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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hello, I'm DNA reportándose con un anuncio....

¡¡¡Sigo viva!!!

Bien, ha pasado un tiempo desde que di alguna señal de mi existencia, ha sido un tiempo difícil. A decir verdad, aún lo es, pero me recupero de apoco.

Una disculpa si llegaron a preocuparse, pero prometo que ya estoy y espero estar más presente. Les agradezco un montón su paciencia conmigo y sé que lo digo siempre, pero así me lleve 4 mil años, voy a terminar con esta historia

Por ahora, les dejo dos capítulos que espero de corazón les gusten.

 

 

 

Todo se había vuelto un caos completo, Baekhyun no paraba de gritar por una maldita explicación de parte de Kai mientras los demás parecían aterrorizados.

— Sehun —llamó Kyungsoo al verlo tratar de irse una vez más—. Cálmate, solo esperemos a que...

— ¡Joder, piérdete! —Rugió, tirando bruscamente de su brazo que él sujetaba.

— Mucho cuidado en cómo le hablas, imbécil —intervino Kai, solamente para arrepentirse un segundo después.

No debía seguir protegiéndolo, él no lo merecía e iba completamente en contra de sus planes. Sin embargo, todavía no podía evitar reaccionar al ver la expresión devastada en su rostro.

— ¡Váyanse al demonio y salgan de mi puto camino! —Ladró.

— Sehun, espera —insistió Kyungsoo—. No te desesperes, estoy seguro de que Luhan está bien y no tardará en volver —aseguró.

— Me importa una mierda lo que creas —masculló entre dientes—. ¡Tampoco voy a esperar a que vuelva! ¡Iré a buscarlo y voy a poner esta maldita ciudad de cabeza de ser necesario!

— Niño, cálmate —ordenó Kai—. Perder la razón ahora no te llevará con él más rápido.

— Joder, no debí haber accedido a su petición. Debí quedarme a su lado —murmuró para sí mismo, paseándose de un lado a otro completamente angustiado.

La mueca desagradable en el rostro de Kyungsoo solamente se volvió un poco más difícil de ver. Su mirada parecía la del mismísimo demonio y Kai estaba seguro de que podría perder la compostura en cualquier segundo.

Es decir, esa noche no había sido más que golpe tras golpe para él y ahora eso. JongIn debía reconocer que ciertamente Luhan había hecho un trabajo excepcional al joder toda su noche y él debería estar disfrutándolo como nadie, pero era un imbécil todavía en las manos de ese pequeño bastardo, y apenas podía soportar verlo tan herido.

— ¡Sehun! —Llamó el hombre que Sehun había llevado antes con él, acompañado de tres hombres más.

— ¿Qué rayos, Sehun? ¿Quiénes son estos? —Espetó algo asustado Baekhyun

— Red, Luhan se fue —explicó ansioso, ignorando por completo al escandaloso chico.

— ¿Cómo que se fue?

— ¡No lo sé, maldita sea! —Exclamó frustrado—. Tan sólo salió corriendo mientras gritaba el nombre de Joon.

— Ese maldito hijo de perra —masculló.

— ¿Cuáles son nuestras órdenes? —Intervino uno de los acompañantes de Red.

— Encuéntrenlo, así tengan que destruir la puta ciudad, traigan a Luhan conmigo —sentenció.

Los cuatro hombres asintieron a las órdenes del alterado chiquillo, quien tampoco parecía estar muy dispuesto a quedarse de brazos cruzados.

— ¡Sehun, espera! —Llamó Kyungsoo

— ¡Joder, piérdanse! —Rugió, haciendo retroceder a todos.

Inmóviles e imposibilitados para hacer más, únicamente pudieron mirarlo abordar su motocicleta y largarse de ahí.

— JongIn —llamó con la voz quebrada.

Tan lamentable y herido, pero él sabía que esas lágrimas que amenazaba por derramar eran de rabia y nada más. Él suspiró, abriendo sus brazos para que el pequeño manipulador se ocultara en ellos y todos pudieran ver su excelente acto de enamorado herido.

Sin embargo, los únicos que parecían sentirse mal por él, eran esos tres amigos de Luhan que en realidad eran ignorantes de todo. Baekhyun inmediatamente bufó y su novio hizo una mueca, Jackson y aquel pequeño chico que Sehun protegía, también parecían ofendidos.

— Como sea, vámonos.

— Pe-Pero Luhan...

— No te preocupes, Cherry —interrumpió—. Tan alterado como Sehun está, su casa será el último lugar donde lleve a Luhan. No va a arriesgarse a que el tío Jun Sung se dé cuenta de nada, así que solo esperemos en casa de Yeol.

— ¿Tan seguro están de que simplemente lo va a encontrar sin ayuda? —Interrogó Jun Hong con inseguridad.

— Es Sehun y se trata de Luhan —respondió Chanyeol—. Tú no sabes lo que él es capaz de hacer por esa única razón.

Haneul asintió sin discutir más y al verla, los otros dos la siguieron obedientes. Ninguno le dio una segunda mirada a JongIn y a su devastado amigo, que continuaba llorando como un niño. Todo lo que el mayor quería era empujarlo e irse también, pero tenía que soportarlo, fingir que no sabía nada y que estaba de su lado.

Un poco.

Solo un poco más.

 

***

 

— ¡Ya dejen de molestarme! —Chilló abochornado y se enfurruñó con ambos mayores.

— Pero Jae...

— ¡Jong Min hyung, Hyun Jae!

Ese llamado los tuvo mirando al instante en la dirección de donde venía, descubriendo a un agitado y bastante desaliñado Luhan.

— ¡Luhan sunbae!

— ¡Luhan!

Llamaron al unísono las tres personas, corriendo hasta él para asistirlo y que no cayera de bruces al suelo como era muy probable le pasaría. Luhan en cambio, se aferró con fuerza al mayor de los tres, mirándolo casi con desesperación.

— Hyung tienes que ayudarme a volver.

— ¿Volver? ¿Volver a dónde? ¿Qué haces tú aquí solo? —Interrogó angustiado.

— Tengo que volver a Hell con los demás. Sehun estará muy asustado si no vuelvo pronto —explicó todavía alterado.

— Luhan sunbae, cálmese —pidió el más joven—. No podemos entender nada de lo que dice. ¿A qué se refiere con volver a Hell?

— Yo...

— Tranquilo —habló la tercera persona que aún no pronunciaba palabra—, no pareces estar en las mejores condiciones. Tan solo vamos a sentarnos un momento aquí y nos podrás explicar.

Luhan miró a Ji Hoon, asintiendo lentamente, permitiendo que tanto Jong Min como Hyun Jae lo ayudarán a llegar a la banca de aquel parque, donde antes había tenido el altercado con Joon antes de que este se escapara.

— Bien... —Comenzó Jong Min—. Explícanos ahora que pasó. Empezando con el porque de que estés aquí tú solo, que te pasó en el rostro y dónde es que está ese loco novio tuyo.

— Me separe de él —respondió frustrado—. Vi... Yo tan sólo necesitaba atrapar a alguien y no lo pensé, solamente corrí tras él para atraparlo, pero...

Luhan apretó la mandíbula, tragándose la dolorosa frustración de no haber conseguido su objetivo. Las tres personas que lo acompañaban, se miraron entre sí, sin saber qué decir o hacer para borrar la expresión tan deprimente en la cara de Luhan.

— No sólo no lo conseguí, sino que además terminé aquí perdido y sin manera de comunicarme con Hun.

Eso tenía sentido, era obvio que solamente en ese tipo de situación Sehun podría haberse separado de Luhan, y que este terminará luciendo de esa forma tan lamentable.

— ¿Fue esa persona quien te lastimó? —Preguntó él preocupado Hyun Jae.

— Más o menos, digamos que forcejeamos un poco.

— ¿Te hizo algo más? ¿Te duele en alguna parte?

— No, eso... En realidad, estoy bien, hyung. Yo solo tengo que volver a Hell con Sehun cuanto antes —repitió un poco ansioso.

— ¿Hell? ¿Te refieres a ese bar que remodelaron recientemente? —Interrogó y la mirada de Luhan se iluminó brevemente al volverse en dirección a él.

— Sí —asintió—. ¿Sabes dónde está? ¿En qué dirección tengo que ir? —Soltó ansioso.

Ji Hoon miró algo espantado al enérgico chico y casi retrocedió, balbuceando apenas una respuesta que nadie más que él entendió.

— ¿Qué? —Inquirió Jong Min

— Di-Dije que no sé dónde está. Solamente escuche de él porque mi hermana mayor dijo que iría ahí, ya que queda cerca de casa —Explicó.

Su respuesta desanimó por completo a Luhan y al ver esto, su pequeño y fiel admirador dio rápidamente un paso adelante para consolarlo.

— No te preocupes, sunbae —dijo seriamente—. Vamos a ayudarte. Primero vamos a buscar con el GPS de nuestros móviles donde es que está ese bar y luego vamos a llevarte ahí para que te reúnas con Sehun sunbae —aseguró solemne.

— Exacto, también vas a llamarle para que sepa que estás bien y que te acompañaremos y cuidaremos bien de ti hasta que lleguemos a donde sea que él esté. Ten, usa mi móvil —ofreció el mayor de los cuatro.

El agradecimiento brilló en los bonitos ojos de Luhan, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios y ellos suspiraron aliviados de verla, en lugar de esa expresión angustiada de antes. Lamentablemente, no duró mucho.

Fue tan fugaz como la llamada de Luhan a su novio y al verlo decaer nuevamente, ellos no sabían qué más decirle o hacer para levantarle el ánimo. Sin embargo, tampoco iban a quedarse de brazos cruzados.

— ¿Qué te dijo? —Interrogó Jong Min.

— Él viene a buscarme, pero no se escuchaba muy feliz —murmuró.

— Bueno, eso... Luhan salió corriendo así sin más, obviamente eso lo asustó y por eso...

— Tal vez no es así, sunbae —intervino Hyun Jae—. Tal vez es solo que está muy preocupado y no se va a sentir tranquilo hasta que te vea —explicó animado—. Seguramente una vez que se reúnan él va a estar muy feliz —afirmó.

Ante el enorme optimismo del menor y ver que había vuelto a colocar una suave sonrisita en los labios de Luhan, los dos mayores tampoco quisieron rendirse con facilidad y decidieron apoyarlo, aunque tuvieran sus dudas.

— Hyun Jae tiene razón, seguramente solamente se escuchaba molesto porque había estado muy asustado y no supo reaccionar al escuchar tu voz —argumentó Ji Hoon.

— Eso, eso —apoyó Jong Min—. No te preocupes tanto, Luhan. Además, si él se atreve a enojarse contigo, este hyung lo frenara en seco —afirmó con algo de arrogancia.

Al ver sus intentos por animarlo, Luhan se sintió un poco menos atormentado y más agradecido con esos tres.

— Gracias chicos.

— No hay de que, para eso soy tu hyung —afirmó altivo—. Además, tan pronto como llegue, me va a escuchar muy seriamente. Es decir... ¿Cómo es que se atreve ese tipo a arrastrar a mi inocente muchacho a un bar? —Bufó—. Te lo digo, yo lo pondré en su lugar.

Una risa suave brotó de los labios de Luhan, haciéndolos sentir un poquito más aliviados. El menor de todos, pensó entonces en ofrecerle a su adorado sunbae un pañuelo para limpiar su labio y al volver su mirada a él, solamente se quedó con la mano estirada y la boca ligeramente abierta.

Antes había estado demasiado preocupado como para pensar demasiado en el atuendo contrario, pero ahora...

¿No era su ropa un poco reveladora?

Sus mejillas se tiñeron de rojo rápidamente y al ver su expresión algo extraña, sus tres compañeros pusieron expresiones interrogantes, lo que solamente hizo que el rojo en su rostro aumentará.

— ¿Qué pasa, Hyun Jae? —Interrogó su risueño capitán.

— Nada, es solo... —Murmuró—. Hoy Luhan sunbae se ve... un poco diferente.

Sus dos superiores se volvieron en dirección a Luhan, quien solamente entonces recordó la ropa que llevaba. Los tres se ruborizaron furiosamente, Luhan rápidamente se cruzó de brazos como si eso ayudara en algo y los otros dos desviaron la vista.

— ¿Po-Por qué diablos se sonrojan? —Soltó un abochornado Luhan.

— ¿D-De qué hablas? Fuiste tú el primero en cubrirse —espetó Ji Hoon.

— No es nada, no es nada —intervino Jong Min—. Ten, ponte mi chaqueta que debes estar muriéndote de frío —ofreció.

Luhan asintió, tomando el abrigo e hizo una mueca, recordando solo entonces no solo el dolor de haberse estrellado contra aquel muro en Hell, sino también que fue ahí cuando perdió la chaqueta de su novio.

Hyun Jae parecía estar por decir algo más, sin embargo, se vio interrumpido por el rugido inconfundible del motor de una motocicleta. El sonido parecía también acercarse a ellos y antes de terminar de procesar ese hecho, una impresionante motocicleta se detuvo abruptamente a un metro de ellos.

Sehun bajó de ella con la expresión del mismísimo demonio y al verlo, tanto Ji Hoon como Hyun Jae se ocultaron tras su capitán.

— Rá-Rápido hyung, ponlo en su lugar —dijo un asustado Ji Hoon.

Sabiamente él retrocedió, prefiriendo vivir a acercarse siquiera un centímetro a Sehun, cuando él se veía así de enojado. Afortunada o desafortunadamente, él ni siquiera reparó en ellos, avanzando hacia Luhan, solo para sujetar su brazo con fuerza.

— ¡¿En qué demonios estabas pensando allá?! —Exclamó furioso.

Ni una palabra salió de los labios de Luhan y eso solamente pareció hacerlo enojar mucho más, sobre todo, cuando sus ojos se posaron en su labio roto.

— ¡¿Cuándo será el maldito día que dejes de actuar sin pensar primero?!

— S-Sehun, yo creo...

Tan pronto la mirada rabiosa del novio de su nuevo capitán de equipo aterrizó sobre él, los labios de Jong Min se sellaron y contuvo la respiración realmente asustado.

— ¡Tan solo mira el estado en el que estás! —Gritó de vuelta a Luhan—. ¡¿Realmente piensas que no serás lastimado de gravedad un día?! ¡¿Piensas que todo solamente irá bien y ya?! ¡Tú...!

— ¡Ba-Basta! ¡Ta-Tan sólo cállate de una vez! —Gritó un temeroso pero decidido Hyun Jae.

— ¡Hyun Jae! —Exclamaron horrorizados sus dos compañeros.

— ¡S-Se supone que te llamamos para que Luhan sunbae se sintiera mejor pero solamente has estado gritándole!

— Tú... —Masculló furioso.

— ¿Tienes siquiera una idea de lo asustado que Luhan sunbae estaba cuando nos encontramos? Él estaba perdido y herido, apenas se mantenía en pie, pero todo lo que nos repetía era que quería volver donde tú estabas.

El enojo en la cara de Sehun se desvaneció en un parpadeó y perdió la capacidad de hablar, observando totalmente en blanco al tembloroso chiquillo que lo estaba reprendiendo.

— Estaba vagando completamente indefenso cuando lo encontramos y a pesar de todo, lo único que quería que nosotros hiciéramos por él, era llevarlo contigo. Sin embargo, ahora que tú estás aquí, solo sabes gritarle. Tú... Tú... ¡E-Eres un idiota!

Los dos mayores a su lado chillaron aterrados, esperando a que Sehun finalmente decidiera hacer pedazos a su valiente, pero muy estúpido amigo.

— Tienes razón —murmuró.

— ¿La tiene? —Interrogó confundido Jong Min.

