubio, dejando que sus lamentos se ahogarán en su pecho.

Le costó largos segundos reunir la fuerza de voluntad necesaria para finalmente dejar ir a Luhan, su diestra viajó hasta el mentón del castaño y con sumo cuidado lo hizo levantar el rostro hasta que sus ojos se sostuvieron fijamente la mirada. Los tormentosos orbes castaños del bello chico, que minutos gritaba con todas sus fuerzas exigiéndole dejarlo en libertar y soltaba miles de maldiciones todas dirigidas a él, no eran en ese momento más que dos cristalinas gemas que suplicaban por una palabra suya; la que fuera.

— Lo siento —musitó apenas, sabiendo que no era suficiente pero por lo menos era mejor que nada.

La confusión se apoderó del rostro de Luhan al tiempo que Sehun lo ponía en libertad y dejaba en sus manos el celular de Zhao. El observó confuso el aparato en sus manos y luego llevó su vista hacia Sehun quien ya se alejaba.

— ¡Vete a la mierda Oh Sehun! ¡Ten un poco de vergüenza! —lloró de coraje y se vio envuelto en los brazos de YanYan cuando quiso correr tras él y devolverle el daño que le habían causado a su hermano mayor.

***

— ¡Minho!

El rugido rabioso del muchacho de cabello rubio retumbó por todo el lugar haciendo eco en medio de las oxidadas paredes de aquel viejo almacén, todos sus acompañantes se giraron a ver en dirección a la entrada del lugar para luego desviar sus ojos hacia el hombre de negro cabello que no parecía prestarle atención alguna a nada que no fuese la chica sobre su regazo.

— Minho —llamó el chico sentado a su lado en aquel viejo sofá.

Los quejidos y sonidos de golpes eran todo lo que provenía del exterior y todos ahí sabían que no eran precisamente sus compañeros los que estaban ganando la batalla, hubo un golpe brusco contra la puerta y luego esta se abrió dejando caer tras ella a uno de sus compañeros.

La mirada feroz de Sehun brilló entre las sombras e hizo estremecer en un escalofrío a más de uno. Los ojos del joven a un costado de Minho volvieron a posarse sobre el pelinegro en espera de la siguiente orden pero éste parecía no ser consciente de la situación en la que se encontraban.

— ¡Deténganlo! —gritó el muchacho.

Cada individuo ahí se movió al sonido de su orden, sonrió ladino pensando que había hecho un buen trabajo, sin embargo tan pronto como su sonrisa apareció también se fue. Sus ojos miraban asombrados como ese chico rubio se quitaba con demasiada facilidad a los siete tipos que deberían tenerlo ya sometido y se dio cuenta entonces de algo.

Tanta agresividad y violencia la había visto solamente en alguien más, supo entonces que él era el hermano menor de Minho. Sus piernas lo pusieron de pie al instante cundo vio al muchacho dejar en el suelo al último de sus contrincantes y se giró hacía su líder.

Estaba seguro de que no iba a poder ganarle de ninguna forma y eso lo preocupaba, pero al final no tuvo que verse obligado a atacar. Un golpe feroz contactó de lleno con el rostro del rubio y lo hizo tambalearse hacia atrás hasta que chocó con una de las paredes.

La mirada del menor fue rápidamente hacia el nuevo contrincante del rubio y se encontró con la fría sonrisa de Minho. Él no le dio tiempo alguno a su hermano para recuperarse y dio el siguiente golpe que desató un flujo de sangre proveniente de la nariz del menor que sin poder mantenerse en pie fue directo al suelo.

Más golpes fueron dirigidos al chico en el suelo, cada uno más brutal que el anterior y, por primera vez desde que lo conocía, el pelirrojo sintió miedo de Minho, a quien consideraba su mejor amigo. Sin embargo, aun cuando ya había visto la peor parte de Minho jamás había presenciado nada como aquello.

Algo dentro de él le gritaba que detuviera a su mejor amigo antes de que una tragedia ocurriera, más sin en cambio él tan sólo se quedó tan inmóvil como estaba. Un gritó retumbó por todo el lugar haciéndolo reaccionar un poco y miró con asombro y temor como la mano del rubio había sido atravesada por la navaja con la que Minho solía tontear algunas veces.

La desesperada mirada del rubio y la suya se conectaron por una fracción de segundo cuando él quiso desesperadamente alcanzar el afilado objeto y extraerlo de su carne, sin embargo sus esfuerzos fueron en vano y su mano sana se vio obligada a ir hasta las de Minho que rodeaban su garganta.

— Minho —musitó el aturdido muchacho que tan sólo podía mirarlo todo.

Había tanta crueldad y odio en sus acciones, parecía querer matar realmente a ese pobre chico; a su propia familia. Nunca había presenciado nada parecido y él incluso pensaba que aunque Minho no era perfecto, por lo menos tenía un poco de algo bueno dentro de su corazón, pero en ese momento esa persona no estaba ni cerca de ser la persona que él llamaba mejor amigo, esa persona en realidad parecía el mismísimo demonio.

— Vamos hermanito, di algo ahora —se burló.

La lucha por la libertad se volvió cada vez más débil de parte del rubio y el pelirrojo podía ver claramente como sus ojos comenzaban a ceder, se puso rápidamente en modo alerta y corrió hacia su mejor amigo, sujetó firmemente su chaqueta y comenzó a jalarlo desde ahí con toda la fuerza que tenía.

— Minho, ya basta, lo mataras —dijo alarmado.

— ¡Defiéndelos! ¡Defiende ahora a esa puta familia! —le exigió.

— ¡Ya, es suficiente! ¡Minho, suéltalo! —ordenó alterado.

Minho obedeció su orden en esa ocasión y liberó a su hermano menor, ambos se alejaron del cuerpo tendido en el suelo y lo miraron tomar varias desesperadas bocanadas de aire en un intento por recuperar todo de lo que se le había privado. La risa de Minho estalló en ese preciso instante y el pelirrojo no pudo hacer más que desviar la mirada presa del nuevo temor que le provocaba esa persona a su lado.

— Eres un imbécil, querido hermanito —rió con ganas.

Sehun tan sólo hacia muecas de agonía mientras se movía apenas, su mano izquierda emanaba sangre sin parar a la par de varias otras heridas en su rostro y todo se combinan con el sudor.

— ¿Sabes?, por años he tratado de averiguar cuál era tu debilidad pero no pude saberlo hasta ahora, porque justo ahora tú mismo has venido a revelármela muy estúpidamente.

El chico no contestó y únicamente apretó los dientes mientras trataba como podía de incorporarse, el dolor se podía verse en cada rasgo de su rostro pero todos parecían ignorarlo al igual que ignoraban la gran cantidad de sangre brotando de su mano la cual trataba de cubrir como podía.

