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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

¡¡¡Hola!!!

Sí, ya sé que han pasado mil años pero finalmente me he hecho presente jejeje

Para ser honesta, tuve mucho trabajo con este capítulo en particular porque de verdad quería que la parte final quedara bien.

Así que la escribí, la reescribí, le hice mil cambios y le di como mil vueltas al asunto hasta que finalmente estuve satisfecha. Así que de verdad espero les guste a ustedes también y que todas las vueltas que le di a esto valieran la pena.

 

 

 
 
 
Bien, él estaba jodido y para ser sincero, lo esperaba con ansias.


Sus piernas apenas funcionaron para hacerlo estar de pie frente a la ardiente mirada de Sehun, se mordió el labio inferior por los nervios y sus manos torpemente se deshicieron de su camiseta.


La sonrisa sensual en los labios ajenos lo felicitó por ser bueno, erizando la piel de Luhan y volviendo solamente un poco más irregulares los latidos de su corazón. Sus nerviosa mirada lo observó acercarse y gimió vergonzosamente necesitado al primer toque de sus manos.


Él lo sostuvo por la cintura, acercándose hasta que fue capaz de sentir lo duro que estaba y con solamente eso, su cerebro se volvió papilla en ese mismo instante.


Sus labios se encontraron con urgencia, haciéndolos gemir a ambos con satisfacción y la verdad sea dicha, Luhan podría llorar vergonzosamente de alegría. Pronto, el toque de esos labios paso de sus labios a su mandíbula y hasta su cuello entre tiernas atenciones y roses de terciopelo.


Un suspiro suave escapó de sus húmedos labios y su visión se volvió un poco borrosa, entre tanto inclinaba obedientemente el cuello para ofrecerle a esos labios. Sus dientes mordieron suavemente la sensible piel, haciendo que el cuerpo de Luhan se estremeciera mientras la traviesa lengua del más alto lo acarician tras cada tierno mordisco.


Su hombro derecho fue atendido de la misma forma mientras que las manos de Luhan recorrían la espalda ajena, secretamente preocupado de que él tuviera la intención de detenerse. Sus bocas colisionaron una vez más en un beso feroz.


Poco o nada consciente de su entorno, se sintió algo confundido al chocar con algo que ni siquiera tuvo oportunidad de averiguar que era antes de que el más alto lo tuviera sentado sobre la sólida superficie.


Descubrió entonces que debía tratarse del escritorio, sin embargo el pensamiento no pudo durar lo suficiente antes de que sus neuronas hicieran un corto circuito en el segundo en que sus erecciones se rozaron por sobre la ropa.


Un tembloroso gemino se derramó de sus labios y como si fuese una sensual danza, Sehun meció sus caderas burlándose de él. Volviendo a su cuerpo una masa temblorosa que se aferraba a él con brazos y piernas.


— H-Hun —balbuceó lamentablemente.


Luhan miró los ojos oscuros de su novio y hubo una sonrisa sensual en los labios ajenos, prometiendo poner su mundo de cabeza. Su corazón retumbó en su pecho y se aferró solamente un poco más fuerte al cuerpo ajeno.


Perdiéndose en las sensaciones del toque de Sehun, sintiéndose medio borracho por sus besos y con la palabra más en la punta de la lengua. La deliciosa fricción lo tenía flotando entre el placer y la agonía.


Los hábiles dedos de Sehun trazaron un camino desde su cintura a su pecho, provocando con la sensible piel. Un pequeño susurro en algún lugar apenas fue captado por sus aturdida consciencia, siendo olvidado prontamente en el preciso segundo que sintió la lengua de Sehun sobre uno de sus pezones.


Todo su ser vibró y de sus labios brotó un gemido lastimero que retumbó en la habitación y sus dedos se enredaron en el cabello de Sehun en un mudo ruego para que no se detuviera. La satisfacción era evidente en aquella mirada mientras que apartaba sus manos y una vez más estar cara a cara.


— Eres tan hermoso —le susurró al oído.


Luhan se estremeció y suspiró por la caricia de su aliento caliente y el beso en su sien, sus propias manos acariciaron los hombros del más alto, atrayéndolo a un nuevo beso. Por fin escuchando lo que la única neurona funcional en sus cerebro trataba de decirle.


— Recuerdas nuestro trato, ¿verdad? —Murmuró contra los labios contrarios.


La expresión de Sehun cambió pero él no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Buscó sus labios una vez más y se regocijó para sus adentros al no verse rechazado, sus caderas se mecieron recordándoles a ambos en qué situación se encontraban.


El gruñido del más alto lo hizo auto felicitarse secretamente, tal parecía que todo podría tener los resultados esperados. Sin embargo...


— No, espera —gruñó Sehun, apretando sus caderas—. Yo...


— ¿Hun?


— Perdón, no puedo —susurró con un patético tono de voz.


Luhan se detuvo tan pronto lo escuchó y él retrocediendo un paso en completo silencio, sin atreverse a darle otra mirada al chico cabizbajo. Luhan, por otro lado, podía ver claramente la frustración en el más alto y lo escuchó maldecir entre dientes, pero todavía no hizo nada para romper el denso silencio que se plantó entre ambos.


— Amor, yo...


— Está bien —suspiró—. No pasa nada.


La expresión de Sehun decía todo lo contrario pero Luhan no iba a señalárselo, y sin mucho esfuerzo volvió a sus propios pies. Sehun todavía parecía estar debatiéndose con el hecho de realmente querer decir algo más pero tan pronto se acercó todo lo que Luhan podía ver era que él seguía excitado.


Él tampoco tardó en darse cuenta la dirección en que Luhan miraba y se cubrió el rostro todavía más molesto, mascullando palabras intangibles.


— Lo lamento —musitó lamentablemente poco después—. Ahora mismo, yo...


— Haremos una excepción por esta única vez —interrumpió Luhan—. ¿Está bien?


— ¿Q-Qué? —Balbuceó apenas.


Él no habló más, arrastrándolo y empujándolo suavemente hasta que estaba sentado sobre su cama. Aturdido, lo miró sin tener idea de qué esperar, atragantándose al verlo caer de rodillas frente a él antes de darle un suave golpecito en las rodillas.


— Separa las piernas —pidió con su suave voz.


— ¿Lu-Luhan? —Tartamudeó medio aterrado y malditamente excitado.


— Anda —urgió, su rostro estaba totalmente rojo—. N-Nunca he hecho esto, pe-pero intentaré que sea bueno —prometió.


El rostro del más alto palideció como si estuviera viendo un fantasmas, irritado y sumamente avergonzado, Luhan forzó su caminó hasta estar entre sus piernas, con sus manos temblorosas tratando de conseguir deshacer el botón de sus jeans.


— ¡No! —Exclamó escandalizado—. ¿Qué estás...?


— Sehun, ya he llegado tan lejos —musitó un poco triste.


Sehun supo de inmediato que iba a hacerlo sentir un tanto humillado si lo rechazaba a esas alturas y únicamente pudo cerrar la boca y aguardar. Lo vio titubear un poco, hasta finalmente conseguir deshacer el botón y bajar la cremallera.


Sus mejillas estaban coloreadas de un profundo color rojo para cuando levantó la mirada y lo enfrentó.


— ¿Puedes...?


No hubo necesidad de que terminara y obedientemente coopero para que el empujará su ropa, liberando de entre los confines su palpitante erección. Avergonzado a muerte, apartó la mirada con urgencia a cualquier lugar que no fuera el rostro algo angustiado de Luhan.


— Luhan, realmente no tienes...


— He visto algunos vídeos y más o menos entiendo la mecánica pero... —Sus brillantes ojos de ciervo chocaron con los suyos y él sintió que iba a correrse tan sólo por eso—. T-Tan sólo dime si algo no te gusta.


Esas simples palabras desataron el infierno en su interior, con una parte suya diciéndole que lo detuviera y la otra dando órdenes confusas.


Nada importó al final y su cuerpo tembló violentamente al primer contacto de la suave y húmeda lengua de su novio lamiendo desde la base hasta la punta de su pene. Aturdidamente extasiado miró hacia abajo cuando él se detuvo, pareciendo como si evaluara algo pero su inútil cerebro solamente se concentró en la imagen de esos labios a escasos centímetros de la punta de su erección.


Luchando contra esa parte irracional que lo incitaba a empujar adelante para que Luhan finalmente lo tomara en su dulce boca. Él pareció salir finalmente de la burbuja donde se había perdido, sus brillantes ojos se conectaron con los suyos y sus labios rosas se separaron levemente pero no dijo nada.


— ¿L-Luhan? —Llamó con la respiración alterada.


No hubo respuesta a su llamado. En cambio la húmeda boca de su adorable novio cubrió su glande, chupando tentativamente y arrancando de lo profundo de su garganta un gemido entre espantado y extasiado.


Experimentando con la sensación de tenerlo en su boca, jugando y lamiendo tentativamente, logrando que Sehun apretara los dientes mientras lo miraba. Aferrándose al pensamiento que le recordaba que Luhan era inexperto y que no debía empujarse en su boca o lo asustaría.


Aventurándose un poco más, con una timidez enloquecedora, esa pecaminosa boca lo tomó centímetro a centímetro hasta que no pudo más. Sus brillantes ojos conectaron con la brumosa mirada de Sehun, que aunque sabía que parecía preguntar algo, en ese momento para lo único que funcionaba su cerebro era para grabarse la preciosa imagen que se desarrolla entre sus piernas.


Un gemido se deslizó fuera de su boca cuando un lento y torpe vaivén fue iniciado. El cuerpo entero de Sehun tembló y sus manos empuñaron con todas sus fuerzas las mantas de su cama en un intento de tenerlas quietas.


Su respiración errática se combinó en el aire con el sonido húmedo producto de aquel acto que nunca había pensado Luhan haría. Su cordura pendía de un hilo y aferrándose a ella, se obligó a no mirar a Luhan y tal vez así no perder el control.


Aun cuando no importaba en absoluto si podía verlo si de igual forma podía sentir el calor húmedo de su boca, envuelto en la palpitante carne y esa lengua recorrerlo con desquiciante lentitud.


— ¿Sehun? —Llamó con un dulce susurró.


Inseguro miró directo a esos brillantes ojos claros y contuvo el aliento extasiado con aquel perfecto cuadro de su encantador amor masturbándolo con sus manos mientras que lo miraba con esos ojos inocentes.


— ¿Hay algo mal? ¿Por qué no me miras? —Preguntó angustiado—. ¿Estoy haciendo algo mal?


Su diestra temblaba débilmente mientras la guiaba al hermoso rostro del dulce chico, apenas consiguiendo mover su cabeza en una negativa al tiempo que acariciaba con ternura la suave piel de esa mejilla sonrosada.


Una sonrisa angelical se dibujó en los tentadores labios que hasta hace nada lo habían torturado, la dirección de sus caricias cambió a esos tentadores labios y los rozó con la punta de sus dedos, apenas consciente de que aquello que vagamente escuchaba era su acalorada respiración.


— Debes mirarme, Sehun, de lo contrario no sabré si te gusta o no.


Con esa última indicación su dulce boca lo tomó una vez más haciéndolo gemir audiblemente, los ojos castaños de Luhan fijos en él mientras que Sehun jadeaba pesadamente luchando por mantenerse tranquilo.


Si él era honesto, Luhan no era especialmente bueno y sin embargo, saber que era su primera vez lo hacía tan malditamente excitante que lo tenía justo en el borde. Su cuerpo estaba temblando completamente a ese punto mientras veía como su miembro se hundía en la pecaminosa boca de su novio.


Inconscientemente sus caderas comenzaron a marcar el ritmo y aunque él le dedicó una mirada, no dijo nada. Acoplándose perfectamente al compás que él le marcaba y empujándolo un poco más al borde.


Su traviesa lengua jugueteando con la sensible carne, su mirada lasciva conectada a la de Sehun, permitiéndole saborear el embriagante sabor del placer con cada segundo que transcurría. Antes de razonar siquiera, o dejarse persuadir por esa parte suya que siempre le recordaba que debía tratar a Luhan como si fuera el más frágil tesoro, los dedos de su mano derecha se enredaron en el suave cabello castaño, instándole a ir al ritmo que le marcará.


Su sumisa obediencia era un punto a favor a su nivel de placer, los quedos gemidos vibraran contra la sensible carne cada vez que Luhan lo chupaba ávidamente. Su propia lujuria brillaba en sus ojos de ciervo, provocando más y más al más alto.


Estaba tan cerca que podía saborear su ansiado orgasmo y en el fondo de su mente sabía que era su voz la que escuchaba exteriorizar su delirante éxtasis.


Bastó apenas un segundo, sus ojos viendo la lasciva imagen de Luhan pasando su talentosa lengua sobre el frenillo, torturándolo y haciendo que todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo desencadenaran un estallido abrumador de placer.


Sé vino con un grito ronco y sus manos enterradas en el cabello suave de Luhan. Hubo alguna especie de ruido lejano y sin tener idea de que pasaba a su alrededor se derrumbó de espaldas en la cama. Había luces destellando por toda la habitación y su cuerpo entero parecía sufrir de espasmos.


Su mente estaba brumosa y la imagen de Luhan continuaba frente a sus ojos, haciéndolo gemir quedamente. Aturdido, consiguió incorporarse en busca de Luhan y solo al verlo toda la bruma post orgásmica se disipó completamente.


— Joder —masculló alarmado al escuchar a Luhan toser violentamente.


Apresurado se arrodilló palmeando su espalda para ayudarlo a que regulará su respiración. Él lo miró con los ojos llorosos y la culpa fue aún peor al ver los restos de su semen ensuciando sus labios, su bonito rostro y pecho.


Se apresuró a alcanzar el paño que había iniciado todo aquello y limpió torpemente todo aquel desastre. Una sonrisita boba se dibujó en los labios ajenos mientras que dejaba que se hiciera cargo del desastre.


— Lo siento, yo debí advertirte —murmuró afligido.


— Está bien.


— No, de verdad lo lamento mucho. Yo...


— ¿Sabes? —Interrumpió—, de algún modo, imagine que sabría peor —murmuró inconscientemente.


— Dios, no hables del sabor —dijo avergonzado mientras continuaba limpiando su bello rostro.


— ¿Por qué no? —Interrogó risueño—. Realmente no sabe tan mal.


— Basta —ordenó abochornado.


— ¿Quieres probarlo?


— No voy a hacer tal cosa —bufó.


— Puedo besarte, así podrías...


— Luhan —advirtió.


— Okay —asintió—, pero realmente no sabe tan mal.


Antes de que pudiera quejarse, o suplicarle a Luhan que lo repitiera, su dulce novio cortó la distancia y lo besó en los labios dejándolo totalmente aturdido. Seguidamente, se puso de pie con una sonrisa triunfal y se encerró en el baño para terminar de limpiarse.


Al estar solo, fue como si el auto desprecio finalmente se dignara a aparecer, recordándole lo miserable que era por rechazar a Luhan pero todavía sacar provecho de la situación. Señalándole una y otra vez lo egoísta que era.


Es decir, luego de lo que había pasado, Luhan también tendría que estar afectado, pero en lugar de poder libremente pedir las mismas atenciones de su novio, él tenía que ir a encerrarse al baño para hacerse cargo.


Molesto consigo mismo, se paró frente a la puerta del baño y antes de siquiera levantar la mano y golpear, un muy alegre Baekhyun entró dando saltitos.


— La comida llegó —anunció—. ¿Y Luhan?


— Él está en el baño, estaba por avisarle que llegaron.


Baekhyun entrecerró los ojos, esbozando una sonrisa pícara pero afortunadamente se ahorró sus comentarios y solamente le pidió no demorarse. Al verlo salir, Sehun no tuvo más remedio que llamar a Luhan y avisarle que todos habían llegado, en lugar de disculparse con él debidamente.


Apenas logró distinguir una respuesta afirmativa y salió de la habitación sintiéndose un tanto frustrado. Al ver su estado de ánimo algo sombrío, su tío le dio una mirada interrogante a la cual él simplemente respondió con un movimiento de su cabeza para que lo dejara estar.


La cena comenzó tan pronto Luhan se unió a ellos, nadie dijo nada pero Kyun Min y Baekhyun no pudieron ser más obvio con las miradas que le lanzaron a Sehun a través de la mesa. Sehun se sintió irritado de inmediato.


Luhan en cambio, él parecía la persona más feliz del mundo y eso tan sólo amargaba más a Sehun ante la idea de que él estaba tan acostumbrado a su rechazó, que ya ni siquiera le importaba. De repente tenía una maldita jaqueca descomunal que solamente empeoraba debido a lo ruidoso que estaban siendo todos.


Estaba de más decir que luego de la cena fue imposible hablar con Luhan a solas debido al exceso de personas a su alrededor. Secretamente, él tenía la esperanza que Luhan se quedara a pasar la noche y entonces él podría tratar de reparar su error, sin embargo, Luhan no lo haría.


En su lugar, él se despidió como todos los demás cuando la noche comenzó a caer, no importó en absoluto cuanto Sehun insistió en para que se quedara.


— ¿Estás seguro de que no quieres quedarte? —Preguntó una vez más Sehun, mirándolo aún con un brillo de culpa y súplica.


— No, está bien —aseguró sonriente.


La respuesta no parecía ser la que él buscaba y discretamente sujetó su brazo para alejarlo del grupo que se despedía en la puerta de su hogar.


— Bǎobèi Lù, yo...


— ¿Qué pasa, Hunnie? —Interrogó con un tono sereno.


— Sobre lo que pasó esta tarde —musitó nervioso y afligido—, yo realmente...


— Está bien, amor —susurró con ternura, porque solamente de esa forma él entendería.


Y sí, para sus adentros admitía que también usaba eso porque era muy consciente del hecho de cómo afectaba a Sehun la forma en la que Luhan lo llamaba amor. Un truco un poco sucio pero lo usaría tanto como pudiera, celebrando internamente el cómo Sehun se estremeció luego de oírlo.


— Hannie —musitó derrotado.


— Oh, quita esa expresión tan lamentable —lo animó—. Yo no estoy molesto ni nada —prometió.


— Pero...


— Sonríe, anda —pidió, acunando su rostro cariñosamente—. Hazlo por mí —insistió.


Una pequeña sonrisa se apoderó de los labios del más alto y Luhan lo imitó felizmente. Robando de los dulces labios un corto beso.


— No pienses tanto en lo sucedido —aconsejó—. No es como si me hubieras obligado a hacerlo o algo por el estilo.


— Lo sé, aun así...


— Aun así nada —rió—. En realidad... —bajó la voz para que únicamente él lo pudiera escuchar—, estoy algo feliz por ello, generalmente eres tú quien siempre hace todo para que yo me sienta bien, así que...


Su rostro se calentó luego de hablar, Sehun estaba conteniendo la respiración y las manos de Luhan se apartaron de sus mejillas, yendo a parar a su pecho, acariciando distraídamente.


— A mí de verdad me gusto —susurró y lo escuchó contener el aliento—. Entonces, no te sientas mal si ambos lo disfrutamos al final. ¿Está bien? —Él asintió torpe y frenéticamente.


Pese a lo afectado y algo culpable que Sehun se sentía, Luhan en realidad estaba bastante satisfecho con su progreso. Por supuesto que se sentía decepcionado en el interior pero naturalmente, él sabía que le costaría un poco más de trabajo y esfuerzo para llegar a su objetivo, por lo que estaba convencido de que lo que había pasado sumaba un pequeño triunfo a su favor en medio de la guerra.


— Luhan, termina de despedirte ya para que pueda llevarte a casa —llamó Bobby desde la multitud.


— Ya voy —respondió antes de volver a mirar a su novio—. Entonces...


— De acuerdo —desistió finalmente—. Llámame cuando estés en casa.


No respondió y se mordió el labio inferior brevemente, antes de besar tímidamente la mejilla del pelinegro y murmurar un quedo adiós.


Él no lo llamó más, manteniéndose estático en su lugar pero con la vista clavada en la esbelta figura del castaño hasta que salió por la puerta. La voz de Baekhyun le dijo algo a lo que él únicamente respondió con algún sonido que ni él mismo identificó. De alguna forma su cerebro parecía haber recibido un daño irreversible y por más que su tío preguntó que lo tenía tan ido, él nunca fue capaz de responder.


Luhan llegó sumamente feliz a casa esa noche, su familia parecía inmensamente feliz de solo verlo revolotear por toda la casa. Esa noche durmió con una sonrisa y despertó con la misma aún adornando su rostro.