Sehun no respondió a la pregunta idiota del mayor. Observó entonces con más atención el estado de Luhan y una punzada de dolor golpeó su corazón al notar solo entonces su expresión abatida, la herida en su labio y, en general, su lamentable imagen. Sumado a todo ello, estaba su férreo agarre en el brazo contrario.

— Luhan, cariño, yo...

— Lo lamento, no pude atraparlo —susurró.

— Dios, cielo, no importa. No importa en absoluto —aseguró, atrayéndolo a sus brazos.

Él se aferró a su abrazo con fuerza, queriendo simplemente olvidarlo todo y que el tiempo se detuviera en ese momento.

— ¿Estás herido en algún otro lugar? ¿Dónde duele? — Luhan negó y él sabía que, aunque le doliera el cuerpo entero, Luhan simplemente no iba a admitirlo.

— Luhan...

— No pude hacerlo, Hun. Estaba al alcance de mis manos y simplemente se esfumó —masculló frustrado.

Sehun lo miró impotente, apenas cepillando un tierno beso en su sien. Sintiéndose tremendamente temeroso de que su precioso tesoro pudiera llegar a derramar alguna lágrima, porque definitivamente él no sabría qué hacer.

— Sehun, creo que lo mejor será que lleves a Luhan a casa —indicó Jong Min.

— Sí, sunbae definitivamente necesita descansar —afirmó Hyun Jae.

Sehun asintió apenas, acomodando lo mejor que pudo la chaqueta que alguno de sus compañeros le había prestado a su novio. Llevándolo hasta su motocicleta para ayudarlo a subir y sacarlo de ahí cuanto antes.

— Sehun sunbae —llamó el chico de antes—, cuida bien de nuestro capitán, por favor.

Sehun lo observó con curiosidad y elevó la mano en su dirección, Jong Min chilló listo para intervenir ante el pensamiento de su pequeño dongsaeng a punto de ser golpeado por aquel despiadado sujeto. Sin embargo, él simplemente dio un par de palmaditas en su cabeza, como un gesto que tiene un adulto con un niño.

— Lo haré, no te preocupes... Mmm, ¿cómo te llamas? —Preguntó.

— Hyun Jae —respondió alegremente.

Sehun le sonrió, asintiendo en su dirección antes de poner en marcha su motocicleta y sacar a Luhan de ahí. Los brazos de Luhan se aferraron a él con fuerza durante todo el trayecto y eso solamente preocupo más a Sehun.

Las puertas de la residencia Park se abrieron para él sin necesidad alguna de que llamara siquiera. Apurándose a bajar e intentar llevar a Luhan dentro, obteniendo solamente que los brazos de su pequeño novio se envolvieran nuevamente en él con fuerza.

— Tranquilo cielo, déjame llevarte dentro —pidió angustiado.

Él no se movió, no hizo sonido alguno siquiera y el hecho de que ocultara su rostro, solamente tenía al más alto casi histérico.

— De acuerdo, de acuerdo —habló tiernamente—. Enreda tus piernas sobre mí, yo me haré cargo.

Luhan obedeció, y si él no estuviera tan preocupado, hubiese encontrado todo eso realmente lindo. Sin embargo, en ese momento y con Luhan probablemente llorando, Sehun se sentía más bien aterrorizado.

— Aquí vamos, cariño —murmuró, sosteniendo con cuidado el cuerpo del más bajo.

Luhan seguía tan ligero como la última vez que lo había llevado, normalmente lo molestaría un poco y bromearía diciéndole que había ganado un poco de peso, pero en ese momento no podía cuando él mismo sentía que podría llorar de impotencia.

— Sehun —llamaron sus amigos tan pronto cruzó la puerta.

— ¿Qué paso? —Preguntó Cherry angustiada.

— ¿Luhan está bien? ¿Se hirió en alguna parte? —Interrogó Kyun Min preocupado.

Sehun negó con un movimiento de cabeza, avanzando con Baekhyun siguiéndolo de cerca. Aun cuando no le hizo ni una sola pregunta, el pareció entenderlo todo.

— Trae agua caliente y un recipiente a la habitación —indicó Sehun.

— De acuerdo —respondió Baekhyun, pero fue Chanyeol quien hizo un ademán hacia una de las sirvientas para que hiciera lo que Sehun pedía.

— Que ella llame a la puerta una vez tenga lo que pedí. Nadie más puede entrar —sentenció.

Cherry fue la única que parecía querer decir algo al respecto, pero pareció reconsiderarlo al ver a Luhan abrazarse con fuerza a su protector novio. Dándole a Sehun un mudo mensaje que pedía por favor que cuidara bien de él.

La puerta se cerró sin resistencia, cuidadosamente colocó a Luhan sobre la cama, pero la expresión desolada de Luhan simplemente continuaba ahí. Completamente en blanco se arrodilló frente a él, pensando para sus adentros que, si él llegaba derramar, aunque fuera una sola lágrima, Joon iba a desear estar muerto cuando pusiera sus manos en él.

Un suave golpe lo obligó a ponerse de pie una vez más y al abrirla, una de las sirvientas entregó lo que había pedido antes rápida y eficientemente. Inmediatamente Sehun vertió el agua caliente sobre el recipiente, corriendo al baño para buscar una toalla y una vez con todo eso, volvió a ponerse de rodillas frente a Luhan.

— ¿Qué...? —Emitió alarmado al ver al más alto intentar quitar su calzado.

— Debe doler luego de haber corrido tanto. Deja que intente que sea menos molesto —respondió con una sonrisa dulce, la misma a la que Luhan nunca había podido hacerle frente.

Siguió cada movimiento con la mirada, completamente en silencio pese a querer decirle que nada de eso era necesario. Aun así, lo dejó terminar de quitar sus zapatos y comenzó a masajear con ternura sus pies, lavándolos cuidadosamente con agua tibia.

— Lo siento —murmuró en medio del silencio.

— Me asustó a muerte verte salir corriendo de ese modo —explicó—. Mi corazón casi se detuvo también cuando salí y vi ese auto apenas frenando en el último segundo para no arrollarte, creo que tú ni siquiera lo notaste.

— Lo siento —repitió.

— Traté de seguirte, pero... Eres más rápido de lo que recordaba —rio flojamente.

— Lo...

— En realidad, yo ya debería esperar algo así de tu parte. Probablemente hubiese sido muy extraño si tú no hubieras ido tras él.

— Y-Yo...

— Sin embargo... —Interrumpió—. Aunque me vuelve loco algunas veces, esa impulsividad tuya es una de las cualidades que yo más amo de ti.

Luhan no tuvo palabra alguna para responder, sus interminables disculpas también se habían agotado y únicamente se quedó esa linda expresión de tímida exasperación que ponía tras escuchar sus muchas cursilerías.

— Tal vez parece un poco raro, es decir, hace un momento atrás yo te grité y perdí un poco los estribos por esto. Decir ahora que lo amo es algo extraño probablemente, pero es porque realmente puede hacerme sentir muy asustado tanto como me fascina —explicó apenado.

— N-No, tú no hiciste nada malo, eso fue...

— Sé que te puedes cuidar por tu cuenta, que no hace falta que yo corra siempre a ser tu escudo. Sin embargo, por más que me esfuerzo, yo no puedo evitar siempre comenzar a pensar cosas aterradoras y eso termina por ganar a los pensamientos de que estará bien porque eres tú.

— Sehun...

— Te has vuelto tan valiente y fuerte por tu cuenta, que yo realmente me siento muy orgulloso de ti, pero... Todavía eres precioso para mí, por lo que algo dentro de mí necesita protegerte a como dé lugar aun si tú puedes enfrentar al mundo por ti mismo.

Aquello casi salió en un susurró, la expresión de Sehun en si misma era inusualmente tímida, una que Luhan rara vez veía pero que lo hacía sentir un maravilloso sentimiento de calidez en todo su ser.

— Es por eso mismo que me gustaría poder pintar todo color de rosa tu alrededor, que todo lo que te rodea sea hermoso y perfecto, para que siempre sonrías. También me vuelve loco cuando cosas como las de esta noche suceden, de ahí nace este sentimiento de ansiedad y angustia que me repiten que no puedo sentarme y esperar. Me exige buscarte y ponerte a salvo, impedir que alguien trate de hacerte daño alguno. Así que...

El rostro de su valiente novio, ese mismo que podía mostrar la sonrisa más arrogante, astuta y sensual, estaba completamente rojo. También tenía una mueca algo extraña y Luhan mismo sentía su propio rostro caliente, incapaz de mirar más al chico que se encontraba todavía sentado en el suelo.

El agua donde Sehun había lavado sus pies estaba fría y no tenía nada particularmente interesante, pero él simplemente no podía dejar de mirarla. Intentando averiguar porque razón su cuerpo estaba temblando y tenía la tonta idea de que, si abría una vez más la boca, el sonido de los latidos alocados de su corazón saldría por ahí en lugar de palabras.

— Así que... si puedes... Ten un poco de paciencia con el yo que se volverá loco algunas veces y que quiere que tú dependas más de mí, por favor —musitó.

Tan vulnerable, extrañamente inseguro y hasta algo temeroso. Tan diferente a la persona que caminaba aparentando tener el mundo a sus pies. El corazón de Luhan simplemente temblaba con un tsunami de emociones.

— ¿D-De que hablas? —Murmuró—. Yo... no soy tan valiente y fuerte —afirmó—. La única razón por la que he podido hacer todo hasta hora es porque estabas ahí para sostenerme.

Sus ojos se encontraron por primera vez desde que había iniciado aquella conversación. Tan tímidos y torpes, como cuando Sehun le había pedido a su padre su bendición para estar juntos.

— So-Soy un cobarde, Sehun. Yo... todas esas veces que me he atrevido a enfrentar todo esto, es porque sé que al final, una vez que todo lo que da miedo se haya ido, vas a estar ahí para abrazarme y decirme que todo está bien, que soy valiente y que lo logré.

Sehun lo observó sin habla y la sonrisa que Luhan estaba tratando de formar en sus labios, estaba seguro temblaba y se debía ver algo extraña en verdad.

— Dependo de ti, tal vez siempre lo voy a hacer. Por eso... no me dejes solo.

Ambos, dos tontos niños, incapaces de mirarse a los ojos si quiera. Era tan ridículamente absurdo, ellos se conocían el uno al otro casi en su totalidad, aun así, podían ser así de tímidos en momentos así, pareciendo algo un poco increíble de creer.

— Lo siento, tuviste que enamorarte de una persona tan problemática como yo —dijo con un suave susurró.

— ¿Por qué suena como si fuese algo malo estar enamorado de ti? —murmuró de vuelta.

— Es porque... Yo sé que algunas veces puedo ser algo...

— ¿Y qué? —Interrumpió—. Probablemente tan bien amo eso de ti.

El rostro de Luhan se pintó solo un poco más de rojo y la sonrisa de Sehun floreció, tan bonita como ninguna otra para Luhan.

— Actualmente me encuentro en ese punto donde reconozco cada defecto y virtud en ti —explicó—. No voy a decir algo como que todos esos defectos me gustan, pero solamente decirte que cambies algo en ti solo porque a mí no me gusta, es egoísta. Cada pequeña cosa te convierte en la persona que he atesorado desde que soy un niño y cambiar algo en ti, eso solamente puede pasar si así tú lo decides. Mi papel aquí es únicamente el de seguir caminando a tu lado, apoyándote en cada paso al igual que lo he hecho hasta ahora.

El habla lo había abandonado, limitándolo solamente a observar a la persona frente a él. Incapaz de comprender porque siquiera alguien como esa persona se había enamorado de él. ¿Qué tenía de especial?

¿No había personas mejores en el mundo?

Alguien debía merecer más tan hermoso corazón, alguien debía ser más digno de tener a esa persona tan extraordinaria a su lado. Sin embargo, desde el fondo de su corazón, Luhan le daba las gracias una y mil veces al destino por considerar que era prudente cruzar sus caminos y atarlos de ese modo.

— Para mí... haberte conocido y enamorarme de ti es lo mejor que pudo acontecer. Yo apenas sabía lo que era sonreír antes de conocerte. Eres mi pequeño milagro.

La sonrisa boba en sus labios se ensanchó, mirando fijamente al hermoso par de orbes castaños. Su angelical rostro era un lienzo color rojo y él mentiría si no dijera que estaba encantado con su dulce reacción.

— Estar aquí, contigo y de esta forma, es algo que ni siquiera pude considerar que pasaría. Yo estaba realmente preparado para solo ser un espectador y me sentiría satisfecho siempre y cuando tú fueras feliz.

— Tú... Eso fue realmente tonto... ¿Por qué tú...?

— Cuando me dijiste que me querías a mí, en un mundo lleno de personas más dignas de ti, yo estaba tan feliz que se sentía doloroso. Descubrí también el significado de la frase: "llorar de alegría". Es decir, había una pequeña posibilidad de que tú sintieras al menos una milésima parte de lo que yo sentía por ti, por lo que...

Su mano alcanzó tímidamente la contraria mientras la sonrisa en sus labios temblaba ligeramente. Luhan tenía un nudo en la garganta difícil de tragar, apenas manteniéndole la mirada al hombre que lo amaba con una devoción que sabía no merecía en lo absoluto.

— Tenía tanto miedo de lo que pudiera pasar, pero quería arriesgarme una última vez. Necesitaba luchar una última vez por obtener tu corazón.

— Es injusto —murmuró—. No deberías idealizarme de esta forma, está bien decirme si estoy equivocado, también está bien molestarse de vez en cuando. ¿Por qué no lo haces? —Preguntó por sobre el nudo de culpabilidad atascado en su garganta—. Pareciera que únicamente quieres ir y resignarte a que yo haga lo que quiera y eso... ¿Por qué querrías que las cosas fueran así?

— ¿Y por qué no?

— Porque... yo n-no...

— Vas a decir que no eres digno de que yo haga esto —interrumpió, robando las palabras de los labios contrarios y ganándose una mirada de absoluta sorpresa de esos ojos castaños—. Sin embargo, es un milagro extraordinario poder amarte.

Los labios del más bajo se torcieron y las lágrimas de antes se derramaron una tras otra, entre tanto la expresión de Sehun se volvía en una mueca difícil de ver debido al pánico.

— Lu...

— Soy el peor novio del mundo —sollozó.

— ¿Qué?

— Debería estar diciéndote que voy a dejar de ser tan impulsivo porque sé que hago que te preocupes siempre, que pensaré más en tus sentimientos, pero en lugar de eso... —Sus labios se apretaron y Sehun estaba a un segundo de entrar en una crisis—. Estoy tan feliz de que me quieras aun siendo un jodido desastre —sonrió entre lágrimas.

— Pequeño tonto —murmuró, completamente conmovido al saber que él lloraba de alegría.

— Alguien me dijo que no siempre vas a perdonar mis fallas y sé que es verdad, por eso... —susurró—. Haré mi mejor esfuerzo para que mis virtudes superen todas esas fallas.

Al verlo tan determinado, tan solemne con el compromiso que trataba de hacer, Sehun no tuvo el corazón para decirle que, en realidad, ya eran más sus virtudes que sus fallas. Además, era jodidamente lindo verlo tan decidido a hacer algo que realmente no era necesario.

— De acuerdo —aceptó.

Luhan asintió sumamente determinado, con esa expresión tan adorable que pedía a gritos ser besado. Normalmente, el cerraría los ojos de inmediato al verlo acercarse y permanecería nerviosamente quieto hasta que Sehun lo besara.

La reacción fue justo la misma de siempre y Sehun apenas pudo evitar reírse un poco, besando rápidamente su frente. Poniéndose de pie luego de haber pasado tanto tiempo de rodillas frente a su amante, que parpadeaba pareciendo algo inconforme.

