Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eternos Enemigos por kurerublume

[Reviews - 85]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Por fin, ayer no podía parar de escribir este cap, me quedó un poco más largo que los últimos que he subido :). Se acerca la guerra buajaja.

 

Espero les guste.

CAPÍTULO XVIII: Antes de la batalla

 

—Zarek —acabamos de tener otra sesión de sexo, este sátiro es tan insaciable—, iré a darme una ducha —acaricio la mano que tiene sobre mi cintura. Solo escucho cómo suspira y me libera de su agarre.

 

Con mucho cuidado me pongo de pie, la espalda y la cadera me duelen bastante. Zarek siempre ha sido así, tan brusco cuando lo hacemos. No me molesta, pero después de 4 años de tener este tipo de relación, esperaba algo más de su parte.

 

La palabra «puta exclusiva» que este Domitius me dijo hace unos días no deja de calar fuerte en mi cabeza. Soy eso, decidí serlo por… ¿por qué? Ahora la razón ni siquiera la recuerdo, pero estoy más que consciente del por qué dejaré de serlo.

 

Dejando a un lado mi egoísmo y mi necesidad de saberme querido por él, la razón es bastante obvia: tengo que regresar a Caesonia para terminar con esto. Los únicos que sabemos la verdadera razón de todo esto, bueno, éramos cinco, ahora solo somos tres, incluyendo al Rey.

 

Estoy dispuesto a ser utilizado con tal de dar fe de lo que ese desgraciado ha hecho. Quizás si demuestro ser honesto, me crean cuando les diga del asesinato que cometió ese infeliz, ese maldito.

 

—Soterios, ya sal de una vez —me sobresalto al saber que me está esperando afuera. Con algo de pesadez me apresuro y salgo para encontrármelo de frente—. ¿Por qué tardaste tanto? —me pregunta como si hubiera hecho algo malo, por lo que frunzo el ceño.

 

—Me estaba aseando —contesto escueto y sin ganas de conversar con él.

 

—Estás pensando en algo, ¿qué es?

 

—En nada. Quiero comer algo —me dirijo a la cocina que tenemos en este sótano—. Deja de mirarme así —le pido amablemente cuando siento su mirada penetrarme sin sutileza.

 

—Tienes algo y no me quieres decir. Desde que llegó ese humano te has comportado extraño, ¿qué te dijo?

 

—Nada importante, solo su nombre.

 

—¿Te gustó? ¿Quieres tirártelo? —a pesar de que su voz suena “divertida”, sé que está molesto… y eso me molesta más. ¿Cómo se atreve a preguntarme eso cuando yo…? Si yo solo pienso en…

 

—Sí, sí, justo eso, Zarek, eres tan perspicaz —tomo una fruta y decido comerla lejos de aquí, lejos de él—. ¿Qué te pasa? —me descoloca que se haya impuesto frente a mí y que no me deje pasar.

 

—¿No te doy suficiente sexo? —cruza los brazos, intentando demostrar su valía como sátiro macho. Yo solo ruedo los ojos.

 

—No es cantidad, Zarek —la verdad mis respuestas las digo más por picarle el orgullo que por otra cosa, que se enoje este idiota por algo tan estúpido—. Ahora déjame pasar que quiero acabar de comer, me estorbas.

 

—¡Bien! Ve a tirarte a ese bastardo si tanto lo deseas, Soterios. Ve y entrégale tu trasero a alguien más como una puta —de inmediato los dos nos quedamos estáticos—. Yo…

 

Me dijo «puta», jamás me había dicho algo así, tan despectivo.

 

Me muerdo mi labio inferior por el coraje y las palabras que me gustaría decirle en este momento. A pesar de que sabe que con él fue mi primera vez y que con nadie más lo he hecho. Sí, reconozco que hace años yo tenía una reputación muy baja y lastimera, pero jamás iba más allá de una mamada.

 

—Sí, soy bien puta, ¿no lo crees, Zarek? Solo los dioses saben cuántos penes han estado en mi boca… y cuántos por haber —me duele, me duele hablar así; me siento sucio, nuevamente sucio y ultrajado. Pero ya es suficiente y puedo aprovechar esta oportunidad para irme de aquí sin sentir la necesidad de regresar con él. Ni siquiera dice nada más por intentar enmendar lo que dijo.

 

No sé si reír o llorar por las palabras más crudas que han logrado hacer que me largue de aquí para hacer lo que debí haber hecho hace tanto tiempo. Pude haber salvado vidas, pero no.

 

Me fui de Caesonia por miedo, me quedé con Zarek por amor y ahora, regreso a ese lugar con determinación.

 

Revelaré la verdad por las buenas o por las malas. Basta de tanta negación, basta de esta guerra; ya tuve suficiente siendo egoísta.

 

 

                                                   ***

 

 

—Lucius —escucho cómo mi casi rubio amigo se acuesta a mi lado, es de noche y hay mucha quietud—, ¿te parece bien el plan de ataque? Quiero decir, es que yo siento que…

 

—Lo sé, algo precipitado y desesperado por terminar esto. Aunque supongo que igual es aprovechar la baja moral de las criaturas, así como el decremento en sus tropas —sigo viendo duda en su mirada, así que me incorporo de mi cama y le sirvo un poco de agua—. Estaremos bien, ya verás. Mañana todo terminará.