Nada fue capaz de borrarla, ni siquiera los susurros desagradables que lo perseguían ahora que su relación con Sehun era conocida por todos. Como todas las mañanas, él lo esperaba en la entrada con una sonrisa encantadora y lo saludó con un tímido beso en la frente que ignoraba las expresiones de disgusto de muchas personas.


Caminaron tomados de las manos y la sonrisa de Luhan únicamente pudo creer más al percatarse de la nerviosa mirada de Sehun posándose una y otra vez en sus labios. Fingió no notarlo en absoluto y lo despidió al llegar a la puerta de su salón de clases.


Al entrar al aula, aquella mañana tan buena pareció correr riesgo de verse en peligro. El rostro enrojecido de una furiosa Haneul fue lo primero que obtuvo su atención y posteriormente desvió su vista a los rostro burlones de tres de sus compañeros, no solo de clases, sino del club de soccer.


— Eres un reverendo idiota, Ji Hoon —masculló la furiosa chica.


— ¿Acaso mis palabras son mentira? —Soltó con un aire arrogante—. ¿No es nuestro buen compañero Wu la novia de Oh Sehun? —Habló despectivo.


— ¿Qué mierda te importa a ti? —Espetó—. Es su jodida vida privada y de todas formas actúas como si se tratara de ti.


— Me importa porque tengo que ver con mis ojos su asqueroso comportamiento —masculló con asco.


— Tú...


— Siempre puedes cerrar los ojos para no vernos —habló Luhan finalmente.


Ellos se giraron en su dirección un tanto sorprendidos mientras él ingresaba tranquilamente al salón y se paraba justo a un costado de su amiga. Al mirar al frente, su nombre y la palabra zorra abarcaban en su totalidad la superficie de la pizarra.


Ji Hoon no podía verse más feliz al darse cuenta que Luhan había visto la pizarra. El castaño estaba inmutable, luego se echó a reír con ganas y borró de sonrisa de suficiencia del feo rostro ajeno.


— ¿Qué es esto, la primaria? —Se burló—. Debes esforzarte más que eso si lo que pretendes es hacerme llorar. Esa mierda es nada comparado con lo que ya he enfrentado —dijo tranquilamente y con la misma calma pasó su brazo por los hombros de la enojada Haneul.


Llevándola hasta su sitio, tratando de persuadirla para que se relajara e ignorara por completo aquel lastimero intento de intimidación. Ella todavía refunfuñó un poco por lo sucedido y más aún por la petición de Luhan de no mencionarlo a Sehun. Apenas logró convencerla y que relajará, contagiándola con la sonrisa radiante y buen humor al final.


El chico que se creía un matón estaba furioso, una cantidad importante de sus compañeros de clases parecían igualmente enojado. Sin embargo, lo más que podían hacer era lanzarle miradas de desprecio infinito que Luhan ni tomaba en cuenta.


Cuando Sehun apareció en la puerta a la hora del almuerzo, ellos repentinamente miraron a cualquier otro sitio que no fuera ni remotamente cercano a Luhan. Internamente él se rió de lo cobardes que eran y se reunió con él más alto, recibiendo un agradable beso en los labios.


Haneul se burló un poco de ellos, parloteando sobre lo emocionada que estaba del trabajo en parejas que tenía con Luhan y su inminente reunión con YanYan.


— ¿Sí sabes que a ella le gusta Lay? —Inquirió Sehun.


— ¿Y qué? —Rió adorablemente—. No es como si estuviera pidiéndole matrimonio, a mí solo me gusta admirar su belleza —sonrió ampliamente.


— Eso suena como algo que un stalker diría —se burló Sehun.


— ¡Luhan, dile algo!


Él se rió de ambos antes de ser encerrado en un abrazo asfixiante de Baekhyun. Él chico parecía estar a nada de comenzar a rebotar por toda la cafetería, sus bonitos ojos destellaban y la sonrisa en su rostro era inmensa en su limpio y bonito rostro.


— Vendrás, ¿verdad Hannie? —Preguntó entusiasmado.


— ¿A dónde? —Lo observó confuso.


— Hoy inició mi primer día de trabajo en Deditos pintados, me acompañaras para desearme buena suerte. ¿Cierto?


Su adorable rostro era todo súplicas e incluso estaba haciendo un puchero del que casi todos se rieron. Todos menos Chanyeol, el pobre tipo parecía estar al borde de un ataque de ansiedad de solo escuchar la frase: Baekhyun trabajando.


— Baekkie —llamó angustiado.


— Silencio, Channie —ordenó—. Esto será genial, no te preocupes. Tú novio será el mejor empleado de todo el lugar. Los niños ya me adoran y el día que me entreviste con la directora, ella fue muy amable conmigo —dijo alegremente.


— De acuerdo —aceptó resignado, todavía enviando una mirada de preocupación a Sehun.


Él, sin embargo, tenía su vista fija en Luhan y no lo notó en absoluto. Todo parecía relativamente normal, a no ser por la atención de Sehun que se había estado desviando más y más, haciendo que sus amigos tuvieran que llamarlo algunas veces durante la conversación.


— ¿Qué le pasa a tu novio? Ha estado así toda la mañana, incluso los profesores le llamaron la atención algunas veces—murmuró Baekhyun.


— No lo sé —respondió, aun cuando por dentro sonreír satisfecho al darse cuenta de que lo que tenía a Sehun distraído era él mismo.


Apostaría sin temor a equivocarse que era el resultado de lo que había pasado el día anterior en la habitación del más alto. Todavía así, fingió que no tenía idea alguna de lo que pasaba.


— ¿Alguien quiere un paleta? —Preguntó amablemente Jun Hong—. Mi sobrina nos visitó ayer y me dio un montón de paletas de caramelo —explicó, sacando de los bolsillos tres de ellas. Tomando una para él, otra para Cherry y la última para la persona que la quisiera.


— ¡Yo quiero! —Exclamó Luhan, no controlando ese lado suyo que era adicto a las golosinas.


Jun Hong asintió sonriente, entregándole el caramelo restante. El cual Luhan recibió con mucha alegría, retirando la envoltura y metiéndolo a su boca sin contemplaciones, tarareando contento al saborear el caramelo sabor cereza.


Los demás continuaban centrados en Baekhyun y primer empleo. Luhan sabía que su amigo no tendría problema alguno y estaba más bien planteándose preguntarle a Jun Hong donde era que habían conseguido aquella golosina.


Distraídamente jugueteó con la golosina en su boca, disfrutando bastante lo dulce y al mismo tiempo ácido del brillante caramelo que parecía derretirse en su boca. Un débil gruñido llamó su atención y desvió su mirada a Sehun.


El calor se apoderó de sus mejillas tan pronto se vio reflejado en esos oscuros y nublados ojos. Sus labios, algo pegajosos y rojos a causa del caramelo, se entreabrieron pero no tenía nada para decir ante la intensa mirada. El recuerdo de sus acciones del día siguiente lo golpeó y sabía que Sehun debía estar pensando en lo mismo.


— ¡Sehun, te estoy hablando! —Exclamó un irritado Baekhyun, espantando un poco a Luhan que inmediatamente apartó la vista—. ¿Se puede saber qué demonios te pasa? Has estado distraído toda la maldita mañana —Espetó.


— No es nada —murmuró—. De hecho, acabo de recordar que no hice la tarea de química. Me voy primero —informó antes de quitar la paleta de los labios de Luhan y marcharse apresurado.


Sus amigos miraron sin entender mientras él se alejaba con rapidez, posaron entonces sus ojos en Luhan pero él tan sólo les mostró una sonrisa torpe. Todos parecieron dejarlo ir, menos Kyun Min, él todavía tenía su aguda vista fija en él aun cuando no preguntó ni dijo nada.


Conforme a lo acordado, después de clases, Luhan, Kyun Min y Chanyeol fueron los únicos que pudieron acompañar a Baekhyun hasta la puerta de Deditos pintados. Hoon Jung los recibió con una sonrisa amable y una eufórica bienvenida a Baekhyun, sin dejar de repetirle a ellos que iba a cuidarlo muy bien y que no había nada que temer.


Chanyeol no quería dejarlo, valiéndose de la excusa de jugar un poco con los niños para poder quedarse un poco más. Baekhyun protestó sin éxito, resignándose al final y permitiendo que su novio se saliera con la suya.


Él asintió al escuchar el cambio de planes, despidiéndose con una gran sonrisa de Baekhyun y los demás. Kyun Min se prendó de su brazo tan pronto como todo mundo se despidió y emprendieron el camino de vuelta.


— ¿Qué harás más tarde? —Preguntó tranquilamente mientras caminaban a la parada del bus.


— Planeaba ir a casa, y más tarde ir a casa de Sehun, tenemos un juego pendiente —explicó risueño—. ¿Por qué?


— Acaban de abrir una nueva cafetería cerca de aquí, te invito a tomar un café. Solos, tú y yo, en lugar de ir a casa. ¿Qué dices? —Ofreció con una sonrisa divina.


— Claro.


El más bajo sonrió complacido, tirando de su brazos para llevarlo calle abajo más rápido. Su sonrisa amable y entusiasta no se desvaneció ni un solo instante en todo el viaje y hablaba sin parar a cerca de todo y nada a la vez.


Pronto ambos encontraron el lugar que había sido lo suficientemente agradable como para convencer al remilgoso Kyun Min de volver a comprar algo e incluso invitar a alguien. Él todavía continúa intercambiando temas al azar, pero Luhan sabía que él tenía algo que decirle y nada tenía que ver con la profesora de inglés y lo irritante que podía ser.


Lo que terminó de convencerlo del todo fue el hecho de que Kyun Min sugiriera pedir las bebidas para llevar y tomarlas mientras caminaban un rato. Luhan aceptó de todos modos, con el presentimiento de que hablar con el chico podría ser muy bueno para él.


— He notado, mejor dicho, todos notamos a Sehun muy raro —comentó luego de que su anterior parloteo fuera interrumpido por la empleada entregando su pedido.


— ¿Raro? —Inquirió algo confuso.


Kyun Min no respondió de inmediato, teniendo que pagar por las bebidas y darle las gracias a la amable muchacha por su atención. Él todavía no dijo nada cuando salieron del local y comenzaron a caminar sin rumbo aparente.


— ¿Entonces? —Interrogó, impacientado por su repentino silencio.


— ¿De verdad fingirás que no te diste cuenta que estuvo muy distraído todo el día? —Resopló—. De hecho, este comportamiento suyo empezó desde ayer. Por lo que... ¿pasó algo?


Fue imposible no sonrojarse un poco, ¡por supuesto que Luhan lo haría! Él recordaba lo sucedido vívidamente y claro que también había notado algo en Sehun. Sin embargo, no estaba muy seguro de querer compartirlo.


— No fue nada malo, si eso te preocupa —murmuró apenas.


Kyun Min frunció levemente el ceño y poco después sus bonitos ojos se ampliaron graciosamente. El pequeño vaso de café se quedó a medias y Luhan desvió la mirada mientras bebía unos cuantos sorbos de su propia bebida.


— ¿Acaso ustedes...?


— No —respondió al instante.


— ¿No? —Él lucía confundido.


— Por un momento parecía que sucedería, pero... —Luhan suspiró todavía algo decepcionado por esa vez.


— Él no pudo al final, ¿verdad? —Su sonrisa era comprensiva en ese momento y Luhan asintió despacio—. Eso supuse —suspiró—. De hecho, desde que te acercaste a nosotros, yo he querido preguntarte algo, Luhan.


— ¿Qué es?


— ¿Has pensado que hay algo más y no solamente es el hecho de que no es que él no esté listo? —Inquirió seriamente Kyun Min—. Tan sólo piénsalo, se trata de Sehun, por todos los cielos. Esa excusa de no estar listo es basura si el que la utiliza no eres tú.


Luhan miró a su amigo con interés, esperando a que él se explicara. Él nunca hablaba a la ligera y contrario a lo que generalmente las personas pensaban de él a primera vista, él era capaz de ver cosas que uno normalmente pasaba por alto.


— Tal vez... —Pausó, deteniendo su andar incluso—. Tal vez Sehun no quiere dar el paso porque teme que revivas aquel incidente —explicó.


No tardó en entender a qué se refería, después de todo, Kyun Min había sido la única persona a la que le había contado sobre eso, además de Sehun. Inmediatamente su piel se erizó y por más que quisiera decirle que era imposible relacionar a Sehun con aquel incidente, repentinamente nada podía salir de sus labios.


— Probablemente es por eso que él continúa diciendo que quiere que sea la mejor experiencia y teme que si se deja llevar, tú puedas sentirte como aquella ocasión —murmuró.


— Él no es como ese... —Apretó los labios, dejando inconclusa la oración.


— Por supuesto que no es él. Ni siquiera parecidos en lo más mínimo, es por eso mismo que probablemente él esté tan preocupado —razonó.


— Entonces... —Dudó en seguir, pero la sonrisa de Kyun Min le dijo que sabía lo que quería decirle.


— No, Luhan —alentó—. No deseches tus planes. Ya que, si tengo razón en mis suposiciones, él va a dejar que el temor lo domine y no será capaz de enfrentarlo. Así que tienes que empujarlo para que se dé cuenta que no hay nada a que temer —sonrió ampliamente.


— Tienes razón —apoyó con renovada seguridad—. Gracias, Kyun Min.


— Lo que sea por ti, cariño —rió.


Sus brillantes ojos se desviaron y recorrieron todo el lugar donde se habían detenido, sus orbes se ampliaron con sorpresa y luego rió con ganas sin ninguna razón aparente. Luhan lo observaba curioso, esperando a que le dijera porque se reía.


— ¿Recuerdas este lugar? —Preguntó, soltando su brazo y retrocediendo con una sonrisa brillante.


Luhan prestó atención al lugar al que habían llegado, al principio sin comprender lo que Kyun Min quería decir, pero pronto sus ojos se ampliaron con sorpresa e invadido por algo de nostalgia y angustia en la misma medida.


— Recuerdo que en secundaria solía venir aquí para esperar a Sehun cada vez que salíamos —rió.


Él no dijo nada, desviando su mirada al viejo camino que solía seguir para llegar a su casa. Algunas veces caminando en tranquilidad con Cherry a su lado y otras tantas, apresurando su paso cuando Minho se encontraba en el camino. Sus ojos incluso se clavaron en la banca que él y su grupo siempre ocupaban.


— Recuerdo que aquí me dieron la peor paliza de mi vida —rió como si de verdad aquello fuera cualquier anécdota divertida.


— ¿Paliza? —Habló dudoso.


— Oh, sí —asintió—. Minho me odiaba como no tienes una idea. La primera vez que lo vi, él le dijo a Sehun que no quería volver a ver mi cara por aquí o iba lamentarlo. Sehun me pidió no volver a su casa nunca luego de eso, pero solíamos vernos en este parque. Entonces, la segunda vez que me tope a Minho... bueno, él definitivamente cumplió su palabra —finalizó entre risas.


— Realmente... ¿por qué te ríes de ello? —Interrogó sombrío.


— Porque mírame —dio una vuelta completa—. Estoy aquí, soy todavía el mejor amigo de Sehun, tengo una familia que me ama y salgo con un lindo chico mientras que él... —Suspiró—. Bueno, al final yo gané y puedo reírme de su inútil intento de arruinarme.


La sonrisa de Kyun Min en ese momento era inmensa, como si al estar ahí le restregara a la memoria de Minho que era inmensamente feliz. Luhan asintió con admiración y respeto, sintiéndose algo tonto de alguna vez haber sentido celos de él por mantenerse cerca de Sehun.


— Oye —llamó animado—, ¿qué con esa cara tan sombría? —Él hizo un puchero y Luhan negó mientras sonreía.


— No es nada, será mejor que volvamos.


— Claro, claro —respondió risueño.


Ambos avanzaron apenas un paso antes de escuchar la elevada voz de un hombre y lo que parecían sollozos. Se miraron entre sí y antes de que Kyun Min consiguiera jalar lejos a Luhan, él ya había dado la media vuelta y se apresuró al lugar de donde se podía escuchar todo.


— ¡Jun Hyeok, detente por favor!


Luhan reconoció al instante la figura de la mujer que suplicaba y forcejeaba con un hombre más grande que ella. Lágrimas corriendo por su rostro mientras parecía tratar de que el hombre fuera con ella a algún lugar.


— ¡Lárgate, perra! —Gritó rabioso y la empujó al suelo.


— ¡Jun Hyeok, por favor! —Lloró, incorporándose para abrazar las piernas del hombre—. ¡No me dejes tú también!


Luhan casi rechinó los dientes al verla humillarse de esa manera ante ese hombre tan despreciable mientras que con su hijo ella no había hecho ni el más mínimo esfuerzo.


— Eres patética —se burló—. ¿Quién mierda querría quedarse con alguien tan insignificante como tú?


Ella sollozó más fuerte pero no se rindió de todas formas, ni siquiera cuando él la empujó por segunda vez.


— ¡Deja de joder y déjame ir! —Ordenó.


Ella negó frenéticamente y cuando Luhan lo vio elevar el puño no pudo soportarlo ni un segundo más.


— ¡No se atreva! —Gritó furioso.


La mirada viciosa del padre de Sehun se volvió a él, sus ojos se ensancharon al ver su imagen y su expresión se volvió despiadada poco después. Instintivamente, Kyun Min se aferró a su brazo y trató de hacerlo retroceder.


— Tú —masculló entre dientes.


— Lu, tan sólo vayámonos —pidió asustado Kyun Min, tirando de su brazo. Luhan bufó, no obedeciendo a su amigo y no se movió de su lugar.


— ¿Piensa que es más fuerte que los demás al golpear a una mujer? —Espetó—. ¿Por qué no mejor viene y trata de golpearme a mí? —Desafió.


— ¡Luhan! —Exclamó Kyun Min alterado y el idiota hombre bufó.


— Escucha a tu amigo, florecita. Mejor corre, vete antes de que pierda la paciencia —soltó mordaz.


Su mirada se volvió feroz y caminó hasta estar cara a cara con el señor Oh, sin importar cuánto luchó su amigo por detenerlo. El hombre ni siquiera se inmutó, dándole esa mirada que decía que no era más que basura a sus pies, y solamente por eso Luhan quería golpear su rostro.


— ¿Algo que decir, muchacho? —Masculló con desdén.


Luhan no le prestó atención, colocándose frente a la sollozante mujer que lo veía con desprecio.— ¿Se encuentra bien, señora Oh? —Interrogó seriamente, ignorando su actitud por completo.


— Anda, contesta la pregunta que te hizo la puta con la que tu asqueroso hijo se revuelca —escupió con asco y burla.


Luhan se volvió en dirección al hombre para enfrentarlo. Él lo observaba con una expresión de superioridad pintada en su desagradable rostro.


— Insúlteme todo lo que quiera —comenzó con una mirada feroz clavada en el mayor—. De todas formas eso no quitará el hecho de que usted es una de las peores escorias en el mundo.


— ¡Tú, pequeña puta! ¡¿Quién te crees para hablarme así! —Rugió, empuñando la camiseta del menor con un agarre de acero.


— ¡Déjelo ir! —Gritó aterrado Kyung Min, colándose en medio de ellos, luchando por empujar la mano del mayor—. ¡Le digo que lo suelte! —Exigió con un tono cargado de miedo.


— Haga lo que quiera, yo no le tengo miedo —escupió desafiante.


— ¡Te tragaras esas putas palabras!


Luhan sonrió al ver el golpe venir, no hizo nada y recibió el golpe de lleno. Kyun Min gritó histérico al mismo tiempo que el dolor explotó en su rostro y su cuerpo se estrelló en el suelo. Lo vio venir una vez más y en esa ocasión no se quedó de brazos cruzados.


Aturdido, el mayor retrocedió tras el golpe, limpiando con incredulidad la sangre que goteaba de su nariz y mirando a Luhan como si fuera de otro mundo.


— Fue usted quien me agredió primero y por consecuencia yo voy a defenderme —advirtió—. ¡Así que inténtelo una vez más si se atreve! ¡No voy a quedarme temblando de miedo ante usted! —Vociferó ferozmente.


Él rugió y Kyun Min lo llamó con más desesperación que antes pero todavía no se movió. Un exagerado resuello vino desde otra dirección repentinamente.


— ¡Dios mío, que alguien llame a la policía! —Exclamó una horrorizada voz al fondo—. ¡Ese hombre está golpeando a ese pobre niño! ¡Alguien haga algo!