— Ven, nene —habló, tendiéndole una mano—. Es hora de conseguir un pijama para ti y meternos a la cama.

Obedientemente, Luhan talló los rastros de sus lágrimas pasadas, dejando que él secara sus pies y lo ayudara con el pijama. El más alto lo abrazó tan cerca como fue humanamente posible una vez estuvieron bajo las mantas.

En ese momento, no importaba más Joon, o el hecho de que simplemente había escapado. A final de cuentas, Sehun estaba ahí para abrazarlo y recordarle que nada de eso importaba, que eso no significaba nada y que podía seguir adelante.

«Todo está bien, Lu. Lo estás haciendo genial...»

— Luhan.

El suave llamando se sintió un poco lejano mientras abría los ojos e intentaba aclarar su mente de aquel viejo recuerdo.

— Vamos, Bǎobèi Lù. Es hora de despertar.

Continuó persuadiendo con ternura y en medio de la confusa bruma, Luhan tuvo el pensamiento de que se escuchaba un poco diferente a la voz infantil de Sehun.

— ¿Ya terminaron de cortar mi cabello? —Balbuceó más dormido que despierto.

De los labios de Sehun brotó una suave risita. Sosteniendo con ambas manos el precioso rostro de confusa expresión para besar sus labios. La expresión de su pequeño amante se volvió un poco graciosa, pero al menos pareció despertar del todo.

— La estilista terminó con eso hace como diez años atrás, nene —respondió divertido.

Luhan gruñó en respuesta, removiéndose únicamente para que cada musculo de su cuerpo le recordara su travesía de la noche anterior. Un quejido lastimero abandonó sus labios y suavizó la expresión de Sehun.

— Vamos, cielo. No te duermas para que pueda darte algo contra el dolor.

— Se siente peor que cuando arrancamos las prácticas para el campeonato de verano del año pasado —murmuró.

— ¿Qué tanto te puedes mover? ¿Tengo que llevarte hasta el baño para la ducha? —Interrogó, viéndose tan lindo ahí todo preocupado.

— Dame un masaje, Hun —murmuró, jalando el cuerpo del más alto a un abrazo.

— ¿Eso es una propuesta indecente? —Soltó risueño, sin luchar con él, pero tratando de no poner su peso en el cuerpo contrario mientras era abrazado.

— Si, como sea, solo dame primero el masaje que pido y luego has lo que quieras —balbuceó infantilmente.

Una carcajada escapó de los labios de Sehun, sus miradas se encontraron y las chispas que veía desde que había conocido al angelical ser en sus brazos, seguían tan vivas como el primer día.

— ¿Cómo demonios logras que mi corazón se acelere con solo una mirada?

— Y-Y-Yo...

— Deja tus cursilerías, Sehun —habló Baekhyun, irrumpiendo sin reparo alguno—. Te buscan abajo —soltó seriamente, abandonando la habitación con la misma brevedad de su mensaje.

Sehun lo maldijo por lo bajo, mirando en dirección a Luhan que únicamente sonrió levemente para indicarle que estaría bien por su propia cuenta. Aun así, él solamente no podía irse sin más, por lo que todavía lo ayudó a llegar a la ducha antes despedirse con la promesa de no tardar.

Sin embargo, él todavía no estaba ahí cuando Luhan logró salir de la ducha y poner ropa sobre su adolorido cuerpo. Además de ello, le costó una eternidad sacarse a sí mismo de la habitación y llegar a la planta baja, maldiciendo internamente a quien hubiera decidido poner tantos escalones en las malditas escaleras.

— ¿Chicos? —Llamó quedito al entrar a la sala de estar.

Varios pares de ojos se volvieron en su dirección con muecas de completa incomodidad mientras él no podía dejar de ver al pequeño pelinegro que se aferraba con fuerza al cuerpo de Sehun y lloraba tan lamentablemente.

Todo su buen humor acaba de empacar sus cosas y salió por la enorme puerta de la residencia de los Park. A duras penas se mantuvo inmutable, hasta cuando su mirada chocó con los oscuros ojos de Kyungsoo y vio el triunfo en ellos, al verse en los brazos protectores de Sehun mientras él estaba rígidamente al otro lado.

Bien, decididamente ambos podían jugar esa misma carta de victima patética.

— Hola, chicos —saludó con una sonrisa divina. Todos lo vieron moverse a duras penas y perder la fuerza en sus doloridas piernas.

— ¡Luhan! —Exclamaron todos espantados.

Sin embargo, fue Sehun quien lo sostuvo en el último segundo, empujando a la persona que antes trataba de consolar, como si él no fuera nada. Centrando toda su completa atención en su dulce novio que sonrió avergonzado, al tiempo que se erguía correctamente.

— Perdón —susurró.

— ¿Qué diablos haces fuera de la cama sí apenas puedes estar de pie? —Soltó su exagerado amigo Baekhyun.

— Lo lamento, yo... —Sus labios se apretaron ligeramente y suavemente apretó en sus manos la camiseta de Sehun—. Es porque Sehun no volvía —susurró tímidamente.

La expresión de Sehun se volvió realmente adorable, ciertamente se veía como Jiāo Táng cuando veía a Luhan llegar a casa. Él lo abrazó un poco más cerca, logrando hacer que el trago amargo de Luhan fuera algo irrelevante.

— Lu-Luhan, me alegra mucho que estés bien —llamó Kyungsoo con la voz algo rota.

— Kyungsoo, lo lamento tanto. Anoche yo hice que te preocuparas tanto, que hoy que has venido a vernos, te has puesto a llorar —soltó con falsa inocencia—. De verdad lo lamento, trataré de no ser tan imprudente en el futuro.

La máscara en el rostro contrario se tambaleó apenas lo suficiente para que Luhan pudiera verla, antes de que una sonrisa deslumbrante se dibujara en los labios del más bajo al tiempo que limpiaba sus pasadas lágrimas.

— Discúlpame por ser así de sentimental, pero me preocupe mucho luego de ver a Sehun tan alterado luego de que desapareciste. Solamente podía pensar que necesitábamos encontrarte cuanto antes.

Luhan casi bufó ante la bonita forma en la que ese tipo insinuaba que era una completa molestia sin mayor esfuerzo.

— Lamento que te preocuparas tanto por mí —soltó, evitando exitosamente usar el tono sarcástico que realmente quería ponerle a esa oración.

— Está bien. Lo importante es que estás bien —afirmó con fingido entusiasmo—. Oh, y en vista de eso... ¿Qué tal si me dejan invitarlos a desayunar? —Ofreció.

«Mejor dicho, nos invitas a uno de tus estúpidos intentos de querer acaparar la atención completa de Sehun.»

— Ellos no pueden —respondió tajante Baekhyun, interrumpiendo los pensamientos de Luhan.

— ¿Y por qué no? —Espetó, mirando al otro con el ceño fruncido.

— Porque todos y cada uno de mis amigos se comprometieron a ir conmigo a Deditos pintados para ayudar con las tareas —sentenció.

En realidad, Luhan jamás había hecho eso, pero suponía que los demás habían escuchado de la propuesta de su mejor amigo esa misma mañana y habían aceptado. Lo cual lo ponía a él y a Sehun en el mismo barco.

— ¿Y por qué no viene Kyungsoo también?

La propuesta de Luhan hizo a todos volverse en su dirección con expresiones de completa incredulidad. Sin embargo...

¿Por qué no dejarlo ir y mostrarle de primero mano que no importaban sus desesperados intentos, simplemente iba a fracasar?

— Es decir, si tienes tiempo, claro —sonrió tímidamente.

— Luhan, eso...

— Oh, vamos Baekkie. Entre más seamos, mejor.

— Luhan tiene razón —apoyó Sehun—. Vayamos todos.

Baekhyun parecía listo para oponerse a la idea, pero apenas basto una mirada de parte de su mejor amigo para comprender que debía desistir y dejarlo hacer lo que quisiera. Por lo tanto, simplemente asintió a la propuesta al final.

Okay, probablemente él estaba a punto de hacer algo realmente infantil y tal vez hasta cruel. Sin embargo, aquella persona había extendido la invitación del desayuno con esa misma intención y bajo esa perspectiva...

¿Por qué no hacerlo ver cuán exitoso podía salir con ese plan suyo?

Con ello en mente, Luhan ni siquiera se molestó en pulir realmente su plan de ataque. No era necesario de todas formas, Sehun había centrado toda su completa atención en él desde el preciso segundo que ellos habían abandonado la casa de los suegros de su mejor amigo.

— ¡Chicos! —Chilló emocionado Hoon Jung al verlos llegar—. No saben cuánto les agradecemos que estén aquí a pesar de haberlos llamado de la nada.

— ¿Cuál fue el problema, hyung? —Interrogó Baekhyun.

Se suponía que ellos no se verían hasta la tarde, pero el mayor lo había llamado muy temprano esa mañana para decirle que tenían un serio problema y que necesitaba que fuera con urgencia, puesto que recordaba al menor mencionar que estaría libre esa mañana.

— Hubo un problema con la tubería y los baños del ala oeste inundaron todo en esa zona.

— ¡¿Qué?! —Exclamaron al mismo tiempo Sehun y Baekhyun.

— Hemos sacado ya a los niños de ahí, pero todavía todo es un completo desastre —explicó visiblemente estresado—. El ala oeste esta todavía inundada, los niños están alterados y ansiosos, no hay suficientes manos y...

— Hyung, cálmate—sentenció severamente Baekhyun—. No es momento para alterarse tanto. Ya hemos venido, así que vamos a dividirnos el trabajo y trabajaremos sobre la marcha.

El mayor lo miró atentamente para finalmente asentir con una sonrisa débil, agradeciendo para sus adentros que Baekhyun hubiera llegado aquel día para pedirle trabajo de medio tiempo. El niño era una bendición y no sabía si podrían volver a poder hacerlo si él decidía irse.

El caos reinaba en el patio central cuando Hoon Jung los llevó ahí, el escaso personal estaba en total desorden, varios de los pequeños estaban ya al borde del llanto y, pese a las suplicas de la directora por mantener la calma, nadie la escuchaba.

— ¡Oigan! —Gritó Baekhyun por sobre todo el escándalo, sorprendiendo no solo a sus compañeros de trabajo sino a sus amigos—. ¡Cálmense todos o solamente van a empeorar las cosas!

— Baekhyun tiene razón —habló Sehun.

— ¡Sehun! —Exclamaron al unísono.

— Hyung, nuestras habitaciones están llenas de agua —sollozó uno de los pequeños.

— Mis juguetes estaban todos ahí, oppa —lloró una pequeña.

— Tranquilos, vamos a resolverlo —consoló Luhan, tomando en sus brazos a la pequeña.

— Luhan tiene razón, nosotros vamos a rescatar todos los juguetes y sacaremos el agua —prometió Chanyeol.

Los niños exclamaron alegremente y Baekhyun suspiró aliviado al ver que al menos uno de los problemas más urgentes estaba resuelto. Con los niños tranquilos, las cosas podían hacerse con más eficacia y fluidez.

— De acuerdo, son casi las nueve. Hye y Min, lleven a Haneul y Cherry con ustedes, preparen a los niños y que las profesoras se dirijan al ala este para impartir las clases en la biblioteca por el día de hoy —indicó seriamente.

— Entendido —dijo la joven, haciendo una señal a las antes mencionadas para llevar a los niños con ellas.

— Baekhyun —llamó conmovida la dulce directora del lugar.

— No se preocupe por nada, directora. Dejé todo en nuestras manos —sonrió—. Luhan y Mina vienen conmigo a la cocina para preparar el desayuno de todos.

— Entendido.

— Jackson, ve afuera y trae un plomero a como dé lugar.

— Sehun, tú ve con el resto y de ser posible corten el flujo de agua, si no es posible no hagan nada hasta que el profesional llegue. También encárguense de recuperar todo lo que se puede rescatar de las habitaciones.

— Okay.

Luhan frunció ligeramente el ceño al verse separado del más alto, sobre todo al ver la sonrisa odiosa en los labios de aquel molesto tipo. Es decir, estaban en medio de una emergencia y él de verdad quería seguir con aquel ridículo juego.

— Luhan —llamó Baekhyun al verlo inmóvil.

— V-Voy.

— Luhan, tú estás a cargo de esto. Dinos qué hacer con detalle si no quieres que algo allá explote.

Luhan sonrió divertido, además de agradecido con su amigo. Era más que obvio que él sabía que Luhan apenas podía moverse luego de la maratón y lucha callejera que había decidido montarse con Joon la noche pasada.

La cocina era lo mejor que podía hacer sin que colapsara en dos segundos. Baekhyun también había tomado el control de toda la situación de forma magistral y antes de darse cuenta, todo estaba medianamente controlado.

El plomero había llegado hacía tres horas, prácticamente siendo arrastrado por Jackson y comenzado con su trabajo eficientemente, completamente aterrorizado de Baekhyun y los tres chicos que parecían delincuentes juveniles parados junto a él.

El resultado era obvio desde un inició, Baekhyun parecía tener un talento natural como líder y para ese momento lo único de lo que Luhan tenía que preocuparse era por la elección para el título del cuento que debía leer al grupo de pequeños niños de diferentes edades y mantenerse de pie por unos cinco minutos más.

— Bueno... ¿Qué tal algunas sugerencias? —Soltó con una sonrisa amable.

— ¿Te duele el estómago, oppa? —Preguntó una preciosa pequeña de cabello castaño.

— N-No, yo...

— ¿Por qué tienes esa cara como si te doliera algo entonces? —Interrogó el pequeño pelinegro sentado al fondo.

— Bu-Bueno...

— ¿Qué le pasó a tu cara? —Continuó el mismo chico.

— Me caí —respondió con torpeza.

— ¿Te caíste? —Bufó—. Mi madre solía decirle eso a los vecinos, hasta que en su última caída los doctores me dijeron que debía ser fuerte.

Luhan permaneció mudo, su vista atónita fija en ese pequeño de aparentes once o doce años, pero con una mirada en sus ojos que solamente un adulto debería poseer. Era la primera vez que se encontraban, Luhan visitaba el lugar con regularidad y jamás lo había visto, por lo que debía ser un nuevo ingreso.

— ¿Por qué los doctores te dijeron que debías ser fuerte? —Preguntó con curiosidad la pequeña Jennie.

— Por ella murió, tonta —escupió con desdén.

— ¿Vas a morir, oppa? —Soltó ella aterrorizada.

El resto de los pequeños lo miraron con el mismo temor, murmurando que no querían que él muriera y algunas niñas parecían estar por romper a llorar incluso. Todo se volvió ante sus ojos la misma caótica escena de esa misma mañana, dejando a Luhan sin idea de que hacer mientras que el causante de todo permanecía inmutable.

— Oigan, alto —llamó en voz alta—. Nadie va a morir aquí, esto es solo una herida superficial. Ya ni siquiera duele —aseguró para calmarlos.

— Sí, mamá también decía eso siempre —resopló ese pequeño, alarmando aún más a los demás—. Al final ella solo mentía, igual que mentía sobre las caídas. ¿Por qué mejor no les dices a estos niños quien fue? ¿Fue ese tipo que hace un momento vino a verte? Él también actuaba realmente amable después de las caídas de mamá —soltó fríamente.

— ¿Sehun hyung fue quien lo hizo? —Habló un incrédulo Jun Ho.

— ¡Por supuesto que no! Él nunca...

— Ella decía lo mismo —sonrió sardónico.

La habitación fue colmada por las vocecillas alteradas del grupo de pequeños. Luhan estaba en jaque apenas creyendo el hecho de que un niño lo hubiera orillado a una situación como esa, dejándolo a él como un a víctima y a Sehun como un cruel tirano.