 

 

   -----------------------------

 

Antes de que el Sol salga, ya me encuentro poniéndome mi armadura, tomando mi espada para afilarla una última vez antes de la batalla. Mi escudo está descansando sobre mi cama.

 

—Hoy termina todo. Estaremos bien —me repito una y otra vez para salir de ahí y agruparme con las tropas de una buena vez. Aunque Dirius es el nuevo General, muchos me han dicho que me he vuelto como un pilar moral o algo así.

 

Siendo honesto, ando algo disperso en estos momentos. Mi padre no me recibió cuando fui a verlo, un guardia fue el que me dijo que en esos momentos estaba muy ocupado. Intento ser comprensivo, pero siento que en cualquier momento voy a explotar, a caer por mi cuenta por ser tan insistente en un amor que nunca he conocido.

 

—¿Lucius? ¿Todo en orden?

 

—Cornelius —sonrió apenas cuando lo veo a mi lado—, sí, sí, todo en orden. Veo que esta vez estarás de arquero.

 

—Soy bastante bueno en eso.

 

—No hace falta decirlo, todos lo saben. El Capitán de arquería te ha echado el ojo para suplantarlo —sonríe por mi comentario, pero no dura mucho.

 

—También me pusieron cuidando el muro por órdenes directas de Dirius.

 

Esa frase lleva oculto un gran «no quería, pero me obligaron»— Pues porque en serio eres buen arquero, no por otra cosa —palmeo su hombro en un intento de motivarlo, porque es más que obvio que Dirius ordenó eso porque no quiere que lastimen a Cornelius. La verdad, no comprendo muy bien la relación que tienen ellos.

 

—No me quieras ver la cara, Lucius. Ambos sabemos la verdad y no puedo hacer nada contra eso —exhalamos al mismo tiempo, algo resignados—. Oye —escucho su vocecita más tranquila al cabo de unos segundos de silencio—, cuídate mucho —me abraza fuertemente y regreso el gesto—. No podré cuidarle esta vez, General —algo se resquebraja en mí ante esas palabras. Es la primera vez que iré a batalla sin mis amigos más queridos.

 

—Ganaremos, por Domitius —digo seguro  y recibiendo al montón de lágrimas llamado Cornelius.

 

—Sí, por Domitius.

 

 

                                                     ***

 

 

—¡¿Pero qué carajos te pasa, hermano?! —me despierto abruptamente al escuchar a Bronte gritando.

 

—Te estoy diciendo que es tu culpa y de ese maldito humano que trajiste.

 

—¿Qué Soterios huyera? ¡Eso fue tu culpa! Deja  a Domitius fuera de esto.

 

—¡No! Todo se puso raro cuando ese humano llegó, estoy seguro que le dijo algo a Soterios y por eso huyó. Así que apártate y déjame conversar con él —escucho cómo hay un ligero azote en la puerta secreta.

 

—Ni se te ocurra tocarlo, lo vas a lastimar por culpa de tu ira. Yo hablaré con él, Zarek.

 

—Sí, claro —contesta en un tono sarcástico—, ¿qué le vas a prometer? ¿Una mamada? ¿La cogida de su vida? ¡No! Yo mismo le sacaré la información —vuelvo a escuchar golpes y una especie de forcejeo.

 

—¡Te dije que no!

 

—Zarek, maldito bastardo, nadie es tan estúpido como para interponerse en mi objetivo —un silencio abrumador es lo que me llena de miedo y con rapidez me levanto de la cama, comenzando a vestirme apenas y buscar algo con qué luchar—. Nadie a menos que… —me sobresalto al escuchar una risa algo macabra— no, por favor, no me digas que de verdad te gusta ese humano.

 

Volteo extrañado hacia la entrada, eso no puede ser cierto— Claro que no —responde Zarek rápidamente.

 

—Oh, pero si claro que sí. Qué patético eres, hermano. Los humanos son para cogérselos, no para quererlos.

 

—Eso no es lo que opinaba tu amigo, el conocido “Toro de Minos”, ¿no es así? —¿ellos eran amigos de ese minotauro? No puede ser, pero si esa criatura devoró a jóvenes humanos, ¿y ahora me dicen que él en realidad los quería? Imposible.

 

—¡No lo menciones! No lo llames por ese nombre tan despreciable, ese no era él. Jamás hubiera hecho todas esas barbaridades. Los humanos lo volvieron de esa manera, esos despreciables seres.

 

—Y aun así, te tirabas a uno todos los días quién sabe cuántas veces.

 

—¡Cállate! —la puerta se abre y entran esos dos sátiros peleando, escucho cómo sus pezuñas chocan en el piso. Zarek se ve más grande que Bronte y eso me preocupa un poco. No es que me importe ese maldito, pero al menos él no quiere sacarme información a golpes— Oh, mira, tu putita lleva escuchándonos un buen tiempo —dice entre ligeros jadeos por el esfuerzo que está haciendo—. Hasta agarró un “arma”, ¡qué valiente! —termina lanzando a Bronte a una pared, quien apenas se queja por el golpe, pero queda aturdido en el suelo.