Luhan se giró rápidamente, encontrándose con una multitud de espectadores aglomerándose a una velocidad sorprendente para observar el espectáculo, ya fuera por mero morbo o por el hecho de realmente querer ayudar.


— ¡Cobarde! ¡Golpea a alguien de tu tamaño! —Gritó otra voz.


— ¡Lo estoy grabando con mi móvil! ¡Te denunciaremos!


— ¡Alguien ayude a los niños!


El mayor miró en todas direcciones con ansiedad, sus mirada llena de odio se posó en él y Luhan le mostró una sonrisa burlona.


— Yo no soy como ella, no me voy a quedar callado y haré hasta lo imposible por hundirlo.


Él palideció en cuanto vio la clara advertencia reflejarse en los astutos ojos del castaño e instintivamente retrocedió.


— ¡Oficial, aquí! ¡Ayuda! —Exclamó otra voz y con ello el señor Oh desapareció como si el lugar fuera a explotar en cualquier segundo.


El aliento que no sabía que estaba conteniendo salió rápidamente de sus pulmones, descuidadamente limpió la sangre que se filtraba de su labio roto y un débil golpe aterrizó en su brazo sorprendiéndolo. Al mirar en dirección del agresor, se encontró con la mirada asustada y llorosa de Kyun Min.


— ¡¿Te has vuelto loco?! —Exclamó alterado—. ¡Esa bestia pudo haberte hecho pedacitos!


— Lo siento, Min, pero no podía tan sólo dar la media vuelta e irme —explicó apenado.


— Eres un tonto —sollozó angustiado y golpeó una vez más su brazo—. Dios mío, Sehun va a matarnos a ambos cuando te vea.


— Lo siento —murmuró.


— Chicos, ¿están bien? —Preguntó rápidamente el oficial que se había acercado al escuchar todo el escándalo.


— Sí, muchas gracias —sonrió lo mejor que pudo, aliviado al ver a la multitud dispersarse.


— ¿Necesitas que llamé a tus padres?


— Yo...


— N-No será necesario, oficial. Y-Yo soy su mamá —balbuceó la señora Oh, sujetando con fuerza su brazo.


Él la miró a los ojos con el ceño fruncido y en sus ojos encontró un brillo de advertencia y súplica sobreponiéndose a las lágrimas. Casi se rió debido a la incredulidad que le provocaba el saber que ella iba a defender a ese hombre una vez más.


— ¿Es su madre? —Ella asintió—. ¿Podría entonces explicarme qué ha pasado aquí?


— E-Ese hombre trataba de robarme pero mi hijo y su amigo me defendieron —explicó nerviosamente—. ¿No es así, cariño? —Luhan la observó por un largo tiempo, asintiendo de mala gana al final luego de que ella le clavara las uñas en el brazo.


— En ese caso, lo mejor será que vengan conmigo a la estación —pidió seriamente—. Tiene que denunciar a ese criminal.


— El oficial tiene razón, madre —masculló entre dientes la última palabra—. Hagamos lo que dice.


— N-No —respondió—. Es... cariño, mami está muy asustada. Ella no se siente bien, por lo que... t-tan sólo vamos a casa. ¿De acuerdo? —Habló con la voz rota y lágrimas cayendo de esos ojos que era iguales a los de Sehun.


— De acuerdo —respondió conteniendo su enojo lo mejor que podía.


— Señora, no creo...


— Oficial, sabemos lo que se debe hacer. Lamentablemente, la señora Oh no podrá hacerlo ahora mismo. Así que, si no es demasiado tarde, ¿podríamos ir mañana cuando ella se sienta bien? —Persuadió amablemente Kyun Min.


El amable hombre dudó por un instante antes de asentir al final, ofreciéndose a escoltarlos hasta las puertas de la casa de la señora Oh y así asegurarse que ellos llegaran sin problemas. Una vez en la puerta del lugar, él les dedicó una sonrisa y se marchó, recordándoles que debían hacer la denuncia necesaria lo antes posible.


Nadie se movió luego de ver al hombre partir. La señora Oh fue la primera en hacer algo, tomando sus llaves y abriendo la puerta de su casa sin mediar una sola palabra. Por supuesto, Luhan no esperaba un agradecimiento en absoluto y no le tomó importancia a sus acciones.


Lo que él más quería en realidad, era dar el asunto por terminado y largarse cuanto antes, pero ella mantuvo la puerta abierta mucho después de entrar. Ambos, yerno y suegra, intercambiaron miradas hostiles por un largo rato antes de que Luhan maldijera entre dientes y avanzara.


— Espérame aquí—le indicó a Kyun Min, quien ya había tratado de detenerlo.


— Pero si ese hombre...


— Si él aparece, sal de aquí de inmediato —instruyó.


El dudoso chico se movió de un pie a otro con una cara de preocupación absoluta, asintiendo a final de cuentas luego de un rato. Luhan le sonrió lo mejor que pudo y revolvió su suave cabello amistosamente, esperando con eso que se sintiera mejor. Tras eso, entró a la residencia en un estado de alerta total y se tensó tan pronto la puerta se cerró a sus espaldas.


Ella susurró algo que Luhan no pudo descifrar pero que supuso era la instrucción de que la siguiera hasta la sala de estar. Ahí, ella señaló uno de los sofás para que sentara y sin decirle nada más, desapareció escaleras arriba por un momento.


Nervioso, irritado, molesto y rencoroso, Luhan aguardó hasta que la vio aparecer nuevamente con una caja en sus manos. Sus frágiles manos la colocaron sobre la mesa de centro y la empujó en su dirección sin decir nada.


Luhan la observó con más atención, notando lo delgada y pálida que estaba desde la última vez que la había visto. Él se preguntó si al menos ella estaba comiendo adecuadamente y de alguna forma supo que no era así.


Al mirar a esos ojos oscuros, vio que ellos carecían de brillo alguno y bajo ellos habían oscuras ojeras que la hacían ver mucho mayor de lo que era en realidad. Lo que una vez fue un gran moretón ya no era más que una sombra en su pómulo izquierdo y le recordó a Luhan el nulo amor propio que ella tenía por su persona.


Se preguntó entonces...


¿Por qué ella se empeñaba en ser tan infeliz?


Luhan no lo sabía, pero por un segundo casi se olvidó del como ella había hecho sufrir a Sehun debido a la enorme lástima que le provocó verla de esa manera.


— ¿No vas a tomarlo? —Preguntó bruscamente, como si no quisiera hablar con él en absoluto.


— ¿Qué es esto? —Espetó con un tono igual de grosero como el que ella había empleado.


— Son de... —hizo una mueca de algo parecido al asco—. Son de él —murmuró al final.


Esas simples tres palabras hicieron hervir su sangre, ella ni siquiera quería decir su nombre mientras que Luhan había descubierto hacía un tiempo que Sehun todavía pensaba en ella y en secreto rezaba algunas veces pidiendo que estuviera bien.


La miró con desprecio, sintiendo su cuerpo temblar de coraje pero ella ni se inmutó, todavía observándolo como si fuera basura. A él no le importaba en absoluto su maldita aprobación, pero apenas podía controlar la rabia ante el hecho de la indiferencia hacia su hijo.


— ¿Para qué demonios me lo da si ni siquiera puede pronunciar su nombre correctamente? —Escupió agresivamente.


Ella bufó, luciendo sumamente arrogante, como si esperara que Luhan le diera gracias infinitamente por un montón de cosas que Sehun bien podría no necesitar.


— Puedes llevárselo o no, ese es tu problema —soltó al final con indiferencia.


Claramente, Luhan jamás le llevaría eso y con esa decisión tomada, se puso de pie dispuesto a largarse.


Por el rabillo del ojo le pareció verla alarmarse pero rápidamente se dijo que eso no podía ser y avanzó.


— E-Espera —pidió apresurada.


Luhan se detuvo de golpe al oír su voz y aguardó a la espera, impaciente con cada segundo que transcurría en silencio.


— Llévale eso —musitó—. Son objetos que le gustaban mucho.


Nuevamente se volvió en dirección a su diminuta voz, ella agachaba la cabeza entonces, sus ojos oscuros clavados en las manos sobre su regazo y sus labios temblaban ligeramente.


— Él siempre las tenía cerca, se pasaba horas mirándolas y no importaba cuanto o que también las ocultara, él siempre las iba a encontrar para traerlas de vuelta a su habitación —su voz se quebró gradualmente y en sus labios apareció el fantasma de una sonrisa.


Vacilante, Luhan se acercó a la mesita de centro y tomó la caja en sus manos, abriéndola para revisar el contenido. Sorprendentemente, dentro de la pequeña caja solamente había tres fotografías de un sonriente niño, un par de zapatitos de bebé y un viejo oso de felpa bastante mal hecho.


«Alguna vez ella realmente me amó y por eso setía que era mi deber protegerla,..»


Sehun había dicho alguna vez esas palabras con tanta tristeza y él mismo quiso llorar en ese instante ante el recuerdo, mirando con una mezcla indescriptible de emociones a la pequeña mujer con ojos cristalizados y labios temblorosos.


— ¿Cómo está él? —Preguntó con su voz temblorosa—. ¿Está sano? ¿Come adecuadamente? ¿Tú...? —Ella dudó e hizo una mueca antes de continuar—. ¿Tú lo tratas bien?


— ¿Ahora es cuando pregunta cómo está él? —Escupió entre dientes pese que su voz tembló al final—. ¿Dónde mierda estaba esa preocupación cuando Sehun la necesitaba de verdad?


Gruesas lágrimas se derramaron de sus ojos luego de sus palabras pero Luhan estaba demasiado enojado como para compadecerse de eso.


¿De qué servía llorar?


¿Qué arreglaba ella con eso?


¿Por qué tener lástima de sus lágrimas cuando él había limpiado todas las que Sehun había derramado por su culpa?


— Él nunca ha dejado de pensar en usted. Incluso en ese tiempo él había soportado en silencio cada golpe de ese perro al que usted le pedía de rodillas quedarse y ¡todo lo hizo por usted! —Vociferó—. ¡Porque quería un poquito de amor de su parte! ¡Una mísera sonrisa de usted para él hubiera sido suficiente!


— ¡Lo sé! —Sollozó—. Pero él...


— Todavía se atreve a poner un pero —gruñó—. ¡¿Quién se cree que es?!


— Y-Yo...


— ¡Mi Sehun es perfecto! ¡No se atreva a decirme lo contrario! —En esa ocasión era él quien derramaba lágrimas de rabia—. Todo este tiempo, le suplique que le diera la espalda, queriendo que viera que no era más que una mujer cruel y egoísta. Le rogué una y otra vez que no siguiera aferrándose al fantasma de la madre amorosa que decía que usted era. Le repetí que no era más que una ilusión y todavía así él seguía diciendo que quería salvarla y hacerla feliz. ¿Con qué cara todavía se atreve a poner en duda sus acciones?


Ella lloró con más fuerza aún, cubriendo su lamentable rostro con ambas manos mientras balbuceaba incoherentemente.


— ¿Él... por qué... cómo...?


— Nunca mereció un hijo como él —masculló—. Así que simplemente olvídese de él, no se cruce en su camino y haga como que en su vida al único hijo que conoció fue ese bastardo que por poco le arruina la vida.


— ¡No, detente! —Exclamó al verlo dar la media vuelta—. Yo todavía quiero...


— ¡Basta ya! —Exigió furioso—. ¿Todavía tiene la cara para querer pedirle algo?


— ¡Él es mi hijo! —Gritó desesperada.


— ¡Usted no tiene derecho a llamarlo así! —Explotó—. Por años fingió que él no existía, se cruzó de brazos mientras otros le hacían daño e incluso lo aplaudía. La única forma en que lo trató fue con pura indiferencia. ¡Sehun ni siquiera había recibido un regalo de cumpleaños hasta que nos conocimos! ¡Usted no es una madre, usted es un monstruo!


— ¡Luhan!


Luhan se volvió atónito en dirección a Jung Sun y, por primera vez en todo el tiempo que lo conocía, ese amable hombre le mostraba una cara de enojo. Sin embargo, él no iba a dar marcha atrás a sus palabras y su enojada expresión se lo dejó muy claro.


— Luhan, basta ya —ordenó.


Él apretó la mandíbula tan fuerte que los dientes le dolieron pero finalmente no dijo nada más. Aunque su mirada todavía seguía siendo de reproche y años de frustrado enojo hacia esa mujer. Jung Sun suspiró pesadamente al verlo retroceder, abrazando con fuerza una pequeña caja con lágrimas en los ojos.


— Está bien, Hannie. Déjamelo a mí —dijo con su voz cálida.


Miró entonces a la temblorosa figura de su cuñada, quien lloraba desconsolada. Lentamente se acercó, envolviéndola en sus brazos y alisando su cabello con manos gentiles. Sus ojos se elevaron al rostro del hombre que la sostenía y su llanto se hizo más fuerte.


— Está bien, todo está bien, Hye Soo —consoló—. Estoy aquí.


— Lo siento, lo siento tanto —sollozó—. Yo... él es mi hijo y yo... todo este tiempo...


— Me cansé de repetírtelo, te rogué una y otra vez. ¿Por qué no me escuchaste, Hye Soo? —Inquirió con tristeza.


— Fue Jun Hyeok... él dijo que... dijo...


— ¿Hasta cuándo, Hye Soo? ¿Por cuánto tiempo piensas seguir de esta manera?


— Él es mi marido —señaló afligida.


— Pero no te ama ni te respeta —argumentó con tristeza—. Mereces más que esto. ¿Por qué no puedes verlo?


— Yo...


— Él está podrido, te ha quitado ya a tus dos hijos. ¿Qué más estás esperando que te quite?


— N-No, él trato de...


— Mira dónde terminó Minho, Hye Soo —murmuró—. Fue su brutalidad y veneno lo que orilló, a quien una vez fue un niño tan dulce, a convertirse en una bestia sin corazón.


Luhan tembló ante la mención de Oh Minho, su corazón gritando que ese demonio jamás pudo haber sido bueno pero sus labios apretados no le permitieron dejarlo salir.


— Me temo que, si en aquel entonces no me hubieras pedido que llevara a Hun conmigo, probablemente...


— ¡No es así! —Luhan interrumpió—. ¡Sehun jamás se habría vuelto como ellos!


Jung Sun le sonrió y asintió, a sabiendas que eso era verdad, conocer a Luhan había salvado a Sehun de ese destino. Sin embargo, su hermano y su brutalidad todavía hubiera podido acabar con la vida de Sehun, pero no tenía el corazón para señalarle eso al pequeño que defendía capa y espada a su sobrino.


— Hye Soo, escúchame, Hunnie es un buen niño. Sé que si te comprometes a cambiar y te esfuerzas, él va a perdonarte —aseguró, dándole a Luhan una mirada de advertencia al ver que estaba listo para protestar—. Sin embargo, tienes que prometer primero sacar a Jun Hyeok de tu vida.


— ¿Cómo puedes asegurar que me perdonara? —Espetó algo molesta.


— Lo conozco como la palma de mi mano, he sido yo quien lo ha criado con todo mi amor y dedicación —sonrió con orgullo. Algo que no pareció gustarle a ella, puesto que tenía una fea mirada dirigida a él.


— Ya te dije que no eres su padre biológico. No es tu hijo, es de Jun Hyeok —masculló irritada.


Con eso, Luhan retrocedió impactado, sintiéndose repentinamente desencajado. Su incrédula mirada voló al instante hacía el apuesto hombre que sonreía con suavidad, como si en lugar de esas duras palabras, estuviera tratando con los infantiles insultos de una niña berrinchuda.


— No tiene que ser mi hijo biológico para que lo ame —afirmó—. Yo lo hice tan pronto como ese pequeño de tres años de edad me miró como si fuera un dios solamente por jugar con él.


La cansada y afligida mujer agachó la mirada, sus labios estaban torcidos haciendo a su demacrado rostro una mueca más fea.


— Y-Yo siempre he sabido que era un buen niño —musitó—. Estaba muy feliz cuando me enteré que venía en camino pero Jun Hyeok se puso furioso y yo solamente pensé que cambiaría una vez que Sehun naciera.


Sus ojos se cerraron y más lágrimas se derramaron.


— Él ni siquiera vino a vernos cuando nació y al volver a casa, él siempre estaba enojado por todo, incluso la presencia de Minho lo molestaba a pesar de que antes era su niño consentido. Sehun tampoco lo hizo fácil —sollozó y Jung Sun nuevamente le envió una mirada de advertencia cuando estaba a punto de explotar en su contra—. Lloraba por todo, se enfermaba con una simple brisa y por eso Jun Hyeok empezó a alejarse más y más


— Su matrimonio siempre fue disfuncional, simplemente utilizaste a Sehun como para excusar su mierda —sentenció su cuñado.


— No, Jun Hyeok tenía su genio pero siempre se disculpaba tras cada pelea. También era bueno con Minho pero una vez llegó Sehun, él...


— Hye Soo —advirtió.


— ¡Pero es verdad! —Lloró—. Antes de eso él jamás había faltado a casa, hubieron gritos pero nunca me había levantado la mano antes y... y... también esa mujer.


— Hye Soo piensa muy bien en lo que estás por decir —gruñó.


— ¡Creí que era su culpa! —Exclamó.


— ¡Era un niño! ¡¿Cómo mierda pudo haber sido su culpa?!


— ¡No lo sé! —Gritó frustrada—. Era solamente que todo en mi vida cambió con su llegada. Primero mi esposo y después Minho, por eso yo... yo... —La devastada mujer negó una y otra vez—. Yo deseé no haberlo dado a luz.


— Usted...


— ¡Luhan! —advirtió severamente.


— Me dije que si yo no era feliz, él tampoco podía serlo pero entonces... —Sus ojos cargados de desprecio fueron a Luhan—. ¡Él simplemente comenzó a sonreír más y yo no lo soportaba! L-Luego él simplemente vino a decirme aquella atrocidad y me aterroricé de que Jun Hyeok lo descubriera, pe-pensé que enviándolo lejos...


La alterada mujer se ahogó con su llanto incapaz de terminar la oración y Jung Sun la observaba impotente, sin tener idea de si debía sostenerla o alejarla.


— Cuando el volvió era el hijo que podía llenar las expectativas de Jun Hyeok. Él parecía satisfecho con Sehun a pesar de que era un poco rebelde, yo... por un momento sentía que todo podía volver a la normalidad... creí... creí que lo habías arreglado. ¿Por qué no lo hiciste? —Preguntó con ansiedad, aferrándose con fuerza a la camiseta del hombre frente a ella.


— ¿Por qué, Hye Soo? —Interrogó decepcionado—. ¿Tienes siquiera una idea de cuanto te amaba ese niño? ¿Cuántas veces me preguntaba si estabas bien cuando tú lo enviaste lejos sin dudarlo? ¿Puedes imaginar siquiera su rostro decepcionado al saber que firmaste aquella orden como si fuera algo que se puede desechar sin más? ¿Qué había que arreglar en Sehun según tú? —Inquirió decepcionado y dolido—. Ese chico vale su peso en oro, ¿cómo puedes...?


— ¡Lo siento! ¡Estaba desesperada, yo solamente quería mi vida de vuelta! —Exclamó—. Creí que así sería. Todo estaba yendo bien, había paz en mi hogar finalmente, ¡pero esa peste volvió a arruinarlo! —Señaló a Luhan e incluso trató de llegar a él con una expresión enloquecida en su rostro—. ¡No sólo me quito a Minho, sino también a Sehun! ¡¿Por qué demonios no nos hiciste un favor y moriste ese día?!


— ¡¿Te has vuelto loca acaso?! —Su cuñado elevó la voz, sujetando fuertemente los brazos de la alterada mujer.


Luhan retrocedió con los ojos clavados en el suelo, sin tener idea porque aquellas crueles palabras le habían dolido tanto.


— ¿Te atreves a decirle eso a él? —Espetó—. Si no fuera por haberse conocido, Sehun probablemente... ¿Sabes siquiera lo que ese pequeño significa para tu hijo? ¿Lo feliz que lo hace estar a su lado? —Ella le dio una mirada rencorosa y apretó los labios—. Eres una mujer adulta, Hye Soo, culpar a un niño no va a cambiar nada. ¡Reacciona ya y toma conciencia de tus errores!


La afligida mujer lo observó con desprecio, demostrando en cuestión de segundos que estaba muy lejos de tomar conciencia alguna de todo lo que estaba haciendo mal en su vida.