— Basta —sentenció elevando un poco la voz y haciendo callar a todos—. Ustedes conocen muy bien a Sehun. Él nunca haría algo así y yo tampoco lo permitiría —afirmó—. Mis heridas son todas mi completa responsabilidad, de nadie más.

— ¿Qué te pasó entonces? —Presionó el pequeño.

— Me metí en una pelea con alguien que me debe algo —respondió con seriedad.

— ¿Cómo sé que es verdad? —Interrogó con un molesto tono irónico.

— ¿Cómo sabes que no lo es? —Devolvió.

La habitación permaneció en absoluto silencio, con ambas personas mirándose sin parpadear mientras el resto observaba entre angustiados y confundidos.

— ¿Cómo va ese cuento? —Habló un animado Baekhyun, rompiendo completamente el pesado silencio.

— Baekkie oppa, DongHo está poniendo incómodo a Luhan oppa —acusó una angustiada Jennie.

— ¿Qué?

— Es verdad —apoyó Jun Ho—. Está insinuando cosas raras sobre Sehun hyung lastimándolo.

Baekhyun volvió su mirada al pequeño al fondo, su expresión era estoica mientras el propio Baekhyun dibujaba en su rostro una mueca de tristeza y frustración.

— DongHo, ya habíamos hablado de...

— Sí, como sea —resopló—. Sólo iré yo mismo para la estúpida charla con la directora.

Baekhyun parecía querer decir algo al ver al chico salir y Luhan simplemente lo siguió, pidiendo a Baekhyun que se encargara del resto del grupo mientras él alcanzaba al chico y trataba de charlar con él.

— ¿No quieres saber cómo fue la pelea? —Preguntó casualmente mientras caminaba a su lado.

— ¿Por qué querría? —Espetó fastidiado.

— Bueno, imaginé que sería un poco más interesante que la charla de la directora sobre no ser grosero con los invitados —se encogió de hombros.

— ¿No deberías decirme que debo ir a esa charla por molestarte?

— No me enoje —aseguró—. Además, si yo no le digo nada, no tiene por qué enterarse.

El pequeño lo miró con una expresión que dejaba en claro que eso era una tontería, porque, aunque él no dijera nada, los demás iban a decirle que había sido grosero. Sin embargo, igual pareció ceder ante él.

— ¿Cómo fue entonces? —Preguntó resignado.

Luhan sonrió entusiasmado, tomando libremente la mano del muchacho para llevarlo hasta la adorable banca frente a la pequeña fuente en el patio central del lugar.

— Okay, prepárate para la más genial historia de acción que escucharas en tu joven vida —anunció con emoción.

— ¿Estás seguro de que no solo fueron y patearon tu trasero anoche? —Farfulló desconfiado.

— No, te lo digo, yo prácticamente gane —afirmó—. El tipo tuvo que correr y tomar un taxi para huir de mí.

Los ojos del pequeño lo recorrieron de pies a cabeza, con una mueca que dejaba más que claro que no creía ninguna de sus palabras. Las cuales prácticamente era un poco exageradas si era realmente honesto.

Probablemente la historia que se montó después de eso también fue algo un poco fuera de la realidad y el chico parecía no creer para nada en él. Aunque seguía ahí, mirándolo con curiosidad y hasta una pizca de atención.

— ¿Por qué lo defiendes?

— ¿Eh? ¿Te refieres a Joon? —Inquirió con el ceño fruncido.

— Me refiero a ese tipo de hace un rato —explicó—. Es como si quisieras que yo no pensara mal de él.

— Bu-Bueno, eso... —La expresión en el rostro de Luhan se volvió un poco interesante a los ojos del menor, esperando con paciencia por la respuesta que ese hyung fuera darle—. Es porque él es una persona maravillosa —respondió finalmente—. Ya sabes, él siempre está haciendo todas esas cosas increíbles, sin esperar nada a cambio. Algunas personas suelen decir que él es un desastre y que probablemente seguirá los pasos de su padre o su hermano, pero ninguno de ellos sabe en realidad él es como un superhéroe —dijo con admiración.

— ¿Quién cree ahora en los superhéroes?

— Yo lo hago —afirmó—. Esa persona de la cual te hablo, él es mi héroe —aseguró—. El mundo entero puede venir y decirme cuantas veces quieran que soy valiente, pero yo sé cuan cobarde soy, sé que, si no fuera porque él estará ahí a mi lado, yo no haría más que llorar de desesperación —admitió.

Su expresión era un poco bonita también, como si hablar de ese sujeto fuera la cosa más increíble del mundo. Había un brillo en los ojos del chico mayor que le recordaba vaga y amargamente un algo que había visto antes.

— Ya veo —susurró, ganándose la atención de Luhan—. Entonces, sobre la historia de antes... En pocas palabras, el tal Joon pateó tu trasero y luego huyo —sentenció.

— Te digo que no fue así —bufó—. Yo gané.

— Sí, lo que digas —rodó los ojos en un gesto realmente grosero—. Por cierto... ¿Cómo fue que dijiste que te llamas?

— Wu Luhan.

— Nunca había escuchado un nombre como ese.

— Es chino. En realidad, nací en Beijing, pero vine aquí con mi familia.

— Mmm.

— ¿Y tú? Ya hemos estado hablando por un rato y no te has presentado adecuadamente.

— Kang DongHo —susurró secamente.

— Entonces, DongHo ... ¿Cuántos años tienes?

— Trece.

— Genial, eres el mayor del lugar. Antes lo era Jun Ho, pero le ganas por un año.

El chico asintió distraídamente, concentrando su atención en sus pies. Preguntándose porque esa persona a su lado era amable con él. Había experimentado la amabilidad por lástima que todos le mostraban al pobre chico salido de un hogar como el suyo, pero ese tipo a su lado estaba siendo amable genuinamente y hasta ese momento no había preguntado nada sobre lo que le había pasado.

— Debió ser muy difícil —murmuró, haciendo al niño tensarse—. No me refiero al abuso, sé que eso también debió ser una mierda, pero probablemente fue aún peor la frustración y desesperación que sentías al no poder protegerla, aunque desearas poder hacerlo con todo tu corazón.

— Tú... —masculló, furioso y listo para gritarle que él no sabía nada sobre eso.

— Nunca lo entendí, pero cada vez, aunque las heridas era él quien las llevaba, sus lágrimas seguían siendo porque no había podido hacer nada para ayudarla. Continuaba diciendo que tenía miedo de que aquella bestia la matara a ella mientras que yo solo podía rezar cada noche en espera de que al día siguiente pudiera verlo aparecer en mi puerta.

La expresión del menor se volvió algo atónita, viendo sin habla al muchacho que tenía una mueca de completa tristeza.

— Tal vez era muy joven, o tal vez era muy egoísta, pero yo simplemente deseaba que él pudiera abandonarla y dejarme protegerlo de esas personas. Sin embargo, él siempre continuaba volviendo a su lado sin importar cuanto llorara y le rogara quedarse. No lo comprendía.

Él por otro lado, lo entendía bien, sabía lo que era querer no volver, pero necesitar hacerlo. Desear proteger a quien amaba con todas sus fuerzas y el odio a sí mismo al sentirse incapaz e inútil.

— Al final, aunque ella continua con vida y ya ha comprendido todo lo que había estado mal a su alrededor, sé que él se siente culpable y cree que le falló de alguna manera.

Luhan parecía algo triste en ese momento, reflejando ese mismo sentimiento de haber fracasado en salvar a quien él más quería. Esa persona de la cual él hablaba le recordaba esos sentimientos que lo atormentaban, era como escuchar justo su historia, el cómo se sentía.

— Ella no era una mala persona, también me amaba. Solamente que quiso entregar su corazón a la persona errónea —susurró—. Traté de convencerla muchas veces de echarlo de casa, pero ella insistía que cada vez que él la lastimaba era por error y que él iba a cambiar tras comprender que había hecho mal.

Luhan lo miró con tristeza, no con aquella que iba combinada con compasión y lástima, sino aquella de alguien que comprendía enteramente lo que era estar en ese mismo lugar. Fue probablemente debido a ello que no opuso resistencia alguna cuando el mayor paso su brazo por sus hombros y lo estrechó en un gesto que buscaba ser reconfortante.

— Fue mi culpa —masculló entre dientes, dejando caer las primeras lágrimas.

— No, eso no es así —aseguró.

— No, fue porque yo lo hice enojar. Él estaba ebrio y quería que yo fuera a comprarle algo para comer, pero dije que no y... y... se enfureció... —Sollozó—. Fue tras de mí, pero mamá corrió para protegerme... y... y...

Sus pequeños brazos se aferraron al abrazo que aquel chico mayor le daba, ocultando su rostro en el pecho del otro mientras dejaba ir la historia que nadie más que la policía sabía.

— Trate, de verdad, trate de ayudarla, yo... yo... lo golpeé con algo, no sé qué era, solo... solo quería que dejara ir a mamá. Solamente empeore las cosas, él se enojó más, empujó a mamá muy fuerte... y... y...

— Dios —musitó Luhan horrorizado.

— Ella dejó de moverse, había mucha sangre... —Relató en medio de su llanto—. La llamé muchas veces, pero ella no despertó...La policía llegó entonces, nos llevaron al hospital y...

Los brazos del mayor lo apretaron solo un poco más fuerte, buscando mitigar un poco su dolor.

— Ese hombre de bata blanca vino entonces... Di-Dijo que tenía que ser muy fuerte y valiente... Di-Dijo que todo iba a estar bien... pero no lo estaba... ¡Mamá no estaba más! —La exclamación vino con un lamento desgarrador.

— ¡DongHo! —Llamó un angustiado Baekhyun.

Sin embargo, aquel pequeño solamente atinó a aferrarse más a los brazos de aquella persona que lo sostenía y dejarse llorar todo lo que no había estado llorando antes.

— Ella no era mala... Me amaba... Nunca lo dejaba golpearme, por eso... por eso...

Los ojos de Luhan aterrizaron en la persona a un costado de Baekhyun, preguntándole silenciosamente que era lo que debería hacer o decirle al pequeño en sus brazos. Sin embargo, Sehun también parecía perdido.

— ¿Por qué me dejo solo? —Interrogó desolado—. Dijo que estaríamos siempre juntos cuando papá murió... ¿Por qué entonces ya no está? —Preguntó, esperando que la persona que lo sostenía le diera la respuesta a la interrogante que no lo dejaba dormir.

— Eso... —Murmuró completamente en blanco.

— Ella no buscaba dejarte solo —respondió una voz ajena, ganándose la mirada llorosa del niño—. Ella solamente pensó en que debía protegerte de él, eso hacen las madres.

— Sehun.

— No iba a detenerse a pensar en el riesgo que representaba para ella, en ese momento lo único que debió pasar por su mente, fue... "Tengo que proteger a mi hijo".

— ¡¿Y eso de que sirvió?! —Exclamó, alejándose bruscamente de los brazos del mayor para enfrentarlo.

— Tal vez... viéndolo desde tu punto de vista, no sirvió de nada —respondió seriamente—. Pero fue todo lo contrario para ella, porque te mantuvo a salvo. Estás aquí y esa fue su última victoria.

— S-Su...

— Probablemente también sus últimos segundos fueron atemorizantes al pensar que no iba a haber nadie afuera para ti. Sin embargo, ella demostró ser fuerte a su modo, por lo que no pudo haber criado a un niño débil que solamente iba sentarse a sentirse miserable para siempre.

La expresión llorosa del menor se torció, la misma expresión que Luhan había visto en Sehun aquella noche de su cumpleaños tras recibir el último mensaje de su madre.

— Sabía que su hijo era fuerte e inteligente, que podría hacerlo sin ella, pero... ¿Cómo podría hacerlo ella sin ti? —Preguntó, empeorando la expresión del niño—. Eras todo lo que ella tenía, tal vez pensaba que lo único bueno que había hecho en su vida era tenerte y por eso no importaba el costo, debía protegerte.

— Tú no sabes nada —masculló el niño, mirándolo como si quisiera desintegrarlo.

— No me importa, no te sentaras a arruinar su sacrificio —sentenció—. Limpia las lágrimas y deja de ser un idiota. No le causes problemas a Baekhyun y a los demás, ellos están preocupados por ti.

— ¡Duele! ¡¿Por qué no pueden verlo?

— Lo veo, me ha dolido desde que nací después de todo. Yo sé que se siente, el rencor que se alberga en lo más profundo del amor debido a ese sentimiento de traición. Querer saber por qué... ¿Por qué ella permitió todo eso? ¿Por qué no dejó a ese bastardo? ¿Por qué solo tu amor no parecía suficiente para ella? ¿Por qué se marchó?

Él no lo mencionaba, Luhan tampoco había preguntado por respeto, porque sabía lo importante que era para él no verse débil. Pesé a ello, estaba ahí, de alguna forma admitiendo sus sentimientos conflictivos hacia su madre.

— Probablemente nunca sabrás las respuestas, o comprenderás las cosas una vez seas un adulto. Mientras tanto dolerá, dolerá mucho llevar frescas esas heridas, pero no significa que puedas rendirte. Recuerda esto, ella no hizo todo esto en vano, así que pelea contra el dolor y vive, conviértete en alguien digno de lo que ella hizo por ti.

DongHo apretó los labios, sus ojos se fijaron en el extraño hyung que trabajaba en ese lugar y que había estado siguiéndolo por todos los rincones, siendo tan bueno e ignorando cada una de sus crueles palabras.

Baekhyun todavía lo miraba con angustia y para sus adentros, se prometió que dejaría de ser tan malo con él. Posteriormente su vista se clavó en Luhan, quien hasta hace unos momentos lo había estado abrazando con ternura e hizo una reverencia, viéndolo poner una graciosa cara de espanto por su acción.

— Lamento lo de antes.

— No, está bien. No hagas eso, no hace falta —aseguró apresurado.

El niño negó, volviendo su completa atención al sujeto del cual Luhan había estado hablando como si fuera alguna clase de deidad.

— Ella fue una excelente madre y haré que todos lo sepan. Voy a convertirme en el tipo de hombre del que ella se enorgullecería —sentenció.

— Menos hablar y más acciones —dijo con esa sonrisa odiosa que solo Luhan encontraba encantadora.

— Baekhyun hyung —llamó, decidido.

— ¿S-Sí? —Habló asombrado por la forma en la cual lo llamaba por su nombre en esa ocasión.

— Llévame con la directora, yo mismo le diré lo que hice y asumiré el castigo por mi comportamiento —afirmó.

Baekhyun apenas logró asentir, comenzando a caminar torpemente tras el chico. Luhan trató de intervenir, queriendo decirle que estaba absolutamente bien y que lo antes ocurrido estaba totalmente olvidado. Sehun intervino tan pronto dio el primer paso.

— Pero...

— Estará bien —aseguró.

Asintió poco convencido, quedándose justo donde estaba hasta ver la pequeña figura del menor desaparecer en el pasillo.

— Estás muy preocupado por él. Hace justo unos segundos yo venía a patear su pequeño y atrevido trasero por ponerte en dificultades —bufó.

— No lo hubiera tocado —aseguró resoplando—. A lo sumo le hubieras dado una fea mirada para tratar de asustarlo un poco.

— Tal vez, pero solo porque, como ya he dicho, parecías muy preocupado por él —comentó tranquilamente.

— Es... De alguna forma me recordó a ti en ese entonces.

— ¿A mí? —Luhan asintió—. Para nada, su madre se escucha como si hubiera sido una mujer amorosa y protectora a su modo. La mía por otro lado...

La fría mirada que siempre tuvo de ella, las palabras despectivas y hasta su último adiós, todo era un recuerdo amargo que todavía provocaba punzadas de dolor en su pecho.