 

—¡Aléjate! —le amenazo con toda la seguridad que tengo, pero no me obedece y hasta sonríe.

 

—Vamos a ver qué tan endeble es tu cuerpo —comenzamos a pelear, pero de inmediato me quita mi “arma” y me veo en la necesidad de usar mis puños, pero más que nada, de esquivar golpes y movimientos que pretenden enviarme al suelo para someterme—. Solo un poco más —dice con el labio sangrando, parece estar extasiado con todo esto.

 

—¡Que no! —Bronte apareció de la nada y golpeó a su hermano por atrás. Mandándolo de inmediato a la inconsciencia. Me alejo apenas lo suficiente para sentarme suavemente en la cama— ¿Estás bien? —Bronte se sienta junto a mí y comienza a acariciar mi cara— Te pegó muy fuerte —toca mi mejilla derecha y es cuando siento dolor, ni siquiera supe en qué momento me golpeó.

 

—Estoy bien —afirmo tranquilo.

 

—Discúlpalo, él no es así. Pero entre que saqué un tema delicado y que Soterios huyó, pues…

 

—Comprendo, pude escuchar toda la maldita conversación —respondo algo apenado por quedar como un entrometido, ya que detesto a las personas que son así.

 

—Estábamos gritando a unos cuantos metros de ti, era inevitable, supongo —procuro no mirar a Bronte, pero en un descuido veo que hay sangre por su nuca.

 

—Estás sangrando, Bronte —se talla su cara, pero no encuentra nada—. Aquí —toco debajo de su cabello para mostrarle que, en efecto, está sangrando por el golpe con la pared.

 

—Maldición, con razón me dolió —se levanta y va al baño, regresando con unas telas y un recipiente con agua—. Te voy a limpiar —dice una vez que moja la tela y la va acercando a mi rostro, es hasta que asiento con la cabeza que me comienza a quitar la sangre de la mejilla; es muy poca, de hecho, aquí el que tiene que ser atendido es él.

 

—Ya estoy bien, tú estás peor —exprimo la tela y se la entrego, pero como veo que se le dificulta limpiarse no me queda de otra que hacerlo por él—. No te muevas —le pido algo frustrado.

 

—Tienes que irte —dice al cabo de unos segundos—, mi hermano va a despertar pronto y volverá a ocurrir lo mismo. No te preocupes, yo mismo te guiaré hasta la zona neutral.

 

—¿Por qué harías algo así? —le cuestiono con verdadera curiosidad— Ambos sabemos que…

 

—Lo sé, pero es la opción correcta —acaricia mi mano que estaba curándole con delicadeza—. Vuelve con los tuyos, ya tuve suficiente de ti —frunzo el ceño por eso último, ¿se refiere a todos los problemas que le he causado?

 

—Bien —segundos más tarde, ya nos encontramos bajando unas escaleras de la torre, Bronte parece enojado y no sé por qué. Llegamos a un pasillo enorme y el sátiro jala de mi muñeca para que no me aleje.

 

Caminos y caminamos hasta que tomamos una desviación y poco después veo una puerta, Bronte la abre y de inmediato me veo en el bosque.

 

—No falta mucho —seguimos nuestro camino sin decir palabra alguna. Ahora que lo pienso, ¿de verdad puedo confiar en que me va a dejar “libre” o es una trampa?

 

—No jales tanto, idiota —le reclamo con algo de nerviosismo, pero da igual, francamente no creo que me quiera matar o habría dejado que Zarek lo hiciera.

 

Poco a poco comienzo a reconocer los árboles, como una especie de sendero. En definitiva vamos a Caesonia.

 

—Estoy seguro que ya sabes regresar desde aquí —siento cómo su agarre se suaviza para al final, dejarme libre—. No vuelvas más por aquí o a la próxima que nos veamos no tendré otra opción más que la obvia.

 

—¿Qué? ¿Darme la cogida de mi vida? —digo bromeando, pero no escucho nada de su parte, solo siento sus manos en mis hombros para acorralarme y estamparme contra un árbol— ¡Suéltame, maldito mentiroso! —lo sabía, sabía que me iba a hacer esto— ¡La vas a pagar! ¡Ahhh! —decido mirarlo directamente a los ojos, pero lejos de ver la mirada de un asesino, veo la de un puto pervertido. Está tocando sobre la tela.

 

—Sé que no puedo cogerte porque eres terco, pero te daré la mamada de tu vida —sin pudor alguno se arrodilla frente a mí y me deja desnudo de la cintura para abajo.

 

—¡Ahhh! —grito sorprendido por la fuerza con la que comienza a chuparme. No, no. Quiero correrme y apenas empezó— ¿Qué? —pregunto confundido al sentir sus manos acariciar y apretar mi trasero.

 

No quiero que continúe. Es demasiado.

 

 

Notas finales:

¿Les ha gustado el cap?

Actualizo ahora sí el próximo martes.

¡BESOS!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).