— Ahora dime, hermanito —masculló con asco la última palabra—, dime qué te ha dado esa familia de extraños cómo para que traiciones de esta forma a tu propia familia.

— ¿Familia? —bufó antes de dejar ir una risa sin gracia—. ¿Realmente tú llamas familia a la mierda de convivencia que tenemos?, vaya que eres imbécil —se burló.

—Tú, pequeño bastardo —gruñó.

Su mano volvió a levantarse en contra de su hermano pero en esa ocasión fue frenado por una tercera persona, su ceño se frunció al instante y su mirada reprobatoria voló rápidamente al chico que sujetaba firmemente su muñeca. Él no dijo nada y sólo negó con la cabeza a lo cual Minho no hizo más que suspirar y retroceder.

— Como sea —resopló—, acabo de decidir que puedo ser un poco benevolente contigo y no hacer esto más difícil para ti.

Sehun le envió una mirada de odio al mayor y sin embargo trató de incorporarse igual para así salir de ahí cuanto antes, apoyó ambas manos en el sucio suelo para ayudarse a ponerse de pie pero apenas conseguía ponerse de rodillas cuando el pie de su hermano mayor piso con fuerza su mano herida, haciéndolo gritar de dolor.

— No he dicho que puedas irte todavía —sonrió malicioso mientas miraba con satisfacción todo el sufrimiento que reflejaba el rostro del menor—. Ya deberías saber que conmigo nada es gratis, mi bondad tiene un precio.

— Minho —llamó el pelirrojo, mirando con preocupación a Sehun que prácticamente arañaba el suelo tratando de liberarse.

— Trabajaras para mí, querido hermanito —anunció, quitando finalmente su pie de la mano herida del menor.

Todos miraron en estado de shock al pelinegro, Sehun no se movió y únicamente se dedicaba a cubrir su sangrante mano mientras su hermano mayor se alejaba tranquilamente hasta volver a ocupar su lugar en el viejo sofá que adornaba el centro de aquel mugriento lugar.

— No puedes estar hablando en serio, él no puede unírsenos —dijo atónito su segundo al mando.

— Silencio —ordenó severamente haciendo callar al chico pelirrojo—. ¿Qué responded entonces, hermanito?

— Vete a la mierda —masculló entre dientes.

— Oh, por favor —bufó—. No hay nada que temer. Tú eres hábil, sabes defenderte bien y también estoy seguro de que aprendiste a muchos trucos en ese lugar de mierda donde nuestros amorosos padres decidieron recluirte, creo que me serás de utilidad.

— Prefiero ser torturado aquí y ahora por tus jodidas mascotas a dedicar mi vida a hacer miserable a los demás —respondió con despreció.

— Ya veo —murmuró con desinterés—. Supongo que entonces eso significa que te da igual lo que yo pueda hacerle a la bella familia Wu, ¿cierto?

— ¡Bastardo hijo de perra! —rugió e intentó abalanzarse sobre el mayor pero fue detenido por sus subordinados.

— Su seguridad depende de ti, hermanito —sonrió fríamente—. Es decisión tuya el aceptar para que así ellos puedan vivir en paz o rechazarme y que no sé… —suspiró—; sabes perfectamente que este lugar es muy inseguro y tal vez un día de estos algún desquiciado invada la bonita casa de nuestro buenos vecinos y le rompa cada hueso al señor Wu y al simpático Zhao, tal vez también le hagan algo realmente horrible a la bella señora Wu y a su extraña hija que también es una belleza e inclusive puede que el pequeño Luhan pueda…

— ¡Mantente lejos de él o voy a matarte con mis propias manos! —gritó rabioso.

— Oh, vaya —sonrió ladino.

— ¡No vas a tocarlo! ¡No a mi Luhan!

— ¿Así que tu Luhan, eh? —murmuró perversamente.

Sehun se congeló en su sitio tras percatarse de su estúpido error y nunca en su vida había deseado tanto retroceder en el tiempo justo como lo hacía en ese preciso momento, porque sabía, joder, sabía que acaba de darle a Minho su punto más débil en charola de plata.

El mayor se echó a reír con ganas en ese preciso momento y seguidamente negó un par de veces con la cabeza sin dejar de sonreír de esa escalofriante manera tan suya.

— Oye, quita esa cara, hermanito —dijo divertido—. Ya sabes, no es como si esto fuera algo nuevo para mí.

La sonrisa de Minho se ensanchó y Sehun sintió su corazón hundirse en el más agobiante de los miedos.

— Las paredes de nuestra casa son una mierda, Sehunnie—señaló—. Yo sé hace mucho que te tocas pensando en ese pequeño desviado que tenemos por vecino.

El rubio le gruñó y una vez más trató de alcanzarlo para poder arrancarle la lengua y hacérsela tragar, odiándose a sí mismo una vez más por no poder hacer nada contra él en defensa de Luhan.

— Ahora… —hizo un puchero de falso pesar—, ¿cómo crees que tomen nuestro cariñoso padre la noticia de que su adorado niño estrella no es más que un marica de clóset que se masturba pensando en el mocoso con cara de niña que tenemos por vecino? —Sehun se quedó pasmado y miró con miedo a los ojos de Minho—. Ambos sabemos que papá no va a tomarlo nada bien y, además de darte una lección que nunca vas a olvidar, también sabes que va a joderle la vida a ese mocoso anormal.

Sehun comenzó entonces a negar una y otra vez a manera de suplica para que Minho no dijera nada, conocía perfectamente a su padre y sabía que si llegaba a enterarse de aquello, Luhan iba a estar en grave peligro junto con toda su familia.

— Claro que yo jamás recurriría a la ayuda de ese cerdo inútil —escupió despectivamente—. Es decir, ¿por qué dejarle toda la diversión a él cuando puedo ser yo quien se haga cargo de tu lindo Luhan?

— ¡No! —gritó con todo lo que su voz le dio y luchó desesperadamente contra sus captores para así poder alcanzar a Minho.

— Él es una belleza a pesar de ser hombre y seguro que debe tener mucha experiencia en el arte de abrirse de piernas, ¿cierto?

— ¡Vete a la mierda, no vas a hacerle nada!

— Estoy seguro de que puede ser muy cariñoso si se lo propone, ¿no lo creen ustedes también, chicos? —preguntó e inmediatamente varias exclamaciones y risas de dejaron oír.

— ¡No voy a dejarte! ¡No le harás daño! —vociferó furioso.