— Supongo que no tuve tanta suerte.

— Lo lamento, yo hasta ahora no había notado que seguía doliendo. Lo ignoré por completo, perdón —musitó.

La suave caricia de su mano dibujó una sonrisa en los labios del más alto, sostuvo esa mano y se apoyó en su tierno tacto, mirando fijamente en eso ojos castaños que le habían robado el corazón desde la primera vez que se vio reflejado en ellos.

— Como le dije a él, siempre va a doler. Las heridas no se borran, ellas solamente cicatrizan, pero siguen ahí. Van a molestarte algunas veces, a pesar de eso, como puedo centrarme en ello cuando por las mañanas me reúno con esa extraña familia mía, o cuando voy a tu casa y soy recibido por la mujer que siempre estuvo ahí para mí.

» Además, también está la persona que amo, sonriendo para mí e iluminando mi mundo, logrando que me enamore más y más cada vez que lo veo. En esas circunstancias... ¿Cómo podría siquiera recodar que esa cicatriz está ahí?

Tan lindo como él era... ¿Cómo no dejaría a Sehun ver su lindo rostro sonrojado?

— Apareciste tan de repente, te adueñaste de todo sin que yo pudiera hacer nada. Sin embargo, también me diste todo a manos llenas y cuando menos lo imagine, su rechazó pesaba menos en mi corazón porque yo te tenía a ti para aliviar ese dolor.

Su sonrisa divina hizo algo dentro de Luhan, algo muy dentro le dijo que acababa de sellar su destino. Estúpidamente creyó tener la sensación de que la joya adornando su dedo anular cosquillaba un poco e impulsivamente avanzó hacia adelante, tomando las manos contrarias.

— Voy a hacerte muy feliz, te lo juro —declaró solemne—. También tratare de comportarme de ahora en adelante.

La primera reacción de Sehun fue una de sorpresa, poco después una sonrisa lenta se dibujó en sus labios. Una vez más le dio gracias a quien fuera que creyera que merecía haber conocido a ese extraordinario ser.

— Ya lo haces, cariño —afirmó—. Eres el milagro de mi vida —rio abrazando con fuerza a Luhan.

— ¡Sehun! —Gritó al fondo Chanyeol—. Deja de escaparte del trabajo para coquetear con tu novio —se quejó.

Luhan se echó a reír, pidiéndole que regresara a sus tareas para poder volver a casa antes. Él obedeció, volviendo al trabajo por el resto de la tarde.

Desafortunadamente, las noticias no eran las mejores para el final del día. El daño había sido peor de lo imaginado. Apenas habían podido rescatar algunas cosas y el plomero les había sugerido consultar un inspector para revisar la infraestructura del lugar antes de habitarla nuevamente.

— ¿Tan malo es? —Interrogó Kyun Min.

— Aparentemente, la fuga no era reciente. El agua se estaba escapando y dañando los muros desde dentro, pero fue solo hasta ahora que se filtró fuera. El plomero dijo que podría haber daño en los cimientos o algo así, por lo que será mejor si un profesional revisa las habitaciones antes de habitarlas de nuevo —explicó Jackson.

— ¿Y dónde pasaran los niños la noche? —Interrogó Haneul.

— La única opción viable es la biblioteca —respondió apesadumbrado Hoon Jung.

— Bromeas, a duras penas logramos acomodar a los niños para que tomaron clases ahí. Será imposible para ellos dormir ahí —resopló Baekhyun.

— A mí tampoco me encanta la idea, pero no tenemos otra opción, Baek—soltó frustrado.

— No es para tanto —intervino Cherry queriendo relajar el ambiente—. Será únicamente mientras viene el inspector. Si les explicamos a los niños, ellos van a entender y serán pacientes ¿verdad?

Al ver a la hermosa y entusiasta joven volverse en su dirección, Hoon Jung no pudo seguir conteniendo sus lágrimas de impotencia.

— No lo sé —sollozó—. Apenas tenemos dinero para mantener el lugar en pie. No sabemos cuánto costara traer al inspector, y si él dice que debemos hacer alguna reparación no sé qué vamos a hacer. Yo... Yo...

Nadie se atrevió a decir alguna otra palabra al ver al hombre desmoronarse de ese modo. No había alguna otra persona que amara ese lugar más que Hoon Jung, por lo que verlo derrumbarse de esa forma era desolador, como si fuera el final.

— Deja de llorar —ordenó Sehun—. Vamos a resolverlo.

— ¿Cómo? —Preguntó bruscamente, afectado por la frustración.

— Primero que nada, iré hablar con la directora para que nos permita tomar a los niños y llevarlos a un lugar donde estarán más cómodos. Sé que Lay no me dirá que no y lidiara con su estúpido novio para que los chicos pasen ahí un tiempo.

— ¿Los llevaras con Suho? —Soltó incrédulo Chanyeol.

— Son veinte niños, no hay forma que él acepte así sin...

— Entonces la pequeña Eun Ji, Kwan Min y Jeon Hyun vendrán a casa conmigo. Ellos son los más jóvenes por lo que JunMyeon hyung no podrá tratar con unos bebés, pero mi madre no dirá que no —ofreció Luhan.

— Luhan —llamó Jung conmovido.

— Lo que deja un total de diecisiete niños que ambos podemos manejar —dijo determinado Baekhyun—. Con nosotros ahí, no hay manera en la que ellos no puedan hacerlo.

— Dieciséis —intervino Sehun—. DongHo vendrá a casa conmigo. El idiota novio de Lay perderá los estribos en el segundo en que ambos se crucen y si no quieres que se vuelva loco, tendrás que dejar que él vaya a casa conmigo.

— Yo también puedo llevar a las pequeñas gemelas Choi, mi madre ama a los niños y nos va ayudar —aseguró Chanyeol.

— Minki y Jonghyun también pueden venir conmigo, mi apartamento es pequeño, pero mamá y yo podemos recibirlos a ambos —ofreció Kyun Min.

— N-Nosotros no podemos ayudar de ese modo, pero podemos ir a apoyarlo a cuidar de los chicos —dijo Cherry.

— Chicos... —Llamó al borde del llanto.

— Tampoco te preocupes por el inspector, investiga cuanto nos costara traer uno y conseguiremos el dinero —indicó Sehun.

— Sehun tiene razón, sé que, si lloriqueó lo suficiente, YiFan g“ aceptara pagarlo. Es más, si juego bien mis cartas, incluso aceptara pagar las reparaciones si es que son necesarias —afirmó alegremente.

Y tal como todos habían presenciado que era aquel peculiar sujeto y lo mucho que adoraba hacer lo que Luhan le pedía, realmente no era tan imposible que sucediera como él decía.

— Chicos, ustedes... —Murmuró con su voz quebrada—. Ustedes son realmente una bendición.

— Deja de decir tonterías y de lloriquear —bufó Sehun—. Mueve tu lamentable humanidad y ve con la directora para convencerla de cooperar con nosotros —ordenó.

— Llamaré a mamá para ponerla sobre aviso —dijo un animado Luhan.

— Haré lo mismo. —Kyun Min y Chanyeol se unieron.

— Bien, cuento con ustedes. Me haré cargo de llamar a Lay.

Todos asintieron y antes de que el mayor se diera cuenta, Baekhyun lo estaba arrastrando en dirección a la oficina de la directora para convencerla de hacer lo que tenían planeado.

Ella no cedió fácilmente, todos sabían que había procedimientos y reglas, que no sería algo de solamente comunicárselo a ella, aun así, ninguno de ellos se rindió, recalcando constantemente lo único que podría debilitar la casi inquebrantable postura de la dulce mujer.

Eso era el bienestar y tranquilidad mental de los niños.

Ella sabía que sus recursos económicos eran insuficientes para inmediatamente llamar al inspector. A duras penas habían logrado pagar el trabajo del plomero, solo pidiéndole a sus empleados que por ese mes aceptaran recibir un pago inferior al normal era que lo había conseguido.

Era una bendición que desde hacía dos meses Baekhyun hubiera dicho que no quería seguir recibiendo pago alguno por estar prestando sus servicios a ellos. El niño era el mejor voluntario que hubiera tenido y laboraba una jornada completa como cualquier otro empleado del lugar.

Con todo eso en mente, simplemente lo que Sehun y los demás sugerían era su mejor oferta. Teniendo que aceptarlo al final, esperando que fuera solamente por un par de días.

— ¿A dónde vamos?

Era la pregunta que varias de las tiernas voces habían estado repitiendo por un rato. Todos mirando algo nerviosos a sus profesoras y cuidadores tomar algunas cosas y empacarlas con prisa.

— No se preocupen, iremos a casa de un amigo para una pijamada por esta noche.

— ¿Qué amigo? —Interrogó alguien más.

— Bueno...

— ¡Niños!, ¿listos para la pijamada más épica de sus vidas? —Exclamó un emocionado Lay, entrando sin molestarse en anunciarse.

— ¡Yixing hyung! —Gritaron a coro los pequeños mientras corrían a su encuentro.

Su risa encantadora llenó la habitación, al igual que la risa descontrolada de Chanyeol al ver la cara de genuino pánico de JungMyeon que era arrastrado por Yixing en primer lugar.

— ¿De verdad iremos a una pijamada en casa de oppa? —Preguntó la encantadora Jennie.

— Por supuesto, así que dense prisa y empaquen sus cosas.

Los alborotados pequeños se movieron por sí mismos para terminar de empacar sus cosas, la mirada espantada de la pareja del dulce chico de hoyuelos fue hasta Luhan, quien solo pudo sonreír a forma de disculpa.

Algunos autos que solo podían ser calificados como ostentosos, esperaban fuera y los hombres esperando junto a ellos apenas lograron reaccionar al ver la multitud de infantes corriendo con emoción desbordada hacia ellos a la espera de que los dejaran abordar los vehículos.

— Muy bien, chicos —llamó Lay—. Ayuden a nuestros invitados de honor a acomodarse.

El grupo de hombres apenas logró asentir a las órdenes del jovial joven, el único ahí que parecían pasarla bien con la situación era el joven ZiTao que parecía tenerla realmente fácil ayudando a tres pequeñas niñas a ponerse el cinturón de seguridad. Ellas ya parecían encantadas con el guapo chico.

— Gracias por hacer esto, señor Kim. No sé cómo podré pagárselo —habló la gentil directora.

Al ver a la dulce mujer tan conmovida por su ayuda, el hombre únicamente pudo suspirar resignado y decirle que no era nada. Que le alegraba ser de ayuda, lo cual era una gran mentira si uno consideraba que la única razón de que estuviera ahí era por su falta de fuerza de voluntad para negarse ante cualquier pedido de Yixing.

Tres autos más aparecieron rápidamente uniéndose a todo el alboroto, de los tres bajaron cuatro hermosas y elegantes mujeres, tres de ellas usando impecables trajes sastres mientras la cuarta, la más joven también, llevaba un encantador vestido blanco que resaltaba su vientre apenas abultado.

— ¡Mamá! —Llamaron al unísono tres de los adolescentes, ganándose una sonrisa amorosa de tres de ellas.

— Se-Señora Wu, señora Park y señora Kang —llamó rápidamente Hoon Jung—. ¡Muchísimas gracias por aceptar esta repentina petición! ¡Perdonen nuestra incapacidad que les causara molestias!

— No es ninguna molestia en absoluto —respondió la entusiasta señora Wu—. Ahora... ¿Dónde están los tres pequeños que vendrán con nosotros a casa?

— Bueno...

— ¡Mamá! —Llamó risueño Jeon Hyun, aferrándose a Luhan entre risas.

— ¡Ya te dije que no soy tu madre! —Chilló abochornado Luhan.

El pequeño se rio jovial, contagiando al pequeño Kwan Min de apenas seis meses, entre tanto la tierna Eun Ji de tres meses, arrugaba su ceño amenazando con despertar por el ruido de las risas contrarias. Las miradas de la señora Wu y LiXue brillaron al enfocar a los bebés, la primera en avanzar fue la señora Wu, chillando al casi arrancar al dulce Jeon Hyun de los brazos de su hijo.

— Dios mío —soltó risueña—. Mi nieto es la cosita más linda del mundo.

— ¡Mamá!

Ella se rio con ganas al igual que el niño en sus brazos. LiXue estaba a su lado prácticamente temblando mientras le entregaban a la pequeña dormida.

— Es tan hermosa y pequeña —musitó con la voz un poco temblorosa.

Luhan las miró sintiéndose algo tonto por haberse preocupado por su posible reacción en primer lugar. Él debió saber desde el primer segundo que ellas estarían realmente felices de poder cuidar de esos tres pequeños.

De reojo, echó un vistazo en la dirección en la que Chanyeol presentaba a las pequeñas gemelas de diez años con su mamá. La mujer parecía tan encantada como su madre y cuñada. Al igual que la adorable señora Kang que ya se presentaba con los dos pequeños de siete años que hospedarían por un tiempo.

— A-Li, ¿por qué no llevas a los niños al auto mientras yo habló algunas cosas con el joven Hoon Jung? —La encantadora mujer asintió con entusiasmo, dando la vuelta con la pequeña en brazos.

— Tú no, Xiǎolù —indicó, deteniendo el andar de su hijo, que tenía la intención de ayudar a su cuñada.

En su lugar, dos de las profesoras y asistentes del lugar llevaron a los dos infantes para ayudar a la hermosa joven. Entre tanto, a Luhan le tomó casi un minuto darse cuenta de porque su mamá acaba de detenerlo, sumado a ello probablemente tampoco lo hubiera notado si ella no hubiera levantado su mentón y fijado su vista en su labio roto.

Decir que entró en pánico total para sus adentros, sería total y absolutamente correcto. Sin embargo, se aseguró de no volver la mirada en dirección a su novio para no crear malos entendidos, a pesar de que él ya estaba a su lado, listo para soltar alguna explicación creíble.

— Eso fue absoluta y totalmente mi culpa. Lo lamento muchísimo, señora Wu.

La sorpresa fue un poco mal disimulada por algunos de sus amigos y por él mismo, al ver a Jackson de pie ahí mientras hacía una solemne reverencia.

— Sé que no es excusa decir que fue un accidente mientras jugábamos, pero le prometo que no lo hice con mala intención. Me siento fatal por lo sucedido y si sirve de algo, ya le he pedido disculpas a Luhan también.

— Oh, sí fue un accidente entonces no pasa nada —aseguró con una cálida sonrisa.

— No, de verdad lo lamento.

— Pero...

— No, Jackson tiene razón. Yo también le ofrezco mis disculpas, no cuide adecuadamente de Luhan pesé a que usted siempre pone toda su confianza en mí.

— Oh...

Fue todo el sonido que la bella mujer pudo emitir al ver a Sehun unirse a la reverencia de Jackson. Luhan prácticamente corrió a detenerlos, más que nada aterrorizado por la cara de absoluta culpa de su novio.

— Basta, basta —ordenó—. Mamá ya dijo que está bien y no es para tanto, de todas formas. Fue un accidente y yo estoy bien.

Sehun compartió una sonrisa con su querida suegra antes de encerrar a su avergonzado novio en un abrazo.

«Es el amor de mi vida, la única persona que me hizo sentir amado y vivo desde la primera vez que lo vi. Mi deseo ahora es estar con él por el resto de mi vida, por lo que, dicho lo anterior... yo... simplemente sus defectos no importan para mí, porque con o sin ellos lo seguiré amando...»

El recuerdo de esas palabras, las acciones en ese momento y hasta la sola presencia de esa mujer hicieron al chico rechinar los dientes mientras su mirada cargada de desprecio chocaba con los ojos castaños de Luhan que le devolvían la vista con nada menos que desinterés.

— Bueno, mejor será ponernos en marcha para poner a los niños cómodos cuanto antes —sugirió la adorable madre de Luhan.