— Vine aquí con la esperanza de que entraras en razón pero tú simplemente no quieres hacerlo —suspiró derrotado—. No puedo ayudarte así, primero tienes que entender que estás mal y cambiar. Así que mientras haces todo eso, te pido que no te acerques a mi hijo —sentenció fríamente.


— ¡Jung Sun! —Llamó.


— Vamos, Lu —indicó.


La puerta se abrió de golpe en ese momento, revelando la figura de un hombre enloquecido de rabia. Sus ojos inyectados en sangre fueron inmediatamente a Luhan y dio un paso adelante amenazadoramente.


Un cuerpo lo ocultó en un santiamén de la mirada rabiosa y cuando Oh Jun Hyeok vio a su hermano menor, se echó a reír como un loco, haciendo temblar a Luhan que era ocultado a sus espaldas.


— Ve, Kyun Min me está esperando en el parque, alcánzalo —instruyó. No fue capaz de asentir, alternando la vista entre la sonrisa de Jung Sun y el hombre frente a ellos—. Tranquilo, Han, todo saldrá bien.


Dudoso, aceptó aquella promesa y salió del lugar para reunirse con su angustiado amigo, que caminaba en círculos nervioso. Él lo atrajo a un abrazo tan pronto lo vio y tras un breve intercambio, ambos se sentaron en una banca a la espera de que Jung Sun apareciera.


Ambos estaban nerviosos, aun cuando Luhan lo ocultaba mucho mejor que Kyun Min. Su pobre amigo había llegado a un punto donde se había levantado de la banca y caminaba de un lado a otro más y más ansioso con cada minuto que transcurría.


— Niños. —El llamado de esa familiar y grave voz se sintió como agua en medio del desierto.


Ambos se apresuraron hasta el mayor con un sentimiento de creciente alivio, el cual no demoró en esfumarse al ver el maltratado y sangrante rostro ajeno. El hombre les sonrió lo mejor posible, tal vez pensando que eso los haría sentir mejor pero en cambio los hizo palidecer todavía más.


— Venga, vamos a casa —indicó.


Su mano se cerró únicamente en el delgado brazo de Luhan, temiendo que el pequeño chico hiciera algo muy estúpido como volver a aquel lugar. Kyun Min los seguía con el rostro deformado por el arrepentimiento, dando la impresión de que si fuera un cachorro, andaría con las orejas caídas y la cola entre las patas.


Por supuesto el hombre del taxi les dio más de una mirada recelosa pero no hizo intento alguno de curiosear sobre las lesiones del hombre adulto y el labio roto del pequeño castaño. Al llegar a su residencia finalmente, todavía esos dos parecían haber presenciado una gran tragedia.


El pequeño Kyun Min incluso tenía los ojos enrojecidos, luchando con las lágrimas, ya fueran porque era solamente entonces que la realidad de lo que había sucedido lo golpeaba, o el sentimiento de culpa al haber sido él quien llamó al mayor y ahora verlo herido.


Luhan, por otra parte, todavía se aferraba a esa caja como si fuera su vida y portaba una expresión sombría. Tal vez todavía maldiciendo para sus adentro y con todas sus fuerzas a los padres de su sobrino.


— Vamos, chicos —habló tras un largo silencio—. Quiten esas caras, les puedo jurar que he sido yo quien gano —anunció con orgullo.


Ninguno de los dos pudo decir nada, Kyun Min simplemente se adelantó y le dio un rápido abrazo, murmurando un lastimero lo siento. Jung Sun suspiró por eso, palmeó su cabeza un par de veces y le sonrió con dulzura. El pequeño Luhan le dirigió una mirada realmente intensa aun cuando no pronunció palabra alguna.


— ¿Por qué no te vas a casa primero, Min? —Propuso.


— Pero...


— No te preocupes, todavía tengo que hablar con Luhan.


A regañadientes, el pequeño chico asintió, despidiéndose con indecisión y susurrando otra vez un quedo lo siento a Jung Sun. El mayor le regaló una sonrisa amplia y Luhan murmuró en voz baja un adiós para luego verlo partir.


Un profundo silencio se apoderó de la habitación tras la salida de Kyun Min. Una mueca se formó en el lesionado rostro del adulto y aprovechó el hecho de que Luhan todavía no se atrevía a decir nada para buscar el botiquín de primeros auxilios y atender las heridas en el bonito rostro de su adorable yerno.


— ¿De verdad no es su padre? —Soltó repentinamente.


El hombre se quedó quieto frente a la estantería, su mano apenas había rozado la pequeña caja en lo más alto del mueble y tras un suspiro sonoro, consiguió en sus manos la caja. Volviendo para tomar asiento en el sofá mientras humedecía algo de algodón con la solución antiséptica.


— Sehun tendría que ser como dos años mayor para ser mi hijo biológico —respondió en voz baja—. Sin embargo, yo lo críe y tengo más derecho de que él me llamé padre de lo que Jun Hyeok lo tiene.


— Ya veo —susurró—. En realidad, me hubiera gustado que la respuesta fuera un sí —admitió—. De ese modo, tal vez todo hubiera sido diferente.


— Entonces jamás lo hubieras conocido —señaló al tiempo que hacía un ademán pidiéndole que se acercara.


— ¿Y qué? —Musitó—. Él hubiera sido mucho más feliz entonces —murmuró, sentándose a su lado. Todavía acariciando la pequeña caja con una expresión realmente triste.


Tan triste que ignoró completamente el escozor del antiséptico cuando el mayor comenzó a limpiar la herida en su boca.


— Tal vez entonces ella lo hubiera amado de verdad.


— Ella lo ama —aseguró—. Sé que para ti no parece posible, pero yo sé que es así. Por eso, me gustaría pedirte que si algún día ella logra ver sus errores y corregirlos, no la obstaculices al tratar de buscar el perdón de Hun.


— ¿Cómo podría? —Preguntó con una sonrisa amarga—. Aún si yo jamás logró aceptar que ella vuelva a su vida, ¿cómo podría negarle a Hunnie algo que siempre ha anhelado? —Jung Sun sonrió levemente, alisando el suave cabello del enfurruñado niño—. Él no lo admitirá, pero yo sé que él todavía guarda la esperanza de que ella aparezca un día en la puerta y le diga que lo siente. Yo simplemente no podría interponerme en algo que él desea con toda su alma.


— Eres muy valiente, Luhan —afirmó con voz tierna.


— Yo no soy bueno y mucho menos valiente —negó con un lento movimiento de su cabeza y él lo miró desconcertado—. Mi abuelo solía decirnos que podríamos reconocer si una persona era valiente si esta tenía una cualidad que muy pocos poseen. Una que era tan extraña y difícil de hallar, que si conocíamos a una persona así, deberíamos atesorarlo.


— ¿Cuál es esa cualidad? —Preguntó seriamente.


— Saber perdonar —susurró melancólicamente—. Él siempre dijo que se necesitaba ser muy valiente para dejar ir el rencor y miedo en el alma cuando de verdad te han hecho daño. Porque cualquiera puede guardar rencor y formar una coraza en su corazón para protegerse, pero solo los valientes pueden abrir nuevamente su corazón con el riesgo a que este pueda ser lastimado una vez más.


Su triste mirada buscó la del mayor, encontrándose con esa expresión paternal tan familiar y natural en él.


— Esas personas también poseen un corazón bondadoso, solamente ellos podran dejar ir los errores pasados y te otorgaran una nueva oportunidad sin temores o dudas. Justo como Sehun lo hace.


Luhan agachó la cabeza, sus ojos fijos en la pequeña caja y una sonrisa indescifrable en los labios. Jung Sun aguardaba, esperando a que hablara una vez más.


— Yo en cambio... yo no soy así —admitió—. Yo no puedo dejar ir el rencor hacia la mujer que hirió tanto a la persona que yo amo. Secretamente yo deseo que sus caminos no vuelvan a cruzarse porque tengo miedo de que una vez sea lastimado —su voz vaciló y sus afligidos ojitos se unieron a los del conmovido hombre—. Si yo pudiera, me gustaría tomarlo y esconderlo del mundo para que nunca más tuviera que enfrentar ninguna dificultad, pero no puedo. Hasta el día de hoy, me siento incapaz de protegerlo —confesó angustiado.


— ¿Qué más da eso? —Sonrió amorosamente—. ¿Qué importa si no puedes pelear todas las batallas por él? Has hecho a ese muchacho más feliz que nadie que yo haya conocido —aseguró.


Suavemente retiró de la bella carita del menor la solitaria lágrima que manchaba su mejilla, tomó su mano derecha para entregarle un poco de algodón húmedo en una muda solicitud para que lo ayudara un poco con sus propias heridas.


— Apareciste cuando más triste se sentía, aceptándolo por completo y le brindaste todo el cariño que tenías en tu corazón. Le mostraste lo que era el calor de una familia al brindarle la tuya y lo hiciste ver que incluso él podía tener alguien que deseara protegerlo. —Las manos de Luhan temblaban y sus labios se apretaron mientras trataba en silencio las heridas del mayor—. En ese entonces, todavía si dolió para ambos, lo salvaste al ser la causa de que su madre lo enviará a mí. Al final, incluso si no crees tener la fuerza para protegerlo, todavía lo atesoras más que nadie y eso ya es suficiente para él.


El menor se quedó quieto, asintió tímidamente y dejó ir suspiro tembloroso. Enternecido, revolvió el cabello del jovencito que se esforzaba por no verse débil, agradecido para sus adentros que aquel pequeño fuera puesto en la vida de su amado Sehun.


— Quita esa cara, hijo —pidió—. Ya es suficientemente malo ese feo golpe en tu rostro, mi estúpido hijo tendrá un ataque cuando te vea.


Las manos de Luhan se precipitaron a su rostro y sus ojos de ciervo lo miraron como si le preguntara qué hacer.


— Creo que por el momento lo mejor será que no lo veas hasta mañana, así tendrás tiempo de pensar una excusa creíble para darle —propuso.


— ¿Una excusa para qué?


Luhan ni siquiera tuvo la oportunidad de asentir, apresurándose volver su rostro en dirección opuesta a su novio y Jung Sun maldijo por lo bajo al ver su sobrino de pie en la puerta. Se puso de pie con una sonrisa algo torcida al ver la expresión estupefacta del menor al notar las lesiones en él.


— ¿Qué mierda te...? —No concluyó la pregunta, como dándose cuenta de algo y se fijó instantáneamente en su novio—. Luhan —llamó un tanto ansioso.


Él se acercó y Luhan se tensó pero no se movió ni un poco. Las manos comenzaron a sudarle y aunque sabía que no había escapatoria, su cerebro todavía estaba trabajando a toda marcha en busca de una salida.


El suave toque de sus dedos se posó bajo su mentón y derrotado dejó que el guiara su rostro hasta que sus ojos se encontraron. La confusión se dibujó en su rostro al mismo tiempo que el color lo dejaba. Jung Sun suspiró sonoramente, frotando sus sienes con cansancio.


— ¿Qué...? ¿A caso tú...? —Gruñó volviéndose abruptamente en dirección a su tío.


— ¡Claro que no! —Luhan se precipitó, moviéndose entre el mayor y su novio—. Esto...


No hubo excusa, él no iba a creerle un intento lamentable de una de todas formas. Miró por sobre el hombro a su tío pero él se veía igual o más perdido de lo que Luhan estaba.


— ¿Dónde estuviste hoy, Luhan?


El tono bajo y duro que Sehun empleó al hablar lo desconcertó completamente. Notó pronto que sus ojos estaban clavados en la pequeña caja que él había estado cuidando y se maldijo por olvidarse de eso.


— Yo...


— ¿Quién te golpeó? —Exigió.


— Sehun, escucha...


— No intervengas —advirtió a su tío.


Él todavía guardó silencio bajo la dura mirada ajena y no tardó en ver cómo el rostro del más alto se ensombrecía. Avanzando con grandes zancadas hasta la puerta principal, en un parpadeó Luhan corrió para detenerlo.


— No vayas, Sehun —pidió alarmado.


— No me voy a quedar de brazos cruzados —masculló entre dientes.


— Olvídalo, no fue nada —aseguró—. Yo estoy bien.


— Sehun, escucha a Luhan. Ya me he hecho cargo de todos modos, él no volverá a ser un problema —persuadió Jung Sun.


— Fuera de mi camino —ordenó aferrándose tanto como podía a su autocontrol.


— No. No te dejaré ir —sentenció Luhan, plantándose más firme en la puerta—. Tendrás que quitarme del camino antes —advirtió.


Incapaz de hacer un solo movimiento en contra de él, Sehun soltó un montón de maldiciones y se largó furioso. Angustiado, Luhan le dirigió una mirada al tío de su novio e inmediatamente el hombre lo alentó a ir y hablar con él.


Él caminó titubeante, no sabiendo qué hacer al entrar a la habitación y ver a Sehun tan enojado como nunca lo había visto. Dudaba mucho encontrar algo que decir y que realmente sirviera en ese momento, todavía con eso, golpeó suavemente la puerta para hacerle saber que estaba ahí.


Él se volvió con una expresión amarga, dejando ir un bufido. Nuevamente Luhan dudó, entrando de todas formas a la habitación y acercándose al escritorio donde Sehun pretendía estar haciendo algo.


— Sehun —llamó cautelosamente—, hablemos.


— No —farfulló—. Aparentemente todos pueden hacer lo que su maldita gana les dé, entonces yo no quiero hablar contigo ni con ese idiota irresponsable.


Una sonrisa casi se formó en sus labios luego de que casi se le escapara decir que de todas formas ya le estaba hablando. Sin embargo, se aseguró de mantener una expresión seria y así no complicar más las cosas.


— Si de algo sirve, mi intención no era encontrarme con ellos en primer lugar. —Sehun lo ignoró, pretendiendo escribir—. Fue solamente una desafortunada coincidencia y simplemente no pude irme e ignorar lo que pasaba.


— Claro —resopló—, no pudiste evitar correr a ciegas e involucrarte en una situación peligrosa, pero obviamente puedes ignorar mis estúpidas súplicas para que no lo hagas.


— Se trataba de tu... —Luhan frunció el ceño amargamente—. Fue por ella.


Fue evidente la tensión en su cuerpo, los nudillos de la mano que sostenía el bolígrafo se volvieron blancos y apretó los labios, resistiéndose para decir cualquier cosa. Luchando para aparentar que de verdad no le importaba en absoluto.


— Nunca he creído que ella merezca un hijo como tú. Aun así, tú la amas y él que ella sea lastimada hará que tú sufras —murmuró.


— ¡De todas formas...!


— ¿La hubieras ignorado? —Interrumpió—. Sí ahora mismo, tú me miras y me dices con honestidad que simplemente te hubieras dado la media vuelta sin hacer nada, yo te prometo que de hoy en adelante me mantendré a raya de los problemas.


Sehun se levantó bruscamente, como si quisiera decir algo pero al final nada salió de sus labios. Luhan esperó en silencio, mirándolo de frente a la espera de lo que fuera a responder, al final, él solamente bufó y se alejó con dos grandes zancadas.


Susurraba algo viéndose realmente frustrado, ambas manos cubrían su rostro y caminó de una lado a otro bajo la atenta mirada de Luhan, quien temía que se golpeara o tropezara con algo al andar por la habitación a ciegas.


Su expresión era de derrota total y absoluta tristeza cuando lo enfrentó nuevamente. Una vez más parecía querer decir algo pero no tener el valor de dejarlo salir.


— ¿Cómo está ella? —Preguntó finalmente con un hilo de voz.


— Ella... S-Se podría decir que físicamente no fue la gran cosa —susurró—. También me pidió darte esto.


Una mezcla de emociones atravesaron su rostro cuando la caja le fue extendida, tomándola con manos temblorosas. La acarició un poco al tiempo que una sonrisa melancólica se dibujaba en sus labios.


— ¿Has visto lo que hay dentro?


— Lo hice, me preocupaba que pudiera ser algo desagradable para ti.


Él asintió débilmente, abriéndola para sacar de ella una fotografía en particular. La mujer sonriente en ella abrazaba con amor al pequeño niño risueño que extendía dos pequeñas manos a su bello rostro.


Luhan apretó los puños, apartando la mirada de la sonrisa miserable en los labios de su novio mientras que el rechazó que sentí hacía ella crecía un poco más.


— Gracias —musitó Sehun.


— ¿Por qué? —Interrogó confundido.


— Por ayudar a mamá.


Se adelantó con un nudo en la garganta y el corazón apretado, rodeando al más alto en sus brazos mientras ocultaba su rostro en el hueco de su cuello. Sentía sus ojos empañarse y se mordió los labios para no dejar ir el sollozo atorado en su garganta.


— ¿P-Por qué rayos me agradeces? ¿D-De qué diablos me sirve un simple gracias? ¡Me duele y tendré un hematoma horrible! —Tontamente, parecía más fácil actuar indignado.


— Lo siento, Bǎobèi Lù —musitó, estrechando débilmente su cuerpo.


Si ese lo siento fue por el golpe o por el saber lo mucho que le dolía a Luhan verlo triste, él nunca lo sabría. Tampoco trató de preguntar, en ese momento, lo único que parecía que podía y quería hacer, era ver y escuchar la emoción en Sehun cuando le dijo que le contaría acerca de sus pequeños tesoros.


Él era la pieza clave para hacer a Sehun la persona más feliz o desdichada. La única persona que podía rivalizar en su corazón con su madre pero a diferencia de ella, Luhan si lo había elegido a él después de todo.


— Ella preguntó por ti —dijo de mala gana—. Parecía algo preocupada incluso.


— ¿Es así? —Sonrió levemente.


— Su-Supongo que incluso ella puede tener cierta noción de que cometió un error —murmuró.


— Supongo.


— Si alguna vez... si alguna vez ella te pide perdón... y-yo creo que puedo estar bien con eso —confesó algo inconforme.


— ¿De verdad?


— Solo no me pidas convivir mucho con ella —pidió rápidamente—. Yo voy a estar en paz con ella siempre que ella no te lastime de nuevo, pero no puedo fingir que nada pasó y olvidar que te hizo daño. Me costará trabajo.


Una suave risita escapó de los labios del más alto y presionó un beso en la mejilla de su protector novio. Una expresión de satisfacción se apoderó de su precioso rostro y sus ojos claros brillaban divinamente.


— Ven, vayamos a ver que aquel idiota no tenga algo roto.


Riendo con ganas, lo siguió fuera de la habitación para buscar a Jung Sun, quien fingía estar realmente lesionado frente a Jessica y Baekhyun. Sin embargo, cuando ambos vieron a Luhan no pudieron ignorarlo lo suficientemente rápido y se apresuraron al chico.


Gradualmente todo se volvió más animado, pero Sehun no podía terminar de disfrutarlo, albergando en lo profundo de su corazón una pizca de preocupación para su madre por mucho que mostrara una sonrisa para todos.


Simplemente le fue imposible olvidarse de ella.


— ¿Puedo pasar? —La relajada voz de Baekhyun llamó aquella noche.


Desde su charla sobre el secreto de Luhan, el pequeño revoltoso rara vez le hablaría estando ellos solos. Por lo general simplemente le daría las buenas noches y no lo vería hasta la mañana siguiente para decirle buenos días.


Un tanto desconcertado, torpemente asintió mientras cerraba la pequeña caja que su novio le había entregado. Baekhyun sonrió alegremente, casi corriendo hasta la cama donde él estaba sentado y se acomodó a su lado.


— Sé que estás triste —soltó de la nada. Sehun en respuesta solamente podía mirar algo aturdido al otro sin idea de que decirle—. Pero no voy a preguntarte la razón, probablemente tú no querrás decirme de todas formas. Aun así, quiero que sepas que puedes contar conmigo si tienes un problema.


— Gra-Gracias —Balbuceó.


— También quería darte esto —rápidamente, extendió un desastroso paquete en su dirección—. No es la gran cosa, también pensaba dártelo después pero probablemente pueda mejorar tu estado de ánimo.


Sin idea alguna de cómo reaccionar, el más alto tomó el paquete y lo desenvolvió, revelando un sencilla camiseta negra.


— Es un regalo por todo lo que has hecho por mí y lo mejor es que lo compre con mi propio dinero. Yo también fui quien lo envolvio —anunció con orgullo.


— ¿Tu propio dinero?


— Sí, yo hice algunos recados para mi primo Heechul antes —explicó risueño.


— Baekhyun, esto... ¿no sería mejor si guardaras ese dinero para ti?


