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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

POR FIN!!!

Bueno andaba desaparecida pero volví, tras sobrevivir al trabajo, escuela y el increíble regreso de EXO al cual espero le estén dando muchísimo amor.

Ahora, sin más que agregar, disfruten el capítulo <3

Esa mañana fue diferente y no hubo despertador o mascota fastidiosa que lo despertara, esa mañana fue la luz del sol la encargada de perturbar su sueño dándole directo en rostro y haciéndolo gruñir mientras se acurrucaba más cerca de la fuente de calor entre sus brazos.

Se sentía tan bien que se negó a abrir los ojos y se acurrucó lo más cerca que pudo del calorcito, el dulce aroma y un sonido lejano que no conseguía distinguir del todo. Algo en él le decía que abriera los ojos para averiguar que sucedía mientras que otra parte le decía que no importaba en realidad y que se quedara justo como estaba.

No tuvo problemas en escuchar a la segunda voz y se quedó justo donde estaba. Únicamente porque era lo que quería hacer y porque le gustaba la sensación que se sentía tan familiar para él hasta el punto de que no importaba de que se trataba.

Sus manos pronto encontraron el borde de algo y se arrastraron justo debajo de la tela, donde encontró piel tibia y suave, consiguiendo además un suave gemido de quien estuviera con él.

Sus ojos se abrieron de par en par tras escucharlo, encontrándose frente a frente con la expresión desconcertada y sonrojada de Luhan. Se alejó tan rápido como pudo sin tener otra mejor idea y en su ansiedad su cuerpo fue directo al suelo en un duro y por demás doloroso golpe.

— ¡Sehun! —chilló espantado Luhan y se levantó de un salto para comprobar su estado—. ¿Te encuentras bien? ¿Te hiciste daño en alguna parte? ¿Dónde te duele? —preguntó angustiado el castaño.

El peligro hizo una mueca de dolor pero no respondió a las preguntas de Luhan. Cada músculo de su cuerpo dolía hasta por el sólo hecho de estar respirando y todo lo que sucedió la noche pasada volvía a su memoria mientras que sus ojos buscaban los preocupados orbes ajenos.

— Sehun —volvió a llamar el castaño.

— Estoy bien —murmuró apenas e hizo lo que pudo por incorporarse hasta estar sentado por lo menos.

— ¿Te hiciste daño? —preguntó.

— No, está bien —aseguró, aunque estaba comenzando a preocuparle que cada parte de su cuerpo tuviera un ligero cosquilleo.

Suaves manos se colocaron sobre sus mejillas, obligándolo de alguna manera a mirarlo directamente a los ojos; esos ojos llenos de ternura y algo más a lo cual Sehun no se atrevía a nombrar por miedo a mal interpretarlo todo.

Las manos ajenas lo acariciaron con suavidad, provocándole un ligero temblor en todo el cuerpo. Lo tenía tan cerca que temió hacer una estupidez y corrió el rostro para poner algo de distancia entre ambos.

— ¿Qué hora es? —preguntó en un intento de desviar todo lo sucedido.

— No lo sé —respondió el castaño—. ¿Seguro de que estas bien? —preguntó preocupado.

— Sí. Además, tú también estás herido, no tienes que preocuparte tanto por mí.

— Estoy bien —afirmó con una gran sonrisa.

Sehun sin embargo no estaba muy seguro. Había un par de feas lesiones en ese precioso rostro que veía hasta en sus sueños y comenzaba a preguntarse cómo era que no había decidido matar a esos imbéciles al ver el daño que le habían causado a Luhan.

— Deberías hacer algo con la hinchazón de tu pómulo, se ve muy mal —sugirió el pelinegro.

Luhan lo miró con atención antes de reír ligeramente. Lucía más feliz de lo que lo había visto en algún tiempo y saber que probablemente era por su acusa lo tenía demasiado orgulloso y emocionado.

— Esto no me matara, puedo con ello —aseguró.

— Te creeré —asintió y el silencio vino entonces, pero no era cómodo sino todo lo contrario, lo que hizo a Sehun volver a hablar—. Yo… lamento lo de hace un rato —dijo al no saber que más decirle.

— Ah, eso.

— No suelo dormir con nadie que no sea Jiāo Táng y pensé que eras él al inició pero después no parecía ser Jiāo Táng. Disculpa si te resultó extraño, únicamente fue mi confusión —explicó, y aunque la explicación era patética, era lo mejor que tenía.

Luhan volvió a reír ligeramente pero asintió a final de cuentas para restarle importancia a todo aquello. Sehun se sintió un poco más aliviado por ello y dio por terminado ese tema por su propio bienestar.

— En fin —suspiró luego de otro silencio incomodo—, es momento de que yo me vaya. Gracias por lo de anoche —dijo sin mirar a Luhan y con intención de salir de ahí cuanto antes por el bienestar de ambos.

Cada músculo de su cuerpo sintió cientos de aguijonazos de dolor una vez estuvo de pie. Miró en dirección a Luhan para agradecerle una vez más por todo y tal vez, volver a disculparse por lo que había pasado antes.

— No te vayas —pidió con un susurró, tomando con ambas manos una de las suyas.

Su mirada estaba clavada en algún punto en el suelo pero todavía así Sehun era capaz de ver la mueca de tristeza en su rostro.

— Luhan…

— Por favor —levantó la mirada y lo miró a los ojos, rogándole de esa forma que le cumpliera al menos eso—. Tan sólo un poco más, hablemos.

No podía.

Todo dentro de él se lo gritó inmediatamente y aun así no movió ni un solo músculo para alejarse del castaño. Notó con en ese momento que aunque él ya se encontraba de pie Luhan seguía sentado en el suelo y eso le molesto.

— Levántate, no vamos a tener está charla así —su mano tomó una de las de Luhan y de un tirón lo puso de pie apenas—. Debo irme de una vez, cuida esas heridas —sugirió, dando la media vuelta.

— Sehun —lo llamó él al instante.

— No voy a quedarme —sentenció sin dirigirle la mirada siquiera—. Ya he causado muchas molestias, tengo tarea que hacer y otros trabajos además de encargarme de Jiāo Táng al cual sigo escuchando ladrar por mí desde aquí —dijo seriamente.

— Pero no has causado molestias en absoluto —afirmó ansiosamente—. Yo también tengo las mismas tareas así que podemos hacerla juntos e ir por Jiāo Táng para traerlo hasta aquí —insistió.

— Tus padres no saben que estoy aquí. ¿Cómo pretendes explicar mi presencia? —preguntó ya algo irritado.

— No hay nadie en casa más que nosotros dos —respondió rápidamente—. Papá está en el trabajo y mamá también, es sábado también, lo cual significa que YanYan jiějiě y Zhao g“ salieron desde temprano a algún lugar —explicó.

Sin embargo, todo eso únicamente hacía todavía peor la idea de quedarse ahí con él. Negó con la cabeza y decidió seguir adelante antes de hacer una estupidez como ceder ante Luhan y quedarse ahí.

— ¡No! —Luhan casi gritó y una de sus manos se aferró a su camiseta—. Sehun, dame solamente unos minutos, por favor —suplicó.

— ¡Ya basta! —exigió, girándose por fin en dirección del castaño para encararlo—. ¡No quiero quedarme contigo! —explotó finalmente.

La expresión herida y confundida de Luhan le dolió demasiado pero debía ser firme si no quería arriesgarlo más de lo que ya lo había hecho.

— Lo mejor va a ser que me vaya de una vez —susurró apenas y finalmente dio la media vuelta. Tenía que marcharse cuanto antes.

— ¿Por qué? —El murmullo de Luhan lo hizo detenerse antes de cruzar la puerta que ya había abierto—. ¿Por qué te has tomado tantas molestias conmigo si pareces odiarme?

Se giró tan pronto escuchó la pregunta y la expresión abatida de Luhan fue la peor imagen que pudo haber tenido en ese preciso momento.

— Haz venido a cuidarme durante hace más de un mes a causa de mis pesadillas y siempre eres tan bueno conmigo durante ese periodo de tiempo pero luego yo trató de acercarme a ti y es como si no pudieras ni verme —su voz se quebró por la mitad de su diálogo y agachó la mirada para ocultar la tristeza—. ¿Por qué? ¿Acaso únicamente puedes tolerarme inconsciente?

— ¿Cómo y desde cuando sabes que pasaba la noche aquí por tus pesadillas? —preguntó seriamente.

— No evadas mi pregunta —pidió.

— Respóndeme —exigió con una expresión severa.

Luhan desvió la mirada derrotado y suspiró profundamente, sintiéndose molesto consigo mismo por no poder ser más fuerte que eso.

— Desde hace un poco más de dos semanas —murmuró—. Lo descubrí una noche tras una pesadilla que me hizo despertar. Yo… simplemente te vi a mi lado y… estaba tan estúpidamente feliz de saber que no era un sueño absurdo nada más, te esperaba despierto todas las noches después de eso —sonrió tristemente—. Siempre viniste sin excepción pero… ¿por qué? Es claro que no me soportas, o por lo menos no cuando estoy despierto.

Sehun se quedó callado tratando de pensar algo en que decirle para hacerlo entender que no podía estar cerca de él por un tiempo hasta que logrará ejecutar su plan contra Minho.

— No te odio —murmuró apenas—. Sí yo te odiara no vendría en las noches en primer lugar.

— ¿Entonces por qué tú…?

— Es… —Lo interrumpió pero ni el mismo sabía que decirle—, solamente que actualmente estoy mejor sin ti cerca de mí —respondió, dejando que su cerebro tomará el control por completo, y no pudo ser más erróneo.

La mirada triste de Luhan se volvió casi dolorosa para enfrentar, vio apenas lágrimas llenando esos preciosos ojos debido a lo rápido que Luhan agachó la mirada y su corazón se rompió ante la imagen.

— Lu…

— Está bien —aseguró, tratando de sonar alegre a pesar de su voz quebrada—. Lo entiendo y de hecho lo sabía, es… —sus labios se apretaron, no era capaz de mantener la sonrisa que intentaba mostrar—, supongo que solamente no estaba listo para enfrentarlo.

— Luhan…

— Estoy bien —afirmó con una sonrisa temblorosa y la voz débil—. Yo solamente…

Luhan contesta el teléfono, Luhan  contesta el teléfono, Luhan…

Ese infernal ruido interrumpió la conversación y a Sehun le tomó exactamente cinco segundos razonar que era la voz de Jackson y por ende era ese imbécil quien estaba llamando y a quien Luhan estaba por responderle.

— No hemos terminado de hablar, deja esa cosa en su lugar —soltó severamente, conducido por los celos.

Luhan lo miró sorprendido y sin estar seguro de que hacer, su mirada fija en él se desvió hacia su móvil y contesto rápidamente, dejando a Sehun sin posibilidad de reclamar.

— Te llamó más tarde —dijo con urgencia e hizo su teléfono a un lado tan pronto cortó la llamada.

Ambos se miraron sin decir palabra alguna; Luhan esperando que Sehun dijera algo y Sehun sin estar seguro de que demonios iba a decir entonces, porque simplemente no se escuchaba nada bien solamente decirle que odiaba que hablará con aquel sujeto.

— Mira, Luhan —comenzó, dando un paso adelante y viendo al castaño tensarse—. Creo que no supe expresarme correctamente aquí —dijo por fin.

Luhan lo miró confundido y a la vez esperanzado. Sus preciosos ojos llenos de esperanza lo veían en espera de una respuesta que él no sabía cómo darle, porque…

¿Qué le iba a decir para empezar?