— Tiene razón —apoyó Hoon Jung—. Nosotros tendremos que ir con el señor Kim y Yixing ya que ellos necesitaran más de nuestro apoyo, pero no dude en llamarnos si necesita cualquier cosa.

Ella asintió, pidiéndole a Luhan terminar de despedirse para ir con ella. Una sonrisa preciosa fue lo último que vio de su parte, casi atontándolo lo suficiente para casi no detener al pequeño mocoso que tenía la intención de ir tras el grupo de Baekhyun.

— Tú vienes conmigo —sentenció, sujetando su sudadera en el último minuto.

— ¿Qué? ¿Por qué? —Interrogó inconforme.

— Porque sí.

La respuesta era totalmente absurda y la directora solamente le dijo que la familia Oh iba a ser muy buena con él cuando buscó su ayuda con la mirada.

— Pero... ¿Por qué con él? ¿No puedo ir con el tipo al que le dieron la paliza de su vida y su agradable familia?

El ceño de Sehun se frunció al instante y Baekhyun se apresuró a detener la impertinente boca del menor, sabiendo bien que las nuevas heridas de Luhan eran un tema algo delicado aún para Sehun.

— Estará bien, DongHo —prometió—. Yo vivo ahí también, así que nos veremos mucho.

De mala gana el niño asintió, aceptando silenciosamente ir con aquel tipo que todavía no terminaba de agradarle del todo. La mujer mayor que dirigía el lugar se acercó para un rápido abrazo y recordarle que debía ser cortes con las personas que le darían alojamiento temporal. Él prometió ser bueno también.

— Se-Sehun —llamó Kyungsoo al ver su genuina intención de largarse de ahí—. ¿Te irás?

— Sí, tenía planeado pasar el resto de la tarde con Luhan, pero ahora que él se ha ido y yo tengo a DongHo conmigo, lo mejor será llevarlo a casa para que se instale —respondió con simpleza.

— Bueno, todavía no es tan tarde, así que si quieres podríamos...

— Ya me quiero ir —habló DongHo con impaciencia.

No era tonto y supo que el tipo ahí hubiera roto algo en su cuerpo de haber podido hacerlo, debido a su intervención. Había sido blanco de esa misma miradas más veces de las que recordaba como para no saber su significado.

— De acuerdo —aceptó Sehun—. Lo siento, será en otro momento.

Él asintió a regañadientes, dejando a Sehun marcharse con el impertinente chiquillo. Quien parecía repentinamente de mal humor por alguna razón que Sehun ni siquiera podía entender.

— Oye...

— Si ya sales con el rarito que parece tu loco fan, no deberías andar por ahí dejando que otro te coquetee de ese modo —farfulló.

— ¿De qué rayos hablas y a quién demonios llamas rarito? —Espetó.

— Has el tonto tanto como quieras, pero tú sabes lo que hiciste —bufó—. Mejor sácame de aquí.

Sehun decidió no continuar peleando con el molesto mocoso, sacándolo de ahí y a cambio teniendo la venganza perfecta al descubrir lo aterrorizado que había estado el mocoso durante todo el trayecto en motocicleta hasta su casa.

— ¡Es-Estás loco! ¡Manejas horrible! —Exclamó enojado y asustado en la misma medida. Sehun se echó a reír con ganas.

— Eres un pequeño cobarde, ¿no es así? —Soltó arrogante.

— ¡Le contaré a él que fuiste un idiota conmigo!

Él se llama Luhan, niño tonto. Él tampoco va a enojarse conmigo por tu causa.

— Tú...

— Como sea, trae tus cosas y entra de una vez a la casa.

El niño refunfuñó siguiendo a su estúpido cuidador a la sorprendentemente bien cuidada residencia. Tan pronto entraron, una pequeña bola de pelos con un andar algo extraño los recibió, saltando graciosamente mientras ladraba agudamente.

El chico estuvo a punto de hacer algún audaz comentario sobre la mascota del más alto, cerrando la boca de golpe cuando el perro más grande que hubiera visto en su vida apareció al fondo del pasillo, mirándolo fijamente. No se atrevió ni a moverse.

— Ni se te ocurra, Jiāo Táng. Si te lo comes lo más seguro es que te enfermes y no tengo dinero para llevarte al veterinario —dijo el odioso tipo, pasando junto al tenebroso animal de lo más tranquilo. El can pareció bufar, dando la media vuelta para seguir al más alto—. ¿Vas a quedarte ahí toda la tarde?

Masculló una maldición para él y se juró que definitivamente iba a contarle a Luhan sobre su comportamiento, avanzando todavía más dentro de la residencia, deteniéndose en seco en la entrada del comedor ocupado por dos adultos que no sabía estarían ahí.

— ¿Eres idiota acaso? ¿Tienes una maldita idea de lo tarde que llegaremos aquí si hago lo que pides?

— Y llegaremos más tarde si no mueves tu jodido culo perezoso ahora —espetó Sehun.

— Sí que tienes bolas al hablarme de ese modo, malcriada mierdecilla —masculló entre dientes y con una sonrisa espeluznante.

— Tú fuiste quien dijo que me llevaría —señaló fastidiado.

— Sí, pero no cuando el puto sol ya se ocultó —resopló.

— Sehun —llamó la única dama en la habitación, también la única que había estado viendo en dirección al pequeño invitado—. ¿Quién es?

— Oh, sí. Él es DongHo y se quedara con nosotros mientras hacen algunas reparaciones en deditos pintados —soltó como si nada.

— ¿Y planeabas decirnos cuándo? ¿En un mes? —Gruñó el mayor.

— Lo siento, DongHo. Como puedes ver, no teníamos ni idea. Me llamó Jessica —se presentó la guapa mujer.

— Yo soy Jung Sun, el padre de ese imbécil de allá.

— No es mi padre, un padre si llevaría a su hijo a Incheon como lo prometió —masculló Sehun.

— Por el amor de...

— Dijiste que lo harías —recalcó.

— Oigan, podrían dejar de pelear frente al invitado —pidió Jessica.

— No es mi culpa, díselo al hombre cuya palabra vale nada.

— ¡Joder, eres una mierda muy molesta! ¡Toma tus putas cosas y sube al jodido auto antes de que decida patear tu trasero!

En menos de un minuto, DongHo descubrió que esas personas eran muy extrañas y que sí, acaso él había creído que tendría una bienvenida cálida y llena de atenciones para hacerlo sentir cómodo, era un ingenuo.

Su cuidador y la persona que se hacía llamar su padre se habían ido sin mayor explicación. Regresando solamente cuando el reloj marcó la media noche, con el mayor de ellos más que irritado y Sehun completamente feliz al teléfono. Ambos llevando cada uno dos cajas no muy grandes y polvosas.

En todo ese tiempo, él se había quedado junto a la simpática dama con la cual había intercambiado un par de palabras, cenado y veía la televisión en ese momento.

— ¿Por qué no te has dormido? —Preguntó el mayor, cortando finalmente su llamada y con ello borrando la cara de idiota que tenía.

— Ummm... supongo que eso sería porque un tarado se largó y ni siquiera me dijo dónde podría poner mis cosas —soltó altanero.

Sehun frunció el ceño ante la respuesta y la risa casi maniaca de su tío.

— Ah, el niño y yo nos llevaremos bien —aseguró Jung Sun—. Vamos, chico. Te daré su habitación, él puede dormir en la sala.

— Dormiré en la habitación de Baekhyun —respondió con calma—. Por cierto, DongHo.

— ¿Qué?

— No intentes nada raro o Jiāo Táng podría despedazarte —advirtió con una maliciosa sonrisa.

— Co-Como si fuera a tenerle miedo a tu tonto perro —bufó, siguiendo al hombre mayor hasta la segunda planta.

La habitación no era tan mala, se acomodó relativamente fácil, sin embargo, siempre había sido del tipo que era incapaz de dormir si no era en su casa. Le había pasado antes en Deditos pintados, le había tomado un tiempo poder bajar la guardia y no tener pesadillas para poder dormir ahí. Sin embargo, estaba pasando de nuevo ahora.

Recordaba que antes, una noche de insomnio, la directora del orfelinato le había ofrecido algo así como leche dulce y luego de beberla, había podido dormir. Por lo que, tal vez, si conseguía más podría ser capaz de dormir.

Con ello en mente, se levantó de la cama y decidió bajar a la cocina. El padre del tipo tarado había dicho que podía andar por la casa como quisiera, así que debería estar bien. Aun así, se aseguro de echar un vistazo antes de salir y no, no porque le tuviera miedo al estúpido perro del idiota aquel.

Todos parecían estar dormidos y por eso casi gritó cuando se encontró con Sehun al entrar a la sala de estar. Él lo miró con una ceja arqueada por apenas unos segundos, antes de volver toda su atención a las viejas hojas que revisaba.

Él tampoco se quedó mucho más tiempo, yendo directo a la cocina para buscar lo que necesitaba. Solo que en la nevera solamente parecía haber leche común, ponerle solo azúcar no parecía lo ideal, estaba seguro de que así no se preparaba.

— ¿Buscas algo? —La voz de Sehun lo asustó, provocando que casi derramara la leche. Él lo enfrentó con el ceño fruncido entonces.

— Leche dulce —susurró débilmente, tal vez él ni siquiera lo había escuchado.

O eso pensó, antes de verlo avanzar y tomar la leche de sus manos, lo observó servirla en una taza y a continuación, ponerla en el microondas. Cuando estuvo lista, él únicamente agregó una cucharada de miel y finalmente se la entregó. Dando el primer sorbo con desconfianza, descubrió que sabía igual a la que había tomado antes.

— Esto...

— Ven a terminarla a la sala —indicó.

Lo siguió silenciosamente, manteniéndose de ese modo mientras él continuaba revisando las viejas hojas que había en las cajas que antes habían traído junto con su padre. Sin embargo, el silencio era muy incómodo como para que fuera capaz de mantenerlo.

— ¿Cómo sabes hacer leche dulce? ¿La directora te enseñó?

— Yo le enseñé a ella —respondió sin desviar su atención.

— ¿Tú?

— Sí.

— Supongo que es algo que tu mamá hace para ti —murmuró.

— No, es algo que solamente Luhan hacía para mí. —La sorpresa pintó una graciosa mueca en el rostro del niño, una de la que Sehun no pudo no reírse.

— ¿Qué es tan gracioso? Es lógico para mí pensar que fue algo que tu mamá hacía, ella parece muy dulce. Tu padre es algo extraño, pero también parece ser una buena persona.

— Ellos no son mis padres —aclaró.

— ¿Cómo qué no? El señor Jung San dijo...

— Él es mi tío y ella es Jessica, su novia además de una vieja amiga mía —explicó.

El menor frunció el ceño, recordando que desde un inició parecía algo lógico si reparabas detenidamente en las actitudes de Sehun con la hermosa mujer. Ella parecía también algo joven como para ser su madre y ellos no parecían ciertamente madre e hijo desde los rasgos físicos tampoco.

— ¿Por qué tu tío se presenta como tu padre entonces? —Interrogó, sospechando de alguna forma la respuesta.

— Porque él me crio como su hijo y para mí también es el único hombre que puedo llamar de ese modo.

— ¿Él te crio?

— Sí, mi madre me envió con el cuándo era muy pequeño.

— ¿Por qué?

— Porque le daba miedo que su esposo pensara que yo era gay y la culpara a ella por eso.

— ¿Por qué sería su culpa el que tú fueras gay?

Sehun, que había estado respondiendo las preguntas del niño sin mayor interés o verdadera atención, dejó lo que hacía para mirar en su dirección con el ceño fruncido.

— Yo no soy gay —sentenció solemne. La expresión del niño se desencajo.

— Amigo, tú literalmente sales con un hombre. Él podrá ser todo lo bonito que tú quieras, pero estoy cien por ciento seguro que es un tipo y no una niña.

— Eso no me hace gay.

— Seguro —bufó—. ¿Qué te hace entonces?

—Mmm... creo que soy pansexual.

— ¿Qué?

— Lo investigue, el termino se usa para describir a quienes se sienten atraídos por las personas sin importar su género. Es decir, le atraen las cualidades de una persona; su manera de pensar, personalidad, valores, humor, belleza, etc. Todo es más allá de su género u orientación sexual, en otras palabras, le atraen las personas por lo que son, por su individualidad y por ser únicas —explicó—. En conclusión, si yo amo a Luhan por el hecho de solo ser Luhan, eso me haría pansexual, ¿verdad?

Él asintió dudoso, demasiado avergonzado como para admitir que en realidad no había entendido nada de lo que el rarito acaba de decirle. Afortunadamente, su vaga respuesta pareció tenerlo satisfecho.

— Como sea, sobre lo de tus padres...

— Ya deberías imaginarlo —respondió a la pregunta no hecha—. Yo fui el peor error de ella y el saco de boxeo de él. Lo único bueno que alguna vez hizo por mí, fue enviarme con mi tío, aunque ella en ese momento pensó que estaba lastimándome.

Él no comprendió por que la madre del mayor lo habría enviado lejos con la intención de lastimarlo, pero ciertamente entendió la parte de ser el saco de boxeo.

Normalmente, si ese hombre se ponía violento, su madre siempre trataría de intervenir, dejándolos a ambos heridos. Sin embargo, y aunque nunca pudo comprender porque ella continuaba a su lado si entendía en cierta medida que él era una amenaza para ambos, todavía podía decir que ella lo amaba lo suficiente como para intentar protegerlo.

Recordaba que había sido un infierno lidiar con aquel hijo de perra, lo había logrado solamente porque ella había estado ahí para él. La persona frente a él en cambio, no había corrido con tanta suerte.

Simplemente le era imposible imaginar como él lo había logrado, tal vez era gracias a ese hombre que se colgaba a sí mismo el título de padre.

— ¿Ella de verdad...?

— Sí.

— Debes odiarla.

— Debería, tal vez —murmuró—. Simplemente no puedo, donde quiera que este, yo de todo corazón espero que este bien, que pueda rehacer su vida y que sea muy feliz.

— ¿Por qué?

— Porque la amo.

Una respuesta tan simple, tan bonita y honesta, pero también algo injusta para él. Era injusto que le diera la espalda a su hijo de esa manera y que él continuara amándola como si sus errores no existieran.

— ¿Estás pensando que soy un tonto? —Interrogó tranquilamente.

Lo hacía, todavía así se atrevió a mentir y negó con un movimiento de cabeza. Diciéndose tal vez que era muy joven para entender las razones que él tenía para guardar en su corazón un lugar para esa persona.

— Como sea... ¿Qué son todas esas hojas viejas?

— Esto —alzó la hoja en su mano—, es el regalo de cumpleaños de Luhan.

Una vez más, el menor se dijo a sí mismo que ese tipo era muy extraño y que tratar de comprenderlo era casi imposible, por lo que solamente debía dejarlo ser.

— ¿Qué no tenías dinero para comprarle algo? —Espetó.

— Por supuesto que tengo dinero.

— Entonces solo eres un maldito tacaño —resopló.

— Por supuesto que no —aseguró ofendido—. Esto es solo uno de sus regalos.

— ¿Uno?

— Le daré un regalo por cada año que llevó conociéndolo y uno realmente bueno por su cumpleaños —explicó con orgullo.

— ¿Lo que sería...?

— Diez regalos por los años que llevó conociéndolo, más el de su cumpleaños —respondió—. Este será uno de los primeros. Son todas las cartas que le escribí mientras vivía en Incheon; solía escribirle una por día, pero nunca fui capaz de enviarlas.

— Wow, sí que eres cursi —soltó con falso asco—. Así que... ¿Por qué las revisas?