— ¿Eso crees? —inquirió seriamente—. Puede que tengas razón pero como ya te dije eso depende de ti, es decisión tuya lo que pueda pasarle a ese pequeño chupa pollas —señaló, inclinándose hacia el menor para darle un par de palmaditas en su maltratado rostro—. Tienes dos semanas para darme tu respuesta y más vale que sea positiva o ten por seguro que lo que le hice hoy a Zhao Wu será como un juego de niños de preescolar a comparación de lo que le haré a tu amado Luhan —advirtió.

— ¡Minho! —gritó al verlo dar la media vuelta.

— Vamos Kyungsoo, debemos irnos —le indicó al pelirrojo—. Todos los demás pueden quedarse aquí y asegurase que mi hermanito tenga una gran pre-bienvenida al grupo —anunció sonriente antes de salir de aquel lugar seguido de su segundo al mando.

— Minho —habló el menor una vez estuvieron fuera del almacén, escuchando desde ahí los quejidos de Sehun y el eco de los gritos eufóricos de sus compañeros mientras le daban la bienvenida al menor.

— ¿Sí, Kyunggie?

— ¿Por qué lo odias tanto? —preguntó sin rodeos.

— ¿De que hablas? —frunció el ceño ante la interrogante del menor.

— Yo no soy ningún estúpido y por más que tú me hayas dicho que no te agradaba tu hermano menor pude darme cuenta que tu despreció va muchísimo más allá que simple desagrado, fue obvio que lo odias demasiado y estoy seguro que nada tiene que ver con su orientación sexual  —dijo seriamente y Minho inmediatamente comenzó a reír.

— No sé de que hables Kyungsoo.

— Bien, si así quieres hacer las cosas está bien. De todas formas sabes que a mí no me importa porque igual terminante enterándome —se encogió de hombros.

Minho volvió a reír antes de pasar uno de sus brazos sobre los hombros del menor, sacándole una sonrisa divertida también.

***

— Lu…

La voz de Cherry fue un susurró mientras continuaba viendo a su amigo maldecir e insultar sin parar a Sehun. Luhan ya le había contado todo lo ocurrido con Zhao y luego lo que Sehun había hecho. Sin embargo, ella sabía bien que Sehun nunca sería capaz de hacer algo de aquella magnitud pero Luhan no paraba de repetir que había participado también.

¿Debería decirle la verdad?

No, eso no era una buena idea y Sehun también iba a enojarse mucho con ella, pero rayos si guardarse aquello no era algo que estaba pesándole. No quería ver a su amigo guardándole tanto rencor a la persona menos culpable de que su familia fuera tan despreciable.

Sentía sus ojos aguarse con cada nueva cosa que Luhan escupía en contra de Sehun y aun cuando él todavía no estaba ahí para escuchar todo aquello, igual sentía un inmenso dolor al pensar en cómo afectaría todo aquello al rubio.

— No creo que Sehun tenga la culpa de nada —musitó débilmente.

— ¿Qué no tiene la culpa de nada dices? —farfulló molesto—. ¿Qué acaso no estás escuchándome cuando te digo que el maldito bastardo se apareció en mi casa para devolverme el celular que le quitaron a Zhao gē luego de que él y su maldito hermano lo golpearan hasta casi matarlo? —espetó.

— Es que no creo que eso sea posible, Lu —aseguró temerosa por la reacción de su mejor amigo—. Tú sabes ya que Sehun y Minho no se llevan bien, es imposible que él hubiera participado en aquello.

— ¿De qué lado se supone que estás Cherry? —preguntó irritado.

— Del tuyo, sabes que yo jamás haría algo que pudiera lastimarte de ninguna forma —afirmó nerviosamente ella—. Sólo que no creo que estés haciendo lo correcto al juzgar así a Sehun, él todavía se preocupa por ti.

— ¿Preocuparse por mí dices? —bufó.

— Sabes que es así, Hannie. Tú mismo viste lo angustiado que estabas aquella vez que casi te caes, ¡Sehun es bueno! —aseguró.

— No, Cherry —negó lentamente—. Eso no es cierto, él es malo. Él no es bueno y por mucho que no quieras verlo sé que en el fondo tú también sabes que él es igual de perverso y cruel que toda su familia; Sehun es un monstruo —sentenció.

— Lulu —llamó con la voz quebrada, porque realmente le dolía saber que Luhan pensaba de esa manera de Sehun—, él no…

— Con permiso —habló una profunda voz.

Los ojos de Luhan fueron dirigidos hacía la persona que hablaba y fue justo en ese preciso instante que sintió algo romperse en su interior al ver lo mal que Sehun se veía.

Casi todo él estaba cubierto por vendas; sus brazos, su cuello, su cabeza, su mano izquierda y había incluso una cubriéndole el ojo derecho. Había también moretones por todo su rostro y un horrible corte en su labio inferior. Esa, de hecho era la primera vez que Luhan lo veía sin los piercing que por lo general adornaban su rostro, sin embargo, lo peor de todo no eran sus leciones físicas sino su mirada; en ella no podía ver más que demasiado dolor y una infinita tristeza.

— Se-Sehunnie —susurró Cherry con un hilo de voz.

— Realmente necesito que se muevan y dejen pasar a este monstruo —dijo fríamente.

Luhan se quedó todavía más pasmado luego de que aquellas palabras salieran de los labios de Sehun y este pasara a un costado suyo para avanzara hasta su escritorio, Luhan se puso rápidamente de pie con el nombre del rubio atascado en su garganta y al tratar de sacarlo un grito sollozante lo interrumpió.

— ¡¿Qué te hizo?! —preguntaba alterado Kyung Min.

El horrorizado chico estiraba sus manos hacía su mejor amigo pero no se atrevía a tocarlo por temor a hacerle más daño aún, gruesas lagrimas corrían por sus pálidas mejillas manchándolas de negro a causa del delineador que siempre solía usar.

— ¡¿Por qué ese hijo de puta te hizo esto?! —gritó alterado.

Sehun maldijo por lo bajó y tomó fuertemente el brazo de su mejor amigo para sacarlo de ahí cuanto antes. Luhan tan sólo observo todo en silencio y salió tras ellos tran pronto logró volver en sí y darse cuenta de la situación.

El firme agarre del rubio no cedió ni un poco hasta que estuvieron lejos de las miradas curiosas y oídos indiscretos de los demás. Su amigo seguía hecho un mar de llanto cuando lo soltó y Sehun no sabía si sentirse feliz de que alguien se preocupara por él de esa forma o de dejar salir sus lágrimas que había sentido picar en sus ojos luego de escuchar las palabras de su Luhan.

— ¡¿Por qué dejas que te siga haciendo esto?! —exigió saber su histérico amigo—. ¡Va a matarte si no lo detienes!

