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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hola!

Vengo a dejarles la actualización y a recordarles que si no ando con prisa, no soy yo jajajaja

 

Algo iba mal.


El maldito presentimiento lo golpeó con fuerza tan pronto llegó al nido de inmundicia que Minho llamaba guarida. Había una bruma casi tóxica abarrotando cada centímetro del lugar y las sonrisas maliciosas de los perros falderos de Minho no auguraban buenas noticias.


— ¡Hermanito! —Saludó un sonriente y falsamente amable Minho.


Sehun lo miró con atención, notando lo fuera de sí que lucía, sus ojos inyectados en sangre y la sonrisa maníaca en sus labios. Percatándose también de algunas cosas sobre lo que parecía una mesa.


— ¿Para qué me llamaste? —Interrogó, deseando más que nada salir de ese lugar.


A ese punto Sehun sabía que Minho ya era lo suficientemente peligroso lúcido y no quería ser testigo de lo que podría hacer drogado.


— Ven, siéntate junto a tu hermano mayor —indicó con movimientos un tanto torpes.


— No tengo tiempo. Dime que quieres —masculló irritado.


— Nada, nada —rió tontamente—. Es solamente que hoy pensé que no he pasado tiempo contigo y eso está mal.


Sehun frunció el ceño, recorriendo el lugar con la mirada discretamente. Tenía un mal presentimiento pero nada parecía fuera de lugar, era como cualquier otro día dentro de esa pocilga del infierno y de todas formas Sehun no podía dejar de pensar que había algo más.


— ¿Cómo está Luhan? —Preguntó causalmente.


Y por mucho que Sehun no hubiera querido hacerlo, reaccionó a su nombre e inmediatamente miró en dirección a su hermano mayor. Él estaba inmutable, como analizando la situación y Sehun esperaba que él no hubiera logrado ver la preocupación en él de ninguna forma.


— ¿Por qué mierda tendría yo que saber? Ya no tenemos relación alguna —masculló, pidiendo para sus adentros que él creyera en sus palabras.


— Oh, es verdad —suspiró exageradamente—. Me olvidaba que todavía estás molesto porque te cambió por esa zorra —rió maliciosamente, provocando—. En fin, actualmente no es como si pudieras verlo de todas formas —se encogió de hombros—. Es decir, dudo que a Kim Suho le guste compartir sus juguetitos.


Sehun se tensó, luchando con fuerza para mantener su expresión estoica y no romperle la cara al otro por hablar de Luhan de aquella manera.


— Si ya terminaste con tus idioteces, yo me voy…


— Okay —sonrió ampliamente—. Ve con cuidado por favor —pidió con falsa preocupación.


Sehun no respondió, simplemente quería irse cuanto antes y, en su lugar, al final se quedó petrificado en su sitio al escuchar un llanto desgarrador romper el tenso silencio dentro del lugar. Se giró lentamente, con el corazón a mil por hora, sintiéndolo detenerse cuando sus ojos captaron a los dos individuos que aparecían.


— La muy perra me mordió —gruñó molesto la nueva mano derecha de Minho.


Un frágil, lastimados y sollozante cuerpo fue arrojado frente a Minho. Él apenas y miró en dirección de la frágil figura desnuda que no paraba de llorar y se hacía un ovillo en el suelo como si con ello fuese a conseguir que ellos pararan.


— ¿Q- Qué…?


— Esto se está volviendo aburrido —resopló fastidiado Minho, mirando con aburrimiento al tembloroso bulto a sus pies—. En fin, ¿quién se supone que si…?


— ¡¿Qué mierda significa esto?! —Ladró, avanzando hasta ella, quien se estremeció tratando de hacerse más pequeñita. La simple acción hizo a sus entrañas retorcerse y tan sólo atinó a poner sobre ella su chaqueta.


— Bueno, creo que es muy obvio —rió malicioso el imbécil lacayo de su hermano y ella sollozó aún más audiblemente.


— ¡Estás jodidamente enfermo! ¡Es una niña! —Gritó.


— ¿Y tú quién demonios te has creído? —Bufó uno de ello—. Mejor quítate de nuestro jodido camino y déjanos divertirnos —gruñó.


Sehun lo vio acercarse, sujetando su mano en el último segundo, doblándola hasta escuchar aquel distintivo crujido en sus huesos y sus gritos de dolor. Valiéndose de eso para plantar su puño despiadadamente en su asqueroso rostro.


— ¡Manténgase lejos de ella o voy a arrancarles sus putas cabezas! —Advirtió ferozmente.


Él no la conocía, de hecho nunca la había visto en su vida hasta ese momento y de todos modos estaba dispuesto a matar al próximo que tratara de ponerle un solo dedo encima.


— Tú…


— Detente, Bullet —habló su hermano, viéndolo seriamente—. ¿Qué pretendes, Sehun? Esto no es asunto tuyo.


— ¡A la mierda contigo! Estás completamente loco si piensas que tan sólo voy a dejarte continuar sin hacer nada —escupió entre dientes, mirando con recelo a los sirvientes de su hermano rodeándolo.


— Ella vino aquí por su propio pie.


— ¡Pero no te pidió dejar que todas tus putas mascotas la tocaran!


— ¿Y a ti que más te da? ¿Es tu jodida novia o algo así? —Bufó un hombre a su izquierda.


— No voy a dejarlos continuar, así que tú decides, Minho —masculló—. ¿Dejamos esto hasta aquí, o peleamos por ello? —Desafió.


— De acuerdo —asintió tranquilamente—, puedes llevártela.


Sehun casi suspiró de alivio a pesar de las protestas de todos los lacayos de su hermano mayor, aun cuando algo en el fondo le decía que nada podía ser así de simple con Minho.


— Claro que no así como así —habló nuevamente, deteniéndolo en seco únicamente con ello. Miró en su dirección con completo temor y tembló para sus adentros ante su sonrisa—. Debes reclamarla como se debe, Sehun— sentenció.


El pelinegro lo maldijo, antes de mirar a la aterrorizada joven que entonces lo veía de vuelta. Trató de transmitirle un lo siento cuando comenzó a acercarse a ella pero ella estaba tan aterrorizada que se arrastró tan lejos como pudo de él, comenzando a gritar y luchar con todas sus fuerzas en el preciso instante que Sehun la alcanzó.


La llevó como pudo a la parte trasera del lugar, esperando ya tener un plan para cuando la puerta se hubiese cerrado, sin embargo, no fue de esa manera. Ella continuaba gritando y llorando, peleando por que la dejara libre.


La liberó y ella corrió al otro extremo de la habitación, sin parar de gritar y llorar ni por un segundo. Viéndose a sus ojos tan frágil, lastimada y desesperada, que abrió la puerta a un sentimiento de absoluto temor al pensar a Luhan en esa misma situación tan sólo por el odio que su hermano mayor le tenía.


Negó, despejando sus pensamientos para concentrarse en el momento en el que estaba, teniendo solamente algo en mente y de todos modos no queriendo hacerlo.


— Perdóneme por favor.


Era todo lo que podía decir, porque ella no iba a escuchar sus explicaciones en el estado en el que estaba y menos accedería a su propuesta, ni siquiera iba a creer en él.


Sus gritos se transformaron en lamentos desgarradores en el segundo en que la toco, empeorando las cosas para él y casi logrando que vacilara. Pese a ello, siguió adelante, tratando de ignorar aquello que le decía que se estaba convirtiendo justo en lo que su padre y hermano eran.


No por ello se detuvo hasta que ella estaba inconsciente en el suelo, todavía más lastimada que antes y él tuvo que tomarse un momento para no echarse a llorar de vergüenza. La culpa y realidad de todo golpeando por igual, haciéndolo sentir indigno de Luhan cuando su bello rostro sonriente apareció en sus pensamientos.


Debía salir de ahí cuanto antes.


Se auto convenció en ese momento que eso era lo mejor a hacer, tomando en sus brazos a la chica para sacarla de ahí finalmente. Topándose con una inmensa y retorcida sonrisa de parte de Minho, algo que simplemente lo hizo sentir mucho más asqueado de sí mismo.


— Muy bien hecho, hermanito —dijo con falso orgullo—. ¿O ustedes que opinan, chicos? —Ellos silbaron y aplaudieron. Sehun quiso dañarlos a todos ellos.


— Apártate —gruñó.


— De acuerdo, de acuerdo —rió—. Lo hiciste bien, ella ahora es tu mujer y eso la convierte en parte de nosotros. Tú sabes que cuidamos a los nuestro —sonrió divertido y Sehun le lanzó una mirada cargada de asco y desprecio.


— Púdrete, bastardo hijo de perra —escupió entre dientes, haciendo reír al mayor.


— Okay —dijo con diversión—. Tan sólo recuerda mantener su bonita boca cerrada, porque si habla… —Lo miró significativamente—. Tú y yo sabemos que serás el único que va caer por hacerle todas esas cosas horribles —sonrió tras su silenciosa amenaza y le dio una palmaditas en el hombro para finalmente dejarle el camino libre.


La rabia por poco le nubla el juicio, pero la chica en sus brazos le recordó que ella era su prioridad y lo hizo continuar su camino bajo la atenta mirada de los guardianes de Minho. Ellos no se metieron en su camino mientras salía con la chica en sus brazos, apenas cubierta con algo que pudo agarrar del interior de aquella asquerosa habitación. Bobby ya lo esperaba afuera, abriendo la puerta de su viejo auto sin atreverse a mirar en dirección a la chica a pesar de no haberle hecho nada en absoluto.


— ¿A dónde? —Apenas y se atrevió a preguntarle.


— A la casa de Jessica noona —musitó Sehun, mirando de reojo hacia los asientos traseros—. Ella sabrá qué hacer.


Bobby asintió levemente, comenzando el viaje en un profundo, asqueroso y asfixiante silencio que ninguno de los dos se atrevía a romper.


— Sehun, yo… yo jamás creí que Minho… —Se relamió los labios sin tener idea de qué decir—. Sé que él…


— No, Bobby —lo cortó—. Siempre ha sido un jodido monstruo —sentenció.


— Lo sé, pero… —Negó incapaz de continuar—. ¿Tú… tú también…?


— No —masculló, apretando la mandíbula—. Yo no… —Pausó indeciso—. De todas formas la lastime y eso no me hace mejor que ellos.


Lágrimas nublaron su vista, las imágenes de lo que había hecho se repitieron, torturándolo y echándole a la cara que sin importar nada, no iba a borrar el daño hecho.


— Lo hizo a propósito —murmuró—. Fue una advertencia, para mí.


— ¿Qué harás entonces?


— Alejarme. —Las palabras sabían a tierra, su corazón dolía y de todos modos sabía que era lo mejor.


— ¿Estás seguro?


—¿Qué otra opción tengo? —Inquirió tristemente.


— Tienes razón —asintió—. Por lo tanto, haré lo que pueda para mantener a Luhan fuera de esto.


— Gracias —susurró quedamente.


Tomando una gran inhalación al ver la casa de Jessica cada vez más cerca, repitiéndose sin parar que estaba tomando la mejor decisión para así tal vez calmar a su agitado corazón.


***


— Aléjate.


Fue la simple, definitiva y única advertencia que el moreno le dio tan pronto cruzó las puertas del restaurante y se miraron cara a cara. Luhan lo observó durante varios segundos, pasando justo a su lado para abordar el auto ajeno sin ser invitado.


— Luhan…


— Hablemos en otro lugar —sugirió, cerrando la puerta definitivamente.


Él subió poco después, con el ceño fruncido y la tensión visible en la forma que apretaba el volante, volviendo sus nudillos blancos. El auto avanzó en un parpadeó y de la nada Kai bajaba del auto con él siguiéndolo de cerca.


El área estaba totalmente desierta, había solamente una farola en el lugar, tenían una gran vista del río Han y Luhan ya había recorrido el lugar cuatro veces en busca de varias vías de escape en caso de necesitarlo.


— No puedes enfrentar a Minho, no le ganarás —sentenció.


Luhan llevó sus ojos al moreno, frunció el ceño y apretó los puños enojado. Kai tan sólo negó, con una expresión serena en su rostro.


— Te lo dije antes, Luhan. No puedes ganarle a Minho.


— No voy a quedarme de brazos cruzados —gruñó.


— Mira, Luhan —suspiró pesadamente—. Tú ya estás completamente solo, Suho ya no moverá un dedo por ti si es que a Minho se le antoja ir tras de ti, por lo que mejor será que trates de mantenerte fuera de su camino.


— No.


— ¿Y cómo mierda piensas enfrentarlo? —Espetó—. Si vas a la policía estarás más jodido aún, ellos no harán nada.


— No son los únicos…


— ¡Ellos te van a ignorar! ¡Todos lo van a hacer! —Vociferó, tomando al menor por el cuello de su blanca camisa—. ¡Tendrás suerte si al final de tu estupidez no terminas muerto!


Frío recorrió cada terminación nerviosa de Luhan, la mirada ajena brillaba amenazante y tan letal como sabía que Kai era.


— Esto va más allá de Minho, Luhan. No podrás ganarle a quien lo respalda y por lo tanto Minho va a perseguirte y acabar contigo en el segundo que trates de atacar —sentenció, dejándolo ir finalmente.


— Pero…


— Date cuenta Luhan, tan sólo pregúntate porque incluso Suho no ha acabado con él cuando lo odia tanto —habló seriamente—. ¿Crees de verdad que tú, un mocoso estúpido y enamorado, tendrá más oportunidad?


— ¡¿Y qué hago entonces?! —Exclamó frustrado—. ¡¿Me ocultó como un cobarde mientras ese hijo de perra le destruye la vida a Sehun?!


Kai lo miró en completo silencio, como si de verdad estuviera analizando lo que estaba diciendo en ese momento para darle una respuesta coherente.


— Sí —habló por fin.


Algo se derrumbó para Luhan, cayendo en grandes trozos frente a él y el hecho de que no podía hacer nada lo golpeó duro. Sin embargo, fue mucho más duro saber que Sehun no parecía tener escapatoria alguna.


— Escucha, Lu…


— No —sentenció, dándole una mirada determinada—. No escucharé nada más.


— Luhan, entiende que…


— Gracias por nada —masculló entre dientes, ignorando la voz suplicante del angustiado hombre.


Dio media vuelta y se alejó repitiéndose para sus adentros que habría una solución y que no todo terminaría en la tragedia que Kai auguraba para ellos.


Pero al final, esa charla de alguna manera fue como el principio del final para Luhan.


De la nada Sehun parecía hacer todo menos mantener la promesa que le había hecho de no alejarse. A ese punto era casi un milagro topárselo, aunque fuera una vez en algún sitio que no fuera la escuela durante horas de clases.


Sin embargo, se negaba a dejarlo sin más y por ello siempre estaba tras él, a sabiendas que Sehun siempre tendría una excusa, desaparecería sin dejar rastro alguno o alguien más intervendría para que no se acercara.


Luhan no iba a rendirse más sin en cambio, siendo la principal razón de que estuviera en ese lugar en primer lugar. Caminando con cautela y vigilando todo lo que lo rodeaba a cada paso que daba mientras que rogaba para sus adentros encontrar a la persona que en primer lugar lo tenía ahí.


«Él vive en esta zona, es muy peligrosa y como sé que igual no vas detenerte si te lo pido, te suplico tener cuidado…»


Las palabras de Jackson lo ayudaron a calmar sus nervios un poco y sus esperanzas se vieron cumplidas cuando finalmente vio a quien buscaba.


— Bobby —llamó en voz alta, tratando de no verse muy llamativo.


Aun cuando la realidad era que lo hacía de todas formas, empezando por el uniforme que utilizaba y seguramente también por la persona a la que estaba llamando. Él se giró inmediatamente, con una expresión de haber visto a un muerto caminar.


Los dos hombres que lo acompañaban también llevaron su vista en su dirección pero se retiraron tan pronto Bobby les dijo algo, cruzando la acera para ir hasta él poco después. Él ni siquiera llegó a decirle hola antes de tomarlo del brazo y arrastrarlo lejos de las miradas curiosas.


— ¿Qué mierda haces aquí? —Gruñó, dándole una mirada reprobatoria.


Luhan se abstuvo de preguntar el porqué de que hubiesen entrado en aquella tienda y el dependiente se hubiera retirado de inmediato, concentrándose solamente en el muchacho que tenía en frente.


— Necesito respuesta —habló finalmente.


— ¿Qué respuestas puedo darte yo? Apenas y nos hemos visto un par de veces, contando esta —bufó, cruzándose de brazos.


— ¿Qué le hizo Minho a Sehun? —Soltó de golpe.


El rostro de Bobby se volvió un poema, abrió y cerró la boca sin llegar a responder nada, aumentando la preocupación de Luhan únicamente con ello.


— Mira, yo simplemente quiero saber qué está pasando, que Sehun no está siendo lastimado. Eso es todo —dijo suplicante.


— Yo no sé de lo que…


— ¡No soy estúpido! —Exclamó frustrado—. Puede que no sepa qué está pasando con todos sus detalles, pero sí sé que él está haciendo algo con Sehun.


— ¿Qué tanto te ha contado Sehun? —Murmuró cautelosamente.


— Nada.


— En ese caso…


— No me digas, no me importa en lo absoluto si no quieres contarme nada, pero debo saber que está bien —sentenció—. Que, aunque me está ignorando como si yo tuviera la peste, él está bien de algún modo. Es todo lo que estoy pidiéndote, Bobby.


— Él está bien —susurró finalmente—. No la está teniendo fácil porque Minho parece ensañarse con él, pero se las está arreglando y mantenerte fuera de paso.


Luhan asintió tristemente, deseando más que nada poder ayudar a Sehun, pero él no iba a permitirlo, además de que sería igual de inútil cuando ni siquiera tenía un plan que ayudara de verdad.


— Hey, Sehun lo arreglara —aseguró, mostrándole una pequeña sonrisa—. Ya tiene un plan y todo, las cosas están yendo bien por ahora.


— ¿Puedo pedirte un favor? —El chico lo miró confundido, asintiendo de todas maneras—. No dejes que él salga lastimado, por favor.


El chico primero pareció sorprendido para después sonreírle abiertamente y revolver su cabello, en un gesto amistoso.


— Todo irá bien, Luhan —prometió—. Él va resolver esto y veras que incluso él pronto nos presentará de forma oficial y todo —rió—. Él va a estar todo orgulloso diciéndome que eres su lindo novio mientras tú y yo tratamos de no reírnos para que no descubra que ya nos conocíamos. —Aquellas palabras lo reconfortaron, dibujando una leve sonrisa en su rostro al tiempo que asentía.


— Gracias por esto. No te pediré que mantengas esto en secreto porque seguramente no lo harás, así que…


— No le diré —prometió. Luhan amplió su sonrisa, asintiendo una vez más.


— Me voy entonces, te lo encargo, Bobby.


El chico asintió, siguiéndolo hasta la salida del local y manteniéndose con su mirada fija en él hasta que se alejó demasiado. Miró su reloj, suspirando aliviado al ver que todavía tenía el tiempo suficiente para llegar a la escuela sin levantar sospechas.


— ¿Dónde estabas? —Preguntó Baekhyun, tan pronto lo vio.


Al final, Luhan no había conseguido llegar a tiempo y de no ser porque su amigo estaba ahí, impidiendo que el portero cerrará, ni siquiera estuviera entrando a clases. Su respuesta para su amigo y el portero fue una sonrisa apenada mientras ingresaba del todo.


— Lo siento, había algo muy importante que tenía que hacer.


— ¿Suho tiene algo que ver? —Inquirió con el ceño fruncido, al tiempo que tomaba su mano y comenzaban a correr hacia el salón de clases.


Luhan negó levemente, esbozado para él una sonrisa tranquilizadora que tuvo a su amigo sin hacer más preguntas por lo menos. Aunque sabía que Baekhyun iba a interrogarlo y probablemente a ir tras Suho otra vez, tal y como había estado haciendo desde el preciso segundo que se dio cuenta de lo que el mayor estaba haciendo.