— Está bien porque yo ya conseguí empleo y seré muy cuidadoso con mi dinero a partir de ahora, pero de verdad yo quería darte algo aunque fuera pequeño. Además, también es como un soborno —susurró cómicamente.


— ¿Un soborno?


— Sí —asintió entusiasmado—. Estar aquí es muy divertido, se siente como una familia. —Esa declaración lo dejó algo pasmado—. Jung Sun es como un papá súper divertido y Jess noona la mamá más cool. Incluso tú no eres un hermano mayor tan malo y hasta tengo un cuñado lindísimo —rió—. Me gusta vivir contigo.


Una familia.


Esas fueron las palabras que dejaron al más alto sin habla y con la vista fija en el pequeño chico que sonreía felizmente.


— Por eso, ahora que te he dado un regalo, creo que estás obligado a dejar que me quede —rió suavemente—. En fin, en realidad el objetivo de esto era decirte que no tienes que estar triste o muchas personas también lo estarán —farfulló, estirando las mejillas del más alto.


— Déjame —ordenó adolorido.


— Sonríe —pidió—. De lo contrario no habrá servido de mucho que convenciera al tío Jung Sun para que dejara a Luhan dormir aquí contigo.


— Baekhyun —se quejó.


— Está bien —lo liberó—. Me voy.


— ¿Por qué? —Interrogó apresurado al verlo ponerse de pie. Él lo miró sin entender—. ¿Por qué pareces más preocupado por mí que por Luhan? Él es tu mejor amigo, no yo.


— Es porque tú eres el tipo de tonto que carga en silencio con sus preocupaciones mientras que Luhan me dirá lo que está mal aunque yo no le pregunté —explicó con calma—. Él me cuenta todo —recalcó la última palabra y movió las cejas pícaramente.


— Me-Mentiroso —bufó abochornado.


— ¿Quieres apostar? —Desafió con una sonrisa ladina en los labios.


— Tan solo lárgate ya —refunfuñó.


Él soltó una carcajada y salió de la habitación dando saltitos, sin tener idea de que en realidad acaba de despejar un poco la tormentosa nube negra que se había cernido sobre Sehun. Su escandalosa risa aún audible desde el exterior casi lo hizo reír también.


— ¿Por qué se ríe como un loco?


La visión de Luhan hizo a la sonrisa crecer un poco más, le hizo un ademán para que se acercara sin responder a la pregunta anterior y cuando lo tuvo tan cerca como lo necesitaba, tiró suavemente de su mano para hacerlo caer a su cama.


— ¿Qué haces? —Preguntó con voz cantarina.


— Se ve bastante feo —susurró al tiempo que acariciaba con el dorso de su mano la mejilla ajena, plantando su suave beso en sus labios poco después.


— Despacio, me duele —lloriqueó.


— ¿Yo fui quien te dijo que fueras a liarte a golpes con aquella bestia? —Espetó.


— Todavía puedes besarme con cuidado —refunfuñó.


Sehun arqueó una ceja en su dirección mientras su malcriado chico le daba esa mirada de cachorro apaleado.


— No me mires así —refunfuñó—. Tú solamente estás enojado porque no podré usar mi boca en ti. —Tan pronto las palabras escaparon ambos ampliaron los ojos y el color se les subió al rostro—. M-Me re-refiero a los besos —tartamudeó.


— L-Lo sé —murmuró y aun así sus mejillas estaban pintadas de rojo.


— ¡Ya! M-Mejor duérmete de una vez —exigió.


Esa misma noche, Sehun soñó con Luhan de rodillas entre sus piernas, llevándolo al cielo con esa maravillosa boquita y sus precioso ojos de ciervo mirándolo. Despertándose sudando y caliente en más de dos ocasiones, agradeciendo al cielo que Luhan tuviera el sueño tan pesado.


Mintiéndose a sí mismo, culpó al estrés de esa tarde y lo reciente de aquel episodio, diciéndose a sí mismo qué pasaría. Sin embargo, nada mejoró a partir de entonces y en los días posteriores, cada vez que veía a Luhan todo parecía llevarlo a aquel día.


Su cuerpo parecía ser hiper consciente cada vez que Luhan estaba cerca y difícilmente podía pasar más de cinco minutos sin que sus pensamientos se desviaran de mala manera. Ese momento en particular era un excelente ejemplo de lo perversos que sus pensamientos se habían vuelto.


Su dulce novio en ese momento seguramente estaba pidiéndole su ayuda con la tarea de física una vez más pero el solamente miraba esos labios, evocando las obscenas imágenes que tenía sobre lo que podían hacer.


Ellos también estaban solos en la casa de Luhan y él no sabía cuánto más podría seguir comportándose.


— ¡Sehun! —Llamó en voz alta y él se sobresaltó un poco—. Tú no estás prestándome atención —resopló.


— Lo lamento, amor. Yo...


— ¿Estás bien? —Interrogó preocupado—. Hace algunos días que siempre te pierdes en tus pensamientos de la nada. ¿Algo está molestándote? ¿Necesitas mi ayuda? ¿Es porque mañana es el último día de vacaciones del tío Jung Sun?


— N-Nada de eso, estoy bien. No te preocupes, no me pasa nada —aseguró.


Él entrecerró los ojos pero el pesado suspiro que brotó de esos divinos labios, fue la señal de Sehun para que supiera que lo estaba dejando ir por el momento.


— Mejor dime que me perdí —pidió con una sonrisa de disculpa.


— Compré el libro que te dije que deseaba leer —respondió alegremente.


Al verlo tan feliz por algo así de simple, Sehun se sintió aún más ruin que cada noche que se despertaba caliente luego de soñar con eso que no tenía las agallas de hacer. Sin embargo, Luhan no se dio cuenta de cómo se insultaba a sí mismo para sus adentros y había corrido al escritorio para recoger algo.


— Es este —anunció emocionado, sentándose demasiado cerca para la salud mental de Sehun.


— ¿E-Ese? —Balbuceó patéticamente.


Luhan asintió, inclinándose más cerca de él mientras hojeaba alegremente el libro en su mano y Sehun apenas captó algo acerca de una secuela o algo parecido. El aroma de Luhan lo tenía medio borracho y el calor de su delgada figura estaba haciendo estragos en él.


— ¿Me estás escuchando siquiera? —Soltó inconforme.


— Lo hago, lo hago —mintió descaradamente.


Luhan lo miró con ojos entrecerrados, asintiendo de todas formas con su preciosa sonrisita risueña en los labios.


— ¿Vas a quedarte mañana al entrenamiento de soccer? —Preguntó para así cambiar el tema y no ser descubierto.


— Tengo que —rió adorablemente—. ¿Vas a quedarte para ver?


— Sí —sentenció.


— Si sabes que el capitán es heterosexual y además sabe de nosotros incluso antes de que toda la escuela lo supiera, ¿verdad? —Soltó divertido.


— No me quedaré por eso —bufó—. El tipo no es tan amenazante.


— Claro, claro —soltó sarcástico. Sehun tan sólo puso los ojos en blanco—. En fin, te quedas a dormir, ¿cierto?


Sehun se tensó y agitó la cabeza a modo de negativa, más que consciente de que estaría en enormes problemas si acaso accedía a quedarse.


— ¿Por qué no?


— Bu-Bueno, yo... yo no le avise a mi tío —respondió torpemente.


— Le puedes llamar —señaló—. Él no dirá que no.


— Pero...


— ¿Realmente vas a decirme que no? —Murmuró con una tierna expresión que probablemente no sabía qué hacía.


¿Cómo decirle que no?


Sehun no tenía una forma, por lo que solamente le quedó resignarse y hacer la llamada para informarle a su tío que no iba a llegar esa noche a casa. Sin embargo, Luhan parecía muy feliz y solamente por ese simple hecho, Sehun estaba dispuesto a someterse a la peor de las torturas.


Sumado a eso, adoraba a la señora Wu, quien siempre tendría para él un abrazo cariñoso y una sonrisa cálida. Desde niño, a Sehun le gustaba pensar que conocer a la hermosa mujer, era la forma en que le habían mostrado que era lo que se sentía el amor real de una madre.


Lo mejor de ello era que, aunque ella no era su madre, de todas formas ella siempre iba a estar sumamente feliz de pasar tiempo con él. Lo perseguía por todos lados si parecía decaído y lo encerraría en su casa para cuidar personalmente de él si llegaba enfermar.


Solamente por ello, por tener la oportunidad de pasar tiempo con dos de sus personas favoritas, Sehun fue capaz de relajarse luego de esos estresantes días. Sin embargo, apenas fueron unas pocas horas de calma.


Él sabía perfectamente que Luhan esperaba que él fuera a su cama esa noche y no podía culparlo por nada, porque a final de cuentas aquella brillante idea había sido suya desde el principio. Claro, en aquel momento su intención había sido la mejor de todas, pesando en el bienestar de Luhan.


Era solamente hasta ese momento que se maldecía por sus decisiones pasadas. ¡Joder!, él incluso se quedó de pie frente a la puerta durante veinte minutos antes de entrar. Él lo recibió con una sonrisa divina y de todas formas los ojos del más alto fueron a sus piernas desnudas.


— Te duchaste —soltó estúpidamente.


Luhan se rió por eso y continuó secando su cabello con una pequeña toalla azul, haciendo un ademán con su mano derecha para que fuera a la cama entre tanto el terminaba. Sehun avanzó rápidamente, sentándose en la cama aún con los ojos fijos en la figura de Luhan paseándose en la holgada camiseta de su pijama y aquellos pequeños shorts de algodón.


— ¿No tienes frío? —Masculló de alguna manera.


— Algo —respondió sin dejar de sonreírle como un ángel—, pero no va a importar porque de todas formas duermes abrazado a mí, así que generalmente terminó acalorado al final.


Un simple y malhumorado Mn fue la respuesta que dio, sintiéndose frustrado al no poder dejar de mirar la piel expuesta que no podía tocar aunque le picaban las manos por hacerlo.


— ¿Por qué no te acuestas primero? —Propuso—. Yo todavía tengo que ordenar esto —señaló su escritorio.


El más alto miró con curiosidad el desastre en la superficie del mueble, encontrando curioso el hecho de ver algunos pinceles entre otro varios artículos que no sabía que su novio poseía en absoluto.


— ¿Pintabas? —Preguntó extrañado.


Él sabía que su novio poseía incontables talentos pero aquel talento en específico había sido heredado de su suegro solamente a YanYan y Zhao. Siendo la última quien explotaba al máximo sus habilidades.


Luhan por otra parte, su novio era más bien una obra de arte viva, con una voz divina aunque él siempre diría que no era nada impresionante en absoluto.


— Algo así —murmuró con una mueca.


— ¿Algo así?


— Es un proyecto para la clase de artes, pero... —Luhan suspiró—. No salió como lo planeaba y luego le pedí una opinión a jiějiě pensando que podría ayudar pero....


— ¿Pero? —Casi podía adivinar el resultado de eso.


— Ella me regañó por dos horas, dijo que es vergonzoso que no tenga ni una pizca de talento cuando era uno de los hobbies preferidos del abuelo y de papá —explicó.


— ¿Tan malo es? —Interrogó interesado.


— Peor, es espantoso —se rió con ganas—. He estado tratando de mejorarlo un poco pero no parece estar funcionando en absoluto —hizo una mueca como si recordara algo desagradable.


— Yo puedo echarle un vistazo si quieres y darte mi opinión —ofreció.


— ¿De verdad? —Sus hermosos ojos brillaron.


— No tengo el talento de YanYan jiějiě pero mis dibujos son decentes. Tuve algo de práctica e incluso yo mismo dibujé los diseños de dos de los tatuajes que tengo.


— ¿Los hiciste tú mismo? —Soltó asombrado.


— Bueno, como dije, empecé a dibujar desde que era pequeño, lo hacía siempre en mi tiempo libre porque... —Él cerró la boca de golpe, un tanto avergonzado por el desliz de su lengua.


— ¿Por qué? —Preguntó curioso.


— Bueno... —Murmuró—, tal vez yo alguna vez tuve la intención de enviarte uno de esos dibujos para que supieras cómo era el lugar donde vivía o algo así. Sin embargo, ninguno parecía adecuado... de todas formas no los envíe, así que...


Tosió un par de veces como si eso fuera eficaz para disimular sus vergüenza, la cual todavía era delatada por el rubor en sus mejillas.


— ¿Realmente eso te hace sentir avergonzado? —Interrogó con la diversión y ternura escrita en todo su rostro—. En ese caso, ¿también yo debo sentirme avergonzado?


— ¿Tú?


— También yo, bueno en realidad yo te escribí cartas, pero yo no sabía dónde vivías y no podía preguntarle a esas personas tampoco, así que termine tirándolas.


— Oh, cariño, yo no sabía.


— No importa, no importa —aseguró tranquilamente—. Mejor ayúdame un poco aquí, no quiero que YanYan jiějiě vuelva a gritarme si le pido su opinión.


Con gran emoción, su precioso novio le entregó lo que sería su proyecto y al verlo, Sehun no estaba seguro de que decirle. ¡Ni siquiera tenía forma alguna!


Sehun estaba en blanco observando lo que sea Luhan hubiera dibujado. De hecho, aquello parecía la escena de homicidio de la pintura amarilla.


Ni siquiera podía encontrar la manera de elogiar el intento porque simplemente eso era ofensivo a la vista.


— ¿Qué tal? —Preguntó con entusiasmo.


Él le dio una mirada estoica, luego se llevó la mano izquierda a la nuca e hizo una mueca como si le doliera alguna parte.


— ¿Ya intentaste dibujar algo que implique figuras geométricas? —Soltó esa pregunta para evitar contestar directamente la de Luhan—. Por lo menos a mí me resulta un poco más fácil hacer eso, fue por eso que después de los caracteres de mi nombre en chino, el tatuaje en mi pecho fue el segundo.


Luhan frunció el ceño pero no rechazó la idea inmediatamente, incluso parecía que estaba considerándolo seriamente. Uno a uno Sehun deshizo los botones de la camisa de su pijama y la abrió lo suficiente para que Luhan pudiera ver el tatuaje.


— Lo primero fue hacer un boceto muy sencillo del logotipo, posteriormente agregue las sombras y demás efectos —explicó, trazando con su dedo los detalles—. Podrías intentarlo y si se te dificulta yo te ayudaré.


Delgados dedos presionaron contra su piel, tomándolo desprevenido. Su cuerpo se congeló entre tanto los suaves dedos dibujaban el contorno del tatuaje y sus ojos se mantenían fijos en ese mismo lugar.


— Me gusta mucho este tatuaje, aunque también creo que fue algo tonto hacerlo —sonrió.


— ¿Tonto? —Murmuró.


— Es como una marca, como si de alguna forma fueras de mi propiedad. Es tonto porque no eres un objeto, sino mi novio —rió dulcemente.


— A mí me gusta llevarlo —su propia mano sostuvo la de Luhan, presionando ambas juntas sobre su pecho—. Sé que no soy un objeto, aun así algo me dijo que debía hacerlo. Además, se que te encanta.


Su bella sonrisa creció mientras asentía.— Sí, tienes razón pero también es algo injusto si consideramos que solamente tú lo llevas.


— ¿Insinúas que quieres hacerte un tatuaje en mi honor? —Interrogó con voz juguetona.


— No lo permitirías, lo más probable es que amenaces a Lay g“ hasta que desista de la idea de ayudarme —se burló y sin pena alguna él asintió—. Aunque...


— ¿Aunque?


— Ahora mismo tenemos pinceles. —Luhan le mostró los objetos al mismo tiempo que decía aquella oración.


Su mano puso sobre una de las palmas de Sehun uno de los pinceles y en la otra lo que parecía tinta negra. Mientras eso pasaba, todo lo que el más alto podía hacer era mirarlo aturdido.


— ¿Dónde lo quieres? —Preguntó con una absurda inocencia.


Sin embargo Sehun no podía considerar siquiera el pensamiento de que algo en el actuar ajeno fuera con intenciones ocultas. Luhan no era de esa manera y por eso mismo sería el final de Sehun.


— T-Te acabas de duchar —señaló estúpidamente.


— Lo sé, así que intenta que se vea bien a la primera y no hagas mucho desastre —pidió.


La contrariedad se apoderó de Sehun haciéndolo alternar la vista entre los objetos en sus manos y su entusiasmado novio.


— D-Date la vuelta.


Él hizo lo que le pidieron en un parpadeo, casi arrancando un sonoro jadeo del más alto cuando la camisa de su pijama resbaló con gracia hasta el suelo. Burlándose de él y su frustración.


Las manos le temblaban cuando mojó el pincel con la tinta e igual de nervioso lo elevó, deteniéndose a centímetros de la pálida piel de su hombro derecho.


— ¿Qué quieres que haga?


— Lo que tú quieras —respondió, mirándolo por sobre el hombro con esa sonrisa amorosa en los labios.


— ¿Algo en chino? —Interrogó vacilante—. Así solamente tú y yo sabremos qué significa.


—¿Estás insinuando que esperas que yo sé lo muestre a otras personas?


— De ninguna forma —gruñó.


— Entonces, escribe o dibuja lo que tú quieras —alentó—. Sea lo que sea, me va a gustar.


Lo pensó seriamente por un rato hasta finalmente tener una idea y hacer el primer trazo sobre la suave piel pálida. Vio a Luhan estremecerse un poco al principio y posteriormente lo escuchó reírse un poco debido al cosquilleo que provocaba el roce del pincel.


Apenas fueron un par de minutos los que le costó terminar, sintiéndose sumamente satisfecho con el resultado y la casi perfecta limpieza con la que la tinta se había grabado en la piel de su novio.


— ¿Terminaste?


No hubo respuesta, sosteniendo los delgados hombros en su lugar mientras se inclinaba para soplar un poco sobre la fresca tinta. Luhan se estremeció un poco, quedándose completamente quieto poco después.


— Listo —anunció—. Te queda bien.


Amablemente lo guió al espejo de cuerpo completo para que pudiera ver por sí mismo lo que entonces adornaba su piel. Y sí la gran sonrisa en sus labios quería decir algo, significaba que le gustaba.


Era algo simple, sin adornos y algo pequeño, apenas para que fuera visible.


S + L


Tan sólo dos letras, ni más ni menos, pero todavía ambos sonreían como si fuera lo más extraordinario que hubieran visto.


— Me encanta —admitió.


— ¿Todavía te duele la herida en los labios?


La pregunta casi logró que Luhan se planteara muy seriamente la idea de hacer un baile de la victoria. Sin embargo, aún mejor que eso se atrevió a besar rápidamente los labios de Sehun, aumentando solo un poco más su nivel de frustración.


Tras eso, tomó del suelo la camiseta de su pijama y la volvió a colocar correctamente, asegurándose de recordarle con mucho énfasis que ellos debían asistir a clases al día siguiente y que ya era bastante tarde.


Lo escuchó refunfuñar mientras lo seguía hacía la cama, aun cuando fingió no notarlo en absoluto. Así como fingió estar dormido en el momento en que lo sintió despertarse y lo escuchó maldecir a sus traicioneros sueños.


La alegría en su cara la mañana siguiente era casi ridícula y lo hizo ganador de un par de miradas extrañadas de parte de sus padres y hermanos. Sehun ni siquiera lo notó, estando más ocupado gruñendo por todo.


Tan pronto llegaron a la escuela y estuvo lejos de la mirada vigilante de Sehun, Haneul , quien encontró demasiado extraño su buen humor, lo interrogó hasta estar satisfecha. Parloteándo sin parar que debía hacer algo y aprovechar que el hierro estaba caliente.


— ¿Y qué se supone que haga? —Preguntó con interés.


— No te preocupes, Hannie. Tu amiga pensara en todo —prometió con orgullo y confianza.


Él aceptó su palabra de buena gana pero ella no se acercó más a él con el tema hasta que fue la hora de ir al club, soltando un plan que realmente le resultaba algo que difícilmente quería hacer.


— No estoy seguro, Hanuel —murmuró incómodamente.


— Oh, vamos Lu —refunfuñó—. Esto será mil por ciento efectivo, confía en mí.


— Sí, pero...


— No actúes como si fueras a atacar la inocencia del pobre sujeto —se cruzó de brazos indignada—. Te puedo apostar mi balón de la suerte a que la principal razón de que venga aquí casi siempre, es para verte hacer estiramientos.


— Él no...


— Ni siquiera trastes de defenderlo, que hasta tú te das cuenta —señaló seriamente.