— Min…

— ¡Ya deja de seguir dejan que esto pase sólo por ella, esa perra no lo merece! —vociferó—. Déjalo ya Sehun —suplicó llorando—. Tan sólo déjalo y acepta venir con mi madre y conmigo, nosotros… nosotros vamos a protegerte… ahí nadie te lastimara… no tendrás que soportar a ese bastardo levantándote la mano nunca más… di que sí por favor —imploró, abrazándose fuertemente al cuerpo del rubio.

Sehun correspondió el gesto débilmente y nuevamente la propuesta lo tentó demasiado, porque realmente sería demasiado fácil decir que sí e irse lejos de todo ese maldito infierno pero nuevamente ahí estaban en su mente esos bellos ojos de ciervo llenos de felicidad y cariño, recodándole así que no podía irse y arriesgarse a que esa bella mirada perdiera su hermoso brillo si él se marchaba y no había nadie para protegerlo.

— Aléjate de él, Hunnie, déjame por favor salvarte de ese monstruo que llamas familia —suplicó.

— No fue mi padre —confesó antes de dejar ir un cansado suspiro—. Todo esto lo hizo Minho.

— ¿Qué? ¿Por qué? —inquirió atónito y confundido, alejándose de los brazos de su mejor amigo—. ¡Sabes que no debes meterte con él!

— Yo… tenía que hacer algo, no podía quedarme de brazos cruzados mientras él dañaba a los Wu y…

— ¡¿Estás mal de la puta cabeza?! ¡No vale la pena exponerte de esa forma por nadie!

— ¡No podía dejarlo así!

— ¡¿Realmente estás dispuesto a perder la vida tan estúpidamente por esa persona?! ¡¿Vale la pena tan siquiera, lo merece realmente luego de cómo te ha tratado?! —interrogó angustiado y a la vez furioso.

—Sí.

— ¡Idiota! —gritó llorando y comenzó a golpear el pecho del más alto—. ¡Eres un idiota, sabes que no lo merece, sabes que deberías de alejarte ya!

— ¡No puedo! —gritó de vuelta sujetando las muñecas del más bajo—. ¿Qué no lo ves, Min? No puedo alejarme de la única razón de que siga con vida, es mí deber quedarme a su lado y proteger todo lo que ama para asegurar su felicidad. Es todo lo que tengo y amo, no puedo darle la espalda y marcharme como si nada.

Kyung Min dejó de luchar entonces y Sehun miró con culpabilidad como las rodillas de su amigo cedían, arrastrándolo al suelo donde lloró con las manos cubriéndole el rostro. Se alejó de él a sabiendas que en esa ocasión nada de lo que pudiera decir iba a consolarlo y dio la media vuelta encontrándose e frente con la mirada llena de lágrimas, miedo y culpa de la persona que tanto adoraba y por la que estaba dispuesto a cometer un acto suicida.

Caminó lentamente fingiendo que no lo había visto y pasó a su lado aguantándose las malditas ganas de jalarlo a sus brazos y decirle que todo iba a salir bien sin importar qué. Únicamente logró dar un paso más antes de que la mano del castaño alcanzara a sujetar su saco escolar y detuviera sus pasos así como el latir de su corazón.

— Vete —le dijo con la voz rota—. Vete con Kyung Min, por favor.

Sehun cerró los ojos y tomó aire antes de girarse para hallar de frente esos bellos ojos con los cuales solía soñar cada noche. Se obligó a mostrarle una media sonrisa falsa y suavemente alejó la mano del castaño de su ropa.

— ¿Irme y perderme la diversión de joder cada día de tu perfecta vida? —soltó con un tono de falsa burla—. No tienes tanta suerte Wu.

En esa ocasión no hubo quien lo detuviera y se maldijo miles de veces al escuchar el débil lamento que salió de los labios ajenos. No volvió a verlo por ese día y Kyung Min tampoco parecía haberse recobrado ya que a la hora de la salida seguía mostrando ese semblante serio y mirada lúgubre en su, por lo usual, alegre cara.

— Oye —llamó al más bajo—, ¿vas a continuar con esa cara de funeral?

— ¿Y qué esperas que haga? ¿Reírme a carcajadas luego de que me dijeras que planeas matarte a ti mismo por Luhan? —espetó.

— Kyung Min —suspiró cansado—, realmente deseo que no sigas co esto porque me siento como la mierda. Jessica noona hizo un gran trabajo con las heridas pero créeme que hasta ahora la maldita migraña está taladrándome la puta cabeza y tus reproches no ayudan en nada.

— Así de perra y fastidios aes la verdad, cariño —farfulló.

— Kyung Min —masculló irritado.

— De acuerdo, voy a dejarlo por hoy pero sólo porque realmente luces patético —dijo, dándole una leve sonrisita.

— Gracias —resopló exageradamente al tiempo que elevaba sus manos al cielo.

Una risita brotó de los labios de su mejor amigo y Sehun no tardo en pasarle un brazo por lo hombros para seguir caminando.

Estaban ya a un par de cuadras de la casa del pequeño pelirrojo cuando un grupo de seis chicos les cerraron el paso y Sehun maldijo al universo entero al reconocerlos como los imbéciles bajo las órdenes de Minho. La mirada asustada de Kyung Min buscó rápidamente la suya y él no dudó ni un poco en colocarse protectoramente frente a él, haciéndolo retroceder junto con él entre más veía avanzar a los imbéciles perros de Minho.

— Por lo visto te encanta juntarte con maripositas, ¿cierto Sehun? —se burló uno de ellos.

— Sehun —llamó su asustado amigo.

— Corre —ordenó él rubio en un apenas perceptible susurro.

— ¿Qué?

— ¡Corre, ya! —ordenó antes de empujarlo.

Kyung Min apenas logró ver como Sehun le arrojaba su mochila a uno de los tipos y por más que deseó quedarse a ayudarlo, sabía que realmente sería más un estorbo y por eso se obligó a correr con todo lo que tenía con dirección al parque, a sabiendas de que Chanyeol y Lay estarían ahí y, a diferencia de él, ellos sí podrían ayudar a Sehun.

***

— ¿Qué jodidos es lo que está esperando? —gruñía Luhan mientras caminaban con rumbo a sus hogares luego de la escuela.

— Lu…

— ¿Realmente puede ser tan estúpido como para arriesgar su vida por una idiotez? —le espetó a su amiga cómo si ella pudiera darle respuesta a eso.

Cherry únicamente lo miró sin saber que decir o hacer, aunque ya sabía que otra persona ya le estaría restregando a Luhan un “te lo dije” luego de que él estuvo maldiciendo a Sehun y culpando lo de todo. Sin embargo, ahora su amigo se encontraba renegando del hecho de que Sehun no accediera a irse con Kyung Min y así escapar de su disfuncional familia.

— ¿Qué carajos es lo que lo ata a estar aquí? —exigió saber el rubio y Cherry únicamente negó levemente porque en realidad ella no lo sabía.