— Lo que quise decir era que… —pausó, analizando en su cabeza lo que estaba por decir—, ahora mismo yo tengo asuntos, unos que únicamente yo puedo resolver y que por ahora me impiden estar cerca de ti.

Bien, definitivamente sonaba bastante estúpido y lo sabía perfectamente. Luhan hizo una mueca, pareciendo demasiado confundido y frustrado con su respuesta pero él no tenía ni idea de qué diablos decirle además de eso.

— Ven aquí —indicó con los brazos abiertos.

Antes, cuando ambos eran niño y Luhan no se sentía bien, él solía hacer eso para tratar de alejar el problema e igual que cuando eran pequeños, Luhan no dudo ni un segundo en correr a sus brazos y ocultarse ahí. Haciendo todo más fácil para él, ya que de esa forma podía expresarse mejor al no tener la preciosa mirada de Luhan sobre él, haciéndolo sentir un bastardo.

— Estaremos bien, Luhan —prometió, estrechando su cuerpo lo más cerca que fuera prudente—. Yo me encargaré de todo rápido y entonces… —hubo un ligero temblor en el cuerpo de Luhan y lo sintió aferrarse un poco más a él—, cuando todo termine todo será como siempre debió ser —aseguró.

— Pero…

— No puedes intervenir hasta entonces Luhan, esto es algo que yo haré solo —explicó, rezando silenciosamente para que él entendiera eso y no hiciera nada—. Prométeme que serás paciente.

Ambos se miraron a los ojos para que Luhan pudiera responder y Sehun podía claramente ver la lucha en ellos.

— Sí, lo prometo —murmuró.

— De acuerdo —sonrió, dando finalmente un paso atrás para dejarlo ir.

Ninguno dijo nada más y esa era la señal para Sehun de largarse cuanto antes o de lo contrario no iba a poder hacerlo.

— ¡Sehun! —exclamó Luhan con su voz cargada de tanta desesperación que lo tuvo girándose asustado.

Sin embargo, todavía eran solamente ellos dos en la habitación de Luhan y no había nada amenazando de ningún modo al castaño frente a sus ojos con la mirada clavada en el suelo y los puños cerrados con fuerza sobre los bordes de su pijama.

— Es-esto significa que no te vas a ir, ¿cierto? —susurró apenas.

— ¿Qué?

— Tú… está vez no vas a desaparecer, ¿verdad? —preguntó al tiempo que sus bellos ojos se clavaron sobre él—. Promételo —pidió.

¿Luhan lloraría?

Se preguntó sintiéndose el peor ser humano en el mundo ante la posibilidad de que Luhan rompiera en llanto justo en ese momento.

— Debes jurar que no iras esta vez, promete que no voy a tener que buscarte en todos lados ahora —murmuró.

La sola imagen del pequeño niño de años atrás buscándolo con la mirada en cada lugar al que iba y llorando de tristeza tras no encontrarlo le hacía daño a pesar de jamás haberlo presenciado.

— No me iré, te lo juro —respondió, mirándolo a los ojos y acunando suavemente su rostro.

El castaño asintió apenas con sus ojos sin apartarse de los suyos; tan bonitos como siempre le habían parecido. Seguía igual de hermoso, Luhan siempre lo sería a sus ojos sin importar que el tiempo pasara. Lo tenía tan cerca en ese preciso momento.

Únicamente bastaría que bajara un poco y podría probar sus dulces labios. Sin embargo, la conciencia lo golpeó diciéndole que Luhan iba a rechazarlo tan pronto hiciera aquello que tanto anhelaba y se vio obligado a dar marcha atrás, alejándose finalmente de Luhan.

— Haremos esto, Luhan —dijo tranquilamente, aun cuando esa tranquilidad era falsa—. Me quedaré hoy contigo —explicó.

Los ojos de Luhan se agrandaron debido a la sorpresa y él casi se burló por ello.

— Tendremos todo este día para pasarlo juntos sin que nadie más intervenga o nos importe —explicó—. Vamos a hacer lo que tú quieras hoy. Así que… ¿qué quieres hacer? —preguntó, esbozando una sonrisa para él.

Luhan abrió y cerró la boca sin saber que decir, su expresión emocionada y dudosa tenía al pelinegro enternecido e incluso ayudaba a ignorar la voz interna que no dejaba de repetirle lo imbécil y peligroso que todo eso era.

— Es-espera aquí —habló finalmente y salió de ahí en un parpadeo.

Sehun obedeció sin queja alguna y se limitó a sentarse en la cama, suspirando pesadamente. Todo eso probablemente era una pésima idea pero simplemente no había podido dejar a Luhan de esa forma.

Estaba más que jodido sino aprendía a controlarse a partir de ese momento.

— Volví —anunció Luhan, con una dulce sonrisa tímida.

Sehun a ese punto estaba seguro de que le iba a dar algo si Luhan continuaba haciendo eso.

— Lo veo —sonrió de vuelta.

Sin embargo, ninguno de los dos se movió. Había algo que Sehun temía ver desaparecer si se movía aunque fuese un milímetro, la sonrisa de Luhan no tenía precio y valía la pena cualquier mierda que su familia le hiciera pasar si al final del día Luhan continuaba mirándolo y sonriéndole de esa forma.

— Ven —dijo finalmente Luhan, acercándose a la cama para tomar algo de ella y seguidamente su mano.

Sehun en ese punto se sentía tan dichoso como estúpido porque Luhan apenas lo había tomado de la mano y él tenía el corazón revolucionado por algo tan simple y probablemente sin significado alguno.

Aunque de igual forma se dejó guiar al primer piso, Luhan estaba hablándole de algo y probablemente debería estar prestando atención pero no conseguía hacer debido a que no podía dejar de ver la mano de Luhan sujetando la suya de aquella forma. Simplemente su cerebro se había apagado segundos atrás y su corazón estaba haciendo algo que no estaba seguro de llamar latidos.

— Yo haré nuestro desayuno, ¿de acuerdo? —anunció con una sonrisa radiante, con ojitos cerrados y toda esa bella aura que conseguía que Sehun se estremeciera de pies a cabeza.

¡Joder!

Gritó para sus adentros y tragó duro. Algo le decía que iba a perder al control y cometer una locura estando ahí completamente a solas con la razón de que no pudiera intentar tener algo serio con nadie más.

— ¿Qué se te antoja? Lo que sea, yo lo haré para ti —prometió alegremente.

Tan prometedora oferta.

Buena cosa que Luhan no pudiera leer su mente y averiguar lo que su retorcida mente había imaginado tras su inocente pregunta.

— Lo que tú quieras está bien para mí —respondió, soltando la mano de Luhan disimuladamente y caminando hacia la mesa.

Vio por el rabillo del ojo la sonrisa del castaño vacilar antes de volver a ser como antes y dirigirse a la cocina. Maldijo a todos y a todo tan pronto él desapareció, a sabiendas de que todo eso iba a ser demasiado difícil a final de cuentas.

Esperó impaciente y con los ojos fijos en el reloj de pared del comedor, deseando que por arte ser magia el tiempo comenzara a avanzar más rápido y lo sacará de ahí cuanto antes.

— Termine —oyó decir a Luhan después de un rato.

Un plato con su desayuno fue colocado frente a él y él frunció el ceño, no por él desayuno sino porque apenas habían pasado sólo unos minutos y todavía le faltaban varias horas. Pasó la vista de su comida a la expresión indescifrable de Luhan que al darse cuenta de que lo estaba mirando, sonrió divinamente para él.

Él ni siquiera pensó en intentarlo y comenzó a comer con aquel asqueroso silencio incomodo entre los dos.

— Sehun —murmuró Luhan quedamente.

Sehun lo miró para hacerle saber que estaba prestándole atención y aguardó pacientemente a lo que fuera que Luhan quisiera decirle en ese momento.

— Antes —comenzó—, aunque volvimos a hacer amigos, más o menos, tú nunca me hablaste de cuando estuviste lejos —murmuró.

— ¿Y quieres saberlo justo ahora? —preguntó algo agresivamente, maldiciéndose por ello.

Luhan en esa ocasión no fue capaz de mantener su sonrisa falsa y agachó la mirada dejándola en su plato y el jodido silencio simplemente se volvió todavía más incómodo y asfixiante.

— Desapareciste de repente —murmuró luego de largos minutos—. Yo no lo acepté muy bien —hubo una sonrisa triste extendiéndose en sus labios y Sehun no sabía que hacer respecto a nada—, todos los días durante todo ese tiempo yo te espere.

Sehun abrió la boca sin tener idea de que decirle aunque en el fondo sabía que nada de lo que pudiera decir ayudaría en nada a quitar esa expresión del precioso rostro de Luhan.

— Era siempre el primero en llegar al salón de clases y siempre me sentaba en el mismo sitio, mirando la puerta en todo momento con la esperanza de que tú entraras, pero eso jamás pasó hasta que inicie la secundaria y entendí que debía dejar de hacerlo. También pedí a mamá y a papá que me dejarán su habitación para que si tu volvías yo pudiera saberlo —sonrió con tristeza—, yo incluso recorría con mi bicicleta toda la calle esperando verte por casualidad pero no hubo nada —murmuró.

Los ojos de Luhan se clavaron en los suyos y él estaba demasiado atónito para decirle a Luhan cualquier cosa sobre todo lo que estaba diciéndole.

— Yo hacía eso cuando tú no estabas, aunque creo que lo sabías de antes por la carta que te dieron por error antes —suspiró.

Sehun quería decirle algo pero nada salió de su boca y únicamente vio a Luhan ponerse de pie.

— Tenías razón —sonrió apenas—. Yo no debería obligarte a estar aquí en primer lugar, lo lamento.

— Luhan, esto no…

— No te preocupes, puedes terminar tu desayuno con calma —murmuró antes de abandonar la habitación.

No lo siguió, no sabría que decirle aunque lo hiciera de todas maneras. La comida frente a él ya estaba tibia y no tenía ánimos de comer tampoco, se sentía más bien estúpido por haber lastimado a Luhan por no saber tratar con la situación y sabía que lo mejor era salir de ahí cuanto antes.

Luhan contesta el teléfono, Luhan contesta el teléfono…

Apenas se había puesto de pie cuando esa maldita voz rompió el silencio de la habitación. Sus ojos fulminaron el lugar en la mesa de dónde provenía el maldito sonido y sin pensárselo dos veces tomó el móvil de Luhan y respondió la llamada entrante.

— Luhan gracias a Dios. ¿Qué demonios está pasando? ¿Dónde estás y por qué me respondiste de aquella forma? —preguntó el preocupado chico—. Vamos Lulu, estoy preocupado por ti. Dime algo —pidió preocupado. Sehun frunció el ceño.

¿Quién mierda se creía ese para llamar a Luhan de esa manera?

— Hannie, te juro que si no respondes ahora mismo, iré a tu casa —advirtió, incrementando el enojo de Sehun un poco más con cada palabra.

— Luhan sigue dormido, Jackson —respondió finalmente, con una sonrisa de arrogancia en los labios al escuchar al otro atragantarse un poco luego de que escuchará su voz.

— ¿Qué? ¿Quién mierda eres? ¿Dónde está Luhan? —soltó furioso.

— ¿De verdad no imaginas quién soy? —rio ligeramente.

Hubo un largo silencio al otro lado de la línea antes de una maldición y Sehun se rio de él.

— Pásame a Luhan —exigió el enojado chico.

— Te dije que está dormido —gruñó ante la exigencia.

— Estás mintiendo, ponlo al teléfono —ordenó.