Resignado, Luhan no tuvo más remedio que aceptar aquel plan tan peculiar, aunque trató por todos los medios de no pensar en ello mientras se reunía con sus compañeros de equipo y los saludaba a todos.


— Muy bien, muchachos —llamó el entrenador—, empecemos con el calentamiento.


Fue imposible no recordar las palabras de Haneul y aún más imposible no desviar la mirada hasta la gradas del campo donde, efectivamente, Sehun se encontraba junto con Baekhyun y Chanyeol. El segundo mencionado agitando su mano con alegría para saludarlo.


— Si no mal recuerdo los rumores solían decir que Sehun tenía una novia candente.


Esa fue la voz de Ji Hoon a sus espaldas, tratando de provocarlo como todos los días desde la revelación de su relación. A su lado dos de los chicos nuevos de primer grado, con sus sonrisas burlonas y miradas desdeñosas.


— Oh, al menos él es guapo —se burló uno de los chicos.


— No, de hecho, con esa cara suya, realmente no podrías culpar a los demás por confundirlo con una chica —dijo Ji Hoon. Los otros dos a su lado se echaron a reír.


— ¿Cuál es tu problema Ji Hoon? —Espetó fastidiado.


— ¿Cuál es mi problema dices? —Bufó—. Creo que es muy obvio eso.


— No, de hecho no lo es.


El rostro del muchacho cambió de color a rojo y su mirada parecía estar a punto de dispararle o algo. Sin embargo, Luhan se mantuvo estoico y aguardó por su respuesta, a sabiendas que está sería absurda.


— No deberías aceptar gente como tú en este equipo —masculló entre dientes—. Eres un peligro para las personas normales.


— ¿Normales? —Rió—. ¿Será acaso que soy alguna clase de mutante y no lo había notado en absoluto?


— Tú...


— Deja de actuar como si te hubiera robado a tu novia o maldecido a tu familia. Para estar en el equipo el único requisito es saber jugar soccer y trabajar duro, nadie dijo que mis preferencias sexules importen un carajo mientras haga mi parte aquí.


— ¿A quién le importa si eres la jodida estrella del equipo o trabajes más que nadie? ¿Acaso no ves que nos pone incómodos tener que estar cerca de un desviado como tú? Podrías hacernos algo —escupió con asco.


Luhan se echó a reír a carcajadas tan pronto él dijo eso, haciendo al más alto rechinar los dientes además de llamar la atención del resto de sus compañeros.


— ¿Has visto lo guapo que mi novio es? —Interrogó entre risas—. ¿Por qué diablos yo quería ver a alguien como tú teniéndolo a él? Sería muy estúpido si lo cambiara a él por ti.


— ¡Tú...!


— Es curioso, Ji Hoon. En todo este tiempo nadie más que tú ha mostrado algún rechazo o dicho que lo hago sentir incómodo. Entonces, me preguntaba... ¿por qué?


— ¿Por qué más va a ser? —Gruñó—. Das mala imagen al equipo.


— ¿De qué demonios hablas, Ji Hoon? Luhan es uno de nuestro mejores elementos —señaló uno de sus compañeros.


— Es verdad, él también es un buen compañero y nos ayuda cuando tenemos una mala racha. —Varias voces coincidieron con esa declaración.


— Nadie aquí está interesado con a quien elija como pareja, siempre y cuando no interfiera con su desempeño.


— Él tiene razón, eres el único que tiene problemas con ello. ¿No será que te gusta y estás molesto porque sale con otro chico que no eres tú? —Se burló y no solo Ji Hoon palideció sino también Luhan ante lo horrible de esas palabras.


— Es verdad, antes de que se revelara que Han y Oh Sehun eran pareja, tú siempre estabas pegado a Han pidiéndole ayuda con todo —añadió alguien más.


— ¡No sean ridículos! —Gritó encolerizado—. ¡Todos ustedes...!


— Oigan, les dijeron que se pusiera a calentar —habló severamente su capitán.


Pronto todos se dispersaron, advirtiéndole a Ji Hoon que debía dejar de molestar a Luhan si no quería que hablaran con el entrenador. Él de todas formas le dio una mala mirada a Luhan y se alejó mascullando algo entre dientes.


La práctica siguió con la misma normalidad que de costumbre, llegando a ese punto donde Luhan sentía el corazón tronando en su pecho y el sudor empapando su frente. Justo en ese momento escucharon el silbatazo del entrenador, indicando que podían tomar un descanso.


Luhan se inclinó respirando agitadamente, sintiendo un par de palmaditas en su espalda antes de trotar de vuelta a la banca y aceptar una botella de agua de parte del asistente del entrenador. Apenas dando el primer sorbo cuando notó la mirada de Haneul fija en él y la vio hacer una serie de señas extrañas.


Recordó en ese momento aquel plan suyo y decir que Luhan estaba nervioso, no era ni de cerca algo que se acercara a cómo se sentía en ese momento. Era como si de pronto estuviese ultra consciente de todo lo que lo rodeaba.


Aun cuando desde que había entrado al equipo de soccer era normal tener un poco de espectadores en sus entrenamientos, Sehun y sus amigos de hecho eran rostros regulares en dichas prácticas. Sin embargo, en ese instante en particular, Luhan no podía pensar que no estaba del todo cómodo con su presencia.


De reojo, logró ver a Haneul dándole dos pulgares arriba a modo de darles ánimos. Luhan asintió torpemente, sabiendo bien lo que tenía que hacer, pero sin atreverse del todo pese a llevar ya casi diez minutos de su descanso.


Miró entonces en dirección a Sehun, que reía por alguna cosa que seguramente Chanyeol le había dicho. Se recordó a sí mismo todo su plan y el principal objetivo del mismo, tomó aire y reunió todo el valor que tenía y justo cuando Sehun le dio una mirada.


Luhan sonrió a uno de sus compañeros que le hablaba, fingiendo no notar la mirada de su novio, tomó el dobladillo de su camiseta y fácilmente se deshizo de ella. Sehun escupió el agua que acaba de tomar de su botella tan pronto lo vio y Baekhyun dejó caer lo que fuera que estaba comiendo.


Falsamente distraído, Luhan limpió el sudor acumulado con la tela, sus compañeros ni atención prestaron al ser algo relativamente normal entre ellos. El capitán fue el único que alzó una ceja en su dirección, pero no comentó nada.


— Muy bien, señores, regresemos al campo.


Todos asintieron, trotando de vuelta al campo. Luhan se tomó un momento para terminar de limpiar su sudor, se vistió una vez más con su camiseta y tuvo incluso la osadía de obsequiarles una sonrisa de lado a las ruborizadas porristas que lo observaban. Haneul parecía estar vibrando y de ese modo Luhan supo que había obtenido el resultado deseado, incluso podía sentir la ardiente mirada de Sehun seguirlo.


Hizo lo posible para no prestar atención a esa sensación de ser vigilado y pronto la intensidad del partido de práctica lo absorbió. Por alguna razón Ji Hoon, parecía estar más entusiasmado de lo habitual y se volvió la sombra de Luhan.


Marcando como si de ese juego dependiera su vida, aquello hizo el juego más serio de lo que debería y la tensión podía sentirse en el aire. El marcador estaba en empate justo cuando faltaban apenas quince minutos para que el juego terminará.


El balón tocó su pie, el camino frente a él estaba despejado y con los ojos fijos en la portería él avanzó. Burlando a todos los que trataron de quitárselo y escuchando a lo lejos los vítores casi histéricos de Haneul.


Podía sentir cada golpe de su acelerado corazón en su pecho con más fuerza mientras la anticipación y la adrenalina se disparaban motivados por la emocionada voz que le decía que tirara. ¡Que definitivamente anotaria!


Resuelto, su mente y sentidos concentrados en un sólo objetivo, se preparó para hacer el tiro pero repentinamente la portería dejó de estar en su campo de visión.


Algo lo impactó con fuerza bestial, lanzándolo al suelo e incluso rodó un par de veces luego del despiadado impacto. Un quejido vino de algún sitio que no reconocía, pero pronto descubrió que debió haber sido él quien lo emitió luego del grito histérico de Hanuel.


— ¡Luhan! —Gritaron alarmados el capitán y el entrenador.


Luhan apenas lo reconoció mientras yacía aturdido en el suelo. Alguien dejó escapar una carcajada muy cerca de donde él estaba y difícilmente logró enfocar la vista para distinguir el rostro burlón de Ji Hoon.


— ¿Eso es todo lo que tiene nuestra estrella? —Escupió mordaz—. Supongo que la pequeña puta no puede hacer nada sin la ayuda de aquella escoria que se dice tu novio.


Él se rió y algunos lo siguieron mientras Luhan apretaba los dientes y sus puños se cerraban con fuerza sobre el pasto. Su mirada furibunda se clavó en él cuando le dio la espalda y su adolorido cuerpo se levantó de golpe, tacleándolo con toda la fuerza que tenía.


Ambos cayeron al suelo con fuerza y las voces de alarma de todos vinieron de todas las direcciones mientras Luhan inmovilisaba al imbécil intolerante, torciendo su brazo en un ángulo que amenazaba con romperlo a la más insignificante provocación.


— ¡Suéltame, jodido maricón! —Rugió.


— ¡Te lo advertí! ¡Ahora mismo verás lo que esta puta puede hacer!


— ¡No se queden ahí mirando, separenlos! —Ordenó el capitán.


Varios de sus compañeros salieron del asombro que les había provocado ver a Luhan arremeter de aquella manera tan feroz y corrieron a ambos chicos para separarlos, o mejor dicho, para salvar a Ji Hoon de la paliza que Luhan le estaba dando.


La voz de Luhan maldecía a diestra y siniestra cuando lo arrastraron lejos del caído Ji Hoon, quien lentamente comenzaba a incorporarse con el labio partido y lanzando miradas de odio al pequeño chico que era retenido por sus compañeros.


Rojo de ira, el joven se puso de pie de un salto como una bestia salvaje lista para abalanzarse sobre su presa. Apenas logrando avanzar un paso antes de volver duramente al suelo, siendo su última imagen la de un enfurecido Sehun antes de que el mundo se tornara negro y con un latente dolor en el centro de su rostro.


— ¡Sehun, detente! —Exclamó Chanyeol, luchando por hacerlo retroceder y dejar en paz el inconsciente cuerpo de Ji Hoon.


— ¡Está inconsciente, eso es suficiente! —Habló Baekhyun, empujándolo también para evitar que avanzara.


— Sehun —llamó al instante Luhan, zafándose del control de sus compañeros.


Se apresuró hasta donde Sehun todavía tenía la ira deformando su bello rostro y se plantó frente a él para que dejara de mirar al imbécil noqueado. Sin dudarlo acunó su rostro para obligarlo a mirarlo a él y solamente a él para de esa forma calmarlo.


— Está bien —prometió.


— No lo está —masculló entre dientes.


— No pasa nada —sonrió—, ya me he hecho cargo. Él ya no será un problema.


Desafortunadamente, esas palabras no fueron ciertas y dos horas más tardes, los tres jóvenes estaban reunidos en la oficina del director.


El pequeño hombrecito todavía no decía nada, esperando a que sus padres llegara mientras caminaban de lado a lado en la oficina, dándoles a los tres muchachos una diferente mirada a cada uno.


Una de nervios y temor a Sehun; quien parecía retarlo con la mirada a decir cualquier maldita cosa, una de incredulidad y decepción a Luhan; quien hasta entonces parecía recordar sentirse algo avergonzado por sus actos, y una de preocupación a Ji Hoon; puesto que tenía la nariz tan hinchada y roja que parecía que algo estaba creciendo ahí.


La puerta de la oficina se abrió estrepitosamente dejando entrar a tres figuras, con las dos más escandalosas liderando y corriendo hacía los chicos ahí reunidos mientras que la tercera ingresaba tranquilamente a la habitación. Una de esas dos primeras era la madre de Luhan, mientras que la última era el tío de Sehun.


— ¡Dios mío! —Exclamó una mujer con una expresión de indignación y arrogancia, sujetando sin cuidado el dolorido rostro de Ji Hoon—. ¿Qué se supone que significa esto, señor director? Exijo una explicación de inmediato.


El hombre mencionado la miró temeroso, desviando su vista a Oh Sehun por temor a hacer algo que pudiera ofender al joven, si acaso osaba responder la pregunta de la enojada mujer. Rápidamente recuperó la compostura y se aclaró la garganta.


— Señora Kang —habló nerviosamente—, por favor, primero tome asiento para que podamos hablar con calma.


— ¿Calma? —Bufó—. ¿Qué acaso no está viendo el rostro de mi hijo?


— Lo veo, lo veo —murmuró pero realmente no se atrevía a mirar otra vez la nariz del joven—.Sin embargo, su hijo también tiene parte de la responsabilidad en todo este problema.


— ¡Mi hijo es la víctima! —Chilló—. ¡Tan sólo vea a esos dos! ¿Qué lesión tiene alguno de ellos? —Soltó iracunda.


— Señora Kang —intervino la madre de Luhan, con un semblante demasiado serio—, como el señor director dijo antes, debería calmarse y tomar asiento para que podamos hablar del problema.


— Pero si el problema aquí es muy claro —se rió con desdén—. ¡Esos dos atacaron a mi hijo! —Acusó.


— Fue su hijo quien comenzó —gruñó Sehun—. ¡Mi novio puede tener una lesión importante en el tobillo por culpa de la bestia de su hijo! —Sehun se reveló al final por más que Luhan trató de contenerlo.


— ¡Mi hijo sería incapaz! —Alegó ofendida.


— ¿Realmente usted cree que el mastodonte descerebrado de su hijo no podría lastimar ni a una mosca pero Luhan, que luce mucho más pequeño que él, simplemente lo atacó y le hizo eso? —Apuntó a su maltratado rostro— Vaya mujer idiota —se burló.


— ¡¿Cómo te atreves?! —Chilló ofendida.


— Fui yo quien le rompió su maldita nariz y debería sentirse agradecida con mi novio que me pidió dejarlo ir, en lugar de estar armando un escándalo por algo que él merece —masculló.


— ¡Cínico! —Vociferó—. Lo ha escuchado señor director, él admitió su crimen e incluso parece orgulloso de hacerlo —señaló encolerizada.


— Por supuesto que me siento orgulloso —sonrió ladino—. Nadie se atrevera a ofender a mi novio y mucho menos a ponerle una sola mano encima sin que yo tome cartas en el asunto —sentenció.


— Sehun —llamó preocupado Luhan.


— ¡Mocoso atrevido! —Exclamó, dándole una mirada de enojo a Oh Jung Sun—. ¿Qué no dirá nada? ¿Dejará que él siga comportándose de esa nefasta forma?


Jung Sun, quien había estado demasiado distraído mirando la nariz del joven Kang, reaccionó y miró en dirección a la dramática y pomposa mujer.


— Oh, claro, claro que dire algo —aseguró dándole un vistazo a Sehun—. ¿Has estado entrenando? —Interrogó curioso y la mandíbula de la señora Kang se desencajo—. Antes definitivamente no podías hacer algo así, es obvio que está rota e incluso lo noqueaste. ¿Cómo te volviste tan fuerte? —Soltó alegremente.


Luhan casi se rió y Sehun parecía un poco tímidamente halagado por los comentarios de su tío. La enojada mujer chilló como una niña haciendo rabieta y se volvió en dirección al director, lanzándole una mirada que prometía el infierno si él no hacía algo rápido.


— Se-Señor Oh, por favor —balbuceó—. No debería decirle algo como eso a Sehun, él ya es bastante rebelde sin que usted lo aliente de esa forma.


Ambos, tío y sobrino, clavaron sus gélidas miradas en el tembloroso hombre tras el escritorio. Uno recordándole que podía hacer pedazos su vida entera y él otro desafiándolo a que dijera cualquier otra cosa negativa sobre su hijo.


— Cla-Claramente, ninguno de los tres ha hecho lo correcto —sentenció—. Por lo tanto, los tres deben ser castigados.


— Pero...


— Déjeme terminar, señora Kang —pidió seriamente—. En vista de que el joven Ji Hoon fue el más afectado, solamente tendrá un día de suspensión mientras que el joven Wu y el joven Oh serán suspendidos por una semana.


— ¡Eso no es justo! —Exclamó inconforme Sehun.


— Basta, ¿aún se atreve a discutir? —Espetó severamente.


Al escuchar la reprimenda, la odiosa mujer sonrió ampliamente y asintió bastante conforme, entre tanto Jung Sun fruncía el ceño y la madre de Luhan no emitía sonido alguno.


— Debo agregar que este ha sido un suceso realmente desafortunado y aunque no es de extrañar algo así del Sehun, estoy profundamente decepcionado de ti, Luhan. —El mencionado agachó la mirada molesto ante tal injusticia pero sabiendo que no podía decir nada en realidad—. Además de la suspensión, también les pediré a ambos que se abstengan de demostraciones públicas de afecto, en vista de que pueden ser ofensivas...


— ¿Ofensivas, dice? —Habló Wu Fang Yin, que hasta ese momento no había hecho más que escucharlo todo con el rostro cada vez más y más sombrío.


— ¿Señora Wu?


— Estoy segura de que mi hijo y su novio no son la única pareja afectuosa, como usted dice, pero usted solamente los encuentra ofensivos a ellos. ¿Por qué? —Preguntó con un tono de voz gélido.


— Bu-Bueno señora Wu, usted tiene que tener en cuenta la situación especial de su relación. Muchos de los alumnos que asisten a esta escuela provienen de familias tradicionalistas y por lo tanto pueden sentir que ver una relación como la suya es un tanto incómodo —explicó un tanto inquieto bajo la mirada de la bella mujer.


— ¿Está usted diciéndome que mis niños son los culpables en todo esto? ¿Qué ellos se buscaron todo esto? —Soltó entre dientes, mirando al hombre como si quisiera despellejarlo.


— No, señora Wu, creo que usted me ha entendido mal. Yo solamente digo que...


— ¡Callese! —Gritó y todos en la habitación saltaron espantados—. Usted, cobarde e incompetente hombrecito —lo apuntó con su delicado dedo—, durante todo este tiempo no ha hecho más que hacerse de la vista gorda mientras todos se burlan y menosprecian a mis pequeños por su orientación sexual, pero ahora viene y los señala como culpables por defenderse.


— Se-Señora Wu, la vi-violencia...


— ¡Yo ya se eso! —El hombre asintió espantado y luego negó, viéndose como si quisiera ocultarse bajo el escritorio para escapar de ella—. Mis hijos han sido bien educados, ambos saben que la violencia no es la solución correcta, pero... ¿qué más pueden hacer ellos sino defenderse por sí mismos cuando usted, patético remedo de autoridad escolar, no ha movido ni un dedo para frenar el acoso de esos mocoso mimados y homofóbicos?


— Y-Y-Y-Yo...


— Ellos naturalmente se defienden por sí mismos al no tener más alternativa —sentenció severamente—. Sin embargo, ahora que es por su incompetencia que se vieron en esta situación, usted se atreve a decirme a mí que ellos son más culpables que ese mocoso —apuntó su dedo a Ji Hoon.


— Un momento, usted no...


— ¡Cierre la boca! —Vociferó y la señora Lee retrocedió de inmediato mientras que la bella mujer volvía su mirada feroz al director—. Es un idiota total si cree que yo voy a quedarse de brazos cruzados mientras que usted viene frente a mí y dice lo que quiera a mis niños. ¡Ellos tienen un madre para defenderlos si cree que puede pasar por encima de ellos!


— Señora, usted está siendo...


— ¡Me importa una mierda como estoy siendo! No voy a dejar que nadie lastime o venga a insultar a ninguno de ellos. Tampoco permitiré que ellos reciba un castigo que no merecen, puesto que todo es culpa de su inútil presencia en este lugar. ¡Haga debidamente su trabajo antes de querer castigarlos! —La mirada de acero de ella fue entonces a los dos menores boquiabiertos—. Luhan, Sehun —llamó—, ambos tomen sus cosas, ninguno de los dos se quedara un minuto más en este lugar hasta obtener una disculpa formal de este hombre y que castigue como es debido a ese engendro —sentenció.


— ¿P-Pero quien se esta creyendo usted? —Espetó la señora Kang.


— Se lo advierto, remedo de director, más le vale corregir correctamente su error porque de lo contrario se arrepentirá profundamente de provocar a Wu Fang Yin y no solo eso, sino que la próxima vez seré yo misma quien venga no solo a darle un par de buenas bofetadas a ese mocoso y a la bruja gritona de su madre, sino también a usted.