— Tal vez… no sea algo sino alguien —susurró ella muy débilmente.

— ¿Alguien? ¿Será esa mujer? —preguntó seriamente.

— Puede ser, él siempre a adorado a esa mujer aunque ella lo tratará mal; es su madre después de todo —le recordó.

— Aun así no es justo para él, debería irse y dejar atrás este infierno —habló en voz muy baja para así esconder los temblores de esta.

— Tal vez… tal vez siente que simplemente no puede y…

— ¡Chanyeol! ¡Lay! —El grito desgarrador de Kyung Min llamó su atención e inmediatamente el castaño corrió hacia donde él se  encontraba.

— Ah, ¿qué hay Min? —saludó sonriente el más alto de los tres chicos en el grupo.

— ¡Hunnie está en problemas! —gritó despertado.

— ¿Problemas? ¿De qué hablas Kyung Min? —preguntó Lay ya angustiado.

— ¡Los imbéciles que trabajan para Minho nos rodearon justo a un par de cuadras de llegar a mi casa, Sehun me dijo que corriera y se quedó ahí! ¡Él no les va a ganar, está muy herido! —explicó histérico.

— ¡Luhan, regresa! —exclamó asustada Cherry tan pronto vio a su amigo salir corriendo. Los tres chicos tan sólo miraron atónitos como el castaño se alejaba y Cherry gritaba para que volviera.

— ¡Mierda! —exclamó Lay tan pronto consiguió volver a la realidad—. ¡Chanyeol! —llamó a su amigo, regresándolo al mundo real—. Sehun va a matarnos si algo le pasa a ese niño, ¡mueve tu trasero! —ordenó antes de emprender una carrera tras el loco chiquillo.

***

— ¿Ya no eres tan hablador, cierto? —se mofó el pelinegro que observaba con diversión la paliza que sus compañeros le estaban dando al menor.

— Jo-dete Lee —masculló adolorido.

— ¿Tú no sabes cuándo cerrar la boca, cierto? —bufó antes de dejar caer otra patada sobre su estomago.

Y sí, Sehun ya sabía que estaba retando su suerte y que tal vez también había sido muy mala idea llamarlo hijo de puta sabiendo en el situación en la que se encontraba, pero simplemente no había podido cerrar la boca cuando ese sucio cerdo había insultado a Luhan.

— Vamos —alentó el pelinegro—, defiende ahora a tu pequeña puta.

— ¡Oigan!

El grito desconocido fue sucedido luego por un cuerpo cayendo al suelo y después de ese los demás, Sehun miraba en estado de shock la escena y su cerebro entró en conflicto al no saber si ponerse feliz por ver ahí a Luhan o aterrorizarse por la misma razón.

— ¿Qué demo…?

— ¡Cobardes! —rugió enfurecido el castaño—. ¡¿Tan patéticos son que necesitan atacarlo en grupo cuando más herido está?! ¡¿Por qué no se enfrentan a alguien que sí pueda defenderse?!

La oscura mirada del rubio no podía apartarse de él y aunque sabía que probablemente debería estar haciendo lo imposible por levantarse y sacarlo de ahí, lo único que podía pensar en ese momento era que Luhan lucía impresionante así de feroz y sosteniendo aquel  delgado tubo metálico, todo por defenderlo a él.

— ¿Alguien qué sí pueda defenderse de nosotros? —preguntó con malicia el pelinegro líder del grupo—. Supongo que con eso te refieres a ti mismo, ya sabes, por eso de que tú estás en una pieza y seguro darás una mejor pelea que él —señaló a Sehun, dejando ver una sonrisa perversa.

— Tómalo como se te antoje, lo único que importa es que no voy a dejarte volver a poner un sólo dedo sobre Sehun—gruñó en respuesta y apretó más el tubo en su manos.

—Juguemos entonces —dijo maliciosamente el pelinegro.

—Adelante —lo retó el castaño.

Las piernas de Sehun lo levantaron casi por inercia exigiéndole levantarse y olvidarse del pasado dolor mientras veía a la razón de su vivir retar descaradamente a esos tipos. Su visión se encontró apenas un par de segundos con el líder del grupo y luego una oleada de adrenalina golpeó a Sehun tras aquella pequeña fracción de segundo y sin saber exactamente cómo, terminó poniéndose de pie y tomó fuertemente la mano de su precioso tesoro, comenzando a correr con todo lo que tenía; porque él no podía salir lastimado, no podía ponerlo en riesgo.

— ¡Tras ellos! —rugió Lee.

El miedo se instaló en lo más profundo del corazón de Sehun y sabía que jamás había corrido tan rápido como lo hacía en ese momento, su mano apretaba con fuerza la de Luhan debido a la angustiante posibilidad de dejarlo atrás y que ellos pudieran herirlo.

— ¡Sehun! —lo llamó Luhan y para él fue como si una vez más revivieran aquella escena de cuando eran niños y Minho casi hería a ese precioso ser que trataba tan desesperadamente de salvar.

El camino a ese callejón que Sehun recordaba bien les dio la bienvenida, la posibilidad de hallar una salida parecía sonreírle dulcemente, o eso creyó hasta darse cuenta que en realidad la sonrisa que creía ver no era más que una mueca burlona ante su desgracia; no había salida en realidad.

La imponente pared de ladrillos lucía como una broma de mal gusto ante la atónita mirada del rubio mientras los gritos y risas estaban cada vez más cerca, escuchó a Luhan hablarle pero no supo que dijo ya que estaba  mucho más preocupado por encontrar un medio de escape para Luhan.

Sus ojos viajaban de un lado a otro con ansiedad hasta que finalmente hallaron una puerta que conectaba a aquel edificio que bien sabía estaba deshabitado, jaló fuertemente la mano de Luhan entonces mientras que con su mano libre abría la puerta.

— ¿Qué planeas hacer? —preguntó angustiado Luhan.

Sehun no le respondió y simplemente lo empujó al interior de aquel lugar antes de cerrar la puerta y bloquearla como pudo.

— ¡Sehun! —gritó al otro lado—. ¡Déjame salir! —exigió al tiempo que comenzaba a golpear con fuerza la vieja madera.

— No puedo —susurró apenas—. Debo mantenerte a salvo aunque eso me destroce a mí —explicó con un murmullo que únicamente el podía escuchar.

— ¡Sehun!

— Fin del camino, niño —sonrió perversamente Lee al ver a Sehun girarse hacia él.

— ¡Sehun, ábreme ya! —ordenó Luhan, consiguiendo llamar la atención de Lee que inmediatamente posó sus oscuros ojos sobre la puertas a espaldas del rubio.

— ¿Así que tu amiguito está ahí? —se mofó haciendo reír a su acompañantes.