Al llegar al aula, el profesor les hizo una seña para que ingresaran mientras se preparaba para iniciar y Luhan sintió la mirada de Sehun tan pronto entró, sin embargo no lo miró, porque por más que lo intentara, sus miradas no iban a coincidir sin importar cuanto lo deseara.


— ¿Estás seguro que quieres que sigamos sin hacer nada? —Murmuró Baekhyun.


Luhan lo miró, aun sonriendo y negó despacio, porque por mucho que supiera que su amigo estaba preocupado y que en nada ayudará que él mismo pasará casi todo el tiempo de sus clases con la vista fija en Sehun.


— Sé que siempre dices lo mismo, pero simplemente no puedo entender qué demonios pasó, Luhan —bufó—. Todo estaba yendo a la perfección pero de repente…


— Está bien, Baekhyun —aseguró.


— Pero incluso empecé a llevarme mejor con Chanyeol para nada —farfulló infantilmente.


— Estás seguro de que eso fue por mí y no porque Chanyeol siempre está siguiéndote a todos lados —sonrió divertido, haciendo sonrojar al otro.


— N-No digas tonterías, por supuesto que fue por ti —resopló.


Luhan rió bajito, haciéndole un ademan para que prestara atención a la clase, más que resignado a que el resto no sería diferente. Repitiendo la misma rutina aburrida de siempre hasta la hora de la salida donde tendría que despedirse para ir a trabajar.


Y como siempre, se despidió de sus amigos prometiendo verlos al día siguiente para luego emprender su camino lejos, siempre con la mirada preocupada de ellos sobre él.


— Tenemos que hacer algo —sentenció Baekhyun.


Odiando más que ninguno de ellos que la sonrisa de Luhan siempre fuera falsa y que el brillo en sus preciosos ojos castaños hubiera disminuido su intensidad.


— ¿Y qué plan tienes? —Inquirió seriamente Jackson.


Una figura familiar lo saludó de lejos, pintando en sus labios una sonrisa un tanto involuntaria por la que luego iba a regañarse a sí mismo. Levantó su mano para corresponder el saludo, agitando con entusiasmo su mano hasta notar la mirada curiosa de Jackson y bajarla rápidamente.


— Voy a pensar un plan y después te aviso —dijo apresurado, corriendo hasta quien lo esperaba.


— Hola —saludó Chanyeol, mostrándole la misma sonrisa resplandeciente de las últimas semanas.


— Hola —murmuró, tomando su mano para salir de ahí cuanto antes.


Su destino como siempre fue su casa, donde Baekhyun le daba clases de historia al pelirrojo. Algo que técnicamente había sido cierto al principio pero actualmente se resumía a ellos dos perdiendo el tiempo con cualquier tontería y Baekhyun, rehuyendo la mirada molesta de Minseok.


— ¿Por qué entraste tarde a clases esta mañana? —Preguntó, tan pronto su mochila fue puesta en el mismo lugar de siempre.


Baekhyun lo miró con ojos entrecerrados, esperando a que él le dijera si esa pregunta la hacía porque Sehun lo quería saber o porque realmente él tenía curiosidad. Chanyeol dejó ir una carcajada, con esa grave voz que le ponía a Baekhyun la piel de gallina, como primera respuesta.


— Te pregunto porque te vi llegar en la mañana pero entraste tarde de todas formas —explicó.


— Estaba esperando a Luhan —respondió con simpleza, notando de inmediato su molestia.


Porque Chanyeol siempre podría sonreírle cuando decía algo similar a eso, pero Baekhyun notaba la sutil tensión en su cuerpo y la forma en que sus ojos se oscurecían. Así como la incomodidad que se instalaría entre ambos hasta que el pelirrojo comentara alguna tontería.


— Oye, vamos a jugar videojuegos —propuso, tomando la mano de Baekhyun sin pedir permiso como muchas veces antes, para luego arrastrarlo por los pasillos de su hogar hasta su sala de juegos.


Baekhyun no objetó como tantas otras veces, comenzando la misma rutina que ya llevaban, jugando los mismos juegos mientras reían sin parar hasta que Baekhyun cayera en cuenta que estaba realmente divirtiéndose y comenzará a regañarse a sí mismo por ello.


— ¿Realmente te gusta este juego? —Preguntó con un tono burlón Chanyeol, señalando la pantalla.


Baekhyun volvió su atención al más alto, cortando el discurso ya muy ensayado que siempre se daba. La sonrisa contagiosa, alegre y limpia del más alto estaba ahí como siempre, dándole vida a la vocecilla que siempre intentaba persuadirlo solo un poco más.


— Es divertido —respondió por fin, encogiéndose de hombros.


— No lo es —rió abiertamente, dejándose ver como el joven tonto y despreocupado que Baekhyun comenzaba a sospechar que en realidad era—. Aunque de algún modo creo que es muy lindo que te guste —sonrió ampliamente, robándole el aliento.


— N-No soy el único chico en el mundo al que le gusta —trató de sonar indignado pero sabía que sus mejillas estaban rojas y que su voz dejaba en evidencia su repentino golpe de timidez.


— No —concedió—, pero eres el único al cual yo conozco.


— ¿De verdad? —Arqueó una ceja, utilizando un tono algo sarcástico al dejar salir aquello.


— Actualmente…. —Suspiró pareciendo total y completamente satisfecho con algo—, tú eres la única persona a la que dedico mi tiempo libre.


Sus mejillas volvieron a calentarse, los latidos irregulares lo asustaron como siempre y desvió la vista rápidamente, huyendo de la intensa mirada del pelirrojo solamente para fingir que toda su atención en la enorme pantalla de frente a ellos.


— Claro, lo que digas —bufó falsamente fastidiado—. Mejor juguemos.


— ¿Por qué rayos querría yo jugar ese juego? —Inquirió con el ceño levemente fruncido.


— Porque la única razón para que no te guste es que seas pésimo y temas que patee tu inútil trasero —dijo con diversión—. Así que estoy por comprobarlo.


Chanyeol rió tras su comentario y negó levemente, esbozando esa sexy sonrisa ladina que lo hacía estremecer de pies a cabeza.


— No hay nada que yo no haga bien —afirmó, sonriéndole significativamente mientras que lo mirada de un modo que tenía a su piel en llamas.


Un suspiro tembloroso casi encontró su camino fuera de sus labios, sin embargo logró contenerlo y nuevamente desvió la mirada, poniendo toda su atención en la pantalla, peleando por recuperar la compostura y fingir que eso no lo había afectado en lo más mínimo.


— Bien, hagamos esto entonces —habló ya más animado, sujetando con emoción el joystick cuando la familiar melodía del juego llenó la habitación.


Tomando la actitud de un niño pequeño y competitivo como cada vez que la escuchaba, olvidándose que la persona a la que estaba a punto de mostrarle su infantil faceta no era a Minseok sino Chanyeol, de quien se suponía trataba de protegerse.


— Un segundo, yo jamás dije que iba va a jugar —soltó con arrogancia. Sonriendo ampliamente al ver al otro rodar los ojos.


— Oh, vamos —bufó infantilmente.


— Nop, no me convences —habló divertido, disfrutando de aquella actitud que solamente unas pocas Baekhyun le había dejado ver.


Baekhyun le dio una mala mirada tras su estúpida respuesta y suspiró exasperado mientras pensaba cómo convencerlo de jugar como él quería.


— Ya sé —habló luego de un rato—. Apostemos algo, quién gane deberá darle al otro algo —explicó.


— Esto comienza a ponerse interesante —sonrió de forma sugerente.


— Entonces, si yo gano, tú tienes que… —lo meditó durante largos minutos antes de finalmente decidirse y sonreír con picardía—. Me comprarás una pizza Hawaiana grande para mí solito —sentenció.


Una sonrisa enorme se extendía en sus labios y Chanyeol lo miró confundido, había esperado algo más pero no aquello, así como tampoco la felicidad que la sola mención de la pizza le había causado al otro chico.


— ¿Qué? —Interrogó con el ceño fruncido.


— Bueno, yo…


— ¿Acaso piensas que soy alguna clase de jodido enfermo e iba a pedirte algo pervertido? —espetó, mirándolo con los ojos entrecerrados.


— No, yo no…


— Mejor cállate y vamos a jugar —sentenció.


— Espera un minuto, tú aún no me has dicho que voy a obtener si gano —le recordó con el ceño fruncido, fingiendo estar inconforme.


— Oh, es verdad —murmuró, quedándose pensativo durante varios minutos—. ¡Ya sé! —Celebró alegremente—. Sí tú me ganas yo te daré la mamada más espectacular que hayas tenido en tu vida —afirmó sonriente.


Chanyeol lo miró en estado de shock, preguntándose para sus adentros dónde era que había quedado aquello de que no era ninguna clase de enfermo que siempre pensaba en sexo.


— ¡Oye! —Lo apuntó con uno de sus dedos—. Hace nada tú estabas molesto por…


— ¡Ya está todo listo, juguemos! —Exclamó felizmente, cortando las palabras de Chanyeol.


Chanyeol asintió más que decidido a ganar aquel juego. Lamentablemente, luego de una hora y mucho esfuerzo, Baekhyun recibía con emoción su premio de manos de un sonriente repartidor, el cual aún los miraba raro luego de que le abrieran la puerta entre empujones y una muy tonta discusión con argumentos realmente ridículos.


— Son ₩7000*, señor —anunció el amable chico.


Chanyeol miró con el ceño fruncido al chico y luego a Baekhyun quien lo miraba con fastidio, exigiéndole silenciosamente que pagará de una buena vez, puesto que él había perdido el juego por mucho que se inventara excusas.


— Sigo insistiendo en que hiciste trampa —aseguró, mientras sacaba su billetera para pagar.


— Chanyeol, por millonésima vez —rodó los ojos—, no hice trampa.


— No te creo —refunfuñó, entregándole al repartidor el dinero.


El chico sonrió nerviosamente al ver la pelea de ambos chicos, recibiendo el dinero y rebuscado en su mochila el cambio para el más alto de los dos chicos y así poder marcharse cuanto antes y que así tal vez el chico pelirrojo no se arrepintiera y devolviera la pizza.


— Dios, eres un pesado —bufó Baekhyun.


— No debiste hacer trampa si no querías soportarme —aseguró.


— ¡Oh, Dios! —Resopló exasperado—. Tan sólo ya cierra la boca, más tarde te daré la mamada que tanto quieres —bufó.


La expresión del repartidor se volvió un poema, su mandíbula casi tocaba el suelo, lo cual todo en conjunto hizo sonrojarse furiosamente al más alto.


— Quédate con el cambio —se apresuró a decir, cerrando la puerta de un golpe.


Una mirada fulminante fue enviada al más bajo, que únicamente rodó los ojos y caminó lentamente de vuelta a la sala de juegos. Chanyeol lo siguió de cerca y se sentó a su lado luego de que se dejará caer en el sofá, con la caja de pizza en sus piernas.


— Estás loco —gruñó.


— Ño me impocta —respondió con la boca llena de pizza.


— No seas desagradable, no hables mientras comes —masculló.


Baekhyun volvió a rodar los ojos y continuó comiendo en silencio. Chanyeol lo miraba, sonriendo sin poder evitarlo al verlo tan feliz y también porque, aunque no iba a admitirlo, se había divertido mucho al estar en compañía de Baekhyun, igual que siempre.


— ¿Qué? —inquirió el más bajo al darse cuenta que estaba siendo observado.


— Nada, es solo que todavía no puedo creer que me ganarás —respondió, en parte diciendo la verdad y en parte mintiendo.


Baekhyun sonrió felizmente, volviendo a su comida con la expresión más adorable que Chanyeol había visto nunca plasmada en su bello rostro.


***


Un nuevo día inició para Luhan, se vistió como todas las mañanas y una vez más practicó la sonrisa que debía mostrarle a todos para que no se preocuparan por él y pensara que todo iba bien pese a que él sentía que le faltaba una parte importante.


Su desayuno fue lo mismo que siempre, su familia toda reunida y feliz mientras que él fingía que ponía atención a todas sus palabras. YanYan lo veía con amorosa preocupación igual que siempre, pero no diría nada o haría preguntas.


El restó fue lo mismo, su madre lo llevó a la escuela como de costumbre y de nueva cuenta, su corazón dio señales de vida como cada mañana cuando vio a Sehun, aunque él estaba lejos y no miraría en su dirección.


Baekhyun llegó entonces y la sonrisa ensayada del castaño hizo acto de presencia mientras Cherry y Jackson se unían a ellos. Despidiéndose de Jackson como siempre una vez llegaron al salón de clases.


Ellos ingresaron igual que todas las mañanas, separándose de Cherry y yendo directo a sus lugares donde Baekhyun comenzaría a darle el ya acostumbrado informe detallado de todo lo que había hecho en compañía de Chanyeol la tarde anterior.


Al cual, igual que los últimos días, Luhan no prestaría la más mínima atención, concentrándose únicamente en mirar la espalda de Sehun, en espera que milagrosamente él se girara en su dirección y le sonriera una vez más.


— Luhan, estoy hablándote —soltó exasperado Baekhyun, chasqueando los dedos frente a su rostro para devolverlo de su mundo de tristes pensamientos.


Luhan parpadeó en su dirección totalmente confundido, y al ver el ceño fruncido de su amigo simplemente esbozó para él aquella sonrisa mecánica que en lugar de ayudar pareció enojar a su amigo mucho más.


— Muy bien, Lu —resopló—. Antes no quise presionar con esto, pero definitivamente debemos tener una larga charla sobre esa sonrisa espeluznante tuya y…


— Muy buenos días jóvenes, hoy es día de importantes anuncios. Así que todos tomen asiento —habló animadamente el profesor de Física, interrumpiendo cualquier cosa que Baekhyun estuviera por decir.


— Te salvaste por ahora, pero definitivamente hablaremos más tarde —advirtió, acomodándose en su asiento.


— Entonces… —comenzó el despreocupado y demasiado joven profesor—, como recordarán la semana pasada les aplique un examen sorpresa del cual, lamentablemente debo destacar, la mayoría de ustedes obtuvo solamente notas regulares o pésimas. A excepción del señor Oh, quien obtuvo no solo la mejor nota, sino que además no falló en ni un solo problema. Un aplauso para su compañero —pidió alegremente.


Todos obedecieron de forma autómata, igualando la manera en que Luhan funcionaba actualmente. El profesor asintió complacido antes de pedirles volver a prestar atención mientras escribía algo en la pizarra entre tanto todos comenzaron a cuchichear sobre el pasado examen y sus lamentables notas.


— Muy bien chicos, en base a los pasados y pobres resultados que tuvieron, he decidido comenzar a implementar un nuevo método de trabajo basado en aquel refrán que dice: “dos cabezas piensan mejor que una” —sonrió ante la confusión de todos—. Por lo que desde ahora y hasta que venga el examen de fin de semestre, trabajaran en parejas —anunció.


Los cuchicheos comenzaron de nuevo, con todos comenzando a preguntar a sus amigos para trabajar juntos mientras que Luhan seguía con la vista clavada en Sehun. Recordando aquella vez en la cual él le había explicado un problema de Física en secundaria.


— Oigan, tiempo fuera —habló nuevamente el profesor—. Lamento decirles que yo ya he elegido a las parejas de acuerdo a las calificaciones que obtuvieron. —Todos comenzaron a protestar—. No será tan malo —aseguró risueño—. Además, es una gran oportunidad para conocer mejor a esos compañeros con los cuales casi no conviven. Así que, les voy a pedir que una vez les diga quién es su compañero, cambien de lugar y tomen asiento junto a quien les haya asignado —indicó y no les quedó más que asentir.


El profesor asintió, dando comienzo a la asignación de compañeros y Luhan sería un mentiroso al no admitir que había una parte de él que esperaba que su compañero fuera Sehun. Aun con lo improbable que fuese.


— Wu Luhan —llamó por fin su profesor y su corazón se detuvo—, tu compañero será Park Chanyeol —anunció.


Lo cual fue como un balde de agua helada y aun así, se las arregló para asentir lentamente a la expresión animada que el mayor le dirigía.


— Y por último, Byun Baekhyun, tu compañero será Oh Sehun —finalizó.


El castaño desvió la vista en dirección a Baekhyun, quien también lo miraba a él en lugar de estar cambiándose de lugar como todos comenzaban a hacerlo. Él le dio una repentina sonrisa acompañada de un rápido guiño, para luego levantar la mano y ponerse de pie.


— Profesor —llamó alto y claro, consiguiendo que todos lo miraran—, me gustaría pedirle que asignara a otra persona como mi compañero —solicitó.


El mayor frunció levemente ceño debido a la confusión, Sehun parecía furioso y Luhan estaba boquiabierto y con él corazón a nada de salir disparado de su pecho por la anticipación de lo que su amigo estaba por hacer.


— Bueno, Baekhyun —comenzó a decir su profesor—, lamentablemente eso no se puede, no importa lo mucho que quieras hacer equipo con alguno de tus amigos —sonrió amistosamente—. Créeme que yo sé que seguramente quieres trabajar con Luhan, pero eso no se puede puesto que el objetivo de esto es que la persona con quien hagas pareja haya obtenido una mejor nota y te ayude a mejorar, lo cual no podrá ser cuando él está en el mismo nivel que tú —explicó.


— Y yo no dudo de la inteligencia de mi compañero Sehun, profesor —sonrió lindamente—. El principal problema y también la razón por la que solicita este cambio, es porque mi compañero y yo no tenemos una buena relación —argumentó.


— Ese también es uno de los objetivos de esto, Baek. El trabajo en equipo puede ayudarlos a resolver sus diferencias —afirmó totalmente convencido.


— Lamentablemente lo dudo, nuestras diferencias son demasiadas y peligrosas —aseguró seriamente—. Tanto así, que la última vez nuestros problemas llegaron al punto de la agresión física y, si me mira con atención a comparación de él, es obvio que yo no fui quien ganó.


Los ojos del mayor se ampliaron por la sorpresa, desviando su vista de Baekhyun hasta Sehun, para segundos después hacer una mueca.


— Espera un maldito segundo, Byun —gruñó Sehun—. Yo jamás…


— Es por ello que, para ser justos, le pido insistentemente que me deje trabajar con Chanyeol y asigne a Luhan con Sehun —pidió, casi suplicó para hacer más creíble su falso temor a Sehun.


— Oh, bueno —murmuró el mayor—. En vista de ello, no creo que haya problema alguno y voy a aceptar lo que pide, pero solamente haré una excepción en este caso para que ninguno de los dos se vea afectado física ni emocionalmente —sentenció severamente.


Baekhyun asintió felizmente, volviendo a mirar en su dirección con una expresión triunfal que Luhan apenas vio, debido a la urgencia con la que se puso de pie y casi corrió hasta el sitio que Chanyeol apenas abandonaba con una expresión entre la molestia y satisfacción.


Sehun no se molestó en mirarlo, manteniendo en todo momento el rostro inexpresivo a pesar de que Luhan se daba cuenta de lo enojado que estaba por la forma en que sus manos estaban cerradas en puños apretados, algo que simplemente tenía su corazón oprimido.


Y aquello fue su señal de que todo eso sería lo peor que podría pasarle, porque no importaba cuánto intentara que sus ojos coincidieran con los ajenos, Sehun siempre iba a huir de su mirada. Aumentando el dolor en su pecho y pisoteando las pocas esperanzas que aún trataba de mantener en pie.


— Sehun —lo llamó, sintiéndose al borde de la desesperación.


Él en cambio fingió no escucharlo, apartando su mano de golpe cuando Luhan quiso tomarla, presionando aquel sentimiento de pérdida total que amenazaba con hacerlo romperse frente a todos en el salón de clases.


— Muy bien chicos, la clase terminó —anunció su animado profesor.


Dándoles de alguna forma la indicación de que comenzaran a recoger sus cosas y salieran al receso, pero Luhan estaba petrificado en su sitio, como no logrando procesar que él lo hubiera rechazado mientras recogía sus pertenencias como demasiada lentitud.