— Jackson, pase toda la noche a su lado, así que ten por seguro que sé lo que te estoy diciendo —se burló.

— ¿Por qué mierda tu…?

— ¿No te lo imaginas, Jackson? —lo cortó antes de que el otro terminara la pregunta—. Tan sólo piensa, ¿qué sucede cuando dos personas pasan la noche juntos?

— Hijo de…

— Lo soy —dijo con arrogancia—. Sin embargo, también soy el único al que Luhan quieres de verdad y no importa cuánto te esfuerces por cambiarlo. Luhan es mío y te quiero lejos de él o voy a hacerte pedazos —amenazó.

— Vete a la mierda, imbécil —gruñó Jackson.

— ¿Te molesta saber la verdad? —soltó burlón.

— Tú…

— Soy el único al que Luhan mira sin importar cuanto te esfuerces —rio mordaz—. No importa cuánto juegue contigo a ser mejores amigos, al final él va a echarte a un lado para regresar a mí.

— ¡Eso no es verdad! —rugió furioso—. Luhan no es así, tú no conoces absolutamente nada de él si piensas de esa forma.

La declaración fue un golpe duro para Sehun, y en el fondo sabía que era verdad. Ambos, tanto él como Luhan, habían crecido y cambiado por mucho que algunas cosas de cuando eran niños siguieran igual. Era por eso que Jackson tenía razón en ello y también por eso mismo le había dolido la declaración; porque él desconocía ya a Luhan y no sabía actuar naturalmente frente a él.

— Conozco mejor que nadie a Luhan, no hay nada que yo no sepa de él —afirmó—. Conozco cada pequeño detalle desde las cosas más absurdas hasta lo que más le importa en la vida, lo que le gusta, lo que le disgusta, sus sueños, sus metas, me sé de memoria cada centímetro de su piel desnuda y soy capaz de diferenciar que está pasando al ver tan sólo una pequeña reacción o emoción reflejada en sus preciosos ojos. —Una sonrisa involuntaria se dibujó en sus labios y nada tenía que ver con el hecho de estar fastidiando a Jackson—. Yo fui y seré siempre una de las personas más importantes en su vida, su mejor amigo, su primer beso, al único al que siempre correrá sin dudarlo mientras que tú…

Pausó, soltando un bufido burlón.

— Tú nunca vas a ser más que el amigo al cual le habla de mí —sentenció.

— ¡Jódete, hijo de puta! —gritó furioso, cortando la llamada tras eso.

Una risita maliciosa escapó de sus labios mientras mantenía la mirada fija en el móvil de Luhan, borrando de él la prueba de la reciente llamada de Jackson. Se atrevió mirar en la galería para revisar las fotografías, donde la mayoría y las más recientes eran con Jackson.

Su ceño se frunció y comenzó a debatirse qué hacer a partir de ese punto, a sabiendas de que lo mejor y más correcto era marcharse de una vez por todas para no seguir arriesgándose. Sin embargo, se encontró a sí mismo subiendo las escaleras de dos en dos porque de ninguna forma estaba permitiendo que Luhan llamara a Jackson.

Entró a la habitación sin hacer ruido y lo encontró recostado en la cama como mirando hacia el techo, su brazo izquierdo estaba cubriendo sus ojos y Sehun no podía dejar de ver como su mano derecha estrujaba las sábanas y sus labios formaban una mueca de frustración.

¿Estaba llorando?

Se preguntó Sehun, sintiéndose miserable ante la sola idea de haberlo herido hasta ese punto.

Repentinamente lo de Jackson simplemente ya no importaba y atravesó la habitación sin hacer ruido, subiendo a la cama y colocándose sobre sus rodillas y manos por encima de Luhan, quien en segundos había dejado de ocultarse y lo miraba entre espantado y confundido. Ninguno dijo nada en ese momento ni en los próximos minutos venideros.

— ¿Estabas llorando? —preguntó el pelinegro, acercando su rostro al del castaño.

El rojo pronto estaba sobre el rostro de Luhan pero no trató de empujar o alejarse.

— Sí te sirve de algo realmente lo lamento, no debí tratarte así —murmuró.

— N-no, esto no… no es tu culpa —musitó e incluso le dio una sonrisa demasiado falsa.

— Me comporte como un idiota, por supuesto que es culpa mía —afirmó.

— No, está bien —murmuró—. Fui yo quien te obligo a hacer esto y por eso…

— No me obligaste a hacer nada —interrumpió, acercando más su rostro al contrario—. Fue mi idea y aun así te trate de esa forma, no está bien.

Estaba jugando con fuego y eso lo sabía perfectamente pero aun así Luhan no estaba alejándose o preguntándole que era lo que sucedía con él. Únicamente estaba ahí, mirándolo directamente a los ojos.

— Pero yo fui quien insistió desde un principio —susurró, haciendo un adorable puchero al final sin ser consciente de ello.

Sehun le sonrió levemente y se movió hasta estar sentado en la cama, palmeando el sitio a su lado y asintiendo cuando Luhan se movió hasta estar sentado a su lado.

— No hiciste nada malo, no tiene nada que ver contigo y tampoco creas que me disgusta estar a tu lado, Luhan —habló tranquilamente, aunque muy en el fondo estaba por entrar en pánico al no saber qué demonios iba a decirle—. A mí…. en realidad…

Los nervios comenzaron a hacerse más y más presentes mientras pensaba en lo que diría a continuación y Luhan lo miraba tan atentamente que comenzó a sentir las orejas calientes, siempre le pasaba cuando tenía un ataque de timidez, seguramente estaban rojas incluso.

— La verdad es que… a mí me gusta mucho estar contigo de hecho, pero...

— ¿Pero? —inquirió un ansioso castaño, sosteniendo su brazo inconscientemente y mirándolo tan esperanzadoramente.

¡Joder, eso iba a terminar tan mal!

 — Me hace sentir frustrado —confesó finalmente y con un hilo de voz.

— ¿Frustrado? —preguntó confundido y sorprendido sobre todo.

— Yo ya no sé cómo tratarte —murmuró apenas.

— ¿No sabes cómo tratarme? Eso no tiene ningún sentido, tú y yo siempre…

— Antes —soltó cortando lo que iba a decirle—, cuando éramos niños podíamos hablar de cualquier cosa sin importar lo tonto que fuera, nunca había silencios incómodos entonces y yo… yo te conocía a la perfección pero ahora… yo ni siquiera sé si tu color favorito continúa siendo el mismo —mascullo entre dientes, frustrado.

— Sehun —musitó sorprendido.

— Ambos dejamos atrás demasiadas cosas y siento que ya no conozco nada de ti, es por ello me frustró al no saber que decir o al pensar que sí no mido mis palabras yo vaya a decirte algo que pueda lastimarte como hice en el pasado. Yo no quiero eso Luhan, no quiero ser la razón de que estés triste nunca más —explicó, tragándose su vergüenza como pudo.

— Sehun, no hay nada de qué preocuparse, yo ahora sé que nunca me harías daño —dijo para tratar de consolarlo.

— ¿Cómo puedes decir eso sí hasta hace un momento yo te trate como si tu presencia fuera lo peor para mí? —bufó.

— Está bien —sonrió ampliamente y el probablemente iba a morir de seguir así—, estás aquí ahora mismo e incluso me explicaste todo aunque no tenías porque.

— Por supuesto que yo tenía que hacerlo, porque actúe mal y porque tú no tenías la culpa de nada y…

Luhan aguardaba en silencio y él no podía sacar las palabras de su sistema por temor a las repercusiones pero estaba cansado e iba a arriesgarse aunque fuera un poco.

— Porque te quiero, Luhan —dijo seriamente.

Su confesión provocó que el rojo tiñera las mejillas de Luhan y que sus ojos se abrieran ampliamente pero él no se fue ni lo miró con asco y por el momento eso sería la pequeña victoria de Sehun.

— Eres muy importante para mí y una vez pueda deshacerme de toda mi mierda, yo espero volver a tu lado —finalizó y aguardó paciente por su respuesta.

Luhan parecía en estado de shock y Sehun temió haber ido demasiado lejos con sus palabras. Comenzando a decirse entonces que nada pasaría y que él sabía muy bien que eso pasaría.

— Seré paciente, esperaré por ti —habló finalmente el castaño.

Su radiante sonrisa fue para Sehun la mejor recompensa luego de todo lo que había tenido que soportar la noche anterior. Su propia sonrisa de hizo presente y la melodiosa risa de Luhan llenó la habitación luego de que Sehun le revolviera juguetonamente el cabello.

El pelinegro se puso de pie después y fue su turno para tomar la mano de Luhan, para ponerlo de pie y sacarlo de la habitación, arrojando el móvil de Luhan a la cama sin que él lo notara para que así no volviera a llevarlo con él.

Regresaron al comedor para terminar su desayuno y Sehun no tuvo que volver a preocuparse por el silencio incomodo ya que Luhan se encargó de él. Decidiendo poner a Sehun al tanto de todo acerca de sí mismo luego de saber sobre lo preocupado que Sehun estaba con la idea de no conocerlo como antes.

Su color favorito; que seguía siendo el mismo.

Su comida favorita; que seguía siendo la misma.

Su canción favorita fue un dato nuevo para Sehun, sin embargo.

Luhan le habló de cada pequeño y gran aspecto de todo lo que lo hacía la persona que era. Le contó varias cosas que sucedieron mientras él no había estado y su preciosa sonrisa era lo mejor de todo aquello. Su mirada brillaba emocionada y en más de una ocasión Sehun sintió que todo era como antes.

— Estuve en un colegio militar —dijo de la nada e inmediatamente Luhan pausó la película que estaban viendo.

— ¿Por qué?

— Mi madre decía que me hacía falta disciplina.

Y estaba aterrorizada de mí siendo gay. Pensó sin llegar a decirlo en realidad.

— Eso es absurdo, tú no…

— Ella creía que sí, además, también quería separarme de ti —murmuró.

— Y lo consiguió —susurró el castaño.

Sehun lo observó en silencio pero no agregó nada más, sentía que de alguna forma eso no iba a llevar a nada bueno.

— Mi tío era profesor en el lugar y él se encargó de todo para que yo pudiera irme cuanto antes —suspiró—. Yo realmente pensé que iba a ser un infierno para mí —sonrió un poco al recordar a su tío.

Ese hombre que Sehun tenía como modelo a seguir y que le había demostrado que no tenía que ser un bastardo hijo de perra para demostrar cuán fuerte era uno.

— Pero resultó todo lo contrario aunque el lugar no era realmente muy agradable —rio ante eso—. Mi tío resultó ser un gran hombre que no necesitaba levantarme la mano para corregir mis errores y casi siempre cubría mis tonterías, estoy seguro de que yo lo volvía loco —dijo risueño—. Todo era mejor estando ahí; lejos de toda la mierda de mi familia y cerca de alguien a quien podía llamar familia, yo incluso me hice buen amigo de varios chicos ahí.

« Eres un buen muchacho, Sehun. Nunca dejes que nadie te diga lo contrario… »

Nunca lo hacía y esperaba poder enorgullecer a su tío algún día.

— Al final mi tío me pidió quedarme con él para darme una familia real pero no lo hice —suspiró pesadamente, pero no significaba que se arrepentirse de su decisión sino más bien que extrañaba a su tío.

— ¿Por qué? —murmuró quedamente Luhan.

Sehun llevó su atención al contrario, congelándose tan pronto vio las lágrimas a punto de desbordarse de los bellísimos ojos de Luhan.