— ¡Déjame salir!

Sehun frunció el ceño en parte por el comentario y en parte por los gritos de de Luhan, pero sabía perfectamente que su máxima prioridad era impedir que el lacayo de su hermano mayor se acercara a esa puerta y también era sumamente consciente de que estaría cometiendo un gran error si dejaba que Lee supiera que sus palabras podían llegar a afectarlo, por lo cual tan sólo le mostró al mayor una sonrisa burlona al tiempo que acomodaba su espalda contra la vieja puerta de madera y se cruzó de brazos; nadie lo iba a mover de ahí menos que lo mataran.

— Vaya, debes sentirte muy superior ahora que mi hermano te dio tus cinco segundos de gloria, ¿cierto? —soltó mordaz.

La sonrisa del pelinegro se borró apenas por unos segundos en los cuales su ceño se frunció ligeramente antes de volver a esbozar una vez más esa odiosa sonrisa arrogante que fastidiaba demasiado a Sehun.

— ¡Maldita sea, Oh!

« Joder Hannie, cierra ya la boca. Por favor hazlo pequeño », suplicó Sehun para sus adentros, deseando con todo su ser que sus pensamientos llegaran al alterado castaño y que por fin él dejara de gritar y golpear la puerta como un loco.

— Sí yo fuera tú cuidaría esa petulante lengua; una orden mía y sabes que los chicos van a hacerte pedazos y luego será el turno de ese dulce niño chino —señaló en su dirección.

— No te atrevas a amenazar a Luhan —advirtió sombríamente.

— ¿O qué? ¿Vas a golpearme? —rió divertido—. No seas ridículo, ahora mismo tú no podrías hacerle ni daño a una mosca sin alas.

— ¿Eso crees? —inquirió sonriente—. Ayer no parecías pensar eso y de hecho ni siquiera en este momento en que te las das de líder despiadado luces menos patético que ayer luego de que pateé tu inútil trasero. Y de hecho déjame decirte que resulta realmente triste que necesites que yo esté en estas condiciones para así poder ganarme y todavía así necesitas de un montón de estúpidos simios para someterme, eres realmente un puto cobarde —dijo, dejando ir una risilla sardónica.

— ¡Estás jodido pequeña mierda! —ladró rabioso el pelinegro.

— ¡Sehun! —gritó desgarradoramente Luhan al otro lado de la puerta, podía escuchar sus puños estrellarse con fuerza contra la desgastada madera y aun con eso Sehun únicamente cerró los ojos y esperó lo que seguía cuando Lee dio la orden de atacar—. ¡Abre la maldita puerta! —exigía histérico.

El primer golpe fue demasiado rápido para que pudiera verlo llegar hasta su rostro y lo suficientemente duro como para que la puerta tras él temblara, tuvo apenas un instante para percatarse del lamento que Luhan dio al otro lado de la puerta antes de ser empujado al suelo para recibir más golpes.

— ¡Basta, déjenlo ya! —suplicó Luhan desde su refugió y Sehun sonrió porque, ¿qué tan probable era que su Luhan se preocupaba así por él?

La visón en su único ojo visible comenzó a distorsionarse y los gritos de Luhan se escuchaban cada vez más lejanos, para esas alturas el ponerse de pie le parecía algo imposible pero aun con ese pensamiento en su cabeza, y contra todo pronóstico, sus piernas lo impulsaron hacía arriba.

— ¡Sehun! —llamó con la voz rota, los golpes en la puerta cada vez más fuertes y continuos.

« Me gusta escucharte decir mi nombre », pensó aturdido.

— ¡Joder, déjame salvarte! —gritó desesperado.

« Ya lo hiciste, Luhan. Tú eres la razón por la que yo existo y decidí ser alguien diferente a mi familia. Es por eso que yo soy únicamente tuyo, vivo para sólo para ti. »

Su visión se volvió roja y sin estar seguro del cómo se quitó de encima a los perros de Lee en el segundo que lo vio acercarse a la puerta que mantenía a Luhan en un lugar lejos de él. Su diestra alcanzó el cabello de Lee y estrelló brutalmente su cabeza contra la madera antes de lanzarlo lejos.

— ¡Paren! —sollozó Luhan que seguramente pensó que había sido él quien había sido atacado de esa forma.

— ¡No te acercaras a él! —rugió enfurecido y Lee no dudó en arrastrarse lejos del rubio, su mirada reflejaba únicamente miedo igual que la de sus compañeros.

— ¡¿Q-qué rayos esperan?! ¡Acaben con él! —ordenó. Todos los demás dieron vacilantes pasos hacia adelante hasta que alguien más habló.

— Yo no les recomendaría dar un paso más.

Las miradas de todos los ahí presentes fue dirigida a la entrada del callejón y Sehun casi dejó ir un suspiro de alivio al ver el rostro, por lo general sonriente, de Lay. Chanyeol se encontraba a su lado izquierdo con una expresión casi tan sombría como la de Lay.

« Malditos bastardos, tardaron una jodida eternidad », pensó aliviado el rubio, dejando su cuerpo recargarse en la puerta ya que sentía que sus piernas pronto iban a ceder.

— No te metas donde nadie te llamó o tendrás problemas con Minho, Zhang —advirtió.

— ¿Es así? —inquirió, esbozando una sonrisa despiadada—. Entonces ya lo veremos luego de que Minho reciba la paliza de su miserable vida.

— Tú…

— Tú mejor que nadie debería saber que Minho tiene prohibido acercarse a esta zona, esta área le pertenece a Suho y no creo que a él le guste mucho saber de su invasión —dijo mordaz y un estremecimiento recorrió a las estúpidas marionetas de Minho tras escuchar la mención de aquella persona, ensanchando la sonrisa perversa que adornaba los labios de Yixing.

— N-no sean estúpidos, sólo está alardeando —aseguró Lee.

— ¿Eso piensas? —preguntó, levantando su celular y presionando uno de los botones del mismo.

— Habla Suho, ¿para qué me necesitas Yixing? —dijo la gélida voz al otro lado de la línea.

La sonrisa de Lay se hizo más grande al ver la cara de terror e incredulidad de Lee y sus imbéciles, el pelinegro miró a todos lados como esperando una orden de alguien que obviamente no estaba ahí y al final no le quedo más que meter las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y darle a Lay una mala mirada.

— Esto no se queda así —advirtió antes de cabecear hacia sus compañeros y comenzar a caminar fuera del callejón.

— Ufff, eso estuvo realmente cerca, ¿verdad? —comentó Lay, cortando la llamada y recuperando su amable expresión habitual luego de que Lee se marchara.

— Jodido anormal —masculló Chanyeol ante el repentino cambio de actitud de su amigo.