Con esas palabras, más el sonido de la puerta siendo azotada, tres hombre caminaron incrédulos tras la pequeña pero imponente figura de Wu Fang Yin. Los tres más altos que ella y todavía mirándose temerosos de pronunciar una sola palabra y hacerla enojar más.


Sehun fue el primero en hacer cualquier cosa, incapaz de quedarse quieto al ver a Luhan cojear un minuto más.


— Dejame llevarte —pidió, aun cuando parecía más una súplica.


Los dos adultos se detuvieron de golpe, la mirada de su madre se suavizó inmediatamente y corrió a su lado, luciendo una expresión de angustia en su bello rostro.


— No, está bien. No es tan grave —aseguró.


— Deja que Sehun te lleve, Han. —Jung Sun se unió a la petición—. Pones una cara de dolor espantosa con cada paso y harás que me de algo si la veo un segundo más.


— Eso no es...


— Xiǎolù, al menos permite que Hunnie te sirva de apoyo mientras caminas —murmuró su mamá—. Ese hombre idiota ni siquiera hizo que te revisaran —gruñó—, pero haré que se arrepienta. Nadie se mete con mis hijos. Me verá hasta en sus sueños.


— Mamá, ¿realmente crees que el director va a darnos una disculpa? —Interrogó serenamente—. Será más fácil si simplemente buscamos otra escuela.


— Nada de eso —sentenció—. Aunque tu padre rechazara lo que tu abuela le ofreció por perseguir sus sueños, ella y tu hermano mayor no dejarán que nadie pase por encima de nuestra familia. Ellos no están pagando una fortuna para que ese insignificante hombrecillo te trate así.


— Tú madre tiene razón —apoyó Sehun.


— Por supuesto que la tengo —dijo sin una pizca de vacilación—. Hoy mismo llamaré a tu hermano mayor y mañana mismo ese remedo de director se arrastrara frente a mí llorando de miedo y con mi disculpa lista —afirmó con arrogancia.


— Por supuesto que será de esa forma —dijo Sehun uniéndose a su madre.


Sin embargo, Luhan tenía el ligero presentimiento que Sehun lo decía por razones totalmente diferentes a las de su madre, que estaba más que lista para levantar el teléfono y hacer que YiFan hiciera llorar al director.


— ¡Señora Wu! ¡Tío Sun! —La inconfundible voz de Baekhyun los llamó y lo vieron correr apresurado a ellos con Chanyeol y el capitán del equipo de soccer tras él—. ¿Qué pasó? ¿El director va a castigar a Ji Hoon?


— ¡Ese hombre inútil no hará nada! —Exclamó indignada la bella mujer—. Él incluso se atrevió a insinuar que era culpa de mis dos bebés.


— ¡¿Qué?! —Chilló escandalosamente—. ¿Ese viejo se atrevió a tanto?


— Pero si fue Ji Hoon quien atacó a Luhan primero, incluso estuvo molestando antes de que empezara el entrenamiento y como Luhan lo dejó en ridículo fue que lo agredió físicamente —argumentó Jong Min.


— ¿Qué él hizo qué? —Masculló Sehun.


— Ni lo pienses —intervino Luhan—. Ya ha sido suficiente por hoy, deja de perseguir a Ji Hoon. —Él asintió de mala gana, al igual que los otros tres que parecían igual de molestos por el resultado de todo.


— De todas formas es injusto que ustedes resulten más culpables que él —farfulló Chanyeol.


— Es verdad, alguien debería ir a decirle un par de cosas a ese director —bufó Baekhyun.


— Oh, pero Fang Yin ya lo ha hecho. —Jung Sun se echó a reír—. Fue tan feroz que pensé que el hombre iba a desmayarse en cualquier segundo, yo mismo estaba asustado.


La madre de Luhan se sonrojó al escuchar las palabras del risueño hombre, un puchero se formó en sus labios y resopló adorablemente.


— No digas eso, Jung Sun. ¿Cómo puedes reitre? —farfulló—. Yo estaba tan enojada. Es decir, ¿cómo se atreve a insinuar que el comportamiento de Hunnie es decepcionante? Claramente el no sabe nada, mi Hunnie es un buen niño.


Una sonrisa afectuosa y agradecida fue esbozada por el hombre, algo que solamente Fang Yin notó, acercándose para tomar las manos del hombre más joven.


— No te preocupes por nada, Jung Sun, deja todo en las mano de noona.


— Gracias por todo, Fang Yin.


— ¡Oh, es verdad! El tío Jung Sun tiene que volver mañana temprano a Incheon —señaló Baekhyun, quien probablemente pensaba que era eso de lo que ambos adulto hablaban.


Sehun y Luhan le dieron al mayor miradas de arrepentimiento de las cuales él se rió con ganas.— No se preocupen niños, puedo llamar y pedir un par de días más en caso de ser necesario. De todas formas me deben algunos días de vacaciones.


— En ese caso, le pediré a usted y los chicos que vengan mañana por la mañana para hablar con el director —dijo seriamente Wu Fang Yin—. Veremos que tiene que decirme mañana luego de que mi hijo lo haga pedazos y yo traiga testigos.


Baekhyun tenía una expresión de brillante admiración hacia la mujer mientras que los demás parecían compadecer más y más al pobre tonto que se había atrevido a meterse con ella.


Al salir de las instalaciones de la escuela, Luhan inmediatamente fue arrastrado al hospital más cercano para revisar la lesión en su tobillo. Lesión que él no dejó de repetir que era menor pero nadie lo escuchó hasta que la amable doctora que lo atendió le dio la completa razón.


— Le dolera por algunos días, tal vez se inflame un poco pero estará bien con algo de hielo y analgesicos —explicó con calma.


Su madre y Sehun tenían el ceño fruncido al escuchar eso, y Luhan sabía que para esos dos nunca sería suficiente si las pruebas no incluían rayos X y otras 200 pruebas, cada una más compleja que la anterior.


— ¿Podemos irnos ya? —Jung Sun casi se echó a reír al ver su rostro cansado.


A regañadientes, ambos tuvieron que aceptar y una vez en el auto de su madre, ella no tardó ni dos segundos en conseguir conectar una llamada con YiFan y comenzar a quejarse de la indignante forma en la que habían sido tratada ella y sus dos pequeños.


Luhan sin esfuerzo ya podía imaginar la cara cada vez más enojada de su hermano mayor. Jung Sun parecía muy divertido, incluso le agregaba leña al fuego secundado por Sehun. Él ya sabía que más tarde su hermano mayor lo iba llamar personalmente para despotricar sobre la incompetencia del director y jurarle que se encargaría de todo por él.


Y como si hubiera sido una premonición, justo al día siguiente su aterrorizado director los recibió admitiendo completamente su culpa ante la indignada y furiosa presencia de la señora Kang. Su madre se alzaba satisfecha mirando con arrogancia al casi sollozante hombrecillo, que no dejaba de repetir cuánto lo sentía.


Jung Sun aplaudió un par de veces algo asombrado y solamente Luhan notó como la mirada asustada del director se posó más de una vez en Sehun, quien lo observaba como quien mira la más repugnante basura.


Por supuesto, Luhan sabía que no iban a salir de ahí sin recibir una sanción por sus actos pero felizmente para él, quien pudo ver la cara de Ji Hoon volverse aún más fea por el enojo, el castigo para los tres fue el mismo. Una semana de suspensión. Semana que la madre de Luhan les advirtió tenían que usar para reflexionar y estudiar porque de ninguna forma estaban de vacaciones.


Verdaderamente él no estaba muy seguro de si la advertencia la estaba haciendo frente a todos para hacer enojar más a la señora Lee o por alguna otra razón en particular, pero Luhan todavía asintió como era debido.


— Entonces... —Habló un muy satisfecho Jung Sun luego de que dejaran la oficina del director—. supongo que ya no soy necesario aquí.


— ¿Te iras hoy realmente? —Preguntó Sehun algo decepcionado.


— Sí, de hecho tenía planeado irme directamente desde aquí y puse mi equipaje en el auto.


— ¿Debes irte con tanta prisa? ¿No es un poco exagerado?


— Tengo que irme, Hun. Sabes que me hubiera quedado solamente si esto hubiera pasado a mayores, pero teniendo a Fang Yin de nuestro lado no hay nada que temer.


La madre de Luhan sonrió tímidamente, colocándose justo a un costado de Sehun y pasó su fino brazo por los hombros del muchacho.


— No te preocupes, Jung Sun. Noona cuidara de Hunnie —prometió.


— Lo sé —sonrió ampliamente—. Entonces, te lo encargo mucho, Fang Yin —dijo antes de darle un fuerte abrazo a la bella mujer.


— ¡Te extrañaré, tío! —Chilló Baekhyun, abrazando al hombre con fuerza.


— Yo también, sé bueno, cachorro. —Baekhyun asintió apenas—. Y tú —miró a Luhan—, por lo que más quieras ya deja de meterte en problemas o vas a matarnos algún día —dramatizó, jalando a Luhan a un apretado abrazo.


— Lo haré —respondió, ya sintiendo que extrañaba al mayor aun cuando todavía ni siquiera se había ido.


— Mentiroso —sonrió paternalmente, revolviendo su cabello castaño—. ¿Qué? —Arqueó una ceja para su sobrino—. No hay abrazo para papá.


Sehun bufó, acercándose igualmente para abrazar al mayor, todavía cuando era obvio en toda su cara que no quería que él se fuera.


— ¿De verdad te irás así? ¿Ní siquiera te despediras de Jessica noona? —Insistió Sehun.


— Me despedí de la señorita Jung anoche, también podría ser que ella vaya a visitarme en sus próximas vacaciones o algo así —murmuró algo avergonzado.


Resignado, Sehun solamente pudo asentir, obteniendo otro abrazo más breve antes de ver partir al mayor.


— Ve con cuidado.


Luhan tal vez fue el único que logró escuchar eso. Suavemente tomó la mano de su novio y como si no se hubiera dado cuenta de nada lo obligó moverse y seguirlo hasta el auto de su madre.


— Bueno, en vista de que tendrás una semana sin escuela y tu tobillo todavía debe descansar, creo que lo mejor será hablar con papá y organizarnos para que no estés solo todo ese tiempo —comentó la bella mujer una vez lo tres estuvieron en el auto.


— No es necesario —aseguró Luhan—. Ustedes trabajan y no pueden estar faltando por mi culpa.


— Pero cariño, la doctora dijo que debemos vigilar ese tobillo. Alguien tiene que estar contigo —sentenció.


— Hun también tiene una semana libre, podría quedarme con él y así ninguno de los dos estará solo —sugirió—. ¿Verdad que sí, Hunnie?


— Claro, nene. Yo cuidare de ti —respondió sin dudar.


— Lo ves —sonrió triunfal—. Puedes dejarme en la mañana con Hunnie, vas trabajar y me recojes en la tarde cuando salgas. Así ustedes no tendrán dificultades por mi causa.


— Pero Xiǎolù, probablemente Hunnie tiene cosas que hacer —argumentó indecisa.


— No hay problema, señora Wu. Además, yo también voy a estar solo de todas formas —se encogió de hombros—. También podría ser conveniente ya que Baekhyun se está quedando conmigo y él podría conseguir para mí y para Luhan las notas de las clases.


—Es verdad, mamá.


Ella los miró a ambos, evidentemente reacia a dejarlos solos. Sin embargo, ella tampoco tenía una excusa sólida para oponerse. Todavía así, aguardó pensativa antes de finalmente asentir de acuerdo con el plan de ambos menores.


— Está bien —murmuró resignada—. Pero HunHun debe prometer que me llamara si algo pasa —advirtió.


Él aceptó de inmediato y Luhan se felicitó para sus adentros por conseguir convencer a su madre. Aunque no iba a negar que sentía un poquito de culpa al saber que probablemente su novio realmente estaba de acuerdo con su plan porque quería cuidarlo y no por segundas intenciones como era el caso de Luhan.


Así, con su madre aceptando la idea y logrando convencer a su padre, Luhan fue llevado a casa de Sehun a la mañana siguiente. Su padre tenía el ceño levemente fruncido cuando Luhan le dijo que tenía que ayudarlo a llegar a la puerta. El mayor no se negó o hizo algo para detenerlo, sirviendo de apoyo para él hasta que estuvieron dentro de la casa de su novio.


— ¿Estás solo? —Preguntó, recorriendo la habitación con la mirada luego de que Sehun los dejara entrar.


— No, Jiāo Táng e Inkei están en el patio trasero —respondió risueño, adelantándose para ayudar a Luhan a sentarse.


— ¿Aparte de ellos no hay nadie más? ¿Dónde está la señorita Jung?


— Papá —musitó abochornado Luhan.


— Ella estará en el turno diurno esta semana y la que sigue —dijo a pesar de que obviamente notaba el recelo de padre de Luhan sobre dejarlos solos.


— Papá, se te hara tarde —señaló Luhan.


— ¿A qué hora dices que llega Baekhyun?


— A las seis o siete más o menos.


— ¿Tan tarde?


— Bueno, él tiene un trabajo de medio tiempo —explicó sonriente.


— Pero...


— Bueno, papá, gracias por traerme hasta acá. No te quitamos más el tiempo, así que ve con cuidado.


— Sí, sí. Ya me voy —masculló—. Portense bien, ¿de acuerdo?


Ambos chicos asintieron con expresiones algo incómodas, eso no le importó y todavía los miró con ojos entrecerrados antes de finalmente dar la media vuelta e irse. Luhan resopló cuando lo hizo y Sehun no pudo evitar reírse.


— ¿Desayunaste?


— ¿Crees que ellos me hubieran dejado ir de no haberlo hecho?


— Buen punto —asintió de acuerdo—. Entonces, ahora que estamos solos...


— No lo sé.


— Podemos ver algo en la TV o podemos repasar un poco los problemas de física que no pudiste resolver la última vez —se burló.


— No vine aquí para que además del dolor en el tobillo también hagas que me duela la cabeza —resopló.


— ¿Qué quieres hacer entonces?


Ciertamente, Luhan tenía una excelente respuesta a esa pregunta, sin embargo, no podía darse el lujo de alertar al más alto. Por lo cual su respuesta fue una sonrisa inocente mientras fingía realmente pensar en la respuesta.


— Podemos jugar —respondió felizmente—. ¿Qué te gustaría jugar conmigo?


Sus palabras surtieron el efecto esperado y una mueca nerviosa pudo haber pasado desapercibida si Luhan no lo hubiera estado observando con tanta atención. Tras ella vino la sonrisa de falsa calma, que trataba de enmascarar su intranquilidad.


— No podemos jugar a nada, recuerda tu lesión.


— Esto no es nada, ahora mismo solamente es una molestia. Simplemente a ustedes les gusta exagerar. ¿Yo no soy de cristal, saben? —Bufó.


— Lo sé, Bǎobèi Lù. Tal vez por eso te le fuiste encima al idiota a pesar del dolor —suspiró.


— Te recuerdo que le rompiste la nariz —señaló entre risas.


— Debí romperle los brazos —masculló malhumorado.


Luhan aprovechó que se había sentado a su lado para acercarse, acurrucándose contra su costado. Una sonrisa inmediata se esbozó en sus labios y uno de sus brazos lo rodeó firmemente, mirándolo de esa forma que lo hacía sentir como un objeto precioso.


— ¿Quieres ver una película?


— Hagamos lo que tú quieras. ¿Qué quieres hacer conmigo?


No hubo respuesta verbal, pero su expresión le dijo que tenía un par de ideas aun cuando tal vez no movería ni solo dedo en su dirección. Como si el sofá estuviera en llamas, él se levantó riendo nerviosamente.


— Vayamos al jardín por Jiāo Táng e Inkei —indicó—. Acabo de recordar que debo llevarlos hoy a la estética.


La falsa máscara de alegría ocultó perfectamente las ganas que Luhan tenía de gritar exasperado y no se borró ni un solo segundo hasta que llegaron a la estética canina. Para cuando la recepcionista les dijo que ambos perros debían quedarse hasta las cuatro, entonces Luhan si sonrío de verdad porque significaba que ellos debían volver a casa.


— ¿Realmente está bien que me quede contigo estos días? —Interrogó falsamente decaído al salir del local.


— ¿Qué?


— Es... bueno, has estado haciendo algunas cosas y... pareciera que no estás del todo cómodo —musitó.


— De ninguna forma, cariño —afirmó amorosamente—. Soy solamente yo, no tiene nada que ver contigo.


— ¿Estás seguro?


— Por supuesto. Realmente, si tú no le hubieras sugerido esto a tu madre, lo más probable es que yo hubiera ido a quedarme contigo en tu casa de todas formas.


Felizmente, Luhan aceptó su respuesta y volvieron al hogar de Sehun tomados de la mano. Él prácticamente ya cantaba victoria para sus adentros, no contando que tan pronto como cruzaron la puerta, Sehun mantuvo una estricta distancia entre ambos.


¡Era ridículo!


Si Luhan trataba de tomar su mano, él de la nada la estiraba lejos para tomar alguna cosa que ni necesitaba. Trató de besarlo y él cada vez encontró una razón para apartarse. Quiso abrazarlo, y de la nada tenía una urgencia por ir al baño. ¡Joder!, él incluso se alejaba dos pasos por uno que Luhan avanzaba cerca suyo.


Para esos momento ni siquiera estaban sentado en el mismo sofá, no, Sehun no lo había permitido. Saliendo con el pretexto de que Luhan debía estar cómodo y necesitaba espacio. ¡Qué sabía él de lo que Luhan necesitaba!


Si lo supiera, se daría cuenta de que él estaba tan irritado que estaba a nada hacer un rabieta si él volvía a alejarse. Exasperado y aburrido de lanzarle miradas molestas a Sehun, quien no dejaba de reírse mientras veía televisión, Luhan hurgó en su mochila por ninguna razón en particular.


Bien, tal vez la idea de arrojarla contra la televisión cruzó por su mente, pero no era como si fuera a hacerlo de verdad. Sin embargo, él sí encontró algo útil entre sus cosas. De vuelta al juego y como una jugada desesperada, ocultó la sonrisa maliciosa y posó su atención en su distraído novio.


— Sehun, ven, ven —llamó.


Él lo miró atentamente y sin moverse de su lugar, algo que sin duda provocó en Luhan unas ganas tremendas de arrojarle lo que tenía en la mano.


— Necesito tu ayuda, ven aquí —insistió.


Sehun finalmente se levantó del sofá y se acercó a Luhan con una expresión interrogante. Luhan no dudo ni un segundo en extender en su dirección el pequeño recipiente que su dulce madre había colocado en su mochila aquella mañana.


— Mamá me lo dio esta mañana, es un ungüento para el dolor. Dijo que lo usara en mi tobillo si empezaba a sentir malestar. Ayúdame a ponerlo —pidió.


— ¿Y-Yo?


— Sí, tú —sonrió.


— P-Pero...


— Por favor, Hun —suplicó—. Esa cosa apesta, no quiero tocarla.


Su nervioso novio alternó la mirada entre el recipiente en su mano y la carita suplicante de Luhan, suspirando resignado al final. Felizmente, Luhan sonrió y extendió su mano pidiendo ayuda para levantarse y proseguir con el plan.


— ¿Qué haces? —Interrogó espantado el más alto al ver lo que trataba de hacer.


— Me quitaré el pantalón porque no planeo que se ensucie con eso y apestar todo el día a esa cosa —respondió como si fuera naturalmente obvio.


Él no hizo nada para detenerlo aunque sí desvió la mirada, algo que Luhan encontró particularmente lindo pero era incapaz de señalar porque se suponía que él era tan distraído que no notaba nada en absoluto.


— Estoy listo —anunció risueño y él asintió mientras tomaba asiento al otro lado del sofá.


— Extiende las piernas —indicó y Luhan lo miró confuso—. Es decir, tu pie. Extiende tu pie hacía mí —corrigió nervioso.


Conteniendo la risa, Luhan hizo lo que le pedía, regodeándose para sus adentros al notar que las manos ajenas temblaban ligeramente cuando sostuvo su pie.


— ¿Duele?


— No, tú eres muy gentil siempre que me tocas —aseguró sonriente.


Él no dijo más, alcanzando el ungüento con la mano que no sostenía el pie ajeno y extrayendo una generosa cantidad. Mentalmente Luhan se preparó para soportar el maldito olor de esa cosa y casi chilló al ver a Sehun oliendolo.