 — Debiste quedarte y no volver jamás —dijo con la voz temblorosa.

— ¿Por qué dices eso? —preguntó seriamente, ocultando tras una máscara inmutable que aquello le había dolido.

— ¡Porque no mereces esto! —exclamó y las lágrimas finalmente se liberaron—. ¡Debiste quedarte con tu tío y tener una vida feliz en lugar de estar aquí a merced de esos monstruos! —sollozó.

— Luhan, tranquilo —pidió.

— ¡No! —casi gritó, poniéndose de pie bruscamente—. ¡Eres un tonto por volver aquí! ¡¿Por qué los haz hecho?!

— Mi lugar está aquí —respondió serenamente.

— ¡No es verdad! —negó una y otra vez.

— Luhan, tranquilizante —ordenó con el ceño fruncido—. Hace unas horas atrás tú fuiste quien me hizo prometer que no iba a irme está vez pero ahora quieres que regrese con mi tío. ¿De qué se trata esto? —inquirió molesto.

— Es… —sus labios se apretaron y sus ojos se cerraron con fuerza—. Aquí no hay nada para ti que no sea esa familia de mierda, no deberías estar aquí si tienes la oportunidad de ser feliz —murmuró.

— Tengo mis motivos.

— ¡Pues tus motivos están mal! —exclamó alterado.

— ¡Luhan, ya basta! Tienes que calmarte —ordenó.

— No —Luhan negó varias veces—. Es que yo no…

Sehun esperó en silencio, sintiéndose preocupado de verlo tan alterado al punto de que su cuerpo entero estaba temblando.

— ¿Luhan, qué está mal? —preguntó con voz suave, esperando que eso lo ayudará un poco.

— ¡Es que yo no puedo protegerte! —confesó por fin, llorando y diciéndole un lo siento doloroso con la mirada.

— ¿Q-qué? —balbuceó atónito.

— No puedo hacer nunca nada, Sehun. Ellos continúan haciéndote daño pero yo no logró detenerlos al final porque soy débil —explicó, limpiando desordenadamente sus lágrimas de frustración—. Lo intento tanto como puedo pero no soy rival para ellos y también continuó siendo una carga para ti que siempre termina salvándome cuando debería ser al revés.

— ¡Te equivocas, yo no quiero que tú…!

— ¡Yo quiero hacerlo!

Sehun cerró la boca al instante sin saber que decir, nunca había visto a Luhan así y no tenía ni idea de qué hacer con él en ese estado.

— Lu…

— Yo tengo que poder —susurró—. Porque te lo debo y porque es lo que yo deseo también, yo… —hipó—, yo tengo que ser capaz de proteger a mi persona especial.

El aire abandonó los pulmones de Sehun mientras miraba sin reaccionar a la persona que era su adoración y que en ese momento tenía los ojos cerrados con fuerza y las mejillas humedecidas.

— Antes yo no pude hacerlo y sé que la mayoría del tiempo yo te causo más problemas de los que te ayudo a resolver pero lo estoy intentando para que esta vez no sea demasiado tarde —explicó.

— ¿Demasiado tarde está vez? —murmuró aturdido.

— Antes —suspiró—, aquel día yo iba darte una noticia pero no pude —explicó—. En ese entonces yo estaba desesperado y todos los días despertaba pensando que tu padre podría…

Luhan negó varias veces, como tratando de sacar la idea de su cabeza.

— YanYan jiějiě me propuso algo entonces y yo solamente tenía que convencer a papá y a mamá.

Luhan pausó un momento y algo muy dentro de él le dijo que lo que Luhan le dijera no iba a ser algo que pudiera ser bueno.

— Ellos iban a denunciar a tus padres y pedirían tu custodia, así tú no te irías lejos de aquí y estaríamos juntos —murmuró.

Para Sehun no pudo ser peor la revelación, porque sabía que de haber escuchado todo sería mejor. Sus padres no existirían en su vida y probablemente Minho hubiera sido enviado lejos de también, ellos hubieran crecido juntos y tendrían una vida mucho más fácil.

— Pero no pude hacerlo a tiempo y no sirvió de nada contra lo que sea que esa mujer te dijo, lo siento mucho Sehun —sollozó, cubriéndose el rostro con ambas manos.

Repentinamente su mente comenzó a maquilar todo en su contra, mostrándole lo que hubiera sido de haber esperado solamente un poco antes de decidir romper el corazón del pequeño castaño que lo miraba con adoración y que solamente quería estar con él.

Ambos hubieran estado juntos como deseaban, crecerían juntos y no habría nada que conocieran el uno del otro, habría tenido la oportunidad de enamorarlo de a poco una vez que supiera lo que sentía por Luhan. Habría luchado por conseguir que lo viera como él deseaba ser visto, sería el primer beso verdadero del castaño, su primer amor y el único en su corazón. Luhan sería suyo y nadie nunca lo hubiera tocado de haber esperado un poco y escuchado aquel día.

Su estómago comenzó a doler repentinamente y comenzó a tener esa sensación previa a vomitar. Luhan lo miraba con preocupación y de la nada el pelinegro comenzó a reír con ganas. Un sonido extraño que de alguna forma llegaba a ser espeluznante.

— ¿Sehun? —llamó Luhan, mirándolo con angustia.

Sehun lo miró sin dejar de reír. ¡Era tan estúpido!, lo sabía a la perfección en ese momento y por alguna razón su respuesta era reírse de sí mismo por todo el problema que él mismo se había acusado. Todo parecía tan irreal como su risa histérica, la imagen de Luhan repentinamente se volvió borrosa, como si él estuviera sumergido en agua y algo resbaló de su ojo izquierdo hasta su barbilla.

— ¡Sehun! —llamó alarmado Luhan.

Lo vio correr en su dirección y chocar con la mesita de centro antes de lograr tirar de su cuerpo a sus brazos, y se aferró a él con todas sus fuerzas, oyendo un quejido de dolor de parte del castaño pero no iba a dejarlo ir, no podía.

— Está bien, todo está bien —arrulló Luhan.

Sehun negó con los dientes apretados y los ojos cerrados con fuerza para impedir más lágrimas, sus dedos se clavaron en la suave piel de Luhan y su cabeza le daba vueltas.

— Los mataré, a todos —le juró al castaño.

— No digas eso Sehun, todo estará bien —le prometió él.

Sin embargo Sehun no creía eso y su cabeza únicamente le gritaba que terminará con todos y cada uno de los bastardos que lo habían torturado desde el día en que había nacido.

— Mírame —pidió Luhan y él negó sin decir palabra alguna—. Sehun, por favor, mira mis ojos —habló suplicante.

¿Cómo decirle que no?

Se preguntó, abriendo los ojos para ver directo en los preciosos orbes de ciervo que su chico poseía. Sus frentes se encontraban unidas y lo  tenía tan cerca que era capaz de verse reflejando en eso precioso ojos que no tenían nada más que ternura para él.

— Todo irá bien, lo prometo —susurró dulcemente, con su aliento rozando los labios del pelinegro.

Provocando en Sehun escalofríos y sedando lo que fuera que estaba tratando de salir a la superficie y arrasarlo todo a su paso.

— Está vez será diferente —aseguró—. No podrán alejarnos ahora, yo no voy a dejarlos.

El pelinegro no respondió y en cambio asintió apenas. Todo comenzó a volver a la calma de apoco y aunque sintió ligeros movimientos a su alrededor no les prestó atención  y simplemente se dejó arrullar por el perfume de Luhan y la canción que lo escuchaba tararear.

— Va a estar todo bien, Hunnie. Yo siempre voy a estar aquí —lo escuchó prometer antes de que todo fuera calma.

Luhan no dejó de mirarlo una vez que sus ojos se cerraron, tras haber hecho que Sehun usará su regazo como almohada.

Debió haber mantenido la boca cerrada pero no había podido hacerlo. De algún modo sabía que había lastimado profundamente.

— Perdón, por todo Hunnie —murmuró, acariciando su cabello—. Te juro que está vez lo haré bien e iré tan lejos como deba para protegerte sin importar nada —le juró.

***

El pelinegro despertó algunas horas más tarde, aún con la sensación en el cuerpo de haber sido arrastrado por un camión pero sintiéndose en paz. El rostro dormido de Luhan fue lo primero que vio y supo entonces que continuaban en el sofá y que su cabeza estaba sobre el regazo del castaño.

Se incorporó despacio, hasta estar sentado y se frotó la nuca tratando de disminuir el dolor en su cuello. Luhan continuaba inmóvil cundo se giró para verlo, la posición no parecía nada cómoda y aun así Luhan estabas profundamente dormido. No pudo contener la sonrisa en su rostro y estiró sus manos hasta rozar su mejilla.

Quería besarlo.

— Ni se te ocurra, cuñadito —advirtió una calmada y suave voz.

Las manos de Sehun retrocedieron en un parpadeo antes de que sus ojos se dispararan en dirección de YanYan, quien se encontraba ocupando el sillón individual con un libro en las manos y su intimidante mirada en él.

— N-no iba a hacer nada —murmuró algo avergonzado.

— Claro, y por supuesto yo estoy cuerda —bufó.

— Bueno, tu locura esa sí que nadie la pone a discusión —soltó burlón.

— Búrlate todo lo que quieras, Oh —sonrió siniestramente—. Sin embargo, desde ya te advierto que sí llegó a atraparte con tus manos sobre mi Xiǎolù de una forma indebida antes de que haya un compromiso formal, yo voy a castrarte y después te regalaré tus bolas transformadas en un bellísimo centro de mesa —advirtió.

Sehun se estremeció ante la imagen mental que su estúpido cerebro le mostró pero en el fondo sabía que ella no le tocaría un solo cabello por miedo a lo que Luhan fuese a hacer.

— Bueno, gracias por la advertencia. Ahora sé que cuando ponga mis manos sobre Luhan tendré que asegurarme de que tú  no nos atrapes —soltó con una sonrisita socarrona.

YanYan lo miró con una ceja arqueada y una sonrisa divertida. Sehun fingió ignorarla y se acomodó en el sofá, atrayendo el cuerpo de Luhan para acurrucarlo contra su pecho.

— Deberías despertarlo para que coman algo antes de que mamá y papá lleguen —sugirió—. Después ustedes pueden ir a encerrarse  en mi habitación para pasar juntos lo que quede de su tiempo antes de que tú debas irte.

— Gracias por… Espera un segundo, ¿Cómo e que tú sabes sobre…?

— Eso no importa, cuñadito pero deberías andar con cuidado apartar de ahora —advirtió.

Sehun tragó duró y asintió sin réplica alguna, volviendo toda su atención nuevamente a Luhan, debatiéndose entre despertarlo o simplemente levantarlo en sus brazos para llevarlo a la habitación de la pelinegra pero no tuvo que tomar alguna decisión luego de que YanYan le arrojará a Luhan una revista, despertándolo de golpe y alterado.

— ¡Estoy despierto! —chilló sobresaltado el castaño.

— YanYan —le gruñó molesto Sehun.

Ella comenzó a reírse con ganas de ambos y se puso tranquilamente de pie. Manteniendo su mirada fija en su dulce y torpe hermano menor.

— Les prepare algo de cenar, está en la cocina —informó antes de marcharse.

Luhan le dio a Sehun una mirada desconcertada a la cual él únicamente negó con una suave sonrisa mientras se ponía de pie. Su mano fue ofrecida en dirección a Luhan que no vaciló en tomarla para ser ayudado a ponerse de pie e ir a la cónica donde la cena que YanYan les había preparado los esperaba para ser tomada y llevada a la habitación de la chica.