— ¡Hunnie! —chilló Kyung Min, entrando al callejón y corriendo hacia Sehun con la clara intención de abrazarlo pero Sehun no lo recibió en sus brazos y en su lugar se giró, abriendo la puerta y jalando a Luhan hacia el exterior sólo para empujarlo directo al suelo.

— Sehu…

— ¡Hannie! —exclamó angustiada Cherry y cuando quiso acercarse a ayudar a su amigo las manos de Chanyeol la detuvieron—. ¡No! ¡Sehun no le hagas nada! —suplicó aterrada al ver como Sehun se inclinaba y sujetaba fuertemente el cabello de su amigo.

— ¡No vuelvas a meterte donde no te llaman! —gritó el furioso rubio, soltando bruscamente su cabello.

— Pe-pero yo sólo…

— ¿Crees de verdad que un lamentable idiota con cara de mujer puede serme realmente de ayuda? —espetó—. ¡Fuiste un puto estorbo todo el tiempo!

La mirada de Luhan se ensombreció a causa de la rabia y las lágrimas, y si tan sólo Luhan supiera lo mucho que Sehun se estaba odiando por hacerle eso y todo el miedo que aun sentía debido a lo cerca que estuvieron de hacerle daño, tal vez así no estaría mirándolo de aquella forma tan dolorosa.

— Metete esto en la cabeza, Wu —escupió con desdén—. Yo no te necesito, nunca lo he hecho y tu presencia únicamente logra que me sienta asqueado, así que mantente lo más lejos de mí de ahora en más o de lo contrario haré de tu vida un puto infierno —amenazó.

« ¿Por qué?.. ¡¿Por qué no me dejas volver a tu lado?! », gritó Luhan para sí mismo antes de ponerse de pie, tragarse sus lágrimas y caminar hacia la salida del callejón, avanzó sin volver a mirar a Sehun ni a nadie más hasta que pasó junto al chico al cual le decían Lay y él lo sujetó de la mano.

Luhan se detuvo y lo miró fijamente, reconociéndolo como el salvador de su hermano mayor y recibiendo a cambio una sonrisa cálida y a la vez triste que terminó de romper más algo dentro suyo.

—Fuiste muy valiente, Luhan —felicitó.

El castaño no respondió, sus ojos se cerraron con fuerza y se echó a correr lejos de aquel lugar con su mejor amiga siguiéndolo y llamándolo sin parar. La mirada seria de Lay fue dirigida entonces a la expresión de culpabilidad de Sehun y el menor sabía ya que su amigo tendría demasiadas cosas que decirle.

— Oh, hombre —habló Chanyeol, rompiendo el pesado silencio que se había instalado dentro del  callejón—, te ves como la mierda —señaló burlón.

— ¡Oye! —exclamó Kyung Min, dándole al más alto un golpe en el brazo  izquierdo—. Mi Hunnie acaba de enfrentarse a un montón de tipos malos él solo, no lo molestes —exigió, haciendo reír a Chanyeol.

— Okay, okay —respondió el alto—. Tranquilo pequeño, ya sabes que yo adoro a Hunnie —aseguró, pasándole un brazo sobre los hombros al pelirrojo que únicamente pudo sonrojarse levemente ante el contacto.

— Imbécil —farfulló infantilmente al tiempo que se cruzaba de brazos enfurruñado.

— Hey chicos —llamó Lay—, ¿qué dicen si vamos a mi casa a tomar algo para relajarnos un poco? —propuso y Sehun no era ningún estúpido, sabía ya que esa era la forma que Lay tenía de decirle que le esperaba un larga charla con respecto a lo sucedido con Luhan.

— ¡Esa es la actitud! —exclamó alegremente Chanyeol—. Tú muy bien Lay hyung —felicitó.

— Si serás vicioso, tú únicamente vas para que te den alcohol —acusó Kyung Min.

— Oh, veo que me conoces bien —rió divertido, jalando el cuerpo ajeno aún más cerca del suyo para así comenzar a arrastrarlo fuera del callejón.

Lay dejó ir una ligera risita al ver a los otros dos actuar como un par de chiquillos y comenzó a caminar también, se detuvo un poco más adelante cuando notó que Sehun no estaba siguiéndolos y se giró hacia él.

— ¿Vienes? —inquirió el mayor.

— Ya voy —musitó, moviendo sus piernas por fin.

Se sintió nervioso desde el instante en que estuvo junto a su amigo y comenzaron a caminar hacia su hogar, sin embargo, él no dijo palabra alguna en todo el camino ni varios minutos después de que llegaron a su casa y se acomodaron en el patio trasero donde les dio a todos algunas cervezas un poco después.

Sehun realmente ya estaba preparado para escuchar algún regaño o reproche pero en su lugar Lay se había pasado el tiempo riéndose de los chistes idiotas de Chanyeol y charlando un poco con Kyung Min hasta que ambos se habían alejado para comenzar uno de sus idiotas e infantiles juegos que siempre hacían sonreír a Sehun tal como estaba haciéndolo en ese preciso instante mientras veía a Chanyeol cargar a Kyung Min y comenzar a girar con él en sus brazos.

La risa del pelirrojo se escuchaba por todo el lugar y para Sehun era algo realmente genial ver que Min se llevaba tan bien con sus amigos, porque realmente él había estado muy preocupado por eso cuando tiempo atrás decidió llevar a Kyung Min ante sus amigos, había esperado ciertamente la peor reacción pero en su lugar había obtenido una de respuesta totalmente positiva y ahora veía con satisfacción la buena, y algo extraña, relación que Kyung Min tenía con Chanyeol.

— Sehun —llamó Lay y el cuerpo entero de Sehun se tensó—, sígueme —le ordenó y comenzó a caminar al interior de su hogar con Sehun tras él—. ¿En qué estás metido ahora, Sehun? —habló Lay instantes más tarde que se encontraron solos, sacándolo de sus pensamientos y dándole una mirada inquisitiva.

El menor no dio respuesta alguna y únicamente pudo agachar la mirada porque realmente no sabía que responder aun cuando Lay era la única persona a la que podía acercarse a contarle todo. Él sabía cada secreto que Sehun tenía e incluso lo había ayudado con Luhan en más de una ocasión, porque sí, Lay conocía sus sentimientos hacia Luhan y para descubrirlo solamente le había tomado un par de segundos viéndolo mirar a Luhan.

— Minho por fin encontró la forma de joderme la vida —respondió, dándole un trago más a la bebida que todavía tenía en sus manos.

— ¿Sabe lo de Lu? —inquirió incrédulo.

El menor le dio una mirada seria antes de asentir lentamente, el rostro de Lay se volvió una mueca que trataba de expresar su enojo y desconcierto a la misma vez. Sehun en cambio no estaba seguro de si debía echarse a reír o hacer una maldita rabieta en ese mismo tiempo y tan sólo esperaba que Lay tuviera un consejo para darle; él siempre parcial tenerlos.