— Porque no todos los días estaba feliz, y no voy a darle a él las cartas que escribí cuando me sentía miserable. Luhan solo se pondría triste.

Desde ese punto de vista, él tenía un buen argumento y ya podía imaginar a su fan el rarito todo depresivo por leer las cartas de sus días malos. La leche poco había hecho por ayudarlo a dormir, así que tan sólo tomó algunas de las hojas en la caja y empezó a revisarlas. Sehun no se opuso, señalándole donde estaba poniendo las que le iba a entregar a Luhan y donde las que iba a desechar.

No supo cuánto tiempo les llevó, o cuantas cartas realmente vergonzosas había revisado hasta cerrar los ojos finalmente derrotado por el cansancio. Tampoco notó cuando alguien lo levantó del duro suelo y lo llevó hasta la mullida cama, cubriéndolo con las mantas.

La persona que hizo todo eso tampoco hizo mucho ruido al salir de la habitación para poner un poco de orden a la sala de estar y prepararse para la escuela. Tomó un rápido desayuno con Jessica y su tío antes de salir a prisa de su hogar.

Igual que cada mañana que su motocicleta aparcaba frente a esa residencia, la graciosa figura de su novio lo saludó como cada mañana. Reafirmándole que era su presencia lo que había logrado que llegara hasta ese punto.

Por ello, haría que el sábado, su precioso amor supiera cuanto agradecía que alguien en algún lugar decidiera que era buena idea juntar sus caminos.

— Bien, como dije en el mensaje, está reunión a escondidas de Luhan es para planear todo para su cumpleaños —anunció al grupo que se ocultaba en la sala de reuniones del club de física.

— Oh, no —habló Baekhyun—. Si tú crees que pasare una vez más por el estrés de planear otra jodida fiesta de cumpleaños, estás...

— ¿Y quién dijo que tú estabas invitado? —Espetó—. Ustedes van a ayudarme con esto, pero si alguno tiene la brillante idea de aparecerse ese día o si quiera llamar, van a desear no haber nacido —advirtió, viendo con satisfacción a todos asentir con obediencia.

— Si, lo que sea. ¿Qué tienes planeado para el sábado entonces? —Interrogó Baekhyun.

— Error —señaló—. Todo se hará el viernes en la noche, quiero ser el primero en decirle feliz cumpleaños. Además, el sábado su familia también querrá estar con él.

— Que ahora menciones a la familia, no quita lo espeluznante en tu oración de obviamente querer acapararlo —señaló Jackson.

— El tipo que fue rechazado por Luhan no tiene opinión aquí —soltó con burla.

Chanyeol dejó ir una carcajada ruidosa, cerrando la boca solo cuando su novio decidió darle un codazo. Jackson le mostró el dedo medio al fastidioso tipo frente a ellos y aguardó a que él decidiera continuar con la explicación de sus planes para el viernes en la noche.

— Bien, tenemos menos de dos días para lograr esto. Todo fue cuidadosamente planeado por mí y si algo sale mal, los matare a todos —sentenció.

— ¿Por qué tendría que ser culpa nuestra si algo salé mal? —Farfulló Kyun Min.

— Porque son ustedes—bufó.

— ¡¿Qué se supone que significa eso?! —Exclamó indignado.

— Sí me pusiera a explicártelo me llevaría todo el jodido día —resopló—. Ahora cierra la boca que tenemos menos de una hora antes de que Luhan terminé con el equipo de soccer y venga a buscarnos.

Kyun Min hubiera querido enfurruñarse y continuar su rabieta, pero sabía que Sehun tenía razón y que debían darse prisa. Por lo cual, solo por esa vez exclusiva, él iba a dejar pasar las tonterías de su amigo.

— Como dije antes —continuó Sehun, arrojando frente a ellos tres carpetas—, todo fue cuidadosamente planeado por mí. En esas carpetas encontrarán a detalle lo que harán a partir de mañana, aun así, les explicaré paso a paso.

Todos se miraron entre sí, completamente seguros que su amigo necesitaba visitar al psiquiatra de Luhan. La única verdaderamente emocionada era Cherry, escuchando con atención a Sehun, mientras el resto solo podía resignarse y cooperar.

Bien, esos dos días definitivamente serían largos.

 

***

 

— De acuerdo, eso es todo por hoy. Vayan a las duchas.

— ¡Sí, capitán! —Respondieron en una exclamación grupal.

Todos se apresuraron a salir del campo, exceptuando a Luhan, que voluntariamente se quedó para ayudar a su todavía capitán a ordenar el equipo de entrenamiento.

— ¿Qué tal tu primer día como capitán, Lu? —Preguntó sonriente.

— Imposiblemente nervioso, pero creo que no lo hice tan mal.

— Creo que es normal eso de estar nervioso, todavía así mostraste un gran papel hoy. Claro, dejando de lado esa parte donde tartamudeaste todo el discurso de aceptación para el puesto —se burló.

— Hyung, no te burles. Estaba muy nervioso —farfulló.

No le hizo mucho caso, revolviendo su cabello de forma bromista. Un carraspeo algo torpe llamó su atención y al mirar tras ellos, se toparon con la tímida figura de Hyun Jae, que igual de nervioso que siempre, les dijo que ayudaría a poner todo en orden.

— Bueno, creo que es todo. Vayan ahora a las duchas —indicó.

— Lu-Luhan sunbae —llamó torpemente el más joven—. S-Sí no es una molestia... ¿Po-Podrías regalarme un par de minutos? —Balbuceó con el rostro rojo de vergüenza.

Un escalofrío recorrió al nombrado, mientras el mayor de los tres hacía una ridícula expresión de asombro. Que obviamente tenía por único objetivo el molestar a Luhan, quien lo miraba en estado de pánico, suplicando silenciosamente por ayuda.

— Cla-Claro —aceptó a regañadientes.

— En ese caso, este hyung se va para que puedan charlar. Buena suerte —dijo, mostrando dos pulgares arriba mientras se retiraba.

Luhan deseó con todas sus fuerzas poder romperle las piernas, también deseó que su novio apareciera de la nada y lo arrastrara fuera del campo como siempre solía hacer. Sin embargo, ninguna de las dos pasó y tuvo que seguir rígidamente a su dongsaen hasta las gradas para charlar.

Ambos se sentaron y permanecieron en silencio como por cientos de años, desde la perspectiva de Luhan. En su corazón, él rezaba para que ese incomodo silencio durara para siempre y por ello mismo, se tensó horriblemente cuando Hyun Jae suspiró ruidosamente.

— Ho-Hoy, durante el discurso del capitán Jong Min... —Comenzó y Luhan quiso salir corriendo—. M-Me quede pensando que él tenía razón.

— ¿E-En qué?

— So-Sobre que debemos arriesgarnos ahora que somos jóvenes, que aprovechemos este momento y que no dejemos pasar cada oportunidad que se nos presenta. Debemos ir y tomar lo queremos con nuestras propias manos sin miedo, debemos ser imprudentes y simplemente saltar al vació sin temer. Es por eso... por eso... ¡Sunbae! —Exclamó determinado.

— ¡¿Qué?! —Tartamudeó aterrorizado.

— Necesito hacer eso ahora, necesito saltar al vacío sin temer —sentenció solemne—. He guardado esto en mi corazón ya por mucho tiempo y debo decirlo en voz alta ahora.

— ¡N-No, no es necesario! —Chilló—. Te-Tener miedo algunas veces también está bien. Hyung algunas veces se equivoca con lo que dice —declaró alterado.

— No, él tiene razón —afirmó—. Luhan sunbae, por favor solo escucha —insistió, tomando entre sus manos las manos contrarias.

En escalofrío espeluznante recorrió a Luhan desde el último de sus cabellos hasta los dedos de sus pies. Comenzó a sudar frío y, de no ser porque su cuerpo estaba paralizado, habría salido corriendo de ahí a los brazos de Sehun.

— Y-Y-Y-Y-Yo...

— ¡Luhan sunbae, me gusta...!

— ¡Me halaga muchísimo, pero yo no puedo...!

Con ambos gritando de ese modo, uno debido a los nervios y el otro poseído por la desesperación, las oraciones fueron realmente confusas al final. Ambos se miraron sin palabra alguna, el menor con el ceño levemente fruncido y Luhan completamente lívido.

— Sunbae, ¿qué tiene que ver el hecho de que te sientas halagado, con mi confesión sobre que me gusta Kyun Min sunbae? —Farfulló.

— ¿Q-Qué dijiste? —Interrogó Luhan torpe.

— E-Eso, te pedí quedarte para contarte mi secreto y pedirte ayuda. É-Él siempre me dice que soy como un hermanito, pe-pero yo no quiero ser visto de ese modo —musitó tímidamente—. Aunque no entiendo porque tú te sientes halagado por eso.

— Bu-Bueno, es porque él es un amigo muy amado por mí. Así que como tú también eres muy especial para mí... Y-Yo como que me siento halagado de haber sido quien los presento —explicó, tal vez muy seguro de que nadie podría creerle eso.

Para su buena fortuna, Hyun Jae lo hizo. Sus inocentes ojos incluso resplandecían de emoción al ver la aceptación de Luhan acerca de sus sentimientos.

— Muchas gracias, sunbae. Yo sabía que podría contar con tu ayuda.

Luhan no estaba del todo funcional, aceptando apenas el efusivo abrazo del chico y dando un par de palmaditas en su espalda. Preguntándose porque él siempre terminaba metiéndose en problemas tan extraños.

— Bien, estoy listo para recibir tu guía, sunbae —dijo con seriedad—. Ilumíname.

— Y-Yo no... No sé qué te podría decir. Es decir... ¿Realmente tienes sentimientos por él? ¿No estás confundiendo las cosas? —Interrogó con algo de incomodidad.

— No, yo no...

— Min parece alguien despreocupado, pero tiene un corazón realmente frágil. Lo han decepcionado tantas veces que me da miedo que una vez más le hagan eso. Él siempre dirá que está bien y mostrara su mejor cara, pero yo sé que muy en el fondo, él va a llorar y sentir que otra vez sus ilusiones se derrumbaron.

El recuerdo de algunos meses atrás, cuando su querido amigo lo había llamado para decirle que Jackson finalmente había dejado en claro sus sentimientos, hacía doler su pecho. Él, el mismo chico que se había presentado ante todos con una sonrisa al día siguiente, había llorado por tres horas preguntándose porque otra vez pasaba lo mismo.

No culpaba a nadie, él nunca lo hizo, sabía que nadie podía controlar los sentimientos como para decidir a quién amar. Aun así, sentirse herido era inevitable, llorar era parte de ello también y duraría algún tiempo, Luhan lo había escuchado todo lo que había tenido que durar. Lo haría las veces que fueran necesarias, por ello no podía evitar sentirse preocupado de verlo salir herido una vez más.

— ¿Qué siente, sunbae? ¿Cuáles son tus sentimientos cuando esa persona está frente a ti? —Preguntó quedito.

— Eso...

— Yo, cuando veo a esa persona, siento mucho miedo. Miedo porque mi corazón se acelera tanto que mi pecho duele, no puedo hablar porque temo más que nada que algo tonto salga de mis labios y él se ría de mí. Siento como si comenzara a sudar a mares de lo nervioso que es tenerlo cerca —confesó.

La sorpresa dibuja en su rostro, mudo entre tanto observaba al joven sonrojado que decidía contarle en voz alta lo que bien podría ser su más íntimo secreto. Sus sentimientos eran algo que comprendía bien, él mismo había recorrido ese mismo sendero y no dejaban ya ninguna duda de su genuinidad.

— Cada vez que lo veo, siento mi cuerpo temblar o congelarse. No importa lo que haga, siempre que él está presente yo siempre terminaré mirándolo solo a él y cuando sonríe... —Sus labios se apretaron y su rostro ya rojo, únicamente se volvió en un tono más intenso—. Antes de eso, yo solo creía que era un mero gesto y nada más, pero verlo hacerlo es como... Yo me siento ansioso si pienso que no lo veré sonreír al menos una vez al día. Sé que digo que da miedo, pero también es lo más increíble que he experimentado en mi vida. Yo, sabía que me gustaban los chicos desde secundaria, pero...

El agarré en sus manos se volvió férreo, la ansiedad se vislumbraba en los esos ojos marrón que siempre parecían brillar de alegría, como si de ese momento dependiera su vida entera.

— Hyung —llamó con suplica—, te juro que no miento. De verdad, aquel verano en que inicie mi primer año en esta escuela, chocar con ese sunbae en la entrada fue la mejor cosa que pudo haberme sucedido. Cuando supe que era uno de tus mejores amigos y que había una forma de acercarme, yo... Tan sólo, por favor, ¡te juro que cuidare bien de tu precioso amigo!

— ¡Te ayudaré! —Exclamó decidido.

— ¡Gracias! —Gritó eufórico, abrazando con fuerza una vez más a Luhan—. Te prometo que cumpliré mi palabra. Seré cuidadoso, cuidaré de su corazón y...

— Oye, oye —llamó algo conmovido por su nada disimulada emoción—. Yo voy a ayudarte, pero la decisión es completamente de Min y si él decidiera no...

— Lo sé —asintió—. Tengo miedo, lo admito. A pesar de eso, yo todavía quiero intentarlo con todo mi corazón. —Luhan asintió conforme y deseándole desde el fondo de su corazón, la mejor de las suertes al muchacho.

— Bien, escucha, a Min le gustan las personas directas. Un chico lindo que toma la iniciativa con él, ese es su punto débil. Tú ya tienes a tu favor esa cara bonita tuya, sólo tienes que ser más atrevido y el resto debería ser sumamente fácil —afirmó.

— De acuerdo, intentaré ser valiente.

— Genial. Conseguiré para ti oportunidades donde puedan estar solos y el resto dependerá de ti, ¿entendido? —Él asintió visiblemente asustado, pero más que decidido.

— De acuerdo y muchas gracias, sunbae —sonrió ampliamente.

— No agradezcas nada todavía. Esperemos a ver como resulta todo.

Él asintió, siguiendo obedientemente a Luhan cuando dijo que era hora de irse.

— ¡Luhan, Hyun Jae, estamos aquí!

Tan pronto esa voz se hizo escuchar y el propietario de la misma fue visible, Hyun Jae se puso rígido e inmóvil. Haciendo que Luhan se viera obligado a arrastrarlo hasta donde ellos estaban.

— Les llevó un poco más de tiempo con el club de soccer —comentó Sehun.

— Fue por lo del nombramiento a nuevo capitán —respondió vagamente Luhan—. ¿Qué tal el club de física? Es un poco inusual que se reúnan hoy.

— Era algo trivial, pero conoces al profesor Jin Woo.

— Ve-Veo que Kyun Min sun-sunbae también se quedó —balbuceó el menor de todos.

— Tenía algo que preguntarle a Sehun acerca de mis pequeños invitados —dijo risueño.

El pobre Hyun Jae apenas logró asentir y Luhan se dijo a sí mismo que había sido realmente tonto al no notar lo extraño en la interacción de esos dos. Es decir, Hyun Jae parecía un completo desastre al hablarle a Kyun Min. Pensando en ello recordó su promesa y vio ahí una gran oportunidad.

— Oh, ahora que lo mencionas —comenzó—. Le conté un poco a los chicos sobre el incidente en Deditos pintados, todos ofrecieron su ayuda si es necesaria y Hyun Jae... —palmeó el hombro del más joven—. Él se ofreció directamente a ayudarte, puesto que una vez llegues a casa tú te quedarás solo con los chicos.

— ¿De verdad?

— S-Sí, y-yo soy bueno con los niños. Cu-Cuido siempre de mis primos y hermana menor —respondió con algo de torpeza. Luhan lo había tomado por sorpresa completamente.