Ambos entraron sin problemas y Sehun sintió un escalofrío tras recorrer la habitación de la extraña chica, sintiéndose rodeado por los extraños y muchos cuadros que adornaban las paredes negras y blancas. La muñeca que había visto la última vez que había estado ahí continuaba igual de espeluznante y colgaba en el mismo lugar.

— Entonces… —comenzó a decir al ver a Luhan entrar como si nada y ocupar la cama con el plato repleto de sándwiches—, ¿exactamente dónde quieres que pinte el pentagrama para él sacrificio? —bromeó.

La risa de Luhan llenó la habitación rápidamente y su pecho se infló de orgullo al saber que se debía a él.

— Ella no hace esas cosas —aseguró risueño—. Práctica eso del vudú pero jamás la he visto llegar tan lejos —aseguró.

Sehun borró su sonrisa tras pronto escuchó aquello y poco después Luhan comenzó a reírse de nuevo.

— Es broma, tranquilo—rio—. YanYan jiějiě solamente es algo peculiar —aseguró.

— ¿Algo nada más? —sonrió.

Nuevamente la risa de Luhan se dejó escuchar antes de que un sándwich fuera ofrecido en su dirección. Sehun lo tomó sin queja alguna, sentándose junto a Luhan para comenzar a comer en silencio. Se sentía un poco más tranquilo entonces pero no quería decir que estaba mejor.

— ¿Puedo preguntarte por qué razón volviste? —musitó débilmente Luhan.

— ¿Eh? —fingió no entender la pregunta.

— Me refiero a la charla que estábamos temiendo antes —explicó.

Sehun no respondió inmediatamente a la pregunta entonces y continuó comiendo ante la atenta mirada de Luhan.

— Debía volver porque aquí había alguien de quien no podía estar lejos —respondió por fin.

La expresión de Luhan se volvió sería y agachó la mirada, tenía la imagen de alguien a quien le dolía el estómago pero Sehun simplemente no estaba dispuesto a ilusionarse por tan poco aunque no significaba que no iba a continuar.

— Durante todo este tiempo que pase lejos yo no podía dejar de pensar en la forma en la que me había ido dejando atrás a la única persona que me había demostrado tanto cariño y bondad. Me lo había ofrecido todo de sí y en cambio yo únicamente pisotee todo eso  —suspiró.

Luhan hizo una mueca en ese momento pero no dijo nada al respecto.

— Mi único pensamiento siempre era que debía de volver a su lado aunque mi tío era increíble y me iba mejor estando allá. Todo eso al final no importaba porque yo sentía que mi lugar era aquí —murmuró—. Debía volver donde yo sentía que estaba mi hogar aunque eso significará regresar con mi familia.

— Vaya, ella debe ser muy importante para ti, ¿cierto?

Murmuró y Sehun supo rápidamente que se refería a aquella vez en la que le había dicho que estaba enamorado cuando él castaño trataba de emparejarlo con Cherry. Algo dentro se emocionó al pensar que estaba celoso pero pronto la parte más cuerda de su ser le dijo que no se emocionada estúpidamente y decidió continuar hablando.

— Por supuesto que sí —respondió sin vacilar, mirando en su dirección aunque él no lo mirara directamente—. Eres mi persona especial después de todo, yo no voy a dejar atrás nunca.

La declaración obtuvo la expresión estupefacta de Luhan viéndolo fijamente. Él parecía completamente sorprendido justo entonces pero no iba a detenerse.

— Durante todos estos años yo únicamente pensaba en volver para pedirte perdón por el daño que te había hecho a pesar de todo lo bueno que tú habías sido. Fuiste la única persona en ese entonces que parecía sentir un afecto real hacia mí y yo en cambio te herí profundamente. Yo quería volver para reparar mi estúpido error y devolverte un poco de todo lo que tú habías hecho por mí pero fui un cobarde —explicó afligido—. Yo simplemente no tuve el valor de acercarme a ti porque en el fondo algo me decía que no ibas a perdonarme por lo que había hecho.

— T-tú…

— No pude hacerlo y decidí que lo mejor sería solamente observar desde la distancia y cuando conocí a Kyung Min, de alguna forma fue como reparar un poco de lo que yo te había hecho y por eso…

— ¡Eres un idiota! —gritó repentinamente el castaño.

Sehun lo miró entre asombrado y asustado cuando se puso de pie frente a él, con su feroz mirada clavada en su persona.

— ¡¿Por qué siempre tienes que decidirlo todo por ti mismo y no abrir la boca?! ¡La maldita naturaleza te concedió voz para algo, pedazo de bestia! —exclamó.

— ¡Luhan! —soltó escandalizado.

— ¡Cállate! —ordenó y Sehun obedeció sin chistar—. Solamente cállate por un instante.

Ambos se quedaron en silencio, Luhan parecía estar a punto de gritar o lanzársele encima en el peor de los casos. Lo escuchó suspirar solamente y seguidamente una sonrisa fue esbozada en su dirección.

— Somos tan estúpidos los dos —suspiró una vez más—. Tú obviamente más que yo.

Sehun frunció el ceño más sin en cambio no dijo nada respecto a lo dicho por el castaño.

— Sí tú me hubieses contado la verdad desde el inicio yo habría entendido, claro, era pequeño y tal vez habría lágrimas de por medio pero habría entendido e incluso hubiese esperado para volver a verte y si al final tú me decías que tú tío te pedía quedarte, yo no hubiera estado más de acuerdo aunque eso significará no verte tan seguido. Yo nunca hubiera elegido para ti volver a este infierno —dijo con una sonrisa triste.

— Lu…

— Sin embargo, todo eso ya se terminó —murmuró—. Esta vez estamos prometiendo que vamos a tratar de ser más honestos y volver a como era antes una vez que tú termines con tus asuntos, ¿verdad? —inquirió con la mirada llena de esperanza.

¿Cómo se suponía que Sehun le explicaba a él que de ninguna forma iba a volver a lo de antes?

No había forma y a sabiendas de eso únicamente le sonrió y revolvió su cabello. Ambos sabían que nada de aquello pasaría pero no iban a ponerlo en palabras a fin de cuentas. Ninguno de los dos quería preocuparse por ello en el fondo, por lo que decidieron ignorarlo como si nada de eso existiera.

Luhan parecía un experto en ello y de un momento a otro Sehun tenía de vuelta su radiante sonrisa y un montón de historias por las cuales no había preguntado pero estaba bien entre tanto Luhan fuera feliz.

Únicamente por eso dejaba que continuará contándole sobre momentos que él nunca vivió y personas que jamás conocería. Porque su sonrisa lo valía todo y había pasado mucho tiempo ya desde que lo había visto sonreír de verdad.

Pensó entonces que quería que él tiempo se detuviera justo ahí; en ese momento donde las sonrisas de Luhan eran sólo suyas y donde Minho no los amenazaba. Sin embargo, cada vez que miraba el reloj el tiempo se hacía cada vez menos y antes de darse cuenta ya se había acabado junto con toda la energía de Luhan, que se encontraba dormido a su lado.

Un suspiro abandonó sus labios cuando finalmente decidió irse, luego de pasar un largo tiempo observándolo dormir ya que sería la última vez en algún tiempo. Ya era muy tarde y debía irse aun cuando le había prometido a Luhan quedarse ahí.

Eso no se podía, había estado ahí más tiempo del que debería e incluso había escuchado llegar a los padres de Luhan hacia bastante tiempo. Ellos seguramente ya estaban dormidos y eso únicamente significaba que debía salir cuanto antes.

Se levantó sin hacer mucho ruido para no perturbar a Luhan y abandonó la habitación con el mismo sigilo, encontrándose con la figura de YanYan esperando por él medio recargada en el marco de la puerta contigua. Había una sonrisa odiosa en sus labios para cuando Sehun estuvo frente a ella, listo para despedirse.

— Vamos, te sacaré por la puerta principal —le indicó al menor.

— Pero…

— Ambos sabemos que tú hermano no pasa el fin de semana en tu casa y además llame a Lay, te está esperando afuera —explicó.

— ¿Qué? —soltó sorprendido—. ¿Cómo es que tú tienes el número de Lay?

— Tomé tu móvil mientras dormías en el sofá —explicó como si nada.

— ¿Por qué diablos hiciste tal cosa? —inquirió con el ceño fruncido.

— Porque sabía que me serviría para más tarde y porque debía grabar mi número para que tú, gran idiota, entiendas de una jodida vez que yo soy tu aliada y que como tal tú puedes llamar cuando quieras para preguntar por Luhan, yo te informaré de inmediato —bufó.

— ¿Por qué tú…?

— Porque vas a conseguir esto y yo voy a asegurarme de ello, la historia de antes no va a repetirse porque esta vez lo harás bien o de lo contrario yo voy a descuartizarte para luego alimentar a tu puto perro con tus restos si es que se te ocurre arruinar esto y volver a herir a mi pequeño Luhan —advirtió mientras le abría la puerta para dejarlo salir—. Ah, y toma esto que es tuyo —dijo, entregándole una caja de madera del tamaño de una de zapatos.

— ¿Qué hay adentro? —preguntó con desconfianza, ya que hacía nada ella lo había amenazado.

— No estoy segura de ello —se encogió de hombros y eso, viniendo de ella, era realmente preocupante—. Lo único que te puedo decir es que luego de que te fueras Luhan entró en una especie de estado de negación que lo hizo hacer para ti todo lo que está ahí dentro y ver a un psicólogo —dijo con una expresión sombría.

— ¿Él…?

— Eso es lo de menos, así que termina con tu mierda y cumple con lo que le prometiste antes de que mamá le pueda conseguir el contacto con el psicólogo que Luhan le pidió hace poco y yo vaya tras de ti —sentenció, cerrándole la puerta en la cara.

Lay lo miraba divertido desde la acera y Sehun únicamente bufó por ello, mostrándole el dedo medio. Su mejor amigo se echó a reír con ganas y poco le tomó a Sehun llegar a él para salir de ahí cuanto antes.

Sabía bien que no irían a su casa y mucho menos a la de Lay, podía verlo en la sonrisa cansada y la mirada deprimida que su amigo tenía que lo más probable es que ambos terminarán sin sentido durmiendo en un lugar al que ni siquiera iban a saber cómo llegaron.

***

Eran las 7:00 am cuando dejó sus materiales de trabajo y decidió ducharse. Era domingo y seguramente debería seguir dormida como cualquier otra chica normal a esas horas y sin embargo ella estaba más que despierta desde las 2:00 am, ya que no había podido conseguir dormir luego de  despedir a Sehun.

Le tomó aproximadamente 20 minutos estar vestida y arreglada para salir de su habitación. No sin antes echarle un vistazo al castaño que dormía profundamente en su cama con un puchero en los labios.

Sonrió amorosamente ante ello y se acercó a él para acariciar su cabello. Debía apresurarse y hacer todo antes de que él se despertará y notará que Sehun no estaba más, porque sabía perfectamente que Luhan iba a estar triste al darse cuenta y por ello haría lo necesario para disminuir la tristeza lo mejor que pudiera.

Entró a la cocina sintiéndose emocionada, algo le decía que todo iba a ir bien a partir de ese punto. Luhan volvería a sonreír con la misma belleza de cuando era un niño pequeño y ella podría volver a sentir que su mundo tenía luz cada vez que lo viera.

Su hermano iba a ser tan feliz como fuese posible y ella haría lo que fuera para lograr eso. Lograría que la persona que más amaba en el mundo recuperara la luz que parecía desvanecerse en su hermosa mirada y de pasó ayudaría a Sehun a salir de aquel inmundo agujero donde se había obligado a permanecer por él.