— Esto huele a durazno —comentó con él ceño fruncido.


Luhan lo miró como si fuera un fenómeno, porque esa cosa olía todo tipo de porquerías pero no a durazno.


— Como esa loción corporal que usa YanYan jiějiě.


— Eso no...


Sin dejarlo terminar de hablar, él extendió su mano para que se cerciorará por sí mismo y, efectivamente, aquello olía como la loción corporal de su hermana mayor y no hierbas milenarias con aroma a basura putrefacta.


— Zhao —masculló el nombre de la única persona capaz de hacer algo como eso.


— Yep —coincidió—. Lo más probable es que o bien hizo esto para deshacerse del ungüento por la misma razón por la que tú lo odias, o lo derramó por accidente y lo relleno con la loción de YanYan jiějiě.


Luhan resopló malhumorado ante el hecho de que su excusa para provocar a Sehun acaba de echarse a perder.


— Sin embargo, todavía puedo darte un masaje con esto aunque no tenga el mismo efecto que con el ungüento —ofreció.


Sin dudarlo, Luhan asintió efusivamente celebrando interiormente el hecho de que sus esfuerzos no fueran echados a la basura. Inconscientemente se estremeció con el primer contacto frío de la loción y las manos de Sehun.


— Lo siento, ¿te hice daño? —Interrogó preocupado.


— No, está bien. Continúa por favor.


Él dudó por un instante, las manos le temblaron un poco y Luhan no logró hacer nada por esconder la mueca de incomodidad y la débil queja. Asegurándose de mostrar una sonrisa tranquilizadora frente a la preocupación reflejada en esos ojos.


A medida que avanzaban, no había forma de que Luhan se sintiera cómodo y eso amenazaba con tirar por la borda aquel plan mal elaborado que se había sacado de la nada. Sehun también parecía estar sufriendo de algún modo y aquello simplemente hacía un peor augurio.


Simplemente decidió resignarse, estaba listo por tirar la toalla justo cuando el dolor llegó acompañado de un placentero cosquilleo. Sus ojos se clavaron inmediatamente en Sehun, conteniendo el aliento y mordiéndose los labios para no hacer ruido mientras él continuaba absorto en lo que hacían sus manos.


Sus manos ascendiendo cada vez más, convirtiendo lo que estaba destinado a ser un masaje para el dolor en caricias suaves que hacían temblar todo su cuerpo. En el momento en que los dedos de Sehun rozaron su rodilla, él levantó la mirada y conectó con los ardientes ojos de Luhan.


Su rostro era la más tentadora invitación a todo aquello que Sehun solamente había imaginado en secreto, pero nuevamente esa voz le dijo que no podía hacerlo de esa manera.


— Lo lamento, creo que...


— No huyas —pidió, sujetando su brazo.


— Luhan, yo no...


— Nunca me lastimarias, Hun —sonrió dulcemente—. Tú sabes que yo también soy como la persona más cobarde del mundo, probablemente seré el primero en llorar y pedir que te detengas si algo no me gusta.


— Aún así...


— Todo tú, cada paso que hemos dado juntos, ya ha sido la experiencia más perfecta y emocionante que he vivido. ¿Qué te hace pensar que esto sería diferente?


— Es solamente que antes... lo que pasó antes —murmuró angustiado—. Tal vez ahora digas que está bien pero eso podría cambiar.


— No lo haré. Quiero esto, quiero que sea contigo —sentenció.


— ¿Cómo estás tan seguro?


— Porque, ahora mismo, tú me estás demostrando cuanto me atesoras, anteponiendo mi propio bien a tus propios sentimientos.


— Yo te amo. ¿Cómo podría no hacerlo?


— Yo sé eso —Sus labios se acercaron a su oído y lo hicieron temblar un poco—. ‘知“你永遠不會傷害‘。(W’ zhīdào nǐ y’ngyuǎn bù huì shānghài w’).


*Sé que nunca me lastimaras.


— 如果‘無法控制自己怎麼辦?(Rúgu’ w’ wúfǎ kòngzhì zìjǐ zěnme bàn?)* —Murmuró débilmente.


*¿Qué pasa si no puedo controlarme?


— ‘不怕。‘信任你。(W’ bùpà. W’ xìnrèn nǐ)*.


*No estoy asustado. Confío en ti.


— Bǎobèi Lù —susurró temeroso.


— ‘愛你,–勳 (W’ ài nǐ, Shì Xūn)*—sonrió amorosamente antes de besar su mejilla con gentileza.


*Te amo, ShiXun.


La duda todavía estaba escrita por toda su cara y Luhan comenzaba a resignarse a que una vez más a que simplemente no iba a pasar. Apenas captando el sonido de su voz pero no entendiendo lo que fuera que había dicho.


Un chillido agudo escapó de su boca tan pronto fue levantado en sus brazos y su mirada confusa aterrizó en él mientras atravesaban el pasillo.


— ¿Qué...?


— No vamos a tener nuestra primera vez en el maldito sofá —masculló.


Una explosión de emociones estalló en alguna parte de él, al mismo tiempo que los latidos de su corazón. El momento se sentía casi irreal aun cuando yacía sobre la cama y el cuerpo de Sehun estaba sobre el suyo.


— ¿Estás completamente seguro de esto? —Susurró suavemente.


Luhan asintió varias veces, incapaz de articular palabra alguna debido a la emoción y los nervios que no pensó iba a sentir. La sonrisa que él le mostró no hizo nada para ocultar los nervios que también sentía, de hecho, en realidad era la primera vez que Luhan lo veía de esa forma y de alguna forma, solamente hizo más dulce el momento.


Un beso lento fue para Luhan, de algún modo, una señal de que lo que fuera a pasar a partir de ese punto iba a quedar grabado en él para el resto de su vida. Aun cuando aquella tierna caricia se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos.


Sus cálidos ojos oscuros miraban directo a los suyos todavía reflejando la lucha interna que él trataba de superar. Fueron sus propias manos las que lo trajeron de vuelta para probar sus labios suaves, dándole a cambio del primer dulce toque, un beso profundo que intentaba arrastrarlo al delirio y borrar sus miedos.


Consiguiendo salirse con la suya igual que siempre, abriéndose voluntaria y felizmente para que él tomara todo lo que quisiera. Saboreando lentamente esa dulce boca mientras sus lenguas se enredaban libremente.


Su mano derecha acarició tiernamente su mejilla, rozando su barbilla y cuello hasta su hombro. Saboreando el suspiro de sus labios muriendo en su boca y correspondiendo con un suave jadeo provocado por las manos ajenas paseándose libremente por sus piernas.


— Sehun —lloriqueó ante la pérdida de sus labios.


Siguió todos sus movimientos con la mirada, con el tonto pensamiento de que su respiración se había agitado más ante la vista de su novio despojándose de su camiseta. Hipnotizado, tal vez como si estuviera borracho, se arrodillo sobre la cama recorriendo con las manos el torso del más alto.


Sus ojos buscaron los contrarios, temblando de necesidad al verse reflejado en la ardiente mirada ajena. Su aliento caliente golpeaba los labios de Luhan que rozaban los suyos, que se tocaban cada vez con el más insignificante de los movimientos.


Su propia piel hormigueaba con la necesidad de sentir las manos de Sehun recorriendola mientras que despacio, muy lentamente, su diestra se paseaba por su pecho, bajando por su abdomen y se hundía en los confines de su jeans.


Ambos jadearon con la íntima caricia y como si jamás hubiera tenido dudas, Sehun finalmente lo besó, feroz, como si tratara de consumirlo entero. Gustoso, Luhan correspondió con la misma pasión, sintiéndose cada vez más excitado por los sonidos producto de aquel beso, la forma en la cual Sehun lo sostuvo y la sensación caliente de la propia excitación de Sehun en su mano.


Hábiles manos se deshicieron de la camisa que llevaba ese día, deslizandola sensualmente por sus hombros, recorriendo tortuosamente su espalda hasta encontrarse el elástico de su ropa interior, bajandola lentamente solo hasta la mitad con sus manos amoldarse perfectamente y apretando suavemente sus nalgas.


— ¿Sabes lo que pasara, Bǎobèi Lù? —Interrogó, su voz sonando más grave y su aliento caliente golpeando los labios de Luhan, quien solo podía asentir torpemente—. Justo aquí.


Un gemido fue arrancado de lo profundo de su garganta en el precioso instante en que uno de sus dedos presiono contra su entrada, su cuerpo entero se estremeció violentamente y con su mano libre se aferró a uno de sus hombros.


— Acuéstate, cariño.


Con la mente brumosa, Luhan hizo lo que le solicito con tanta ternura, observando con la respiración y el corazón agitados como su ropa interior era retirada con delicadeza y él se desprendía también de las últimas piezas de su ropa.


— Extiende tus pierna —indicó, acomodándose entre ellas.


Sus miembros se rozaron con aquella acción haciéndolos gemir al unísono y sin previo aviso el más alto comenzó a mover sus caderas replicando la deliciosa fricción antes de inclinarse y devorar sus labios a placer.


Tragándose sus agonizantes jadeos, chupando provocativamente su lengua y mordiendo suavemente sus labios, convirtiéndolo en nada más que un manojo de temblorosa necesidad y deseo.


— Estás temblando —susurró débilmente—. ¿Tienes miedo? —Él negó frenéticamente, envolviendo sus piernas en torno a su cintura desesperado por sentir más.


Ambos cuerpo se estremecieron con la acción y Luhan extendió los brazos en un súplica silenciosa que pedía un abrazo y él lo complació, besando su frente en el proceso. Dejándolo aferrarse a su cuerpo mientras el placer lo embargaba.


Deleitándose con los pecaminosos sonidos que escapaban de sus labios entreabiertos y la expresión lasciva en su bellos rostro mientras sus caderas se balanceaban al compás que Sehun había impuesto.


Su propia boca encontró su camino al cuello de su extasiado novio, acariciándolo con el roce de sus labios, besando la delicada piel a sabiendas que era uno de los puntos más sensibles de su Luhan. Sus manos no se quedaron atrás, recorriendo con paciencia su exquisita figura y que su tacto se quedará en la memoria de Luhan.


Su boca descendió con lentitud, saboreando la caliente piel y provocando más de esos provocativos suspiros. Sus pequeños pezones lo saludaron con ánimo y seducido por la imagen los tomó en su boca, atormentandonos con su lengua y sus dientes.


Dejándose arrastrar por la lujuria cuan más alto los gemidos de Luhan se volvían y como su pequeña figura se arqueaba de placer ante su toque. La cordura se deslizaba entre sus dedos haciéndolo olvidar lo que antes lo había frenado.


Aun así, todavía busco la expresión de Luhan en busca de cualquier signo de rechazo, encontrando en cambio la imagen de la anticipación y la urgencia. Sus brillantes ojitos de ciervo implorando que no se detuviera en esa ocasión enviando una oleada de excitación por todo su ser.


— Sehun —llamó angustiado tan pronto se alejó un poco.


Él no respondió entre tanto revolvía las cosas en uno de los cajones de la cómoda hasta obtener de él una botella de algo que a Luhan no podía importarle menos saber que era. La botella terminó olvidada en algún lugar en la cama casi al instante y Sehun volvió a besar sus labios hasta dejarlo sin aliento.


— ¿Quieres parar? —Preguntó con la respiración hecha un desastre.


— Te mataré si te detienes —advirtió con una nota de ansiedad en su voz.


Él dejó ir una débil risita, besó su frente y con delicadeza extendió un poco más sus piernas inclinándose hasta poder depositar un beso en su abdomen. Temeroso de no lograr contenerse, Luhan desvió la mirada de la escena.


Mordiéndose los labios mientras cortos besos se presionaban contra el interior de sus muslos. La mano del pelinegro se envolvió en su dolorosa erección haciéndolo gritar.


— ¡No! —Exclamó al tiempo que su cuerpo se retorcía por la sobrecarga sensorial—. Y-Yo voy a...


A pesar de sus advertencias él no se detuvo, alternando entre rápido y lento el movimiento de su mano. Algunas veces llevándolo a nada del orgasmo y con la misma rapidez arrancándole la deliciosa sensación de sus manos.


En medio de la bruma de placer, un escalofrío recorrió su columna vertebral acompañado de la sensación de fría humedad jugueteando con su entrada. Presionando levemente por momento para luego acariciar suavemente en su lugar.


Los latidos en su corazón tronaron en sus oídos y miró en dirección a Sehun, sintiéndose tan nervioso como excitado. Mantuvo la vista fija en la mano del más alto acariciándolo a la vez que las estimulantes caricias se intensificaron hasta que finalmente uno de sus dedos se abrió camino en su interior con lentitud.


Un quejido de incomodad le fue imposible de reprimir, su ceño se frunció mientras él trataba de acostumbrarse a la nueva sensación. Con cuidado, el intruso comenzó a moverse y las caricias en sus pene se hicieron más rápidas, casi haciéndolo olvidarse de los demás.


Un pinchazo de dolor pronto opacó su nube de satisfacción, acelerando sus respiración y volviendola ruidosa.


— Relájate, amor —susurró Sehun.


Luhan contuvo el aliento, cerrando los ojos e intentó no pensar en ello. Sin embargo su lamentable intento únicamente lo hizo más consciente de todo, desde las caricias en su miembro hasta los dos intrusos que se movían en su interior, acariciando sus paredes.


Poco a poco se acostumbró a la sensación extraña, gimiendo suavemente una vez más, embriagado por las caricias. Era como estar adormilado hasta que los dedos de Sehun se curvaron tocando un punto que lo hizo abrir los ojos de golpe mientras que su cuerpo entero convulsionaba debido a la sensación delirante.


Una sexy sonrisa se dibujó en los labios del más alto. Sus dedos torturaron aquel punto y la voz de Luhan hizo eco por toda la habitación al mismo tiempo que sentía como si se quemara de adentro hacia afuera.


Su mente estaba caótica mientras el deseo iba en aumento y balbuceaba incoherencias, menciéndo sus caderas para aumentar las enloquecedoras sensaciones.


Nuevamente aquella sensación fría y resbaladiza se le hizo sentir un cosquilleo, sucedida por un punzada de ardor insoportable que arrancó un lamento angustioso.


— Duele —masculló.


Aturdido por la dolorosa sensación su mano trató de alcanzar la de Sehun y obligarlo a retirar sus dedos.


— Saca...


La orden quedó inconclusa y en su lugar su cuerpo se agitó violentamente mientras gritaba. La mano que antes había tratado de alcanzar la de su novio aterrizó sobre su cabello negro enredando sus dedos en las sedosas hebras mientras el chupaba codiciosamente su caliente erección.


Mareándolo con el choque entre el dolor y el placer, su visión se nubló con lágrimas de agonizante deleite y apenas fue consciente de que lo único que su boca pronunciaba era el nombre de Sehun. Pronto, sus dedos encontraron una vez más ese punto haciéndolo llorar extasiado mientras su espalda se arqueaba empujándose más profundo dentro de la cálida boca.


Todo se detuvo en ese momento e inmediatamente una mirada desesperada aterrizó sobre el más alto. A cambio él se relamió los labios y sonrió sensualmente, sosteniendo sus piernas con firmeza, presionando la punta de su pene contra su entrada.


— Luhan —gruñó, su voz más grave de lo usual.


Él sabía que esperaba su aprobación, que si acaso llegaba a arrepentirse a esas alturas, Sehun simplemente se detendría sin quejas y ese simple conocimiento fue aún más dulce que nada en el mundo.


Lentamente asintió, estirando sus brazos en busca de un beso que sin titubear él le concedió con suma ternura, dejándose abrazar con fuerza por Luhan cuando finalmente comenzó a empujarse cuidadosamente en su interior.


El hermoso rostro del castaño se volvió una mueca de dolor y él mismo apretó fuertemente los dientes aferrándose a la poca cordura que le impedía hundirse todo el camino sin más.


— De-Despacio —gimoteó—. Ve más lento.


Sus respiraciones caóticas se mezclaron y sus bocas se buscaron una vez más casi con desesperación. Conteniendo los jadeos irregulares de Luhan y los gruñidos frustrados de Sehun.


Con la respiración pesada y gotas de sudor resbalando por su piel, Luhan soportó cada torturante segundo hasta que él estuvo totalmente dentro y pudo escucharlo gimiendo de alivio. En cambio, Luhan clavó los dedos sobre los hombros ajenos y tomó varias respiraciones.


— Es-Espera, n-no te muevas —murmuró dificultosamente, luchando por sobreponerse a la incomodidad.


Sehun tampoco parecía estar pasándolo mejor que él. Estaba restringido y las uñas de Luhan se clavaban dolorosamente en sus hombros. Aun así, él todavía besó suavemente su rostro y con una de sus manos acarició su cuerpo tratando de distraerlo del dolor.


— Eres hermoso —susurró cariñosamente.


Una sonrisa temblorosa se dibujó en los labios de Luhan mientras trataba de calmar su errática respiración, permitiéndose adormecer por su voz baja y los tiernos besos.


La repentina embestida lo tomó por sorpresa, trayendo consigo una ola de sensaciones y enviando una corriente eléctrica desde la punta de sus pies hasta su cabeza. Sus labios se abrieron pero ningún sonido salió de ellos.


La incomodidad venía de la mano con un placer desconocido, suspiros de alivio brotaron de ambos por igual mientras que muy despacio, sin prisa, impuso un ritmo enloquecedor, como si se burlara de él y sus gemidos cada vez más necesitados.


Su cuerpo había dejado de responderle, meciéndose al ritmo que Sehun marcaba con cada lento empuje. Su piel se sentía en llamas y su mente solamente podía concentrar en el desesperante pensamiento de querer más.


— H-Hun —lloriqueó.


Sus piernas rodearon su cintura en un absurdo intento de llevarlo más profundo, arrancando un gruñido de su garganta. El vaivén se volvió un poco más brusco, burlándose de sus sentidos a flor de piel.


Hundiéndose en una bruma donde solamente existía el delicioso placer de sus cuerpo entrelazados, los gemidos de ambos mezclados con los lascivos sonidos de sus pieles chocando y cada embestida arremetiendo con su sensitivo cuerpo.


Un grito como nunca había escuchado de su propia boca brotó al mismo tiempo que su cuerpo se arqueaba hasta que su pecho chocó con el de Sehun. El delicioso placer que había recorriendo su cuerpo fue incluso más abrumador que cuando Sehun había provocado ese mismo punto con sus dedos.


Apenas vislumbrando lo que parecía una sonrisa perversa en los labios del más alto antes de que arremetiera contra ese punto en particular. Aumentando su excitación y haciéndolo llorar de agonizante dicha mientras movía sus caderas con desesperación en busca de la delirante sensación.


Sus propias manos se aferraron a las de Sehun cuando sostuvieron su cintura, instándole a no parar. El ritmo volviéndose cada segundo más frenético, arrastrando a Luhan cada vez más cerca del borde, con ese conocido cosquilleo anunciando su ansiada liberación.


Ansiosamente alcanzó su propia erección acariciándose al ritmo de cada penetración, su voz cada vez más fuerte y su cuerpo temblando cada vez más violentamente mientras podía saborear su orgasmo. La mirada de Sehun mientras se acariciaba a sí mismo fue el combustible y estocada brutal que vino con ella el fuego que hacía falta.


Se vino con un grito que hizo doler su garganta y de una forma que jamás había experimentado mientras que la habitación daba vueltas vertiginosamente. La respiración de Sehun golpeaba su oído mientras él todavía sufría los espasmos de su dulce orgasmo.


Un gemido caliente vino acompañado de una sensación desconocida llenando su interior y anunciando el propio clímax de su novio antes de que su cuerpo se desplomara sin fuerzas sobre él. Su piel todavía caliente y húmeda por el sudor.


Luhan no se quejó por el peso extra o por el hecho de que estuviera haciendo un desastre cuando su propio semen todavía le manchaba vientre y pecho. En cambio, lo rodeó con sus brazos, besando su sien y acariciando su cabello húmedo.


Sonriendo felizmente por algo tan simple, tal vez innecesario porque había muchas maneras de demostrar amor además de esa, pero para él...


Pare él todavía significaba un sentimiento de dicha absoluta.

Notas finales:

En fin~

Yo no entrentengo más con mi nada interesante vida, como siempre espero de todo corazón que disfruten el capítulo, les mando mil abrazos y millones de besos, además de recordarles que los adoro con mi pequeño corazón.

P.D.: Estamos a poco del final.

My love to everyone. ???




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