— Vaya, un chico lindo, atlético y bueno con los niños. Eso definitivamente tendrá a algunas chicas encantadas —bromeó.

— Ta-Tal vez, n-no sé mucho de chicas —admitió.

— ¿Nunca has tenido una novia o alguna chica que te guste? —Continuó Min.

— No, yo... Es... A mí en realidad me gustan los chicos —confesó.

Eso definitivamente fue algo que ninguno de los otros dos se esperaba. Discretamente, Sehun le dio a Luhan una mirada, solo para verlo encogerse de hombros aparentando tanta sorpresa como la contraria.

— Bueno, definitivamente yo no esperaba esto, pero es tan genial como el que te gusten las chicas —sonrió Kyun Min.

— Sí, como sea, yo debo llevara Luhan a casa. Ustedes vayan con cuidado, suerte con los chicos.

Luhan apenas tuvo una oportunidad para decir adiós, deseándole desde el fondo de su corazón suerte al chico que parecía estar a punto de vomitar, solo por el hecho de estar ahí de pie junto a su más grande crush.

— ¿Lo sabías? —Cuestionó sin mucho interés.

— N-No, yo también me acabo de enterar —mintió con demasiada obviedad.

Sin embargo, con la prisa que Sehun parecía tener...

¿Por qué diablos le importaría el amigo de Luhan y su obvio interés por Kyun Min?

Su tiempo junto a él apenas consistió en llevarlo a casa y decir un rápido adiós antes de desaparecer. Luhan mentiría si no admitiera que estaba algo confundido, pero tendría que preguntar luego desde que él se había ido con tanta urgencia.

Él también tenía que apoyar a su madre con el cuidado de sus pequeños huéspedes y YiFan también estaba insoportable luego de que él apareciera con la herida en su labio. Por lo que, en realidad, no era tan malo que Sehun se hubiera ido.

— Estoy en...

— ¡Xiǎolù! —Chilló YanYan de la nada—. Gracias, muchísimas gracias. Eres el mejor hermano menor que pude tener.

— ¿Eh?

— YiFan casi se puso a llorar luego de hacer llorar a la pequeña princesa que nos visita. YanYan jiějiě lo tiene todo en video y está muy feliz —explicó entre risas Zhao.

— Te daré algo súper bueno el sábado como regalo de cumpleaños —prometió alegremente.

Luhan solamente tomó nota mental de no comentar nada sobre eso a YiFan si quería mantener su paz, adentrándose a la residencia para encontrarse con su adorable madre y cuñadas completamente acaparadas por sus tres pequeños visitantes.

Era también parte de su responsabilidad, por lo que gustosamente se unió a ellas. Aunque, mucho tenía que ver el pequeño Jeon Hyun que simplemente se había apurado a su encuentro, gritando mamá con mucha emoción.

No era fácil, los tres pequeños podían ser descritos como tranquilos, sin embargo, seguían siendo tres pequeños bebés y habría momentos en los que las cosas podrían salir de su control. Fue hasta las siete treinta y dos que finalmente dos de los pequeños cayeron rendidos y sus cuidadores los imitaron.

Jeon Hyun parecía muy entretenido con su padre, por lo que ellos podían tener un respiro y Luhan no quería hacer más que ir a derrumbarse en su cama. Pesé a ello, marcado por la mala suerte, se encontró a si mismo haciendo yoga con su madre, quien lo había convencido con sus ojos de ciervo y expresión de niña pequeña.

Ella decía que nadie quería acompañarla, lo había mirado directamente con sus preciosos ojos triste e incluso hizo un pucherito al que Luhan no le pudo decir que no. Era simple, Luhan en realidad practicaba yoga por su cuenta desde que su psiquiatra se lo había sugerido.

Sin embargo, su cuerpo todavía resentía su aventura aquella noche en Hell. Haciendo que cada postura fuera una horrible tortura que estaba a punto de hacerlo llorar. Por otro lado, Zhao parecía estar viviendo el momento de su vida al hacerle fotos.

— Mira, mira, viene la postura del perro hacia abajo —soltó un risueño Zhao, seguido de un ataque de risa.

— Es adho mukha svanasana, mi amor —corrigió tranquilamente su mamá.

— Sí, eso —dijo distraídamente, continuando con su interminable sesión de fotos que seguramente terminarían como stikers de su chat familiar.

Luhan lo maldijo a él y a la postura que lo haría sentir mucha incomodidad. Se tragó el quejido de sus labios entre tanto intentaba mantener los brazos rectos a la altura de sus hombros y los pies con la anchura de sus caderas.

Juró que algo crujió en el instante que su cuerpo finalmente alcanzó la posición de una V invertida. Sus llorosos ojos miraron entre el espacio abierto de sus piernas a la odiosa figura de su hermano mayor, maldiciéndolo desde lo más profundo de su corazón.

— ¿Por qué no mejor te vas a jugar con tus feos muñequitos? —Masculló entre dientes.

— ¡¿Perdón?! —Exclamó ofendido—. Para tu información, niño sin cultura, esos no son muñequitos. Son invaluables piezas de colección que un día valdrán millones en el mercado y cuando eso pase, yo seré poseedor de una incalculable fortuna. Veremos entonces quien se burla de quien.

— Bueno, señor incalculable fortuna, hace como diez minutos papá le dio a tu sobrino la valiosa pieza de colección de Levi para que juagara con él.

Zhao se levantó de un saltó, corriendo escaleras arriba mientras gritaba histéricamente que no destrozaran semejante obra de arte. Luhan le dio una sonrisa algo torcida a la imagen invertida de su hermana mayor, haciendo su mejor esfuerzo por no derrumbarse en el suelo.

Zhao apareció segundos después lloriqueando sobre su obra de arte arruinada, una pequeña figura sin brazo en sus manos. Su padre lo seguía de cerca, cargando al pequeño Jeon Hyun mientras le prometía a Zhao comprarle un nuevo juguete.

Si Luhan no tuviera tanto dolor, tal vez se hubiera reído de su desgracia, pero no podía por mucho que quisiera. El timbre se escuchó por toda la casa, pero Luhan no podía pensar en otra cosa que no fuera que sus piernas y brazos temblaban dolorosamente.

— Sehun, hola.

Sus ojos se abrieron de golpe encontrándose inmediatamente con los orbes contrarios, parecía completamente confundido, como si hubiera pretendido decir algo antes de verlo ahí en esa extraña posición.

— ¿Qué mierda estás mirando? —Espetó un malhumorado YiFan.

— Mi amor, que pregunta más idiota, es obvio lo que él mira desde esa posición. Es todo lo que puede ver —respondió entre risitas LiXue.

Su rostro se volvió rojo, sus extremidades se dieron por vencidas finalmente y todo él besó el suelo con un sonido sordo. Acompañado de la risa casi maniaca y los aplausos de Zhao, seriamente Luhan se preguntaba algunas veces como era que fuera el mayor.

— ¡Xiǎolù! —Gritaron al unísono su madre y hermano mayor.

Solo Sehun corrió en su ayuda, logrando ponerlo en pie fácilmente. Luhan apenas murmuró un quedo gracias, planchando con sus manos las inexistentes arrugas de su ropa.

— Entonces... ¿Qué hacías ahí en el suelo imitando a la niña del exorcista? —Cuestionó Jung Sun.

— Es obvio que ellos hacían yoga —respondió groseramente YiFan.

— ¡Querido sobrino! —Gritó con exagerada alegría—. Que bien te ves, la paternidad te queda increíble.

Por primera vez, él no replicó al comentario ajeno. Sonriendo a cambio mientras acurrucaba un poco más cerca en su pecho a la pequeña Eun Ji. Jung Sun también pareció suspirar aliviado de haber logrado hacerlo callar y volvió toda su atención a la joven pareja.

— ¿Tienes planes para mañana en la noche? —Preguntó seriamente, tanto, que Jung Sun realmente quería reírse.

— ¿No fuiste tú quién dijo que no hiciera planes para ese día? —Habló completamente desconcertado.

Jung Sun casi se echó a reír con fuerza tras escuchar la respuesta de su adorable yerno. Sin embargo, la mirada homicida que se clavó en él, lo persuadió de no hacerlo.

— De acuerdo entonces, te recogeré mañana a eso de las siete.

— Todavía no me has dicho a donde iremos —comentó curioso.

— Es una sorpresa, te daré tu obsequió de cumpleaños, por lo que tienes que esperar hasta mañana —anunció con orgullo.

— Mañana no es mi cumpleaños.

— Lo sé, esperaremos hasta la media noche juntos —respondió felizmente.

Un suave y cálido cosquilleo recorrió a Luhan, entre tanto la frase: "eso no es necesario", quería escapar de sus mentirosos labios, intentando encubrir la emocionante anticipación del evento que se avecinaba.

— ¿Por qué demonios quieres que pase la noche contigo solo por un simple obsequio? —Espetó YiFan.

— Por la misma razón por la cual LiXue jiějiě está embarazada ahora —soltó con malicia YanYan. YIFan inmediatamente pasó de blanco a rojo.

— ¡No es eso! —Gritó rápidamente Sehun, antes de recibir esa mirada de parte de su suegro.

Bien, en el fondo si admitía que él como que esperaba que eso si pasara, aun así, no estaba admitiéndolo abiertamente frente a sus suegros. Todavía si la mirada de ciervo de Luhan le dejara en claro que eso no se lo creería nadie.

— ¿Eso que tiene que ver con lo del obsequio? —Preguntó la voz infantil del pequeño que hasta ese momento se había mantenido en silencio a un costado de Jung Sun.

YanYan los vio observar al niño con completo horror, volviéndose en su dirección con completo reproche apenas un segundo después. Ella solamente atinó a rodar los ojos y bufar fastidiada.

— ¿Por qué me miran así? ¿No se supone que ustedes son los expertos en ese tema? Incluso les dieron una clase a esos dos.

— ¡No hables de eso! —Gritaron ambos.

— T-Tú debes ser el pequeño DongHo —habló la adorable señora Wu para desviar el tema—. Encantada de conocerte.

— Igualmente —murmuró, ocultándose solo un poco tras Jung Sun.

— ¿Qué clase de patética respuesta es esa? Saluda correctamente —reprendió Sehun, recibiendo una fea mirada del menor.

— Oigan, creo que ya rompieron a YiFan g“ —comentó Zhao.

— Genial, ahora puede hacer juego con tu muñeco de Levi —se burló.

— Eres cruel —farfulló.

— ¡Mamá! —Exclamó el pequeño en los brazos de su padre.

Removiéndose inquieto y estirando sus pequeñas manos en dirección a Luhan. Esa era una de las principales razones por las cuales su padre lo llevaba lejos a jugar, el niño no parecía querer despegarse de Luhan una vez lo veía.

Hubo reacciones variadas, Zhao y YanYan soltaron una carcajada directamente. Su madre y cuñada observaron al pequeño con ternura, YiFan puso una mueca aún más fea, mientras DongHo y Sehun directamente permanecieron inmutables.

Jung Sun por otro lado, llevó sus manos a su boca, mirando con incredulidad al pequeño niño y posteriormente a la joven pareja, mostrando una cara tan dramática a la cual solo le faltaban las lágrimas para realmente ganarse un premio a mejor actor.

— ¿Soy abuelo? —Inquirió con exagerada y falsa emoción.

— ¡No! —Gritaron ambos chicos y YiFan.

— ¿Cuándo planeabas decírmelo, Sehun? ¿Cuándo mi nieto fuese mayor de edad? —Continuó su drama.

— Joder, eres un idiota molesto, tan sólo cállate —ordenó irritado.

— ¡Ven, amado nieto mío! ¡Ven a los brazos de tu abuelo!

— Es demasiado lindo, es obvio que no es de él y seguro por eso no lo mencionó —dijo malicioso el pequeño DongHo.

— Eso te encantaría, ¿verdad, pequeña rata? —Masculló sin pensar.

El rostro de Luhan enrojeció y lo pellizcó a modo de reprimenda. Él más alto apenas se quejó, poniendo una expresión de cachorro para ser disculpado por su desliz. La infantil risa del menor llenó la habitación, cuando el hombre lo alzó alto una vez su consuegro lo entregó a sus brazos, obteniendo toda la atención.

— Debería darte vergüenza esconderme a mi nieto —reprochó.

— Eres un idiota —bufó Sehun.

— Bueno, queridos consuegros, en vista de esta inesperada pero hermosa sorpresa... Es mi deber decirles que es necesario comenzar los preparativos para la boda. Mi nieto tiene que tener la familia que se merece —anunció.

— Tú...

— ¡Sobre mi cadáver! —Exclamó YiFan, reaccionando por fin e interrumpiendo a Sehun.

— Querido sobrino, pero si ya habíamos llegado a un acuerdo con tus padres —señaló con un puchero.

— Es verdad, toda la familia acordó que sería una hermosa boda tradicional china —agregó maliciosa YanYan.

— Eso, también acordamos que habría un caballo para Sehun y lo que dijeron era un palanquín para Luhan —añadió el hombre.

— Xiǎolù también llevara el velo de seda de mamá —habló Zhao.

YiFan palideció, volviéndose en dirección a su padre en busca de un indicio de que todo fuera mentira. Sin embargo, el hombre asintió solemne, motivado únicamente por el profundo deseo de molestar.

— Oigan, paren por favor —pidió LiXue—. Él tiene que estar vivo para cuando nuestro bebé nazca.

Aquellos tres se rieron a carcajadas, siendo el señor Wu el único en mostrarle a su nuera una genuina expresión apenada por unirse a las tonterías de esos tres amantes de caos.

— Como dije antes, ustedes son detestable. —Sehun resopló—. Vámonos de una vez antes de que me saquen de quicio.

— ¿Se van? ¿No quieren quedarse a cenar? —Intervino la adorable señora Wu, hasta ese momento ella había estado divirtiéndose mucho y por eso simplemente observaba en silencio.

— Mi querida Fang Yin, créeme cuando te digo que nos encantaría, realmente nos encantaría. Lamentablemente, Jessica hizo la cena hoy y estaba realmente emocionada, así que... Aunque probablemente terminaré en urgencias, es mi deber presentarme a esa cena ya que es mi mayor orgullo poder hacerla sonreír —respondió con determinación.

— ¿Y por qué nosotros debemos ir también? —Inquirió inconforme DongHo.

— Porque no voy a caer solo —sentenció—. Así que todos iremos a casa, cenaremos lo que ella preparó con mucho esfuerzo y diremos que estaba delicioso.

— ¿Quieres que mintamos?

— Exactamente, Sehun. Ahora, dile adiós a mi adorable yerno y vamos a casa —indicó, tomando al pequeño a su lado de la mano para arrastrarlo fuera mientras el niño se quejaba—. Un placer saludarlos.

— Ese tipo está muy loco —comentó Zhao risueño.

— Sí, como sea. Me iré ahora, nene —habló Sehun—. Te veré mañana a las siete.

— ¿No querrás decir que nos veremos mañana en clases?

— Nop. No tengo tiempo de ir mañana.

— Pero...

— Okay, hasta mañana —interrumpió, obsequiándole un rápido beso en los labios para luego salir de ahí a toda prisa.

Luhan ni siquiera tuvo tiempo de dejar salir el quedo adiós en la punta de su lengua, torpemente tocó sus labios con la punta de sus dedos, solamente para sonrojarse tontamente como cuando habían comenzado a salir y no estaba acostumbrado a ello.

— Xiǎolù, tú no vas a ir mañana a ningún lado con ese tipo, ¿verdad? —Interrogó YiFan con una expresión lamentable.

— Tengo tarea, me voy —murmuró distraído.

— ¡Luhan! —Chilló dramáticamente mientras Zhao y YanYan se echaban a reír con ganas.


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