Con eso en mente se esmeró en preparar el desayuno favorito del niño de sus ojos, solamente con él tenía detalles así.

Todo tomaba tiempo para hacer pero estuvo listo justo a las 8 en punto que era en general la hora en la que Luhan siempre se levantaba. Limpió tan rápido como pudo antes de correr escaleras arriba para buscar a Luhan y darle la sorpresa.

Luhan estaba despierto justo como pensó que sería, él miraba en todas las direcciones buscando a alguien que ya no estaba ahí desde hacía mucho tiempo y ella sintió que su corazón se rompía al ver la decepción en su rostro.

— Se fue hace muy poco —habló, llamando la atención del menor—. Quería despedirse de ti pero fui yo quien le pidió que no te despertara —mintió, esperando que fuera suficiente para hacerlo sentir mejor.

Luhan le sonrió levemente pero nuevamente era esa fastidiosa sonrisa falsa que había construido para mostrarle a todos al pasar de los años. La odiaba tanto que no podía esperar el momento para hacerla desaparecer.

— Andando, vamos a alimentarte y después podemos ver algo de televisión, estoy segura de que habrá algo interesante para ver —le indicó, obligándolo a levantarse.

Todo parecía ir relativamente normal durante el desayuno, Luhan parecía feliz en lo que cabía y hasta había entablado una charla con sus padres y Zhao cuando estos habían aparecido en el comedor. Sin embargo, ella no dejaba de sentirse enferma al ver a Luhan montar todo aquel ridículo teatro que solamente los ingenuos se creían.

Tuvo la idea de invitarlo a salir por ahí una vez que el desayuno terminó y el menor anunció que iba a ducharse y cambiarse el pijama. Tenía la esperanza de que eso lo animara un poco más al menos.

Luhan no demoró mucho en estar de vuelta, con una sonrisa un poco más amplia en los labios y con su mochila al hombro. Algo que no le agradó en absoluto ya que dudaba que hubiese quedado con Sehun en absoluto.

— ¿Vas a salir, Xiǎolù? —preguntó alegremente su madre.

El timbre sonó entonces.

— Yo voy —se adelantó la pelinegra, dejando a Luhan para que obtuviera el permiso de sus padres para salir y para averiguar con quien se iría.

— Buenos días, YanYan noona —saludó un sonriente Jackson tan pronto le abrió la puerta.

Su ceño se frunció y no trató ni siquiera de ocultar el disgusto que le provocaba verlo ahí. Ese chico no le agradaba en absoluto e iba a hacérselo saber sin disimulo alguno.

— ¿Qué quieres? —soltó agresiva.

— Um… yo vine por Hannie, noso…

— No lo llames de  esa forma, ustedes no son nada en absoluto —gruñó, viendo al chico palidecer.

— YanYan jiějiě, no seas grosera —reprendió Luhan, tan pronto apareció.

— Es la verdad —bufó y Luhan  suspiró pesadamente.

— Tan sólo deja en paz a Jackson —pidió y ella refunfuñó inconforme—. En fin, nos vemos más tarde —informó.

Ella gruñó ante eso pero no trató de detenerlo porque simplemente no iba a servir de nada y únicamente se limitó a ver como su hermano menor salía de casa y subía a la motocicleta de aquel estúpido muchacho que lo miraba como un idiota.

Estaba idiota si pensaba que ella dejaría que tuviera su precioso tesoro.

Azotó la puerta tan pronto ellos desaparecieron de su campo visual y caminó pisoteado el suelo mientras rechinaba los dientes. Odiaba a ese sujeto, algo en él la ponía enferma y verlo con Luhan era más que desagradable.

— Oye, jiějiě…

 — Sal de mi camino —masculló entre dientes y Zhao inmediatamente se alejó.

— ¿Princesa, qué…?

— Estaré en mi habitación —cortó de tajo la pregunta de su padre y corrió escaleras arriba.

La puerta de su habitación se cerró con fuerza e inmediatamente su móvil fue empuñando hasta el punto en el que probablemente podría romperlo pero no le importaba y más valía que el idiota de su cuñado le respondiera cuanto antes o iba a despellejarlo y hacerse un abrigo con su piel.

— ¿Diga? —habló la somnolienta voz al otro lado.

— ¿Dónde mierda estás? —gruñó.

— ¿YanYan jiějiě?

 — Espabila, pedazo de estúpido o te juro que iré a pisotearte las bolas —amenazó—. ¿Dónde demonios estás metido?

— Pues siendo honestos… —suspiró—. No tengo ni idea pero Lay está aquí conmigo. Sin embargo… ¿por qué me llamas tan temprano y tan molesta? —inquirió.

— Oh, no, no es nada. Únicamente quería saber cómo es que habías amanecido —soltó sarcásticamente.

— YanYan jiějiě —gruñó.

— Oh, casi olvido mencionar que Luhan también ya despertó, es más, incluso salió de casa y todo —dijo con falsa felicidad y con ganas de estrangular a su idiota cuñado cuando bostezó al otro lado de la línea.

— ¿Salió? ¿Tan temprano? —inquirió, escuchándose algo extrañado.

— Síp, Jackson Wang vino muy temprano por él.

— ¡¿Qué?! —exclamó.

« ¡Por fin el idiota está despierto! »

Celebró para sus adentros y procedió decirle todo al menor para que hiciera algo de una jodida vez.

— Él, hoy como muy temprano y súper guapo, vino para recoger a Luhan. Debiste verlo, ambos se reunieron en la puerta riéndose como tontos y luego se fueron en la motocicleta de Wang; realmente fue bonito —dijo mordaz.

— ¡Ese hijo de perra!

Bien, esa era la reacción correcta y justo la que ella quería.

— ¿Sehun? —escuchó la inconfundible voz de Lay al otro lado.

— Cierra la boca y levántate, nos vamos ya —ordenó entre dientes—. ¿Sigues ahí?

— Naturalmente —bufó—. Nos vemos en el parque en diez —informó, cortando la llamada.

Se apresuró a salir de su hogar, avisándoles a sus padres de su partida con un grito de “voy a salir” y corrió en dirección al parque. Sehun tardó unos quince minutos más en llegar y cuando finalmente hizo acto de presencia, parecía todo menos feliz, y eso no pudo tenerla más complacida mientras él  avanzaba directo hacia ella.

— Hola —saludó, poniendo una sonrisa odiosa.

— ¿A dónde fueron? —masculló entre dientes.

— Mmm…, en realidad no estoy muy segura. Ya sabes —se encogió de hombros—, pudieron ir a cualquier sitio. Tal vez al parque, al cine, a desayunar, a casa de Jackson, a un hotel.

Hubo un bajo gruñido de parte del pelinegro y ella supo enseguida que él estaba tan dispuesto a marcharse e ir a buscarlos aunque tuviera que buscar puerta por puerta.

— Ni se te ocurra —advirtió.

— ¿Acaso esto no es lo que buscabas al decirme todo lo que me has dicho? —masculló entre dientes—. ¿Es que ahora me dirás que no vaya tras ese imbécil porque Luhan va a enojarse?

— En absoluto —respondió seriamente—, si yo te llame fue porque quiero que te hagas cargo de Wang. Sin embargo, debes ser más inteligente que esto —bufó.

— ¿Qué?

— Ve por él —lo alentó—, pero hazlo de modo que Luhan no pueda molestarse por ello. Tienes que hallar un modo en el que puedas hacerlo pedazos pero sin salir afectado —explicó.

Sehun parecía desconcertado mientras veía, como si algo no estuviera bien en todo eso.

— ¿No deberías estarme diciendo que esto no es bueno y que no debería hacerlo? —inquirió confundido.

— Sehun, tú igual harás lo que te venga en gana y mis palabras valdrán nada cuando lo hagas, por ello mejor te aconsejo hacerlo de forma que nadie te descubra y punto —respondió algo fastidiada.

Una lenta sonrisa se fue extendiendo en los labios del menor y decidió que le gustaba mucho su cuñada.

— Debes odiar mucho a Wang —sonrió con malicia.

— Ese sujeto no me gusta —farfulló—. Hasta contigo me costó un poco ceder y no voy a permitir que un perfecto desconocido tenga a mi niño, serás tú y nada más tú, ya que me has demostrado que vales mi confianza entera —explicó.

Sehun se  sintió tanto confundido como halagado por las palabras de la joven y asintió a sus palabras.

— Muy bien, ahora hazte cargo de esto pero de una forma en la que no salgas afectado, se inteligente y analiza toda la situación antes de hacer tu movimiento pero, si al final tus impulsos pueden más, deja que yo me haga cargo de la situación y maneje a Luhan —indicó.

Sehun asintió seriamente y ella no pudo estar más complacida al saber ese chico pronto estaría fuera del camino definitivamente.

***

— ¡Jackson! —chilló Luhan luego de lo que le parecieron horribles horas de esa tortura.

— Lo estás haciendo genial, sólo aguanta un poco más —lo alentó con una sonrisa apenada.

— ¡No puedo! ¡Me duele! —exclamó.

— Vamos Lu, eres más flexibles que esto —dijo para animarlo—. Separa más las piernas —pidió.

— ¡Vete al infierno! —chilló irritado.

Jackson suspiró pesadamente antes de alejarse del cuerpo de Luhan, quien se desplomó respirando como si hubiera corrido un maratón y con una mueca de infinito dolor en el rostro.

— Eres tan cruel conmigo —murmuró el inconforme chico.

— Me duele —farfulló el castaño.

— ¡Fuiste tú quien insistió con esto! —exclamó Jackson.

— Lo sé —masculló inconforme—, y lo lamento Jackson, pero nunca pensé que esto sería tan difícil tras la paliza que esos idiota me dieron —bufó.

Jackson lo observó seriamente y finalmente suspiró pesadamente, mostrándole una gran sonrisa tras eso.

— No importa, yo estoy bien —aseguró.

— Pero estoy siendo realmente odioso —farfulló de forma infantil e hizo un puchero que Jackson veía con una adoración que él no notaba.

— No te preocupes, Hannie —sonrió ampliamente—. Yo en realidad no estoy molesto y me alegra que me hayas pedido que te ayudara con esto. Aunque sigo creyendo que no es necesario, yo te protegeré —prometió.

Luhan frunció el ceño tras las palabras ajenas y negó con la cabeza. Jackson sabía que él odiaba ser protegido y era por ello que estaban ahí en ese parque en primer lugar; Luhan quería ser capaz de enfrentar sus problemas por sí mismo y por ello que le había pedido a que lo entrenará.

Sin embargo, no estaba yendo bien en absoluto y apenas eran los ejercicios de calentamiento.

— Yo debo aprender a defenderme por mí mismo —habló seriamente.

— Sé que no te gusta depender de los demás pero…

— No, Jackson —lo cortó—. Yo debó conseguir esto o de lo contrario…

Sus puños y mandíbula se apretaron tras recordar la forma en la que Sehun había llegado aquella noche. Luhan no estaba dispuesto a que sucediera de nuevo y tenía que aprender a defenderse si quería poder evitar que esos demonios volvieran a poner un solo dedo sobre Sehun.

 — ¿Luhan? —llamó Jackson, desconcertado con su silencio.

— Debo aprender rápido, Jackson —musitó—. Yo simplemente no estoy dispuesto a dejar que vuelvan a herir a Sehun, voy a defenderlo —sentenció decidido.