Dirigió su vista él finalmente entonces, separando los labios pero sin lograr decirle nada, consiguiendo solamente de esa forma que reparara en que ya no quedaba nadie más que ellos dos en el salón de clases más que ellos dos y el profesor.


— ¿Todavía no se van, muchachos? —Interrogó sorprendido de todavía verlos ahí—. ¿Hay algo que quieran decirme?


La culpa brilló en los orbes del pelinegro antes de mirar en dirección al profesor, dejando más que claro que era lo que él quería decirle al mayor.


— Haz lo que quieras —masculló entre dientes, poniéndose de pie rápidamente para abandonar la habitación.


— Luhan.


Escuchó su nombre sin estar seguro de si era la voz de su profesor, la de Sehun o la de cualquier otro individuo, para ese momento su único objetivo estaba fijo en sus ojos y prácticamente corrió a las enormes rejas dobles que se abrían para darle paso al automóvil de algún profesor.


— Luhan, ¿a dónde crees que vas?


Reconoció a la perfección la voz de Baekhyun combinando se con la del portero que le gritaba que estaba prohibido salir en horario de clases. Simplemente avanzó sin mirar atrás, con el coraje atorado en su garganta y el sabor ferroso emanando del interior de sus mejillas que había mordido para no gritarle al mundo entero que podía irse al mismísimo infierno.


Deteniéndose totalmente tan sólo al estar seguro que estaba lo suficientemente solo para dejar ir todo finalmente. Sin embargo, no fue suficiente qué tanto grito, pataleo y estrelló su puño contra el maldito césped, porque de todas formas todo seguía ahí dentro, ardiendo sin compasión, aun cuando su cuerpo estaba agotado y tendido en el suelo.


— ¿Te sientes mejor ahora? —Luhan negó a la voz que apenas y había escuchado una vez antes—. Eso mismo pensé —suspiró él, tomando asiento a su lado, asegurándose de apagar su cigarrillo para su comodidad muy probablemente—. Tal vez sería más fácil para ti si simplemente lo patearas en las bolas en lugar de correr lejos y desquitarte con el suelo.


— Quiero matarlo —masculló frustrado, conteniendo lo mejor que podía su llanto.


— Bueno, eso sería más complicado porque entonces lo extrañarías mucho —murmuró.


— No sería diferente de ahora —resopló, echando el rostro al lado opuesto de su acompañante solamente en caso de lágrimas traicioneras.


— Tienes razón —suspiró, poniéndose de pie—. Probemos de otra forma.


Luhan apenas logró procesarlo cuando él tomó su mano y lo puso de pie de un tiro, sosteniéndolo por la cintura cuando estuvo a nada de caer y dándole una gran sonrisa cuando se apartó para mirarlo sin comprender.


— Vamos entonces, Bobby está por mostrarte una forma mejor de desahogarse —dijo sonriente.


— Pero…


— No te preocupes, soy invisible —aseguró risueño.


Adivinando sin problemas las preocupaciones de Luhan sobre Minho. El castaño asintió sin más entonces, siguiéndolo hasta lo que por fuera parecía una bodega totalmente abandonada pero que por dentro parecía algo como una especie de gimnasio.


El chico apenas y saludó a un par de personas mientras avanzaban hasta lo que rápidamente identificó como un viejo saco de arena que alguna vez había sido blanco. El le dio un par de suaves golpecitos antes de sacar un marcador negro y comenzar a dibujar algo en él.


— ¿Cómo supiste donde estaba? —Preguntó curioso mientras el otro seguía concentrado en lo suyo.


— Tan sólo te vi por casualidad —se encogió de hombros, terminando finalmente con su obra para mostrársela—. Aquí —señaló el saco que entonces tenía una clase de rostro—, ahora mismo este es Sehun, así que puedes golpearlo tanto como quieras.


En cualquier otra ocasión Luhan se habría reído, pero en ese momento…


Tan sólo dejó que todo volviera con fuerza y golpeó con todo lo que tenía, dejando salir todos sus demonios con cada golpe en espera de que cuando todo estuviera fuera, las cosas mágicamente mejoraran, aunque no era tan fácil y al final simplemente terminó con el cuerpo exhausto y los nudillos en carne viva.


Bobby estuvo a su lado hasta el final, llevándolo tan cerca de casa como pudo debido a que no pudo caminar por su cuenta. Baekhyun estaba en la puerta de su hogar para cuando finalmente consiguió llegar, con el ceño profundamente fruncido, los brazos cruzados y su mochila en brazos.


Pero sorprendentemente no hubo sermón alguno y en su lugar lo ayudó a entrar a la casa, llevándolo directo hasta su cama, donde se desplomó exhausto y se abandonó al sueño, tal sólo para despertarse con la misma alarma de siempre, a la misma hora y repitiendo la misma rutina de todos los días.


Únicamente para preguntarse si una vez más saldría de ahí corriendo cuando la clase de Física comenzó y tuvo que dirigirse a ocupar el asiento junto a Sehun. Honestamente Luhan esperaba que no fuera de esa forma, porque todavía le dolía hasta el alma cada vez que respiraba siquiera y también dudaba que Bobby lo dejara golpear el saco de arena con las manos vendadas.


Sin embargo, y contra todo pronóstico, ese día Sehun no dijo nada y silenciosamente tomó su mano por debajo de la mesa, con un lo siento escrito por todo el rostro aun cuando no lo miró ni una sola vez.


Devolviendo su corazón a la vida con una acción tan simple, que además lo hizo olvidar el dolor físico, sosteniendo con fuerza la mano ajena que antes apenas lo tocaba con delicadeza. Consiguiendo que fuera menos doloroso cuando tuvieron que separarse, porque entonces él lo miró a los ojos, con una sonrisa suave en sus labios.


— ¿Luhan? —Llamó desconcertado Baekhyun, ante su evidente estado de emoción al volver a su lado.


— Algunas veces me gustaría matarlo —murmuró, temblando sin control alguno.


— ¿Acaso él…?


— Tomó mi mano —anunció ridículamente feliz, sabiendo lo estúpido que seguramente había sonado.


— Hannie —musitó.


— Lo extraño mucho —susurró.


— Tranquilo, cariño —tomó suavemente su mano—. Te juro que estoy en ello y pronto lo tendrás de vuelta —afirmó, dándole una dulce sonrisa.


Luhan asintió, aferrándose con fuerza aquel pequeño trozo de esperanza que todavía se mantenía en pie. Protegiéndolo en lo más profundo de su ser conforme los días pasaban y todo volvía a apagarse frente a sus ojos y sus inseguridades volvían a susurrarle al oído que Sehun cada vez estaba más y más lejos.


— ¿A quién buscas, Baekhyun? —Cherry preguntó, empujándolo fuera de su burbuja de inseguridad y temor.


Recordándose a sí mismo que estaban en el descanso y que ya suficientemente preocupados tenía a sus amigos como para empeorar más las cosas.


— A Chanyeol —bufó—, se supone que tenemos que ponernos de acuerdo para el proyecto de Física pero hoy ha estado insoportable, apenas y me habló durante la clase —refunfuñó.


Recordándole sin intención alguna a Luhan que respecto a ese tema Sehun había dicho que se dividirán el proyecto para al final solamente juntarlo. Ya que actualmente él lo evitaba a muerte y si le hablaba era apenas lo necesario durante la clase de Física, nada más.


— ¿Estás seguro que quieres encontrarlo ahora mismo? —Inquirió Jackson con el ceño fruncido—. Yo me lo tope en la mañana y el tipo casi me arranca la cabeza tan sólo por cruzarme en su camino —resopló.


— A mí me importa una mierda si hoy está con el periodo, vamos a ponernos de acuerdo para el trabajo porque yo lo digo y punto —sentenció con fastidio.


Todos sonrieron incómodamente, sintiendo desde ya pena total por Chanyeol y entonces la atención fue toda puesta sobre Luhan.


— ¿Tú ya te pusiste de acuerdo con Sehun para el trabajo? —Interrogó inocentemente Cherry. Luhan apenas hizo una mueca mientras asentía.


— No dividimos el trabajo —respondió.


— ¡¿Qué?! —Exclamó Baekhyun—. Pero tú eres malísimo en esta asignatura y se supone que el trabajo deben hacerlo juntos para ayudarte a entenderlo.


— Sí, pero… —Agachó la mirada—. Tú sabes que él…


— Lo sé —interrumpió—. Tan sólo aguanta un poco a que pula por completo mi plan —pidió un tanto apenado por estar tardando tanto.


— Tranquilo Baek, yo…


— ¡Ahí estás! —Chilló su amigo, antes de salir corriendo hasta donde Chanyeol estaba de pie con la expresión del diablo en el rostro—. ¿Te gustaría decirme por qué mierda te largaste sin escucharme? —Lo miró con los ojos entrecerrados—. Tenemos un importante proyecto, así que deja tu mierda de lado y pongámonos de acuerdo cuanto antes —exigió.


— No me estés jodiendo —gruñó, marchándose sin más.


Baekhyun estaba boquiabierto, pasando rápidamente al enojo y Luhan no lo pensó ni dos veces para correr hasta su amigo y sujetarlo antes de que fuera tras el más alto.


— ¡Bien! —Gritó furioso—. ¡En vista que estás insoportable, yo acabo de decidir que hoy iré a tu casa para hacer el maldito trabajo!


El más alto ni siquiera se tomó la molestia de girase a ver a Baekhyun, lo cual simplemente enfureció más al chico, que de no ser por Luhan ya estaría tras él, golpeándolo con lo primero que encontrara. Lamentablemente, para Chanyeol, al finalizar las clases Baekhyun no tardó ni medio segundo en tomar sus pertenencias y salir corriendo tras él para cumplir con su palabra.


Luhan tan sólo lo miró resignado y sintiendo lastima del pelirrojo mientras que él mismo terminaba de prepararse para luego salir y reunirse con Jackson e ir juntos al restaurante. Al cual tan pronto como entraron, Luhan supo iba a ser una pesadilla al cruzar miradas con la expresión dura de Suho.


***


El reloj marcaba exactamente las tres de la tarde cuando Sehun llegó finalmente a su destino, siendo recibido con el bello ceño fruncido de Jessica como todos los días desde que aquello había comenzado.


Él apenas le sonrió, viéndola suspirar pesadamente antes de acercarse con una carpeta en las manos para entregársela, aun cuando Sehun sabía bien ya cuál era su contenido. Razón principal por la cual no se atrevería a ver dentro.


— ¿Está todo? —Inquirió seriamente.


— Tú sabes que sí y también que está es una pésima idea, Hunnie —comentó con una nota de tristeza en su voz.


— ¿Ella está despierta? —Interrogó, ignorando su comentario por completo.


— Se podría decir que sí —masculló irritada—. Sigue actuando como una muerta en vida al estar consciente y al intentar dormir tan solo grita y llora sin parar.


— ¿Y qué esperas que haga? ¿Tener dulces sueño? —Espetó bruscamente.


Arrepintiéndose segundos después, aun a sabiendas que hablarle de esa forma a ella estaba muy lejos de ofenderla. Como siempre ella estaba inmutable, mirándolo como si supiera todo antes de que él dijera nada.


— Tienes razón, pero si quieres conseguir que ella haga esto tiene que ser capaz de hablar al menos —señaló.


— Pues… —Tomó una gran bocanada de aire, caminando con decisión hasta la puerta de la habitación de su mejor amiga—. Estoy por descubrir si logro conseguir una reacción de ella.


Ella trató de continuar hablando para persuadirlo, pero Sehun no iba a escucharla sin importar cuánto lo intentara, limitándose a entrar a la habitación de su amiga con cautela por temor a la reacción de quien la ocupaba en ese momento.


La joven yacía inmóvil en la cama tan pronto sus ojos la encontraron, tenía la mirada fija en la nada y lucía tan pálida como una hoja de papel a excepción de los oscuros, casi negros, hematomas en todo su demacrado rostro de niña.


Era como ver un cascarón vacío o un cadáver, algo que él mismo había ayudado a hacer y saber eso solamente hacía que quisiera salir corriendo de ahí. Sin embargo, él no podía hacer eso porque tenía que enfrentarse a las consecuencias de sus actos y, lo más importante, se lo debía a ella.


— H-Hola —pronunció apenas, odiándose tan pronto la palabra brotó de sus labios.


Ella apenas y giró en su dirección, pero para cuando lo hizo, sus ojos solamente reflejaron un infinito terror y un mar de lágrimas se desató a la par que comenzaba a retroceder en la cama como si de algún modo milagroso eso lograra ser suficiente para alejarse de aquel ser que para ella era una amenaza.


— N-No, yo no… no te haré daño —dijo angustiado.


La chica negó llorando, su respiración se volvió ruidosa y pesada mientras que él permanecía ahí sin saber qué hacer para tranquilizarla y hacerle saber que estaba a salvo ahí.


— Y-yo… —Parpadeó, luchando con las lágrimas que su odio por sí mismo trataba de hacer caer—. S-Sé que no puedo pedirte que me creas… yo… yo sé que te hice daño y no habrá nada que pueda decir o hacer para repararlo pero… —Calló, no encontrando las palabras para continuar.


Gotitas saladas escaparon de sus orbes al volver a dirigir su vista a la alterada joven, encontrándose todavía con aquella expresión de un indescriptible miedo pero entonces también acompañado por confusión.


— Lo siento —murmuró con la voz rota—. Esto no lo borra y mucho menos compensa absolutamente nada, pero… —Encogió los hombros derrotados—. Es todo lo que se me ocurre decirte.


La mirada de ella se volvió algo que no logró soportar, por lo que agachó la cabeza debido al peso de la culpa que estaba comiéndoselo lentamente.


— T-Tú… —La chica pronunció quedito, con la voz ronca—. E-Esa vez… t-tú n-o… tú… tú s-solo… —La muchacha sollozó audiblemente, sin dejar de mirarlo aún temerosa—. Tú solamente me golpeaste.


— Lo siento —repitió—. Y-Yo no… pero si él no… Yo tenía que fingir que algo pasaba —explicó avergonzado.


— M-Me sa-caste d-de ahí cuando… pe-pensé que iban a matarme—balbuceó.


— Tenía que hacerlo, no podía dejarte ahí y simplemente irme —musitó.


Ella negó, pasando sus finas y temblorosas manos por su rostro mojado.


— Quiero ir a casa —berreó angustiada.


— Lo sé, puedes irte cuando lo desees —aseguró, esperando que al saberlo ella se sintiera menos asustada—. Te traje aquí para que pudieras descansar y recuperarte un poco.


— Qu-Quiero ver a ma-má —tartamudeó, tratando de ponerse de pie.


— Lo harás, yo te llevaré con ella —prometió—. Haré todo lo que esté en mis manos para ayudarte, así que por favor… —Apretó lo carpeta en sus manos—. No dejes que ellos se queden impunes.


— Y-Y-Yo… —palideció hasta el punto que parecía insano.


— Es la única forma en la que Minho te dejara en paz, la única forma en la que él va a dejarte en paz.


— N-No pue-pu-puedo… é-él…


— Sé que tienes miedo, pero tienes todo a tu favor y las pruebas de lo que te hizo están justo aquí —levantó la carpeta—. Sin embargo… todavía es tu decisión y voy a respetarla —trató de sonreírle.


La chica se encogió en su lugar al verlo acercarse, obligándolo a detenerse de golpe y tan sólo dejó la carpeta sobre la cama, retrocediendo tan rápido como la dejó ahí.


— Por el momento puedes quedarte aquí cuanto quieras, yo no vendré más si eso te hace sentir angustiada.


Sehun retrocedió, con la única intención de abandonar hasta que un quedo murmullo lo detuvo y lo hizo girar nuevamente en dirección a la joven.


— ...nombre. —Fue lo único que consiguió escuchar.


— Mi nombre es Sehun —respondió, esbozando una vez más para ella aquella mueca extraña que trataba de ser una sonrisa para luego salir de la habitación y toparse con la expresión de frustración de Jessica.


— Estás cometiendo un error —sentenció con la voz rota y los ojos cristalizados por las lágrimas.


Era esa la primera vez que Sehun la había visto llorar en años y saber que era por su causa era tanto una completa sorpresa como un asco total. Porque ella era demasiado como para llorar por un hombre fuese quien fuese este.


— Es lo correcto —aseguró firmemente.


— ¿Es que no ves que con esto él también va a arrastrarte a su mierda? —Espetó—. ¡¿Qué pasará si ella hace esto pero Minho se libra de ello y solamente tú pagas?!


— Yo no soy inocente en esto —señaló.


— ¡Tú la salvaste! —Exclamó—. Tuviste la oportunidad de ignorarlo por completo y marcharte, pero a pesar del método, la sacaste de ahí y la trajiste para cuidar de ella —sollozó frustrada.


— Jessica noona, ella merece hacerlos pagar —afirmó seriamente.


— ¡Pero tú podrías ser acusado también cuando no hiciste nada como lo que Minho hizo! ¡Incluso ahora tratas de convencerla para que denuncie lo que le hicieron a pesar de que podrías ir a prisión también!


— Esta es la única oportunidad que tal vez tendré para detener a Minho.


— ¡¿Y es necesario que tú también estés en riesgo?! —Inquirió alterada.


— Sí.


— ¡Sehun, por favor! —Suplicó angustiada—. Date cuenta que es demasiado, Minho incluso podría salir impune mientras que tú… —Negó asustada.


— No podrá —aseguró—. Es por esto que no le he pedido a Chanyeol parar con aquel plan ridículo.


— ¿Y qué hay de Luhan entonces? —Interrogó desolada.


La mención de él, del dulce chico de quien solamente hacía falta escuchar su nombre para que su memoria le mostrará la perfecta imagen de su rostro sonriente, casi lo hizo vacilar. Sin embargo, él también era la más importante de las razones para detener a Minho sin importar nada.


— Esto también es por él —sonrió apenas a la hermosa mujer que derramaba lágrimas en su nombre.


— Vas a romperle el corazón —argumentó como su último y más desesperado intento para convencerlo.


— Mi chico es fuerte y podrá superarlo —afirmó casi con orgullo—. Al igual que tú, noona.


El bello rostro de ella se volvió una mueca de puro dolor que sus manos rápidamente cubrieron mientras sus sollozos iban en aumentando su volumen y, por muchos deseos que tuviera o lo doloroso que fuera, Sehun no se acercó para consolarla, marchándose en su lugar a sabiendas que tratar de reconfortarla solamente le haría más daño.


***


¿Qué demonios pasaba con él?


Era esa la principal pregunta de Baekhyun, quien en ese momento estaba más que listo para abrir la puerta y lanzar a Chanyeol fuera del maldito auto aunque éste siguiera en movimiento. Un crimen con el que estaba dispuesto a cargar entre tanto no tuviera que seguir lidiando con el jodido mal humor del más alto como había estado haciendo desde que habían salido de la escuela y se le había informado que estaba yéndose con él para hacer su trabajo de Física.


Real pero realmente estaba muy arrepentido de su decisión a ese punto e incluso el chico acaba de perder ante él aquella fachada de chico dulce a la cual había estado considerando darle una oportunidad, nada serio, tal vez ir al cine o algo. Lamentablemente para Chanyeol, la idea ya estaba total y completamente descartada.


Su atención volvió al más alto tan pronto el auto se detuvo pero nadie bajó y en su lugar, Chanyeol comenzó a acomodar su uniforme de la forma en la que nunca lo llevaba a las escuela. Baekhyun se sintió totalmente confundido y no logró preguntar nada, limitándose a continuar mirando con total desconcierto como Chanyeol sacaba de su mochila algunas cosas para comenzar a acomodar su cabello.


Sus ojos se abrieron como platos cuando el más alto se colocó unas gafas de pasta gruesa, dándole el acompañamiento perfecto a su un perfecto y ridículo peinado de libro, finalizando así con su imagen de la clase de chico con los que casi nunca se relacionaba, siendo la imagen perfecta del estereotipo de un nerd.


Chanyeol hizo entonces un ademán para que continuara el camino, lo miró finalmente entonces y aun cuando estaba luchando contra su confusión, dejó ir sin pena alguna una sonora y limpia carcajada.