Su hyung en todo ese tiempo no sólo había sido su mejor amigo sino su gran confidente, ese al que siempre pudo acercarse a contarle desde lo agitado que se ponía su corazón al ver la sonrisa de Luhan, hasta lo malditamente doloroso que era todo su desprecio.

Podía confiar en él y Sehun era completamente consciente de eso; él necesitaba desahogarse y Lay, como siempre, le ofrecía esa opción y muchas más, lo único que debía hacer era confesarlo todo al igual que aquel día que decidió contarle su más grande secreto entre amargas lágrimas y varias botellas de alcohol.

— Sabe más que eso y pretende utilizarlo para hacer de mí uno más de sus esclavos —explicó

— ¿Así que ahora utilizará la seguridad de Luhan para manipularte? —espetó  molesto—. Ese malnacido hijo de perra —gruñó.

— Vaya —bufó—, suenas como si realmente te sorprendiera el tipo de mierda que es Minho —masculló.

— ¿Cómo rayos es que se dio cuenta? ¿Qué acaso no era que eres muy cuidadoso respecto a eso? —preguntó seriamente.

— Aparentemente no lo fui tanto —musitó—. Además, estúpidamente también lo confesé frente a él.

— ¿Qué hiciste qué?  —inquirió incrédulo.

— ¡Fue porque ese hijo de puta lo amenazó! —exclamó—. ¡Él amenazó a Luhan y no pude mantenerme callado! —escupió rabioso y frustrado a la vez.

— ¡Eres un pendejo! —vociferó su furioso mejor amigo al tiempo que sus manos empuñaban con fuerza el cuello de su camiseta y lo empujaba bruscamente contra la paced más cercana—. ¡¿Te das una idea de lo jodido que estás ahora?!

— ¡¿Crees que no lo sé ya?! —respondió con el mismo elevado tono de voz que su amigo estaba empleando y lo empujó con fuerza—. ¡Soy el hermano de ese bastardo malnacido, sé ya la clase de mierda que es y el infierno que me espera con él!

— ¡¿Y si ya sabes todo eso por qué decidiste joderla igual?!

— Eso lo sabes bien —respondió seriamente, bajando su voz a un volumen más civilizado—. Tú mismo viste lo que Minho le hizo a Zhao —le recordó.

Lay masculló un par de maldiciones hacia sí mismo por haber tenido aquella brillante idea de haber informado de todo a Sehun y no era que deseara que algo como lo de Zhao le sucediera a Luhan también pero no quería que su amigo se sacrificara tampoco.

— ¿Qué vas a hacer entonces? —preguntó un poco más sereno, aun cuando la preocupación estaba formándome un enorme nudo en las entrañas.

— Lo que sea para que él no vuelva a llorar como ese día —respondió sin una pizca de duda en su tono de voz.

— Maldición Sehun —masculló—. Dime por favor que él lo merece, que esto está bien y que debo dejarte hacerlo —pidió suplicante.

— No sé si esto está bien y tal vez no debas dejarme hacerlo pero… —sonrió—, ten por seguro que mi Luhan se merece que yo le venda mi alma al diablo de ser necesario.

Lay lo miró sorprendido debido a su respuesta hasta que finalmente su expresión se suavizó y le pudo mostrar una sonrisa a su mejor amigo, porque aunque seguía preocupado había decidido que haría lo mismo que había hecho durante todos esos años; él iba a apoyarlo en todo.

— Está bien —murmuró resignado—. Sabes que tienes todo mi apoyo sin importar la decisión que tomes pero… promete que no dejaras que él te cambie —pidió.

— Eso nunca pasara —aseguró.

***

— Vamos Kyung, ya quita esa cara —pidió el mayor con un puchero más bien atemorizante.

— Cállate, no me hables —farfulló el menor enfurruñado.

Pero Kyunggie~ —lloriqueó el pelinegro.

— Es que yo realmente no puedo creer cómo es posible que si yo soy tu mejor amigo y tu hombre de confianza, tú no me hayas pedido encargarme de este asunto —reprochó.

— Soo, tú y yo ya hablamos de esto —le recordó tranquilamente—. Sehun es demasiado para ti.

— ¿Qué se supone que eso significa? —espetó amenazante.

— Que quiero proteger al bebé del grupo —respondió risueño antes de abrazar al menor.

— Ewww, aléjate —exigió con fingida repulsión antes de empujar lejos al mayor que únicamente se echó a reír.

— Eres muy divertido —afirmó el mayor.

— Que te den —masculló, cruzándose de brazos.

El fastidioso y familiar sonido de las oxidadas bisagras metálicas de la puerta principal los hizo girarse hacia la puerta y la sonrisa arrogante de Minho fue inevitable cuando vio a su hermano cruzar la puerta y avanzar hasta ahí.

— Aceptó —soltó el menor.

— Vaya, pensé que te iba a tomar más tiempo pensártelo.

— No tengo ninguna otra opción, así que lo mejor es dejarme de rodeos inútiles y aceptar.

— Me gusta tu forma de pensar —sonrió de lado.

— Sin embargo, yo tengo una condición.

— No creo que estés en condiciones para eso —señaló con el ceño fruncido.

— Me importa una mierda lo que tú creas porque de ahora en adelante tú vas a dejar en paz a Luhan y toda su familia o yo voy a destruirte —advirtió.

Minho dejó ir un gruñido tras la amenazada de su hermano menor y al ver que las cosas iban en serio no pudo hacer más que reírse con ganas, se puso de pie y sin previo aviso tomó la mano lastimadas del menor y la apretó con fuerza hasta que su rostro se transformó en una mueca de dolor.

— Trató hecho, hermanito —bufó—. Bienvenido a la familia.

La amargura se instaló en lo más profundo del corazón de Sehun mientras se obligaba a escuchar solamente a esa vocecilla que no dejaba de decirle que hacía lo correcto y se anteponía a la voz que le imploraba huir. Sus ojos se cerraron brevemente para así tratar de no cometer un error más y al abrirse un par de grandes ojos chocolate fue lo que halló mirándolo fijamente con inmensa curiosidad brillando en ellos.

No hubo presentación, no la necesitaba tampoco porque de cualquier forma ya sabía que ese chico de apariencia amable no era otro sino el más fiel de los perros de Minho y para él, para él no significaría más que problemas.

Notas finales:

Amen a Kyunggie!!! *-*

Okay no, me alteré :3 Y bueno, eso ha sido tod por hoy, espero realmente que el cap les guatara y de nuevo les pido una disculpa por la demora, muchas gracias por leer. Bye Bye

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