Jackson puso una mueca de completo disgusto y Luhan sabía perfectamente que no estaba para nada de acuerdo con su objetivo tanto por el hecho de que significaba ponerse a sí mismo en riesgo como por el hecho de que Sehun no le agradaba.

— Estás arriesgándote mucho por nada —masculló.

— No, con esto yo apenas y estoy devolviéndole a Sehun lo mucho que él hace por mí —dijo con determinación.

— No es justo que tú te pongas en riesgo a ti mismo por alguien que jamás va a agradecértelo —dijo molesto.

— Él hizo y seguramente sigue haciendo lo mismo por mí —murmuró seriamente.

— ¿Y qué si Minho te hace algo? —espetó.

Luhan abrió la boca sin saber que decir, repentinamente el miedo comenzó a construirse dentro de su pecho y una corriente helada lo recorrió de pies a cabeza.

— Y-yo… —balbuceó sin saber que decirle.

— Luhan, ese sujeto es peligroso y no estoy seguro de que yo pueda enseñarte algo que siquiera te sirva para protegerte de él —dijo afligido—. Tan sólo desiste, Lulu —pidió suplicante.

— No, yo voy a enfrentarlo —sentenció—. Todo será diferente y si él se atreve a hacerle algo a Sehun, yo voy a destrozado —afirmó sin vacilar.

— ¡No digas locuras! —exclamó—. No sabes lo que dices, Luhan. Ese tipo no es alguien con quien jugar, ni siquiera Suho hyung puede deshacerse de él aunque lo odia con todo su ser. ¡Minho es intocable hasta para él!

Luhan lo miró sin entender nada de lo que su amigo le decía pero sabía que tenía razón ya que él mismo había visto el odio en la mirada de Kai al hablar de Minho.

— ¿Por qué? ¿Por qué si es obvio que él señor Kim podría vencerlo, no lo hace? —preguntó desconcertado.

— No tengo ni idea, ellos aún no me cuentan todo porque soy nuevo en todo esto. Lo único que yo sé es que ellos están obligados a mantener la paz y que ninguno puede atacar al otro por mucho que se odien —explicó con una mueca debido a la frustración que le provocaba no saber nada—. Minho ahora mismo es intocable por mucho que Suho hyung lo amenace y por ello debes mantenerte lejos de él. Es por eso que si a Sehun realmente le importaras te diría lo mismo —aseguró seriamente.

— Sehun lo hizo —susurró—. Incluso me hizo prometer que me mantendría lejos mientras él resolvía todo pero no puedo hacerlo, no voy simplemente a quedarme aquí de brazos cruzados. Pasé lo que pase yo voy a correr a ayudarlo de ser necesario. Esta vez yo me niego a sólo quedarme ignorante de todo mientras lo alejan de mí.

Su mirada, su bella mirada de ciervo, estaba brillando con tanta decisión y adoración hacia aquel imbécil que Jackson tenía ganas de destrozarlo todo a su alrededor y luego echarse a llorar de rabia.

— Yo entiendo si tú no quieres ayudarme con esto. Porque yo sé que generalmente yo soy del tipo que siempre atrae los peores y más feos problemas, por lo que no voy a obligarte a nada y tampoco voy a enojarme contigo. Tú ya haces  demasiado por mí —sonrió a medias.

Jackson lo miró inmóvil mientras tomaba sus cosas, con el claro objetivo de marcharse y él no tenía ni idea de que hacer en ese punto, ya que odiaba 100% la idea de Luhan haciendo toda aquella locura por ese bastardo hijo de perra pero sentía que dejarlo irse sería un error que lo haría arrepentirse.

— ¡Hannie, espera! —llamó completamente derrotado.

Luhan se detuvo y se volvió para mirarlo con una expresión totalmente neutral que sin duda le mostraba que no iba a obligarlo a nada.

— Voy a ayudarte —dejó ir las palabras y pensó que vomitaría.

— Jackson, si no quieres hacerlo, tú no…

— ¡Lo haré! —casi gritó—. Pero te advierto que sí ese idiota de Sehun te hace daño alguno voy a matarlo.

El rostro de Luhan se iluminó antes de que sus manos tomaran las de su amigo y sonriera con infinita gratitud.

— ¡Eres el mejor de los amigos, Jackson! —chilló felizmente.

El chico suspiró y revolvió el cabello castaño de Luhan. Era feliz al verlo así de contento pero también le rompía el corazón saber la razón de toda esa alegría.

Si tan sólo Luhan lo quisiera de esa misma forma, él estaba seguro que sería el hombre más feliz del mundo y haría hasta lo imposible por demostrar día con día que era merecedor de todo ese afecto.

***

— ¿Por qué mierda no llegas? —masculló entre dientes el pelinegro que llevaba pagado a la maldita ventana desde hacía horas.

Volvió a llevar sus ojos al reloj junto al televisor, ahí ya marcaban las 7:31 pm y todavía no había ni rastros de Luhan por ningún lugar.

— ¿Dónde  mierda se metieron y que carajos están haciendo? —farfulló.

Jiāo Táng estaba igual de inquieto a su lado pero él sabía perfectamente que se debía a su maldita negatividad pero no podía evitarlo por mucho que lo intentara.

— Vas a enloquecerme Luhan y te haré pagar por ello cuando todo el puto asunto con Minho termine —prometió, aunque solamente para sí mismo—. Te juro que no vas a acercarte a ese imbécil nunca más y si lo haces será únicamente para que yo pueda restregarle en la cara que estás conmigo y no con él.

El inconfundible sonido del motor de una motocicleta lo sacó de sus planes de venganza contra aquel molesto individuo y centro toda sus atención en la ventana y la escena que se desarrollaba al otro lado de ella. Sintiéndose asqueado con la cercanía que Luhan y Jackson tenían.

Iba a ponerle punto final.

Caminó hasta la puerta con ese pensamiento y abrió la puerta de par en par.

— Jiāo Táng.

Su mascota salió disparada tan pronto dijo su nombre, atravesando el patio en un parpadeo y corriendo hasta donde Jackson se acercaba a Luhan con la clara intención de abrazarlo.

El imponente dóberman se fue contra Jackson, empujándolo con sus patas delanteras pero sin llegar a morderlo y Sehun no podía estar más complacido con la reacción espantada que Jackson tenía mientras retrocedía en el suelo para evitar ser atacado por el perro que le ladraba y gruñía amenazadoramente.

— ¡Jiāo Táng detente! ¡Se bueno! —seguía gritando Luhan y Sehun apenas podía cometer su risa.

— Jiāo Táng —llamó, interviniendo por fin.

Sin embargo su adorable mascota únicamente retrocedió un poco y continuó enseñándole los colmillos a Jackson como señal de que iba a atacar si decidía acercarse sólo un poco más a Luhan.

¡Amaba tanto a su perro!

— Debes disculpar a mi perro, él simplemente parece adorar a Luhan y odia a todo aquel que se le acerca —habló tranquilamente, llamando la atención de los otros dos.

— Sehun tiene razón, Jiāo Táng es un buen perro —aseguró Luhan—. ¿No es así muchacho?

El can miró en dirección a Luhan y ladró alegre, poniéndose sobre sus dos patas traseras y con las delanteras como si abrazara al castaño mientras lamía su rostro, haciéndolo reír.

Jackson estaba con la quijada casi tocando el suelo ante la escena y Sehun estaba realmente orgulloso por lo bien que su mascota estaba actuando.

 — Deberías hacer algo con eso entonces —habló Jackson poniéndose de pie por fin y con el ceño fruncido—. Un día va a morder a alguien y te quedarás sin mascota —advirtió seriamente.

— ¿Eso fue una amenaza? —gruñó Sehun.

Luhan pareció ver al instante la tensión entre ambos pero por mucho que él llegará a pedirle que retrocediera, Sehun no iba a hacerlo.

— Chicos, por favor...

— ¡Xiǎolù! —chilló la inconfundible voz de YanYan, antes de abalanzarse sobre el castaño—. Qué bueno que llegaste, vayamos a comprar comida basura —pidió, haciendo un puchero.

— YanYan jiějiě, yo...

— Luhan —llamó Jackson, dando un paso adelante únicamente para retroceder en dos segundos tras él ladrido de advertencia de Jiāo Táng.

— Sigues aquí, niño Wang —habló con indiferencia la única chica ahí.

Sehun sonrió ante ello y ante el evidente temor que Jackson reflejaba en sus ojos, aunque no era para menos cuando se veía de frente a las tres seres vivientes que sin pensarlo lo harían trizas y claro, cabía mencionar que la mirada de Jiāo Táng y la de YanYan eran las más salvajes ahí.

— Yo… tan sólo quería despedirme —murmuró algo temeroso.

— Adiós entonces  —masculló su cuñada antes de arrastrar a Luhan al interior de su hogar, ignorando las quejas del castaño.

Sehun observó todo con una sonrisa en los labios, misma que desapareció al encontrarse nuevamente con la fastidiosa cara del estúpido chico con el que Luhan salía a jugar sin su permiso.

— Lárgate —ordenó.

— ¿Por qué simplemente no dejas tus estúpidos trucos y te alejas de Luhan? —espetó Jackson.

— El único aquí que debe mantenerse lejos eres tú. No seguiré siendo tan paciente contigo por lo que más vale que te alejes de Luhan —advirtió.

— Eres un imbécil si crees que tus estúpidas amenazas o tus trucos patéticos me harán salir corriendo —rio con burla—.  En realidad todo eso me alienta mucho, porque obviamente tú eres muy consciente de que debes recurrir a todo esto porque yo soy una amenaza para ti.

— ¿Amenaza? —bufó—. Sí que eres un idiota con exceso de auto estima —sonrió ladino—. Tú no eres en absoluto una amenaza, sin embargo sin duda eres un imbécil que se emociona de más, yo lo único que hago es recordarte que no eres más que un remplazo temporal de mí.

Jackson le dio una mirada llena de odio tras sus palabras y él sonrió triunfal.

— Eso ya lo veremos Oh —escupió entre dientes—. Porque tú remplazo temporal se permite recordarte que ahora mismo no hay nadie más cercano a Luhan que yo. ¿O es que acaso no viste la sonrisa que él tenía luego de haber pasado todo el día a mi lado? —dijo con arrogancia, disfrutando ver la sonrisa de Sehun borrarse.

El desprecio brillando en sus oscuros orbes mientras que la sonrisa ajena se ensanchaba.

— Actualmente no hay nada que él no me cuente y siempre que algo va mal corre a mí. También sé que te has dado cuenta que Luhan jamás rechaza mi tacto, así que mejor déjate de tonterías infantiles y date cuenta ya de que tus amenazas no sirven de nada. Él y yo cada día nos volvemos más y más cercanos. Tú sabes bien que únicamente es cuestión de tiempo para que tú ya no seas importante en absoluto.

Cada palabra fue como un trago amargo y en ese momento no había nada que Sehun deseara más que tener algún argumento para contraatacar.

Al menos uno más fuerte de todos los que ya había utilizado.

— Ríndete Oh, Luhan me gusta y no voy a rendirme con él, así que ve haciéndote a la idea de que estaremos juntos. Tú mientras tanto puedes seguir observando desde lejos que al fin y al cabo ya tienes bastante experiencia en ello.

Su sonrisa maliciosa no se borró de su maldita cara en ningún momento y Sehun únicamente se limitó a verlo subir a su motocicleta sin poder decir nada respecto a sus palabras. Porque en el fondo sentía que el maldito idiota tenía algo de razón.