— Cállate —masculló entre dientes el pelirrojo.


— Oh, Dios —siguió riendo, con lágrimas y dolor de estómago incluidos.


— Tú…


— Ha-Había escuchado que los Park eran estrictos y muy religiosos pero… —Otra carcajada escapó sin vergüenza alguna—. Pe-Pensé que exageraba al conocerte pero esto… —rió con más fuerza.


— Ya cierra la boca —gruñó.


— OMG, tu peinadito.


— Baekhyun —habló, utilizando un tono más amenazante.


— Te ves tan sexy.


— Llegamos —anunció el chófer.


Chanyeol gruñó una vez más, enviándole una mirada de advertencia para que cerrara la boca de una buena vez, algo que él captó a la perfección e intentó dejar de reír por más difícil que estuviera resultando.


— Más vale que no se te ocurra decir ninguna tontería —advirtió mientras avanzaban hacia las puertas de su hogar.


— Tranquilo, nadie sabrá de tu sucio secreto —se burló, recibiendo otra mirada fulminante.


Las puertas se abrieron de par en par, una sonrisa falsa se extendió en los labios del pelirrojo y Baekhyun de inmediato llevó su vista al frente, encontrándose con una preciosa mujer con un adorable vestido de flores y una sonrisa amorosa caminando hasta ellos.


— Estoy de vuelta, mami —habló Chanyeol y Baekhyun por poco deja ir otra carcajada debido a lo estúpido que había sonado.


— Bienvenido a casa mi amor —dijo ella alegremente, estrechándolo en un abrazo muy apretado—. Veo que has traído a un amiguito.


Otro nuevo ataque de risa amenazó con escapar pero en su lugar consiguió esbozar una sonrisa cortés y hacer una perfecta reverencia para ella.


— Mucho gusto, mi nombre es Byun Baekhyun y soy compañero de clases de Channie —se presentó, uniéndose al ridículo teatro.


La mujer parecía maravillada y Chanyeol tenía el ceño fruncido aprovechando que su madre no lo estaba mirando.


— ¿Has dicho Byun? ¿Acaso eres hijo del señor Byun Myung Jin?


— Ese mismo —respondió, casi rodando los ojos al saber que una vez más todos parecían emocionados por saber quién era su padre.


Lo que seguía era una descomunal amabilidad, y a ese punto Baekhyun comenzaba a creer que, si llegaba a decirle a la mujer que quería casarse con Chanyeol, ella estaría encantada tan sólo por volverse familia política de su padre.


— Pero no se queden ahí parados —rió lindamente—. Trae a Baekkie dentro, hijo.


Chanyeol asintió, mostrando su sonrisa falsa e incluso dirigiéndose a él con toda la amabilidad del mundo. Baekhyun no protesto por nada y se limitó a seguirlos hasta el comedor, donde tuvo que compartir una agradable comida con ambos, centrándose principalmente en las preguntas de rutina sobre él y su padre, además de escuchar las habituales condolencias por lo de su madre y hermana.


— Bueno, fue agradable pero tanto ustedes como yo tenemos aún mucho que hacer. Así que no los distraigo más, vayan a hacer su tarea —indicó, aún con aquella sonrisa en los labios.


Ambos asintieron y se marcharon luego de que Baekhyun diera las gracias y agregara la habitual mentira de lo mucho que había adorado conocerla para luego ir directo a la habitación del pelirrojo, quien parecía estar todavía más molesto que antes.


— De acuerdo, ¿cómo vamos a repartir el trabajo? —Preguntó, prestándole nada de atención al estado de ánimo ajeno.


Chanyeol le dio una horrible mirada e incluso Baekhyun podría jurar que escuchó cómo rechinaba los dientes irritado, antes de comenzar a revolver violentamente su mochila para acto seguido, arrojar su cuaderno sobre el escritorio y comenzar a trabajar.


— Chanyeol —llamó irritado.


— Tan sólo has lo que quieras mientras yo termino el trabajo para que puedas irte de una puta vez —masculló entre dientes.


Puro enojo estalló dentro del pequeño peli-plata al tiempo que se ponía de pie furioso, arrancó el cuaderno de las manos del más alto y en un parpadeó el más complicado de los problemas estuvo resultó y prácticamente lo arrojó en el rostro del más alto.


— ¡Jodete, imbécil! —Exclamó—. En primer lugar; no sé cuál sea tu maldito problema, pero desde ya te vas enterando que no estoy permitiéndote desquitar tu mierda conmigo —sentenció colérico.


Chanyeol estaba boquiabierto e inmóvil mientras él lo veía con los ojos de una fiera salvaje mientras lo apuñalaba en el pecho con su pequeño dedo índice.


— Y en segundo lugar; desde ya te vas enterando que no soy un pendejo inútil que nada más se sienta a que le hagan el trabajo. Yo tengo un cerebro, idiota, y si ese día no pase el puto examen fue porque no entre a la jodida clase, porque, para tu información, mi cerebro es uno que además funciona muchísimo mejor que el tuyo y me valió el premio nacional de Física en secundaria. Lo cual, en resumen, significa que puedo hacer el trabajo hasta con los ojos cerrados y sin tu maldita ayuda —finalizó, tomó su mochila y marchó directo a la puerta casi sacando humo.


Era totalmente consciente que su rostro debía de estar rojo incluso por lo enojado que estaba, algo por lo cual esperaba no encontrarse con la madre de Chanyeol o lo más probable es que la mandara al demonio a ella y a su hipócrita amabilidad.


— Baekhyun —escuchó la voz de Chanyeol a sus espaldas y aceleró el paso más, queriendo marcharse más rápido que antes—. Baekhyun, espera —suplicó, sujetando suavemente su brazo.


— Vete al demonio —gruñó, deshaciendo el agarre sin esfuerzo


— Baekhyun, lo siento.


— Me importa un bledo, así que puedes tomar tus disculpas y metértelas por el…


— Tienes razón —se adelantó—. Tienes toda la razón en todo, fui un idiota por desquitarme contigo por algo a lo que eres completamente ajeno, es por eso que no me acerque a ti antes, porque sabía que iba a ser un completo imbécil contigo y era lo que menos quería cuando esta relación, sea la que sea, está funcionando tan bien.


Baekhyun continuó con el ceño fruncido, viendo de mala manera pero ya sin intención alguna de marcharse, no cuando veía lo honestamente arrepentido que el más alto estaba por su estúpido comportamiento.


— De acuerdo, te perdono —dijo con un puchero en los labios—, pero solamente por lo patético que te ves con esa expresión de San Bernardo apaleado y esa forma tan fea de vestir.


Chanyeol rió por su comentario, de esa forma tan peculiar que tenía y sólo con ello Baekhyun se preguntó quién más sabría que el pelirrojo tenía una risa sumamente extraña y una extraña especie de tic en uno de sus ojos. Sin embargo, todo en conjunto era realmente lindo si te dabas el tiempo de apreciarlo realmente.


— Vamos, aún tenemos que terminar nuestra tarea —dijo sonriente y Baekhyun lo siguió sin mayor protesta.


Una vez de vuelta, Baekhyun arrojó todo lejos y se adueñó de la cama del más alto, palmeando el sitio a su lado, invitándolo a sentarse también.


— Muy bien —comenzó—. Hablemos ahora de lo que te tenía tan enojado —indicó.


Chanyeol frunció el ceño y negó con la cabeza, suspirando pesada y sonoramente antes de tener su ceño fruncido de vuelta.


— Chanyeol, está bien si no quieres hablar de ello, pero hago esto para que sepas que puedes contar conmigo —murmuró tímidamente—. Es decir, tú siempre estás ahí dispuesto a escucharme y animarme con tus chistes horribles cuando me siento mal, así que aún si ahora no me dices nada, debes saber que puedes contar conmigo también —dijo, sintiendo el calor apoderarse de sus mejillas.


Un largo silencio fue lo que siguió a sus palabras, más sin en cambio él no iba a presionar al más alto e iba a respetar su decisión de no compartir cualquiera que fuera el problema.


— Odio ser el hijo perfecto —confesó de la nada Chanyeol. Baekhyun inmediatamente lo miró, prestando toda la atención del mundo—. Sé que es lo que mis padres merecen de mí, porque ellos son excelentes y me aman, pero algunas veces siento como si me fuera a volver loco. Es decir, yo no siempre estoy de acuerdo con lo que ellos quieran pero estoy obligado a hacerlo de todas formas.


— Eso no es así, Yeol —aseguró, tomando su mano—. Tú estás en todo tu derecho a decir que no a cualquier cosa que no quieras hacer.


— Es solamente que no los quiero decepcionar.


— No lo harás —afirmó—. Si ellos te aman tal como dices que lo hacen, van a aceptar al verdadero tú y lo amaran igual que siempre.


— Baekhyun —bufó—, el verdadero yo da asco.


— Claro que no —sonrió—. Además, yo estoy seguro de que para tus padres no hay nada más importante que tu felicidad.


— Pero ellos…


— Eso no importa, Chanyeol —sus manos acunaron el rostro ajeno, obligándolo a mirarlo a los ojos—. Son todos solamente miedos tontos que debes superar, así que olvídalos y dales la oportunidad de demostrarte que son capaces de aceptarte tal como eres.


— ¿Y qué pasa si los decepciono? —Inquirió angustiado.


— Al diablo entonces —resopló—. Vuélvete a ti mismo tu prioridad principal, porque lo importante es que tú seas quien quieras ser y nada más, porque los comentarios de terceras personas no importan en lo absoluto y tu verdadero yo es maravilloso tal cual es —aseguró con la sonrisa más brillante que Chanyeol había visto dibujada en los labios.


Sus ojos brillaban de una manera en la que Chanyeol solamente había visto que sucedía cuando estaba con Luhan y a pesar de tener mil temores tratando de precipitarse fuera de sus labios, ninguno logró hacerlo al final luego de que el peli-plata los sellará con un beso de terciopelo que casi hizo a su corazón explotar en su pecho.


—No tienes que ser el niño perfecto o el casanova idiota, no para mí al menos, a mí me gusta mucho más el verdadero tú —confesó tras el besó, envolviéndolo en sus brazos—. Ese que me acusa de hacer trampa cuando pateo su trasero en los videojuegos, el tú que siempre me cuenta historias realmente estúpidas pero graciosas y siempre me escucha cuando lo necesito sin decirme que soy un idiota o un dramático que exagera las cosas —rió lindamente—. Me gustas de esa forma, eres perfecto así.


Chanyeol no supo qué decir y en su lugar estrechó el pequeño cuerpo ajeno con fuerza, intentando asimilar la extraña emoción que Baekhyun había estado provocando en él desde el primer día que lo vio y aceptando para sí mismo que aquello había dejado de ser un juego desde la primera vez que el más pequeño le había sonreído con sinceridad.


***


Para esa mañana, Sehun sentía que su cabeza iba a estallar mientras se abría paso entre los concurridos pasillos de la escuela. Eran apenas las 7:00 am de la mañana y él ya se sentía molesto con el mundo entero.


Y pese a ello, todo ello no importó en absoluto en el momento justo que cruzó la puerta y sus ojos se encontraron con Luhan, quien con su mera presencia lo hacía sentir como si no importara que el mundo entero explotara en ese mismo momento porque ya lo había visto a él.


Sin embargo, la amargura no tardó en arruinar su pequeño instante de felicidad, porque la sonrisa que Luhan tenía era una totalmente vacía y el brillo en sus hermosos ojos castaños estaba casi extinto, algo que bien sabía no era más que su culpa.


El dolor de cabeza se intensificó en ese preciso instante y su mal humor aumentó a niveles críticos entre tanto avanzaba a su sitio y tomaba asiento para iniciar de una maldita vez con sus jodidas clases, a las cuales apenas y prestó atención hasta que vio al profesor de Física cruzar la puerta, recordándole que ese día tenía dos horas de lo que entonces él llamaba su dulce tortura.


Como siempre, Chanyeol se retiró en silencio y el aguardo tensó hasta que el inconfundible perfume de Luhan le hizo saber que él ya estaba a su lado. Como de costumbre, no lo miró directamente y en su lugar lo vio de reojo o cuando él no podía darse cuenta.


Notando con molestia que una nueva venda cubría sus manos cuando apenas llevaba dos días que se ya no tenía que usar las anteriores. Pero, igual que siempre, no iba a preguntarle nada a pesar de que la necesidad de saber porque Luhan siempre tenía heridas las manos estuviera por acabar con él.


— Hun —susurró apenas Luhan.


Sehun no respondió y no lo haría por más que quisiera hacerlo, por lo cual simplemente fingió que estaba prestando toda su atención a la clase.


— Sehun —repitió con el mismo triste murmullo que él siguió fingiendo que no escuchaba en lo absoluto—. Sé que me estás escuchando, así que por favor ve a la biblioteca cuando las clases terminen —pidió suplicante—. El trabajo es para este lunes y no entiendo nada, tan sólo explícame y después no te molestaré más —prometió.


Aquello casi hizo que se girara en su dirección y le dijera que no era una molestia, que no había nada que lo hiciera más feliz que pasar aunque fuese un segundo a su lado, pero no podía decírselo, así como sabía que no podía ir a la biblioteca como Luhan pedía porque hacerlo sería un gran error y él debía seguir con su plan de mantener la distancia por el bien del castaño.


Era por ello que no debía arriesgarse y, sin embargo, estaba ahí, en las puertas de la biblioteca, con la respiración agitada por haber corrido hasta ahí una hora y media tarde. Y es que había luchado mucho contra el estar ahí, solamente para que al final ganará aquel lamentable argumento de: “le explicare rápido y luego me voy”, justo como sabía en el fondo que pasaría.


E incluso entonces, todavía la parte de él que quería que Luhan siguiera esperando por él seguía peleando contra la parte que rogaba porque se hubiera marchado ya. Algo que hizo que se tomara más de un par de minutos para calmar sus emociones para por fin empujar la puerta e ingresar al lugar con el corazón en suspenso.


Volviéndose finalmente solamente latidos violentos cuando sus ojos se chocaron con los preciosos orbes con los que soñaba cada noche. Las piernas estaban temblándole al momento de dar el primer paso dentro de la desierta biblioteca y siguieron así hasta que estuvo sentado a su lado.


— No tengo mucho tiempo —habló, odiándose a sí mismo por la mentira—, por lo que te explicaré rápidamente y después me iré —informó.


Luhan asintió despacio, con los ojos clavados en su cuaderno mientras él ocupaba el asiento a su lado y comenzaba organizar sus propias cosas, además de los pensamientos en su cabeza para así no terminar dándose a un sermón a sí mismo frente a Luhan.


— De acuerdo —musitó—. Voy a explicarte solamente la fórmula del primer ejercicio y con eso bastara para lo demás, ya que el resto también se resuelven con la misma fórmula —indicó, asegurándose de no mirarlo directamente para así no mandar todo al demonio.


Empezando la explicación sin esperar siquiera a escuchar la respuesta de Luhan, hablando tal vez demasiado rápido para simplemente ser una explicación que sabía debía poner en palabras simples y lo más claro posible.


— Eso es todo. Esto será suficiente para que puedas hacerlo durante el fin de semana y tenerlo listo para el lunes, puesto que realmente no es muy difícil, pero si tienes alguna duda…


Contuvo el aliento tan pronto se giró y se encontró con el rostro de Luhan apenas a unos pocos centímetros del suyo, mirándolo con anhelo y tristeza brillando en sus bellos orbes. Todo su cuerpo tensando tan pronto la diestra del hermoso ser frente a él, se elevó para acariciar suavemente su rostro.


Aquella parte paranoica suya le gritó que pusiera distancia de inmediato, pero su cerebro simplemente se apagó en el preciso momento que el pulgar de Luhan se paseó despacio por su labio inferior.


Lo miró a los ojos, todavía aguantando la respiración en espera de algo que probablemente no iba a pasar.


— Perdón —susurró él.


Sehun se sintió confundido, estando más que seguro que él único que debería pedir perdón ahí era él mismo. Pensó en decírselo en ese momento y, al final, terminó por olvidarse de todo en el preciso segundo que los labios de Luhan cubrieron los suyos.


Sus ojos se abrieron desmesuradamente, su corazón dio un devastador latido de vuelta a la vida y tuvo ganas de llorar de alegría cuando ojitos colmados de emociones, todas ellas hermosas, lo veían de vuelta al poner distancia entre ellos.


— Lo siento, dije que sería paciente, pero… —Apretó los labios y jugueteó con sus dedos, agachando la cabeza—. Supongo que de algún modo tengo que saber que sigues queriéndome —musitó quedito.


No quiso y mucho menos le importó contenerse luego de escucharlo decir aquello con aquel temor, estrellando sus labios con la torpeza de alguien inexperto y ansioso, con la felicidad a punto de desbordarse de su ser porque Luhan le respondía con el mismo entusiasmo.


Él lo envolvió en sus brazos, presionando sus cuerpos como si tratara de que se volvieran uno y Sehun también lo deseaba, quería que el tiempo se detuviera justo en ese instante, en que volvía reafirmarse que los labios de Luhan sabían azúcar y tenían la suavidad del terciopelo.


Que su esbelta figura encajaba perfectamente entre sus brazos y que todo ello era más glorioso que la última vez porque Luhan estaba completamente consciente de lo que hacían y lo deseaba tanto como él, haciéndolo sentir tan feliz que incluso parecía ridículo.


— Como no voy a quererte, cariño —habló dulcemente, dejando ir sus tiernos labios—. Dios, Hannie, te he querido desde el primer segundo en que te vi.


— Sehun —murmuró, abrazándola más fuerte él.


— Sé que parece lo contrario, pero lo hago por ti. No dudes nunca de ello pase lo que pase —besó su cabello—. También sé que piensas que hago todo lo posible por ignorarte, pero siempre estoy mirándote, asegurándome de que estés bien y preguntándome cómo demonios siempre consigues tus manos vendadas —se apartó luego de decir eso, tomando sus manos para besarlas ambas.


Luhan acarició su rostro una vez más, esbozando para él esa tierna sonrisa que era todo para él y por la cual haría lo que fuera.


— Voy esperar —prometió, evidenciando su alegría por su tono de voz.


Él asintió a sus palabras, sin tener el valor para decirle que tal vez su espera sería en vano y que existía la enorme posibilidad de que al final le fuera imposible cumplir la promesa de estar juntos que le había hecho.


Despidiéndose al final de esa tarde con un dulce beso final y apreciando la maravillosa sonrisa de su chico mientras se marchaba, siendo tal vez la última vez que lo haría, por lo que procuro grabarla a fuego en su memoria.


Evocándola a cada segundo del resto de la tarde cada vez que el temor trataba de consumirlo, necesitándola aún más tras recibir el llamado de su hermano mayor. Sin embargo, ni eso calmó sus miedos luego de cruzar la entrada del inmundo lugar que bien podría ser lo que él imaginara como el infierno si se lo preguntaban.


— ¿Para qué me llamaste? —Interrogó seriamente, ocultando así su temor.


— Oh, nada importante —sonrió, dándole así la primera advertencia—. Solamente quería saber cómo estaba tu nueva chica.


— Eso te importa una mierda —gruñó, recorriendo de reojo el lugar y descubriendo que solamente eran ellos dos.


Era esa su segunda advertencia.


— Vaya, debe gustarte mucho si la estás protegiendo tanto —rió maliciosamente—. Eso es curioso…


Minho pausó, mirándolo con frialdad, disparando todas sus alarmas y poniéndolo en alerta total, mientras que con la vista buscaba todas las rutas posibles de escape en caso de necesitarlo. Los bellos se le pusieron de punta al verlo levantarse de aquel viejo sofá que parecía como su trono.


Sehun retrocedió a cada paso que dio, hasta que chocó con algo y desvió su atención para ver qué se trataba solamente de la vieja mesa de billar, volviendo sus ojos al frente al instante solamente para descubrir que Minho ya estaba ahí.


— ¿Te crees que soy idiota? —Escupió entre dientes, estrellando su puño duramente en su rostro.


El dolor explotó acompañado con el sabor de la sangre y su instinto de supervivencia gritándole que reaccionara rápidamente, sin tener oportunidad al final cuando una patada le sacó todo el aire y casi lo hizo vomitar sus entrañas.


— ¡Te advertí que no trataras de traicionarme y sin embargo hiciste todo esto a pesar de que no puedes ganarme! —Gritó rabioso.


Minho continuó atacándolo sin piedad, sin dejarle oportunidad alguna de recuperarse y tratar de defenderse.


— ¿Acaso pensaste que el hijo de perra de Mino iba a darte la solución al acercarte a Baekhyun? ¿Qué con ayudar a esa puta iba a poder detenerme? ¡¿Qué demonios pretendías, pequeño bastardo?! —Rugió, estrellando la cabeza del menor contra el duro suelo de concreto—. ¿Mandarme a prisión acaso? —Rió con ganas—. Dios, eres tan ingenuo e idiota.


Sehun gimió de dolor cuando su hermano mayor empuñó su cabello como si tratara de arrancarlo, impactando su puño una, dos y mil veces más, apagando así la desesperada voz que le gritaba que huyera cuanto antes de la bestia fuera de control que amenazaba con terminar con él.


— Byun Myung Jin, tiene mucho más que perder que yo si él decide retirarme su protección —sonrió perversamente—, debiste imaginarlo, se supone que eres el genio de la familia —se burló—. Ahora, todo lo que haga a partir de este punto será solamente por tu causa, fuiste tú solo quien rompió el trato, por lo que tendré que ir tras tu pequeña perra —rió escalofriantemente. Sehun lo miró horrorizado—. ¿Por qué esa mirada? No me digas que creíste luego de todo esto que yo no iba a enterarme de tu romántico momento con el puto ese, ¿verdad? —Espetó ya sin la sonrisa en su cara, pateándolo una vez más el estómago del menor—. Te dije antes, esto es solamente tu culpa —sentenció, comenzando a avanzar mientras él yacía tendido en el suelo, jadeando de dolor.


— ¡Minho, no! —Gritó desesperado, sujetando con fuerza una de las piernas del mayor en un patético intento de pararlo—. Luhan no hizo esto, fui yo quien se equivocó —soltó angustiado.


— Eres patético —sonrió torcidamente—. ¡Mírate! ¡Humillándote por ese mocoso imbécil! —Rió a carcajadas.


— Minho, por favor —suplicó derrotado—. Haré lo que tu digas, pero… déjalo fuera de esto—pidió, casi imploró por ello. Minho lo miró con indiferencia y él contuvo el aliento en espera de un milagro que salvara a Luhan de la locura de su hermano mayor.


— Entonces desaparece —dijo finalmente—. Vete y no vuelvas nunca.


Algo fue arrancado de su interior mientras una vida sin volver a ver a Luhan corría frente a sus ojos como la más angustiante y desgarradora de las películas. Tuvo incluso la sensación de su corazón deteniéndose y sin embargo, era lo único que podía hacer.


— Yo…


— Por primera vez en mi vida, te daré mi palabra, Sehun —habló seriamente—. Cumpliré con esto siempre y cuando tú hagas lo que te digo.


No podía creerle y eso lo tenía claro, sin embargo, algo era diferente entonces, incluso la mirada de su hermano mayor había perdido aquel brillo de locura y solamente quedaba algo que incitaba a Sehun a tomar la oferta.


— Yo incluso pondré un escolta para él si te marchas —aseguró.


— No, yo no…


— No me acercaré a él jamás —le juró—. Bobby va estará ahí para garantizártelo.


Sehun miró a Minho conmocionado, pero de igual forma eso fue suficiente para hacerle ver que todo iba totalmente en serio y que no iba a tener ninguna mejor oferta que aquella, aunque tal vez moriría de tristeza al final, pero la seguridad de su ángel era primero que nada.


— Habla con Bobby frente a mí —pidió, a sabiendas que no era quien para estar poniendo condiciones.


— Puedo concederte eso —aceptó seriamente.


— Tenemos un trato entonces —murmuró—. Me marchare una vez que acabe el semestre —prometió.


Minho asintió dándole la espalda y desapareciendo finalmente, dejándolo ahí con el cuerpo y el corazón destrozados pero con una especie de seguridad de que había tomado la mejor decisión a final de cuentas.


Pasos apresurados lo sobresaltaron pero el único que cruzó la entrada fue un agitado Bobby, corriendo hasta él para ayudarlo a ponerse de pie y prometiendo que todo estaría bien mientras lo sacaba de ahí.


Él lo llevó a casa de Lay, quien ya los esperaba en la puerta y corrió a su lado tan pronto los vio, Chanyeol se unió en un parpadeó para ayudarlos a llegar al interior del hogar del mayor de los tres. Lay desapareció, volviendo en un parpadeó con un botiquín mientras que Chanyeol lo miraba con todos los músculos del cuerpo tensos.


— ¿Qué pasó, Sehun? —Preguntó Lay.


— Es inútil, Lay —murmuró, con la voz quebrada y las lágrimas a nada de desbordarse.


Lay miró a Bobby, que tenía la cabeza agachada y los puños apretados.


— Minho lo sabe todo —respondió a la pregunta que Lay no hizo directamente.


Sus dos amigos lo miraron incrédulos en tanto él negaba derrotado, viendo con desolación el techo y conteniendo la rabia e impotencia que trataban de quemarlo por dentro.


— ¿A qué te refieres? —Interrogó Lay, como si todavía no consiguiera procesar toda la información.


— ¡Pero tenemos a Baekhyun de nuestro lado! —Exclamó Chanyeol, alterado.


— No puedo —murmuró derrotado—. Yo simplemente no voy a poder ganarle y entonces él irá tras Luhan. Se acabó —sentenció, conteniendo sus ganas de romper a llorar.


— ¿Qué pasará ahora entonces? —Inquirió Lay angustiado.


— Sehun se tiene que ir al finalizar el semestre y a cambio Minho saldrá del camino de Luhan, dejándome a mí como su protector como prueba de su palabra —respondió quedito Bobby.


— ¿Q-Qué? —Balbuceó incrédulo Chanyeol.


— ¡No puedes hacer eso! —Intervino Lay.


— Es mi única opción —musitó con la voz en un hilo.


— Pero Sehun…


— Él me besó hoy —confesó conteniendo su emoción—. No fue un sueño esta vez sino algo real y él incluso estaba feliz por ello.


— Sehun —murmuró Lay con tristeza.


— Dios, debieron verlo sonreír entonces —sonrió tontamente—. Yo debo proteger esa sonrisa a como dé lugar y por eso…


«Voy esperar.»


— Me iré lejos para que nada malo le pase —sentenció.


Chanyeol se adelantó, listo para protestar pero Lay lo detuvo en seco, dándole una mirada significativa que lo hizo tragarse el coraje y la impotencia que todo eso estaba causándole. Obligándolo a salir de ahí con un portazo, mientras Lay dirigía toda su atención a Sehun.


— Haremos lo que tu digas —aseguró—, pero no significa que estemos de acuerdo.


— Lo sé y les agradezco siempre apoyarme en todo —sonrió a medias.


— ¿A dónde irás?


— Aceptaré el ofrecimiento de mi tío —parpadeó derramando un par de lágrimas—. Así al menos tendré una familia, aunque pierda a la persona que más amo.


Tanto Lay como Bobby asintieron mostrando su apoyó en ese momento que debía ser el peor de todos para Sehun, sin embargo, estarían ahí hasta el final, haciéndole saber que todo iba a estar bien aun cuando lo que lo aguardaba sería dolor.


***


Para cuando el día lunes llegó, Luhan se sentía como en el más lindo cuento de hadas, con el único deseo de ver a Sehun y estando completamente agradecido que su primera clase fuera la de Física como nunca antes lo había estado.


Sin embargo, Sehun nunca apareció ese día, aun así se negó a dejarse desanimar por algo como eso. Sin embargo, él no regresó al día siguiente, ni al siguiente de ese ni a ninguno de los que vinieron durante una semana y media entera.


La preocupación poco a poco se apoderó de él pero nadie respondió sus preguntas cuando trató de conseguirlas con los más cercanos a Sehun, aunque era obvio que todos le ocultaban algo e incluso el mismo Baekhyun estaba en ello también.


Luhan lo notaba en su sonrisa compasiva y la tristeza con la que no se daba cuenta que lo miraba. él sabía que algo iba a muy mal y tenía miedo, un miedo que repentinamente amenazaba con desbordar aquel contenedor dónde había decidido meter cada sentimiento negativo que tratara de atormentarlo.


Ingenuamente pensó que todo iba a mejorar a la mañana que lo vio ingresar al salón de clases, pero rápidamente descubrió que eso estaba muy lejos de ser verdad y que entonces había una barrera impenetrable entre ellos en el preciso instante que él lo ignoró por completo cuando le hablo.


Su mirada gélida fue el peor de los augurios y al llegar la clase de Física, ellos ya no eran más compañeros e intentó preguntar el porqué, únicamente para recibir una mirada indiferente y un silencio de hielo y así, sin poder hacer nada, la vieja herida de años atrás se abrió más grande y profunda que cuando era un niño, porque entonces se trataba de algo más fuerte que una amistad.


Los días que siguieron simplemente iban de mal en peor, la brecha que una vez pensó estar venciendo era entonces un enorme cráter insuperable que trajo con él la confusión, el temor y la tristeza, todo gritaba por un escape pero no parecía haberlo, no hasta que, sin saber qué más hacer, decidió tomar la oferta del consejo que su profesor de Física había ofrecido un buen día.


Y fue lo peor que pudo hacer.


— ¿Y no hay nada que podamos hacer para detenerlo? —Escuchó a Cherry murmurar.


Se detuvo en el umbral de la puerta, preguntando entre otras tantas cosas, porque Baekhyun y Cherry seguían ahí cuando la campana de final de jornada había sonado hacía más media hora aquel viernes.


— No se puede Cherry, Channie ha intentado ya todo pero no da marcha atrás —respondió, suspirando pesadamente después.


— ¿Y Luhan? —Musitó tristemente.


Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza y tan sólo con ello sabía que no quería escuchar lo que Baekhyun diría a continuación, pese a ello, su cuerpo estaba petrificado y no se movió, conteniendo la respiración incluso.


— No le dirá nada —respondió seriamente.


— Pero eso le romperá el corazón —protestó preocupada.


— ¿Y de qué sirve que él sepa que Sehun se irá para siempre? Eso tan sólo hará todo más doloroso y no va a detenerlo de todas maneras —masculló frustrado.


Un dolor, uno tan intenso que lo hizo pensar que su corazón estaba siendo aplastado por una compresora, se instaló en su pecho y lo hizo jadear fuertemente, llamando la atención de sus dos amigos, quienes lo miraban con puro horror.


— Ha-Hannie —balbuceó una pálida Charry.


— Luhan —llamó Baekhyun, encaminándose rápidamente hacia él y únicamente retrocedió—. Lu, déjanos explicarte las cosas —suplicó.


Luhan negó, entre tanto aquel contenedor que almacenaba todo aquello que lo torturaba, se desbordaba solo un poco más. Baekhyun se acercó más e inmediatamente él salió disparado, poniendo toda la distancia posible, porque aunque necesitaba una explicación, no era Baekhyun quien tenía que darla.


Un vendaval de emociones lo atacaba con cada paso que daba, siendo la tristeza y el enojo los que predominaban más que cualquier otro. También sabía que el contenedor iba romperse tal vez en cualquier segundo, quebrándolo con él.


Su mente turbia no sabía dónde dirigirse y de esa forma terminó frente a la puerta de la residencia de Sehun, golpeando la puerta con insistencia, con gritos atorados en su garganta y con el sentimiento de que la compresora iba a aplastarlo en cualquier instante.


— ¿Se puede saber por qué rayos estás golpeando la puerta de esa manera? —Espetó la muy enojada madre de Sehun, abriéndole con el ceño fruncido. Su ceño fruncido pronto se volvió en una mueca de puro desprecio por su sola presencia.


— ¿Se encuentra Sehun? —Preguntó con urgencia, ignorando totalmente su evidente odio.


— ¿Por qué diablos yo tendría que darte información alguna de mi hijo? —Escupió casi con asco—. Deja mejor de molestar a las personas y márchate —ordenó e intentó cerrar la puerta.


Acción a la cual no le tomó importancia, empujando la puerta con su mano para acto seguido adentrarse al lugar, con ella a sus espaldas gritándole que no podía hacer eso y que iba a llamar a la policía.


Cosa que a Luhan no podía interesarle menos en ese preciso momento en que subía las escaleras e iba directo a la habitación de Sehun, solamente para encontrarla totalmente vacía, incluso Jiāo Táng no estaba en ella y aquello simplemente fue incluso peor que eso de lo cual se acaba de enterar.


— ¡¿Estás satisfecho ahora?! —Exclamó la furiosa mujer, sujetándolo fuertemente del brazo—. Ya viste por ti mismo que mi hijo no se encuentra, así que lárgate y deja a Sehun en paz —exigió, prácticamente arrastrándolo a la salida.


Luhan no luchó contra ella, era como si su mente en ese momento estuviera en un lugar totalmente diferente, uno donde todo eso no estaba pasando y Sehun estaba a su lado sin temor a nada.


— Tú eres la causa de todos los problemas de Sehun. —La voz de la mujer la devolvió a la realidad—. Es por ti que él es tan mal hijo, él solo nos provoca molestias —escupió venenosamente, desatando su enojo.


— ¡No se atreva a referirse a Sehun de esa forma! —Rugió, deshaciendo el agarre de ella con demasiada brusquedad.


Ella retrocedió espantada mientras que Luhan la miraba con todo el desprecio del mundo brillando en sus ojos por el hecho de siquiera haberse atrevido a llamar a Sehun hijo cuando no tenía derecho alguno a utilizar esa palabra siendo quien era.


— Se atreve a decir que Sehun es malo cuando la única que ha sido mala aquí es usted —escupió entre dientes—. Ha sido una pésima madre para Sehun.


— ¡¿Quién te has creído para juzgarme, mocoso estúpido?! —Gritó histérica, estrellando su mano en la mejilla del menor —. ¿Crees tener algún derecho de dar tu opinión solamente porque mi hijo es un idiota que no es capaz de darse cuenta la clase de fenómeno que eres? —Espetó furiosa.


Luhan cubría su mejilla lastimada, rechinando los dientes debido al coraje que luchaba por mantener a raya para no cometer una locura de la que luego iba a arrepentirse.


— ¿Qué le da más rabia? —Inquirió, mirándola con desdén—. Que un mocoso estúpido como yo le esté diciendo todo esto, o es acaso el hecho de que sabe que es la verdad. —La mirada en sus ojos bien podría haberlo matado de ser eso posible y por mucho que Luhan supiera que ella estaba a punto de golpearlo de nuevo, no iba a callarse—. Por años ha sido incapaz de reconocer todas las virtudes de su hijo menor, pero en cambio se ha pasado la vida entera defendiendo cada porquería que ese demonio que tanto ama hace.


— ¡¿Có-Cómo te…?!


— Pues déjeme informarle de un par de cosas, mujer estúpida —gruñó ferozmente—. Sehun es la persona más bondadosa que he conocido y doy gracias cada día de mi vida que usted no lo convirtió en la basura que hizo de Minho.


La expresión que la mujer hizo en tras su declaración fue devastadora y, aunque existía un algo que le decía que estaba excediéndose, su corazón solamente le repetía que defendiera a Sehun de quien fuera.


— Él, ese muchacho que tanto desprecia, se ha convertido en un hombre maravilloso y lleno de las más preciosas virtudes sin su ayuda, porque no la necesita en absoluto —sentenció.


— N-no tienes derecho a opinar. T-Tú no…


— ¿Acaso sabía que Sehun lleva las mejores notas de nuestra clase? ¿Qué trabaja y estudia a la vez para costearse la escuela que eligió porque ustedes decidieron que no lo apoyarían? ¿Qué es el enfermero personal del señor Kim y que siempre se las arregla para obtener la medicación que él tanto necesita aun con lo costoso que es? ¿Que su mascota, esa de la que trató de deshacerse, fue rescatada por Sehun de las peleas de perros cuando estaba al borde de la muerte? —Espetó sin piedad—. Por supuesto que no lo sabe —resopló con desdén—. Estoy incluso seguro de que no sabe ni siquiera cuál es su color favorito.


Lágrimas se desbordaron de los cansados ojos de la mujer que antes lo miraba con tanto asco, la vio derrumbarse en el sofá a unos metros de distancia y escucho sus audibles sollozos comenzar a brotar. Y aun con eso, no parecía suficiente para disculpar los años de lágrimas, golpes y amor unilateral de Sehun.


— ¿Ahora llora? —Inquirió—. ¿Por qué? ¿Es acaso que me dirá que se acaba de dar cuenta que Sehun la amaba más que a nada en el mundo y que ha soportado tanta mierda de esta maldita familia solamente porque no quería irse de su lado por temor a lo que el cerdo de su marido fuera a hacerle? —Ella levantó el rostro bañado en lágrimas para verlo con incredulidad.


— ¿Él…?


— Es muy tarde ya, señora —la cortó tajante—. Mejor ahórrese sus lágrimas para su amado primogénito, porque le juro que voy a encontrar la manera hacerlo arrepentirse por todo lo que nos ha hecho por el resto de su inmunda existencia —prometió.


Abandonando finalmente aquel maldito lugar con lágrimas contenidas de rabia, miedo y decepción. Necesitando nada sino encontrar a Sehun cuanto antes para que le dijera que todo lo que Baekhyun había dicho no era más que una mentira y que todo iba a estar bien.


Quería un abrazo más que nada en el mundo para cuando llegó al lugar de trabajo de Sehun, rezando porque su voz no se quebrará cuando se acercó a un hombre mayor para preguntar por Sehun. Recibiendo al inicio una mirada desconfiada, antes de que él tal vez notara lo afectado que estaba y llamara a Sehun.


Él respondió con una gran sonrisa al llamado del hombre mayor, pero la sonrisa murió en el segundo que lo vio y Luhan incluso podría jurar que su presencia en ese momento para Sehun era como lo peor que podría pasarle.


— Sehun, este jovencito insiste en hablar contigo —dijo el hombre mayor.


— Él es Luhan, un compañero de la escuela al cual le pedí un favor, es por ello que está aquí —explicó, esbozando una sonrisa falsa—. Espero que no le moleste.


— Sí es por la escuela no hay problema en absoluto. Así que anda con confianza a hablar con tu amigo —sonrió amablemente, dándole una palmaditas en el hombro a Sehun antes de alejarse.


Luhan apenas y abrió la boca para cuando Sehun lo sujetó de la muñeca y lo sacó de ahí en un dos por tres, conduciéndolo a un lugar privado y alejado del taller donde trabajaba.


— ¿Qué haces aquí? —Interrogó seriamente.


Su tono de voz distante le heló la sangre, empujando sus temores más a la superficie y haciéndole temblar las piernas. A ese punto era incluso incapaz de verlo a los ojos por miedo a lo que vería reflejado en ellos.


— Yo… —musitó quedamente—. E-Es solamente una tontería que escuche y que seguramente no es verdad —rió nerviosamente—. Pro-Probablemente vas a regañarme por creer en ello, pero…


— Ya te enteraste que me iré, ¿no es así? —Interrogó seriamente.


Frío, fue eso todo lo que pudo sentir además de la sensación de que algo era arrancado de su interior, dejando solamente un hueco incapaz de sentir absolutamente nada más que el hielo congelando todo a su paso.


— Lo he pensado mucho, y tras darle muchas vueltas me di cuenta que no hay nada que me retenga aquí por más tiempo —continuó Sehun—. También lo he hablado ya con mi tío y él aceptó que viviera con él. Me iré en cuanto termine el semestre —anunció tranquilamente.


Sus ojos se elevaron finalmente al chico frente a él, quien permanecía total y completamente inmutable mientras que él sentía que su mundo era rasgado a pedazos frente a sus ojos sin que pudiera hacer nada para parar la destrucción.