De alguna u otra forma se sentía como que le estaban quitando su lugar y ese maldito pensamiento no lo abandonó ni un solo instante tras ello aun cuando había ido a reunirse con sus amigos para olvidar el problema.

No funcionó en absoluto al final e incluso había afectado a sus amigos con su mal humor.

El maldito sabor amargo en su boca simplemente no desaparecía incluso cuando decidió que ir con Lay al último lugar donde seguro debería estar.

Sus ojos escanearon el lugar de esquina a esquina tan pronto cruzaron las puertas tras el chino que sonreía incómodamente en su dirección.

Sehun sabía bien que no debía estar ahí por dos muy importantes razones: la primera; era porque antes ya había estado ahí, causando una gran conmoción luego de su pelea ilegal y la segunda; porque era el territorio del hermano mayor de Lay y si ese tipo descubría quien era, lo más seguro era que no saliera ileso de ahí.

Sin embargo ahí estaba únicamente por insistencia de Lay para que lo acompañaran. Casi era media noche y el lugar estaba abarrotado de gente eufórica que clamaba por lo que estaba sucediendo en el centro del lugar que difícilmente podía ser llamado ring.

— No tardaré —habló Lay, llamando su atención.

— De acuerdo —respondió y se cruzó de brazos para esperar el regreso de su amigo en compañía de Chanyeol.

Todavía tenía el amargo sabor de boca que las palabras de Jackson le habían dejado horas antes, la rabia apenas le era controlable y en ese instante no había nada que quisiera más que romper en pedazos cualquier cosa.

— Joder, Sehun —le gruñó Chanyeol—. Relájate de una puta vez. ¿Qué mierda te tiene tan molesto en primer lugar? —preguntó con el ceño fruncido.

Sehun en respuesta le dio una mirada fulminante y un bajo gruñido aunque sabía que su amigo no trataba de molestarlo y únicamente quería que dejara a un lado su mal humor pero simplemente no podía.

Chanyeol suspiró al final y miró en otra dirección, seguramente buscando algo con que distraerlo para que así dejará de comportarse como un completo imbécil.

— Parece que la pelea es muy buena por cómo se escucha el público —comentó Chanyeol luego de varios minutos.

Sehun una vez más no respondió pero en cambio echó un vistazo al centro del lugar pero lamentablemente había demasiada gente para dejarlo ver algo al menos. Aunque podía decir por el sonido de los golpes y quejidos, que por lo menos la pelea estaba siendo bastante brutal.

— ¡Tenemos un ganador! —gritó con euforia el que probablemente era el réferi—. Ahora… ¡¿quién de ustedes es tan valiente para retar a nuestro campeón invicto, Jackson Wang?! —exclamó.

Sehun se giró de inmediato en dirección de la voz, justo a tiempo para captar la imagen de un calvo y pequeño hombrecillo levantando en alto una de las manos de la persona que más odiaba en ese momento.

— ¿Quién? ¿Quién será el siguiente valiente en ir tras el gran premio de esta noche? —alentó a la multitud.

« Sehun, nunca olvides que dejarte llevar por el enojo jamás será la respuesta, no para los hombres de nuestra familia. »

Su tío le había dicho eso alguna vez tiempo atrás y Sehun en ese entonces había asentido con obediencia a aquello pero en ese instante todo aquello podía irse al carajos

— Sehun, no…

Chanyeol apenas había comenzado a hablar cuando él ya estaba abriéndose paso entre la multitud y entrando al ring, con su feroz mirada fija en aquel jodido estorbo de mierda.

— Yo —escupió entre dientes.

— ¡Sehun, no hagas esto! ¡Sal de ahí! —ordenó Chanyeol ansiosamente.

No lo escuchó, sin embargo. Jackson y él estaban demasiado ocupados matándose con la mirada, el chino incluso estaba sonriéndole con superioridad como si ya hubiera sido anunciado como el ganador pero le daba igual, iba a ponerle final a todo y dejarle muy en claro a ese bastardo que no podía tocar lo que era únicamente suyo.

« Mi abuelo solía decir que somos como animales y que una vez que no dejamos arrastrar por el enojó, ya no hay marcha atrás. »

Sin embrago, él no tenía planeado huir de todos modos.

 — ¡¿Sehun?! —escuchó la elevada voz de Lay.

Levantando la vista apenas para verlo de pie junto a su hermano mayor, quien ocupaba una elegante mesa en la parte alta del lugar en compañía de la persona que reconoció como Byun Baekhyun que lo veía más que sorprendido.

Sonrió satisfecho al saber que ese niño se encontraba en aquel lugar porque sin duda quería que viera lo que podría pasarle si seguía provocándolo como lo estaba haciendo.

— ¡Sehun, sal de ahí ahora! —exigió Lay, pero no llegó muy lejos antes de que alguien le impidieran el paso y la mirada gélida de su hermano se clavara sobre él.

Decidió ignorarlo y regresar su vista  a la persona que estaba a punto de saber que no podía jugar con él y quedarse como si nada.

— ¡Empiecen! —gritó el hombrecillo de antes y Sehun no tuvo tiempo de reaccionar, recibiendo de lleno el puño de Jackson en el rostro.

Gruñó de dolor y dio un par de pasos hacia atrás a causa de la fuerza del chino, escuchándolo reír por su hazaña antes de recibir un golpe más que lo dejó en el suelo, con la cabeza dándole vueltas y la sangre en la boca.

— ¡Sehun!

Alguien gritó, no estaba seguro si era Chanyeol o Lay porque él simplemente ya no estaba pensando en absoluto luego de que Jackson lo sujetara del cuello de su camiseta y levantará su puño para un nuevo golpe.

— Es hora de ponerte en tu lugar para que no te acerques a mi Luhan nunca más —dijo triunfal Jackson.

« Sehun… »

La ira lo invadió en una fracción de segundo al escucharlo decir eso. Su alrededor se volvió de color rojo y se movió tan rápido como pudo, estrellado su cabeza contra el rostro del chino, arrancándole un grito de dolor ya que probablemente le había roto la nariz y se había liberado de él también. No se equivocó con su pensamiento al ver al otro cubriendo su rostro, revelando la gran cantidad de sangre que escapaba de su nariz, goteando directo al suelo.

— Te voy a matar —habló con un tono escalofriante.

— No me hagas reír, cuando acabe contigo, tú…

La amenaza quedó a medias tras él contundente golpe que Sehun dio en su rostro, clavando su rodilla sobre su estómago segundo más tardes. La audiencia exclamó horrorizada en cuanto Jackson cayó al suelo y Sehun continuó golpeándolo con brutalidad. Tenía la mirada del diablo en sus ojos y los llamados de Chanyeol y Lay eran los únicos que se oían.

— ¡Qué alguien lo detenga! —gritó la aterrorizada voz en la multitud.

Sin embargo nadie novio ni un solo músculo y miraban inmóviles el desarrollo de la desesperada lucha que Jackson mantenía por quitárselo de encima. La pelea había terminado en un parpadeó y nadie podía creerlo aunque Jackson estaba el suelo con ese chico pelinegro sobre él, tirando de su cabello con la mano manchada de la sangre del chino.

— ¡Sehun, ya basta! —gritó Chanyeol.

— Aléjate de él —advirtió.

Jackson le escupió en la cara y balbuceó lo que tal vez fue alguna especie de maldición, provocándole un gruñido antes de que un sonido tétrico y un grito desgarrador irrumpieron en el lugar. El público exclamo horrorizado tras verlo romper con tanta facilidad el brazo de su oponente y se detuvo entonces, mirando la cara de pura agonía de Jackson.

Se puso de pie, con la vista fija en Lay que veía todo con horror al igual que Chanyeol, no le importó en lo más mínimo y llevó sus ojos entonces al intimidante hombre que permanecía inmutable y lo miraba de forma indescifrable, a su lado, Baekhyun se cubría la boca con una mano y temblaba de miedo.

— Yo gane —le dijo a Suho.

— Entréguenle el dinero —ordenó e inmediatamente su mandato fue cumplido—. ¿Cómo te llamas, niño?

— Te importa una mierda —masculló, tomando el fajo de billetes y abandonando el lugar finalmente.

Sus amigos no iban a seguirlo en esa ocasión y no podía importarle menos. Estaba bien sin escuchar sus reproches y tampoco iba a permitirles juzgarlo, porque él ya sabía que lo había llevado demasiado lejos y que por la mañana, cuando la adrenalina se hubiera acabado, se iba a maldecir por ello.

Necesitaba un buen consejo y conocía el lugar perfecto para encontrarlo además de recibir la reprimenda de su vida; y con ello en mente se dirigió rápidamente a su destino.  

Buscó sus llaves en el bolsillo de sus pantalones y entró tranquilamente aun cuando esa no era su casa. Decidiendo anunciar su llegada una vez llegará a la sala de estar donde sabía que encontraría al señor Kim.

— ¡Señor Kim, dígame que hacer! —llamó la alterada voz de Luhan.

Sehun corrió a la sala de estar, encontrando al señor Kim en medio de una de sus crisis y a Luhan de rodillas en el suelo con una expresión se puro miedo. Se apresuró hasta donde ellos estaban, empujando a Luhan fuera de su camino son cuidado alguno, pediría perdón luego.

Actuó tan rápido como pudo, conteniendo al hombre mayor y mirando en todas direcciones en busca de su medicamento. Encontrándolo en la mesita de centro justo cuando sentía que no podría hacer nada.

El proceso familiar para aplicarlo repentinamente lo tenía con las manos temblando y con la sensación de que iba a cometer el peor error del mundo tan pronto comenzó a hundir la aguja en la piel y empujar el oscuro líquido.

Poco a poco todo fue calmándose y la respiración del hombre mayor regreso de a apoco a la normalidad. Sus cansados ojos lo miraron con una sonrisa leve de agradecimiento combinada con miedo.

— Todo está bien, abuelo, todavía no es tu momento. Todavía debes fastidiarme la vida varios años más —dijo con una sonrisa temblorosa en los labios.

El señor Kim asintió apenas y lentamente cerró los ojos, quedándose dormido finalmente. Sehun se apresuró a verificar que todo fuera normal y que aquello no había sido más que algo causado por el descuido que el hombre a veces tenía al no recordar tomar su medicamento.

— ¿Va a estar bien? —preguntó vacilante Luhan.

Sehun recordó sólo entonces que él estaba ahí cuando llegó y al mirarlo, lucia tan asustado y preocupado que no sabía que decirle para consolarlo.

— Lo está, ahora mismo solamente duerme —respondió.

— Y-yo… n-no sabía que hacer… él estaba bien… y en-entonces…

— Está bien, Bǎobèi Lù —susurró dulcemente y lo envolvió en sus brazos—. No es tu culpa.

— Todo pasó tan rápido, que yo no…

— Está bien, ya pasó todo —lo arrulló.

— Me asusté tanto —admitió, abrazándose a él con más fuerza.

Sehun lo estrechó tan cerca como pudo y cerró los ojos. Disfrutando de la paz que su cercanía le provocaba aun cuando la culpa comenzaba atormentarlo.

— Bǎobèi Lù —susurró quedito.

Pero no lo suficiente para no ser escuchado y los bellísimos orbes castaños de Luhan pronto encontraron su mirada.

— Hice algo horrible —confesó, sin dejar de mirar sus ojos llenos de confusión y preocupación tras sus palabras.

Sin embargo ya estaba decidido y no iba a dar marcha atrás. Iba a ser él quien le contará lo que le había hecho a Jackson, aunque significará agrandar la brecha que ya los separaba.

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

L@s amo con todo mi corazón <3

Hata la próxima ;)


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