— No, tú no…


— Es lo mejor —se adelantó—, para ambos.


— No —insistió, reprimiendo los ruegos que intentaban abrirse paso al exterior—. Lo que sea que Minho te haya dicho…


— No —lo cortó.


—¡No puedes solo rendirte! —Vociferó alterado.


— Baja la voz, no tienes que hacer un escándalo innecesario. Te dije que esta es mi decisión —sentenció irritado.


— ¿Y qué hay de nosotros? —Inquirió dolido, peleando por mantenerse en una pieza.


— ¿Cuál nosotros, Luhan? —Interrogó indiferente, desarmándolo por completo—. Tú y yo sabemos que esto no iba a llegar a ningún lado, así que es mejor terminarlo ahora —aseguró, dejando ir un suspiro de completo cansancio.


— ¡Mientes! ¡Dijiste que esperara por ti! ¡Que encontraríamos la forma!


— No la hay, Luhan. Tan sólo acéptalo —argumentó con el ceño fruncido.


— ¡No te iras! —Gritó desesperado—. ¡No me harás lo mismo una vez más!


— No está a discusión —sentenció, odiándose al ver la tristeza que le provocaba a su dulce chico.


— ¡Dije que no! —Exclamó alterado—. Antes era un niño y no pude hacer nada, pero esta vez no voy a soltarte sin importar nada. ¡Esta también es mi decisión y decido estar a tu lado!


Sehun se estremeció, deseando abrazarlo y cubrirlo de besos tras escuchar aquello, pero odiando con el alma el hecho de poder hacerlo y más que nada, odiándose a sí mismo por no poder vencer al bastardo que se empeñaba a en arruinar cada pequeña oportunidad que tenía para ser feliz.


— Sehun, por favor —suplicó dolorosamente.


Él tomó su mano, llevándola a sus labios y plantando un dulce beso en la palma para seguidamente presionar su mejilla en ella. Sehun la acarició delicadamente con el pulgar y una vez más tomó la misma decisión de años atrás.


Una vez más iba romperle su frágil y precioso corazón, para luego marcharse lejos.


— Te amo —admitió con amargura, porque no era ni de cerca la forma en que había imaginado decírselo.


Pero sus ojitos mirándolo con todo ese asombro en realidad era algo que imagino que pasaría, al igual que sus tiernas mejillas levemente sonrosadas.


— Te he amado tal vez desde el primer momento que te vi cuando niños —continuó vaciando su corazón—. Yo nunca, ni un solo segundo he dejado de pensar en ti, teniendo como mi única razón de vida y objetivo el verte feliz, incluso si esa felicidad no es a mi lado.


— No te vayas —suplicó.


— Lo hago por los dos —aseguró.


— Pero no tiene que ser así, esta vez estaremos juntos y podemos…


— Es inútil, Luhan.


— Lo haremos, encontraremos la forma y…


— ¿Me amas? —Interrogó seriamente.


— Y-Yo…


— No lo sabes —sonrió con tristeza—. Quieres que me quede y pelee una batalla inútil cuando ni siquiera sabes lo que sientes por mí —negó suavemente—. No lo vale, Luhan.


— ¡Yo te quiero! —Exclamó, sujetando con fuerza su mano cuando él trató de alejarse.


— Y también podrías estar solamente confundido —tiró de su mano, arrancándola de las del hermoso chico frente a sus ojos—. Es por ello que no vale la pena, Luhan. Ninguno de los dos va a arriesgarse por tan poco.


— ¡Lo prometiste, Sehun!


— Las promesas se rompen, todo el tiempo, Luhan —habló fríamente—. Está es la mejor decisión. Tú mismo vas a darte cuenta pronto que terminar antes de que todo esto creciera fue lo mejor.


— No hagas esto —imploró con la voz rota.


— Adiós, Luhan —finalizó, dando la media vuelta y emprendiendo su camino sin mirar atrás ni una vez, ni siquiera cuando su corazón exigió regresar al escuchar a su ángel llorar.


Riéndose por lo débil que era, por nunca poder protegerlo y siempre ser el causante de sus lágrimas al terminar rompiendo sus promesas sin parar. Sin embargo…


¿Qué más podía hacer él para mantenerlo lejos del peligro que él era en sí mismo?


***


Luhan estaba muy mal.


Ese era casi un pensamiento que atormentaba a Baekhyun tan pronto abrías los ojos cada mañana. Sin embargo, era incluso peor saber que no podìa hacer nada para remediarlo y que además había sido en gran medida su culpa al no haber mantenido su gran boca cerrada aquel maldito día.


Meses habían pasado de eso y para ese momento, Baekhyun ya había hecho de todo en un intento inútil por devolver a Luhan un poco de la alegría que Sehun había arrancado de él. Lamentablemente, nada funcionaba.


Y sí, él ya sabía que la solución era más que obvia y que tan solo tenía que conseguir que Sehun decidiera quedarse, pero el bastardo hijo de perra no estaba escuchándolo y se negaba a retractarse de su decisión todavía cuando era obvio que él mismo estaba muriendo de tristeza y que entonces le era más difícil apartar su mirada de Luhan que antes.


Baekhyun era sumamente consciente que tenía que conseguir hacer algo antes de que ese mes acabara o podría ser demasiado tarde. El problema era que no tenía ni una sola idea razonable cuando ni siquiera sabía la maldita razón por la cual el imbécil de Oh quería irse en primer lugar.


La situación estaba volviéndolo loco y, por si fuera poco, también estaba Chanyeol, quien estaba demasiado deprimido también, lo cual le preocupaba y molestaba al mismo tiempo. Sabía que iba a terminar enloqueciendo, pero tenía que resolver lo de Sehun primero para así devolver la alegría a las dos personas que eran tan valiosas para él.


— ¡Te digo que no puedes entrar! —Minseok chilló desde el pasillo, consiguiendo que se incorporará luego de pasar casi toda su mañana acostado en su cama mirando el techo como si este tuviera la solución a todo.


— ¿Y quién mierda eres tú para detenerme?


Ese era definitivamente Chanyeol y ese conocimiento lo hizo saltar de la cama para ir con ambos chicos antes de que se mataran.


— ¡Soy el mejor amigo de Baekkie! —Exclamó Minseok.


— Me importa diez metros de…


— Chanyeol, Minseok —llamó severamente—. ¿Qué rayos están haciendo?


Ambos dirigieron sus miradas a él, quien para ese momento tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido debido a su infantil comportamiento.


— Le dije a este sujeto que se marchara porque diste claras instrucciones de que nadie te molestara —habló su muy enojado mejor amigo, evidenciando sin vergüenza lo mucho que Chanyeol no le gustaba.


— Baekhyun, necesitamos hablar de algo, es muy importante —dijo el más alto de los tres, mirándolo con ansiedad.


— Ya te dije que él no quiere ver a nadie. ¡Tan solo lárgate! —Chilló irritado.


Chanyeol gruñó por lo bajo y probablemente Baekhyun escuchó una maldición dirigida a su mejor amigo, la cual no mencionaría naturalmente, por lo que simplemente suspiró pesadamente antes de comunicarles que era lo que iban a hacer.


— Hablemos adentro —indicó, abriendo la puerta de su habitación para dejar entrar a Chanyeol ante la mirada furiosa de Minseok.


— Ese chico te decepcionara —masculló entre dientes, antes de marcharse.


Baekhyun sintió su irritación aumentar e ingresó a su habitación, preguntándose porque Minseok no le daba una oportunidad a Chanyeol cuando él le había dicho ya mil veces que el más alto no era alguien malo y que tan sólo debía aceptar conocerlo.


Chanyeol aguardaba por él sentado sobre su cama, sonriéndole tan pronto lo vio entrar, y de algún modo, eso ayudó a que el peso que sentía sobre él disminuyera un poco.


— ¿Y bien? —Inquirió Baekhyun seriamente tan pronto cerró la puerta—. ¿Qué era eso tan importante que querías decirme?


— Tenemos que hacer que Sehun se quede —sentenció casi con un tono de desesperación.


Baekhyun negó con el ceño fruncido, resoplando con fastidia tras ello.


— Eso intento, Chanyeol —bufó.


— No, tú no entiendes —dijo irritado—. Debes hablar con tu padre.


— ¿Mi padre? —Inquirió confundido—. ¿Qué tiene que ver él con todo esto?


— Debes convencerlo de poner un alto a Minho. Es la única persona que puede hacerlo para que Sehun se quede —explicó un tanto alterado.


Un sentimiento de profundo temor se instaló en el corazón de Baekhyun entre tanto se apresuraba para estar frente a Chanyeol y cubrir su boca con una de sus manos. Mirando a todos lados como a la espera de que alguno de los hombres de su padre entrara en cualquier momento para ir tras Chanyeol por saber demasiado.


— ¿Qué mierda está pasando, Park? ¿Cómo es que sabes esto? —Espetó entre susurros.


— Baekhyun…


— La verdad, Chanyeol —ordenó al verlo titubear.


Los nervios y la indecisión fueron evidentes en la expresión de Chanyeol, pero al final él tomó su mano para hacerlo tomar asiento también, aun con sus manos unidas y rodeados de un silencio que le dejó muy en claro a Baekhyun que algo realmente malo iba a pasar.


— Minho es el hermano mayor de Sehun —confesó, viéndolo a los ojos con una disculpa escrita por todo el rostro.


— Esa información ya la sabía, pero…


— Baekhyun, realmente me gustas —dijo seriamente.


Color rojo tiñó sus mejillas, pero no tuvo oportunidad alguna para decirle a Chanyeol que tal vez él también comenzaba a gustarle un poco. No cuando él comenzó a relatarle cada detalle sobre la historia de Sehun y su hermano mayor.


Comenzando por lo que Sehun se vio obligado a hacer para mantener a Luhan a salvo cuando Minho se enteró de sus sentimientos y finalizando el fracaso del plan que Sehun había ideado para sacar a Minho del camino.


Un plan donde Chanyeol admitía que se había acercado a él para utilizarlo para llegar a su padre, dejándole de algún modo muy en claro que no iba a ser más que una mera herramienta y que el tiempo que habían pasado juntos no había sido sino todo un teatro bien armado.


Minseok tenía razón a final de cuentas y saberlo no sólo dolió profundamente, sino que además lo hizo sentir como el ser más estúpido del mundo entero.


— Baekkie, yo…


Baekhyun arrancó su mano de las ajenas, manteniendo sus ojos fijos en un punto en la pared porque era más que consciente de que si miraba al Chanyeol iba a llorar y a perder la poca dignidad que le quedaba luego de ser tan idiota.


— Vete —escupió entre dientes.


— No —sentenció, poniéndose de pie rápidamente para arrodillarse frente a él y así verlo a los ojos—. Baekhyun, mírame —pidió cuando él desvió la mirada.


— Ya he tenido suficiente de tus mentiras, lárgate —exigió, orando para que su voz no se quebrara.


— Bakkie, yo no te miento —le juró—. Sé que al principio no fui honesto, pero ahora no miento al decirte que me gustas —insistió.


— Márchate —repitió.


— Baek…


— ¡Fuera de mi vista! —Gritó, poniéndose bruscamente de pie—. Voy a encargarme de todo este maldito problema que crearon pero no quiero que vuelvas a acercarte a mí —sentenció.


Chanyeol quiso decir más, guardándolo al final luego de verlo finalmente a los ojos. Se puso de pie sin mediar palabra y abandonó silenciosamente la habitación, para que finalmente él pudiera derrumbarse.


Aferrándose a su autocontrol que le impedía llorar y arrasarlo todo por una vez más ser el idiota que siempre terminaba siendo engañado.


— Bakkie —murmuró dulcemente Minseok, acercándose con la clara intención de abrazarlo.


En esa ocasión, Baekhyun elevó su mano para detenerlo y se puso de pie con el rostro en alto, haciendo lo mejor que pudo por parecer inmutable y repitiéndose que Chanyeol no importaba más, porque Luhan era su prioridad entonces.


— Llama a Mino —ordenó seriamente.


— Está con tu padre ahora, no creo que él…


— Pues consigue que venga —gruñó amenazadoramente—. Tiene muchas explicaciones que darme.


Minseok asintió sin rechistar tras ver su expresión, corriendo fuera de la habitación para cumplir sus órdenes, concediéndole el espacio suficiente para enfriar su cabeza para comenzar a trabajar en su siguiente jugada.


***


«Adiós, Luhan.»


Dolía.


Para Luhan todo era reciente, pero la realidad era que tan sólo era él torturándose sin parar con el recuerdo de esa tarde.


Aquella tarde fue como retroceder todos aquellos años al punto de partida, con la diferencia de que en esa ocasión era peor que cuando era niño, porque había mucho más que una inocente amistad llena de juegos infantiles y dulces de colores.


Esa vez, Luhan no se permitió llorar en brazos de su madre como en el pasado y en su lugar lo hacía a solas, drenando poquito a poco el contenedor a punto de estallar y liberarlo todo. Algo que no dejó que pasara, insensibilizando casi por completo.


Mostrando una sonrisa autómata que ya nadie le creía, escapándose de la realidad cada vez que esta amenazaba con abrir un poco más la herida en su alma y viviendo días que cada vez terminaban más rápido que el anterior, recordándole constantemente que pronto sería incapaz de mirarlo de lejos siquiera.


En los últimos días, pudo notar que Baekhyun se notaba más triste que cuando lo conoció, ya no tenía la sonrisa deslumbrante de todas las mañanas y en su lugar estaba una expresión de pena, una que siempre iba a desaparecer cuando él lo viera y esbozara para él una mueca que no podía ser llamada sonrisa. Luhan odiaba no poder ser un mejor amigo para él y ayudarlo con lo que fuera que lo estaba haciendo tan infeliz.


— ¿Luhan?


La voz de Bobby lo sacó de sus cavilaciones, quien por sí mismo era otro cambio más a su vida, uno muy bueno probablemente, pero Luhan ya no era capaz de sentirse bien por nada, no cuando su corazón estaba con Sehun, seguramente ya empacado en sus maletas a la espera de que fuera hora de partir.


— Hace unos días encontré este genial lugar donde venden el mejor Tteokbokki que puedas comer. Podemos pasarnos por ahí alguna vez, ¿qué dices? —Bobby ofreció sonriente.


Él siempre le sonreía.


Mientras que Luhan solamente logró darle la respuesta automática de siempre: una sonrisa flébil y un ligero asentimiento. Recibiendo una sonrisa aún más grande en respuesta.


— Genial, iremos este fin de semana —sentenció alegremente.


Luhan agachó la mirada, jugueteando con la pantalla de su móvil, la cual se iluminó ante su tacto, dejándole ver el fondo que en grandes números la fecha exacta justo por encima de su protector de pantalla.


Aquella foto que Sehun había tomado en su primera cita.


— Un mes y medio —musitó con la voz ahogada.


— ¿Dijiste algo? —Interrogó curioso su amigo.


— No quiero que se vaya —susurró débilmente.


— ¿Tienes ya un plan en contra de Minho? —Preguntó él, como siempre que Luhan decía aquello.


Y como de costumbre, Luhan negó derrotado, sintiéndose miserable a pesar de que Bobby siempre tomaría su mano y le daría un suave apretón en un silencioso signo de apoyo.


— Andando, pequeño —palmeó suavemente su mano—. Te llevaré a la escuela —anunció como todos los días luego de aquella dolorosa tarde.


Y como todas las mañanas Baekhyun fue la primera persona que vio aquella mañana, al igual que todas las anteriores. El enojo era evidente mientras que hablaba con Chanyeol, quien tenía una mirada triste que se intensificó cuando su amigo lo vio y corrió a abrazarlo igual que siempre.


Chanyeol también se acercó, dándole un amistoso saludo al cual él correspondió con su sonrisa vacía antes de excusarse para ir al salón de clases, escapando de la expresión de compasión en el rostro de ambos muchachos.


Ellos no trataron de detenerlo, nunca lo hacían y Luhan secretamente les daba las gracias por ello, porque para él era mucho mejor ignorar el problema que enfrentarlo. No había una solución a final de cuentas e ignorarlo lo hacía más llevadero la mayor parte del tiempo.


Baekhyun no demoró en aparecer y ocupar el sitio a su lado, mientras Luhan aguardaba en silencio a que la clase comenzará, evitando tanto como le fuera posible mirar en dirección a Sehun a pesar de que era lo único que quería hacer.


— Debes acompañarme esta tarde a mi casa. —Luhan lo miró extrañado, puesto que siempre pasaban las clases en total silencio.


— ¿Para qué? —Inquirió curioso, escuchándolo bufar.


— Luhan, Cherry cumple años la próxima semana y debemos empezar a organizar la fiesta para ella —respondió, como si aquello fuera lo más obvio del mundo.


— Baekhyun, yo no estoy de ánimos para…


— Ella es nuestra mejor amiga —lo cortó tajante—. Durante todo este tiempo ella ha sido la más paciente con nosotros y nuestro jodido mal humor, ella merece que hagamos esto y mucho más —sentenció seriamente.


— Pero…


— Lo sé, Luhan —suspiró pesadamente—. Sé que el hecho de saber que el tiempo se acaba esta torturante, sé que todavía lo quieres y no está siendo nada fácil para ti, pero solamente te estoy pidiendo que pongas una sonrisa para ella durante una sola noche.


— Yo…


— Ella lo vale y tú lo sabes —sonrió a medias—. Además, no porque nosotros estemos pasando un tiempo de mierda, significa que ella también debe ser infeliz.


— Tienes razón —admitió resignado.


— Lo sé —sonrió un poco más felizmente—. Incluso ya he hablado con Jackson como algo súper especial para ella —guiñó traviesamente.


— ¿Jackson? —Lo miró sin comprender.


— Hannie, tú de verdad tienes que empezar a notar algunas cosas a tu alrededor —rió levemente.


— De acuerdo —asintió—. ¿Qué tienes en mente entonces?


— Tranquilo, ya está casi todo listo y tú nada más debes apoyarme a darle los toques finales —dijo con emoción.


Algo que Luhan encontró reconfortante, ya que Baekhyun estaba de algún modo feliz y tras su nulo apoyo cuando era obvio que su amigo atravesaba por algo difícil, ayudarlo con eso era lo menos que podía hacer además de que también se lo debía a su dulce amiga.


— Muy bien, iremos directo a tu casa tan pronto termine la escuela. —Baekhyun asintió felizmente, volviendo su atención al frente al escuchar al profesor hablar.


Y tal como lo habían acordado, Luhan fue con Baekhyun para darle los toques finales a lo que planeaba para Cherry, siendo también la persona encargada de que Baekhyun no cometiera una locura tal como contratar strippers como había planeado inicialmente.


Algo que al final terminó distrayéndolo toda la tarde, ayudándolo un poco a olvidarse de aquello que al final siempre terminaba arrastrándolo a un oscuro lugar del cual le era cada vez menos posible salir.


Baekhyun lo despidió con un gran abrazó una vez todo quedó listo, prometiendo mantenerlo informado de todos lo que haría durante esos días antes del siguiente sábado. Dejando que Mino lo llevara a su casa y quedándose en la puerta hasta que vio el auto desaparecer, para por fin hacer todas las llamadas que tenía programadas.


Minseok ya lo esperaba en la sala de estar para cuando entró para esperar pacientemente a que todos sus invitados llegaran y pusieran todo eso en marcha. Su amigo todavía no sabía nada y ya estaba mirándolo con los ojos entrecerrados, terminando con eso solamente cuando una de las sirvientas irrumpió en la habitación anunciando vistas.


Baekhyun hizo un gesto simple hacia la joven mujer y pronto la sala fue ocupada por tres chicos más a los cuales él miró sin mucho interés a diferencia de su amigo que tenía los ojos tan abiertos que Baekhyun comenzó a temer que salieran de sus cuencas.


— ¿Para qué nos llamaste, Baekkie? —Preguntó Kai, blandiendo su seductora sonrisa ladina a la cual Chanyeol le disparó una mirada fulminante.


— Y habla rápido que no tengo tu maldito tiempo —gruñó Chen, tomando asiento junto a su primo.


Baekhyun aguardo paciente a que los tres estuvieran cómodos antes de dirigir su entera atención a Chanyeol, quien parecía el menos feliz de los tres recién llegados. Lo cual le importaba un demonio a decir verdad.


— Tengo un plan —inició, sin dejar de mirar al más alto—. Aunque puede que sea un plan idiota, pero es lo único en lo que pude pensar para conseguir que Oh termine con su idea estúpida de marcharse —explicó.


— ¿De qué se trata? —Preguntó con desconfianza.


— Daré una gran fiesta el próximo sábado — anunció, viendo como el otro fruncía el ceño extrañado—. Así que tu trabajo será traer a Sehun a como dé lugar.


— Okay —asintió confundido—. ¿Pero esto cómo hará que Sehun se quede?


— Es ahí donde estos tres entran —dijo, apuntando en dirección a los otros tres que hasta ese momento tan sólo observaban expectantes—. Ellos son la clave.


Chanyeol miró en dirección a un muy confundido Minseok, un irritado Chen y un muy sonriente Kai. Cosa que simplemente lo confundió mucho más de lo que de por sí ya se encontraba.


— Con su ayuda haremos que tu idiota amigo vea con sus propios ojos una de sus peores pesadillas hecha realidad —sonrió malicioso.


— ¿Te puedes dejar de rodeos y decirnos de una puta vez qué mierda hacemos aquí? —Gruñó Chen.


— Ustedes tres vendrán a la fiesta antes mencionada con un solo objetivo —miró a los tres con intensidad—. Tienen que conseguir que Luhan les preste toda su atención —indicó.


— ¿Qué demonios se supone que eso quiere decir? —Espetó Minseok molesto—. ¿Para qué haremos eso?


Chanyeol lo miró sorprendido, comprendiendo entonces que lo que Baekhyun quería hacer y, tan tonto como sonaba el plan, tal vez el que Sehun presenciara con sus propios ojos como Luhan fácilmente sería conquistado por alguien más, sería la solución a todo.


— Para ayudar a Luhan, obviamente —resopló—. Esa noche debemos hacer que una persona muy especial vea que con él fuera del juego, Luhan podrá ser tomado por quien sea, y qué mejor que utilizar a personas que ni muerto querría con Luhan —rió divertido.


— Veo lo que tratas de hacer —habló Kai—, y me gusta mucho —sonrió en aprobación.


— Muy bien, entonces...


— Espera un jodido segundo —ordenó Chen—. ¿Qué te hace pensar que vamos aceptar?


— Kai ya aceptó y Minseok no puede decirme que no —respondió con simpleza y aunque Minseok pareció querer protestar, guardó silencio al final—. Si tú no quieres hacerlo eres libre de irte pero haré que Suho te lo cobre de alguna forma u otra —se encogió de hombros tranquilamente.


Chen lo maldijo por lo bajo pero no se fue, sacándole una sonrisa de satisfacción entre tanto regresaba su atención a Chanyeol.


— ¿Qué hay sobre… el otro problema? Si Sehun cancela su viaje, eso podría…


— Yo me haré cargo de eso también. Tú solamente limítate a hacer lo que te digo —sentenció.


Él lo observó intensamente, a tal punto que incluso lo hizo sentir mareado, asintiendo de todas formas luego de lo que Baekhyun sintió como siglos. Él se apresuró a romper todo contacto visual una vez que lo vio dar el visto bueno.


Concentrándose por completo en empezar a explicar aquel plan que también era su jugada más desesperada y lo único que había logrado ocurrírsele luego de largas noches en vela en las cuales se partió la cabeza para conseguir alguna idea.


Por lo cual, esperaba con todo su corazón que eso funcionara.


***


— ¿Tienes una muy hermosa piel? ¿Te aplicas algún tratamiento?


Luhan miró a la mujer frente a él, negando apenas mientras todavía trataba de descubrir cómo era que habían llegado a aquella situación tan extraña. Ella sonrió abiertamente luego de su silenciosa respuesta y continuó con el arduo trabajo de terminar de darle los toques finales a las uñas postizas que Luhan todavía pensaba que lo harían sufrir mucho.


¿Cómo era que habían llamado a esa forma?


Era algo como pico de montaña de un color nude con unos toques de colores obscuros para de esa forma, supuestamente, darle la apariencia de garras.


¿Qué cómo era que había terminado en esa situación?


Bueno, él porque era en realidad la persona unos metros al frente de donde él se encontraba. Ese día era su cumpleaños número dieciséis y Baekhyun había organizado para ella una gran fiesta con temática de disfraces, contratando también al mejor caracterizador que el dinero pudiera pagar para hacerla lucir como la princesa que era.


Aun cuando ella se había negado rotundamente a lucir aquel elaborado disfraz de princesa que Baekhyun había elegido y en su lugar hacer que su amigo consiguiera de último momento lo necesario para darle la imagen de una Elfa.


Sin embargo, ella no podía estar más feliz y verse más hermosa en ese momento en que el joven hombre terminaba con su cabello bajo la estricta vigilancia de Baekhyun. Lamentablemente, Luhan no podía terminar de sentirse feliz cuando sabía que él tiempo estaba acabándose para él y entonces nunca más volvería a ver a Sehun.


Él sabía que debía de estar concentrado en Cherry porque era su día especial, además de que debería estarle importando más averiguar de qué rayos iba su propio disfraz, puesto que hasta ese momento Baekhyun simplemente se había dedicado a dar órdenes a las encargadas de su apariencia.


— He terminado —anunció la orgullosa mujer y Baekhyun estuvo ahí en un parpadeo, revisando sus manos.


— Es perfecto —dijo complacido.


— Por supuesto que lo es —bufó ella, recibiendo unas palmaditas de parte de Baekhyun.


A continuación, él lo arrastró hasta un pequeño tocador, escupiendo una y mil instrucciones de cómo quería que se viera mientras que el joven chico que antes había terminado de arreglar a Cherry, simplemente asentía sin más.


Luhan no prestó ni la más mínima atención a ello, tan sólo quedándose ahí para dejarse hacer y obedecer cada vez que él pedía que inclinara su rostro o cosas por el estilo. A ese punto Luhan tan sólo prefería perderse en sus pensamiento y recuerdos antes de la tragedia.


— Por favor dirige tu rostro en mi dirección —indicó el chico.


Luhan obedeció, notando solamente que sostenía algo en su dedo índice, pensó en preguntar que era pero tan sólo se quedó completamente estático cuando con unos de sus dedos levantó su párpado superior y con los demás dedos mantuvo el párpado inferior hacia abajo.


— Necesito que mires hacia arriba mientras coloco la lentilla en tu ojo, después voy soltar despacio el párpado y quiero que cierres el ojo un momento para permitir que se acomode —instruyó.


A lo cual Luhan apenas pudo asentir un tanto aturdido, siguiendo al pie de la letra sus instrucciones cuando coloco la lentilla primero en el ojo derecho y seguidamente en el izquierdo. Al terminar el joven le sonrió como felicitándolo y continuó con su trabajo mientras Luhan se miraba al espejo con aquellos falsos ojos color oro.


— Ahora abre la boca para hyung —pidió sonriente.


En esa ocasión Luhan definitivamente no obedeció y lo miró con desconfianza, obteniendo a cambio una risita.


— Tranquilo, simplemente voy a colocarte los colmillos —informó, sorprendiéndolo mucho—. Es para el disfraz, están hechos de acrílico además de que no son muy grandes y te juro que no te incomodaran y es súper fácil retirarlos, porque el pegamento es el mismo que se utilizan para que las dentaduras postizas no se muevan —explicó.


— ¿Seré un vampiro? —Interrogó curioso.


— Nada que ver —rió nuevamente—. Ahora deja que hyung trabaje.


Tras ese breve intercambio y casi veinticinco minutos más tarde, Luhan estaba listo, preguntándose de qué demonios lo habían caracterizado mientras no podía dejar de mirarse los colmillos falsos en el espejo y escuchaba a Baekhyun felicitar al joven hombre por su gran trabajo.


— Es hora de vestirte —indicó su amigo, para llevarlo hasta el baño y entregarle su ropa junto con un extraño accesorio.


— ¿Qué es esto? —Preguntó curioso, levantando el objeto.


— Es un arnés —respondió tranquilamente.


Luhan miró con curiosidad el objeto, el cual no era sino un grueso collar de cuero sintético con tres grandes aros de metal en la parte inferior que, además, estaban unidos a tres correas delgadas del mismo material del collar, las cuales eran atravesadas por siete hileras de delgadas cadenas de metal. Lo cual desde su punto de vista parecía más bien un objeto de tortura medieval.


— ¿Y dónde se supone que va?


— En tu pecho, dentro de la ropa —sonrió ampliamente.


— Sé que no me gustara la respuesta, pero… ¿Para qué se supone que se usa esto? —Se pellizcó el puente de la nariz ya temiendo lo peor.


— Buuuuuuuuuueno… —Fue lo único que necesito escuchar.


— No lo usare —sentenció.


— Pero Hannie, es para él disfraz —argumentó.


— Esto es muy raro. ¡Da miedo! —Chilló, agitando la extraña cosa.


— Luhan, te juro que yo solamente quería para ti el collar de cuero, pero encontrar para Cherry el bendito disfraz de Elfo me llevo todo mi tiempo y no me quedó más que pedirlo prestado con Kai —explicó esperando persuadirlo.


— Yo ni siquiera quiero saber porque Kai tiene algo así.


— Oh vamos, Lu —suplicó—. Te prometo que es súper cómodo y te quedará sensacional.


— No.


— Hazlo por Cherry, ella vio antes la ropa y estaba súper emocionada por verte con ella —hizo un puchero y ojitos de cachorro para él.


Luhan suspiró resignado, entrando finalmente a la habitación para ponerse la ropa, la cual era simplemente:


Número uno; unos pantalones negros que parecían haber sido atacados por alguna máquina de afeitar. Número dos: el arnés, el cual le tomó cinco intentos para averiguar cómo demonios colocarlo y cuando finalmente lo descubrió, tenía su cara roja en su totalidad. Y número tres: una camisa blanca ridículamente ceñida, que no sólo no consiguió cubrir el collar de cuero, sino que además era tan delgada que prácticamente era transparente y dejaba ver claramente lo que usaba abajo.


— Voy a matarte —farfulló al salir del baño, sintiendo la cara a punto de sufrir una combustión espontánea.


— ¡Te ves súper sexy! —Exclamó emocionado.


— Tú…


— Falta el cabello, rápido —interrumpió, devolviéndolo con el joven hombre de antes.


Fue de esa manera que varios minutos después Luhan tenía su disfraz terminado y francamente no tenía ni la más remota de lo que era, aun cuando se hacía una idea por las orejas en su cabeza, las cuales eran bastante reales para ser franco.


— ¿Qué rayos se supone que soy? ¿Un gato? —Interrogó confundido.


— Eres un cambiaformas león como los de mis libros —anunció un muy emocionado Baekhyun, sus ojos incluso brillaban—. Tienes las orejas, los ojos dorados, colmillos y garras. Aunque generalmente ellos no tienen las orejas cuando están como humanos, pero estaba seguro que te verías súper guapo con ellas.


— Una vez más, no quiero saber.


Baekhyun sonrió risueño, volviendo su atención al caracterizador cuando terminó de colocar el último pequeño cristal en su cuello. Permitiendo que se pusiera de pie y dejará caer el abrigo que había estado usando.


El primer vistazo parecía solamente un pantalón de vestir y un chaleco, ambos de color blanco. Nada extraordinario además de la constelación que parecía adornar su cuello.


La sorpresa vino cuando él le dio la espalda y Luhan descubrió que en realidad el chaleco era totalmente descubierto en la espalda, en la cual estaba el más impresionante y bello tatuaje de las alas de un ángel.


Uno que Luhan jamás había visto y que de alguna forma supo que era reciente, pero Baekhyun no era del tipo que simplemente se haría un tatuaje prácticamente en toda la espalda por solamente un simple disfraz. Por lo cual debía haber algo más y quería preguntar.


— Ba…


— ¿Cuánto más van a tardar? —La voz de Minseok lo hizo callar de golpe y mirar hacia el molesto muchacho—. El lugar ya está abarrotado y en espera de la cumpleañera, pero ustedes todavía están aquí —regañó con los brazos cruzados e inflando las mejillas como si aquello asustara.


— Ya vamos, ya vamos —habló Baekhyun.


Minseok resopló, saliendo de la habitación aún muy molesto. Baekhyun tan sólo se rió por eso y lo tomó del brazo para ir dónde una alegre Cherry los esperaba, colocándose entre ellos para dejarse escoltar al exterior.


Y aún con todo lo felizmente emocionados que sus amigos lucían, para Luhan ese era el último lugar donde quería estar esa noche.


***


Una gran fiesta, alcohol gratis, chicas casi desnudas y la promesa de que esa noche tendría sexo si o si, tendría que ser el paraíso para cualquier joven con las hormonas revueltas un sábado por la noche.


Pese a ese conocimiento, Sehun quería únicamente marcharse desde que había puesto un pie dentro de la residencia del amigo de Chanyeol. El cual, por cierto, era la única razón por la que estaba ahí en primer lugar.


Su amigo simplemente había insistido tanto en ir, repitiendo que podría ser la última vez ya que él pronto se iría lejos, Dios, él casi había llorado para hacerlo asistir y era por él que esa noche los tres estaban ahí. Observando los variados disfraces y a la espera de que quien fuera que estuviera de cumpleaños apareciera.


— Entonces… —Comenzó hablar Chanyeol, con un tono divertido—. ¿Nuestro Hitler sabe alemán o simplemente llevas el uniforme? —Se burló, señalando el disfraz de general nazi que Lay había conseguido para él.


— Fick dich —respondió con una sonrisa amable.


— Y eso seguramente esas son palabrotas —rió escandalosamente Lay.


— Du hast recht —respondió con una media sonrisa, tomando un poco más de su bebida.


Lay, quien estaba disfrazado de ninja justo a su lado derecho se rió con ganas mientras que Deadpool le mostraba el dedo medio justo frente a él.


Sehun miró a su alrededor, recibiendo más de un vistazo sugestivo que en algún otro momento no hubiera ignorado, pero en esa ocasión los pasó por alto absolutamente. Fue en ese momento que la música que antes sonaba a un agradable volumen, se detuvo por completo dándole paso a la animada voz del DJ pidiendo que todo miraran en dirección a las escaleras centrales y dieran un gran aplauso a la cumpleañera.


Algunas personas al fondo comenzaron a cantar feliz cumpleaños cuando los reflectores fueron todos apuntados a una misma dirección, suaves pasos acompañaron a los entusiastas asistentes al evento y Sehun podría jurar que casi se traga su lengua tan pronto la imagen bellamente caracterizada de Cherry apareció.


Y tan hermosa como ella se veía, sus ojos se mantuvieron fijos en el chico de cabello castaño que la escoltaba del brazo. Todo él perfectamente caracterizado como alguna especie de hermoso chico gato o la cosa que fuera.


Teniendo un duro momento para conseguir sus ojos lejos de él y la maldita camisa transparente que perfectamente notaba incluso a la distancia que él estaba. Su mirada fulminante fue directamente disparada a Chanyeol, pero él parecía no poder ver nada que no fuera a Baekhyun.


Volvió su vista al frente más que consciente de que debía marcharse cuanto antes pero de todos modos su cuerpo no se movió ni un centímetro incluso cuando vio a Baekhyun poner sus ojos en ellos y comenzar a avanzar aprovechando que Cherry se encontraba en compañía de Jackson.


Luhan caminaba de su mano con el ceño levemente fruncido y la mirada clavada en el piso hasta que estuvieron frente a su mesa y alzó la vista en el segundo que Baekhyun se detuvo. Ojos dorados lo miraron con infinita sorpresa, dejándolo con el aliento atorado en su garganta al ver claramente un torbellino de emociones reflejadas en ellos a pesar de estar ocultos tras las lentillas.


— ¡Channie!


El chillido de Baekhyun lo empujó de vuelta para hacerlo mirar en dirección al escandaloso chico que en ese momento era aplastado entre los brazos de Chanyeol.


— ¿Te gusta mi disfraz? —Preguntó con una sonrisa sugerente, girando en su lugar para permitirles verlo.


— Eres el ángel más hermoso que he visto —halagó, con una nota de adoración en su voz que Sehun jamás había escuchado en la vida.


La máscara de arrogancia del chico vaciló apenas por una fracción de segundo antes de volver a poner su sonrisa más grande y tomar a Luhan del brazo de un modo que no le gustó en absoluto, al punto de hacerlo reprimir un gruñido de advertencia.


— También hicieron un maravilloso trabajo con mi Hannie —dijo melosamente—. Es un cambiaformas león —señaló con orgullo.


Los ojos de Sehun vagaron desde los pies de su más precioso tesoro, recorriendo lentamente sus bonitas piernas cubiertas por los ceñidos y harapientos pantalones negros. Subiendo despacio por su torso que la camisa revelaba sin problemas, fijando sus ojos en lo que usaba debajo de ella y atragantándose con su saliva.


No tardó en darse cuenta de lo que hacía, elevando la mirada para conectar con los orbes dorados mientras se decía para sus adentros que el color natural de sus ojos avellana era mucho más hermoso y que era una falta de respeto total ocultarlos bajo esas lentillas.


Luhan se mordió el labio inferior, revelando un pequeño pero bastante realista colmillo blanco que hizo a su ya de por sí acelerado pulso aumentar la intensidad, entre tanto luchaba por expulsar su deseo por tenerlo, tan lejos como fuera posible.


— ¿Y bien? —insistió Baekhyun, dándole una mirada maliciosa.


— Luhan se ve bien —intervino Lay, salvándolo de la mirada inquisitiva del otro.


— En mi opinión se ve mejor que bien.


La voz baja y profunda le revolvió el estómago mientras que se veía obligado a apretar los puños para no sacar de Luhan aquellos brazos extraños que en ese momento lo rodeaban. Sus orbes cargados de puro odio chocaron con los de Kai, quien le sonreía con suficiencia.


— ¿Kai hyung? —murmuró sorprendido Luhan.


— No deberías sonar tan sorprendido, gatito —sonrió seductoramente, llevando la mano del menor a sus labios—. Tú sabes que soy tu sombra y me muevo a donde tú vayas, precioso.


Las entrañas de Sehun se revelaron debido a la asquerosa mirada que ese hombre le estaba dando a su dulce niño, rechinó los dientes sin poder evitarlo pero no llegó a hacer nada gracias a Lay, quien sujetó su muñeca bajo la mesa.


— ¿Qué rayos haces aquí, Kai? —Espetó Lay con molestia—. ¿Es acaso que Suho te envió a seguirme? —Algo que simplemente provocó una risa en el mayor.


— Créeme cuando te digo que tu hermano y yo tenemos muchas cosas más importantes que hacer —respondió con desdén, afectando evidentemente a Lay—. Estoy aquí por Luhan, así que si me disculpa.


Sehun avanzó justo cuando ese hombre dio la media vuelta con Luhan a su lado, deteniéndose en seco justo cuando un muy enojado Baekhyun se plantó con firmeza frente a él.


— No harás esto —sentenció fríamente—. No cuando lastimaste a Luhan tanto. Así que ten un poco de vergüenza por tus acciones y déjalo seguir adelante.


Deseó con todo su ser golpear al odioso chico, decirle que se fuera al infierno e ir para arrancar a Luhan de las garras de aquel imbécil, sin embargo, sabía que Baekhyun tenía toda la razón, por lo que no le quedó más que retroceder y simplemente sentarse a observar cómo Luhan era rodeado por otros brazos que no serían los suyos nunca más.


Baekhyun por su parte simplemente asintió satisfecho, retirándose silenciosamente para celebrar su pequeña primera victoria que le decía que su plan podría estar yendo por buen camino. Sin embargo…


Conforme la noche comenzó a avanzar su plan simplemente se fue volviendo añicos, y el problema no era Sehun, Dios, él continuaba ahí sin moverse de la puta mesa. Luhan por otro lado, no era más que un ente sombrío que alejaba a todo aquel que se acercaba y al cual tanto MInseok como Chen se habían negado a acercarse tras el tercer intento.


Kai era el único que continuaba con el plan, pero había desaparecido hacía una hora y media, lo cual simplemente estaba mandando todo al carajo y lo tenía a él con los malditos nervios de punta.


Decidido, se acercó a Luhan como último intento para hacerlo levantarse de aquel maldito lugar junto a la barra y conseguir que de alguna forma su plan continuará hasta el punto en el que lo necesitaba.


— Luhan, ya basta —exigió, llamando la atención de su mejor amigo—. Estás deprimiendo a todos.


— Baekhyun, yo…


— No puedes continuar de este modo. Tan sólo te estás haciendo daño y tienes a Charry preocupada —argumentó, plenamente consciente de que usar a Cherry era bajo y de todos modos haciéndolo igual.


— Lo siento —murmuró quedamente—. Tal vez, lo mejor sea que yo…


— ¡No se trata de irte! —Exclamó frustrado—. ¡Se trata de que queremos que olvides todo lo malo por un maldito segundo!


— No es tan fácil —musitó.


— No, eres tú el que simplemente se niega —sentenció, mirándolo con enojo.


— ¡¿Y cómo pretendes que lo haga cuando él también está aquí?! ¡¿Para qué lo invitaste en primera?! —Explotó, descargándose con su mejor amigo.


Baekhyun puso su mejor expresión dolida, convenciéndose de que lo que estaba por dejar salir de sus labios era una medida desesperado para conseguir un buen resultado.


— Lo invite para que dejes de ser tan idiota —respondió seriamente—. ¿O es que pretendes sufrir todo el maldito tiempo mientras él está como si nada? —Espetó, dejando a Luhan sin habla—. Tú tan sólo estás aquí pasándola mal mientras que a él no puede importarle menos —señaló a la mesa que Sehun ocupaba.


Luhan miró en esa dirección, descubriendo a Sehun riendo con Lay y una chica que en su vida había visto.


— Es todo —murmuró derrotado—. Yo simplemente ya no puedo, así que haz lo que tú quieras —dijo tristemente, dejándolo completamente solo y sintiéndose como una completa basura por hacerle eso a Baekhyun.


Un nudo se formó en su garganta, el contenedor de todo lo que lo atormentaba volvía a amenazar con romperse y entonces algo lo golpeó duramente, empujándolo fuera de aquel refugio donde había estado tratando de ocultarse de absolutamente todo y todos.


¿Seguiría de esa forma?


La pregunta hizo eco en su mente de la misma forma en que la música lo hacía en las paredes. Miró a su alrededor, viendo a todos cubiertos de colores fluorescentes, bailando bajo la luz azul. Ellos estaban felices en ese momento, todos menos él.


Llevó sus ojos a Baekhyun y Cherry, ambos entonces se veían como los reyes de la noche. Bailando como nadie arriba de un improvisado escenario y contagiando a todos con su alegría, algo que lo hizo fruncir el ceño y mirar en dirección a Sehun, quien continuaba sonriéndole a sus amigos y a esa chica.


Hubo entonces un solo pensamiento.


Tan sólo quería olvidarse de todo, y con ello en mente tomó un shot de algo que no tenía idea alguna que era y se encaminó hasta estar frente al escenario y a Baekhyun, más específicamente.


— ¡Baekhyun! —Gritó con fuerza.


Él lo miró con el ceño fruncido, seguramente todavía molesto por la pasada discusión. Luhan titubeó un segundo, tomando finalmente la decisión cuando su amigo extendió su mano hacia él, y entonces estaba arriba del escenario, bailando al compás de la música y el ritmo que Baekhyun marcará para él.


Permitiendo que todo se borrara por unos instantes e ignorando el dolor de sus heridas. Imaginando que los últimos meses no habían pasado en absoluto y divirtiéndose como cualquier otro chiquillo de su edad.


La canción terminó, iniciando una nueva que Luhan se sabía y que comenzó a gritar prácticamente. Baekhyun rió con fuerza y segundos después un micrófono estaba en sus manos, dándole vida a su voz que acompañaba a la de Adam Levine.


Entonces, ¿qué intentas hacerme?


Es como si no pudiéramos parara, somos enemigos.


Todo a su alrededor se volvió un coro de gritos eufóricos, risas divertidas y chillidos que lo vitoreaban mientras que todo parecía convertirse en pura neblina. Una, donde solamente estaban Sehun y él.


Sus ojos chocaron, su corazón se agitó y solamente por tener un poquito de su atención, ya se sentía como drogado.


Puedes volver a empezar.


Puedes correr libremente.


Puedes encontrar otros peces en el mar.


Puedes pretender que estaba destinado a ser así.


Pero no puedes mantenerte lejos de mí.


Todos cantaron a la par cuando vino el coro, Baekhyun parecía maravillado con él y Sehun tenía una expresión atónita mientras continuaba mirándolo a los ojos en cada palabra. Y, lo que pasó en la recta final de la canción, fue todo un completo borrón para él.


Lo único que sabía en ese momento era que Kai estaba demasiado cerca pero que su perfume era agradable. Él también bailaba muy bien y que había algún tipo de encanto en él bajo el efecto estroboscópico de las luces.


Se sentía fuera de su mente en ese momento, por lo cual ni siquiera llegó a comprender qué fue lo que Kai le susurró al oído antes de que Baekhyun los separara de golpe. Su amigo también le dijo algo, pero tampoco lo entendió y apenas reaccionó a lo que siguió a eso.


Viéndose a sí mismo, unos minutos más tarde, en una habitación desconocida. Recostado sobre una cama extraña, con Baekhyun cubriendo su cuerpo y con el rostro mirando en otra dirección que no fuera Baekhyun. Sorprendentemente, le daba ya igual y las fuerzas para luchar eran ya mínimas, casi inexistentes.


— Tranquilo, cariño —susurró su amigo, rozando un beso en una de sus mejillas—. Todo irá bien.


Pero no era verdad, Baekhyun no iba a poder garantizar eso sin importar que hiciera o cuánto se esforzara, porque el corazón y mente de Luhan seguían aferradas a Sehun, gritándole que hiciera algo cuanto antes.


— Quiero a Sehun —musitó quedamente.


— ¿Qué?


— Apártate —cerró los ojos.


— Luhan, escucha…


— No voy a hacer esto, no contigo por lo menos —masculló entre dientes, frustrado y odiando la cercanía del otro—. Tiene que ser él.


Baekhyun se alejó como si su piel fuera tóxica, sus ojos brillaban debido al enojo y las lágrimas, como si Luhan lo hubiera golpeado en algún lugar.


— No intento aprovecharme de ti si eso es lo que insinúas —masculló dolido y ofendido—. Te traje aquí porque ya era suficiente, Kai iba a tomar la oportunidad si tú continuabas actuando así.


Sus palabras le resultaron casi tan dolorosas como un golpe, tenía ganas de llorar debido a la vergüenza y por más que quería decirle a su amigo cuánto lo sentía, no se creía capaz de hablar sin romper a llorar.


— Perdóname —pidió con un lastimado murmullo.


Baekhyun lo miró ya con una expresión más suave, tirando de él a un cálido abrazo que trataba no sólo de reconfortarlo sino, además, también le decía de alguna manera, que no pasaba nada y que estaba totalmente perdonado.


— Sé que no quisiste decir eso y que es el dolor quien habla por ti —susurró con ternura, frotando su espalda—. Es por eso que deseo ayudarte.


— Es inútil —susurró resignado.


— Todavía podemos hacer algo —afirmó, sonriendo con confianza y sosteniendo sus manos para mostrarle su apoyo.


— Baekhyun, eso no…


— Tú solamente confía en mí —pidió tiernamente—. Yo voy a hacer lo necesario para ver a la persona que quiero siendo feliz —prometió.


Su pecho se comprimió y la más profunda vergüenza se apoderó de él, como un tortuoso recordatorio de que no merecía lo que Baekhyun estaba haciendo por él, cuando era obvio que eso estaba dañando profundamente.


¿En qué momento habían llegado a ese punto?


No lo sabía, sin embargo, quería irse tan lejos como pudiera para así no tener que seguir enfrentando el daño que estaba haciéndole a su dulce amigo. Se puso de pie torpemente, sobre saltándose tan pronto la puerta fue empujada violentamente, dejando ver tras ella a un muy alterado Sehun, quien alternaba su iracunda mirada entre él y Baekhyun que todavía estaba sentado en la cama.


— Tú…


— ¿Qué carajos estás haciendo aquí con Byun? —Espetó, furioso.


No fue capaz de responder, sus garras falsas se clavaron en las palmas de sus manos. Baekhyun se puso de pie con una expresión imperturbable, saliendo de la habitación silenciosamente para dejarlos solamente a ellos dos.


— Te hice una pregunta —masculló entre dientes.


Se contradijo para sus adentros, casi gritando de frustración ante la pelea que el enojo que sentía por estar siendo cuestionado de esa forma y el anhelo por recuperar lo que fueran que tenían, estaban protagonizando.


Luhan deseaba irse cuanto antes, a sabiendas que probablemente esa noche simplemente tendría una herida más grande y profunda, pero aun conociendo el riesgo, le importó menos que nada y corrió hacia él, aun cuando él era el único que quería eso.


— Luhan, ¿qué…?


— No quiero que te vayas —admitió, estrechando su cuerpo con fuerza—. Sé que es lo mejor para ti, sé que tu tío te dará la familia que te mereces, pero… aun así… quiero que te quedes conmigo —suplicó.


— Yo… ¿Cómo puedes siquiera…?


— Ya sé que estoy siendo egoísta y que no tengo derecho a pedírtelo, pero… Yo no...


— Ya lo hablamos Luhan —le recordó, deshaciendo su abrazo con cuidado—. No me quedaré.


Una vez más algo se quebró, trayendo consigo la rabia y un avasallador dolor que simplemente lo obligó a correr por temor a que el maldito contenedor explotara frente a Sehun. Él no hizo nada cuando tomó el picaporte, tirando con fuerza, olvidándose del pequeño detalle que esa puerta abría hacia adentro y llevándose un golpe en la cabeza en el proceso.


Sehun inhaló profundamente luego de su torpe accidente, mientras que él simplemente se quedó ahí, con una mano cubriendo la zona afectada de su frente y como en otro mundo. Tratando de darle sentido al caudal que se desató cuando el contenedor se destrozó.


Liberando todo que había peleado por mantener a raya y así romperse menos, sus labios se apretaron pero ni eso logró contener el grito desgarrador que abandonó su garganta, liberando el torrente de todas esas lágrimas que se negó a llorar.


— ¡Luhan! —Exclamó alarmado Sehun en el instante que sus rodillas fallaron y se desplomó en el frío suelo.


Sus brazos lo rodearon fuertemente y podía escuchar palabras desesperadas que le imploraban que para de llorar y gritar de ese modo tan angustiante. Pero simplemente Luhan no podía hacerlo, porque todo se había desbordado y él no podía detenerlo.


— Dios, Hannie —suplicó—. Nene, mírame por favor —lo arrulló.


Luhan fue incapaz de conceder su pedido, él estaba aterrorizado por todo lo que estaba sobreviniendo con tanta intensidad que comenzaba a costarle respirar.


— Luhan —lo sacudió bruscamente—. Tienes que mirarme, amor —imploró. Asustados orbes lo miraban, rogándole por algo que no conseguía entender—. Respira, bebé. Hazlo conmigo —pidió suavemente.


Él inhaló profundamente para luego exhalar lentamente, mientras Luhan lo imitaba lo mejor que podía a través de hipidos y sollozos que hacían que sus labios temblaran. Él estaba acunando su rostro con ternura, retirando las lágrimas que se negaban a dar marcha atrás.


— Eso es, lo estás haciendo bien, Bǎobèi Lù —sonrió a medias.


Sus propias manos cubrieron las ajenas, tratando desesperadamente de comprender que él seguía ahí y que en ese momento no iba a ir a ningún lugar.


— Está bien, amor —musitó, acariciando suavemente sus mejillas—. Todo está bien ahora —aseguró.


Pero Luhan sabía que no era de esa manera, derramando nuevas y gruesas lágrimas, antes de ser rodeado por lo brazos del más alto, ocultando su lastimero rostro en el hueco de su cuello.


— Estoy aquí, no tengas miedo —murmuró.


«¿Por cuánto tiempo?»


No se atrevió a preguntar, posicionándose más contra su cuerpo en un vano intento por fundirse con él y de esa forma no tener que separarse una vez las lágrimas se detuvieran totalmente. Quedándose a su lado como lo deseaba con toda su alma.


— Lay, necesito sacar a Luhan de aquí —indicó a una de las personas que lo observaba y que Luhan no había notado que estaban ahí antes.


No escuchó la respuesta de Lay pero en cambio escuchó sus apresurados pasos, para unos minutos después ser llevado sobre la espalda de Sehun debido a que se había negado a soltarlo, siendo esa la mejor idea que habían tenido.


Un auto los esperaba, llevándolo en lo que él creyó fueron segundos al bloque de apartamentos en el que ya había estado antes. Luhan no pudo caminar una vez bajó del auto, las piernas estaban temblando y no había logrado deshacerse del pensamiento de que sería el fin si iba a donde Sehun quería.


— Vamos, Hannie —pidió y Luhan simplemente negó.


Él lo miró con tristeza, probablemente percibiendo su temor, envolviéndolo suavemente entre sus brazos para seguidamente besar con ternura su mejilla.


— Está bien, Bǎobèi Lù. Déjame cuidar de ti —le susurró al oído o con la voz más amorosa que tenía.


Luhan asintió apenas entonces, siendo guiado en su camino por Sehun que tomaba su mano con fuerza, soltándola solamente cuando estuvieron dentro del departamento, con el sentado sobre el sofá.


— Dios, Hannie —habló preocupado—. Estás totalmente pálido.


Luhan asintió por alguna razón, abrazándose a sí mismo en un intento de controlar el temblor en su cuerpo. Era es la segunda vez en su vida que se sentía así de expuesto y vulnerable, pero aun cuando era la segunda vez, todavía no tenía idea de que como controlarlo.


— Luhan —llamó una vez más. Luhan se encogió en sí mismo, temeroso de todo—. Espera aquí, iré a traerte agua.


Reaccionó antes de poder procesarlo, tomando la mano de Sehun para impedirle dar un paso más. Él lo miró sin comprender, esperando a que Luhan le diera alguna clase de explicación que él en realidad no tenía.


— No te vayas.


Fue lo único que logró y quiso decir, ambos ya teniendo el conocimiento de que Luhan no simplemente estaba pidiéndole que desistiera de su idea de ir por un simple vaso de agua.


— Luhan, por favor…


— Por favor —suplicó.


— No puedo, Luhan —murmuró, zafando suavemente su mano—. Te he explicado ya por qué.


— ¡No es justo! —Sollozó desolado.


— Hannie, para de llorar —pidió angustiado.


— Y-Yo no puedo decirte eso que quieres escuchar, porque… ¡Simplemente no lo sé, ¿de acuerdo?! —Exclamó frustrado—. Yo ni siquiera tengo una maldita idea de si esto que siento lo alcanza a describir o se compara con lo que tú sientes por mí, pero sí... sí tú... —Hipó.


— Lu, tú no tienes que...


— Sí el hecho de que cada vez que te veo sienta que todo se vuelve perfecto porque estás ahí, que cuando te abrazó no podría pedir nada más y el mundo bien se podría ir al demonio solamente por estar solamente un segundo más de esa manera, que simplemente necesite verte sonreír para sentirme feliz por completo, o si el que piense que quiero esforzarme en todo lo que hago para que te sientas orgulloso de llamarme tu novio. —Sehun inhaló bruscamente, con el pulso acelerado de forma sobrehumana—. Si eso es amor, entonces, yo...


— Luhan, para —suplicó, incapaz de verlo llorar un minuto más y temiendo escucharlo al saber que no podía quedarse.


— ¡Pero ya no sé qué más hacer! —Lloró—. A este punto siento que lo he intentado todo para convencerte, a excepción de...


Luhan se detuvo de golpe, como si la revelación del siglo acabase de mostrarse ante él. Sus asustados ojitos llorosos miraron en su dirección y sus labios se apretaron rígidamente.


— ¿T-Te quedarías si yo…? —Se relamió los labios nerviosamente—. ¿L-Lo harías si te dejó tenerme? —Preguntó asustado.


La mente de Sehun se quedó completamente en blanco, mientras únicamente podía boquear sin conseguir articular palabra. Su cuerpo se congeló por completo, simplemente quedándose ahí cuando Luhan se incorporaba lentamente, con una expresión de temor y comenzaba a deshacer uno a uno los botones de su camisa.


Tragó duro cuando la suave tela resbaló fácilmente hasta no ser más que un pequeño montón a sus pies, y hubiera sido la imagen más bella que hubiera tenido en su vida de no ser porque Luhan tenía el rostro de un animalito marchando al matadero.


— ¿Q-Qué…?


— Yo no… —dijo en un débil murmullo—. No sé cómo hacer esto, pero...


Él se acercó vacilante, estirando sus manos en busca de un abrazo y solamente entonces fue que Sehun se obligó a sí mismo a reaccionar y hacer algo.


— No, Hannie —habló dulcemente, tomando las manos contrarias para detenerlo—. No tienes que hacer esto.


— Pero es todo lo que yo...


— Yo te amo, cariño —le recordó, acercándose lo suficiente para besar castamente sus labios—. No importa si nunca te toco de esta forma, eso no cambiara nada —aseguró, tirando de su esbelta figura a sus brazos.


— Yo…


— Tienes miedo, Bǎobèi Lù —señaló con gentileza—. Tú no quieres hacer esto.


— N-No, yo… —Se mordió los labios.


— No estás listo —explicó.


— ¡Pero está bien siempre que seas tú! —Vociferó alterado—. Tal vez no es la forma en que pensé que pasaría, pero… Yo confío en ti —aseguró.


— No —negó levemente.


— Pero…


— Te amo —repitió, dejándolo sin habla—. Es por eso que de ninguna forma he imaginado nada de esta forma. No cuando tú lo haces porque sientes que no tienes otra opción.


— Sehun —murmuró frustrado, porque estaban quedándose sin opciones y sin tiempo.


— Tampoco quiero irme —admitió finalmente—, pero es lo único que puedo hacer para alejarlo de ti.


— No tenemos que separarnos —sollozó—. Estaré bien si solamente nos mantenemos en contacto, si tú me lo pides yo puedo esperar por ti —prometió esperanzado.


— No podría hacerte eso, no es justo para ti —musitó, limpiando sus lágrimas con tiernas caricias.


— Yo quiero hacerlo —sentenció.


— No, bebé —negó con una sonrisa amorosa—. Tú debes seguir con tu vida, conseguir una novia preciosa y dulce que te haga sonreír siempre. Tienes que ser feliz.


— No —lloró, cubriendo sus manos con las propias cuando él acunó su rostro.


— Luhan…


— No voy a aceptarlo —pronunció decidido—. Está también es mi decisión y yo decido que no quiero ponerle fin a esto —lo miró sin titubear.


— Luhan, por favor no hagas esto más difícil —le rogó con una mirada atormentada.


— Si descubro una forma, ¿me permitirás seguir a tu lado? —Interrogó ilusionado.


— Bǎobèi Lù, esto no…


— ¿Lo harás? —Insistió.


Sehun lo observó seriamente, con el corazón en un hilo ante todo el anhelo y esperanza que pudo ver reflejado en su bellísimo rostro.


— Sí, Luhan —susurró quedamente.

Notas finales:

Entonces y como siempre, espero de todo corazón que les gustara el capítulo de hoy y me despido no sin dejarles como siempre mi nota. Así que recuerden que: *?7000 son como 6.02 dólares y 113.77 pesos mexicanos.

Así que sin más que agregar...

Yo me despido recordándoles lo mucho que l@s am@ y les mando mil abrazos.

Bye Bye


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